Boruto estaba tan enamorado
de ella. Ella era su brisa de otoño,
era los copos de nieve que caían
sobre su cuerpo en invierno, era
la flor más linda de su jardín
en primavera y en verano era
el sol que lo despertaba en las
mañanas.
Ella para él significaba todo, pero
él para ella no.
Otra vez la veía pasar con su brazo enredado en el de él, todos alrededor posaban sus miradas sobre ellos y su elegancia al caminar, parecían sacados de revista. Dolía mucho más que una apuñalada en el corazón ver esa sonrisa que también me dedicas a mi, pensaba que podía llegar a significar lo mismo que él significa para ti. Pero no, eso jamás pasará.
Yo para ti solo soy un amigo más,
alguien que está para ti cuando
lo necesites y nunca seré más
que eso cuando yo deseaba eso
y mucho más. No tengo ni una
chance de ser esa persona que
ves al despertar, esa persona que
sea lo que tú eres para mí.
Un poema, una carta o una
canción no pueden expresar todo
lo que siento por ti, estoy tan
enamorado de ti que sería capaz
de cualquier cosa pero luego
recuerdo que no puedo obligarte
a nada, eres un espíritu libre
y por ello mismo me encantas
tanto, nadie está por encima de ti.
-¡Boruto! ¿Qué tal? -te sentaste a mi lado, pensabas que me daba igual que lo hicieras, pero en realidad para mí era una bendición que lo hicieras.- Te noto triste, ¿Qué pasa, guapetón? -me apodaste divertidamente haciéndome sonreír sin dificultad, ojalá pensarás que yo era lindo en serio.
-Sarada, ¿Crees que soy suficiente
para una chica? —pregunté
tomándote por sorpresa y volví a
hablar sin despegar mi mirada de mi bolígrafo.- Incluso si... ella ya tiene a alguien.
Te escuché explotar a carcajadas
y te miré con cara de molerte a
golpes solo para hacerte sonreír
y logre mi cometido. Tu sonrisa
llenaba mi ser de una alegría
inexplicable.
-¿Estás bromeando, tonto?
-golpeaste mi hombro levemente
y negué.- ¡Pero si eres Boruto Uzumaki! Eres suficiente para
cualquier persona, y quién te
tenga será afortunado de tenerte
a su lado. -tus palabras eran
firmes, como si fuera verdad.-Y
si tiene pareja, que mal por ella.
-murmraste casi inaudible,
pero te oí.
Dios, mi pecho ya no soporta el
peso de mis emociones, va mucho más allá de lo natural las ganas que tengo de expresarte todo mi amor ¿Puedes notarlo, por favor?
Te la pasaste riéndote de cómo
me burlaba de la profesora de
geografía y fui feliz por ese corto
momento, ya que en el receso
te escapaste de mi lado y fuiste
corriendo directo a sus brazos
como si yo fuera invisible. Duele
como el infierno.
-Boruto, ¿Qué piensas de
mí novio?tu pregunta me
descolocó completamente,
¿Quieres que te expresé con
palabras el odio y envidia que
le tengo?- Siento que él no te
agrada, ¿Por qué?
- Mi cara no beneficia mucho,
¿No?-te miré y en mi cara no
había expresión alguna, sabía
que me veía intimidante y
sonreíste, fue inevitable no copiar tu gesto.- Es un buen chico Sarada, pero no me entrometeré en su relación.
Me encantaría hacerlo pero no es justo.
Incluso si hubiera otras chicas,
ninguna sería como tú. Tu eres
única, las otras son superficiales
mientras tu eres tú, no tienes
que ocultarle nada a nadie y me
fascina lo genuina que eres para
expresarte, si algo te molesta
eres directa, tus emociones se
reflejan en tus ojos. Eres todo lo
contrario a mi, un chico difidil
de comprender y que tampoco se
comprende a sí mismo.
-¿Hay algo que no sepa, Boru?—
me preguntaste preocupada.
Que el es un tramposo. Pero me
negué a soltar eso de mis labios e
ignoré tu pregunta.
La clase continúo pero ninguno
de nosotros habló, tú te veías
confundida mientras que yo me
mordía la lengua reteniendo mis
ganas de soltar todo lo que se de
ese patán, pero no me creerías y
te alejarías de mi, eso es lo último que quiero en mi vida.
Hacia frío afuera y fue no difícil
notar que tú no traías más abrigo que ese suéter color beige holgado, se te veía increíble pero
no te brindaba calor. Pensé en
llevarte a casa en mi moto, pero
sería peor para ti. Y luego fui
consciente de que era tu novio
quién te llevaba a casa en el auto
que le robaba a su hermano
mayor, me sentí un idiota por
seguir preocupándome por ti.
