Habían pasado semanas desde que llegó a esta situación peculiar.
En estos momentos estaba sentado en lo que quedaba de uno de los autos menos dañado que había encontrado.
Y en su lado estaba la "cosa" que lo había atacado hace ya un tiempo, tenía sus orbes verdes puestos en el, como si este en cualquier momento intentara escapar, el lo iría a buscar.
Le era aterrador ser observado a cada momento, pero se habia acostumbro un poco, ya que este ser no lo atacaba, además que ciertamente fue de ayuda en ocasiones.
Mentiría si dijera que los jabalíes de este lugar eran pequeños. Esas cosas llegaban a superar a la persona promedio, pero gracias a la "cosa" que tenía en su derecha, no lo hubiera podido cazar.
Aun que fue una lastima tener que dejar demasiada carne por que el no podía guardarla ni congelar para que durará un poco más de tiempo.
Solo pudo hacer que algunos de estos se conservarán gracias a unas técnicas que su viejo padre le había hablado y enseñado en su adolescencia. No consiguió sal, pero si pudo conseguir crear fuego, gracias a un mechero que encontró en una de las casas que habia entrado, y con el mechero pudo ahuma la carne y secarlo al intemperie, haciendo que estas puedan durar un largo periodo de tiempo y yo no se preocupe demasiado por el alimento.
Además de todo eso, tenía la posibilidad de usar el cuero del animal, pero no tenía un cuchillo, y el intentar usar uno de los que portaba los seres humanoides, que eran iguales a las katanas o mandobles de esos juegos que jugo en su infancia, se dio cuenta de inmediato que esas cosas eran jodidamente pesadas. Y tambien pudo entender como los seres humanoides podían cortar a la mitad a las máquinas parecidas a el gigante que lo acompañaba.
El sol se asomaba entre las ruinas de un tiempo casi olvidado, el vio la belleza de esta mañana, mas no le importo.
No había encontrado rastro de sus familiares, ni tampoco de que esto fuera alguna especie de show de televisión de la dark web, donde todo esto era trasmitido gracias al ser que tenía persiguiendo lo su primer día.
Ya estaba estaba perdiendo la cordura por todo, !Diablos¡ incluso ya no sabe si esto en realidad no sea real.
Cerro sus ojos mientras se rascaba un poco su cuello, era un pequeño tic que tenía cuando estaba en demasiado nervioso o pensaba de más.
Sin más este solo pudo salir del auto y agarrando sus raciones para luego ponerlas en sus bolsillo. Al salir de él auto, miró atrás de él viendo como la máquina simplemente se mantuvo quieta, pero también parecía estar preparado para seguirlo.
Este al verlo solo pudo suspirar, aún seguía temiendo de él ser que tenía atrás, pero ahora parecía más a un perro fiel que persigue a su amo.
Seria algo fuera de lugar para la persona promedio, pero ya estaba tomando un extraño sentimiento de cariño a la cosa que lo perseguía. Suponía que eso era gracias a su falta de sociabilidad, mas no le tomo mucha importancia.
Este sin más solo empezó a caminar, y el ruido de él metal chocando entre sí hizo que el supiera que lo estaba siguiendo nuevamente.
Caminaron durante un tiempo, el y la máquina habían llegado a una especie de tele radio en muy malas condiciones, la mitad de la antena estaba tirada por el suelo mientras que la otra mitad seguía incrustada en el piso.
Este se adentro a la estación de radio, encontrando que este lugar no estaba en tan mal estado como se veia afuera e incluso era más organizado que los edificios de la ciudad.
Al entras pudo notar como todo alrededor estaba lleno de madera mohosa, la sala de espera era un completo desastre, y algo de arena se había adueñado del lugar. Mientras que el equipo de sonido sólo era un lugar donde solo las ratas se podrían hacer con esta.
El vidrio que separaba a los locutores del mundo exterior estaba completamente destruido y pedazos de estos estaban por todo el lugar.
Este al ver el lugar decidió en que sería su nuevo hogar, ya que su anterior estaba en las ruinas, y micho peor que este. Y con eso en su mente decidió al menos limpiar algo de él lugar.
...
El mediodía estaba cerca, la maleza silvestre se mecía con el viento, mientras las máquinas caminaban por las ruinas del viejo mundo.
