Namaoyi estaba sentada, impaciente, en la ladera de la roca en las calas de la montaña, esperando que regresara la mayor parte de la familia. Kiri y Tuk estaban refugiados en la tienda detrás de ella, pero la niña simplemente no pudo evitar sentarse en una sábana cubierta de verde. Especialmente cuando sabía que Neteyam y Lo'ak estaban ahí fuera, volando en el cielo de Pandora. Sin embargo, lo que no sabía era que sus dos amigos estaban en el suelo.
Miró sus pies flotando en el aire claro, las ondas oceánicas enjabonando los bordes de su piel acuosa brillando a la luz del sol. Jake y Neytiri le habían hablado del clan Metkayina, de donde imaginaban que provenía. Tenían poca idea de cómo la joven había aparecido aleatoriamente tirada en el suelo del denso bosque de Pandora, incluso después de pasar noches especulando sobre las muchas formas en que lógicamente podría haber sucedido, pero todavía no tenían ni idea.
Una línea irregular a través de sus pensamientos fue el sonido del ikran regresando con sus jinetes. Sin embargo, uno regresó solo.
"¡Kiri! ¡Tuk!" Namaoyi gritó detrás de ella mientras se levantaba, con los ojos enfocados en el solitario ikran que volaba hacia ella. Escaneó sus alas, cuerpo y ojos, antes de concluir que era el ikran de Neteyam.
Sus ojos se dirigieron a los de Jake y al chico detrás de él mientras volaba hacia el lugar de aterrizaje junto a ella, las manos de Neteyam alrededor de la cintura de su padre mientras miraba alrededor de la cueva con ojos cansados. Sólo se iluminaron cuando vio a la chica en las rocas.
"Neteyam, ¿qué pasó?" Se apresuró tan pronto como Jake aterrizó, corriendo hacia adelante para ayudarlo a bajar del ikran. Él le rodeó el hombro con el brazo y su mano encontró la parte superior de su espalda, mientras él hacía una mueca de dolor una vez que sus pies tocaron el suelo irregular.
"No pasa nada, Mao. Tienes que dejar de preocuparte tanto", sonrió con los ojos entrecerrados, empujando su incómodo dolor hacia atrás lo más que pudo. Él siempre hacía eso, alejaba sus sentimientos para poder concentrarse en los demás. Namaoyi era una de las únicas personas que podía ver más allá de sus mentiras desesperadas.
Ella frunció el ceño, lo que se profundizó una vez que su dedo se deslizó sobre un líquido espeso que se aferraba a la espalda del niño. Ella miró hacia atrás mientras apartaba ligeramente la mano, solo para darse cuenta de que su sangre ahora estaba cubriendo sus dedos. De repente, su leve cojera, sus ojos arrugados y la forma en que su cuerpo se adaptaba sutilmente al de ella se volvieron demasiado obvios.
"¡Neteyam!" Ella espetó con el ceño fruncido, ayudándolo a llegar a una de las cajas al lado de su tienda. "Estás sangrando, mentiroso. Algo anda mal".
Él simplemente se rió. "Estoy bien, Namao, de verdad. Es sólo un rasguño."
"Sólo un rasguño", chasqueó ella, mirándolo con ojos de regaño. Él la miró con alegría, su dolor desapareció mientras sus dedos tocaban los bordes de la caja.
"¡Neteyam! ¡Lo'ak!" Jake gritó una vez que desmontó de su ikran. "Estabais de avistadores. Si observáis naves nos informáis ¡DESDE LEJOS!" El hombre estaba enfadado, más allá de eso, mientras Neytiri sostenía a una preocupada Tuk en sus brazos. Kiri compartió una mirada con Namaoyi, cuya mano naturalmente había encontrado el hombro de Neteyam. Todos se asustaron cuando su voz rebotó en las paredes de la cueva. "Joder, os doy una misión, par de genios, y desobedecéis una orden directa".
"Disculpa, Jake, si puedo-"
"No, ahora no, por favor", suspiró y sacudió la cabeza en voz baja. Ella frunció el ceño y retrocedió hacia las sombras mientras Neteyam la miraba y colocaba su mano reconfortantemente sobre la de ella.
"Está bien", articuló, antes de que su padre comenzara a hablar de nuevo.
"Kiri, ¿puedes ir a ayudar a tu abuela con los heridos, por favor?" Murmuró, mirando a la chica que había fruncido el ceño.
"Mi hermano está herido", razonó.
"Tuk, ve con ella" Jake insistió, la irritación apareció en su rostro. Tenía la frente arrugada y las mejillas tensas mientras observaba a sus hijas alejarse lentamente. "Namaoyi, por favor, ve con ellas."
