POV Jisoo
Habíamos decidido ir. Jennie seguia hablándome de Rosé, de cuando vivió con ella y su madre en Busan. También comentó que Roseanne no vivía en corea, sino en Nueva Zelanda.
Lo cuál fue un dato que no recordaba. También que hablase tan bien el coreano cuando llevaba poco tiempo en el país. Jennie no sabía cuándo se habían mudado a Corea, pero la conoció a los doce años.
Su familia tenía contacto pero muy poco, por lo tanto, no había manera de que la familia de Jennie supiera que tanto era el sufrimiento de Roseanne. Y aún así, decidieron ayudarla en lo que fuese posible para que escapase de ese infierno.
Roseanne no me había contado tanto de su vida. Y realmente no la culpo, era algo que ella tenía oculto por su bien mental.
—Las visitas son hasta las nueve. Si ven alguna anomalía, llámenos.
Jennie asintió ante la amabilidad de la enfermera que nos trajo a la habitación de Roseanne, y no dudó en abrir la puerta para no perder tiempo, no dejándome siquiera prepararme mentalmente.
Y ahí estaba ella, sentada, evidentemente murmurando cosas totalmente inentendibles para nosotras que estábamos de pie en la puerta. Rápidamente Jennie me miró como si estuviese pidiendo permiso de llamarle a la enfermera.
Tenia un comportamiento extraño, pero era normal ¿o no? Aún cuando no comprendía lo que decía ¿Estaba hablando en coreano siquiera?
Yo estaba nerviosa de acercarme. Mi corazón herido palpitaba fuertemente, exigiéndome que me acercara para aunque sea darle un abrazo. Algo dentro de mi quería tener el natural olor de su cuerpo cerca.
Como en los viejos tiempos, pero me sentía paralizada, y más aun cuando su cabeza se levantó repentinamente para mirar a Jennie y luego a mi... con un desinterés que ya sabía que iba a pasar, pero igual me incomodó.
—Que están haciendo aquí?
La miré con el ceño fruncido, ladeando mi rostro al no saber qué demonios había dicho. Aprender otros idiomas que no fuese coreano no era mi fuerte, y tampoco mi trabajo lo exigía como requisito.
Me dió igual otros idiomas. Sabía algunas frases o palabras, pero no conocía nada, como hablar fluidamente.
—¿Qué dijo? —miré a Jennie para que sacará de dudas, y ella parecía analizar las facciones de Roseanne, o que sé yo hasta que pasaron segundos y decidió mirarme.
—Quienes somos. —Jennie dió un paso para acercarse a ella, extendiendo su mano como saludo— Kim Jennie, y ella es Kim Jisoo.
Los segundos que tardó en tomar la mano de Jennie me pareció una eternidad que me desesperó, pero lo hizo aún con dudas.
—Aun no terminas de responder mi pregunta, felino.
—Seremos... bueno, ella cuidará de ti. —de pronto me señala con su palma, y la mirada de Roseanne caen en mi con el mismo desinterés.
¿De qué estaban hablando? Me estaba incomodando el hecho de que no sabía qué carajos decían entre ellas.
—¿Una enfermera?
—Si, Jisoo va atenderte cuando salgas de aqui mientras llegan tus abuelos.
Su interacción seguía como si yo no estuviese en la habitación. No entendía nada de lo que decían, o más bien la oración completa porque si entendía algunas palabras que decían.
Roseanne hablaba con fluidez, ceño fruncido mientras Jennie le preguntaba algo o hacia gestos con sus manos. Suponía yo que estaba preguntando algo a Rosé.
La, ahora rubia, parecía relajarse a medida que los segundos pasaban conversando de lo que sea que interactuaban, y el tono de voz no era despectivo, era tranquilo.
Jennie también ayudaba con sus expresiones, era bueno verlas interactuar porque así me imaginaba que eran antes de que se separaran, pero... estaba incomodandome por el hecho que mi existencia era ignorada.
Sin embargo, eso se hizo a un lado cuando mis ojos pudieron captar aquel hermoso gesto que tenía más de un año sin ver. Aquellas preciosos labios mostrando la inolvidable y características sonrisa que hacía que mi corazón se acelerara... como ahora.
Se veía tan preciosa sonriendo genuinamente.
Mi mejillas se pintaron de rojo cuando me miró y desvíe la mirada hacia el monitor cardiaco que estaba frente a mí, justo al lado de jennie.
No pude mantener contacto visual por más de un segundo.
—No, sólo serán uno o dos meses.
—Bien, no me importa. ¿Sabes dónde está el doctor?
—Vendra en un momento. Jisoo —Jennie me llamo para que la mirase e indicó que me acercara a su lado.
Prácticamente yo estaba en la puerta a solo centímetros y ella a solo un metro de Roseanne, sin embargo, si me puso nerviosa su sonrisa ¿Como iba a estar cuando tuviese contacto con su piel?
