POV Jisoo
—Jendeukie... ¿Adónde vas con eso? —habia guardado toda la ropa en su maleta otra vez y estaba caminando hacia la puerta sin decr nada.
Sabía que iba a salir, pero quería saber porque lo haría. Si bien Roseanne vendría a quedarse aquí, la habitación contaba con una cama demás para ambas durmieramos sin necesidad de tomar otra habitación.
Tampoco me gustaría estar sola con Roseanne todo el tiempo.
Jennie consiguió trabajo a medio tiempo con una vieja amiga, así que estaría fuera del departamento hasta la tarde.
Había decidido actuar como la psicóloga me enseñó. Indiferente o almenos, como si fuese una persona cualquiera a la que debía tratar, sin embargo, no creo poder hacerlo por tanto tiempo y para eso necesito a Jennie como apoyo.
—¿No dormirás incómoda? —jenn me miraba solo a la cara.
—Jenn... dormíamos en un sillón allá en Canadá ¿Será más incómodo en una cama? —enarqué la ceja para que me refutara eso y solo rascó su mejilla como respuesta.
Torció el gesto segundos después de estar de pie cerca de la puerta y giró otra vez hacia donde yo estaba de pie.
—Es verdad, pero no creí que te gustara.
Ciertamente, el contacto físico causa un poco de incomodidad en mi desde que fui a terapia, pero con Jennie sólo de disminuye un poco.
—Hablé con Haein. Dijo que vendría el próximo mes para estar seguro que me iría. —dije sonriendo, ayudando a Jennie con la maleta hacia la otra habitación.
Lo dijo en broma pero el "no estoy seguro que quieras irte", sé perfectamente que no lo era.
Sólo estoy aquí por compromiso, por querer ayudarle un poco a su vida, a pesar que ella destruyó la mía. No le tenía rencor, y tampoco le deseo algo peor de lo que pasó. Con verla bien es suficiente para mí.
—Yo voy. —dijo Jennie cuando tocaron el timbre mientras yo seguía hasta acabar con la poca ropa que quedaba. Arreglé la cama para ambas y voces del otro lado hizo que mirara sobre mi hombro.
Había olvidado ese detalle, e inmediatamente mi corazón se aceleró.
—Normal, Jisoo.
Ciertamente no tenía nada que perder contra ella, por lo que... era estúpido mostrarme fuerte cuando mis manos temblaban al caminar a recibir la visita.
Jennie estaba hablando con la doctora a cargo, una enfermera dejaba las pocas pertenencias de Rosé. Hizo una reverencia cuando me miró y salió del departamento después de segundos. Roseanne estaba viendo el departamento con cuidado, mostrando curiosidad en cada cosa que tocaba hasta que se topó conmigo.
—El vacío. —dijo en tono de burla, en ese idioma que no comprendía.
No le di importancia, y solo hice una reverencia para ella y la doctora. Aún cuando la doctora estaba hablando con Jennie.
—Buenas tardes. —murmuré apenas.
Roseanne no respondió, solo me recorrió de pies a cabeza lentamente con la cabeza ladeada. Y podría jurar que su mirada sé oscureció. Aunque... puede que solo fuese mi imaginación.
—¿No te dio tiempo de vestirte? —habló otra vez.
No entendí nada. ¿Como carajos iba a cuidar de alguien que no hablaba mi idioma? Sin embargo, no comprendí sus palabras, pero cuando me señaló mis piernas, noté que no tenía nada cubriendo mi parte inferior.
La calentura subió a mi rostro cuando tenía una camisa de tirantes que no cubría mi ombligo y una ropa interior casi, casi transparente.
—¿Que... demonios?
Cubrí como pude mis partes para no morir de vergüenza, esperando al menos que Roseanne se diera la vuelta para no mirar, sin embargo, ella solo se cruzó de brazos con una sonrisa burlona mientras no dejaba de mirarme.
Jennie, por otra parte, no sé cómo es que llegó tan rápido donde yo estaba si hablaba con la doctora. Me cubrió con su cuerpo, dejando que me quedara detrás de su espalda.
No dejó de mirar a Roseanne, y no sé cómo la miraba.