"No sin Neteyam." Ella captó la expresión molesta del hombre con la suya propia. "Está sangrando", exasperó mientras movía su mano del hombro del niño para señalarlo.
"Lo enviaré pronto, continúa". Él le hizo un gesto con la mano. Miró al hijo mayor que estaba a su lado.
"Está bien, te encontraré pronto", prometió con un breve movimiento de cabeza. Ella suspiró, forzando una sonrisa, antes de seguir a las dos chicas.
Más tarde esa noche, los niños Sully y Namaoyi estaban acurrucados en su tienda con la abuela de la familia. Namaoyi se sentó junto a Neteyam mientras su abuela le aplicaba un gel curativo en la herida de la espalda, y el niño apretaba con más fuerza la mano de su amiga cada vez que la mujer ponía una nueva mancha de la mezcla en la piel de su columna.
Kiri estaba al lado de la chica, Lo'ak frente a ellos, mientras Spider caminaba por la habitación sin pensar. Sólo se detuvo cuando Neteyam dejó escapar su sexto silbido de dolor.
"Aww, ¿un besito en la pupita?" Bromeó el chico humano, moviendo las cejas mientras miraba al hijo Sully con el ceño fruncido. Namaoyi puso los ojos en blanco.
"No tiene gracia, Spider. Me gustaría verte con un agujero en la espalda", replicó la chica con los ojos irritados. El chico vaciló ante su comentario antes de enderezar la espalda.
"No tiene un agujero en la espalda", se rió Spider mientras señalaba a Neteyam, quien constantemente se movía en su lugar. "Tiene un rasguño".
"Te haré un rasguño", dijo Neteyam en voz baja antes de que su abuela le enjabonara otra cucharada de gel en la espalda. Dejó escapar otro silbido.
"No es un rasguño, Spider", terminó Namaoyi sacudiendo la cabeza. El niño se dio la vuelta mientras ponía los ojos en blanco, imitándola desde el otro lado de la tienda con una voz aguda mientras reanudaba su paseo. Neteyam, con su mano libre, recogió un recipiente vacío antes de arrojárselo a la cabeza del niño. Cayó al suelo cuando el humano dejó escapar un gemido.
"Yo usaría corteza de yona", dijo Kiri mientras cruzaba las piernas junto a Namaoyi, observando a su abuela cuidadosamente mientras examinaba cada uno de sus movimientos.
"Ah, ¿sí? ¿Y quién es Tsahik aquí?" Preguntó la mujer mientras se asomaba detrás de la espalda de Neteyam, mirando a la niña misteriosamente.
Eres tú abuela, pero la yona es mejor", gimió Kiri con un atisbo de sonrisa mientras Namaoyi y Lo'ak se reían entre dientes.
"¿Por qué?" Preguntó Namaoyi, genuinamente interesada.
"Porque pica menos", respondió Kiri con una sonrisa, justo cuando Neteyam soltó otro grito. Él hundió los dedos más profundamente en su palma, lo que hizo que ella colocara la otra mano sobre su rodilla de manera alarmante.
"Teyam, si sostienes mi mano con más fuerza, podría explotar", exageró mientras lo miraba fijamente. Abrió su ojo izquierdo mientras le lanzaba una mirada antes de cerrarlo con fuerza nuevamente con un dolor fulminante.
"Lo siento", susurró mientras aflojaba su mano, pero aún la mantenía firme. Ella suspiró con una sonrisa antes de mirar a su hermano.
"Poderoso guerrero", bromeó Lo'ak con una sonrisa.
. . .
"¿Cómo está tu espalda?" Preguntó Namaoyi mientras sus piernas colgaban sobre los troncos dentro del bosque de Pandora. Neteyam la miró mientras se inclinaba hacia atrás, sus manos encontraron la densa maleza que cubría la corteza de la rama mientras suspiraba por lo bajo.
"Mejor", sonrió, mirando el horizonte poniente. "Dime, Namao", llamó Neteyam mientras se giraba para mirarla, su cuerpo se movía con el cuello estirado mientras se sentaba con las piernas cruzadas a su lado. "¿Cómo soportas a mi familia?"
"De la misma manera que tu familia me soporta", dijo ella fácilmente, girándose para reflejar su posición sentada frente a él. "No conocí vuestras costumbres temprano, recuerda".
"Eso es cierto, pero esto es diferente. Mi familia... ellos son, ¿cómo puedo-" tartamudeó el niño mientras miraba hacia el cielo abierto.
