Emoción Versátil

By Mian-Jollel

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Desde el día que decide darle una oportunidad a su madre para acercarse a ella y saber cuál es el motivo por... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capitulo 34
~ Agradecimiento ~

Capítulo 13

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By Mian-Jollel

El doctor Isana llega al apartamento de Zara, Amanda le cuenta lo sucedido, éste inmediatamente comienza a examinarla, le venda su costado y con la ayuda de Amanda la bajan hacia su auto donde el mismo doctor se la lleva al hospital para hacerle pruebas y ver en qué estado se encuentra.

Al despertar, Ingrid se encuentra con su madre consolándola, sollozar es lo mejor que puede hacer para ser más creíble su teatro delante de su marido e hijastro.
Su marido la agarra por los hombros dándole fuerza.
Yassir permanece a los pies de la cama viendo a su hermana muy serio.
Ingrid desvía la mirada hacia su padre el cual le informa que deberá de volver al centro para rehabilitarse.
Ingrid se niega, se altera gritando de no querer volver a ese lugar porque ella está bien, solo necesita descansar, mira a su hermano el cual se voltea dándole la espalda para no admitir que lleve razón y como cobarde debe aceptar lo que sus padres dispongan.
Ruega con su mirada a su padre para no volver al centro donde deberá permanecer encerrada seis meses sin mantener contacto con nada ni nadie, donde deberá seguir instrucciones de médicos que con unas cuantas pastillas le dan la solución a sus problemas.

— Mamá por favor, te ruego que no me lleves a ese lugar. No volverá a ocurrir, por favor papá, dame una oportunidad, te doy mi palabra de portarme bien.

— Lo siento hija, pero debes de ir al centro de rehabilitación, es por tu bien, el psicólogo ya nos ha contado en qué va consistir tu tratamiento. Lo hacemos por tu bien. — Solloza Leonor mirando con lástima a su hija.

— ¡No! Me niego a ir, estoy bien, esto solo ha sido una crisis, estoy bien, estoy bien. — Alterada grita Ingrid haciendo que las enfermeras le inyecten un calmante para que pueda tranquilizarse.

Yassir sale de la habitación con el corazón desgarrado de ver en esa situación a su hermana, quiere ayudarla pero no sabe cómo.
Tras pensarlo bien habla con sus padres pidiéndole de no llevar a Ingrid al centro, cabiendo la posibilidad de que él mismo cuidará de ella para que no tenga otra recaída.
Su padre lo mira serio, desvía sus ojos hacia Leonor pidiendo su opinión.

Al amanecer, el doctor Insana visita a Zara con los resultados de las pruebas.
Al parecer no tiene nada roto ni fracturado, solo son golpes que debe de guardar reposo y tomarse los analgésicos para aliviar su dolencia.

— Gracias por todo doctor. No sé cómo le voy a compensar por su ayuda.

— Tranquila, todo está solucionado, no te preocupes por cosas de menor importancia, ahora piensa en tu recuperación. Aquí te dejo los papeles de baja te vendrá bien para tu recuperación. Pero antes debo de hacer una analítica para determinar cómo estás y te doy el alta.

Zara asiente con la cabeza y deja que el doctor le extraiga sangre con el propósito de hacer la prueba de ADN.
Es la única manera de saber si es o no su sobrina.
Por lo que le saca un tubo más de sangre para llevarlo al laboratorio y realizar dicha prueba.

Durante toda la noche el doctor Isana ha estado pensando en todo lo que le dijo su hermano antes de fallecer, el parecido físico de Zara con su hermano es notable, además de la mancha de nacimiento tan indentica a la suya. Es una marca que solo heredan miembros de su familia, que lleguen a tener los mismos genes y en cierto modo quiere guardar silencio hasta estar  seguro para hablar y contarle la verdad a Zara.

Hoy recibe el alta médica, Ingrid camina arrastrando sus pies con su mirada puesta en el suelo, su hermano le acompaña hasta su apartamento después de haber hablado con sus padres Yassir se hace responsable de ella.
Ingrid se va directa hacia su habitación encerrándose en si misma, no quiere comer, y tampoco quiere ver a nadie salvo a Zara.
Piensa en ella como su única amiga, intenta localizarla pero no consigue dar con ella, apenada se tumba en la cama sollozando por lo que le toca vivir.

Su teléfono suena, sabe que se trata de Ingrid pero tiene miedo de hablar con ella, ya ha sufrido en sus carnes los golpes de una realidad difícil de entender.
Solloza por no poder ayudar a su hermana cuando más la necesita.
Entrando por la puerta el doctor Isana le da el alta y aprovecha para llevarla a su apartamento.

