VIRUS LETAL || YOUNG ROYALS

By nncabello

369 26 2

"-Voy a morir -Acepté con tristeza-. Ellas van a morir -Continué. Y jamás había sentido peor nudo en mi garga... More

AVISO
Prólogo: August Crowley
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3

Capítulo 4

35 5 0
By nncabello

Comenzaba la tarde del día cuatro cuando escuché una fuerte discusión a las afueras de la habitación que Wille y yo compartíamos. Él había ido a buscar nuestro almuerzo mientras yo intentaba descansar, pues al parecer estar muriendo y tener sexo con tu novio terriblemente ardiente al mismo tiempo es más que agotador.

Me levanté rápidamente y cubrí mi cuerpo con las sábanas.

No me importaba que Stella, Fredrika y Felice supieran que había tenido sexo con Wilhelm. Nos habían escuchado después de todo.

¡¿Qué sucede acá?! —Pregunté alarmado a Stella, Fredrika y Felice, quienes estaban sentadas en el suelo jugando a las damas chinas. Wille reía a un lado, y tenía mi plato de comida entre manos.

De inmediato voltearon a verme, y abrieron tanto los ojos que pensé que se les saldrían.

Wille corrió rápido hasta donde yo estaba y se colocó frente a mí. Él no quería que me vieran ni a mí ni a mi estúpida sábana con olor a sexo.

¡¿Es en serio, Wilhelm?! ¡Ya lo vimos!  —Exclamó Stella con los brazos cruzados. Estaba alzando una ceja y se veía algo molesta—. Eres un estúpido novio celoso y posesivo.

Lo sé. Lamento si te molesta.

A mí no me molesta —Lo tranquilicé mientras acariciaba sus brazos. No sabía que había pasado, pero no quería verles pelear. Estábamos muriendo, y que muriéramos siendo infelices no era uno de mis deseos.

¡A ti solo te importa que te de sexo todas las noches, Simon! —Exclamó Stella con furia.

Mala idea.

Vuelve a hablarle así y me conocerás realmente enojado —Amenazó Wille apuntándola con su dedo. Sé que Stella no lo dijo con mala intención, pero supongo que mi novio estaba alterado en ese momento.

¡Basta! —Esa fue Felice. No habría esperado menos de ella.

¡Fue quien inició todo esto! —Chilló.

Es una estupidez pelear por algo así, Stella.

¡Tú también estabas enojada!

Lo estoy, pero no por eso voy a golpearlo hasta la muerte... Y tú también deberías calmarte un poco, Wilhelm.

Digamos que tenía problemas de ira.

Hazle caso a Felice, amor —Susurre mientras apoyaba mi mentón en su hombro. Quería abrazarlo, pero mis brazos estaban demasiado ocupados manteniendo las sábanas en su lugar, y haber permitido que ésta se cayera solo lo habría alterado más.

Está bien —Suspiró mi novio.

Bien. Otra guerra había sido evitada.

Ahora van a contarme qué sucedió —Dije mientras me sentaba en el sofá y reacomodaba la sábana. Wille se aseguró de que se mantuviera en su lugar.

Lo entiendo. No me habría gustado que nadie, ni siquiera mis amigas, vieran su cuerpo.

Él era solo mío.

Felice, Fredrika y yo estábamos jugando a las damas chinas —Comenzó a explicar con furia mi mejor amiga— cuando tu novio vino a buscar tu comida... Supongo que estaba muy necesitado de otra ronda contigo en esa puta cama, porque no vio donde pisaba y nos tiró el juego... ¡Y yo iba ganando!

¡Por Dios, Stella! ¡Estaba ganando yo! —Se quejó Felice con evidente molestia.

Quise abofetearme al instante. No podía creer que pelearan por algo tan estúpido.

¡Ni siquiera nos pidió perdón! —Se quejó mi mejor amiga.

¡Es solo un juego, Stella! —Intentó justificarse mi novio.

¡Justicia! —Exclamó Felice.

Creo que si Fredrika se hubiera levantado del suelo y hablado habría estallado la tercera guerra mundial en esa pequeña área de aislamiento.

