La Leyenda de las Facciones y...

By CamiloNavasAlvear

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Athena, después de siglos desde que existe, ha decidido expandirse y formar alianzas con el resto de seres, i... More

Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3
Capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 15
Capitulo 16
Capitulo 17
Capitulo 18
Capitulo 19
Capitulo 20
Capitulo 21
Capitulo 22
Capitulo 23
Capitulo 24
Capitulo 25
Capitulo 26
Capitulo 27
Capitulo 28
Capitulo 29
Capitulo 30
Capitulo 31
Capitulo 32
Capitulo 33
Capitulo 34
Capitulo 35
Capitulo 36
Capitulo 37
Capitulo 38
Capitulo 39
Capitulo 40
Capitulo 41
Capitulo 42
Capitulo 43
Capitulo 44
Capitulo 45
Capitulo 46
Capitulo 47
Capitulo 48
Capitulo 49
Capitulo 50
Capitulo 51
Capitulo 52
Capitulo 54
Capitulo 55
Capitulo 56
Capitulo 57
Capitulo 58
Capitulo 59
Capitulo 60
Capitulo 61
Capitulo 62

Capitulo 53

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By CamiloNavasAlvear

-Tu ira es un buen catalizador, pero tienes que concentrarla, dirigirla. Si puedes, hasta combinarla con tu voluntad. Así tu Cosmos se elevará aun más-.

-¡Cállate, humano! Se lo que hago-.

Suikyo de Garuda, anterior Caballero de Plata de la Copa, Espectro del Siglo XVIII que fue revivido por Hades debido a la amenaza oculta en las sombras, se pregunto si esta era la forma en que el Dios del Inframundo tenía para castigarlo por haberle fingido lealtad.

Como le indico Hades, tuvo que ayudar a Radamantys y Triptolemos a usar su propio Cosmos, sin depender de sus armaduras. Con Triptolemos fue fácil. El Semi-Dios ya sabía despertar y usar el Cosmos por su cuenta gracias a las enseñanzas de Deméter. Solo necesitaba sobre como poder elevar el Cosmos a su punto más alto por su propia cuenta. De ahí en más fue entrenar y probar.

Radamantys era el verdadero dolor de cabeza.

El orgulloso británico se negaba a recibir ayuda o seguir indicaciones de un ex-Santo de Athena. Sin importar si era una orden de su señor, Radamantys no soportaba la idea de convivir con Suikyo, quien a sus ojos, era un falso Juez al no tener fe en su señor. Radamantys no se equivocaba, pero tampoco iba a soportar sus berrinches por su tonto orgullo, por lo que le dejo claro que tampoco le gustaba ayudar a hacer más fuerte a uno de los soldados más poderoso del ejercito del enemigo mortal de Athena, pero si lo hacía, era para el bien de todos los mundos.

También le dejo claro que, si resultaba ser un estorbo, Hades lo iba a descartar al no poder proteger a Perséfone.

Eso basto para calmar momentáneamente al feroz guerrero, quien aun se quejaba de Suikyo y de que no le gustaba seguir sus ordenes, pero al menos escuchaba cuando le enseñaba sobre el Cosmos.

No pasaron muchos días hasta que Radamantys pudiera despertar por su cuenta el Cosmos sin usar su Sapuris. Tardo una semana en poder usar el Cosmos a voluntad, y casi un mes en que pudiera elevarlo correctamente sin que estallara algo o pareciera que iba él a reventar.

Aunque Radamantys era un guerrero que sabía mantener la calma y concentrarse, también era prospecto a caer en la furia y su orgullo fácilmente, como se dejo en claro en su derrota ante Kanon, a quien no mato de inmediato cuando tuvo la oportunidad cuando este se despojo de su armadura hace años, durante la Guerra Santa.

No ayudaba a ser entrenado por uno de sus mayores enemigos, lo que provocaba que perdiera más fácilmente la paciencia. Eso era lo que había obstaculizado hasta ahora su entrenamiento.

Por un lado positivo de esto, es que Radamantys demostró ser un natural en el Cosmos. En su primer estallido de Cosmos por ira, Suikyo sintió que Radamantys ya tenía despertado el Séptimo Sentido. Algo que debió esperar, considerando que hablaba de un Juez del Inframundo. Incluso él ya había despertado el Séptimo Sentido cuando se unió al ejercito de Hades.

El griego vio como el Espectro rubio soltó aire por su boca, para seguidamente encender su Cosmos que lo cubrió como un aura violeta. Suikyo sintió que con eso, Radamantys ya llegaba al nivel de un Caballero de Plata, y su Cosmos seguía creciendo.

Unos segundos después, Radamantys dio un puñetazo contra un gran muro de roca del tamaño de 15 pisos de alto. La onda de Cosmos que salió del puño del británico perforo como una cuchilla toda la zona frontal, partiendo el muro en dos, dejando en el medio un gran espacio vacío de pura destrucción.

A Suikyo le desagradaba la idea de entrenar a los enemigos de Athena. ¿A cuantos soldados mataron a lo largo de los siglos? ¿Cuántos Caballeros murieron intentando derrotarlos? Le revolvía el estomago el solo pensarlo; pero debido a la amenaza mayor que se escondía en el horizonte, tuvo que dejar su desagrado a un lado por el bien de Athena, de los Caballeros, y de todos los mundos.

-Ahora repite el proceso, pero sin usar la ira-.

-¡No me digas que hacer!-.

