Primera hoja de otoño 🍁| MIN...

Par JiNi_95

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❝ El mismo chico los llevó a encontrarse, pero fueron sus sentimientos escondidos los cuales los hicieron ace... Plus

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Par JiNi_95

Estando en el museo, se habían mantenido en completo silencio, a excepción de las veces que Minho le decía: "por aquí" o "¿Continuamos por esta parte?". Jeongin suspiró y habló de una vez para romper esa pared que ellos mismos habían construido.

— Está bien. — se detuvo y ambos se miraron fijamente — Seungmin se sintió algo inseguro con la presencia de Felix. Dice que es demasiado atractivo y entiende por qué Hyunjin pudo enamorarse de él. También dijo que..

— Puedes detenerte. — lo interrumpió y pasó saliva — Ahora ya no estoy interesado en eso. Mejor háblame de ti.

— No tienes que hacer eso. — sentenció Yang y se cruzó de brazos. — No me gusta que lo hagas. No estás siendo genuino y eso me exaspera. Sólo admite que te acercaste a mí porque soy el mejor amigo de Seungmin, el nuevo interés de Hyunjin. El día que nos conocimos en la cafetería te mentí, lo sabes, yo ya había escuchado de ti, sé lo que has hecho y...

— Yang — volvió a cortarlo a media frase. — Está mal que creas todo lo que escuchas. Si quieres que sea sincero, puedo serlo, pero al menos dame la oportunidad. Olvida todo lo que has escuchado sobre mí y escúchame a mí.

Jeongin se planteó la idea en su cabeza, estaba evaluando si realmente valía la pena hacer eso. ¿Minho era alguien que de verdad valía la pena?

— Bueno. — apenas aceptó, Minho le ofreció su mano, por lo que Yang dejó caer sus brazos a sus costados y le correspondió tras unos segundos de indecisión — ¿A dónde vamos?

— Confía en mí.

Se alejaron de las personas y llegaron a una zona solitaria del museo. Era un lindo jardín invadido por decenas de mariposas y flores de todos los colores. Una vez ahí, se soltaron de las manos y Minho se humedeció los labios. Yang hizo puños, aún sintiendo el cálido tacto de la mano de Minho en su piel. Tras ello, y antes de que el mayor pudiera hablar, Jeongin sintió que las mariposas se posaban sobre su cabellera, por lo que no pudo evitar sonreír y mirar a su alrededor asombrado.

Minho vió su sonrisa, vió los rayos del sol de invierno caer sobre la cabellera y el rostro de Jeongin, pudo notar sus hoyuelos y el brillo de sus ojos... Yang era realmente hermoso.

— Este museo es increíble — comentó el menor, quiso acercarse a las flores, pero recordó el porqué llegó ahí en primer lugar. — Ya puedes ser sincero conmigo.

— ¿De verdad te gusta el museo?

— ¿Mm?

Minho negó con su cabeza. Había querido preguntarle eso desde que llegaron, pero ese no era el momento.

— Yang... Es cierto que al principio sólo fuiste el amigo de Seungmin que podía brindarme información de cómo estaba llevando Hyunjin su nueva relación. En ese entonces quise destruirla, me sentía frustrado y confundido, y de alguna forma vi lo mismo en ti ese día en la cafetería, pero — tragó saliva y bajó la mirada — luego empecé a buscarte a ti, por quien eras. No te conozco mucho, sin embargo, sé que eres una buena persona...

— Estás sacando conclusiones apresuradas. Yo he hecho muchas cosas de las que me arrepiento y...

— Yang — se acercó a él y tocó sus brazos, miró fijamente sus ojos y sonrió — A veces las personas buenas se equivocan o hacen daño. No siempre las malas acciones te hacen una mala persona, eso te lo puedo asegurar.

— Aun así no tienes razones para pensar así de mí.

— Te preocupas por Seungmin, quieres que sea feliz aunque ya no pase el mismo tiempo contigo; además, me llevaste algo de comer aquella noche cuando estaba solo y con hambre, me dejaste dormir en tu casa sin conocerme bien, y me abriste tu corazón al contarme tu historia personal esa noche. Eres muy sincero, verdadero, real... — sus manos se deslizaron hasta tocar sus mejillas, sus rostros se aproximaron un poco más. — Veo en tus ojos que tienes mucho amor para dar, pero te da miedo. Tu corazón no es una roca, tampoco está hecho de hielo, en realidad esa capa gruesa de escarcha es tu escudo, ¿no es así?

