Witchblood

By Srtadarkees4

12K 1.4K 1K

(Primer libro de la Saga Ojos Malditos) Dicen que todas las familias tienen una manera distinta de funcionar... More

Advertencias
Prólogo
Los Witchblood
Bienvenidos a...
Demasiado pronto
El peligro tiene ojos negros
Caníbales en el campus
Acorralando al cazador
Chantaje emocional
Rueda de fuego
Una esmeralda perdida en el bosque
Respuesta ambigua
¿Monstruo o estafador?
Las piernas tienen un precio
Predicción maldita
¿Cuánta azúcar en la sangre, señorita?
Recopilación de personajes
La verdadera predicción, es la tuya
Retazos del pasado
Pijamada con los Witchblood
La Organización
El pueblo oculto
Viva el intercambio cultural
Madre de un monstruo
De cazadores a guardaespaldas
La burbuja debe explotar
Familia problemática
La sangre no se diluye
Google sobrenatural
Aliviar el estrés
No me mires así
Mansión de estafadores
Nacido en cuna embrujada

Carlotta

191 22 18
By Srtadarkees4

Nunca mires un espejo negro
Se tragará tu alma.

...

Capítulo 18

—Pensé que esto sería más épico.

Apreté mi boca y giré lentamente la cabeza para mirar con desagrado a mi hermano. La poca seriedad que le daba al asunto sacaba la poca paciencia que quedaba en mi y se la pasaba por el trasero como papel higiénico.

Pasamos la barrera oscura que tenía las puertas de la Iglesia y llegamos a un lugar totalmente ajeno a lo que era Geralds.

Era la entrada de otro lugar. A mi parecer al menos.

Pero no daba la sensación de seguir estando en Geralds, fuera donde fuera que estuviéramos, ya no estábamos en el pueblo. Al mirar hacia arriba había una base de madera alargada que hacía la función de cartel de entrada, junto con dos troncos de madera posicionados de manera horizontal en los extremos. Solo tenía las letras "OS". Al mirar más delante había un camino de tierra, pero la presencia del cazador a unos metros más delante detuvo mi inspección del terreno.

Se giró hacia nosotros y sonrió con satisfacción en su mirada.

—¿No que muchos huevos, vampiros?

Me acerqué dando zancadas hacia él, no planeaba golpearlo, pero necesitaba hacer algo para quitarle esa cara de "sabía que se cagarían encima".

Iba a responderle algo sumamente sarcástico e inteligente, que seguramente se me ocurriría en el transcurso de mis palabras , pero una ola de náuseas me subió desde el estómago y se paseó por mi garganta como modelo de Victoria Secret en pasarela.

Mis pensamientos carecían de sentido, pero es que el mareo me atacó desprevenida.

No pude contenerme. El vómito salió de mi boca y pintó la camisa estilizada (y que parecía de marca cara para el colmo) que llevaba Káliz puesta. Era una especie de mezcla roja y grumosa, y ahora estaba encima de Káliz.

Había vomitado a Káliz.

A

Káliz.

—Dios, que asco.

—¡Eso debería decirlo yo! —se hecho hacia atrás consternado por mi acción , pero no se podía mover mucho, tenía a Zayn encima suyo. Se miraba la camisa y me miraba a mí repetidas veces. Su cara era un poema.

Quise disculparme, pero sin darme cuenta ya estaba mirando el cielo, luego la cara preocupada de mi hermano entró en mi campo de visión.

Mis músculos habían perdido fuerza de repente, me sentía como una masa voluble y maleable en los brazos de mi hermano.

—No me siento bien —susurré con la poca conciencia que sentía que me quedaba. No entendía que me ocurría, pero no podía mantenerme despierta.

—No te...Daf....¡Hey!.....

Mis párpados cayeron y la conciencia escapó de mí nuevamente.

...

—No sabía que ahora se podía traer a las presas aquí —dijo una voz femenina.

—No se puede —le respondió una voz masculina esta vez.

—¿Y ella que hace aquí?

—Se ve que es su nieto, lo deja hacer lo que le dé la gana —respondió una tercera voz, uniéndose a la conversación de las dos anteriores.