Este tipo era peor que Shion y Dohko de niños.
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Mei de Cáncer, un poderoso Caballero Dorado, uno de los miembros más importantes en el Santuario, estaba de rodillas en posición seiza frente a una Erda molesta. Por el grito que la castaña dio, termino de golpe su llamada con Gabriela (forma en la que él se refiere a ella ahora) y estaba en esta situación.

-¿Quién era esa chica?- Pregunto Erda de brazos cruzados, usando su molestia para ocultar sus celos.

-Es Gabriel, uno de los arcángeles del Cielo Bíblico- respondió Mei.

-¿Gabriel? ¿Y es una mujer?- Pregunto confundida la Saintia de Centauro. Aunque había nombres que podían ser usados tanto para un hombre y una mujer, "Gabriel" sin duda era un nombre masculino.

-Estuve igual. Dios le puso su nombre, no yo- dijo el peliazul teñido, encogiéndose de hombros. -La conocí después de la Reunión de las Tres Facciones y nos hicimos amigos.

-¿En serio?- Lo miro de manera sospechosa, con los ojos entrecerrados.

-Si. Ahora me puedes explicar, ¿por que diste ese grito? Casi no escuche nada de lo que dijiste por lo fuerte que gritaste-.

Erda se tensó, poniéndose nerviosa ahora que ella era la interrogada. Había bajado del recinto de las Saintias para al fin declararle sus sentimientos a Mei, pero al verlo hablar con una grabación de una mujer hermosa y de cuerpo voluptuoso, combinado con su personalidad explosiva, hizo que reaccionara de esa manera.

-Yo...- no podía dar una respuesta adecuada cuando Mei la miraba fijamente, esperando su respuesta. -¡¿Y eso a ti que te importa?!-.

-¡¿Ha?!- No se esperaba esa respuesta. -Como pasaste por mi Casa, gritando como loca, y exigiendo preguntas de la nada, creo que si me importa-.

-¡Es tu culpa!-.

-¿Mi culpa de que? Solo estaba hablando con una amiga. No había nada de raro-.

En el cerebro de Erda, sabe que Mei tiene razón, que fue ella la que reacciono mal y esta pasando vergüenza, que él tiene derecho a tener amigos, incluyendo femeninas, así como ella tiene amigo varones, pero su impulsividad y celos no le dejan actuar con racionalidad.

Mei suspiro. Le gustaba Erda, pero no por eso soportara que entre a su Templo. Se puso de pie y Erda tembló un poco por el cambio de aura alrededor del discípulo de Mascara de la Muerte.

-Como estabas bajando, quiere decir que venías del Salón Patriarcal, o del Recinto de las Saintias. ¿Vas a seguir bajando o me dirás algo?- Cuestiono Cáncer, cruzándose de brazos y mirando fijamente a la chica que era algunos metros más baja que él.

Erda tenía que levantar la cabeza para verlo. No era de estatura baja, era la segunda más alta de su grupo, detrás de Katya, pero Mei era más alto que ambas. Él medía 1.84, siendo bastante alto, lo que ayudaba a imponer sobre sus oponentes.

-¿Qu-Quién te crees para hablarme así?- Exclamo Erda, molesta por el tono de superioridad e indiferencia que adopto Mei.

-Un Caballero Dorado. Tu superior en rango- respondió con indiferencia. -Si no vas a decirme nada, entonces vete. Si quisiera escuchar gritos, soportaría a Seiya-.

-Tú... ¿quieres que me vaya? ¡Bien! ¡Igual tu templo es feo!-.

-Agradece que le quite todos los rostros que tenía en el interior-.

-¡Eres un idiota, Mei!-.

-¡Tu eres idiota!-.

-¡Teñido!-.

-¡Marimacha!-.

Y ambos individuos, orgullosos y testarudos al extremo, se alejaron molestos. Erda subió por las escaleras de vuelta al recinto echando humo. Literal y metafóricamente.

Kaiser, que cuidaba la Casa de Leo mientras Ikki entrenaba a Integra, vio a Erda llegar a la entrada. La dejo pasar sin problemas, tanto porque le fue indicado que ella era una de las personas que podía dejar subir, y porque podía notar que la fémina estaba muy enojada, y sus instintos le dijeron que no se metiera con ella.
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(En el Inframundo)

En una parte alejada, en el territorio del Clan Phoenix, bajo el ocultismo de una neblina especial, un grupo estaba actuando.

La Facción de los Héroes, liderada por Cao Cao y sus miembros más cercanos y poderosos estaban atacando una fabrica de producción de Lágrimas de Fénix. La misión era simple y sencilla: atacar una fábrica poco protegida y robar cuantas Lágrimas de Fénix hubieran e irse antes de que lo detectaran. Gracias a Georg, lo último era fácil.

-Qué aburrido...- exclamo Harbinger, tirando el cuerpo de un Demonio al que mato al romperle los huesos del pecho, y los restos atravesaron sus órganos vitales. -Yo me uní a ustedes porque me prometieron buenos combates, no excursiones contra debiluchos-.

-Ten un poco de paciencia, Harbinger. Dentro de poco, tendrás el combate que quieres- dijo Cao Cao, entendiendo el sentimiento de Harbinger de querer enfrentar a oponentes fuertes.

El pelilila solo bufo y se cruzo de brazos. Con su ojo bueno, pudo ver como había un Demonio vivo y se estaba arrastrando para escapar. Por un momento pensó en acabar con su sufrimiento, pero hizo una mueca de asco a si mismo al tener esa idea y decidió ignorarlo. De todos modos, ese Demonio no podría escapar de la niebla de Georg aunque lo intentara.

¡SLASH!