A solas, el doctor Isana le pide que le cuente quien la está golpeando.

— No puedo decirle nada, le agradezco su interés pero no puedo explicarle nada.

— ¿Tienes miedo? Entiendo. Pero quiero que sepas que puedes confiar en mí. De momento, no voy a denunciar a la policía pero la próxima vez que te vea en este estado, si lo haré.

— Tengo mucho miedo señor Isana, siento terror de pensar que dependo de ella y sin ningún tipo de explicación me trate de este modo.

—¿De quién se trata? — Pregunta preocupándose más por ella.

— Es... Es ... Mi madre. — Solloza tapándose su rostro con las manos explicando el trato que le ha dado su madre desde pequeña.

Oriol la escucha con atención cada una de sus palabras, alarmado por su confesión abraza a Zara compadeciéndose de ella haciéndole la promesa de ayudarla.
Amanda llega con una bandeja de comida, los tres toman asiento en la mesa hablando con naturalidad hasta que Zara decide descansar quedándose a solas Amanda con el doctor.

— Vayamos mejor a mi apartamento. — Ronronea con la clara intención de hacer el delicioso con el.

Cayendo en la belleza de ella, se marchan juntos donde al entrar en el apartamento dejan volar sus sentimientos almacenados en sus pechos.
Ambos guardan silencio referente a sus emociones, ella teme ser bruscamente rechazada por él por su manera de llevar su vida, y él, celoso de que otros hombres la toquen guarda para él las verdaderas intenciones.
Solo ellos pueden saber que ocultan sus pechos, cuando en la cama sus pieles se rozan, intercambian besos, donde la pasión los envuelve dejando expresar de algún modo esas emociones intensas de las cuales no dejan florecer.

Al haber recibido la baja de Zara, Álvaro decide ir a visitarla, había intentado hablar con ella sin éxito. Impaciente va a casa de su amiga donde  vuelve a disfrazarse de Ambrosio para ir a visitar a Zara.
Conduce preocupado, el teléfono suena pero no consigue dar con ella.
Ansioso por verla toca varias veces la puerta, quien sale a recibirlo al abrir la puerta es Amanda, la cual cuando lo ve deduce que pueda tratarse de Ambrosio.

— Venía buscando a Zara. — Pregunta siendo observado por Amanda.

— Está ocupada, ¿Quién la busca? — Su pregunta comienza a irritar a Álvaro.

— Soy un amigo, Ambrosio.

— Pase, por favor. — Amanda guía a Álvaro hasta el salón donde lo hace esperar para que salga Zara.
Pero ella no quiere recibirlo, no quiere que la vea en su estado por lo que le pide a su amiga de inventarse una excusa.

— Pues no te lo tomes a mal, pero está dormida y no quiere despertar. Si quieres puedes volver en otro momento. — Se encoge de hombros observando al hombre que hay sentando enfrente suya detenidamente.

— De acuerdo, volveré en otro momento. Dígale por favor que he venido a visitarla.

— Así lo haré. — Le sonríe intentando captar su atención.

Álvaro se marcha molesto por no haberla visto, se sube al auto y quita su disfraz para comenzar a conducir hasta su trabajo.

— ¿Ya se ha ido? — Preocupada pregunta Zara mirando aún las marcas en su rostro.

— Sí, pero escucha amiga. ¿Estás segura de que ese hombre no tiene dinero? Digo, por su manera de hablar y caminar parece a mis clientes ricos.

— No, te habrás confundido, él es fontanero de clase media. Es muy educado y muy caballero... eso me gusta de él.

— Entiendo. — Aún así Amanda se queda pensando si no se trata de un hijo mimado que no tiene nada mejor que hacer que burlarse de mujeres ingenuas como Zara.

Amanda se despide de su amiga para ir a comprar y preparar algo de comer.
Mientras tanto, Zara se queda sola mirándose en el espejo comenzando a sollozar.
Inexplicable es su situación, se siente tan frustrada, tan sola por no tener a gente de confianza y que ama a su lado.
Siente como su mundo es una piedra que cada vez pesa más sobre sus hombros, un laberinto donde sabe dónde hayar la puerta pero no la salida.
Solo la tristeza cae como pétalos rozando sus lágrimas notando por dentro marchitarse como una débil rosa.

Alguien toca a la puerta, pensando que se trata Amanda abre, pero con quién se encuentra es con su hermana.

— Zara, ya no puedo más. — Se lanza a los brazos de su hermana buscando el consuelo.

— ¿Qué te ocurre? — Le pregunta acariciando su espalda mientras escucha su llanto.