Cada vez mi vaso se llenaba más
y más que estaba por rebalsar,
mi amor por ti estaba en su punto límite y no quería soportar ni un segundo más a tu lado sin perder el control de mí mismo.
-Toma, hace frío afuera.-te
di mi chaqueta de cuero negra,
debajo tenía mi buzo también
negro y sabía que con eso me
bastaría para protegerme de un
resfriado, pero tú rechazaste mi
chaqueta.- Sarada Uchiha no me hagas enojar, ¿Crees que con eso no te enfermeras?
Saqué mi lado de padre protector y puse mi chaqueta en tus hombros, rendida aceptaste y
terminaste de colocarla por tus
delgados brazos. Aveces me
preocupaba tu delgadez, pero
te veía comer como si no lo
hubieras hecho en años y se me
pasaba, de todos modos eras
hermosa a mis ojos.
-Gracias por preocuparte por
mí, Boru. -me agradesiste con
una sonrisa triste en tus labios, que me confundió.-Creo que él no se preocuparía como tú lo haces, gracias.
Entonces eligeme a mi.
—Entonces anda conmigo. -solté
en broma como si quisiera
burlarme de mí mismo, pero te
vi reír y golpear mi hombro y
me olvidé de ello.- Todavía no
me dijiste donde se conocieron,
bueno, en realidad no me contaste nada, tonta.
Salió de la nada, porque antes
éramos tu y yo y todo estaba bien
¿Por qué tenía que llegar él para
robarte de mis brazos? Antes de
él creía que tenía oportunidades
de conquistarte, pero te enamoraste de alguien más y me
quitaste un trozo de mi corazón.
¿Realmente no te das cuenta de
ello? Realmente eres una ilusa,
Sarada Uchiha, me burló de ti
pero en realidad me burló de mi
mismo, porque yo también soy
un idiota por seguir detrás de ti
aún sabiendo que no me amas ni
me amarás.
- Pronto, Boruto, pronto. —
palmeaste mi hombro
burlándote de mi, pero la bocina
de un auto nos interrumpió,
era él en su lujoso auto.- ¡Debo
irme! ¡Gracias por la chaqueta,
tonto!te alejaste de mi dando
largos pasos con tus piernas
kilométricas, de vuelta debía
verte ir.
Sakura, eres todo para mi.
¿Todavía no te das cuenta del
daño que me haces?
Tuve que volver a casa muriendo
del frío por ir de frente al viento
Con tan solo un buzo y una
camiseta debajo, ¿Me devolverás
mi chaqueta algún día, junto al
trozo faltante de mi corazón?
Espero ese día con ansias.
Mi apartamento era tan silencioso, odiaba ese silencio, odiaba volver a casa después de tener un día feliz donde sonreía junto a ti. Pero desde que él llegó me daba igual, solo me tiraba al sillón a ver como los noticieros hablaban estupideces mientras deseaba que al día siguiente llegarás diciéndome que terminaste con ese idiota que no sabe cómo amarte.
Te mereces algo mejor, sarada, soy yo quien puede dártelo, yo sé
cómo amarte, te amo con todos
tus defectos si es que tienes,
te amo con todos tus errores y
caprichos. Simplemente te amo
y si tú me amarás podríamos
ser todo lo que quisiéramos,
llenar un hogar de risas y de
lindos recuerdos de unos jovenes
enamorados.
¿Si te digo todo lo que siento
podría cambiar algo entre
nosotros? ¿Terminarías con ese
idiota y me amarías a mi? Si
mañana quiero morir, te diré
todo cara a cara y huiré como un
hijo de puta.
Me llené la cabeza de escenarios
falsos donde tú me rechazabas,
uno donde te reías de mi, otro
me consolabas y me rechazabas
dulcemente o uno donde ese tonto aparecía y te besaba enfrente de mi, pero el más hermoso de todos fue ese donde me decías que sentías lo mismo y me besabas con todo el amor del mundo ¿Podrías?
Miré una última vez a la luna,
junté las palmas de mis manos
como me habías enseñado
y apoyé mi frente en ellas,
saludando a la luna en gesto
tailandés antes de pedir un
último deseo.
¿Puedes tan solo..-pensé mis
palabras antes de continuar mi
pregunta.- Darme las fuerzas
necesarias para ser sincero con
ella? Gracias.
Hice mi rutina nocturna antes de
meterme entre las sábanas de mi
cama, solté un suspiró entré la
oscuridad de la noche, uno que
nadie oiría, nadie más que yo.
Mañana será otro dia.
Llegué al salón más cansado
de lo usual, como si no hubiera
dormido nada anoche cuando en
realidad dormí más temprano de
lo usual. Tu ya estabas sentada en
nuestra banca, te vi sonreirme y
también lo hice acercándome yo
a ti.