Su ojo se abrió de sorpresa al escuchar la carne siendo cortada por el acero y se giro de vuelta al Demonio, encontrando a Siegfried rematándolo al clavarle la punta de Nothung en su espalda.

-¡Oye!- Llamo la atención de Siegfried con su grito, mientras el peliblanco retiraba la espada, cuya punta estaba manchada de la sangre de su victima. -¡Eso no era necesario!-.

-¿De que estas hablando? No podemos dejar testigos, y fui piadoso al matarlo de un golpe- replico el homúnculo.

-Era innecesario. Los Demonios sabrán que atacamos este lugar y robamos sus cosas-.

-Sabrán que fue la Brigada del Khaos, pero no sabrán que fuimos nosotros exactamente. ¿Por que te molestas con algo como esto? Creí que te gustaba romper los huesos de tus oponentes hasta la muerte-.

-Y así es, pero no ataco aquellos indefensos o que ya fueron derrotados y fueron lo suficientemente fuertes para sobrevivir-.

-Oh...- Siegfried dejo a Nothung reposando en sus hombros, detrás de su cabeza. -No te imagine del tipo honorable, Harbinger. Creí que eras un gorila más, como Heracles-.

-Si quieres ver cuan gorila soy, con gusto te complaceré- una sonrisa sádica se formo en los labios de Harbinger, al mismo tiempo que sus ojos brillaban por la posibilidad de una buena batalla. -Creo que tus huesos harán un gran sonido al romperse-.

-Y creo que los tuyos serán como mantequilla al ser cortado por mis espadas...-.

-De acuerdo, suficiente. Sepárense- intervino Lithos, poniéndose entre ambos, que se habían acercado de manera desafiante. -No estoy interesada en ver una lucha de egos de hombres. Ya vi suficientes en el Santuario-.

-Lithos tiene razón- dijo Cao Cao, dando un paso adelante. -Tenemos trabajo mañana y no quiero heridos por una pelea innecesaria. Esta misión es demasiado importante como para dejar que disputas entre nosotros nos separen. Si no son capaces de tolerarse, los sacaré a ambos-.

Harbinger y Siegfried se miraron con molestia, antes de asentir al líder de la Facción y alejarse del otro. Cao Cao mantuvo su mirada en la espalda de Harbinger. No lo dirá abiertamente, pero también pensaba que él era solo un bruto más a las batallas, pero parecía que tenía una personalidad más compleja de lo que pensó. Le tendría un ojo encima, solo por ser precavido.

Y hablando de eso...

-¿No tienes nada que decir?- Le pregunto a la Amazona de Triángulo.

-...No se de que hablas-.

-Una maravilla del Cosmos es sentir como se sienten otros. Pude sentir tu furia por como Siegfried mato a ese Demonio. ¿Acaso te molesto que matara a alguien desarmado?-.

Lithos estuvo unos segundos en silencio antes de responder: -Ya he matado, y hasta rematado a objetivos. Es la parte sucia de las misiones del Santuario que no se dicen, pero las acepto porque tienen un propósito, un objetivo que es la paz y seguridad de muchos. Lo que hizo Siegfried... fue solo por sadismo-.

-¿Y no hay sujetos así en el Santuario?- Pregunto Cao Cao.

-Algunos- Lithos recordó los pocos encuentros con Mascara de Muerte. Siempre sentía un escalofrío al pasar por la Cuarta Casa y ver todos los rostros en las paredes, techo y piso. -Nunca me agradaron ese tipo de gente, pero entendí que a veces se necesitan personas así para los trabajos más sucios-.

-Interesante- dijo Cao Cao, recibiendo una mirada fulminante de Lithos. Aunque él no podía ver su rostro por la mascara, si sintió el sentimiento. -No lo decía en burla, sino porque es en verdad es interesante escuchar cosas del Santuario. Siempre quise saber más de ellos desde niño-.

-¿Los conocías desde niño?- Por su voz, Cao Cao identifico la sorpresa de Lithos.

-Indra me hablo de ellos. Al parecer intento reclutar a algunos Caballeros en diferentes épocas para unirse a su causa, pero siempre terminaba en fracaso. Incluso, me entere que una vez intervino en una Guerra Santa entre Athena y Hades para aprovecharse y tomar sabiduría del Cosmos, pero esos 2 Dioses se enteraron y terminaron expulsándolo y casi matándolo en el proceso-.

-¿Hades y Athena uniéndose? Me es difícil de creer. Aun más que un Dios orgulloso como Indra te contara eso-.

-Aunque les encanta luchar entre si, supongo que hasta ellos pueden dejar sus diferencia de lado por un momento si alguien se mete en sus asuntos e intenta robarles- dijo el chino despectivamente. -Y fue una de las amantes más antiguas de Indra quien me lo conto-.

Lithos asintió y se disponía a seguir a Harbinger. Del grupo, ella se sentía más cómoda estando con él. Tal vez sea porque ambos se unieron al mismo tiempo, o puede que sea porque él actúa siempre honesto y no parece un sádico como la mayoría.

-Otra cosa...- se detuvo al oír a Cao Cao. -Cuando volvamos, quiero hablar un poco contigo esta noche-.

-Como quieras-.
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(En el Santuario)

En el poco tiempo que Perseo llegó al Santuario por el Dios de la Fuerza, Heracles, se ha esforzado por dominar el Cosmos y ser mejor. En poco tiempo, fue aceptado por los aspirantes y soldados. En pocos días, a Perseo le gusto este lugar. Tenía un aura más cálida que la que alguna vez sintió en la Facción de los Héroes. Aunque todos eran guerreros comprometidos y los entrenamientos podían considerarse infernales, todos con los que ha hablado han sido amables con él. No una amabilidad falsa que es por puro conveniencia, sino una genuina y de camaradería.

