ᴍɪᴅɴɪɢʜᴛ | ᵀʰᵉ ʷᵃˡᵏⁱⁿᵍ ᵈᵉᵃᵈ

By Mishi370

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ᴴᵉ ʷᵃˢ ˢᵘⁿˢʰⁱⁿᵉ, ᴵ ʷᵃˢ ᵐⁱᵈⁿⁱᵍʰᵗ ʳᵃⁱⁿ Diecisiete años tenía Leah cuando el mundo se vino abajo. Aprender a so... More

ᴍɪᴅɴɪɢʜᴛ
ɢʀᴀᴘʜɪᴄ ᴀʀᴇᴀ
ᴀᴄʟᴀʀᴀᴄɪᴏɴᴇꜱ
ᴠᴏʟ 1 | ᴍᴀꜱᴛᴇʀᴍɪɴᴅ
ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 1
ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 3
ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 4
ᴠᴏʟ 2 | ʟᴀᴠᴀɴᴅᴇʀ ʜᴀᴢᴇ
ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 5
ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 6
ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 7
ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 8
ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 9
ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 10
ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 11
ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 12
ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 13
ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 14
ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 15
Duda
ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 16
ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 17
ᴠᴏʟ 3 | ᴍᴀʀᴏᴏɴ
ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 18
ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 19
ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 20
ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 21
ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 22
ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 23

ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 2

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By Mishi370

El ruido de la alarma empezaba a provocarle dolor de cabeza a Leah, además, podía jurar la cara de imbécil que Shane pondría ―como si su expresión diaria no fuera suficiente―, solo esperaba la dejaran dormir un par de horas antes de la cena.

―Ya verás el regaño que nos darán ―habló antes de bajarse del auto.

Glenn estaba demasiado emocionado para escucharla.

―Maldición. ¡Apaga esa porquería! ―el primer regaño vino de parte de Dale.

―No sabemos cómo.

―Abre el capó ―Leah escuchó a Shane.

Decidió ignorarlo por unos segundos, miró a Amy ―la intensa, igual que su hermana― acercarse a preguntar por Andrea.

Leah cerró los ojos y respiro.

Un segundo después el ruido cesó.

―¡¿Por qué no está con ustedes?! ¡¿Dónde está?!

―¡Cállate, Amy! ―exclamó exasperada―. Me caes bien, pero enserio eres estresante. Tú hermana esta bien, la veras pronto, pero por favor déjanos respirar.

―Todos se encuentran bien ―intervino Glenn al sentir la mirada de todos―, bueno, Merle no tanto.

Todos guardaron silencio.

―¿Cómo vienen hasta aquí haciendo tanto ruido? ¿Quieren que los zombies lleguen hasta nosotros?

Leah rodó los ojos.

―Creo que estamos bien ―intentó apoyarlos Dale.

―Yo creo que fue una estupidez ―insistió Shane.

―Yo creo que tú eres estúpido, Shane ―soltó Leah sin pensar.

La mirada molesta que Shane le lanzó no le hizo ni cosquillas.

―Bueno, la alarma hizo eco en todas las montañas, es difícil encontrar la fuente ―comentó Dale, Shane lo miró molesto―. No quiero discutir, solo digo eso ―los miró―. La próxima vez podrían pensar las cosas con más cuidado, ¿no les parece?

―Oh, sí claro ―contestó sarcástica―, la próxima vez le diremos a los caminantes que nos den un minuto para apagar la estúpida alarma. No se preocupen ―les sonrió.

―Leah... ―Shane la miró.

―No necesito tu estúpido sermón, Shane ―lo interrumpió―, sigue cazando ranas o buscando "nueces" con Lori ―sonrió inocente.

El rostro de Shane se desencajó de la rabia.

―Lo sentimos ―intervino Glenn―. Tenemos un auto bonito ―intentó calmar el ambiente.

Ella estuvo a punto de protestar, pero el sonido del camión la hizo callar. Bufó antes de sentarse en el capote del auto al lado de Glenn y mirar los felices reencuentros.

―¿Cómo hicieron para salir de ahí? ―preguntó Shane.

―Un amigo nuevo ―respondió Glenn―. Él nos sacó.

―¿Él nuevo?

―Sí, un tipo loco que llegó a la ciudad ―respondió Morales sin dejar de abrazar a su familia―. ¡Oye, chico helicóptero! Ven a saludar ―lo llamó―. Es policía como tú.

En el momento en que Rick apareció, Leah pudo jurar que Shane parecía haber visto al mismo diablo. El hombre retrocedió varios pasos sin creerlo y Rick parecía igual.

―¡Papá! ¡Papá! ―el gritó de emoción de Carl fue la cereza del pastel.

Leah observó a ambos correr hacia al otro para refugiarse en un abrazo lleno de sentimiento y emoción. La chica miró a Lori quedarse helada antes de refugiarse también en los brazos de su esposo.

―Creo que ya alguien no nos va a robar más ―le susurró a Glenn.

―¿De qué habla...? Oh.

