Me llamo Bosch (Boschlow +18)

By carmentheanimator

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En un mundo en el que las mujeres no tienen libertad para hacer magia como quieren, Boscha se hará pasar por... More

Capítulo único

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By carmentheanimator

¡Hola a todos! Mi hiatus parece haber terminado junto con mi bloqueo.

Gracias a todos por la paciencia :)

Las dedicatorias:

Hiisae

ratabicho16

GoatCold

Sixenderman

APlagueOnOthersBoys

TractionEra1027

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Me llamo Bosch

Boscha empezó su vida odiando el hecho de haber nacido mujer. No era para menos, dado que las mujeres y los no binarios no podían hacer muchas cosas que los hombres sí: volar en palisman a más de dos metros de altura, jugar en las ligas de grudgby, etc. Cuando se hizo más mayor y tuvo que ir a la escuela también descubrió que no era una escuela como las que salían en la televisión (claro, esas eran todas escuelas masculinas) si no que era un lugar en el que todo era rosa, encaje y peluches. Allí les enseñaban a las niñas a ser lo que la sociedad esperaba de ellas: delicadas, sumisas, estúpidas en comparación a un hombre y que sólo debían dedicarse a tres aquelarres: curación, oráculo y bardo. Los demás se consideraban aquelarres de hombres, y se pensaba que sólo un hombre podría realizar la magia de los mismos con éxito. Boscha siempre quiso ser experta en pociones, pero cuando lo decía en la escuela el resto de niñas se reían de ella como si fuese el chiste más hilarante del mundo, así que desde pequeña aprendió a ser discreta y a no comentar sus planes fuera de casa, esperando que la adultez fuese más justa con ella.

No tardó mucho en descubrir que sus madres, y cualquiera que no se identificase como hombre, no podía tener control sobre sus propias finanzas. Boscha fue castigada el día que les explicaron en clase eso como si fuese una buena noticia ("¡Nunca tendréis que tomar decisiones complicadas!" "Podréis centraros en decorar la casa mientras vuestra pareja masculina o tutor trata con todo lo demás. Una señorita no ocupa su cabeza con asuntos que no le competen"). Su castigo se debió al hecho de que la joven soltó dos llamaradas con sus manos y destruyó una mesa.

Ella sabía que no era más estúpida que un hombre, ni menos capaz, pero parecía que fuera de su casa todos creyesen que era así. Por suerte sus madres eran firmes creyentes de que todo iba a cambiar algún día ("Tú podrás decidir sobre tu vida, Boschita" le solía decir su madre Larry), pero temían que su hija fuese alejada de ellas y llevada a un centro de reeducación femenina si hacían algo al respecto.

La persona que gestionaba la fortuna de las Maschemist era Alador Blight, el tutor y amigo de ambas mujeres. Alador era un experto en abominables muy rico y que buscaba lo mejor para las mujeres y era tan progresista como ellas, con la ventaja de que al ser hombre podía hablar sin repercusiones.

Alador había enviado a sus dos hijas a estudiar al mundo de los humanos. Para él había sido la opción más lógica dado que ellas tenían un hermano que se encargaría de ellas y del dinero familiar de forma justa, aún si eso había supuesto que un prodigio de los abominables como Amity y un prodigio de las ilusiones como lo era Emira renunciasen a una educación superior mágica que, de todos modos, no podían haber obtenido de forma oficial. De todos modos ambas jóvenes Blight habían salido bien paradas de todo el asunto: Emira estudiaba medicina, Amity derecho; Además, Amity había conocido a una joven humana llamada Luz a la que había podido revelarse tal cual era sin repercusión alguna. Boscha esperaba poder conocer a la pareja de su amiga algún día.

Boscha, sin embargo, no estaba dispuesta a huir para poder ser libre, y tampoco quería conformarse con obtener los conocimientos sin su título oficial que demostrase que ella, una mujer, podía obtener estudios superiores al igual que cualquier hombre (o incluso mejor). La idea vino a su mente de forma natural cuando pensó que podría acceder a una escuela superior masculina si se hacía pasar por hombre.

—Espero que sepas que si te descubren irás a un centro de reeducación femenina, Boscha —le dijo Alador cuando ella le habló de su idea.

El hombre admiraba la determinación de la joven Maschemist, pero también temía las posibles repercusiones que sufriría si algo del plan fallaba.

—No me descubrirán —contestó ella, muy decidida —. Lo tengo todo pensado.

No era la primera mujer en intentar algo así, pero esperaba ser la primera que realmente llegase hasta el final. Sus predecesoras habían fracasado, más tarde o más temprano, siempre.

—Bueno, conozco a alguien que puede ayudarte —dijo Alador —. Pero no va a ser ni fácil ni barato.

Así conoció Boscha a Edalyn Clawthorne, la dama búho, la única mujer que tenía buena consideración como bruja a pesar de que el resto de aspectos de su vida fuesen presentados como una vergüenza y un hazmerreír. Su pareja, además, era una persona no binaria que se había identificado como hombre hasta que acabó sus estudios superiores en el aquelarre bardo. Raine se había librado del centro de reeducación por dos razones: porque era mayor de edad y porque alguien había hecho una donación anónima para sacarle de allí, y también ayudó que fuese no binarie en lugar de mujer; Sin embargo el castigo llegó cuando anularon su título.

—Es un riesgo que tendrás que correr si sigues adelante, Boschita —le dijo Artemisia, su madre tríclope, cegada del tercer ojo desde siempre—. Puede que obtengas el título y que te lo anulen igualmente, cariño mío.

Boscha pensó que merecía la pena, así que dijo que estaba dispuesta.

—Serían 3000 caracoles para empezar el proceso y otros 7000 después —explicó la dama búho —. Y créeme cuando te digo que no saldrá nada bueno de racanear, niña.

—El dinero no es problema —dijo Alador.

—No, no lo es —le apoyó Larry.

—Sin embargo —dijo la dama de cabello gris —. No sería adecuado aceptar dinero de bolsillos Maschemist. Esta deuda fue pagada hace muchos años, con 5000 caracoles para sacar a Raine del centro de reeducación, porque fuiste tú, ¿Verdad, Missy?