-Ok, eso es todo por hoy- dijo Juan de Escudo, o Scutum, el Santo de Plata que acompaño a George y Katya a raptar a Saori Kido durante el Torneo Galáctico cuando aun no sabían que era en realidad Athena. Él ha sido el encargado de adiestrar a Perseo desde el primer día.

Físicamente era un joven a finales de sus veinte, apuesto, de tez blanca, con cabello largo oscuro que tenía atado en una pequeña cola de caballo. Su armadura era de un brillante plata, indicando su rango y sin color. Tenía un pectoral y protecciones en brazos y piernas, un cinturón y una diadema en la cabeza. En su brazo izquierdo un escudo con forma rectangular de seis puntas y una gema en el centro.

Perseo, que había estado manteniendo su peso con los brazos durante la última hora, con cuatro rocas de forma circular que cubrían toda su espalda y que Juan hizo que pesaran 4 kilos cada una, suspiro e inclino su cuerpo a la izquierda, haciendo que las rocas cayeran de su espalda, para luego girar y quedar boca arriba en el suelo. Solo estaba usando un pantalón y nada para cubrir su definido pecho que había mejorado mucho desde que esta aquí.

-Bien hecho, Perseo, muy bien hecho. Creo que ya estas listo para tener tu armadura- felicito Juan, acercándose a su pupilo y ayudándolo a levantarse.

-¿En serio?- Perseo se animo al oír eso.

El Caballero de Plata asintió. -Pelearas por una armadura de Bronce, pero estoy seguro que con algo de experiencia y más entrenamiento, podrás aspirar a una armadura de Plata-.

-Gracias, maestro, no lo decepcionaré- dijo Perseo. -¿Y cuales son la pruebas para Caballero? Desde que estoy aquí, no he visto a nadie ganarse una armadura-.

-Eso es porque dentro de poco será el Torneo Galáctico, así que todas las pruebas se reservan para esa fecha cuando se esta cerca-.

-¿Torneo Galáctico?- Repitió confundido.

Juan le hizo una seña a su pupilo para que lo siguieran y le explicaría mientras caminaban.

-Cuando Athena estaba de incógnita todavía, organizo el Torneo Galáctico usando a 10 Santos de Bronce para que pelearan entre si. El propósito de eso fue atraer la atención del Patriarca usurpador y que enviara gente tras de ella. Era parte de su plan para tomar el control del Santuario y demostrar que era la verdadera Athena-.

Hasta el día de hoy, Juan se avergüenza de haber sido uno de esos Caballeros que Saga mando tras ella. No le gusta las derrotas, pero realmente debe agradecer a Mayura que lo derrotara a él y a George en aquel entonces. Es la única derrota de la que acepta hablar.

Por otro lado, se considera afortunado. De los Santos de Plata enviados, solo Shaina y Marín sobrevivieron y fue porque cambiaron de bando. Él pudo haber sido uno de los que no tuvieron tanta suerte.

Juan siguió su explicación. -Ya después de la derrota de Hades y el Santuario se recuperara, Athena hizo una versión más pequeña y local del Torneo Galáctico que consiste en, cada tres meses, los Caballeros de Bronce y Plata luchan entre si para probarse. Cuando un Caballero de Bronce gana su categoría del torneo, tiene la oportunidad de enfrentar a un Caballero de Plata y si lo vence, o demuestra un buen desempeño, es ascendido a Caballero de Plata. Y si un Caballero de Plata gana en su segmento, es ascendido a Caballero de Plata Superior. El rango quiere decir que aunque sea un Santo de Plata, puede darle ordenes a otros Santos de su misma armadura y a cualquiera de Bronce. También se le da el privilegio de usar capa, algo que no cualquiera aparte de los Santos Dorado usan-.

-¿Y no son ascendidos a Caballeros Dorados al ganar?- Cuestiono Perseo.

-Eso es solo si el Plateado despierta el Séptimo Sentido, o si el Patriarca o Athena lo aprueba. Y para eso, debe probarse ante un Caballero Dorado y tener el desempeño necesario. En toda la historia, solo Marín de Piscis logro eso, al ganar en su sección del Torneo Galáctico hace 7 años y lograr darle un golpe directo a Ikki de Leo-.

-¿Tanta diferencia hay entre un Caballero de Plata y uno Dorado?-.

-Un Caballero Dorado puede acabar fácilmente con tres de Plata en un pestañeo- respondió serio Juan. -Últimamente ya casi nadie se esfuerza en ser un Caballero Dorado, ya que casi todos los puestos están llenos. Los únicos libres son Escorpio y Tauro- Juan se detuvo, recordando algo. -Técnicamente, Capricornio también esta libre, pero se sabe que ya hay un chico entrenando para obtener la armadura-.

-¿Y cuantos Caballeros de Plata Superior hay actualmente?- Pregunto con interés.

-Cuatro por el momento: Shaina de Ofiuco, Mayura de Pavo Real, Katya de Búho y mi amigo, George de la Cruz. De hecho, yo pelee contra George por ese rango y termine perdiendo por poco- agrego lo último con una sonrisa. -Pero creo que este año puedo lograrlo-.

Perseo vio lo importante que era este torneo para los Caballeros, pero aun le quedo una duda. -Si este torneo es para los Caballeros, ¿por que se prueba a los aspirantes para sus armaduras?-.

-Para ahorrar tiempo y hacerlo todo junto. Cuando hay aspirantes peleando por distintas armaduras, se hacen secciones distintas por cada armadura. Los aspirantes luchan hasta que uno de cada sección gana, ganando el derecho de tener su armadura-.