Wille, mi amor, discúlpate... —Le pedí suavemente.

Puede que me aprovechara del poder que tenía sobre él en ese momento, pero el hambre me estaba matando y necesitaba que aquel conflicto se solucionara rápido.

Pero, Simme...

Discúlpate y promete que la próxima vez serás más cuidadoso.

Pero...

¡Tengo hambre, Wilhelm!

Simplemente se cruzó de brazos y resopló antes de mirar a Stella, Felice y Fredrika, ésta última sentada en el suelo con un semblante amenazador.

Lo siento. La próxima vez voy a fijarme bien en su estúpido juego.

¡Simme! —Chilló Stella.

Les tengo mucho cariño, pero debo admitir que me daban dolor de cabeza algunas veces.

Ya tuviste lo que querías, Stella. Ahora déjalo en paz. Tengo hambre.

No me vengas con eso —Murmuró Felice—. ¿Cuántas veces te comiste a Wilhelm en la madrugada?

Miramos a Felice con los ojos completamente abiertos.

Wille se sonrojó, y creo que yo también. Fredrika comenzó a reír.

¿Qué? —Preguntó Felice seriamente ante nuestra graciosa reacción— No es como si no supiéramos que tienen sexo cada vez que pueden.

¡Por la Santísima Trinidad, Felice! —Esa fue Stella, siempre exagerando— Tú eres un ángel. No puedes hablar de estas cosas. Está prohibido.

No soy ningún ángel, Stella —Murmuró mientras elevaba una de sus cejas—. ¿De dónde crees que salió Ty? ¿Crees que es producto del Espíritu Santo?

Creo que el estar muriendo, el poco espacio y la reciente pelea la estaban volviendo un poco loca.

Puedo darte detalles de cómo Madison y yo creamos a Tyler si es lo que necesitas...

¡No! —Se negó de inmediato Stella. Se veía completamente aterrorizada.

Yo también lo estaba, así que rápidamente me dirigí a nuestra habitación.

Wille me siguió, pero no sé si lo hizo porque tampoco quería escuchar las experiencias sexuales de Felice o porque lo que más amaba en el mundo era estar a mi lado.

Aun no puedo creer que pelearan por algo tan estúpido —Me reía mientras volvía a recostarme en la cama y reacomodaba la sábana sobre mi cuerpo.

Sé que fue algo estúpido, pero Stella empezó todo esto. Yo solo estaba intentando defenderme—Intentó justificarse—... ¡Me llamó pasivo! ¡Pasivo!

Reí ligeramente porque me parecía increíblemente gracioso que mi mejor amiga hiciera enojar a mi novio con algo tan pequeño.

Aun tengo tu almuerzo acá —Dijo después de unos minutos mientras se sentaba a mi lado en la cama. Yo coloqué mi cabeza sobre sus piernas y le permití acariciar mi cabello con su mano libre.

Se sentía increíblemente bien.

Aliméntame —Supliqué sentándome en la cama, junto frente a él, y haciendo el mejor de mis pucheros. Llevé la sábana conmigo. No quería distraerlo.

Él terminó cediendo.

Luego de alimentarme y regalarme unos cuantos increíbles besos, se quedó dormido.

Supongo que la noche anterior le estaba pasando factura después de todo.

Yo decidí ir a bañarme, y mientras el agua golpeaba la sensible piel de mi espalda me permití suspirar mientras recordaba el comienzo de mi historia con Wille.

El principio del fin.

Tenía catorce cuando mamá me cambió de escuela por asuntos de trabajo de papá.

No me desagradaba la idea, pues en ese colegio estudiaba Stella, mi mejor amiga. Allí conocí a Fredrika, quien se llevaba increíblemente bien con Stella a causa de su amor incondicional a One Direction, y también a Felice, quien trabajaba en la biblioteca escolar.

Fue allí donde vi a Wille por primera vez,  y jamás imaginé que se convertiría en el primer y último amor de mi vida.

Yo estaba en la biblioteca buscando un libro de historia cuando lo vi a mi lado.

