El día opuesto L.S. (Omegaver...

By MoreBleu

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Louis y Harry no se soportan, pero en el día opuesto, lo contrario ha de ocurrir. A CONSIDERAR: - Harry alfa... More

Capítulo 1
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8

Capítulo 2

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—¿Por qué asumes que perderé? —le increpó Harry.

—Porque eres débil y un claro ejemplo es tu promiscuidad —contestó el omega.

—¿Podrías dejar de usar esa palabra?

Louis volteó a verlo un segundo, pero de inmediato se dirigió a Liam.

—Creo entender lo que propones y estoy de acuerdo, siempre y cuando el premio sean los dos boletos. Todo o nada.

—¿Y qué entendiste exactamente? —dijo Liam con curiosidad.

—Tú lo dijiste, es sencillo —Se encogió de hombros—. Debo ser amable con Harry, eso es todo.

—No —Intervino Niall meneando la cabeza—. No puede ser así de fácil, menos si el incentivo son entradas que conseguí con mucho esfuerzo.

Louis lo miró con un gesto divertido «Vaya sacrificio» quiso responder con tono sarcástico, pero no lo hizo.

Cabe señalar que Niall se expuso a sí mismo desde que ofreció los boletos como premio, a Louis solo le tomó unos segundos para hilar todos los acontecimientos que darían sentido a las palabras de su amigo. Y es que el día que supuestamente Niall iba a reclamar y terminar con su novio por la infidelidad en Tinder; le había llamado pronunciando un SOS para remarcar la urgencia de una tarde de chicos -lo que implicaba tomar café con galletas mientras hablaban de algo o de alguien-. Louis se presentó en la cafetería donde quedaron previamente y esperó en una mesa. Extrañamente, cuando Niall llegó a su encuentro no parecía estar triste, más bien tenía una expresión de satisfacción, lo notó algo ruborizado y desaliñado.

—No es lo que estás pensando —explicó Niall al instante. La mirada insistente y divertida de Louis, le dejó en claro que no había sido tan discreto como para que su amigo no se enterase de lo ocurrido ese día—. Para que sepas que solo fue sexo de despedida —terminó admitiendo—. Le dije adiós a su nudo, eso sí que me dolió... en ambos sentidos.

Todos a excepción de Louis creían entender a medias lo que dijo el omega.

Niall se ventiló el rostro con una mano, estaba ruborizado. La sonrisa triunfal de Louis le recalcaba una vez más que, su amigo tenía esa facultad -en sus palabras, maldición- de que no podía ocultarle lo obvio. Lo cierto era que -probablemente- Niall era muy legible y Louis demasiado astuto.

Pero, no, ninguno mencionaría que aquel día Niall fue hasta el departamento de su ahora ex novio, donde ambos discutieron solo unos minutos antes de que el omega fuera tomado sobre la alfombra recién lavada. En resumen: tres orgasmos con anudamiento satisfactorio -porque Adam la tenía grande-, comida a domicilio, más una absurda petición -súplicas en medio de jadeos- para retomar la relación por parte de su ex, y despertar antes para robar -tomar de compensación- los boletos para los Artic Monkeys... Niall sí que supo aprovechar las circunstancias, no hay más explicación y no había arrepentimiento de su parte.

—Tiene razón —dijo Zayn retomando la plática. No entendían ese silencio cómplice de los otros omegas presentes—. Se escucha muy sencillo.

—Sí, lo es, pero no veo el problema —le dio la razón Louis—. Harry me odia, no podrá ser amable conmigo. Yo ganaré, no está a mi nivel de competitividad.

—¿Te das cuenta que tú fuiste el menos amable de los dos? Incluso ahora me estás menospreciando —dijo Harry. Encontraba irritante que el omega utilizara ese tono de voz altivo.

—Tiene razón, estás dando por sentado tu triunfo y no será así de fácil —insistió Niall.

—Entonces necesitamos una reunión para decidir esto —propuso Zayn enlazado un brazo con el de su alfa y el otro con el de Niall—. Ya regresamos.

