12 | Mentiras Piadosas.
Brooke Porter.
—Vinimos a ayudarte, Brooke.
Shoupe está sentado a metros de la camilla mientras que Harry nos mira atento desde el otro lado de la cama, agarrándome la mano. No se fue en ningún momento desde que autorizaron las visitas y me siento más acompañada que nunca. De lo último que tengo ganas es sobre lo que pasó, porque de pensarlo solo me soy cuenta del tiempo que estoy perdiendo.
—¿Qué pasó en tu casa? ¿Viste a alguien dispararte?
Al parecer, Harry ya les contó todo lo que les estoy por decir, pero necesitan los testimonios para poder avanzar en algo. Accedieron a que mi hermano esté presente con la condición de que no hable en toda la entrevista, así que está callado como nunca. Y ni si quiera me mira para "no influir" en mis respuestas.
—Salí con Harry, y no sentimos nada hasta el disparo.
Anota mi respuesta en su cuaderno y me vuelve a mirar, poco convencido de lo que le respondo —¿Y qué me decis de los golpes del abdomen? Hace mucho no veo algo así. Te debe doler mucho.
—No son nada, te dije que no sé hace veinte minutos.
Chasquea la lengua y cierra la libreta enseguida –Cuando tengas ganas de hablar, hablamos.
Se levanta, le dice algo por lo bajo a mi hermano y deja la habitación nuevamente. Se siente horrible ni si quiera intentar hablar de lo que me está pasando porque no tengo fuerzas para hacerlo. Me duele el corazón de una manera inexplicable, y cada vez que recuerdo lo que pasó me dan ganas de explotar en un llanto desgarrador. Descubrí que las personas que uno más cree conocer al final son las que más te pueden sorprender.
Harry se acerca a la punta de la camilla y apoya una mano en mi pierna sobre la sábana. Me mira apretando los labios sin saber qué decir. Harry no es la persona que más sabe hablar en situaciones así pero sabe acompañar, es sigiloso y más respetuoso que nadie.
—Brooke, no vas a poder mentirle a nadie más por mucho tiempo.
Lo miro en silencio. No hay mucho pata decir o responderle. No tengo el valor para decirlo en voz alta y me creo incapaz de estarlo. Me duele tanto lo que pasó que intento creer que fue todo parte de un sueño horrible. Odio esta situación. Todo escala de mal a peor y no puedo hacer nafa al respecto.
—No miento —digo sin mirarlo a los ojos, sin decir la verdad.
Chasquea la lengua, poco feliz con mi respuesta —No tenes que mentirme a mi, Brooke. No sientas que tenes que ocultarme las cosas. Ya sé qué pasó y me doy cuenta, pero necesito escucharlo de vos.
Me ds vergüenza. Me da vergüenza darme cuenta de que no hay forma de evitar lo que estoy viviendo, sobretodo porque Harry es la persona más difícil de engañar. Me cuesta horrores pensarlo, y mucho más decirlo.
Miro mis manos nerviosas sobre la sábana del Hospital y levanto la cabeza. El castaño me mira en silencio, esperando la confesión que necesita para terminar de creer en todo lo que está pasando. Los dos sabemos perfectamente todo, pero siempre es más fácil engañarnos.
—Fue papá —hablo por fin, con la voz quebrada y al borde del llanto—. Estaba enojado conmigo y pasó lo que pasó. Ni si quiera sé en qué momento sacó la pistola de la mochila y...
Antes de darme cuenta me encuentro temblando y con las mejillas mojadas por las lagrimas. Harry se sienta y me abraza enseguida, y me escondo en su pecho porque es el único lugar seguro ahora mismo.
El dolor del disparo no es tan intenso como el que tengo en el corazón.
—Perdón por haberte dejado, B. Te dejé sola y no estuve con vos —murmura sin soltarme—. Me odio por eso.
Suelta un suspiro y de a poco se reincorpora, acomodándose al lado mío todavía sentado. Se le nota en los ojos que el cansancio le está ganando y me doy cuenta de que necesita dormir un poco, pero sé que no lo va a hacer. Con mamá desaparecida y yo recién salida de cirugía es imposible tenerlo alejado, no va a despegarse de mi. Ahora los dos sabemos que no tenemos más aún a nosotros para salir de esta situación, y que somos los únicos en los que podemos confiar.
—B, no puedo ni si quiera imaginarme a papá... Dios, él está acá, y vino hasta con Rafe. No pueo creer que sea tan hijo de puta.