La mujer de cabello rosa trató de mantenerse serena a pesar de la vergüenza.

—No era justo —dijo Artemisia —. No lo era.

—Y pagaste con tu tercer ojo también —le recordó Eda.

Artemisia era una joven adulta cuando aquello ocurrió, y para librar a Raine hizo una donación anónima con el dinero que pudo robarle a sus padres y fue su madre, Aynat, quién la castigó cegando permanente su tercer ojo.

Boscha nunca había oído hablar de eso, ella simplemente había asumido que Missy siempre había sido ciega del tercer ojo.

—Tu hija no es mayor de edad —le recordó Eda —. Si la descubren antes de que cumpla los dieciocho nada podrá impedir que sea enviada a un centro de reeducación, ni siquiera el dinero, no con Belos al mando de este imperio.

Belos era un extraño ser híbrido entre humano y brujo muy conservador que creía que las mujeres eran básicamente agujeros dónde meter el pene que andaban.

—¡No me importa! —dijo Boscha —. ¡Tengo que hacer esto!

Eda sonrió, orgullosa de la determinación de esa joven mujer a la que acababa de conocer, desde luego le pareció especial.

El proceso consistía en una poción para empezar. Dicha poción consistía en una combinación muy avanzada de magias del aquelarre de pociones y del de ilusiones.

—No va a saberte bien, ni a sentarte bien —advirtió Eda —. Sirve para eliminar temporalmente tu periodo y fertilidad. No creo que vayas a salir a divertirte por ahí dada la situación en la que estás, pero tampoco podemos arriesgarnos a que tu periodo aparezca repentinamente en Hexside, menos teniendo en cuenta que los dormitorios son compartidos.

Boscha tendría que compartir dormitorio y estudio con otros tres muchachos de su edad, y eso hacía que nunca pudiese salirse de su papel de hombre.

—¿Y cómo vamos a ocultar...? —no acabó de formular la pregunta, pero señaló su pecho y todos lo entendieron.

—Para eso eran los 7000 caracoles que tú no tendrás que pagar —dijo Eda —. ¿Has oído hablar de los glifos?

—Sí, pero no sé mucho al respecto —admitió la chica.

—Bueno, pues con el glifo adecuado tus amigas desaparecerán hasta que lo retires.

—¿Y si se me cae el glifo?

—Imposible.

—¿Cómo es eso? —insistió.

—Te lo tenemos que tatuar —dijo Eda —. En el esternón.

—¡No quiero perder mis pechos para siempre! —protestó Boscha.

—Y no lo harás —dijo Eda —. Pero tendrás el poder de hacerlos aparecer y desaparecer a voluntad. Cuando desaparezcan tu pecho parecerá el de un hombre. Lo único que no podemos arreglar es lo de tu vulva, pero ya sabes que eso no importa a menos que no te identifiques como hombre.

El tatuaje no dolió, pero la poción la tuvo varios días en cama. Esos días los pasó intentando investigar a sus futuros compañeros, pero sólo supo de dos al ser casos notables: el sobrino del emperador y un joven brujo prodigio que iba a ingresar con sólo quince años.

—¿Te preocupan tus compañeros? —le preguntó Larry.

—No soy un hombre —respondió ella —. Ellos no se relacionan como nosotras, y no he convivido con muchos hombres antes.

—Recuerda lo más importante: no son mejores que tú —dijo Larry —. Ser hombres no les hace mejores.

—Y tengo miedo de que me pillen —reconoció —. Un centro de reeducación parece la condensación de todas mis pesadillas.

Artemisia entró a la habitación con unas tijeras, y Boscha resopló al verla.

—¿Has decidido cómo quieres tu pelo, cariño? —preguntó la tríclope con dulzura.

—No me pienso cortar el pelo —dijo, tajante.

Las madres se miraron entre sí dubitativas.

—Aunque tu altura te puede integrar fácilmente entre varones tus facciones son femeninas y preciosas, como las de tu madre —dijo Larry, haciendo que su esposa se sonrojara —. El pelo largo sólo acentuará tu feminidad.

—No es cierto, hay muchos hombres con el pelo largo —protestó Boscha —. Además, estoy renunciando a mi identidad, mis pechos... si no conservo algo que me recuerde quién soy me voy a volver loca.

Las madres lo consintieron, aún con reservas.

—Tienes una semana para pensarlo, Boscha —le dijo Larry —. Si al final no quieres hacer esto nosotras estaremos igualmente orgullosas de ti.

—Gracias, mamás.

Ambas mujeres sabían que Boscha no iba a renunciar al plan.

Boscha pasó la prueba de acceso sin problemas.

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El día de llegada de los nuevos estudiantes era importante para que los muchachos establecieran relaciones significativas con los demás, llegando a generarse ese día amistades que durarían toda una vida. Hexside se enorgullecía de la camaradería que se generaba entre los estudiantes, así como de sus equipos deportivos y su excelencia académica.

Boscha, al igual que el resto de estudiantes, esperaba a las puertas de Hexside el comienzo de la ceremonia, y tras ésta los jóvenes llevarían sus pertenencias a sus correspondientes residencias universitarias y conocerían a sus compañeros.

Un joven de último curso llamó a las puertas de Hexside y el director abrió las puertas.

—¿Quién eres?

—Soy todos los jóvenes brujos ansiosos por alcanzar el saber —respondió el muchacho.

—Tú, y todos los que busquen lo mismo que tú, podéis entrar.

Todos los estudiantes entraron y se dirigieron al salón de actos dónde se les presentó el centro, se les hizo entrega del calendario del curso y de los horarios de sus clases.

—Y recordad: Hexside es vuestro hogar y debéis respetarlo —les recordó el director antes de excusarse.

Los jóvenes volvieron con sus familias para recoger sus pertenencias, en el caso de Boscha ella había ido con Alador para disimular un poco.

—Mucha suerte, Bosch —dijo Alador.

—Gracias.

La joven tomó su maleta y su mochila y se dirigió junto a su amada palisman Maya a la residencia Corazón, la que le había tocado a ella. La residencia era un precioso edificio de ladrillo rojo con plantas abrazando su estructura de arriba a abajo, dándole un aspecto hogareño que realmente le encantó.