Algunas de ellas estaban quietas, otras simplemente rondaban sin rumbo alguno. En las lejanías de todo ellos El miraba con algo de temor a esos seres. Mientras su compañero metálico solo lo miraba con esos orbes verdes, que nunca parecían parpadear, y supuso que era gracias a que no tenía párpados metálicos.
Algo que pudo sacar de su vistazo hacia esos seres, era que ellos tenían un color amarillento en sus ojos dándole así una mejor comprensión sobre esas cosas o lo que pensó que seria algo de comprensión, no estaba seguro al 100%.
Rojo, verde y amarillo, esos eran los colores que presentaban los que el había atribuido "Máquinas" y era que estos tenían tres sentidos u sistemas de entorno. Rojo: representan la agresividad, si sus ojos se pondrían de ese color entonces la mejor idea sería escapar y nunca pelear, ya que eran mostruosamente fuerte, se habían enterado por las malas gracias a su compañero. Verde: pasivos, no atacara, eso también lo supo gracias a su compañero de metal, quien sus ojos habían cambiado antes de que fuera dividido a la mitad por su cuchilla. Amarillo: ¿Neutrales? No conoce bien ese color, ahora veía a esas cosas completamente, y lo único que sabía es que estaban con cuchillos cortos y oxidados, así que no sería buena idea acercarse a ellos, sin saber más de estos.
Pensó en eso mientras con una cuerda hecha de ropa estaba atando a muchos pedazos de palos secos y cesped a un palo largo.
Terminando el simplemente se levanta de él suelo en el que se encontraba sentado se dispone a entrar hacia la estación de radio.
Al estar dentro este empezó a barrer con la cosa que había construido, que era una escoba un tanto mediocre, pero al menos hacía su función.
Paso el tiempo, el había acabado, termino de limpiar un poco donde sería su nuevo hogar. Terminando de ordenar lo que iba hacer su habitación principal. El supo que ahora solo necesitaría buscar algo de madera y piedra, para al menos así no tener que sufrir el frío de la noche.
Llegando hasta la salida, noto a su compañero de hojalata estar viendo con mucho interés unas flores, y esto lo dejo un poco extrañado, aún así decidió solo pasar de largo, ya que el medio día se estaba marchando.
Caminando por el pequeño prado verde, en sus manos llevaba unas ramas y alguna que otra piedra. Además que ciertamente el estaba un poquito feliz, se sentía como estar metido en uno de esos juegos de supervivencia y que este por fin estuviera progresando.
Una sensación un tanto rara para la gente, pero tampoco es que le importara, ya que seguir pensando en eso lo terminaría destrozando hasta el punto de volverse loco, entonces decidió solo seguir esto, viviría en este lugar, y haría lo que podría para conseguir al menos una pista de lo que ocurrió aquí.
Tal vez su país y otros estarían intacto, entonces el podría hablar con la gente, contar todo esto atra ves de la radio, tal vez habían personas en este lugar y por arte de magia podríamos escuchar su comunicación. Aun que no había que hacerse ilusiones, la estación de radio estaba destruida, además que no encontro ninguna pista de que hubiera alguien, exceptuando a las "máquinas" y esas cosas humanoides.
PD: En vez de decir "cosas humanoides" lo acortaré a solo dos palabras "CH" y ya, bye.
Pensó en que tal ves pudiera hablar con esas "CH" y tal ves pedir una explicación de el por que se encontraba aquí, o de por qué estaba todo así.
Pero la duda de que esas cosas fueran agresivas con el hizo que descartarse esa idea... por ahora.
Llegando a la estación de radio el por fin sintió un alivio, pero también tristeza ya que su compañero ya no se encontraba en el lugar. Estaba feliz de que ya no sería perseguido, pero también triste ya que aún que lo allá intentado matar, ese compañero de hojalata fue una buena compañía, aún cuando nunca habló.
Este sin más solo agitó su cabeza y decidió no pensar en eso, la noche se estaba siendo un inconveniente más grande que la desaparición de su compañero, estaría bien ya que era grande y fuerte. Podría arreglárselas afuera solo.
Llegando a la entrada decidió crearla cerca de una de las esquinas de él lugar, era de piedra así que no pasaría nada, además que las puertas y ventanas estaban rotas le ayudarían a que este no se llegara a asfixia con monóxido de carbono.