No sé si buscaba el mismo libro que yo o si solo pasaba por allí, pero en cuanto me vio simplemente se presentó diciendo su nombre y se fue con pasos rápidos pero firmes.

Luego volví a encontrármelo en el mismo sitio una y otra vez hasta que descubrí que asistíamos a la misma clase de historia. Yo no me había dado cuenta porque siempre me sentaba adelante y él atrás, pero un día el profesor le obligó a hacer un trabajo conmigo y comenzamos a hablar.

Supongo que lo que más me encantó de él fue su increíble inteligencia.

Fuimos amigos hasta el día de nuestra graduación, donde me pidió ser su novio leyendo uno de los pasajes de mi libro favorito. Estábamos en mi casa, por cierto. Yo no había querido ir al baile porque odiaba esas cosas, y él, al no verme allí, simplemente decidió buscarme.

Y aunque odiaba los bailes, cuando reprodujo nuestra canción favorita en el reproductor acepté su mano e iniciamos una danza lenta y algo torpe.

No se quejó cuando lo pisé con mis zapatillas deportivas.

Ese día nos besamos por primera vez, y juro que fue increíble.

... Volví a la realidad cuando sentí unos tiernos brazos envolver mi cintura y un suave beso en mi hombro húmedo.

Al parecer alguien había despertado.

¿Quieres bailar? —Pregunté de repente mientras me daba la vuelta, encontrándome con su majestuosa desnudez.

Él era más que perfecto.

Él era completamente mío.

¿Bailar? —Estaba claramente confundido, y también distraído.

¿Por qué no? —Intenté persuadirlo mientras rodeaba su cuello con mis brazos y me acercaba más a su cuerpo.

Comencé a cantar a su oído nuestra canción favorita, la canción que habíamos bailado aquella noche en la que yo me quedé en casa y él se fue del baile de graduación solo para pedirme ser su novio con un pasaje de mi libro favorito.

No recordaba bien la letra, pero si el ritmo, así que cuando olvidaba algunas palabras simplemente tarareaba.

De repente comenzamos a balancearnos lentamente aún bajo el agua de la ducha y apoyé mi cabeza en su hombro, suspirando.

No se quejó cuando lo pisé con mis pies descalzos, y tampoco cuando le pedí que saliéramos porque terminaríamos resfriándonos.

Bailamos desnudos una vez afuera, y tarareamos la misma canción una y otra vez.

Fue un momento íntimo, dulce, hermoso...

No intentamos otras cosas ni nos besamos como si el mundo dependiera de ello.

Era un baile sin segundas intenciones.

El último baile del amor.

Amaba a Wilhelm, el chico que conocí en una biblioteca, ese que podría haber hablado de puertas con los ojos iluminados, ese que se marchó de su baile de graduación solo para estar conmigo, ese con quien tarareé mi última canción.

Te amo —Susurró contra la piel de mi frente antes de depositar un tierno beso allí.

Te amo.

Y aunque no era un gran discurso como esos que aparecían en todos los libros románticos que leía, lloré.

Lloré porque esas dos simples palabras encerraban el más sincero sentimiento de todos. Lloré porque yo también lo sentía.

Lloré porque lo decía de verdad.

Él también lloró, y creo que por las mismas razones que yo.

Y nos abrazamos aun desnudos, y creo que lo más hermoso de todo esto es que ninguno intentó nada más.

No éramos solo sexo. No queríamos solo besos y unos cuantos orgasmos.

En realidad, si me hubieran dicho que en ese mes que iba a estar en el área de aislamiento no podíamos hacer el amor no me habría importado.

Me habría conformado con algo tan simple como un abrazo, un corto beso, el contacto de nuestras manos o una tierna mirada. Me habría conformado con poco, y para mí habría sido mucho.

Cuando terminamos de bailar nos vestimos lentamente. Yo solo me coloque los bóxers y una camisa enorme. Wille usó un short, una camiseta y el cárdigan que le "regalé" el día en el que nos infectamos.

En realidad, durante nuestro tiempo en el área de aislamiento, Wille nunca se quitó ese cárdigan más que para bañarse y para hacer el amor conmigo.