Jennie sabía mi discusión interna de si acercarme o no a ellas porque solo sonrió compresiva y extendió su mano.
—Todo está bien, Jichu. —dijo para animarme, así que me acerqué tomando su mano, calmando los temblores que mi cuerpo tenía.
Creí que me mantendría estoica, inexpresiva cuando la mirase o tuviese cerca. Se suponía que tenía en mente que lo que sentía por ella había estado levemente casi desapareciendo y solo era un cariño de amistad que tenía por ella.
No crei que... me comportaría tan estúpidamente y que mi corazón herido estuviese latiendo tan rápido, que asustaba.
—Jisoo es mi pareja, ¿Verdad, Jisoo? —la castaña me miró sonriente como si estuviese preguntando algo y yo solo asentí a lo que sea que estaba diciendo.— Así que te pido que no la lastimes, es muy frágil.
Aquello fue en un tono frío, incluso me recorrió un escalofrío inexplicable ante esa voz que escuché de Jennie, como si estuviese advirtiendo algo a Roseanne.
—No me importa alguien vacío —ironizó la rubia, mirandome con desinterés nuevamente hasta volver la mirada a Jennie con una mueca— Su mirada siquiera tiene brillo.
Jennie hizo un ademán de lanzarse sobre ella en el momento que dijo esas palabras, pero se detuvo que si algo la fuese retenido y eso que yo aún no había intervenido. Fue tan rápido que apenas lo noté.
Su cuerpo estaba tenso, incluso su mandíbula estaba apretada. Su mirada fría solo se había intensificado, y era digno de la palabra mirada afilada.
—Jenn... ¿Qué pasa? —pedi explicaciones porqué de estar en un ambiente tranquilo, ahora estaba demasiado tenso. Era palpable con solo ver la mirada de Jennie ante la expresión burlona de Roseanne.
—Nada. Roseanne irá al departamento mañana. Y... debemos irnos.
—¿Tan rápido?
Dijo un rápido y cortante "Si" cuando me jaló de la mano, que apenas pude hacer una reverencia a Roseanne como despedida a pesar de estar nerviosa.
Prácticamente me arrastró afuera de la habitación y por todo el camino que debíamos recorrer para salir del hospital. Se topaba con enfermeras, donde no se disculpaba por tropezar, —era yo quien se disculpaba apenas—.
Incluso el guardia de seguridad se acercó cuando no dejaba de caminar como loca a la salida, pero lo que me descolocó más aún cuando estabamos afuera cerca de su auto, simplemente me abrazó, dejándome muy confundida.
¿Qué demonios? Sus abrazos no me molestaban, solo quería una explicación de porque tenía el comportamiento. ¿,Por qué miró a Rosé de esa forma? ¿por qué cambió tan pronto de actitud si hablaban amigablemente?
—Lamento no estar a tu lado para protegerte. Lamento tanto que hayas sufrido... que... qué te hayan usado...
—Jen... Lo sé, ya me lo has dicho. Hey —la tome de sus mejillas y sonreí lo más tranquila posible, limpiando algunas lagrimas que habían salido de sus preciosos ojos marrones.
Me alegro de conocer personas como ella, como Haein, que sólo buscan mi bienestar, y a pesar de que Jennie llegó hace poco a mi vida, me ha demostrado que está conmigo en las buenas y en las malas.
—No llores, tonta. Es algo que ya pasó. —recordé, dejando un beso en su mejilla antes de volver a abrazarla como se debe—, Agradezco mucho que hayas aparecido en mi vida, jendeukie.
—Eres fuerte, turtle. Realmente te admiro.
Escuchar aquello me conmovió un poco. Jamás me habían dicho cosas así.
No sabía si el término fuerte estaba vinculado conmigo cuando Roseanne me volvía débil... me sentí débil cuando la tenía cerca. Sólo había intentado serlo durante todo el tiempo, pero mi barrera fue insignificante para aquellos sentimientos que tenía por Roseanne.
Sin embargo, haría lo posible por no demostrarlo. Ya había aprendido a sobresellevar ese dolor, sólo no debo permitir que sea la misma persona que lo causó... quien me ayude hacerlo.
—Dios... no hemos comido nada, turtle.
—Lo siento —me disculpe cuando mi estómago interrumpió nuestro momento de abrazo. Jennie soltó una carcajada en mi hombro por ese ruido tan vergonzoso, y yo la seguí totalmente abochornada.
No había notado que mi cuerpo exigía comida desde que llegué a Corea con el pensamiento sólo en Roseanne Park.
—Yo invitaré, vamos.
Otra veze llevó arrastrada de la mano, guiando el camino hacia un restaurante que estaba cerca del hospital mientras no dejaba de contarme chistes.
Aunque... jamás habló del porqué tomó aquella actitud y salimos de esa manera de la habitación de Roseanne.
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