—Ups, perdón —dijo un chico que había estado a punto de tropezar con ella.

—No pasa nada —dijo ella, tratando de sonar varonil.

—Augustus Porter —se presentó el joven extendiendo la única mano que tenía libre.

—Bosch Maschemist —dijo ella.

Sin más se dirigieron al interior de la residencia, y una vez allí descubrieron que estaban en la misma habitación, cosa que alegró a la tríclope porque ese chico le había resultado agradable. Al llegar encontraron a uno de sus compañeros que había llegado antes que ellos, eligiendo la cama del extremo izquierdo de la habitación para sí mismo.

—Señores —les saludó —. Este curso va a ser memorable —dijo, sin perder tiempo —. Hay una escuela de sanadoras cerca de Hexside.

Gus y Boscha sonrieron amablemente, aunque ninguno de los dos estaba interesado.

—Matt Tholomule —se presentó —. Pero prefiero que me llamen Mattholomule.

—Bosch Maschemist —dijo la tríclope, eligiendo entonces la cama del extremo derecho de la habitación.

—Augustus Porter —contestó el otro joven —. Pero llamadme Gus —añadió, eligiendo la cama inmediatamente contigua a la de Mattholomule.

—¿¡TÚ ERES AUGUSTUS PORTER!? —exclamó Matt —. ¡Lo que hiciste es increíble, joder! Eh, Bosch, este tío ha conseguido entrar aquí con quince años.

Boscha ahogó una exclamación porque normalmente la gente entraba a Hexside teniendo entre diecisiete y diecinueve años, así que Gus era alguien realmente excepcional.

—N-no es para tanto —dijo el menor.

—Yo creo que sí lo es —dijo una voz a sus espaldas.

Cuando se giraron vieron en el marco de la puerta a un rubio con cicatrices.

—Hunter Wittebane —se presentó —. Estoy en el dormitorio de enfrente junto a otros tres compañeros.

—¿No eres el sobrino del emperador? —preguntó Gus.

—¡Shhh! No quiero que todo el mundo lo sepa aún —protestó el rubio.

Boscha sonrió. Ese era un buen sitio, y estaba segura de que iba a hacer buenas migas con esos muchachos sin dificultad.

—¡Aparta, imbécil! —gritó alguien, haciendo que Hunter pegase un salto.

Lo siguiente que vio Boscha fue a un moreno con gafas entrando apresuradamente con una enorme mochila y una maceta con una planta carnívora. El moreno eligió la única cama libre, la que estaba junto a la de Boscha, y dejó allí sus cosas, luego se giró y miró a Hunter.

—Lo siento, es que tengo un pronto muy malo —se excusó el moreno.

—No me digas —ironizó Mattholomule.

—¿Y quién es este moreno tan garboso que tiene el cutis más fino que las hojitas de rosa? —dijo Hunter, tomando una mano del recién llegado.

En las mentes de todos los presentes apareció la palabra "pendón".

—Me llamo Waylon Park —respondió el chico, retirando su mano —. Y lo único que vas a obtener de mí será una patada en el trasero.

Los otros tres rieron ante la salida del moreno, pero Hunter no se ofendió en lo más absoluto.

—Mejor me voy antes de ser nuevamente humillado —dijo el rubio —. Un placer, señores —y salió cerrando la puerta.

Boscha se acercó al moreno y pudo contemplar sus increíbles ojos verdes.

—Bosch Maschemist —se presentó.

—Waylon Park —respondió el otro —. Y él es Clover —dijo, señalando a su palisman.

—Ella es Maya —respondió la tríclope.

—Ella es Emmiline Bailey Marcostimo —dijo entonces Gus.

—Y éste es mi pepino —dijo Mattholomule agarrándose el paquete.

Boscha no tuvo que fingir ser un hombre para reírse de aquella estupidez junto a los demás.

—Vamos a recorrer esta cárcel, muermazos —sugirió el castaño.

Todo el campus de Hexside era hermoso, y grande, muy grande, pero Matty los llevó a la parte más alejada del centro y no tardaron en descubrir el porqué: tres muchachas estaban allí acompañadas por un brujo de cabello verde al que Boscha enseguida identificó como el bocazas de Edric Blight.

"Bueno, al menos he visto esto" Se lamentó mentalmente al pensar que Edric iba a desvelar su secreto nada más verla.

—Ey, hola —les saludó una muchacha castaña y pecosa al verlos llegar —. ¿Son tus compañeros, Matty?

Boscha se fijó en los uniformes y las tres jóvenes iban vestidas como las estudiantes de curación de St. Epiderm vestían durante los primeros cursos.

Edric empezó a besar a una de las sanadoras, una joven castaña con un moño, y la sanadora de gafas que estaba allí también pronto notó la sorpresa de los muchachos.

—Están prometidos —aclaró la joven —. Soy Cat, por cierto. Y ellas son Bo y Viney.

Para Boscha fue extraño ser tratada como un hombre por otras mujeres, sobre todo con Cat coqueteando con ella descaradamente y es que, supuso, no debían ver a hombres demasiado seguido sin estar comprometidas con uno. La tríclope estaba interesada únicamente en mujeres, pero esa sanadora no había captado su atención y de todos modos ella lo que menos necesitaba era una relación.

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Hexside demostró con creces ser la institución dura y prestigiosa de la que se hablaba con admiración. Boscha siempre había sido una gran estudiante, pero esa escuela era como la diferencia entre el cielo y el infierno con sus múltiples proyectos semanales, tanto individuales como grupales, sus equipos y prácticas deportivas obligatorias de alto rendimiento ("Un muchacho no puede permitirse flaquear nunca") y sus enormes expectativas para todos. La muchacha sintió su voluntad flaquear por el cansancio en más de una ocasión, pero su cabezonería y sus ganas de obtener el título eran mayores que el dolor. El grudgby era impresionante y ella se había convertido en un miembro muy valioso para el equipo. También estaba el hecho de que había hecho piña con sus compañeros de dormitorio, con Hunter Wittebane y con un par de muchachos más que eran compañeros de Matt y Gus en el flyer derby: Jerbo y Barcus.