Niega con la cabeza enojado, y yo solo pienso en las pocas ganas de verlo que tengo. No voy a pensar de forma tierna en él como antes.
Sus manos ya no son suaves, sus palabras ya no son dulces, sus miradas ya no son confortantes, sus brazos ya no son seguros, sus palabras ya no son amables.
Papá ya no es amable. Papá ya no es papá. Papá es James Porter. Y deseo con todas mis ganas eliminar su apellido de mi nombre, no merece apropiarse de eso.
—Lo odio, Harry, lo odio con todo lo que tengo —rompo el silencio de nuevo—. Pero no podemos encerrarlo en la cárcel, no ahora al menos. Sofia debe tener los papeles, ¿No? Los necesitamos. Tengo que verla, y cuidar eso como si fuera oro.
Se queda callado unos segundos, luego se acerca levemente a mi rostro y susurra —No te dieron el alta, pero te voy a sacar lo antes posible. James nos tiene en la mira y no quiero ser el próximo.
Harry no puede tener más razón. No podemos perder tiempo. Mucho menos ahora. Me duele la cabeza de tanto pensar en esto. Siento que de a poco me maga la incertidumbre, y me parece peor que tener miedo. Estar perdida y sin rumbo me hace sentir inútil, y en estos momentos, más todavía. Me siento como una carga y me molesta muchísimo la sensación de estar insegurs en cualquier lado. De a poco empiezo a sentir dolores que ruego para que duren mucho. Sé que todo es temporal pero de igual manera es horrible tener que vivirlo.
—Y necesitamos encontrar a Sofia. Ella tiene los papeles —agrega.
—¿Cómo están todos? ¿Qué hora es?
Harry está a punto de responder cuando un griterío empieza a escucharse en el otro lado de la puerta. Me mira asustado y sale rápidamente de la habitación, dejando la piedra abierta a su paso.
Se siente irreal ver el motivo de los gritos.
Por el marco veo a JJ encima de James, pegándole en la cara mientras que el otro hace lo posible para sacárselo de encima pero es en vano. El rubio le grita enfurecido, Harry se mete enseguida para intentar separarlos mientras que el resto de pogues se encargan de que Rafe no se meta en la pelea. Las enfermeras al paso corren a llamar a Shoupe, y una de ellas cierra la puerta para que no pueda ver, pero por un segundo logro hacer contacto visual con JJ. Y aunque cierre la puerta, lo escucho gritarle a papá;
—¡Es tu hija! ¡A tu propia hija le hiciste todo esto! ¡Ella nunca te hubiera hecho algo así!
Puedo sentir la rabia que tiene JJ por todo, pero me intriga terriblemente el motivo que lo hizo explotar. Algo tuvo que haberse enterado. Pero siendo él, reconozco que no necesita muchos motivos para hacer las cosas. Es cuestión de tiempo para que todo empeore. Parece mentira que las cosas siempre tengan que salir tan mal. Igual no puedo dejar de pensar en lo que se le viene por meterse en otro problema otra vez. Tiene un imán para las desgracias.
[BAD IDEA; TAYSCULTURE]
—¡Brooke! Despertate, nos tenemos que ir.
—¿No se despierta?
—No, debe estar anestesiada todavía.
—Tenemos que llevarla.
—¿Y cómo pretendes eso? Dios, no sé por qué carajos JJ y John B no podían venir.
—Kiara, no es el punto.
—¡Da lo mismo, Pope! ¡Apenas vamos a poder moverla!
—¡Brooke! ¡No tenemos tiempo!
La última vez que tuve que escapar porque estaba bajo amenazaba fue en la mañana, cuando me dispararon, y ahora, horas después, se repite la historia, solo que estoy recién operada y con mucha fuerza menos. Estoy corriendo renga por los pasillos con una bata de hospital casi transparente, mientras tengo un brazo sobre los hombros de mi amiga para poder sostenerme mejor.
—¡No puedo sola, Pope!
No lograron explicarme lo que pasa. Kie entró a la madrugada a la habitación cuando no había nadie cerca, me dijo que estoy en peligro y que me tenía que ir cuanto antes, así que vinieron a sacarme por su cuenta. Quizás es solo cosa mía, pero puedo jurar que siento como si la herida se fuera abriendo de apoco y rompiendo los puntos, veo las estrellas del dolor con cada mínimo movimiento.
Pope está corriendo adelante nuestro y se vuelve a nosotras cuando escucha a Kiara. Abre los ojos como platos y se queda en su lugar, muestro de la vergüenza.