Te veias preocupada por mi,
quizás porque llegué tarde y
nunca hago esas cosas pero en
realidad dude en ir ya que la
idea de confesarme me seguía
carcomiendo la cabeza. Todavía
no sabía si era lo correcto.
- Ya pensaba que me
abandonarías con todos estos
idiotas. -golpeaste levemente mi
hombro cuando me senté a tu
lado, te sonreí burlón y también
lo hiciste.- ¿Qué pasó?
—Olvidé el despertador y mi
moto no me ayudó mucho que
digamos. -respondí siéndote un
mentiroso, nunca te echaría la
culpa incluso si la tuvieras, así me cegabas.
Te escribí una carta mientras andabas de la mano con tu chico, no tenía la cara para decírtelo de frente, pero al menos esta carta te explicaría como me sentía y con tan solo ver tus ojos sabría tu respuesta. Mis manos temblaban mientras terminaba de colocar mi nombre al final de las palabras que te dediqué, a la salida sería cuando te revelaría la verdad, mi realidad.
A la salida, te dije que iría al baño pero que no te fueras porque quería decirte algo, y cuando te tuve sola entre todos los estudiantes deslicé la carta hasta tus pies. Miraste hacia abajo y la tomaste antes de que la pisarán, temblaba como nunca al verte abrir el sobre que claramente decía "Para Sarada."
Me desaparecí cuando buscaste
con la mirada al responsable de
tal acto, te esperé fuera ya en mi
moto y listo para huir cuando
vea por útima vez tu rostro,
lo memorizaría una vez más e
intentaría sobrevivir con ello.
Luego de unos minutos, todos
habían desaparecido pero tú aún
no salías y ya empezaba a creer
que quizás te había perdido entre la gente y ya te habías ido, pero de repente saliste con lágrimas en los ojos y buscándome con ellos. Temí lo peor y huí a todo lo que daba el motor mientras escuchaba tus llamados.
¿Que hice?
Lágrimas amenazaron con salir
por mis ojos cristalizados y no
puse resistencia alguna, lloraba
como un idiota mientras me
alejaba a toda velocidad de ti y
me preguntaba cómo seguiría
mi vida de ahora en más, en que
haría sin ti.
Llegué a casa y eché las llaves a
la mesa como si ellas tuvieran la
culpa de mi desastrosa vida y me
tiré al sillón a llorar como si no
hubiese un mañana, mientras mi
cabeza me reprochaba lo inútil
que fui, que debí quedarme a su
lado callado y apreciar que al
menos era tu amigo y que tú me
apreciabas como ello. ¿Qué tanto
me costaba conformarme con
ello?
Y de repente todo fue silencio,
solo se escuchaban mis hipidos
en la sala mientras secaba
eufóricamente mis lágrimas con
mis muñecas, queriendo parar
con ello y darle un fin. Pero
entonces escuché como el timbre
Sonaba. No iba a abrir, ¿Quién carajos podría ser? No tenía a nadie más que a ti y no perderías tu tiempo en venir a mi departamento que queda en otra ciudad para golpearme la cara, seguramente era tu noviecito y yo no perdería tiempo con él.
Pero una vez más volvió a sonar, y la curiosidad volvía a golpear mi cabeza, entonces dudoso me levanté y miré por la mirilla encontrando tu cabellera negra, aquél negro tan hermoso que podría acariciar por horas. De la impresión di un paso atrás, llenándome de preguntas pero me respondí con un simple "Viene a aclarar las cosas".
No quería escuchar la realidad,
no de tus labios, me bastaba con
seguir soñando un tu y yo juntos
con un felices para siempre, no
quería escuchar tu rechazo. Pero
la idea de que me dijeras que
también me amabas ganaba en
todos los aspectos.
Temblando, tomé la perilla de
la puerta y la giré, la puerta se
abrió solo para asomar mi ojo
cansado por las horas en las
que estuve llorando. Ví como
ella miraba impaciente hacia
el pasillo y terminé de abrir la
puerta, finalmente consiguiendo
la atención de ella.
Sus ojos también rojos por el
llanto, lágrimas secas que hace
unos momentos habían recorrido sus mejillas y su cabello alborotado junto con su respiración entrecortada por la carrera que había hecho desde que bajó del autobús.
Bajó su mirada, encontrándose
con la sorpresa de que ella traía
en sus manos su chaqueta, y
cuando conectó miradas con ella
vió felicidad, entusiasmo y amor.
─ Yo también te amo, Boru─salió aquella afirmación de sus esponjosos labios y bastó para que él tomará su cintura entre sus brazos y la acorralara en un suave beso que la pelinegra correspondió.
Y al final fue cierto, ella apareció en su puerta y le devolvió su chaqueta y el trozo faltante de su corazón.
Porque él nunca sería como el novio que tenía, porque él sabía valorar a la mujer que tenía a su lado, la amaba con locura y ella a él.
⠀
—Yadech👑