Aquella conversación ajena sonaba al lado mío, obviamente no sabían que llevaba consciente hace unos minutos. No podía evitar prestarle atención de más a aquellas voces , porque estaba segura de que hablaban de Káliz, y de mi. Me quería mover y buscar a Elías lo antes posible, pero no sabía dónde estaba ni la situación en la que me encontraba.

Y para colmo estaba boca arriba en donde estuviera acostada, no podía ni pestañear.

Esperaría unos minutos, sí sentía que no se iban de allí, los atacaría en cuanto estuvieran distraídos.

—¿Ya despertó mi hermana? —escuché la voz de mi hermano sonando en el lugar y me levanté como muerto de la tumba al instante.

Abrí los ojos y lo vi parado frente a una puerta abierta. Él se sorprendió al verme levantarme de esa forma, a la vez que un grito me hizo saltar en el lugar, por poco me deja sorda.

—¡Su puta madre! —gritó la voz masculina, ahora un poco más chillona, la cual había escuchado al principio.

Desvíe mi visión hasta la fuente de aquella voz y me encontré con el joven cotilla que estaba preguntando por mi presencia. Su expresión lucía impactada. Tenía los ojos abiertos al igual que su boca de manera graciosa, mostrando una mueca exaltada que hizo reír a varios en aquel sitio. Entre ellos la chica a su lado.

—No seas ridículo, More —le replicó la chica mientras se sacudía ligeramente a la vez que se reía.

—Se levantó como una momia la desgraciada. ¿Qué le pasa? No sabía que los vampiros hacían eso —le respondió de manera dramática, incluso se puso una mano en el pecho.

Mi hermano se me acercó y se sentó en la cama donde estaba sentada, porque si, al abrir los ojos me ubiqué un poco en donde me encontraba. Era una especie de habitación, pero lucía muy ¿elegante? Las paredes eran rojas y el techo estaba adornado por un candelabro dorado, prendido por bombillas y con piedras de cristal muy bonitas. La cama también era enorme, como para caber cuatro personas fácilmente. Las sábanas que me tapaban eran de un rojo un poco más oscuro que el de las paredes, y el colchón tenía un edredón negro que ni se sentía al roce, era tremendamente cómodo.

No había dicho nada, me sentía en una especie de viaje astral. Mi hermano me inspeccionó el rostro, tocó mis brazos y me miró de arriba a abajo.

—¿Dónde estoy? —le pregunté unos segundos después.

—Es...—me respondió sin dejar de inspeccionarme—, algo difícil de explicar. Pero, básicamente estamos en La Organización. Te desmayaste cuando entramos.

Ósea, si me lo imaginé. Pero ahora, la razón...

—No me queda claro...

—Ya, pues, a mí tampoco —aceptó suspirando—. Pero al menos no nos encerraron en una celda antivampiros o algo así.

Miré un poco más a mi alrededor. La tercera persona era un hombre un poco más mayor que el resto. Rostro barbudo, pero no muy prominente, más bien una sombra negra y crespa cubriéndole la mitad del rostro. Tal vez cerca de los cuarenta. Y una mirada neutra y poco amigable. Parecía ser el más sensato de esos tres, aunque tampoco quería fiarme.

¿Pero quiénes eran? ¿Y porque estaban conmigo en esa habitación?

Me levanté rápidamente con mi hermano pisándome los talones y me detuve en medio de todos. Me sentía mareada todavía, con la pesadez del sueño profundo al que había estado sometida por no sé cuánto tiempo.

—No te muevas tanto, no sabemos lo que tienes, Daf.

—¿Lo que tengo? No tengo nada Eli, solo quiero saber la maldita verdad. No estoy para jueguitos ahora —dije caminando hacia la puerta.

Todos nos miraban en silencio, lo cual me parecía muy extraño. Esperaba que nos detuvieran a algo así. ¿Acaso no éramos su "presa", como había escuchado antes?

—¿A sí? —se paró frente a mí deteniéndome el paso— ¿Entonces porqué vomitaste sangre y te desmayaste de la nada?

—Solo me mareé —mentí.