"Son la familia más sorprendente, notoria y respetada del planeta. Neteyam, tu familia es hermosa", dijo Namaoyi apasionadamente con una sonrisa, extendiendo la mano sobre el tronco para tomar sus manos entre las de ella. "No veo de qué tienes que preocuparte."
"De ti", dijo, con una voz entrecortada. "Porque no somos la familia más increíble del planeta. Mi padre no nos trata a todos con respeto, tampoco a ti", dijo con tristeza mientras apartaba una de sus manos para presionar un dedo en su pecho. "Merecemos algo mejor".
"No digas eso", se estremeció mientras echaba un vistazo al suelo. "Jake lo tiene difícil, ¿vale? No todo puede ser perfecto todo el tiempo, Teyam".
Suspiró, pero asintió. "Lo sé, lo siento. Es sólo que... no sé".
Namaoyi le pasó una mano por el brazo. "Está bien, relájate. No te preocupes". Él asintió, lentamente, mientras respiraba profundamente y alejaba los pensamientos que bullían en su mente.
"Papá dijo que me necesitaba antes, ni siquiera he podido recordarlo", se rió Neteyam mientras se ponía de pie, ayudando a la chica a su lado a levantarse antes de pasar una mano por su cabello.
"Está bien, iré a buscar a los demás y los traeré de regreso. Ya han estado afuera por suficiente tiempo", le sonrió, el niño miró sus brillantes iris azules con los suyos dorados relucientes.
Él asintió. "Te veré pronto", prometió, como siempre lo hacía, cada vez que partían. Él tomó su mano, como siempre, y apretó sus dedos con fuerza entre los suyos.
"Claro", sonrió antes de darse la vuelta lentamente, dejando caer su mano sólo cuando su brazo ya no pudo alcanzarlo más.
Se tomó su tiempo para localizar a los otros hermanos Sully; Lo'ak, Kiri, Tuk y Spider... no es que Spider fuera uno de ellos. Cada vez que se encontraba caminando por el denso bosque, ya sea sola o con alguien como Neteyam, siempre apreciaba su belleza como si nunca la hubiera visto antes. Pandora tenía ese efecto en la gente, realmente era un lugar impresionante.
Encontró la gran huella en el barro, demasiado grande para ser la de un humano, pero demasiado pequeña para ser la de un Na'vi. Se agachó y siguió con la vista los bordes del barro mientras escaneaba la huella en el suelo. Cogió su collar sin siquiera pensarlo.
"¿Neteyam?" Preguntó mientras presionaba el centro, esperando que el chico respondiera en su oído.
"Estoy aquí", respondió él, su voz calmando los pensamientos que se arremolinaban en su mente.
"Hay alguien aquí", susurró mientras se levantaba, mirando a su alrededor con preocupación mientras comenzaba a avanzar.
"¿Qué?"
"Es un avatar", dedujo mientras avanzaba entre las hojas, mirando a su alrededor de vez en cuando una vez que el sonido de una ramita rompiéndose o el crujido de una hoja flotó a través de sus oídos alerta.
"Namaoyi, escúchame. No te muevas, quédate donde estás. Lo'ak nos dijo que son seis, que no es seguro. Ya vamos", habló con urgencia, con la voz fuerte en sus oídos zumbando. Cerró los ojos con fuerza durante una fracción de segundo, diciéndose a sí misma que debía recuperarse mientras continuaba moviéndose por el bosque.
"Sabes que no puedo hacer eso. Están en peligro, Teyam. Voy a encontrarlos", dijo, quitando la mano de su collar cuando terminó.
"Mao, esto es serio. Date la vuelta y regresa, te estás poniendo en peligro". Pero ella no pudo responder.
En un minuto, estaba escondida detrás de los arbustos mientras observaba a los avatares contener a la familia Sully, apuntando con armas a sus cabezas mientras uno de ellos hablaba con Spider en inglés. Sin embargo, al minuto siguiente, la habían arrastrado por la parte posterior de la cabeza hacia el claro y sintió la punta de una pistola presionada en su sien mientras contenía un gemido.
"¡Namaoyi!" Gritó Tuk mientras veía a la niña ser arrastrada a través del hueco entre las hojas. Los demás escucharon el sonido de su nombre y observaron cómo la chica luchaba por mantenerse en manos del hombre.
"Oh, mira, otro", vitoreó un hombre con una pistola mientras se alejaba de Spider, los ojos del niño se encontraron con los de ella mientras ella pateaba el suelo. El hombre detrás de ella estaba tirando de su cabello, su cola, su cuello... cualquier cosa que pudiera agarrar, y le dolía muchísimo. "Espera un segundo."
El avatar se acercó a ella, observando cómo su pecho subía y bajaba más frenéticamente y sus pies lentamente dejaban de patear el suelo del bosque. Había una pistola contra su cabeza y otra justo delante de ella.