— No eres la primera persona que me dice algo así — indicó con seriedad, retiró las manos ajenas de su rostro y fue con dirección a las flores. — Seungmin también lo intentó, ¿sabes? Salvarme, o algo así. Pero no tengo remedio. No importa quién llegue a mi vida, nadie podrá cambiarme. Estoy jodido y no quiero seguir compartiendo mi mierda con los demás.

Minho llegó a su lado y pasó su brazo por sus hombros.

— Yo no pretendo cambiar ni un solo pelo de ti — ambos se miraron al mismo tiempo. Minho sonrió ligeramente — ¿Qué tienes de malo, Yang? Yo sólo veo a un chico de veinte años siendo joven y torpe, equivocándose y volviéndose a equivocar, es decir, creciendo. Nadie es perfecto.

— No soy un santo... — de repente sintió sus ojos llenarse de lágrimas, por lo que desvió la mirada e intentó distraerse con las flores. — Tuve problemas con el alcohol hace no mucho. No siempre tenía dinero, así que hacía lo que en ese estado mi cerebro me decía que hiciera para conseguir más. No recuerdo mucho, sólo que despertaba y estaba en la calle, intentaba reconocer la zona para llegar a casa y Seungmin terminaba siempre decepcionado de mí. Mi mejor amigo tuvo que soportarme casi dos años con ese comportamiento autodestructivo y desgastante, y la verdad es que no he vuelto a eso no porque no quiera o no tenga ganas, es porque no quiero volver a ver esa decepción en su mirada. Él es todo para mí. Si la persona que es todo para mí no puede hacer mucho, imagínate los demás.

Jeongin esperaba que Minho se alejara asqueado de él, o que se fuera en medio del silencio incómodo, o que comentara algo terrible y luego lo abandonara a su suerte en ese museo; cualquier reacción negativa estaba siendo esperada. Todos los chicos con los que alguna vez salió, se iban disparados al escuchar su pasado. Nadie quería a un cualquiera o un posible enfermo de transmisión sexual.

Pese a que se preparó mentalmente para todo ello, lo que dijo Minho lo sorprendió.

— ¿Puedo darte un abrazo?

"¿Un abrazo?"

— ¿Qué?

Sin esperar respuesta alguna, Lee usó el brazo que tenía sobre sus hombros y acercó su cuerpo al suyo. Comenzó a darle palmadas suaves, lentas y continuas sobre la espalda, para luego acariciar su nuca con cariño.

— Debió ser difícil pasar por todo eso. — le susurró con sinceridad y Jeongin no pudo evitar dejar salir un par de lágrimas, aún en estado incrédulo. — Estabas solo, eras muy joven e inexperto, debiste sentir que nadie te entendía, que a nadie le preocupabas, que a nadie le importabas... Lamento que hayas tenido que pasar por eso.

Jeongin le correspondió el abrazo tras sus palabras y hundió su rostro en el encuentro de su hombro con su cuello. Lo pegó tanto a su pecho que podía sentir cómo sus latidos se aceleraban mutuamente. De repente le atacaron una ganas de besarlo, pero no quería asustarlo. Era demasiado bueno para ser real.

— Me daba miedo la realidad — murmuró Jeongin casi como un bulbuceo, pero Minho podía entenderlo perfectamente. — Me daba miedo enfrentar al mundo, porque siempre fue horrible para mí. Mi mamá no me enseñó a ser fuerte de la mejor manera y papá murió cuando era muy pequeño. Siempre quise hermanos porque me sentía solo. Siempre quise que alguien me abrazara cuando tenía miedo... Así como ahora.

