Después de ese día, cada vez que mi hermana Heejin me miraba se sonrojaba, se veía tierna, hermosa. Yo pensaba que solo era un momento de locura que terminaría ahí, incluso había pensado alejarme, pero no, Heejin estaba en mi mente toda esa noche y la verdad es que quería volver a besarla.
Una noche ella tocó a mi habitación, le dije que pasara y la vi nerviosa, ella de acercó y me dijo que me tenía un regalo, era un chocolate y una carta, que la lea cuando esté a solas, realmente ese detalle me sorprendió, ella estaba por irse pero tomé su mano y la acerqué a mi, la abracé y lentamente comencé a besarla.
Heejin estaba sorprendida al principio pero luego me correspondío.
Esa noche estábamos besandonos nuevamente, entregandonos a esos momentos prohibidos. Mi hermana Heejin es una belleza, no solo me limité a besarle los labios sino que comencé a disfrutar su cuello, mmm, su piel suave y tibia, su exquisito aroma me estaba enloqueciendo, y por inercia una de mis manos bajó por su cintura hasta que llegó cerca a su falda, por la cuál introduje mi mano, ella se sobresaltó, y gimió levemente, comencé a subirle un poco la falda y acariciarle sus piernas, me encantaba lo suaves y tibias que estaban, luego paré por un momento, la abracé de la cintura y luego de besarla le dije que duerma conmigo.
Ella mi miró, suspiró, luego me abrazó y dijo que eso era lo que más quería.
Esa noche la puedo describir como la más maravillosa, estuve besandola y acariciándola toda la noche, cada vez quería más de ella, y ahora mis besos habían bajado hasta sus piernas, ella se estremecia con mis besos ahi, lami sus muslos y ella comenzó a gemir levemente, luego subí nuevamente a ella y comencé a bajar sus delgados tirantes de su sostén, lo baje lentamente y descubrí los preciosos senos de Heejin, sin más hundí mi rostro en ellos y comencé a besarlos y deleitarlos con pasión.