—Daf —se puso los dedos en el puente de la nariz mientras fruncía esta—. Ya te he dicho mil veces que no puedes mentirme. Además, ¿crees que soy estúpido? Ahora, camina despacio y escúchame con atención —me agarró los hombros y los apretó ligeramente. Pude sentir una emoción estresante en aquel gesto—. Algo te pasa. Algo que no entiendo, y qué probablemente nuestros padres tampoco van a atender. Eso tiene que ver con esta gente, con este lugar, con el engendro de Káliz. No te tomes esto a la ligera, porque ahora mismo somos los que tenemos de perder. Así que por favor, no actúes por impulso.

—Yo... no estoy...

No pude terminar de hablar, porque uno de los individuos de la habitación nos interrumpió.

El señor que no había hablado, hasta ahora.

—Los llevaré con ella. Por lo que veo Káliz se va a demorar más de lo previsto —pasó a nuestro lado y abrió la puerta con extrema calma en sus gestos—. ¿O prefieren seguir esperando?

Iba a responder, pero de nuevo se me adelantaron para hablar.

—Se dónde está su despacho, no te molestes —respondió mi hermano y tomó mi mano llevándome con el—. Dile a Káliz cuando aparezca que puede mamármela.

Y con esa respuesta grosera y una pizca de desprecio y elegancia en sus gestos, mi hermano cruzo la puerta, conmigo siguiéndole los pasos, sin saber que carajos acababa de pasar, pero con la certeza de que lo siguiente que ocurriría, sería mucho peor.

...

Fascinante, inquietante y acojonante.

Eran las palabras más frecuentes en mi cabeza desde que comencé a caminar por los pasillos de aquel lugar. Mi mente iba y volvía, trepaba los colores secos y desgastados de los muros empedrados, y se deslizaba por las llamas de las antorchas de las paredes. Parecían bailar infinitamente, y sin embargo me daban la impresión de no moverse para nada. Era extraño. El ambiente traía oscuridad, pero igual podíamos movernos perfectamente. Podía verlo todo.

—Eli —dije anonadada mientras él no me soltaba aún la mano. No paraba de caminar—. Escúchame, Eli. Para ya. Dime que sucede. ¿A quién buscas? ¿Dónde estabas?

—Buscando lo mismo que tú. Respuestas. Justamente encontré a la persona correcta, al parecer el líder de esta mierda. Han pasado varias cosas desde que te desmayaste, pero ya que nos trajo uno de los cazadores estrella.., —aceptó con una mueca en su rostro—. Pero no podía confiar del todo en esa gente que dejaron a tu cuidado. Así que me fui un momento de donde me dejó el cazador esperando.

—¿Y dónde está el?

Se detuvo en seco de la nada y casi choco con su espalda. No me había dado cuenta de lo rápido que íbamos. Me miró y pude sentir que iba a preguntarme aquello que ni yo misma sabía si tenía respuesta.

Dios, como odiaba tener la razón a veces.

—¿Acaso importa? Ya tengo a la persona indicada para esto. ¿Porqué preguntas aún por esa basofia?

—Pues es normal ¿no? —dije a la defensiva—. Hace un segundo estábamos entrando por un agujero negro gracias a él, y de la nada me levanto y no lo veo por ningún lado. Es un poco extraño que no pregunté por el , después de la cantidad de cosas que hemos pasado , justamente relacionadas a "él". No puedo simplemente ignorarlo, aunque quisiera.

—Ya —resopló—. Pues no te veo esforzándote mucho para ignorar su existencia.

—¿Qué te pasa ahora Elías? ¿En serio quieres ponerte a discutir por esto?

—Es que no entiendo cómo puedes seguir confiando en él. Después de todas las mentiras que nos dijo.

—¿Pero a qué viene eso, mierda? Nos trajo aquí. Lo único que hice fue preguntar dónde estaba —contrataqué de manera rápida. Este tema me dejaba mucho que desear, pero aún no entendía porque mi hermano le daba tanta importancia a una simple pregunta.

—De todas las cosas por las que deberías preocuparte, lo haces justamente por la presencia de ese tipo.

—Pues Zayn también nos ha mentido y aún así tú te sigues preocupando por el.