Solo podía escuchar los gritos frenéticos y los gritos de la voz de Neteyam en su oído mientras el hombre frente a ella escaneaba su cuerpo, con el ceño fruncido mientras sus ojos recorrían sus brazos y piernas.
"Déjala en paz", gritó Lo'ak, tirando de las manos atadas a la espalda mientras miraba la parte posterior de la cabeza del hombre.
"¡Neteyam te matará!" Tuk gritó con su voz aguda, mirando desesperadamente a la chica mayor que luchaba contra el fuerte agarre del hombre.
"¡Callaos!" El hombre ordenó detrás de él mientras giraba su arma y volvió a mirar a la chica que tenía delante ni siquiera un segundo después. "No eres de aquí, ¿verdad?" Ella permaneció en silencio.
El hombre dio un paso más cerca, pasando un dedo por su piel verdosa mientras observaba los diferentes efectos ondulados que cubrían sus brazos y piernas. Ella se alejó de su toque casi de inmediato. "Dime de dónde eres", ordenó. "¡Dímelo!" Levantó su arma, con la punta apuntando a su pecho.
"Sla muntxa nga", dijo lentamente, furiosa ante el hombre que se retorcía ante ella. Lo'ak sonrió detrás del hombre mientras Tuk fruncía el ceño, Kiri ponía los ojos en blanco mientras Spider dejaba escapar una risa desgarradora.
"¿Qué significa eso?" Preguntó, mirándola a los ojos. Ella simplemente apretó los labios con fuerza mientras una sonrisa de satisfacción se dibujaba en su rostro. No fue hasta que el arma se alejó de su pecho y apuntó hacia el cielo abierto que la dejó caer. "¿Qué significa?" Ante el continuo silencio, lo terminó, presionando el dedo sobre el gatillo y dejando que las balas salieran.
Los niños se estremecieron y todos menos Lo'ak soltaron un grito. Las personas de arriba, Jake, Neytiri y Neteyam, miraron con preocupación el dramático sonido que sacudía las hojas de los árboles.
"¡Por ahí!" Neteyam gritó apresuradamente mientras dirigía su ikran hacia él, entrecerrando los ojos en el lugar donde sabía que su familia y Namaoyi estaban actualmente.
"¿Qué significa?" El hombre continuó preguntando mientras bajaba su arma, girando alrededor del círculo de niños mientras todos menos uno permanecían en silencio.
"Vete a la mierda", sonrió Spider, riéndose mientras los ojos del avatar se abrían como platos.
Estaba a punto de responder cuando ruidos familiares llegaron a su área restringida. "Animales estúpidos", decían los avatares, pero no sabían lo que realmente era.
Una flecha pasó volando por la cabeza de Lo'ak y se incrustó en el pecho del avatar, sus brazos cayeron flácidos alrededor del joven que inmediatamente se alejó. Se produjo el caos, se arrojó una bomba de humo y se emitió gas mientras los avatares caían muertos y los niños huían. Todos excepto tres, Quaritch, Namaoyi y el avatar que la mantenía quieta. Todavía tenían sus armas. Dos pistolas. Uno en su cabeza, otro en su pecho.
"¿Es usted, señora Sully?" Llamó a la línea de árboles. Namaoyi gimió cuando el hombre detrás de ella tiró de su cabello, acercándola a él mientras su arma le presionaba la frente. "Tengo al amigo de tus hijos aquí, ¿te importaría salir?"
Namaoyi abrió los labios en una forma familiar y comenzó a silbar la melodía que todos conocían para decirle a la madre que estaba bien, pero una mano que le tapaba la boca la interrumpió. "Si abres la boca una vez más, te dispararé en la cabeza, ¿entendido?" Ella simplemente asintió.
"¡Demonio!" La mujer gritó desde detrás del árbol. Namaoyi sabía exactamente dónde estaba solo por el sonido de su voz, pero los avatares no. Eso les faltaba, no conocían el bosque como ellos. "¡Te mataré tantas veces como sea necesario!"
"Tienes uno nuevo, ¿eh?" Él la ignoró y se acercó a la joven mientras agitaba su arma en el aire. "Ella se ve diferente, especial . Podría llevarla de vuelta, investigar un poco", bromeó, aunque a nadie le pareció gracioso. Namaoyi cerró los ojos con fuerza al igual que Neytiri, quien en ese mismo momento también había sentido un arma presionar contra su cabeza.
Afortunadamente, Neteyam, que había estado siguiendo al avatar, arrojó su cuchillo a la espalda del hombre y lo derribó en un instante. Jake apareció no muy lejos detrás de él.
