📍 21 de Junio de 2022 | Anaheim, Estados Unidos.
Abril P.O.V.:
Hice una lista de tareas. Una lista de tareas siempre me funcionaba porque tenía tantas cosas que hacer; era gracioso porque a veces la llenaba y la tachaba, mientras que otras solo la hacía para recordarme y solo tachaba una de las ocho que quería hacer.
¿Y cuál era mi prioridad número uno, no tachada?
Tirarme de mi balcón.
No mentira.
En realidad era ir a hacer el mercado, pero no quería salir de mi casa por nada del mundo.
Habían pasado al menos tres días desde el pequeño incidente. Antes que nada, si, Adriana me llamó convertida en demonio mientras Catalina la calmaba y comprendía la situación en que pasaba; luego pudimos bajar la demanda de entrevistas de mi regreso a la sociedad, justamente cuando me llegaron lls archivos de la sesión de fotos que hice en Brasil antes de venirme para este país.
Jugada inteligente, y de suerte, aunque no crea mucho en la suerte.
"Abril, te lo juro que si la vuelves a cagar, voy a ir a Anaheim a arrastrarte por la avenida principal para que sea peor la demanda", cito palabras de amenaza de mi hermana menor para que me salven, mientras estoy escondida entre uno de los suéteres de Adrián.
En otras noticias, sin rastros del pretendiente de Adriana (o no me quería contar nada, la pícara esa); Catalina siento que me oculta cosas porque anda de risita en risita e intento sacarle información con mi sobrina ya que es la única fiel en esta relación; y acerca de mi, pues...Ayer fui al fisioterapeuta, ¡yei!.
Bueno, no me han pasado muchas cosas ya que ni quiero revisar el teléfono o al menos hablar mucho con Patrick que me anda llamado a diestras y siniestras. Es mi amigo, pero no quiero hablar ahora del tema y menos contarle la cagada que hice.
Porque no hay otra palabra. La cagada.
Abrí mi despensa viendo que las gomitas rojas me hacían ojitos, pero la cerré ya que eso no terminaba de convencerme. ¿Quizás si pedía comida? Pero tenía que ver gente, y no quería bajar a la entrada de la residencia o iba a salir la gente chismosa.
¿Que iba a hacer? Dios dirá.
Mi teléfono volvió a sonar por décima vez en 5 horas, a lo que rodé los ojos, desbloqueando la llamada de mala gana.
—Diga.
—¿La señorita Abril Gutiérrez?—fruncí mi ceño, ya que nunca había escuchado esa voz en mi vida y miré de reojo que no era un número que tenía agregado. Miedo.
—Habla con ella.
—Le enviaron un pedido, quería confirmar su ubicación—respondió amablemente y detuve mi caminata, entre confundida y intrigada.
—Si no es tanta molestía, ¿se podría saber de quién mandó pedido?
—El individio pidió que mantuviera en anonimato, lo siento.
Solté un "bueh", para luego confirmarle la ubicación al chico que agradeció que le respondiera ya que no podían contactarme desde ayer a lo que apenadamente, mentí que estaba enferma y no podía contestar el teléfono.
Como les dije, nunca dejo de pasar pena.
Cambié mis shorts de vaga a un pantalón chandal azul que combinara con el suéter negro de mi hermano, arreglé mi cabello en una cola alta y me puse mis lentes de leer para disimular mis ojeras. Tomé una bocanada de aire para tener valentía y fuerza moral mientras el ascensor me llevaba a planta baja; pensaba, ¿qué me habían traído? Yo ni siquiera había hecho pedidos de algún producto para mi sala y menos, algún regalo para alguien. Si tenía que hacerlo, solo era Perse y podía hablar con Catalina que me ayudara en ello, ya que faltaba muy poco para su cumpleaños.
Las puertas metálicas se abrieron frente de mi, notando a un chico con uniforme que terminaba de hablar con vigilante, voltearon a verme y tragué grueso al ver la caja mediana en los brazos del chico.
—Soy yo, Abril—le sonreí apenada cuandl llegué a él y él me dió una sonrisa amable, pasandome la caja y luego la tablilla donde debía firmar.
Me impresioné un poco que no tenía que pagar nada, a lo que agradecí que se tomara la molestia de traermelo y me regresé a mi apartamento con cierta ansiedad de abrirlo.
La caja era bonita, con su color morado claro y arreglada, con un lazo blanco que me recordaba a ese accesorio que utilizaba en mi cabello cuando jugaba en las nacionales. Me colocaba un lazo de cinta blanca en mi moño para darme cierto tipo de estilo y me gustaba.
Me apresuré de llegar a mi casa y no importarme de que tiré la puerta, ya que al fin y al cabo estos apartamento eran de 3 apartamentos, solo habitabamos Shohei y yo.
Mis facciones cambiaron apenada al recordar de nuevo el suceso con el japones y de verdad, me quería disculpar con él, pero no sabía si hacerlo o no, ya que tenía la contraparte de explicarle mi lindo pasado que no era una fascinante historia para contarle a quien te está gustando. DIGO.
Jamás leyeron eso.
Desaté el nudo con cuidado, y dudé por unos segundos si abrir la caja o no. Porque claro, en este país todos tienen un tornillo suelto y puedo esperarme lo peor, pero al mismo tiempo, tenía cierta curiosidad de saber que había, y quien era que lo hizo, porque no todos los días a mi me mandan una cajita tan bonita como esta.
Ay ya Abril, abre la caja y ya.
Ya voy, intensa.