Tampoco había podido evitar fijarse en las increíbles habilidades de sus nuevos colegas, claro que si habían entrado en Hexside es que debían ser tan excepcionales como ella. Gus era un absoluto genio de las ilusiones, posiblemente el mejor que había visto en su vida, y mucho mejor que Adrian Graye Vernworth, el catedrático de ilusiones; Mattholomule podía construir una fortaleza de un solo movimiento;

Hunter tenía supervelocidad y unas habilidades para el combate cuerpo a cuerpo muy superiores a las esperadas, aún incluso para el sobrino del emperador Belos; Jerbo podía combinar magia de abominables y plantas como si siempre hubiesen existido como una sola magia; Barcus era un genio mezclando magia del oráculo con un uso brillante de pociones... y Waylon.

Oh, Waylon.

Waylon era una historia completamente diferente. Era increíblemente fuerte, con brazos grandes y músculos marcados, una expresión de permanente burla encantadora y unos ojos verdes que relucían como estrellas verdes cuando sacaba de dentro su inmenso poder con las plantas. Boscha había sentido una conexión inmediata con ese muchacho y su fuerza. Además, tenía una personalidad segura, y un tanto arrogante, que la desquiciaba tanto como la atraía.

Durante una de sus jornadas de estudio intensivo Mattholomule se cayó de la silla por estar haciendo el idiota con la misma.

Fue sólo un momento, pero a Boscha se le hizo muy largo. Waylon la miró tras reírse de Matt y le sonrió, sólo a ella y sólo para ella.

Ella sabía que no debía, que no podía sentirse así por alguien a quién estaba mintiéndole desde el mismo instante en el que le dijo su nombre, pero Waylon con sus perfectos ojos verdes, su sonrisa hechizante y su sentido del humor había acabado por interesarle casi tanto como el objetivo que la había llevado a Hexside en un primer lugar. Y cuando el moreno la notó receptiva a sus atenciones no sólo no paró, si no que se acercó aún más a ella con la poca timidez que lo caracterizaba pero con la discreción suficiente para que sus intentos no fuesen percibidos por nadie más, aparentemente. Boscha realmente no quería dejarse llevar, pero cuando se encontró a sí misma apoyada contra una pared y abrazando sus libros mientras Waylon mantenía una mano apoyada junto a ella en la pared, como para evitar que se escapase, y con él frente a ella hablándole de lo buena que era en pociones admitió que no estaba haciendo un buen trabajo.

Boscha decidió que podía con ello, que podía mantener las cosas tal y como estaban siempre que pudiese evitar que fuesen a más, y esto durante unas semanas funcionó, pero Waylon pareció decidir que debían dar un paso más en su cortejo y la pilló por sorpresa. Un día estaban Mattholomule, Augustus, Bosch y Waylon estudiando como de costumbre cuando la bruja de cabello magenta notó los dedos de la mano de Waylon tomando los suyos por debajo del escritorio. Ella no quería, ella sabía que no podía sentirse así por alguien en Hexside, pero Waylon era lo único que estaba en su mente desde el instante en el que rozó sus dedos, y ese roce se convirtió en ellos tomando sus manos durante breves instantes mientras trabajaban. Unas semanas más tarde Gus sacó el tema.

—Bosch, oye —le llamó.

Estaban en la biblioteca buscando material para un proyecto que debían realizar esa misma semana.

—Dime —contestó ella simplemente, sin sospechar nada.

—¿Waylon te está cortejando? —preguntó, sin rodeos.

A la tríclope estuvo a punto de caérsele el libro, cosa que a Gus no se le pasó notar.

—No —contestó —. Qué tontería.

—¿Entonces cómo le llamas a lo que hacéis? —preguntó el menor —. Di lo que quieras, pero estoy seguro de que te presentará a sus padres en la visita de familiares.

El estómago de Boscha se revolvió ante esas palabras porque no podía conocer a los padres de Waylon bajo ningún concepto. Sólo se necesitaba que los padres de uno de los dos diesen su visto bueno al cortejo para hacerlo oficial, y Boscha no podía olvidar que estaba mintiendo sobre su identidad.

—Eso no es así, Augustus —insistió ella —. No voy a conocer a sus padres, y aquí nadie está cortejando a nadie.

—Bueno, si tú lo dices no tengo más remedio que creerte —dijo el menor, con un toque burlón.

—¿Va a venir alguien a verte ese día? —preguntó Boscha, tratando de desviar la atención.

—¡SEÑORES! —entró Mattholomule gritando, ganándose una breve regañina del bibliotecario —. Chicos, Waylon ha hecho algo impresionante. Todo Hexside está yendo a verlo.

Los jóvenes se afanaron en recoger sus libros y seguir a Matty hasta la entrada de la residencia Corazón. Cuando llegaron escucharon aplausos y vítores antes de poder abrirse paso entre el resto de estudiantes para ver qué ocurría.

Waylon se alzaba con los ojos brillantes que Boscha veía en sus sueños y hacía movimientos con sus manos. La hierba frente a él creaba patrones extraños y acabó alzándose imponentemente una estructura de raíces que se entrelazaron hasta formar un edificio de planta hexagonal con enormes huecos en lugar de ventanas.

—¡ES UN INVERNADERO! —exclamó un estudiante de plantas, dejando caer sus semillas al suelo.

Entonces Jerbo dio un paso al frente, y Waylon le dejó sitio.

—Me toca —dijo el castaño, con una sonrisa determinada.

Jerbo tomó las semillas que el joven había dejado caer, muy a pesar de las protestas del mismo, y las lanzó contra el invernadero, las hizo crecer y formó dibujos en los huecos de las ventanas con las ramas que salieron al hacer crecer las semillas, después las cubrió de abominable y provocó su cristalización mediante un hechizo avanzado.