-Ya veo. ¿Cuándo será el torneo?-.

-En dos semanas más. ¿Sabes por cual armadura vas a competir?-.

-Veré las que están ofreciendo para competir y elegiré por cual luchar-.

-Si no mal recuerdo...- Juan hizo esfuerzo en su menoría. -Creo que son dos esta vez: la de Andrómeda y la de Hidra-.

A Perseo le llamo la atención la primera armadura, por la conexión que existía en el antiguo héroe de su nombre con la princesa del mismo relato.

Dejaron de hablar cuando llegaron al comedor principal e ingresaron para comer algo después de un arduo entrenamiento.
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Ya era de noche en el Mundo Humano. Cao Cao estaba afuera del escondite actual de la Facción de los Héroes. Miraba la luna con sumo cuidado. Le encanta ver esta clase de noches y hoy era perfecta. Era una noche prevía a una gran batalla. Sentía un aleteo en su boca al saber que mañana tendrá su primera lucha contra guerreros que dominan el Cosmos. Sería su primera lucha como un usuario del Cosmos. Aun sin armadura, tenía despertado el Séptimo Sentido, una determinación enorme, y a la Longinus más poderosa de todas. Tenía plena confianza en el éxito de su misión, pero contra estos enemigos, tampoco pecaría de arrogante.

-La Diosa Artemisa estaría encantada al ver a la luna ser observada de tal forma- Lithos apareció detrás de él. -O asqueada, siendo quien observa la luna es un hombre-.

-¿Así que son ciertos los rumores de que ella castraba hombres si siquiera la miraban?- Pregunto con curiosidad.

-No estoy segura, nunca le pregunte a Athena, y menos aun, conocí a la Diosa- Lithos estuvo de pie a una distancia respetable del hombre. -¿De que querías hablar para esperar a esta hora?- Se cruzo de brazos.

-La misión de mañana es de suma importancia para nuestra meta, y quiero saber si puedo confiar contigo para la batalla de mañana. No tengo dudas del resto, solo de ti-.

Lithos sabía que este momento llegaría, en donde cuestionaría su lealtad y la razón de estar aquí.

-Te puedo asegurar, que contra esos Espectros, voy a poner todo de mi ser para acabarlos. No tolero que los asesinos de Aioria sigan vivos y ellos-.

-¿Aioria?- Exclamo Cao Cao. -Si no mal recuerdo, ese era el nombre del anterior Caballero de Leo, ¿no es así?-.

-Si. Él me encontró cuando era niña, se hizo cargo de mi hasta que crecí y decidí volverme un Caballero como él. En ese entonces era una Amazona de Bronce y estaba en una misión en África cuando ocurrió la Guerra Santa contra Hades- por su tono de voz, se podía sentir la frustración y el dolor. -Cuando me di cuenta que ninguno de los Dorados volvió del Inframundo, quede devastada. Llore por días hasta que un cercano amigo mío me ayudo a recuperarme y levantarme. Decidí entonces, volverme un Santo ejemplar como Aioria-.

-Entonces, ¿por que estas aquí?- Cuestiono Cao Cao. -¿Qué te hizo irte del Santuario para unirte a nosotros? No eres una espía. Lo se bien, porque no eres la primera que se hubiera unido a nosotros para vigilarnos, pero como el Sensei te trajo aquí, y por mi propia observación, puedo darme cuenta que estas aquí por voluntad propia y no por orden de nadie. Además, hemos sido muy cuidadosos para que el Santuario no sepa de nosotros-.

Lithos estaba sorprendida por las habilidades detectivescas de Cao Cao. El hombre tenía habilidades más allá de las peleas que no espero, habilidades muy agudas. Debió esperarse algo así. No era el líder de toda una facción solo por ser fuerte.

-Así que vuelvo a preguntar: ¿por que estas aquí? Por lo que dices y he visto, no eres como nosotros... aunque pasaste por una infancia complicada, parece que creciste feliz con el tal Aioria-.

Lithos había escuchado un poco de la historia de todos. Cada uno tuvo una infancia dura y complicada, lo que los motivo a unirse a Cao Cao. Sabía que el propio Cao Cao había tenido una niñez difícil, siendo vendido por sus Padres y terminando con el Dios Indra debió ser difícil, como menos.

Camino un poco más hasta sentarse al lado del chino. No estaba usando su armadura en este momento, sino un vestido de color rosa claro de arriba con los brazos descubiertos y una falda de un rosa más oscuro que le llegaba hasta los tobillos. Aun tenía puesta su mascara, ya que todavía no confiaba lo suficiente en nadie como para quitársela frente a ellos.

-Se podría decir que... una rabieta- dijo. -Creciendo con Aioria, idealice a los Caballeros de Athena como los protectores de la Tierra, esos héroes perfectos de los comics y series. Al entrenar y volverme Santo, entendí que no eran tan ideales como parecía: las misiones a veces eran de asesinato a ciertos objetivos o grupos peligrosos. También se hacían trabajos que enviaban a uno alrededor del mundo, en donde vi por cuenta propia que los Dioses o Titanes no son los únicos seres malvados, sino que los humanos pueden ser tan malvados y despiadados como ellos, hasta peor. Pero a pesar de eso, creía en la causa de los Caballeros, en Aioria, pero creo que mi primer tambaleo con eso fue cuando apareció Athena-.

-¿En serio?- Cao Cao estaba muy interesado en la historia.