—¡No te quedes ahí! —Kie le grita, sin dejar de moverse— ¡No tenemos toda la noche! ¡Está helado afuera!
—¡Todos pueden verla desnuda, Kiara!
No era algo que me genere pudor, pero que lo haga incómodo me hace dar vergüenza. Pope no tarda en sacarse el buzo y ponerlo como puede, para pasar mi brazo libre por su hombro y ayudarme a llegar más rápido a la salida. En el camino, esquivamos enfermeras y algunos doctores que claramente se dan cuenta de que estamos escapando, pero no logran hacernos retroceder en absoluto. No entiendo lo que pasa, pero es evidente que estamos escapando de algo o alguien.
Puedo deducir de quién.
Estamos a metros de la puerta, cuando dejo salir un grito por el dolor —¡Dios! ¡Me duele mucho! ¡No puedo más! ¡Por favor no sigamos más, me duele!
—Brooke, no te vamos a dejar —insiste Pope, agitado por el recorrido—. Tu hermano nos va a matar si te dejamos acá, espero sepas eso.
—Vamos a cuidarte mejor nosotros, B.
Hago un esfuerzo en aguantarme el llanto en el poco camino que nos queda, y hasta siento un alivio cuando veo a Sarah abriendo la puerta de Twinkie. La rubia está con un vestido blanco corto y un peinado floral. Empiezo a sospechar que era otro de los eventos de la inmobiliaria o algo así.
—Hey, B, no te ibas a librar por mucho tiempo de los Cameron —dice sarcástica con una sonrisa—. Rápido, antes que se den cuenta. Harry nos espera.
Frunzo el entrecejo —¿Qué está pasando? ¿Dónde está Harry? ¿JJ y Johnny?
Kiara se sube primero a la parte trasera de la camioneta, y con ayuda de Sarah y Pope me puedo subir yo también.
—Larga historia —rápidamente responde el pogue—. En el camino te contamos. Por ahora te necesitamos sana y salva.
Me ayudan a sentarme en una de las butacas y suelto un suspiro. Kiara se sienta al lado mío y Pope va directo al asiento de copiloto, apurandose para salir del hospital. A medida que Sarah acelera, empiezo a regular mi respiración. Tengo el cuerpo frío y estoy mojada es transpiración. La bata del Hospital empieza a ser terriblemente calurosa y el buzo prestado se siente pesado sobre mi cuerpo.
—B, ¿Estás bien?
Levanto la cabeza y asiento, apoyándola en el respaldo mientras hago presión en el abdomen —Estoy como puedo. Ni si quiera me voy a mirar, sé que se soltaron los puntos. Está cubierto con un bendaje.
Kie mira con un poco de disgusto, no es la indicada para estas cosas. Respira hondo y con poca seguridad, habla —¿Me dejas ver? Necesito que te levantes la bata.
—¿Y si está abierto? —cuestiono la posibilidad más cerca a la realidad. Siento la piel abierta, ya no tengo anestesia. Quizás volver al hospital no es mala idea.
Pope se asoma entre los dos asientos, escuchando claramente la conversación —Si, Kie ¿y si está abierto? No la toques, si se infecta va a ser culpa tuya.
La morocha pone los ojos en blanco —Pope, si está abierto, hay que ir corriendo a que le unan los puntos.
—No vamos a volver —aclara Sarah directamente—. Ward y James piensan que Brooke está en el hospital y acabamos de sacarla. Vamos a esperar a llegar a la casa de JJ.
Me dan hasta nauseas de sólo pensarlo. Ni si quiera tienen una idea de enfermería para intentar ayudarme. Esto va a ser un desastre.
[BAD IDEA; TAYSCULTURE]
Una de las cosas que me caracterizan es la mala suerte que tengo para todo, pero por alguna razón esta noche Dios me tuvo piedad y al final mi herida estaba apenas lastimada, nada que un poco de antiséptico no pueda solucionar.
—B, ¿Puedo pasar? Kiara te trajo ropa.
La habitación de JJ es exactamente la misma desde la última vez que vine. Es de color azul y tiene demasiados posters en todos lados, muchos para el gusto de cualquiera. Insistió en que tengo que quedarme ahí y no dormir en el sillón como otras veces, y accedí porque el cansancio me hace el cuerpo casi inútil. Deben ser más de las dos de la mañana y todavía no pude conciliar el sueño, así que escuchar su voz, incluso si no es por algo muy entretenido, me hace sentir mejor.