— El mundo no siempre es horrible, te lo prometo. — dejó un beso en su mejilla y tuvo la intención de alejarse, pero Jeongin volvió a acercarlo. Minho sonrió, porque al parecer Yang lo estaba viendo bien, veía que era un ser humano empático y con sentimientos, y no una estatua andante con corazón indiferente, como las personas de la universidad pensaban. — Esperaré en esta misma posición hasta que estés listo para soltarme. Después te mostraré el mundo a través de mis ojos. ¿Te parece bien?

Minho había atrapado a Jeongin como a una hoja seca cayendo de un árbol en pleno otoño.

— Me parece bien, hyung.

Tras algunos minutos, Jeongin lo dejó ir. Se sonrieron, aunque Yang ocultó su sonrisa porque se sentía algo avergonzado. Miraron juntos las flores, tomaron fotos a las mariposas, se tomaron fotos entre ellos y de ellos. Cuando apareció un guardia de seguridad y les dijo que no podían estar ahí, se tomaron de las manos y salieron corriendo eufóricos.

Jeongin vió la sonrisa juguetona de Minho y sonrió también, pero luego notó su expresión asustada, sintió el jalón de su brazo y cómo se desviaban de camino abruptamente.

— ¿Qué pasa?

— Nos encontraron. — dijo en voz baja, mientras se agazapaban tras una escultura y Lee intentaba ver al otro lado.

— ¿Quién o quiénes?

— Mis guardaespaldas — pasó los dedos de su mano por su cabello y suspiró frustrado — Habrán conseguido la programación de mi semana. Ay, Chaeryeong, te voy a descontar esto de tu sueldo.

— ¿Quién es Chaeryeong?

— Es mi secretaria personal.

— ¿Tienes una secretaria personal y guardaespaldas? — cuestionó con el ceño fruncido. — ¿Por qué?

— ¿Por qué no?

— Es decir, sé que eres rico, pero que yo sepa Hyunjin no sufría este nivel de acoso de parte de su familia.

— Bueno, mi familia es algo diferente. — se encargó de agachar aún más la cabeza de Jeongin y lo acercó a él — Sobretodo conmigo, porque soy de Corea. A Lia le dan más libertad, aunque, lo que ella no sabe es que la vigilan en secreto.

— ¿Por qué?

— Es por su bien.

— ¿Cómo que por su bien? — entonces recordó lo que Seungmin le había dicho, aquella información que Chan le había brindado de la fortuna de la familia Lee. — ¿Qué tipo de empresas tiene tu padre?

— No es lo que crees — le aseguró y tomó su mano, cosa que distrajo por completo a Jeongin. — A la cuenta de tres nos vamos corriendo, ¿de acuerdo? Salimos, llegamos a mi auto y nos vamos a otro museo. Pronto va a anochecer, así que les va a costar encontrarnos.

— ¿Ellos o tu padre saben que estás acompañado?

— Claro que no — negó de inmediato. Al ver la expresión de Jeongin, una desilusionada, hizo presión en el agarre de manos y buscó su mirada — Mi padre está loco. Si sabe de ti, va a averiguar todo sobre tu familia y...

— ¿Te avergüenza?

— No, no es así. Para nada, Yang — sintió que la estaba empeorando, por lo que tomó aire y dijo con voz más tranquila — Mi papá sabe que soy gay, se lo dije a los dieciocho, reuní toda mi valentía para decírselo, pero cuando lo escuchó hizo como si no hubiera pronunciado palabra alguna y continuó con sus cosas. Se niega a creer en mis palabras, piensa que sólo quiero darle la contra, teme que por mi culpa muera su apellido, así que se encarga de averiguar con quien salgo y lo destruye. A la única persona que aprobó a medias fue a Hyunjin, pero incluso quiso creer que éramos mejores amigos. No quiero que sepa de ti, no por ti, es porque temo no poder protegerte de él.

Jeongin temió por un momento por lo que decía. Es decir, no tenía familia a la cual destruir, pero podían dañar a Seungmin y sus padres, y eso sí le daba miedo. Aun así, sabía que no era culpa de Minho, nada de eso. Alzó su mirada y vió la incertidumbre de Minho por su respuesta.

— Lo entiendo. Es lo mejor, tienes razón. — fue lo único que pudo decir. — A la cuenta de tres, ¿no?

Minho sonrió y asintió.

— Uno...

— Dos...

¡Tres!

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