Todo el mundo gritó con júbilo cuando el polvo se hubo asentado y se vio que los huecos ahora estaban cubiertos por vidrieras de pasta de abominable que formaban dibujos de rosas. Pronto se supo que era un proyecto de clase de plantas en el que Jerbo y Waylon habían decidido trabajar durante todo el curso, y que fueron muy elogiados y hasta envidiados por sus habilidades. Nadie sabía qué clase de plantas hacían crecer allí porque éstos no permitían el acceso de nadie, tampoco de sus amigos cercanos. Para nuestra tríclope favorita se convirtió en una costumbre pasar por allí todas las veces que volvía a su residencia, aún si eso le hacía evitar el camino más corto y en teoría más conveniente. Muchas veces podía ver a Waylon trabajando con sus plantas a través de las vidrieras, y se quedaba unos instantes viendo como en su concentración el joven alborotaba su ya de por sí alborotado cabello oscuro.

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—Yo mantengo que Waylon te está cortejando —dijo Augustus.

Boscha había ido a ver a sus amigos jugar al flyer derby, y para ninguno de los jóvenes había pasado desapercibido el hecho de que Waylon había estado luciéndose especialmente para la tríclope.

—Totalmente —coincidió el rubio —. Bosch va a acabar el año escolar con un anillo en su dedo.

—No digáis simplezas —replicó Boscha —. Estamos aquí para estudiar, no para buscar pareja.

—Pues Mattholomule va a casarse —comentó el ilusionista —. Se le declaró a Bo, la sanadora amiga de Viney.

—Vaya, eso me sorprende —admitió Boscha —. Nunca habría pensado en Matt como alguien que se compromete. Pensaba que sería más... —gesticuló con sus manos, pero no completó la frase.

Hunter le dio un golpecito con el codo y se rió.

—Eso es porque estás con los tres ojos siempre metidos en los libros —le recriminó Hunter —. Media escuela sabe que esos tuvieron un enamoramiento a primera vista.

—De hecho Mattholomule pedirá el permiso del tutor de la familia de Bo para poder cortejarla —añadió Gus.

Boscha decidió hacer un comentario tentativo.

—Qué tontería que tengan un tutor —proclamó —. Son adultas, no necesitan ningún tutor.

Los otros dos jóvenes se quedaron callados, hasta que Hunter abrió la boca.

—Mi tío dice que las mujeres no deben preocuparse por asuntos que no les competen —sentenció el rubio.

Boscha detestó esa respuesta.

—¿Y tú piensas lo mismo? —preguntó.

Hunter asintió enérgicamente.

—Las mujeres son menos inteligentes —dijo el joven —. Por eso tienen la función principal de traer hijos al mundo.

—Dices eso como si los hombres no pudiesen —dijo Gus, tratando de hacer reflexionar a su amigo.

—Eso es completamente diferente —contestó el rubio —. Los hombres sacan a los hijos de su interior mediante magia avanzada, mientras que sin magia las mujeres paren por un orificio con el que ya nacen y con dolor. ¿Lo ves? Ellas están pensadas para parir.

—Pues no sé si estoy loco —dijo Boscha, sintiendo su sangre hervir —. Pero en historia de la magia nos explicaron que durante generaciones el embarazo masculino provocaba la muerte de los brujos embarazados, y que fue una sanadora quién creó el hechizo microportal.

—Dilo todo —continuó Hunter —. Esa mujer no fue sanadora de verdad, sólo era una bruja que tuvo suerte. No recibió educación superior.

—No creo que eso la haga menos sanadora, Hunter —dijo Gus, tratando de calmar las cosas —. En esa época poca gente recibía educación formal.

—Bueno, es igual —dijo el rubio —. Lo que yo sé es que si tengo una esposa la protegeré de todo lo malo, y no dejaré que se aburra con asuntos de hombres.

—¿Has pensado que ella igual no necesita que nadie la proteja? —preguntó Boscha, conteniéndose para no romper la nariz del sobrino del repugnante emperador Belos.

Hunter soltó una risotada que a Boscha le sentó como una patada en los bajos.

—No seas absurdo, Bosch —dijo —. No te tenía por alguien con ideas tan bobas. Ellas no pueden ni hacer deporte, luchar o hacer magia, así que obviamente necesitan ser protegidas.

—De todos modos —intervino Augustus —. No tenéis que preocuparos por esto ahora mismo. En especial Bosch no porque es varón y está siendo cortejado por un hombre.

No se molestó en negarlo esa vez.

Esa misma noche Boscha descubrió que las sospechas de Augustus y Hunter no iban tan desencaminadas cuando Waylon le ofreció una flor antes de dormir.

—¿Y esto? —preguntó, sintiendo su rostro arder.

—Es una rosa de cristal —dijo Waylon con simpleza —. Una flor muy extraña.

La rosa de cristal tenía unos pétalos finos y brillantes, casi transparentes, y su tallo era rojo con manchas doradas. Evidentemente la había hecho crecer en el invernadero que compartía con Jerbo.

—¿Y me la das a mí? —preguntó Boscha, sintiendo vergüenza al notar a Gus mirándola con cara de "te lo dije".

—Sí, Bosch, te la doy a ti —respondió Waylon, retirando un mechón de su pelo oscuro y colocándolo tras su oreja con timidez —. Es bonita y especial, igual que tú.

—¿Me estás cortejando? —le preguntó, optando por ir sin rodeos.

Waylon sonrió pero negó con la cabeza.

—Ahora debemos estudiar, Bosch —respondió. Enseguida notó que el otro brujo se entristecía.

—Ah, entiendo.

—Pero —continuó Waylon mientras tomaba la mano de Bosch para besarla —. Cuando nos graduemos te cortejaré como te mereces, Bosch.

—Oh, Waylon —dijo ella, emocionada.

—Me vuelves loco, Bosch.

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"Madres amadas;

Lamento no poder veros en el día de visita de familiares, y en esta ocasión tampoco podrá unirse a mí el tío Alador porque, como bien sabéis, irá con sus hijos al mundo humano aprovechando que la visita coincide con alguna festividad humana.

Estoy bien, madres, muy bien. Las jornadas de estudio son largas, las noches silenciosas y la comida es exquisita. Aún así extraño la sopa de sangre de manzana y fresas de la luna con hada de mami.

Últimamente me he estado preguntando cómo será el momento en el que me cortejen.

-B. Machemist"

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El día de la visita de familiares finalmente llegó, para la total emoción de algunos muchachos y el nerviosismo de otros. Hunter, por ejemplo, había partido la noche anterior al castillo del emperador para pasar esa jornada con su tío.