Subí suavemente la tapa y cuando ya faltaba poco de ver su contenido, una llamada interrumpió mi cometido a lo que vi con furia la pantalla que iluminaba el nombre de "Patrick". Ese coñoemadre no se cansa de verdad.
—¿Qué coño quieres?—contesté de una educada forma y escuché una risa del pelirrojo.
—Me encanta escuchar tu voz, ¿sabías?
—Patrick, al punto.
—Te extraño—dijo asi todo mariquito, a lo que rodé los ojos mientras una sonrisa surgía de mis labios. Yo también extrañaba a ese pelirrojo ladilla, pero si le digo eso se le sube el ego—Y sé que tú también a mi.
—Te voy a comprar una almohada en el Walmart, para que sigas soñando—repliqué, colocándolo en altavoz, mientras volvía a mi trabajo de abrir la caja—Ahora, ¿qué quieres?
—¿Nadie puede llamarte solo para saludar?
—Según Adriana, no.
—No metas a Adrián chiquito en esta ecuación, Abril.
Me reí entre dientes, quitándo la tensión de mi cuerpo—Juraste.
Removí la tapa y las defensas se me bajaron al ver lo que estaba frente a mis ojos, no pude evitar llevar una mano a mi boca mientras tomaba el pequeño peluche en una de mis manos.
—¿Abril, me estás escuchando?
—Cállate solo un minuto, solo uno—pedí con la voz desestabilizada, entre la emoción y la firmeza, mientras veía el peluche entre mis manos.
Un osito de peluche que tiene un trajecito de Ferrari.
¡Trajecito de Ferrari!
Sentía que mi niña interior volvía a salir a la luz, cumpliendo una pequeña fantasía de tener uno de esos famosos teddy bears que aparecían en la películas americanas y eran tan imposibles para mi, cuando era pequeña.
Lo mantuve en mis brazos mientras seguía revisando la caja que solo tenía papel para decorar y una pequeña tarjeta que la desdoblé.
—¿Abril me vas a parar bolas?
—¡No! ¡Cállate!—grité con una sonrisa gigante en mi cara, mientras mi corazón ulalaba de felicidad y desdoblaba la carta.
—¿Por qué te escucho feliz? ¿El novio?
—¿Que novio, muchacho pendejo? Me enviaron un detalle.
Me molestó con un "ayy vale", queriendo que el pelirrojo estuviera aqui para agarrarlo a coñazos, para que dejara su vaina. Regresé mi concentración a mi objetivo y casi me iba a desmayar al ver lo que decía.
"Lo mencionaste con tanta emoción, que me recordó esto a ti cuando lo vi. -S.O."
—¿Abriiiiil? ¡Abril! ¡¿Abril!?—exclamó Patrick buscando mi atención, y aún más pasar saber para quien había sido el valiente de hacer este movimiento arriesgado—¿Quien te mando eso?
—Sin comentarios—fue lo único que pudo salir de mi boca, sin aire y con una sonrisa gigante en mi boca.
Ni sabía que opinar, ni sabía que hacer o al menos reaccionar. No es que nunca me hayan regalado algo, pero esto es tan simple y tan...detallista, que puso a mis piernas temblar y mi corazón rugir como un león. Y eso que intentaba duramente en ser fuerte y hacer como si no me gustaba.
—Bah, babosa. ¿Quien te lo mandó? O ¿tengo que buscar mis contactos?
—No vas a saber, gafo. Ni siquiera sabes quien es.
—¿Fue Shohei?
Volteé al teléfono como la niña del exorcista, escuchando mi cuello tronar—¿Qué dijiste?
—Nada, un comentario.
—Patrick...—advertí, esperando que ese idiota no vino a llamarme solo por eso.
—Uy, se me está acabando la bateria, te llamo luego del juego, si es que estoy despierto. ¡Byeee!.
—Patrick, ¡Patrick!—grité a lo último, viendo como trancó e insulté por lo bajo, negando con mi cabeza por ese ser tan fastidioso. Verdaderamente no sé como él y mi hermano son amigos, pero luego se me pasa porque él es la voz de la razón al lado de mi hermano.
Lo sé, es un chiste, pero es anécdota.
Miré de nuevo la tarjeta blanca con la inscripción, y mi sonrisa volvió a mi rostro, leyendo otra vez las palabras como una pendeja, porque si, eso soy.
Agarré el osito bajo de mi brazo, y lo puse al lado mi teléfono, mientras mi impulsaba con mis brazos para sentarme en el mesón. Agarré mi teléfono, metiendo cuidadosamente los simbolos y solté un suspiro nervioso, mientras veía el chat abierto enfrente de mis ojos.
¿Cómo se empezaba esto?
Rayos, había pérdido la práctica.
¿Quizás, la foto del osito?, ¿Un gracias?, ¿Un "hola"?...
Tomé aire, y me salté a la deriva, esperando de todo cuando cayera al vacío.
📍21 de Junio de 2022.
📱 Abril's Phone.
💬 iMenssage.
SHOHEI
last connection 3:37 p.m.
Gracias, Sho.
Y, si no es tanta molestía, ¿podemos hablar más tarde?
send 4:03 p.m.
seen 4:07 p.m.
texting...
Claro que si
✒️ Nota del Autor:
Ese nombre de contacto va evolucionar, yo sé, tengo fe.
Además, ¿nombres para el osito, la bendi?
Espero que les haya gustado mucho esta doble actualización y feliz navidad para todos ❤
All the love
-La Chama.