Louis y Harry vieron a sus amigos caminar hacia la cocina. Los tres regresaron a los diez minutos, después de lo que parecía ser una reunión "secreta".

—Ya lo tenemos —dijo orgulloso Niall—. Hemos establecido el método de evaluación de los jueces, es decir, nosotros.

—¿Y de qué se trata? —preguntó Harry.

Liam comenzó a explicar—: Inicialmente había pensado en que su interacción amable solo sea un día y lo será de algún modo, pero hablándolo con los miembros del jurado, consideramos que es poco tiempo.

—¿Y? —Louis alentó a que continuara.

—Una semana, hasta la fiesta de compromiso de Katherine.

Liam y Zayn intercambiaron una mirada divertida. En cambio, Louis y Harry necesitaban más claridad en aquella explicación.

—Continúa, Liam, por favor. No entendí nada —pidió Harry.

—No me sorprende... —murmuró Louis ganándose una mirada asesina por parte del alfa.

—La prueba final del día opuesto se llevará a cabo en la fiesta de compromiso de mi hermana —explicó Liam. Lo habían acordado en la reunión previa: el ambiente en sí, durante ese fin de semana sería el mejor para que Louis y Harry demuestren que podían tolerarse por el bien del grupo. Claro que la verdadera intención de esta dinámica no se las diría; sus dos amigos son tan tercos que, ninguno admitiría que más allá del supuesto odio que se tienen, ambos sienten atracción el uno por el otro. Todo el grupo lo sabía y solo ellos estaban en completa negación.

—Sin embargo... —continuó Liam—, hasta que ese día llegue, ustedes deben ser amables, aunque nosotros no estemos presentes. Ustedes mismos serán sus evaluadores porque si alguno comete una falta puede hacérnoslo saber. Sus acusaciones deben ser respaldadas con pruebas, como: un audio de alguna discusión, fotografía o algo por el estilo.

Louis sonrió lentamente, conforme, ya que a eso se refería con "encargarse de ganar" Había entendido justamente eso -o lo había deducido a su favor-, de la posibilidad de que uno de ellos -de preferencia Harry- cometiera un error para luego exponerlo con evidencia y así ganar el bendito premio.

—Pero, en caso de que ustedes pasen los días sin problemas hasta la fiesta de compromiso, la prueba final será convencer a Katherine de que son una muy linda pareja que asistirá de buena manera a desearles lo mejor a los novios.

—¡¿Qué?! —dijeron al unísono.

—Lo que escucharon y eso no es todo. Deben pasar tiempo juntos, cada día, al menos deben compartir una de sus actividades, es decir, incluir al otro en sus respectivas rutinas. No importa si solo se trata de ir juntos al supermercado o a la lavandería. Una hora al día es suficiente.

—Claro, suficiente castigo —refunfuñó Louis—. Acabo de decir... de quejarme de que veo a Harry hasta en la sopa y todavía quieren que lo incluya en mis actividades. ¿Están locos?

—¿Si él se niega significa que yo gano? —dijo Harry despreocupado y sonriente. Louis lo miró con el ceño fruncido—. ¿Qué? Acabas de decir que no lo harás.

—No dije eso.

—Pero tampoco quieres pasar tiempo conmigo, por lo mismo estás renunciando.

—Solo hice evidente que no te soporto. Yo no dije que no aceptaría. Para tu mala suerte, Styles, estoy de acuerdo en todo.

—Perfecto, es un hecho entonces —Celebró Zayn con una palmada, como si diera por terminado un contrato jugoso y de cierta forma lo era. Será bastante interesante.

—Ustedes deben llevarse bien hasta el día pactado, antes de que acabe la noche del sábado deben convencer a Katherine de que son pareja —Liam se veía satisfecho al reiterar ese punto.

—Y si logramos convencerla, ¿cómo dividirán el premio, genio? —Esta vez fue Harry quien usó un tono fastidioso.

—Lo tenemos cubierto —le respondió Liam sin inmutarse—. Sabemos que ambos disfrutarían del concierto, pero también sabemos que en cierto punto tú —señaló a Harry— podrías aburrirte y dejarlo, eres un poco...