Por un momento Leah sintió un poco de pena por Shane, pero tal sentimiento le duró poco al ver la falsa sonrisa que le regaló al que se supone es su amigo.

Luego de una tarde llena de emociones, la noche pareció haber llegado más pronto que días anteriores. Todos se encontraban frente a la fogata escuchando la historia de cómo Rick había vuelto de entre los muertos.

Leah se encontraba leyendo un poco del libro que su madre le había obsequiado para uno de sus cumpleaños, ignorando a todos.

―Es lógico después de lo que pasó en Atlanta ―escuchó la voz de Rick.

―Sí.

―Y el hospital parecía estar desbordado.

―Estaba desbordado ―confirmó Shane―. Apenas pude sacar a tu familia.

―Qué conveniente ―susurró Leah antes de recibir un pequeño codazo de parte de Glenn para que guarde silencio.

―En fin, no puedo explicarte lo agradecido que estoy, Shane ―agradeció Rick.

Lori sí supo, pensó Leah.

El sueño pareció embargarle más rápido que noches anteriores o bien la falsedad en el ambiente, bostezo para luego ponerse de pie, murmuró un "buenas noches" y se marchó.

A la mañana siguiente lo que pensó sería un grandioso día se convirtió en un dolor de cabeza.

―Míralos ―giró el rostro para ver a quién le hablaba Glenn―. Buitres.

Morales, Dale y Jim se encontraban desarmando su auto o lo que quedaba de él.

―Ni permiso pidieron ―se quejó Leah.

―Vamos, que no quede nada ―alentó con molestia Glenn.

Dale se acercó.

―Los generadores necesitan mucho combustible sino no tendrán energía ―informó―. Lo lamento, chicos.

Rick que se había acercado a ellos no dijo nada.

―Teníamos pensado usarlo un par de días más.

―Tal vez podamos robar otro algún día ―propuso Rick.

Leah rio.

―¿En serio? Suena a mentira de diputado ―bromeo haciéndolos reír.

Rick les sonrió antes de alejarse para volver con su familia.

―Apenas vuelva Daryl la sonrisa de todos se va a borrar ―comentó mientras se acomodaba las mangas de su camisa.

A Leah no le caía mal Daryl, el hombre no le parecía una mala persona ―a comparación de su hermano―, solo era un poco... salvaje. Es por ello por lo que no era sorpresa para ninguno saber el lío que se iba a armar en cuanto volviera de cazar.

Estaba a punto de darle un mordisco a su manzana cuando los gritos de Carl la alertaron, sin esperar ni un segundo más corrió hacia ellos.

Escuchaba los gritos de los demás detrás, preocupados.

Leah se dejó caer al suelo para abrazar al pequeño niño, sin esperar ni un segundo lo reviso en busca de heridas.

―¡¿Estás bien?! ―preguntó, preocupada.

Carl asintió antes de refugiarse en sus brazos.

Segundos después, Lori y Jacqui estaban a su lado. Se separó de Carl para entregárselo a su madre y correr a con los demás. Llegó justo para ver cómo entre todos jugaban a la piñata con el caminante.

―Es el primero que tenemos, nunca habían llegado tan lejos ―informó Dale.

―Se habrán quedado sin comida en la ciudad ―comentó Jim.

Leah dirigió su mirada al venado.

―A Daryl no le va a gustar eso ―habló señalando las flechas.

Ninguno pareció escucharla por el nuevo ruido que se empezó a escuchar a sus espaldas. Se prepararon.

La chica sonrió al ver a Daryl.

―Hijo de perra. ¡Ese es mi venado! ―exclamó molesto―. Arruino todo, este sucio, apestoso, hijo de perra ―conformé lo insultaba su pie lo pateaba.

―Cálmate, hijo. No sirve de nada.

―¿Tú qué sabes anciano? ―se acercó molesto a Dale―. ¿Por qué no tomas tu estúpido gorro y vuelves al geriátrico? ―se alejó―. Seguí a este venado por kilómetros. Lo llevaré al campamento y lo cocinaremos. ¿Qué les parece si le cortamos esta parte mordida?

―¿No te comiste algún hongo colorido de camino? ―preguntó Leah―. Estás loco si ves algo comestible en ese venado.

―Yo no me arriesgaría ―estuvo de acuerdo Shane.

―Es un lastima ―Daryl se alejó del venado―. Atrape unas ardillas, unas diez o doce. Comeremos eso.

El sonido tétrico de la cabeza intentando dar mordiscos hizo a todos bajar la mirada, Leah se encogió de hombros antes de dar media vuelta y volver al campamento.

La bomba Dixon estaba a solo minutos de estallar y estaba segura de que se llevaría a su paso a los que pudiera, para todos Merle era una basura ―ella también lo creía―, pero a fin de cuentas a lo que sabía era el único familiar vivo que Daryl tenía.

Busco con la mirada a Carl, sonrió al verlo con Sophia y sin dudarlo camino hacia ellos para tomar asiento a su lado.

―¿Mataron al caminante? ―preguntó Carl ni bien había llegado ella.

―Sí ―respondió tomando asiento.