Lo dejo pasar y entra con un poco de timidez, y una pila chiquita de ropa en las manos. Ver una remera es como un lujo, porque esta bata de hospital además de ser transparente, es incómoda y horrible.
—¿Te sentís mejor? Estamos todos despiertos menos Sarah y John B. Se fueron hace un rato.
Se sienta en la punta de la cama y me mira, dejando la ropa a un lado. Me gusta verlo cuando todo parece empeorar segundo a segundo porque su compañía es como un mimo. Me gusta pasar tiempo con él, lamento que sea en una situación de mierda.
—Mejor, pero estoy incómoda con esto —respondo señalando la bata de hospital—. Deberían buscar mejores outfits.
Logro sacarle una sonrisa con mi sarcasmo y me siento satisfecha por eso. También me gusta hacer reír a JJ. Me gusta todo lo que tenga que ver con él.
—Estás de buen humor, me alegro —dice con una sonrisa.
—Me río para no llorar —replico.
Es tan difícil no hablar de lo que pasó. Ignorar el beso es inmaduro, y no tengo ganas de pretender que nunca pasó. Quiero repetirlo miles de veces y hacerlo con total naturalidad. Es hasta incómodo saber que hay algo de lo que hablar pero no decirlo. Incluso sin mencionar el beso, hay algo innegable: están pasando cosas entre nosotros, no necesariamente románticas. Me confunde mucho su actitud tan bipolar. No lo entiendo.
Se saca la gorra y se levanta de la cama, chocando sus brazos con el costado de su cuerpo —Bien, te dejo para que te cambies. Vengo en un rato, no me extrañes.
Mientras se dirige a la puerta, me levanto de la cama e intento sacarme la bata, pero suelto un quejido en cuando me muevo un poco. Dios, se siente que quema por dentro, es horrible.
Me pongo derecha de nuevo y JJ se da vuelta enseguida. Traga saliva y después de dudarlo en unos segundos de silencio me habla; —¿Te ayudo?
El mundo se detiene cuando suelta la pregunta. Se me eriza la piel y la mísera idea de él sacándome la ropa me conmueve. No sé si soy lo suficientemente fuerte como para que la primera vez que me vea desnuda sea con un agujero en el abdomen, o con los incontables moretones que me hacen retorcer de dolor.
—¿Qué?
—Que si te ayudo, B —sostiene con un tono seguro—. Te quiero ayudar.
Asiento suavemente con la cabeza. Deja la gorra en el suelo y se acerca con pasos chiquitos hasta llegar a mi. Un brillo único destella en sus ojos y me dan ganas de perderme en ellos, son tan celestes como el cielo y tan hermosos como el mar. Apoya sus manos en uno de los cordones del costado para desatar el nudo que une la tela. Me estremezco cuando lo deshace. No me importa que me vea desnuda, pero el estar tan lastimada me hace sentir una bolsa de mierda. Le pongo una mano para detenerlo y suelta enseguida.
Me río nerviosa y corro la mirada —Perdón, es que...
—No, no pasa nada –me interrumpe—. Me puedo ir si queres y puedo llamar a Kiara.
—Es que quiero que te quedes —afirmo—. Pero, no sé, no quiero que tu primera impresión de mí sea esta.
Apreta los labios y ladea la cabeza. Sé exactamente lo que piensa —B, no voy a cambiar la idea que tengo de vos por esto. Lo hago porque te quiero ayudar, ¿si? Igual puedo decirle a alguien más que venga.
–No, no, está bien. Quedate. Quiero que me ayudes.
Mira el nudo deshecho y me mira de reojo con la cabeza un poco agachada —¿Puedo?
Trago saliva. Me siento tan expuesta que tengo una sensación revolucionaria en el estómago –Sí.
Asiente con la cabeza y vuelve a lo suyo. Sube los brazos y abre la bata por fin, exponiendo todo mi torso desnudo. Me dan ganas de llorar cuando veo por primera vez mi abdomen todo marcado. Está destrozado a golpes y tiene en la parte baja una venda, donde se esconde la reciente cicatriz. JJ termina de sacar la prenda color celeste de mi cuerpo y se percata de lo dañada que estoy. Se queda inmóvil a centímetros de distancia de mi cuerpo desnudo, analizando detalladamente las manchas violetas y rojas que hay en él. Acerca suavemente la punta de sus dedos y acaricia con cuidado la piel. En cuanto pone un dedo encima y siento la tibieza de su mano, rompo en un llanto descontrolado. Estoy en mi peor momento y aún así estoy dejando que JJ me vea.