—Ni se te ocurra decirlo —Harry lo interrumpió con su advertencia.

—Vago, perezoso, flojo, haragán —soltó Louis despreocupado, mirándolo de soslayo—. ¿Necesitas otros sinónimos?

—Yo iba a decir que pierdes el interés fácilmente —Se explicó Liam—. Pero estoy seguro que no te negarías al Chevy Camaro de 1967.

—Estás jugando, no me lo creo —respondió incrédulo.

—No lo hago. Prefiero venderlo antes que invertir mi dinero en ese cacharro, seguro me gasto más en hacerlo funcionar que en comprarme un coche nuevo.

—¿Me lo venderías? —Se acercó mirando fijamente a Liam, esperanzado.

Harry tenía una expresión totalmente nueva para Louis, esa aparente afición que tenía el alfa por los autos antiguos le era desconocida.

El Chevy que había heredado Liam hacía casi un año atrás, de su difunto tío-abuelo, era una joya, al menos para Harry. No importaba que estuviera destartalado y con la pintura desgastada. Desde que ayudó a Liam a recoger su herencia, había soñado con restaurarlo, pero el carro había sido abandonado en la cochera de la casa de los padres de su amigo. Había estado ahorrando para hacerle una oferta de compra, claro que le interesaba.

—Te lo regalo. Vamos, hermano, si consigues esto es totalmente tuyo.

A Liam no le sorprendió la emoción de Harry al escuchar lo último. Lo habría levantado del piso en medio del abrazo, si no fuera por Zayn que soltó un gruñido involuntario.

—¿Entonces es un trato? —habló Niall entusiasta.

—Solo una cosa más —dijo Louis—. Harry no puede tener sexo.

—¿Y eso por qué? —reclamó el implicado y calló al instante cuando todos lo miraron con un gesto de obviedad—. Bien, que así sea entonces.

—¿Alguna otra observación? —preguntó Liam mirando a los involucrados. Al no encontrar respuesta continuó—: Como todos estamos conformes, empezamos hoy. Cuando pongan un solo pie fuera del apartamento de Niall, el primer día opuesto habrá comenzado.






Pasadas tres horas, los primeros en irse fueron Liam y Zayn.

La película que escogieron ya había terminado y Niall estiraba sus brazos por encima de su cabeza, desperezándose. Bostezó y miró hacia su sofá, Louis y Harry no habían dicho una sola palabra, ni siquiera habían intercambiado miradas.

Niall supuso que ambos intentaban actuar indiferentes frente a la propuesta que habían aceptado. Pero él ya estaba cansado, amaba a sus amigos, pero quería -necesitaba- irse a la cama. Bostezó una vez más, siendo menos delicado, apagó el televisor y se paró en frente de sus amigos.

—Ya me voy a dormir, ya váyanse.

Louis iba a señalarle aquella sutileza para echarlo de su casa, pero solo se puso de pie y recogió la loza para dejarlo en el fregadero.

Niall los acompañó a ambos hasta la puerta, no porque sea una atención de su parte. Solo quería ver la reacción de sus amigos cuando dieran un paso fuera de su departamento.

Louis y Harry cruzaron la puerta, iban a despedirse, pero Niall habló primero.

—Estaba pensando, ya que viven en el mismo edifico... ¿por qué no se van juntos? —dijo con una enorme sonrisa en el rostro—. ¿O es que ustedes no se llevan bien?

El omega entrecerró los ojos, intentando enviarle el mensaje de: "Cuando esto termine, me lo pagarás, Niall"

Estaba claro que era una prueba, una provocación de su parte, pero ninguno de los implicados estaba dispuesto a ceder.

—Podemos compartir un taxi, si eso es lo que sugieres —contestó Louis con perspicacia—. Yo no tengo ningún problema con eso.

—Bien —insistió Niall con una sonrisa pícara, volteó hacia Harry—, ¿y tú?

El alfa que hasta ese momento se encontraba tecleando algo en su celular, le mostró la pantalla y dijo—: Acabo de pedirlo, no tardará en llegar.