Lithos asintió. -El Patriarca era un usurpador e intento matar a Athena de bebe, también fue quien acuso de traidor injustamente al hermano de Aioria, lo que le hizo sufrir mucho, pero dentro de lo que cabe, fue un buen líder que hizo a todos felices; pero cuando llego Athena... ¿qué la hizo tan especial? Se que es nuestra diosa y podía sentir el cálido Cosmos que emanaba, pero también fue por ella que muchos Caballeros murieron. Se que es una insolencia culparla y ella fue la victima, pero no pude evitar preguntarme... si siempre fue la verdadera Athena, y tenía ese Cosmos tan cálido y poderoso, ¿por que no vino antes? De haber llegado directo al Santuario, todos hubieran sentido su Cosmos, las muertes se pudieron haber evitado-.

-Dudo que fuera tan fácil como lo pones. Por lo que se de Athena, creció como una niña rica, así que, sin nadie que la guiara en el manejo del Cosmos, dudo que pudiera despertarlo fácilmente por su cuenta-.

-Aioria dijo algo similar- Lithos alzo la cabeza, sus ojos detrás de la mascara miraron la luna. -Y si él aceptaba a Athena, yo también lo haría. En poco tiempo me di cuenta del error de mis pensamientos, porque Athena era una persona amable que se preocupaba de todos. No pude conocerla mucho antes de la guerra contra Poseidón, además que era una Amazona de Bronce, no tenía el rango suficiente para hablar con ella. Fue cuando ascendí a Plata que empecé a recibir misiones directamente de ella que pude verla mejor. Ayudo a reconstruir el Santuario, estableció conexiones fuera del Panteón Griego, y la vida en el Santuario, aunque siguió siendo dura, es más llevadera con la implementación de tecnología que trajo-.

-Pero...-.

-Pero...- bajo la mirada, colocando sus codos sobre sus rodillas y uniendo sus manos, casi como si rezara. -Pero había alguien a quien no podía tolerar en el Santuario, alguien que cada vez que pienso en él, me dan ganas de golpearlo-.

-¿Quién?-.

-Ikki de Fénix- ella nunca lo llamaría "Leo". -Ese tipo era todo lo contrario a Aioria: es arrogante, frío, sin emociones. Si Aioria era un sol, ese tipo era como un invierno frío- algo irónico, ya que sus ataques eran de fuego. -Incluso la armadura cambio, dándole un aspecto más filoso a su anterior diseño, que era uno más amable y galante. Siempre esta solo y muestra cero empatía con los demás-.

Cao Cao levanto una ceja al ver como la chica insultaba a ese hombre, un poco sorprendido de su reacción, ya que hasta ahora la había visto siempre calmada.

-Tu... descripción, concuerda con lo que sabemos de él. Pero no me creo que el desagrado a una persona haya sido la razón de unirte a nosotros-.

Ella negó con la cabeza. -No solo eso. En mi última misión, hace 6 meses, yo y otro Santo de Plata lo acompañamos a detener un grupo terrorista en África. Estuvimos unos días en en la misión hasta que encontramos su base principal. Durante la investigación, descubrimos que los terroristas en realidad eran revolucionarios, que atacaban a los objetivos de su país porque sus líderes los estaban oprimiendo como esclavos y hasta los vendían en el mercado negro. Yo quería ayudar a esos sujetos, porque pude ver que su causa era justa. Mi compañero también, pero Ikki...-.

-No estuvo de acuerdo contigo, ¿verdad?-.

-No lo estuvo. Apenas llegamos a su base y al negarse a rendirse, la destruimos. Él no tuvo piedad con nadie. Hombres o mujeres, los acabo a todos con un parpadeo. Yo ofrecí la oportunidad de darles una rendición ahora que no tenían base y destruimos sus armas, pero Ikki me ignoro y mato a todos los líderes del grupo. Un mes después, el gobierno elimino a todas las otras células que quedaban por completo- apretó su puño con rabia apenas contenida. -Ellos luchaban por su pueblo y él... Ikki ni siquiera los escucho. Los mato sin dudar-.

-Se podría decir que ustedes fueron los malos- señalo Cao Cao. -¿Le dijiste algo?-.

-Más que eso...-.

FLASHBACK

Lithos se encontraba en el suelo. Tras ver las noticias, había ido a encarar a Ikki sobre lo que paso, sobre como sus acciones destruyeron la esperanza del pueblo en contra de un gobierno corrupto. Como mato sin piedad a todos los que encontró.

Pero él ni siquiera la escucho, ni le dirigió la mirada, así que lo ataco. Un grave error, ya que detuvo su golpe con un dedo, y solo con la onda de su Cosmos la dejo en el suelo.

Sabe que es una estupidez lo que hace, del tipo que pueden encerrarla por atacar a un Santo Dorado, pero su furia e indignación eran mayores que su razonamiento.

-¡¿Cómo estar indiferente con lo que paso?! ¡Ese gobierno los mato a todos! ¡No dejo a ninguno vivo! ¡Y todo porque no los escuchaste, porque no los apoyaste!-.

-También estuviste en esa misión- señalo Ikki, dándole la espalda. El que no le prestara atención la hizo enojar más.

-¡Pero cuando te pedí que les dieras la oportunidad de rendición, me ignoraste!-.

-Les di la oportunidad al inicio. Ellos no la aceptaron. Fue su destino que terminaran así- fue su respuesta indiferente. -Si no eres capaz de soportar este tipo de cosas, no eres apta como Caballero de Athena-.

-¡Un Caballero de Athena protege la paz y el amor de la Tierra! ¡Lo que tu hiciste fue homicidio! ¡ASESINO!-.