— Danilo ha vuelto hacerlo.
Ya no puedo más, sus amenazas son cada vez más graves y mis fuerzas empiezan a desaparecer.
Todos dicen que estoy loca, que actúo como una chica rebelde porque trato de defenderme mientras tapo la verdad. Mientras pretendo protegerlos yo me sacrifico y mi cuerpo me demuestra la cruda realidad.
No puedo más Zara, no puedo más. Ayúdame eres la única en quien puedo confiar.

— Por supuesto que lo haré. Aquí estoy Ingrid, aquí estoy. —Consume su dolor en un silencio en forma de secreto donde ver a su hermana lastimada injustamente la hace de ser más valiente a ella.

— Zara, ¿Qué te ha pasado?, no me digas que a ti también...

— Yo también soy tratada de una manera injusta por la persona que me dio la vida.
Ella es ante todo mi madre, pero no me preguntes si hay amor, porque ella misma ha conseguido que no lo haya.
Yo entiendo por lo que estás pasando, y estoy dispuesta ayudarte.

— Siento mucho lo que te hace tu madre. Ojalá pudiera hacer algo. — Con ternura la mira limpiando su rostro.

— Lo importante es que estemos juntas. — Le da un beso en su frente y la abraza donde ambas doloridas se dejan llevar por ese lazo de sangre uniéndose más.

Álvaro había llegado al hotel con semblante serio, había atendido algunas personas en el hotel y al deshacerse de ellos se encierra en su oficina queriéndose alejar de todo y todos se planta delante de la ventana viendo la lluvia caer, piensa en su vida y la situación que se encuentra en estos momentos.
No le falta de nada, tiene todo lo que puede obtener y aún así está solo, no tiene con quién compartir ni su riqueza ni su amor.
Vuelve a insistir en llamar a Zara, al no responderle le envía un mensaje.

✓ ¿Te ocurre algo conmigo? No respondes ni a mis mensajes ni mis llamadas.

✓ No me has hecho nada malo, solo que ahora mismo estoy ocupada, no te molestes conmigo.

En ese instante, la puerta se abre y es Yassir, Álvaro para disimular deja el teléfono en la mesa escondido detrás de una foto.
Yassir pasa cabizbajo, habla con su amigo y le pide de servir unas copas.
Álvaro sale de la habitación para buscar algo de beber, Yassir agotado y frustrado por la presión que conlleva cuidar de su hermana y mentir en ocasiones a sus padres a demás de llevar la carga del hotel, echa su cabeza hacia atrás cerrando sus ojos por unos instantes hasta que escucha el sonido del teléfono.
Busca el teléfono y al ser viejo puede leer el mensaje con facilidad.

Sé que pensaras que me alejo de tí, pero no es así, solo es que no quiero que me veas en mi estado, siento mucha vergüenza.
He pasado unos días muy difíciles donde nuevamente he sido tratada mal injustamente. En ocasiones me siento tan sola que me gustaría que estuvieras a mi lado.

Yassir mira de quién se trata la persona y al ver que es Zara, no puede dar crédito. Quizás sea otra mujer distinta.
Ante la duda le manda un mensaje.

✓ Tengo ganas de verte.
¿Cuándo podemos vernos?

Al escuchar los pasos de Álvaro aparta el teléfono poniéndolo en su lugar levantándose para disimular.
Álvaro trae las bebidas, como si no supiera nada hablan con normalidad incluso gastan bromas hasta que el sonido del teléfono pone en alerta Álvaro.
Yassir finge desinterés dejando que sea su amigo quien conteste para averiguar si está en lo cierto decide marcharse él  primero y esperar Álvaro para seguirlo.

Motivado por la idea de resolver el enigma, recorre el mismo lugar que su amigo procurando esconderse hasta que al fin llega a una pequeña plaza donde puede ver desde lejos como su amigo disfrazado como no, se acerca hasta Zara y la abraza.
En ese preciso instante siente como una gran bola de fuego quema cada célula de su interior, de nuevo la historia se repite.
Enojado se aleja del lugar conduciendo sin rumbo hasta llegar a su apartamento donde se desquita golpeando un saco de boxeo recordando el pasado, donde se enamoró de la misma mujer que Álvaro, donde él siempre estaba en mitad sufriendo por amor, queriendo expresar sus sentimientos y no pudo hacerlo, esperó innumerables ocasiones pero todas fallaron, el poder de la amistad siempre lo detuvo de dar ese paso, de pretender luchar por la mujer que lo marcaría para siempre y donde ha día de hoy llora cada vez que le lleva flores a su tumba.
Cansado y abatido cae al suelo lleno de sudor, sus manos sangran pero no le importa, la tristeza de verse de nuevo derrotado lo hace de sentirse aún más vulnerable. Ningún sufrimiento  es comparable con el corazón roto.
Saca rabia dentro de él, quiere odiar a Zara para así no haber conflictos con Álvaro, después de todo ella ama a su amigo y no a él.
Sabe perfectamente como es Álvaro, y bajo ese disfraz la está conquistando quitándole a él la ilusión por amarla.