¿Quieres salir un rato? —Pregunté a mi novio. Era la hora de cenar de todos modos, y pensé que pasar un tiempo con Stella, Felice y Fredrika nos haría bien.

Stella aún está enojada conmigo, Simme —Algo me dice que quería quedarse allí.

Creo que mi siguiente comentario fue bastante cruel, pero río de todos modos.

Vamos, amor. Si Stella no te mata lo hará el virus, así que no deberías preocuparte demasiado.

Y salimos de ahí tomados de la mano.

Los hombres de blanco ya estaban pasando nuestros platos a través de la ranura llamada "Comida" y Stella los estaba recibiendo. Sé que eran ellos porque podía ver sus manos enguantadas sosteniendo los platos. Wille fue de inmediato y le ayudó con los últimos dos.

Suspiré al ver que el conflicto de horas atrás parecía haber sido olvidado, y de inmediato preparé mi garganta para llamar a las demás.

¡Felice! ¡Fredrika! ¡Hora de comer! —Grité. Creo que lo hice muy alto, pues Stella y Wille casi dejaron caer los platos de comida al suelo.

Pero, aunque llamé a las dos, solo Felice apareció.

¿Qué comeremos hoy?

Pero nadie respondió.

Estábamos esperando algo, o alguien.

Creo que Felice también se dio cuenta, porque de inmediato se volteó a mirar a la puerta de la habitación de Fredrika.

Pero ella no salió de ahí.

La primera en reaccionar fue Stella, quien golpeó la blanca puerta de la habitación varias veces.

Fred —La llamó—. Fred... ¿Estás allí? Por favor sal... nos estás asustando, Fred.

Pero ella no respondió, y tampoco abrió la puerta.

Tal vez... esté en el baño —Intentó tranquilizarnos Felice, pero ella se veía igual de nerviosa. Se acercó a la puerta, y pude notar el ligero temblor en sus manos.

No escucho la ducha, Felice —Se desesperó Stella— ¡No escucho la puta ducha!

Wille y yo estábamos igual de alterados.

De inmediato corrimos a la puerta, pero solo Wille tuvo el valor de abrirla.

Teníamos mucho miedo. Podía sentirlo.

El Virus Letal no tenía una fecha específica para matar. Podía tardarse un mes o solo un par de días.

Stella sabía esto. Uno de sus hermanos había muerto veinticuatro horas después de enfermarse.

Nos tomó bastante tiempo decidirnos entrar a aquella habitación.

No queríamos verla muerta. No queríamos perderla aún.

Lo primero que vimos fue su cama vacía y la puerta del baño abierta... Y luego mis ojos chocaron con su cuerpo acurrucado en un rincón, y escuché sus sollozos.

Creo que dejamos escapar un suspiro en ese momento, o, al menos, Wille y yo lo hicimos.

De inmediato corrimos a abrazarla, disfrutando de sentir su respiración.

Y lloramos, pensé que, si estábamos así solo por una falsa alarma, cuando ella se marchara acabaríamos devastados.

¡Eres una idiota! —Reclamó Stella mientras la golpeaba— Nos diste un susto de muerte.

Puede que Stella fuera algo extraña en sus demostraciones de afecto, pero puedo asegurar que la traducción de su frase era algo como: "Te quiero. No vuelvas a hacernos esto".

Ella no nos pidió perdón verbalmente, pero se secó las lágrimas, se levantó y nos abrazó con toda la fuerza que tenía. Y fue suficiente para cada quién.

¿Por qué lloras, Fred? —Preguntó Felice tomando una de sus manos tiernamente mientras la miraba fijamente a los ojos.

Wille la estaba abrazando fuertemente mientras besaba su cabeza y cerraba los ojos. Supongo que, a pesar de ser realista, no estaba preparado para ver a nuestras amigas morir.

Fred, por favor... podemos ayudar —Supliqué.

Ella solo intentó sonreír y negó con su cabeza, como restándole importancia.