Suspiro con cansancio luego de estar frotando un palo con otro, así creando fricción y haciendo una pequeña brasa.
Lentamente puso esta en donde estaban las ramas y empezó a soplar, haciendo que la llama aumentará su tamaño.
Terminando de crear la hoguera, este simplemente se recostó cerca de esta, mañana tendría tiempo de buscar algo de agua del gran lago para hervirlo. Estuvo feliz de encontrar en la estación de radio una pequeña olla, por fin dejaría de meter su cara en un charco para beberla, y se libraría de un posible problema de enfermedad/contaminación por parte de baterías.
El sin más solo cerró sus ojos, mañana sería otro día, y tal ves su último si no tenía cuidado. La noche se asomo sobre el cielo, y el ya había caído dormido.
...
Abrio sus ojos con pesar, con un bostezo largo, el se rasco la cabeza mientras se limpiaba los ojos con cansancio.
Un poco mareado por su repentino despertar, pudo escuchar como el ruido muy conocido para el se acercaba, e incluso también escucho el de otros más.
Sintiendo la curiosidad, se levanto y caminando hacia la salida de la estación, casi le da un paro cardíaco al observar lo que tenia en frente.
Un escuadrón de "Máquinas" que en sus manos llevaban lo que parecía ser varios cubo de agua, y muchos de ellos parecían estar llenos de este.
Luego de estar apunto de sufrir un ataque al corazón, se pudo calmar gracias a que pudo ver que los orbes de las "máquinas" que estaba delante de él eran de un color verde.
El solo pudo mirar a su compañero de hojalata quien llevaba un bote de agua lleno. Luego de un tiempo de miradas, el solo pudo suspirar por la situación tan extraña e irreal en la que se encontraba.
Estaba algo reacio, y no sabía muy bien quiénes eran estas máquinas que estaban cerca de el, pero antes de que pudiera seguir pensando con el rabillo del ojo pude como muchas de las máquinas caminaban hasta la entrada.
Se había asustado nuevamente, pero luego reacciono algo confundido, las máquinas habían dejado sus cubetas cerca del portón de su puerta, no era tonto supo de inmediato que estas intentaban convencerlo, parecían querer quedarse o aprender algo de él. Lo supo de inmediato, ya que su compañero de hojalata le había hecho eso con el jabali, se lo trajo y parecía que quería algo a cambio, en esos momentos solo pudo estar confundido pero su compañero solo apunto hacia sí brazo, donde había recibido el corte con la perilla de la puerta de su hogar.
A los segundos no entendió, pero luego supo exactamente que quería, el como su otra mano se quito la cinta negra de su mano y le entrego su mano con la herida. Tenía costra un tanto larga, fue un corte que llegaba desde su palma y llegando casi a su codo.
Las máquinas se acercaron hasta su extremidad, uno de ellos la tomó y empezó a observarla, con curiosidad, parecían extrañados, confundido.
Nunca habían visto un androide con este tipo de formación, la información que dijo su compañero resultó ser cierta. Un androide que soltaba un aceite muy particular, y que era demasiado débil como para eliminar. Además que actuaba de manera errática e informal, no atacaba, además que ciertamente parecía muy complicado de descifrar de que componente estaba hecho.
Sus articulaciones eran demasiado blandas, podía incluso romper estas con tan solo mover una de sus pinzas un poco mas fuerte.
El tiempo paso, y el estaba un poco incómodo por la situación, las máquinas cada una estuvo revisando lo, viendo su corte, y alguno que otro le había tocado su otra mano, parecían mucho a niños que descubrían algo completamente nuevo.
No paso mucho que las máquinas por fin se alejaron de él y parecían estar discutiendo, o eso se imagino/pensó.
Y luego de un tiempo algo largo parecían las máquinas parecían estar de acuerdo en algo que le implicaba a el. Y sin más solo pudo observar como las máquinas caminaban hasta la entrada de su hogar, como si esta se había convertido en dueños de esta.
Este al ver esto supo que ahora mismo tendría una gran compañía. Con un leve suspiro pensó en simplemente no dejar que la idea se quedara mucho más tiempo, y simplemente aceptarla. Mañana sería otro día, y el hoy era un día que debía aprovechar al máximo.
Fin del capítulo.