Narrador omnisciente
[Antes]
El bellísimo Alfa pelinegro ingresó a ese conocido prostíbulo seguido por los maleantes que trabajaban para él.
Frenó sus pasos y observó el sitio atestado por Alfas y Betas.
El lugar estaba casi en penumbras de no ser por la luz ultravioleta que estaba en varios extremos del techo.
Aromas fuertes mezclados le hicieron fruncir la nariz. Llevó la mano a sus bolsillos dirigiendo ahora su mirada al pequeño escenario donde bailaban unos Omegas, quiénes estaban desnudos por completo.
Bufó bajito llamando la atención de sus empleados.
-¿Todo bien, jefe?- Le preguntó Kai, un Beta castaño que conocía desde pequeño, prácticamente la mano derecha de su padre adoptivo.
El joven Alfa asintió -Si, sólo que siempre están las mismas putas en este maldito pueblo de mierda-
Apenas terminó la oración, un Alfa empleado del lugar se acercó cabizbajo y tembloroso.
-Joven Seung- Titubeó fingiendo una sonrisa, por más que el contrario no podía verla por su posición- ¡Qué gusto verlo aquí nuevamente! -
El nombrado gruñó -Vine porque el imbécil de tu jefe me dijo que tenían a un Omega nuevo - Escupió molesto - Yo veo a los mismos de siempre -
El empleado Alfa negó con la cabeza -Joven, el jefe lo tiene apartado para usted en la habitación de siempre. Por favor, acompáñeme- Pidió lo último dando unos pasos hacía atrás y señalando con su mano la puerta que dirigía a las habitaciones.
El Alfa tampoco se sentía muy estusiasmado. Estaba harto de los mismos Omegas sumisos y asustadizos de siempre. Ya ninguno podía satisfacerlo, se sentía demasiado vacío.
Giró apenas su cabeza y les indicó a sus empleados que podían ir a beber algo, que él iría a encargarse del nuevo.
Los empleados aceptaron y corrieron hacía el escenario para dejar algunos billetes a los bailarines.
-Sígame, por favor - Pidió el Alfa comenzando a caminar.
Seung así lo hizo y luego de pasar esa entrada y caminar por un largo pasillo lleno de puertas (dónde gemidos, jadeos e incluso gritos se escuchaban) llegaron al cuarto apartado para el mafioso Alfa.
El empleado sacó unas llaves del bolsillo de sus pantalones y abrió la puerta. La habitación apartada para Choi Seung, era la más bonita y limpia.
Exclusivamente utilizada por él.
Si bien, el guapo Alfa no era el hijo de sangre de Choi Jeno, era sumamente temido y respetado por todos.
Jeno era el narcotraficante del pueblo. También estaba metido en la venta de armas ilegales.
A su vez, se trataba de un Beta, quién no pudo engendrar a un heredero. Pero no dejó pasar la oportunidad de ser padre, cuando muchos años atrás, una enfermera de Seúl le vendió a un cachorro macho recién nacido.
Lo que sabía del bebé era que su padre Omega murió en el parto. Eran dos cachorros, pero él necesitaba sólo uno.
Le dió su apellido y se encargó de criarlo con la ayuda de su madre Omega.
Seung creció unos años con el amor de su "Nana", hasta que la anciana murió por causas de la edad.
El corazón del Alfa se congeló por completo luego de ese acontecimiento, y sumándole que el ejemplo de vida de su progenitor no era muy sana.
Seung a la edad de dieciocho años ya había matado a más de cincuenta hombres.
A los veinte ya perdió la cuenta.
Ahora, ambos ingresaron al cuarto y el pelinegro quedó estático en su lugar, con la vista en la cama.
Sobre el colchón se ubicaba arrodillado un Omega rubio, semi desnudo.
Lucía una lencería negra, tenía sus ojos vendados y sus manos estaban atadas en su espalda.
La tela que cubría los ojos estaba húmeda por las lágrimas que no paraban de abandonar sus ojitos.
Seung respiró agitado.
El Omega pelirubio era bellísimo y su aroma lo estaba nublando al tiempo que lo excitaba.
-¿De dónde es?- Preguntó con la voz ronca. Sabía que no era de Daegu, abría visto a esa belleza antes y sin dudas proclamado como suyo.
-De la zona sur de Busan- Respondió el empleado - El adicto de su padre lo cambió por unos cuantos billetes -
El Alfa Choi comenzó a quitar su chaqueta, mientras de acercaba lento a su cama.
Frunció el ceño al notar unas cicatrices en el torso del Omega. Estaban frescas, lo que significaba que fueron hechas hace poco.
Se giró violentamente y caminó hasta el Alfa contrario, tomándolo del cuello.
-¿Qué mierda le pasó? - Gruñó haciendo mucha presión sobre la traquea.
El empleado quiso safarse, pero el menor no se lo permitió. Balbuceó un poco y Seung lo soltó para poder obtener su respuesta.
-Logró...- Habló agitado y con la voz rasposa - Logró quitarle un arma a uno de los nuestros y le disparó en la rodilla - Informó sincero recordando lo que hizo el Omega luego de que lo secuestraran -Debíamos hacerle pagar, para que no lo repita -
Choi volvió su mirada al rubio y esbozó una sonrisa al verlo temblar.
-No quiero que vuelvan a tocarlo- Ordenó serio - Nadie puede tocarlo, es mío-
Y su lobo estaba sumamente de acuerdo con el humano. El contrario tragó duro y emitió una mueca por que le dolía como la mierda.
-Si, joven Choi-
-Vete- Ordenó.
El empleado salió casi corriendo de allí y cerró la puerta. El Alfa desprendió su camisa y se acercó a la bella obra de arte sobre la cama.
-Asi que ¿Le disparaste a uno de tus secuestradores?- Preguntó en modo de gracia.
El chico no contestó, no quería que vuelvan a golpearlo o lastimarlo. Choi, ya en la cama, llevó su boca al vientre del rubio y chupó alrededor del ombligo, esquivando una de las heridas.
El Omega mordió su labio inferior.
Tenía miedo, quería irse de allí.
Kim Taehyung estaba al tanto de que por más que su vida ya era un asco desde antes, al menos nunca habían abusado de él. No de esa forma.
Ahora sabía que no iba a salvarse de eso. Desde que nació supo que ser un Omega macho en un mundo lleno de Alfas era difícil, pero jamás se imaginó en una situación como en la que estaba.
Al menos no podía ver el rostro de ese Alfa que estaba a punto de violarlo. Si es que eso podía aliviarlo. Quería convencerse que si.
-¿Cómo te llamas?- No hubo respuesta- ¿No vas a hablarme?- Seung ni se reconocía.
¿Porqué era tan putamente amable con ese Omega?
-Si vas a tomarme contra mí voluntad, hazlo rápido- Rogó el menor ya sin esperanzas.
El traficante emitió una risa nasal que hizo crisparlo.
-Oh no, cariño - Habló empujando el pecho del rubio, obligándolo a caer de espaldas al colchón. Se sentó a horcajadas ,haciendo sentir al rubio su erección - Voy a tomarme mi tiempo. Te gustará tanto que tú mismo me pedirás por más-
Foto de Choi Seung:
(El edit no me pertenece, créditos a su autor)
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