Fredrika, por favor —Suplicó Stella. Ella estaba increíblemente dolida. Supongo que era porque estaba perdiendo a una de sus mejores amigas, esa con la que lloró durante largas noches cuando supo de la muerte de su cantante favorito, esa con la que hacía locuras y reía a más no poder.

Nos estábamos perdiendo.

Supongo que ver a Stella, amante de las bromas, tan triste la conmovió, pues se llevó un dedo a la cabeza y suspiró.

¿Estabas pensando? —Intentó adivinar Stella.

Fredrika asintió.

Jamás supe en lo que estaba pensando, pero supongo que debía de ser algo realmente triste.

Traeremos tu comida hasta acá, Fred —Le dijo Felice con una dulce sonrisa—. Vamos a cenar juntas.

Ante estas palabras mi novio se alejó. Tenía los ojos rojos y las mejillas repletas de lágrimas, pero aun así yo sentí que estaba intentando contener algo.

Yo... ya no tengo hambre —Dijo Wille—. Voy a dormir.

¿Te acompaño? —Pregunté suavemente mientras sostenía su mano.

No. Yo... —Suspiró— necesito estar solo.

Y se retiró no sin antes abrazar a Stella, Fredrika y Felice fuertemente. Creo que les susurró que las quería, pero no puedo asegurarlo.

Luego se fue dando cortos pasos, y yo lo miré hasta que desapareció tras la puerta.

No lo seguí, pues sabía que mi presencia no le ayudaría.

Cenamos en silencio, y Stella hizo reír a Fred con bromas de Harry Styles tanto como pudo. También comenzó a cantar sus canciones y a bailar como él, también intentó hacer una imitación.

Felice se sumó a eso de las imitaciones y comenzó a cantar como Shakira, así que Fred y yo terminamos escuchando una mezcla de "Fine Line" y "Loba". Y como yo no podía faltar comencé a cantar "Break Free" de Ariana Grande, pero mi imitación era pésima, así que Stella me obligó para que me callara.

El resultado de nuestra locura fue la hermosa risa de Fredrika llenando la habitación y la de mis amigas y yo imitándola.

Y como la locura hizo que nuestra noche pasara volando, no me di cuenta de la hora que era hasta que el reloj de pared que había en el salón dio las doce.

De inmediato mi mente reaccionó y recordó lo sucedido, así que me fui y no me molesté en despedirme. Me había acordado de Wille, del estado en el que había estado al irse y de lo mucho que parecía haberla hecho sufrir la idea de perder a nuestra amiga.

Cuando entré las luces estaban encendidas, pero Wille estaba recostado en la cama, aparentemente durmiendo.

Supe que estaba fingiendo, por supuesto, pues podía ver su respiración irregular y las lágrimas aun descendiendo por sus mejillas.

Me recosté a su lado sin decirle nada y abracé su cintura mientras entrelazaba nuestros dedos. Las sujetó con fuerza, como si de esta forma pudiera evitar que me fuera.

Y nos quedamos dormidos mientras él lloraba y yo sentía que cada una de sus lágrimas me quemaba el corazón.

Continue Reading

You'll Also Like

615K 89.7K 88
Toda su vida fue visto de menos y tratado mal por las personas que decían ser su familia, estaba cansado de que todas las noches llorara por aunque s...
593K 48.7K 167
~SINOPSIS DE LA 1ª PARTE~ Anya Forger, la adorable y telepática niña, se ve envuelta en un enredo de rumores junto con Damian Desmond, el hijo del pr...
2.4M 247K 134
Dónde Jisung tiene personalidad y alma de niño, y Minho solo es un estudiante malhumorado. ❝ ━𝘔𝘪𝘯𝘩𝘰 𝘩𝘺𝘶𝘯𝘨, ¿𝘭𝘦 𝘨𝘶𝘴𝘵𝘢 𝘮𝘪𝘴 𝘰𝘳𝘦𝘫...
1.4M 130K 41
¡Está historia ya no está disponible para su adaptación!. →Dónde Jungkook es el padrastro de Jimin y descubre que Jimin tiene OnlyFans← - Quiero que...