—Oh, Bosch, estás aquí —dijo Gus con una sonrisa al encontrarla.

Y es que Boscha temía que Waylon le presentase a sus padres y por eso se había recluido en su dormitorio.

—¿Acaso me buscabas? —inquirió ella.

Gus mostró una amplia sonrisa.

—Quiero que conozcas a alguien —dijo —. Por favor, es importante para mí.

Boscha asintió y se levantó del escritorio, se puso su chaqueta y siguió a su amigo hasta el hall de la residencia. En ese momento la tríclope sintió que su corazón se ponía a mil: ataviada con un vestido hermoso de inspiración deadwardiana, tocado, parasol de encaje y una graciosa bombonera blanca se alzaba frente a la escalinata Skara Pearlman, una ex-compañera suya de escuela. Si la joven la reconocía su secreto se iría al traste.

Para desgracia de la tríclope Gus tomó la mano de Skara y la besó cariñosamente, indicando que eran más que amigos.

—Bosch, te presento a mi esposa —anunció el ilusionista —. Mi hermosa esposa, Skara Porter.

Boscha abrió sus tres ojos al extremo producto de la sorpresa. Gus tenía quince años, y Skara tenía diecisiete. Esa diferencia de edad, siendo la mujer mayor, era extremadamente atípica en su mundo.

Skara pareció estudiarla unos instantes, así que Boscha decidió tomar la delantera para evitar que la otra joven tuviese más tiempo para recordar de dónde la conocía.

—Señora Porter —la saludó amablemente —. Mi nombre es Bosch Maschemist. Es un placer conocerla.

Skara la estudió unos segundos más antes de responder.

—Encantada.

—Mi esposa estaba impaciente por conocer a mis amigos de Hexside —dijo Gus.

—Estoy más impaciente por que vuelvas a casa, Gusi —replicó ella con su voz melodiosa —. No tengo nada que hacer allí sin mi amado.

Se dieron un suave beso en los labios, mientras Boscha compadecía a la otra mujer. Las chicas como Skara le daban mucha pena, tan dispuestas a ser el complemento de un hombre y a no hacer nada más en sus vidas que pasearse con costosos vestidos. Tan ridículas, tan estúpidas.

—Debes estar agotada, amor —comentó Gus —. El viaje desde Latissa es muy largo.

—La verdad es que sí —dijo la joven —. Salí de casa al amanecer. Pero cualquier esfuerzo es poco para estar junto a mi dulce esposo.

—Entonces iremos a comer algo y después volveremos para que puedas dormir un poco —dijo Gus.

Skara emitió un gritito de felicidad antes de abrazar a su esposo.

—Bueno, Bosch —dijo Porter —. Nos vemos por la noche, amigo.

—Muy bien, disfruta de tu día —dijo el joven.

Pudo ver como la pareja compartía miradas juguetonas.

—Lo haré.

Bueno, ahora que no podía volver a su habitación por miedo a encontrarse otra vez a Skara decidió darse un paseo por la zona exterior, y de forma casi instintiva acabó frente al invernadero y se encontró con Waylon sentado en el banquito junto a la puerta del mismo.

—Oh, hola hermosura —la saludó Waylon, levantándose para acercarse a ella.

—Hola, Waylon —su corazón se revolucionó en su pecho cuando él se le acercó para tomar su mano y besarla —. ¿Cómo te encuentras el día de hoy?

—Aburrido —admitió —. Hoy no espero visitas.

—Yo tampoco —respondió la de pelo magenta.

Waylon sonrió ante esas palabras.

—Entonces... Hoy es el día ideal para mostrarte cómo será tu vida cuando te corteje —sus ojos brillaron cuando pronunció esas palabras, provocando un sonrojo en Boscha.

—Oh, Waylon...

Su cordura desaparecía cuando estaba cerca de ese muchacho.

—Vamos, quiero mostrarte algo —dijo, guiándola al interior del invernadero.

Boscha se sintió nerviosa cuando escuchó a Waylon cerrar las puertas tras de sí.

—Ven, mi demonio hermoso —dijo el moreno de gafas cuando entrelazó sus dedos con los de ella —. Voy a enseñarte mi mundo, nuestro mundo.

—¿Nuestro? —se le escapó a ella.

—Sí, tuyo y mío —respondió —. Sólo nuestro, mi dulce flor.

Boscha tardó un momento en ser conciente de que Waylon la estaba besando en los labios. Su corazón se volvió loco golpeando en su pecho.

—Sé que esto no es lo apropiado —dijo Waylon —. Que los besos son para los prometidos y los matrimonios —añadió —. Pero no te haces idea de lo muchísimo que te amo, Bosch Maschemist.

—Yo también te amo, Waylon Park.

El joven Park le mostró todas las plantas del invernadero, de las suculentas a las carnívoras, de las flores a los árbolitos jóvenes que se alzaban en preciosos tiestos de cerámica pintada, hasta las rosas.

—¿Y las rosas de cristal? —preguntó Boscha al no ver ninguna entre todas las rosas de miles de colores que allí crecían.

—El rosal de cristal sólo da una rosa al año —contestó Waylon —. Y pocos sobreviven el suficiente tiempo como para florecer.

Boscha no pudo ahogar la exclamación que su boca emitió ante esas palabras.

—Pe-pero... ¿Y la rosa que...?

Waylon sonrió y la tomó de las dos manos.

—Sólo la hice crecer para ti, mi amor —dijo.

—Waylon...

Sus bocas se encontraron en un beso apasionado, y cuando quiso darse cuenta Waylon estaba acariciando todo su cuerpo por encima de la ropa, excitando a la joven Maschemist.

—Bosch, tu cuerpo es perfecto —la elogió —. Eres tan hermoso...

Boscha se separó de él y apoyó las manos en una mesa cercana, dándole la espalda.

—Esto no es adecuado —dijo.

Waylon se le acercó y apartó el cabello de Bosch para pasar la lengua por su cuello.

—Deja que te toque —pidió Waylon —. Nunca le contaré esto a nadie, y si alguien te acusa le romperé la cara.

—Pe-pero yo...

—Shhh, relájate mi amor.