El paseo había sido maravilloso, y el poder estar junto al hombre que la hace sentir tan bien le ayuda a subir su autoestima.
Zara le propone ir a su apartamento,  está encantada de poder dar un paso más en su relación.
Amanda le aconsejó de dormir juntos, ella se encargará de Íngrid ya que esa noche no tiene clientes.
Con una sonrisa espléndida Zara invita Álvaro a entrar en su modesto y pequeño apartamento.

— Me imagino que tendrás hambre. Voy a preparar algo de comer. — Tímidamente habla llenando su corazón de armonía.

Álvaro acepta y mira con atención el apartamento haciendo una mueca de disgusto por lo pobre que se ve.
Al terminar de preparar Zara la cena Álvaro toma asiento mirando atónito el plato.
Patatas con huevo. ¿Qué plato era ese?

— Espero que te guste. — Le desea empezando a mojar pan en el plato.

Álvaro siente revolverse su estómago llegando a sentir repugnancia de la manera de comer de ella.
Él, acostumbrado a comer platos exquisitos presentados en una vajilla fina de porcelana comiendo con cubiertos de plata, ver aquella imagen le hizo de levantarse para excursarse de tener que irse.

— No te vayas, come un poco. Lo he preparado para tí con mucho cariño. — La ingenuidad por parte de ella hace que sienta lástima por ella.

— De acuerdo, es que no me gustan las patatas, prefiero pedir comida a un restaurante.

— Como quieras. — Balbucea ella temiendo tener que pagar la cuenta a medias.

Álvaro hace el pedido a un restaurante pidiendo comida que Zara no sería capaz de probarla por el alto precio.

El repartidor llega con los paquetes, Álvaro más feliz deja la comida encima de la mesa para emplatar y disfrutar de una exquisita carne, con ensalada y algún aperitivo con un buen vino.
Zara a pesar haber estado molesta, ahora se siente mejor disfrutando del momento con él.
Incluso se atreve a besarlo pudiendo saborear el jugo de sus labios.
Él la agarra con fuerza por espalda atrayéndola hacia él subiendo así su temperatura.
La tumba en el sofá, ansiosa le va quitar la ropa pero él la frena por miedo a ser descubierto se aleja de ella.

— Ambrosio, ¿Ocurre algo?

— Eh...Lo siento, pero no puedo continuar.

— ¿Cómo? No te gusto, ¿Porqué? Digo...

— Me gustas mucho, pero no puedo seguir. Perdóname debo de marcharme.

Álvaro se marcha y Zara se queda contemplando la puerta sintiendo una bola ácida vagar por su garganta ante el rechazo de él.
Se había estado preparando para el momento, quería que la tocara, poder hacer el amor con él y ser una primera vez hermosa.
Aturdida, se va hacia su cama donde Ingrid pasa y la consuela.

— Tranquila, no te has perdido nada. Ese hombre no te merece. Tranquila no llores. — Le da ánimos Ingrid.

— No entiendo porqué me ha rechazado de este modo.
Primero no come mi comida y después se para cuando estaba preparada para entregarme a él.
Pienso que soy estúpida y todo esto es una falsa y se ha arrepentido en el último momento.

Ingrid abraza fuerte a su hermana donde al rato se queda profundamente dormida e Ingrid se queda junto a Zara, necesita estar tranquila y al menos con ella encuentra paz y ese pequeño cariño que solo una hermana mayor le puede ofrecer.

Temprano tocan la puerta, Zara abre la puerta quedándose sorprendida de ver allí a Yassir.
Temblando le pregunta qué hace allí.

— Vengo a buscar a mi hermana. — Habla con tirantez.

— Está dormida, ven después.

— Tú no eres nadie para darme órdenes, me llevo a mi hermana
ahora. — Desde su altura la observa con una mirada oscura.

— Espera, voy a despertarla.

— No es necesario, ya voy yo.— Se abre paso hacia la habitación donde empieza a discutir con su hermana por haberse quedado a dormir.

Zara intenta proteger a su hermana haciéndole entender a Yassir de no causarle ningún problema por quedarse.
Ciego de rabia, le exige que no debe de meterse en asuntos que no son de su incumbencia, dejándole claro de ser su hermano y ocuparse de ella.
Zara aprieta sus dientes conteniendo las ganas de decirle la verdad, con sus uñas clavadas en las palmas de su mano ve como su hermana se marcha mirándole por última vez con tristeza.

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