Sus palabras parecieron surtir efecto, ya que el peliazul giro la cabeza, viéndolo con el ojo rojo que estaba cubierto con la extensión del casco de la armadura.

-Todos en el Santuario somos asesinos. Todos hemos matado por las protección del planeta. La diferencia es que yo no escondo ese hecho con palabras bonitas. La justicia no debe estar siempre representada por algo de luz, sino que habrá veces en que tendremos que mancharnos las manos para proteger a la Tierra y sus habitantes. Si los Dioses no castigaran a las personas, entonces debemos ser nosotros, los humanos, quienes castiguemos a otros humanos. Si no eres capaz de entender algo tan básico para un Santo de Athena, entonces nunca estuviste calificada, sin importar tu nivel de Cosmos-.

Entendía esa lógica. Entendía que había que luchar contra otros y hasta matarlos, para proteger a los inocentes. No es tonta en ese caso. Pero una cosa era la protección y la otra era lo que él hizo al atacar a hombres que no dominaban el Cosmos y matarlos sin dudar. ¿Cómo Athena podía aceptar a alguien así? ¿Cómo la armadura de Leo puede reconocer digno a este sujeto? Esta segura que Aioria no lo estaría. ¿Cómo Galan puede servir a este hombre como escudero? Él es el Escudero de Aioria, no de este sujeto.

-No eres digno de esa armadura...- escupió Lithos con odio.

-El que aun vista la armadura quiere decir que piensa lo contrario- volvió a mirar al frente y comenzó alejarse.

Con renovaba furia, volvió a levantarse y con su mano cargada de todo su Cosmos, corrió para darle un golpe. El sonido que hizo su puño al conectar su cara se escucho fuertemente, pero a pesar de que puso todo su poder en ese golpe, de que golpeo el lado de su cara que estaba protegido, Ikki no se movió o hizo mueca de dolor.

-¿Ya terminaste con tu berrinche, niña?- Pregunto Ikki. -Por que me aburres-.

Y con levantar un solo dedo, la mando a volar al aire, aterrizando duramente contra el suelo rocoso.

-Por ser amiga de Galan, no te meteré en las celdas. Diré que estuviste en shock por la misión para que te retiren del servicio un tiempo. Tal vez así entiendas la realidad de los Santos-.

FIN FLASHBACK.

-A la mañana siguiente, Athena me dejo fuera de servicio por un mes. A pesar de mis protestas, ella no me escucho cuando hable de las acciones de Ikki. Dijo que confiaba en las decisiones, pero es claro que lo defiende por ser uno de sus caballeros más cercanos- termino Lithos su historia. -Así que me fui del Santuario con mi armadura. No podía ver a ese sujeto ni de lejos, además que tenía mucho que pensar; sobre la misión, sobre mi, sobre lo que significa ser un Santo en realidad-.

-¿Y como te encontraste con el Sensei?- Pregunto Cao Cao.

-Él me encontró a mi. Me ofreció unirme a él y a tu grupo, así desarrollaría más mis habilidades en el Cosmos. Al inicio acepte por miedo, ya que podía sentir el gran poder de su Cosmos y no quería arriesgarme a morir en un lugar. Pero... ahora pienso que no fue tan mala idea- vio su mano. -Creo que ahora soy tan fuerte como la señorita Shaina. Tal vez era una señal del destino sobre mi camino-.

-¿Y que piensas hacer? Estoy seguro que alguien habrá notado tu ausencia durante tanto tiempo y te empezarán a buscar- señalo Cao Cao.

-Probablemente tengas razón- asintió. -Solo se... que por ahora no puedo volver al Santuario, no con estas dudas en mi cabeza-.

Esta mujer era más complicada y con un trasfondo que no espero. Quién la acogió murió peleando, su heredero era lo opuesto a él y esta confundida de porque el Santuario apruebe a alguien así, termino perdida en si misma, al punto de que incluso cuestiona a Athena, aun si ella misma no se a dado cuenta.

-Y... aquí esta la razón por la que estoy aquí- Lithos termino toda su palabrería, que era su respuesta a la pregunta de Cao Cao.

-Una última pregunta- dijo Cao Cao. -¿Te arrepientes de haberte ido del Santuario?-.

-La verdad... no- Lithos levanto sus rodillas frente a su cara. -Estar lejos me ha dado la oportunidad de pensar y reflexionar en cosas que nunca antes hice, y pude conocer más el mundo más allá de los muros del Santuario. Lo único que lamento fue haberme ido sin avisarle a Galan o a la señorita Marín. Ellos estuvieron conmigo mientras crecía cerca de Aioria- miro a Cao Cao. -¿Puede hacerte yo una pregunta?-.

Interesado en lo que diría, Cao Cao asintió. -Adelante-.

-¿Por que ese afán de mostrar a todos el potencial humano? ¿Qué ganaras luchando contra las otras Facciones?-.

No era la primera, ni sería la última vez que alguien le pregunta eso. La respuesta es la misma. Además, si ella compartió parte de su pasado con él, lo justo era hacer lo mismo.

-Por que es lo que me ha mantenido fuerte y estable todos estos años. Yo no sabía mi herencia hasta que un día, de niño en la granja de mis padres, un monstruo me ataco. Fue mi miedo, pero sobre todo, mi deseo de vivir lo que despertó mi Sacred Gear- invoco a la True Longinus y Lithos miro asombrada la legendaria lanza que mato a Jesús. Tuvo que admitir que era bella. -El arma capaz de asesinar dioses, el arma que mato al hijo de Dios. Tal error en el sistema no es casualidad, yo creo que esta lanza fue creada como Sacred Gear por una razón-.