—¿Qué? —preguntó con cierta burla. Sus colmillos se mostraron un poco en su sonrisa. Esa que yo muchas veces veces había visto, pero no para mí. Una cruel y espinosa. Una que no tenía miedo a herir—. Si te refieres a mis juegos e intentos de tirármelo creo que estás alucinando un poco, hermanita. A diferencia de ti, no caigo rendido por cualquier ser que me muestre la miníma atención o que me sonría bonito. Ese estúpido sirenito solo me servía para cogérmelo o sacarle información. Aunque ahora que lo pienso, sí que se parecen en algo ustedes dos. Ambos son ingenuos si creen que en serio van a importarle una mierda a...

El golpe resonó tan alto que hizo eco en el largo pasillo. Mi mano ardía, y mi corazón sentía que se saldría en cualquier momento. Nunca pensé que tendría una necesidad tan grande de golpear a mi hermano para que se callara. Su cara se quedó virada hacia un lado, todo su cachete tenía la marca de mi mano roja por la bofetada. Si a mí me dolía, no me imaginaba lo que sentía él, pero no me arrepentía.

Sobre todo porque si el mismo seguía hablando, si que se iba a arrepentir.

—Sabía que eras un imbécil, pero no hasta el punto que hasta tu hermanita menor que te idolatra como a un Dios tuviera que golpearte por eso.

Tras la espalda de Elías estaba parado Zayn. Se notaba mucho mejor que cuando lo dejamos con Káliz. Imperturbable y cerrado como una roca. No parecía afectado en absoluto por la anterior declaración del idiota impulsivo que golpeé, pero intuía que estaba actuando.

No sabía cuánto tiempo llevaba ahí, pero esperaba que no demasiado. No pude ver la expresión de Eli, aunque la verdad ni siquiera me dio tiempo de procesar bien lo que me había dicho, ya que mi atención fue robada por el sonido de unos tacones y una voz silbante y agraciada que me llamó.

—Así que eres tú —sus ojos me parecían familiares. Y no creía que fuera una coincidencia—. Pensé que exageraba, o que simplemente se estaba inventando otra excusa para pasar de largo su trabajo, pero francamente ahora estoy... impresionada.

Aquella anciana de ojos negros y arrugados por la edad me miraba como un espécimen en peligro de extinción, o tal vez una criatura exótica ¿Quizás un alíen? Solo podía sentir como me analizaba y observaba cada parte de mi sin vergüenza alguna.

—¿Y usted es...? —me atreví a preguntar.

—Carlotta —respondió sin reparos y con tono demasiado dulce para su puesto laboral en aquel sitio—. Soy la líder de La Organización.

El silencio no duró mucho, ya que la anciana nos mandó a pasar a una habitación, la cual estaba justamente frente a nosotros.

Elías no me había mirado, ni siquiera me había dirigido la palabra, pero eso no era importante ahora. La sensación que esa señora ejercía sobre mí me causaba un cosquilleo en la nuca.

Nos adentramos en la dichosa habitación y me recordó muchísimo al despacho del director de la universidad. La misma ecuación en diferentes contextos. Una mesa larga que hacía la función de escritorio. Un ventanal detrás que daba hacia un profundo y hermoso bosque, además de unos libreros muy llamativos en el lateral izquierdo de la sala. Eran llamativos ya que no parecían ser de madera, tenían un color plateado que las hacía resaltar bastante.

Ella tomó asiento y yo me fijé si Zayn nos había seguido. No quería perderlo de vista, ya que quería preguntarle cómo seguía.

Menos mal él había entrado con nosotros, intenté buscar su mirada pero solo se paró al lado de Carlotta, y cuando me miró, no pude encontrar ningún rastro de la antigua conexión que había sentido con el. Era como ver de nuevo a un extraño. Telarañas grises y polvorientas que no dejaban ver más allá de lo que quería mostrar.

Me frustraba, mucho. No quería que Zayn me odiara.

Maldito Elías y su gran bocota.

—Daphnet —miré a la señora cuando mencionó mi nombre—. Eres bastante joven.

—Y tú bastante vieja.

Pensé que se molestaría por mi respuesta tan grosera, porque ni yo había pensado mucho lo que dije, pero solo se río. Por lo menos no tenía un ego débil.

—Joven e impulsiva. La fórmula definitiva para el desastre —mencionó mientras removía algunos papeles en su mesa. Ahora que me fijaba mejor. Tenía varias carpetas y papeles encima de ella—. Y añadiéndole lo que eres, no me extraña que se hayan metido en tantos problemas últimamente. ¿Sabían que en este pueblo está la base más fuerte de La Organización?