La rubia sólo estaba mostrando diversión.
—Ya veo porque me advertiste. Es muy atractiva.
—Cierra la boca. Eres la menos indicada para halagarla.
Jennie se dio la vuelta después de dejarla evidentemente confundida y me llevó de regreso a nuestra habitación para que me colocara algo encima.
Sin embargo, yo quería saber de qué habían hablado que dejó a Roseanne en silencio y confundida.
—¿De que hablaron, Jennie? Jenn... estás roja.
—¡Es porque estás así! —murmuró cubriendo su mirada y obviamente yo estaba así en segundos cuando me di cuenta de su estado.
Rápidamente me puse algo para cubrirme, y me sentí más avergonzada porque Roseanne me había visto.
—Lo siento.
—No importa. Sólo... no salgas así otra vez. —sugirió.
Se fue a buscar algo en maleta para cambiarse y sentí que mi pulso se disparó rápidamente otra vez cuando sabía a donde iba.
Serian unas cinco o seis horas con Roseanne Park.
—Te explicaré cómo y a qué hora debe tomar cada medicamento. —asentí, manteniendo neutralidad como fuese posible.
Si mostraba mi nerviosismo, Jennie haría preguntas que me causarían incomodidad de responder. Y en estos momentos no debía recordar mi pasado con Roseanne Park por mí bien.
Jennie me llevo directo a los medicamentos, unos eran fáciles de identificar y otros debí tomarle fotos para no confundirlos.
En esos momentos Roseanne permanecía parada frente al vidrio transparente que daba la vista a las afueras del edificio.
—¿Vas a llamarme? —asentí, y eso pareció aliviarle. Miró hacia donde estaba Roseanne unos segundos y después me miró a mi— Usa el traductor. Eso te ayudará a saber lo que dice.
La acompañé a la puerta, pero Jennie parecía que no quería irse. En su mirada había preocupación y no sabía porque. No debía preocuparse por mi tanto.
Roseanne no iba a recuperar la memoria de un dia para el otro solo porque estuviese a solas conmigo.
Ni que estuviese fingiendo algo tan grave.
—Llamame, Turtle.
Se fue con pocos ánimos. En su cara se veía que no quería dejarme sola con Roseanne, pero debía cumplir con su nuevo trabajo porque si la despedían por estar conmigo me iba a sentir muy mal.
'Estaré bien'.
Tenia que demostrarme a mi misma que la quería como una amiga, que no me causaba aquellas sensaciones que me volvieron loca por ella. Por mí bien..., por mi orgullo y dignidad debía hacerlo.
Sus medicamentos los ordené sobre la mesa que teníamos en medio. El orden de cada hora.
Y quizás eran ideas mías, pero sentía su mirada clavada en mi mientras terminaba de poner en orden cada medicamento y eso fue durante unos diez, veinte minutos estando allí de espaldas hacia donde ella estaba de pie.
Me sentía incómoda. Anteriormente..., bueno, era antes de que sus recuerdos estuviesen intactos. Ahora estaba con una completa desconocida.
—Roseanne Park —di un salto cuando sentí que se apegó a mi cuerpo por detrás e inmediatamente retrocedí hasta caer sentada en la cama que ahora pertenecía a Rose. Mi pulso se aceleró bastante rápido cuando recortó la distancia entre nosotras con una mano extendida hacia mi— Me llamo Roseanne.
Temí de lo que podía sentir al tener contacto con su piel. Elevé la mirada a sus ojos y luego regresé a su mano extendida.
—Jisoo
La miré cabizbaja, suponiendo que quería saber mi nombre. Y no sabría explicar que sentí cuando estreché su mano suave y cálida. Un estremecimiento, una corriente eléctrica de piez a cabeza, una sensación que no tenía desde hace un año.
Y ver cómo se inclinaba a besar mi dorso sin apartar sus ojos de los míos, hizo que mi corazón se agitara porque mi piel recordaba esa boca muy bien.
—Cuidame como si fuese tuya.
Me quedé mirando a la nada cuando me soltó la mano, llevando la misma a mi pecho para apaciguar mi acelerado corazón.