La rapidez con que Harry había pedido un taxi a través de una aplicación tomó de sorpresa a ambos, sin embargo, para Louis era algo intimidante. Por más sencillo que se escuchara, compartir un auto con quien aseguraba odiar venía a ser algo complicado.

Niall entró a casa después de un último recordatorio de las reglas que se pusieron. Louis y Harry esperaron en los escalones de la parte frontal del edificio. El taxi llegó cinco minutos después.




Con las manos quietas sobre su regazo, Louis permaneció en silencio todo el trayecto, observando como pasaban calle tras calle a través de la ventana que a momentos creaba una mancha de vaho por los pequeños suspiros involuntarios que soltaba. Y es que lo estaba sobre pensando: ¿Estaba siendo demasiado ambicioso? ¿Los boletos en verdad valdrían la pena? Los Artic Monkeys claro que sí, pero, hablando específicamente, era Harry el absurdo dilema.

Tolerarse mutuamente había sido algo que no consideró después de aquel percance que hizo que todo cambiara entre ellos. Harry parecía haber olvidado cómo se conocieron, cómo fue su primera interacción e incluso había dejado atrás la primera torpeza de su parte que dio inicio a su primera plática. El lugar de trabajo del omega, donde Harry había llegado con un grupo de amigos. La atención en caja podía extenderse un poco si el empleado se encontraba solo y en aquella tarde Louis se encontraba momentáneamente solo en la heladería, pero esos cinco minutos de atención se hicieron ocho, luego diez... hasta llegar a los quince, los había contado conforme atendía a otra pareja que esperó pacientemente delante del mostrador.

Harry parecía totalmente perdido, con una sonrisa boba que había hecho ruborizar a Louis cuando le cobró el monto y más cuando preparó su pedido. El omega nombraba uno a uno los acompañamientos y el alfa asintió de tal forma que el helado llevaba una pequeña montaña de chispas de colores, grajeas, gomitas y demás toppings.

«¿Algo más?» Louis tuvo que reiterar la pregunta. Siempre que recordaba ese momento sonreía inevitablemente, pero ahora solo le disgustaba. Se había esforzado en que así sea.

Fue al momento de entregarle el vaso que ambas manos rozaron, Harry sonrió y tontamente dijo: «Está frío» Louis soltó una risita y solo asintió. Ver a ese alfa tropezar con una mesa al irse solo por no apartarle la vista de encima, le pareció encantador.





Louis observó a Harry por el rabillo del ojo. «Lo olvidó» Estaba tan seguro de ello, que aquel pensamiento de querer renunciar a los boletos desapareció una vez más. Había considerado en abandonar porque no quería competir por ver quién era más miserable con la presencia del otro. No quería estropear aún más lo que había sido roto hacía tiempo.

El coche se detuvo justo enfrente del edificio. Antes de que Louis buscara unos billetes para pagar la mitad, Harry ya había cancelado el monto. El omega frunció el ceño cuando su nada grato acompañante bajó del auto cerrando la puerta con un leve azote. Le deseó una buena noche al conductor y antes de que pusiera una mano sobre la manija, la puerta a su costado fue abierta.

—Hemos llegado, amigo mío—le dijo Harry exagerando en su burdo amago de un sirviente abriéndole la puerta a su amo.

Habría pronunciado un "claro" sin ánimos y seguramente pasaría de largo volteando los ojos.

Amabilidad forzada, no me va a engañar.

—Gracias —Se obligó a contestar al bajar del coche.

—Después de ti —agregó teatralmente Harry.

Louis subió dos escalones y entonces elevó la vista hacia el sexto piso. Idóneamente el departamento de Harry tenía la vista frontal del edificio, en cambio el de Louis tenía la bonita vista del parque que se encontraba en la parte trasera.

—Pero que mierda... —dijo Harry, quien de inmediato buscó su teléfono móvil.

Había luces en ese piso y los ventanales vibraban, seguramente por el volumen de la música. El omega estaba tan acostumbrado a eso: una fiesta, de las que no le dejaban dormir hasta altas horas de la madrugada.