—Ni siquiera sabíamos de su existencia —respondió Eli por fin. Se adelantó un poco, ya que se había quedado unos pasos detrás de mí, y se posicionó a mi lado.

—¿En serio? Eso es bastante extraño. De ella tal vez lo entienda, pero tú eres mucho mayor, por lo que han investigado mis chicos.

¿Sus chicos? ¿Así les dice a los cazadores?

—¿Desde cuando nos están siguiendo?

—Desde que naciste, Elías Witchblood —su mirada se volvió resbaladiza, o más bien ágil. Como si pudiera deslizarse sobre nosotros y ahorcarnos como una serpiente. Está vieja no era una anciana normal, eso ahora lo tenía más que claro. El tono de su voz también se volvió demandante—. Tenemos bajo nuestra mira a la familia de vampiros que dio a luz al primer puro desde hace siglos. Sino podemos detectar algo como eso, ¿cómo podríamos darnos el privilegio de llamarnos cazadores?

Mi hermano no perdió la compostura, pero yo tenía los ojos casi al desbordarse. La imagen de Carlotta era la definición de liderazgo personificado. O algo así. Sus ojos, su postura, su manera de hablar, todo indicaba que sabía perfectamente lo que hacía, y no dudaba en ninguna de sus respuestas ni acciones. Ni el más mínimo temblor ,a pesar de estar en presencia de vampiros, y de que era una vieja.

—Increíble —se me escapó en un susurro.

Carlotta dirigió su mirada hacia mí y sonrió complacida.

—Se ve que eres inteligente —dijo levantando su arrugada mano en mi dirección. Hizo un gesto con su palma para que me acercara—. Ven aquí.

Dudé un poco. Por alguna razón creía peligroso acercarse. Era una anciana, pero no era estúpida. Por algo era la líder de este sitio, pero miré de nuevo a Zayn.

Sus ojos no dudaron. Sentí que me decía que confiara sin mover la cabeza.

Volví a ver a la señora e hice lo que me pidió. Me apoyé en la mesa con los codos y ella tomó mi rostro en sus manos. Me tensé al instante , pero luego observé sus ojos. Negros como la noche.

Eran parecidos, pero no idénticos.

—Ojos violetas —dijo de manera relajada—. Ni siquiera tienes que decirlo. Se ve a millas que no eres humana, niña. La belleza de lo sobrenatural es imposible de esconder en ti.

No sabía porque, pero se escuchaba como un regaño.

—Lastima que un ser tan bonito esté condenado a la muerte.

💀

Desconocido

Observar las luces desde estas alturas ha sido siempre un hábito que logra dejarme volando por lugares fascinantes de mi mente. Lugares que puedo controlar y satisfacer como me plazca. Lugares que estoy seguro de que nadie además de mi querría visitar.

—Ah, señor. Por dios... no deje de moverse, se lo ruego —gimió con voz temblorosa la mujer que tenía arrodillada en cuatro patas en el asfalto del edificio. Creo que ya se me había olvidado lo que estaba haciendo —Señor...así ....¡Oh! Sí, sí...a eso me refería.

Estuve moviéndome rápido y certero contra su feminidad por unos minutos más, hasta que la mujer calló agotada al suelo. Su líquido brillaba entre sus piernas desnudas, y su sudor recorría por su sexy y bien formado cuerpo. Sus curvas todavía estaban cubiertas por el vestido negro elastizado que le había subido para cogérmela.

Me masturbé un poco más y logré correrme al final, pero no fue tan placentero como me lo había imaginado cuando la ví en aquella esquina.

—Deprimente —susurré para mi mismo y cerré mi cremallera.

La chica recuperó su respiración y se sentó en el suelo, aún con las nalgas al aire. Podía ver su zona mojada aún por la posición en la que estaba. Esperaba que no quisiera otra ronda, porque ya me había aburrido de ella.

—¿Y bien? ¿Te gustó, bombón?

Le dí solo una mirada y sentí como la puta temblaba. Se bajó el vestido rápidamente y se levantó con las piernas tambaleándose como pollo recién nacido. Patética humana.