¿Qué demonios había dicho y porque su mirada se había oscurecido?
Mis manos se volvieron puños al momento que empecé a temblar.
'Tu puedes mantener la calma, Jisoo'.
Sólo debía recordar el daño que me hizo para que esos sentimientos amorosos por ella se mantuvieron ocultos.
Agarré el móvil para escribir algo para ella y siquiera me giré, sólo le acerqué el teléfono para que escuchará la pregunta.
—¿Tienes hambre?
Sentí como se movía hacia donde yo estaba, pero no deje que se acercara como antes. Me levanté de la cama dejando el móvil solo para ella, quién tenía el ceño fruncido, pero anotó algo en el aparato e inmediatamente recibi su respuesta.
—Si tengo.
Debía tener en mente que esos serían mi día a día.
Me aseguraba de darle su medicamento con puntualidad, de su comida tanto desayuno como almuerzo, algunas veces debía ir a comprar un postre o algo que tuviese que ver con dulce para ella.
La convivencia era tranquila. Yo con mis nervios cada que se me acercaba, pero nada que subiera la intensidad de esos nervios.
Jennie se encargaba de la cena, y jamás permitía que Rosé se acercara a mi. Al menos mientras ella estuviese presente.
Aveces no comprendía porque parecía que quería asesinar a Roseanne cuando decía algo con malicia.
—¿Día libre? —me pareció extraño que ya tuviese día libre si apenas llevaba una semana.— Eso me sorprende.
—Tengo mis contactos —me guiñó el ojo cuando la miré y no pude evitar sonrojarme cuando limpió la comisura de mis labios, quitando un poco de ketchup.— Podremos ver una película, Jisooya.
—¿Jisooya?
Ambas giramos a ver a Roseanne que tenía el ceño profundamente fruncido cuando me estaba mirando.
—¿Qué tiene? —cuestionó Jennie como si estuviese a la defensiva.
Roseanne no dejó de mirarme aún bajo la mirada amenazante de la persona a mi lado. Me sentí muy extraña, confundida por esa mirada fija que me estaba dando.
—Yo... creo que... tenia un juguete que... le decía así... Ji-soo-ya.
Apreté la mandíbula cuando esa sensación dolor me abordó y desvíe la mirada hacia la poca papita que me quedaba para terminar.
Sólo me recordaba como un juguete. Sentí miles de punzadas golpear a mi corazón herido, como pequeñas cuchillas que me recordaban que podía seguir acribillandolo con palabras.
—Ire a tomar un poco de aire. —dije apenas, levantando sin siquiera esperar una respuesta de Jennie. A fin de cuentas no le pedía permiso para hacerlo.
—Te acompaño.
Jennie me siguió de cerca sin decirle nada a Roseanne, o quizás no escuché nada que saliera de su boca.
—Estoy bien, Jenn. —me abrazó por la espalda mientras me detenía frente a la ventana que teníamos abierta. Apoyé mi cabeza en la suya cuando la tenía en mi hombro y dejé salir un suspiro lleno de pesadumbre— No te preocupes.
—Si quieres, puedes regresarte a Canadá y yo me encargo. —sugirió, y realmente no era una mala idea.
Estar cerca de Roseanne implicaba soportar el dolor cuando recordara de mi existencia. Soportar y quizás, hundirme más en sufrimiento si ella quería. También me dolería ver cómo iba a sufrir cuando supiera que el amor de su vida estaba muerta.
—Ella puede encargarse de su vida en las mañanas y yo la ayudaría en las tardes. —seguia con su proposición, dejando un beso en mi hombro. Eso se sintió extraño, pero no le tomé importancia— Piénsalo. No quiero que la herida se extienda más, Jichu.
Jennie tenía razón. Roseanne ya podía hacer todo para cuidarse, además... ya sabía que estaba bien en manos de Jennie porque era su familia.
Yo sólo era una amiga que se había preocupado por su bienestar. Ella tampoco iba impedir que yo me fuese.
—Llamare a Haein.
Cerró más su abrazo, casi sacándome el aire. Incluso la escuché reír.
Alejarme era la mejor opción ¿Verdad?
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