-¿Cuál?-.

-No lo se, pero lo averiguare- paso su mano por el largo de su arma. -Esta lanza, la respuesta a tu pregunta... es mi razón de vivir, Lithos. Y siento que es a través de la lucha que puedo descubrirlo. Si no hay oponentes a los que enfrentar para averiguar esa respuesta, entonces no vale la pena vivir en un mundo tan aburrido-.

-Un adicto a las peleas... tal vez el más adicto del grupo- no pudo evitar pensar eso.

Cao Cao se levanto y bajo la mirada a ella. -Agradezco que me contaras tu historia. Creo que el destino hizo que nos conociéramos. Es posible que ambos hallemos las respuestas a nuestras preguntas juntos, pero solo será posible si puedo confiar en ti para cuando el momento de luchar llegue- desvaneció la True Longinus y le ofreció la mano. -¿Podré contar contigo para mañana, y para las luchas que vendrán después?-.

Lithos miro la mano que le ofrecía. Por un momento, sintió la misma sensación que sintió hace años cuando era una niña que había perdido a su padre, la misma sensación que sintió cuando Aioria le extendió la mano, prometiendo cuidarla. La persona y situación eran diferentes, pero sentía que si tomaba esa mano, su vida tomaría un rumbo que nunca imaginaría.

Esta decisión puede que la haga enfrentar a distintos oponentes. Puede que incluso enfrente a camaradas del Santuario, que sea vista como traidora y la armadura que tiene actualmente la rechace finalmente.

Pero aun así...

-Mientras no hagas que lo lamente, te seguiré, Cao Cao- tomo la mano y con su ayuda, se levanto.

Este es el camino que ha elegido. Independiente de lo que pase, no retrocederá.

-Eso dependerá únicamente de ti- dijo Cao Cao con una sonrisa. -Pero descuida, no te atacaré, no por ahora. No quiero escuchar a Jeanne quejarse de que la volví a dejar como la única chica del grupo-.

Lithos rio un poco en ese intento de animarla, recordando lo feliz que se veía la rubia al ver que otra mujer se unía al grupo.

Estuvieron mirándose unos segundos más con las manos agarradas, antes de que Lithos soltara su mano de la suya. Su lenguaje corporal cambio de repente, para extrañeza del joven chino.

-Bu-Bueno... ya es muy tarde y como dijiste, la misión de mañana es importante- se dio la vuelta. -Buenas noches-.

Cao Cao la vio retirarse y después vio su mano que sujeto la de ella. Era raro pero... le gusto. Una de las reglas de la Facción de los Héroes era nunca acercarse mucho emocionalmente entre ellos, dado que si uno moría o fallaba en algo, lo deben de dejar para que los demás sigan.

Pero con Lithos... era diferente. No entiende bien porque. Tal vez sea por el lado humano de su ser que ha estado reprimiendo para que no estorbe en su ambición y en las batallas.

Aunque...

-Salgan todos ustedes, se que están atrás de la roca-.

En una roca de tamaño gigante que estaba convenientemente afuera del escondite y lo suficientemente cerca de donde estaban Cao Cao y Lithos como para escucharlos, diferentes voces reaccionaron, haciendo que el chino suspire.

-Sabía que no debiste venir, Heracles, llamas demasiado la atención-.

-Lo dice la rubia oxigenada del grupo-.

-¡¿Cómo me llamaste?!-.

El grito de Heracles y Jeanne inmediatamente los hizo culpables de espiarlos en una conversación privada. Antes, los hubiera golpeado por escuchar, pero ahora... solo suspira y lo dejara pasar, solo porque mañana los necesita, solo por eso.

Cao Cao mira la luna una vez más antes de dirigirse al escondite y dormir.
..................................

(Al día siguiente)

Mayura de Pavo Real observaba el entrenamiento de las jóvenes aspirante a Saintias desde arriba de un montículo, sentada en su confiable silla.

Era imposible conocer su edad solo viéndola, ya que a pesar de tener un cuerpo alto, en buena forma y bien formado, esta completamente cubierto de vendas y usa la mascara de las Amazonas y una venda de color oscuro sobre la zona de los ojos. Posee cabello largo y platinado y viste un kimono de varios colores, principalmente verde.

Shaina era la actual líder de todas las Amazonas del Santuario, mientras que Mayura era la principal entrenadora de las aspirantes a Amazonas y Saintias. Era ella quien decía quien estaba lista para siquiera competir por su armadura.

-Mayura-san- la mujer escucho una muy familiar voz llamándola. -Necesitamos hablar-.

-¿De que se puede tratar, pequeña águila?-.

Shoko, con mirada decidida, se acerco a su ex-maestra. -Es sobre mis padres-.
.............................................

N/A: Hasta aquí el capitulo. Dentro de mis exámenes, alcance a hacerme espacio para hacer el capitulo. Espero les guste.

El capítulo mostró a personajes que parecían olvidados, como Perseo, Harbinger y Lithos, y ella fue la principal de este capitulo. Ahora se sabe porque se unió a la Brigada del Khaos y sus razones.

¿Piensan que es egoísta? ¿Qué esta bien sus pensamientos?

Y sobre la misión de la que habla, claro que hay más trasfondo. Solo se vio desde el punto de vista de Lithos, pero falta el de Ikki.

Y al final, lo deje en el momento en que Shoko llega a encarar a Mayura, ya que ella sabía quien era su padre y que Shoko era mitad demonio.

Sin nada más que decir me despido. Visiten y comenten el resto de mis historias por favor. CHAO.

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