Me estoy humillando sola.
—B —murmura el rubio pero no respondo—. B, ¿quién hizo esto?
Me ahogo en un sollozo que responde por sí solo. Él sabe perfectamente quién fue y ya se encargó de hacerlo sufrir por eso, pero sé que verme tan lastimada es difícil de asimilar.
Tiemblo, quieta e incapaz de reaccionar. Desnuda, expuesta y débil.
—Perdón, J —alzo la cabeza y le hablo—. Dios, estoy tan horrible. No tenías que verme así.
Sin importarle nada, pasa sus brazos por mis hombros y me abraza con fuerza pero todavía con cuidado. Envuelvo su cuerpo enseguida y una sensación de alivio me recorre por dentro. No sé si es capaz de sentir lo que yo siento ahora pero me siento acompañada.
—No tenes que pedir perdón –me susurra sin soltarme—. Te mereces algo mucho mejor y ser feliz. Y créeme que lo último que me importa es cómo te veas, para mi siempre vas a ser hermosa.
—Me siento mal, no quiero seguir más, no así —lloro en su pecho—. Extraño a mamá, y a todo antes de la inmobiliaria de mierda.
Me agarra de los hombros y nos despega despacio —Vamos a encontrar a Susan, te lo prometo. No voy a dejar que ni Ward ni James se salgan con la suya.
—Pero es tarde ahora —digo negativa—. No podemos hacer nada ahora, y todo por mi culpa. Y ahora no me puedo ni mover de dolor, no voy a poder buscarla yo.
Chasquea la lengua y me obliga a mirarlo —B, vamos a encontrarla. Ahora tenes que descansar y mañana nos levantamos temprano, ¿si? Tenes que dormir un rato.
Asiento con la cabeza. En cuestión de segundos me siento segura con él. No quiero que se vaya. Quiero que se quede conmigo.
—J —lo llamo, a pesar de que estamos a centímetros de distancia.
—¿Sí?
—¿Te quedas a dormir conmigo?
Acerca su rostro al mío y esconde sus manos en la cuenca de mi cuello. Rápidamente escabullo las mías en su cintura, deseando que mis labios toquen los suyos, pero en cambio, se queda callado con los ojos cerrados.
–B, no me hagas esto —me ruega—. No funciona así, no ahora.
Confundida, sacudo un poco la cabeza —No entiendo.
—Me estás haciendo desearte y sé que cuando lea el papel que firmaste, te voy a odiar como antes —responde en un tono calmado.
—¿Y por qué estás acá entonces, JJ? Me estás generando ilusiones que no vas a cumplir.
Se me agita la respiración y empiezo a sentir un rechazo. JJ no va a dejar de odiarme nunca, pase lo que pase.
—Te quiero —suelta, mirándome fijamente. Sus manos no me sueltan y siento su respiración sobre mi rostro—. Te quiero mucho. Ni si quiera voy a poder hacerte entender todo lo que sos para mí, pero en serio hiciste tantas cosas que tenerte ahora mismo así y acá, es como una tortura.
Su labio tembloroso roza el mío, pero ahora ni si quiera tengo ganas de besarlo. No puedo decirle que lo quiero, no me sale, y no lo siento. Aprecio mucho a JJ pero estoy demasiado confundida como para saber si es amor, o es que necesito apoyarme en alguien por el momento que estoy pasando.
—¿Me queres? —pregunta, insiste. Su mirada azul me penetra de una manera inexplicable, se me eriza la piel de sólo verlo.
Agarro sus brazos con mis manos, rogando que no me obligue a decirle las cosas como son —J, no me preguntes esto.
—Yo te quiero, Brooke. Pero no puedo tenerte así de cerca o actuar como si nada pasó. Voy a estar acá, ¿sí? Pero no así, no voy a hacer esto de nuevo.
Me dan hasta ganas de llorar. JJ es lo único que me queds por perder, y lo último que necesito es que se vaya de mi vida por no saber cuidarlo. No puedo darle la respuesta que quiere ahora, y dudo dársela en un tiempo.
Quizás no soy la chica para JJ.
Hola! Cómo están? Espero que bien.
No saben lo feliz que estoy con todo el amor que le dan a la novela 🥹. Cuando la subí no me esperaba que la quieran tanto, me pone contenta que les guste tanto como a mi.
Por otro lado, decirles que me sigan por acá para no perderse nada! Y también por tiktok, que tengo el mismo user y todo, se los dejo;
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Nos vemos la próxima semana!
Taysculture.