Empujaron sus espaldas contra los árboles, Jake entre ellos mientras Neteyam miraba desde el otro lado del tronco. Observó con ojos llameantes y entrecerrados mientras los avatares observaban el bosque a su alrededor, uno con su arma apuntando a su chica con la mano alrededor de su boca. Sintió como si pudiera encender el mundo con solo verlo.
"¡Oye!" Jake gritó en un susurro, dándole una palmada en la mejilla a su hijo para llamar su atención. "La atraparemos, ¿de acuerdo? ¿Estás listo?" Él asintió con la cabeza, la imagen de la chica luchando contra el arma no salía de su mente.
"¡Vamos!" Dijo mientras empujaba la espalda de Neytiri. Corrieron entre los árboles para distraer a los dos, observando cómo aparecían más avatares en el bosque a su alrededor. Mientras corrían a lo largo de las ramas, Neteyam alcanzó detrás de él y sacó su cuchillo, desacelerando hasta detenerse detrás de uno de los árboles mientras apuntaba con el arma al hombre detrás de la niña.
Silbó, un silbido que sólo Namaoyi pudo reconocer. Lo habían hecho, era una firma para ellos mismos, por lo que sus oídos instintivamente se animaron ante el sonido. Ella mira las hojas, fijándose en sus ojos dorados detrás de una de las ramas mientras sus ojos se iluminaban con esperanza. Él estaba aquí, todos estaban aquí y ella estaría bien. El arma en su cabeza y su pecho desapareció de repente.
Ella lo vio sacar el cuchillo de detrás de su espalda y apuntarlo al hombre detrás de ella. Hizo un gesto con la cabeza hacia un lado y la chica se comunicó con sus ojos en señal de acuerdo, ya que eso era todo lo que podía hacer.
Lo arrojó a la cabeza del hombre, la niña se agachó justo a tiempo para que el arma pasara volando por su cabello y se implantara entre los ojos del avatar. Antes de que pudiera emitir un sonido por el peso muerto que golpeó el suelo, la niña salió corriendo para mezclarse entre los arbustos y los árboles. Aunque, con una piel como la de ella, era más difícil de lo que parecía.
De alguna manera, logró llegar hasta los demás sin mucho más que un hematoma en la sien y un rasguño de un árbol. Sin embargo, el fantasma del toque del avatar corriendo por su brazo permanecería para siempre, al igual que las dos armas apuntando a su cabeza y pecho, listas para disparar.
Cuando encontró a la familia Sully, todos ya se habían encontrado. Tuk estaba en los brazos de Jake mientras Neytiri abrazaba a Lo'ak, Kiri miraba colina abajo mientras Neteyam miraba a su alrededor con preocupación. Sólo se detuvo cuando sus ojos hicieron contacto con los de ella.
"¡Namaoyi!" Gritó alegremente mientras corría hacia ella, envolviéndola con sus brazos con fuerza mientras la abrazaba.
"Gracias", gritó ella mientras hundía la cabeza en su hombro, ocultando sus lágrimas, el moretón y el dolor de sus ojos agradecidos. "Me salvaste."
"¿Estás bien?" Preguntó mientras se alejaba, sus manos encontraron sus mejillas mientras escaneaba su rostro sin esperar una respuesta. Una respuesta que no necesitaba una vez que sus ojos se posaron en su sien.
Pasó su dedo sobre él, ligeramente, mientras examinaba el tinte azul más oscuro en su piel donde sus ondas se desplegaban hasta detenerse. "¿Fue el arma?" Preguntó en voz baja, mirándola a los ojos mientras ella miraba los de él. De repente, ya no pudo ocultar nada.
"Pensé que lo iba a hacer, Teyam. Pensé que iba a morir", exclamó preocupada mientras intentaba olvidarlo. Esa desgarradora sensación del metal contra su piel fría nunca la abandonaría. Estaba sostenido allí mismo, en su pecho y en su cabeza. Dos grandes agujeros abiertos le atravesaron la piel.
"Está bien", susurró suavemente mientras la acercaba una vez más, con una mano en su espalda mientras la otra sostenía su cabeza. "Todo está bien ahora, Mao. No necesitas preocuparte", dijo con calma mientras le daba un suave beso en la coronilla.
Mientras su cola se enroscaba alrededor de su pierna y la de ella hacía lo mismo con la de él, Kiri miró colina abajo mientras observaba a los avatares llevarse a su mejor amigo. Spider se había ido, con su padre y sus hombres, mientras los demás permanecían destrozados en la cima de la colina. A veces, estar por encima de ellos no era mejor que estar por debajo.
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