—Así que tienes una fiesta —Se dirigió a Harry, quien negó repetidamente con la cabeza—. Vaya, lo dejaste muy fácil.

—Lo había olvidado —dijo Harry mirando la pantalla de su móvil con el ceño fruncido. Era la tercera llamada que daba al buzón—. Pero lo arreglaré...

—¿Por qué? —contestó Louis con un tono cantarín— Podría ser divertido.

—¿Qué?

El omega no dijo más y caminó a paso rápido hacia el ascensor. Harry siguió sus pasos y presionó el botón que tenía grabado el número seis.

—¿Qué estás tramando? —indagó Harry ante el silencio que era acompañado por una irritante música de elevador.

Louis negó con la cabeza fingiendo inocencia, pero tenía una sonrisa tonta en el rostro y se balanceaba sobre la punta y talones de sus pies.

Las puertas se abrieron y Louis salió corriendo. Harry quedó perplejo hasta que entendió todo; el omega no se dirigía a su propio departamento, estaba -en ese momento- frente a la puerta de su casa.

Harry reaccionó cuando el ascensor iba cerrándose para ponerse en movimiento. Cuando la puerta de su propio apartamento fue abierta, al ver a su amigo parado en el umbral recibiendo a Louis, gritó—: ¡No lo dejes pasar!

Erick miró a Harry a la distancia, sin entender nada. En el momento en que quiso dirigir su mirada a quien tocó la puerta, Louis se escabulló entrando.

Harry se acercó a zancadas, molesto.

—¡Qué demonios! ¿Por qué hay una fiesta en mi departamento? —le dijo a Erick.

—Lo teníamos planeado desde hace un par de semanas, ¿lo has olvidado? —contestó su amigo.

—Te envié cientos de mensajes para que cancelaras todo —replicó Harry buscando a Louis con la vista. Estaba en un problema; después de su tiempo sin organizar nada en casa, ver esa cantidad de personas, honestamente resultaba algo agobiante.

—Tenía baja la batería —Se disculpó Erick— ¿Puedes decirme que ocurre?

—Todos deben irse, ahora.

—No puedes —lo detuvo Erick de un brazo—. Al fin conseguí que las baristas pudiesen venir, ¿las recuerdas?

Claro que se acordaba de ellas, eran atractivas y todo, pero que más daba. ¿Dónde está Louis y que trama?

—Ayúdame en esto, asegúrate de pasar la voz, deben irse —dijo en un tono tajante. Erick levantó ambas manos en gesto de aceptación.

Harry se internó entre la multitud, pasando entre los que conocía con un vago saludo.

¿Dónde está?, seguía buscando.

Al llegar a su sala de estar encontró a Louis sentado sobre su futón favorito, una adquisición relativamente barata en una galería. Se encontraba rodeado de dos chicas y un chico, todos omegas. Platicaban animosamente mientras bebían unas cervezas. No sabía que Louis tomaba alcohol.

—¿Podemos hablar? —le dijo Harry acercándose. Las chicas fueron las primeras en darle toda su atención al saludarlo con un beso en la mejilla.

—Te estábamos esperando —habló el chico sobando uno de los brazos de Harry quien solo asintió incómodo.

—Tus amigos son agradables —dijo Louis desde su lugar después de dar otro sorbo.

—Disculpen, ¿podrían ir a traerme una bebida?

Y así funcionaba todo, Harry tenía ese encanto que Louis denominaba descarado e injusto por lo desconsiderado que era con los demás; le hacían caso, por una sola razón, obtener su máxima atención hasta que se los lleve a su cama. Esa era la fama que había creado en su entorno, Styles siendo bueno en la cama, era lo único que importaba y a Louis le molestaba de sobremanera.

Una vez solos Harry se sentó a su costado, siendo cuidadoso.

—Louis, por favor... —dijo con la mirada casi suplicante.

—Me haré una foto —le interrumpió con una sonrisa ladeada—, y la compartiré en nuestro grupo para que nuestros amigos la vean, ¿quieres aparecer en ella?


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