Boscha se dejó hacer. Dejó que Waylon pasase las manos por sus caderas para desabrochar sus pantalones, que bajase sus calzoncillos y que hallase con sus dedos su humedad.

—No esperaba que tuvieses vulva —admitió Waylon.

Boscha se sintió triste al pensar que había decepcionado al otro brujo, y por primera vez en su vida deseó haber nacido con genitales masculinos.

—¿Es un problema para ti?

Como respuesta, Waylon pulso deliciosamente sobre el clítoris de Boscha, ganándose un fuerte gemido por su parte.

—Eres perfecto, Bosch —dijo —. Voy a hacer que te corras tantas veces que no vas a poder andar después.

Y lo hizo. Waylon la estimuló mientras ella se sujetaba de la mesa, y la sostuvo cuando sus piernas flaqueaban al llegar a los múltiples orgasmos que su habilidosa mano le causaron. Ella gritó sin reservas cuando Waylon confesó que el invernadero estaba perfectamente insonorizado.

—¿Te gusta, mi amor?

—Waylon... ¡Waylon! —gemía ella sin poder contenerse. Intentaba montar la mano sin piedad.

—Sí, bebé, me encanta tu forma de moverte —le dijo —. Goza, mi amor, te tengo.

Finalmente Waylon tuvo que ir a buscar la comida para ambos porque Boscha, como él había prometido, estaba demasiado agotada como para poder andar ella misma hasta el comedor.

—Waylon —dijo, cuando ya estaban comiendo en el invernadero —. No ha estado bien, no deberíamos hacer esas cosas.

—Pienso que eso es muy anticuado —admitió el de gafas —. Pienso que si amas a alguien no hay nada malo en demostrarlo, aunque sea sexualmente.

—Entiendo —contestó ella con una sonrisa.

—Me encantas, Bosch.

.

.

.

.

Para desgracia de ambos Waylon no tenía todo ese día libre. El joven de plantas se tuvo que despedir de su Bosch hacia la hora de la merienda para atender asuntos de su propio aquelarre, así que ella volvió a su dormitorio con toda la intención de dormir hasta la cena.

Abrió lentamente la puerta, y se alegró porque vió algo que no debía. Gus estaba sobre su esposa en la cama, y por el movimiento y los ruidos enseguida supo que estaban haciendo el amor, así que cerró rápidamente la puerta y bajó hasta el hall, donde encontró a Mattholomule con un ojo morado y una enorme sonrisa.

—¡Bosch, buenas noticias! —dijo el castaño —. ¡Cortejaré a Bo!

—¿Y ese ojo morado? —preguntó la tríclope señalando el ojo de su amigo.

—Detalles. Tuve un duelo de brujos con el abuelo de Bo para poder cortejarla —explicó —. Perdí, pero ha dicho que si me había dejado humillar así es que debo querer a su nieta de verdad.

—¿Felicidades?

—¡Vamos a embriagarnos para celebrarlo!

Y tras robar una botella de licor del despacho del director Bump ambos se acabaron como las grecas, es decir, bastante perjudicados por el alcohol. Cuando llegó la hora de la cena ambos fueron al comedor entre risas y haciendo el subnormal por los pasillos.

—Hola, chicos —los saludó Gus cuando los amigos se sentaron en su mesa habitual, sin pensar que Gus querría estar a solas con su esposa.

—Hola, Goops —le saludó el borracho Mattholomule.

La cena fue incómoda, al menos para el matrimonio, porque Boscha y Mattholomule se la pasaron diciendo tonterías y riéndose de los temas de conversación de la pareja, especialmente durante las intervenciones de Skara.

Cuando Boscha ya se iba por el pasillo solitario, porque Mattholomule se había dormido en su silla, sintió un tirón en su manga, y se giró para encontrarse con una Skara con cara de pocos amigos.

—¿Te estabas riendo de mí? —preguntó, sin rodeos.

—Es que eres tan patética —la desinhibición del alcohol afectó a su bocota —. Mírate: vestida como una muñequita, siendo una inútil, y follando con un crío para man-

Skara cortó su verborrea dándole un fuerte bofetón que la hizo espabilar de golpe.

—¿Crees que eres mejor que yo, Boscha Maschemist? —preguntó, con el ceño tan fruncido como le era posible —. ¡No eres nadie para criticar mis decisiones!

—Eres una cobarde, Skara —le dijo —. Una bruja anulada, incapaz de cumplir tus sueños y sometida a un brujo varón.

—¿Y mi sueño debería ser infiltrarme en una escuela para hombres bajo una identidad falsa? —preguntó la otra, irónica —. No me hagas reír. La patética eres tú, que te revelas de lo establecido mientras rebajas a las mujeres que no buscan lo mismo que tú.

—¿Acaso el sueño de tu vida es estar casada con un niño? —preguntó Boscha, irónica, pero aún demasiado achispada como para medir sus palabras.

—¿Sabes lo que creo? Creo que eres tan prejuiciosa como cualquiera que crea que el lugar de una mujer es su hogar —replicó —. Las mujeres podemos hacer lo que queramos, y yo no soy menos valiosa que tú por haberme casado con el amor de mi vida, ¿Escuchas? Me he casado con el amor de mi vida. Soy la esposa del amor de mi vida.

—Es muy joven —replicó Boscha.

—No es asunto tuyo, pero me cortejó durante años antes de nuestra boda —explicó la señora Porter —. Tú sí eres patética, Boscha. Suerte con esta maraña de mentiras en la que has convertido tu existencia.

Boscha rompió a llorar tan pronto como Skara se fue, y Gus le retiró la palabra durante cinco semanas completas.

.

.

.

.

—¡Por el Titán! —exclamó Gus saltando de su silla —. ¡ESTO ES INCREÍBLE!

Hacía una semana que Gus había vuelto a hablarle, y por suerte la trataba como antes de su desencuentro.

—¿Qué ocurre, Augustus? —preguntó Waylon.

Gus señaló la carta que había estado leyendo con alegría.

—¡Skara está embarazada!

Boscha sintió una punzada de culpa al oír el nombre de la mujer, al saber que se había burlado de ella por sus elecciones vitales totalmente respetables.