No podía creer lo que hacía con tal de poder recordarla de vez en cuando. Estas humanas no le llegaban ni a la uña de sus hermosos pies, pero de vez en cuando no podía evitar querer buscarla en otros cuerpos.

Está espera me estaba volviendo loco.

—Y-yo —balbuceó casi con los mocos afuera—. Mejor me voy.

—¿A, sí? ¿Con permiso de quién?

—Pero pensé ...tú...

—Estás son las cosas que me hartan de los mortales, se creen con la capacidad de pensar estar siempre en lo correcto. ¿Tan difícil es aceptar que vas a morir?

La humana se crispó de pies a cabeza. Estas actitudes suyas nunca dejarían de serme entretenidas. Tan indefensas ¿Cómo una raza tan inútil había evolucionado tanto?

—¿Qué? ¿Cómo? Oiga no estoy para bromas, solo déjeme marcharme.—se movió hacia atrás, pero lo único que quedaba para escapar, era el vacío, y una caída de cien metros de altura.

—Una mujer tan parecida a ella no tiene derecho a vivir —la arrinconé hasta que tuvo que pararse en el precipicio.

El viento frío movía sus húmedos cabellos, el maquillaje corrido por las lágrimas la hacía parecer una pintura mal hecha. Una obra abandonada que no tenía otro destino, que no fuera la basura.

—¡Por favor! ¡Imbécil, hijo de puta! ¿¡Qué te hice?! ¡Solo estoy buscándome la vida como todos! —se tambaleó y giró su cabeza para mirar hacia abajo. El llanto le estaba provocando hipo, y los mocos líquidos y verdes ya llegaban a su barbilla —¡No quiero morir! ¡Por favor! ¡Tengo una hermana pequeña, ella no tiene a nadie más! !Por favor, se lo imploro! ¡Déjeme vivir!

Suspiré profundamente y miré hacia arriba. El cielo no tenía ni una estrella. Esta noche no había sido tan productiva, daba hasta pena.

—Mm —musité pensativo—. Esta bien, no soy un monstruo.

La esperanza iluminó sus facciones, provocando que llorara por el alivio. Su pecho subía y bajaba con rapidez, a la vez que parecía volver a respirar.

—No sé quién eres, pero en verdad te agradezco.

Le sonreí con amabilidad y tomé su mejilla derecha en mi mano. Tenía unos ojos angelicales. Iguales a los de ella.

—Tan bella, antes de que bajes... te contaré un secreto —me acerqué a su oído y susurré—Las mentiras las creo un monstruo.

Mi sonrisa creó terror en sus ojos, y mi mano fue lo último que vio aquel bonito ángel. Como lo había dicho, le confié mi secreto antes de que bajara.

Las sirenas de las ambulancias y la policía no tardaron en sonar debajo de mi.

¿Cuando volveré a verte, mi querido ángel maldito?

Te estoy esperando.

Continue Reading

You'll Also Like

2K 487 26
#2 Bilogía Sueños de Luna La historia continúa, cuatro años después. Y aún así, después de todo ese tiempo, cuenta la leyenda que aquel cigarro que s...
17.5K 1.6K 29
"𝘚ó𝘭𝘰 𝘵ú 𝘱𝘶𝘦𝘥𝘦𝘴 𝘪𝘭𝘶𝘮𝘪𝘯𝘢𝘳 𝘭𝘢 𝘰𝘴𝘤𝘶𝘳𝘪𝘥𝘢𝘥 𝘲𝘶𝘦 𝘮𝘦 𝘳𝘰𝘥𝘦𝘢." 𝘑- "𝘚ó𝘭𝘰 𝘵𝘶 𝘱𝘶𝘦𝘥𝘦𝘴 𝘤𝘢𝘭𝘮𝘢𝘳 𝘦𝘭 𝘤𝘢𝘰𝘴...
232K 18.2K 7
Universidad: f. Institución de enseñanza superior e investigación con diversas facultades y escuelas. ¿Que acabó de aceptar? Buda, ¿Este sera el año...
14.6M 1.7M 37
[COMPLETADA] Ella es un vampiro convertido. Él es un vampiro purasangre. Ella aún se aferra a su humanidad, él es un asesino frío. Sus mundos son com...