Toda la planta en la que estaban celebró la noticia, y muchos de los colegas más cercanos incluso escribieron a sus familias para darles la buena nueva. Boscha, por su parte, escribió una carta para Skara.

"Querida Skara;

Lamento mucho mi comportamiento durante nuestro último encuentro. Mi conducta fue vergonzosa y me arrepiento muchísimo de todo lo que te dije.

He reflexionado al respecto y me he dado cuenta de que fui tremendamente injusta, de que tienes razón. Tus decisiones son tuyas y son tan respetables como las mías.

Gus nos ha dado la feliz noticia. Muchas felicidades y salud.

-B. Maschemist."

Si no fuese porque Gus estaba seguro de los sentimientos de Bosch por Waylon ese gesto le habría parecido totalmente inadecuado.

.

.

.

.

Una noche los chicos salieron al pasillo al oír un revuelo.

—¡Me parece absurdo! —dijo Hunter, plantado en el pasillo frente a dos miembros de la guardia imperial.

—Señorito Hunter, su tío ha solicitado que acuda su lado de inmediato —dijo el guardia —. Aquí ya no está seguro.

—¿Qué ha pasado? —preguntó Mattholomule a nadie en concreto.

—Se ha producido un golpe de estado —dijo Ricky, un compañero de cuarto de Hunter —. El emperador corre peligro.

Todo fue muy apresurado. Las fuerzas rebeldes entraron a la residencia Corazón en busca de Hunter destruyendo todo a su paso, por suerte fue rápido porque enseguida detectaron que el muchacho ya se había ido con la guardia imperial.

—¡HAY FUEGO EN EL INVERNADERO! —gritó un joven.

Resulta que para poder crear una distracción que facilitase la huida de Hunter las fuerzas imperiales no tuvieron mejor idea que incendiar el invernadero. Waylon cayó de rodillas frente al mismo y rompió a llorar.

—Waylon... —Bosch se arrodilló junto a él y lo abrazó.

—Han muerto... Todas las plantas han muerto... Todas han sufrido.

El incendio tardó horas en ser controlado, pero en cualquier caso para Waylon éste había terminado al morir las plantas.

.

.

.

.

Hunter no regresó a Hexside, y la siguiente vez que lo vieron fue en las proyecciones que emitieron para todos los estudiantes.

El mundo que conocían había cambiado para siempre.

Belos había caído.

La siguiente vez que vieron a Hunter, en las proyecciones, éste lucía vendajes en su cara y una mirada de indescriptible dolor. El reportero, que resultó ser el padre de Gus, explicó que Belos en su desesperación había asesinado a su guardía, había tratado de asesinar a su sobrino y después se había suicidado para no tener que soportar lo que fuesen a hacerles. Hunter no iba a ser acusado de nada porque sólo era un muchacho sin ningún poder que no había participado en política, sin embargo desapareció a un lugar seguro de forma discreta y no se volvió a saber más de él.

La dama búho, su compañere Raine Whispers, Alador Blight, Eberwolf, Steve Tholomule, Darius Deamonne y el matrimonio Maschemist habían iniciado la revolución que, finalmente, había conseguido liberarles a todos del yugo terrible del tirano Belos. Lo primero que hicieron fue cerrar todos los centros de reeducación femeninos. Cambiar todo iba a ser lento y complicado, pero por lo menos las mujeres y los no binarios pudieron empezar a saborear la tan ansiada libertad.

Finalmente llegó el último día del curso, al día siguiente se graduarían. Esa noche Waylon despertó a Bosch.

—Ven conmigo, mi amor —le pidió.

Y Boscha tomó su mano y le siguió. Andaron mucho, pero cuando llegaron a su destino la tríclope sonrió. Era una diminuta casita del árbol hecha de plantas, bonita y acogedora.

—Quería algo más discreto después del fiasco del invernadero —dijo, con un toque de dolor en su voz.

—No fue tu culpa —dijo Boscha, tratando de consolarlo.

—Bosch, quiero hacerte el amor toda la noche —pidió Waylon —. Déjame que te lo haga, mi vida. Ya no existe ese código moral estúpido. Ahora podemos ser tú y yo, Bosch y Waylon.

—No, no podemos —contestó ella, con temor.

—Pero nos amamos —protestó Waylon.

—Hay algo que no sabes... No me llamo Bosch —dijo la tríclope.

—¿Entonces? ¿Cómo te llamas?

—Me llamo Boscha.

Pareció pasar una eternidad antes de que Park abriese la boca.

—Es estupendo conocerte por fin, Boscha —dijo —. Me llamo Willow.

Boscha abrió los tres ojos al extremo.

—Pe-pero...

Willow la calló con un delicado beso en los labios.

—Quería estudiar, tener un título, no pensaba en nada más —dijo la joven —. Pero apareciste tú en mi vida, y tenía que ser tu esposa a toda costa.

—Pero... ¿Y si te hubiese dicho que no por ser una mujer?

Willow sonrió.

—Sabía que tú me amabas tanto como yo a ti —dijo —. Siempre lo supe, Boscha.

—¿Entonces no te importa que yo no sea un brujo?

—No. No me importa quién seas, no me importa cómo te llames, no me importa nada más que nuestro amor, Boscha Maschemist.

Boscha se tiró sobre Willow y la besó con todo el deseo que había sentido por esa morena desde que la conocio. Le arrancó los botones de la camisa y en su esternón encontró un glifo. La morena interactuó con él y de ese pecho plano brotaron dos enormes y hermosos pechos. Eran grandes, con areolas grandes y pezones rosados y respingones, y Boscha recorrió cada milímetro de los mismos con sus manos y sus ojos, desde los pezones hasta las más discretas estrías.

—Quítate la ropa, Boscha —pidió Willow.

Pasaron su última noche en Hexside con las piernas entrelazadas, frotando sus sexos el uno contra el otro, haciendo el amor.

.

.

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.

Después de su graduación Willow, ya revelándose como mujer al igual que ella ante todos, la alejó de sus madres y la llevó ante sus propios padres.

—¿Y quién es esta señorita tan encantadora?

—Me llamo Boscha.

.

.

.

.

Fin

Notas de la autora: Espero que la espera haya merecido la pena.

Os quiero <3

Carmen <3

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