―¿Crees que haya más? ―esta vez la pregunta vino de Sophia.

Leah la miro.

La niña le parecía indefensa y la mayoría de las veces sentía lástima por ella. Carol era una buena madre, pero Ed era un imbécil como padre, esposo y hombre.

―No lo creo, Sophia ―sonrió―. Saben en mi mochila hay algunos dulces que encontré, pueden tomarlos siempre y cuando compartan con los hijos de Morales.

La sonrisa que abarcó el rostro de Sophia y Carl fue suficiente para que Leah se sintiera feliz, ambos niños la abrazaron para luego marcharse por tan preciado regalo dejándola sola.

Leah no necesito estar presente para saber que Daryl ya sabía que había sucedido con su hermano, sus gritos fueron la confirmación. Sintió pena por él, pero no la suficiente para hacer lo que Rick planeaba.

Media hora después la discusión era esta vez entre Rick y Shane, por primera vez Leah se sintió de acuerdo con lo que salía de la boca de Shane. No era tan estúpido, tal vez.

Leah volvió a la realidad al escuchar la voz de Lori.

―¿Irán tú y Daryl? ¿Ese es tu gran plan? ―le preguntó a su marido.

La mirada que Rick le lanzó a Glenn a Leah no le gustó nada.

―Ni lo pienses, Rick ―bramó poniéndose de pie―. Él no irá a ningún lado contigo.

―Oh, vamos ―Glenn desvió el rostro.

Rick la miró.

―Por favor ―pidió―. Él sabe cómo hacerlo, ya estuvo ahí, para entrar y salir no hay problema, lo dijiste.

Glenn la miró y ella negó.

―No es justo que te lo pida, lo sé, pero me siento mucho mejor sí estas tu y sé que ella también ―continuó hablando Rick para concluir su discurso señalando a Lori.

―Excelente ―exclamó molesta―. ¿Por qué mejor no vamos todos agarrados de la mano?

―Grandioso, pondrás en riesgo a tres personas ―se metió Shane.

―Cuatro ―corrigió T-Dog.

Negó molesta.

―¿Puedo unirme o ya cerraron las audiciones? ―los miro.

―No, tú te quedas ―habló Glenn.

Ella estuvo a punto de reprochar más la mirada que recibió de parte del coreano la hizo mantenerse en silencio, asintió de mala gana dio media vuelta y se marchó.

No supo cuánto tiempo pasó desde que se marcharon, escucho un poco a las mujeres hablar mientras lavaban la ropa al respecto. Ella por su lado se encontraba leyendo sentada en una roca con los pies sumergidos en el agua.

―Alguien me explicaría ¿por qué las mujeres hacemos el trabajo de esclavas? ―habló Jacqui.

―El mundo se terminó, ¿no te llego el e-mail? ―escuchó a Amy contestar.

Dejó de leer para mirarlas.

―Tal vez por qué los hombres son unos inútiles ―Leah miró en la misma dirección que Carol lo hacía―. Empezando por ahí.

―Simplemente es así ―murmuró Carol.

Ninguna dijo nada más y ella volvió a su lectura.

Las escucho seguir hablando minutos después, sin embargo, no les presto atención hasta que se empezaron a reír. Cerró el libro para poner atención.

―¿De qué se ríen? ―habló Ed a sus espaldas.

Lo que faltaba, pensó.

―Nos contamos historias de guerra, Ed ―Andrea se animó a contestar.

Lo escuchó acercarse.

―¿Algún problema, Ed? ―quiso saber Andrea.

―No es asunto tuyo, concéntrate en tu trabajo, no es un club de comedia.

―¿Por qué no vas a tirarte a dormir a tu tienda de campaña? ―intervino Leah.

―¿Disculpa?

―Ya me oíste ―contestó Leah sin moverse de su sitio.

―¿Por qué tú no estás haciendo nada?

―Tal vez porque ya lo hice, además de a diferencia tuya fui a conseguir suministros para que te alimentes como el parásito que eres ―frunció el ceño.

Ed hizo el intento de acercarse, pero se detuvo al ver la navaja en la mano de Leah.

La chica sonrió, aparte de Shane también le caía mal Ed; el esposo abusador. Sabía que el hombre era un cobarde y bueno para nada, pero parecía sentirse bien golpeando a su mujer algo que ella detestaba.

―Ed, ¿sabes qué? ―observó a Andrea levantarse y acercarse al hombre―. Si no te gusta como lavamos la ropa, te invito a que lo hagas tú, aquí tienes.

Leah pudo observar cómo Andrea le paso la prenda a Ed y cómo él se la lanzó al pecho.

―No es mi trabajo, cariño.

―Andrea no ―quiso intervenir Amy.

―¿Cuál es tú trabajo Ed? ―pidió saber Andrea―. Aparte de lo que Leah dijo también es el sentarte a fumar cigarrillos.

―Bueno ―Ed se acercó―. Seguro que no es escuchar a una perra presumida que habla de más ―miró a Carol―. Oye, vámonos.

―Ella no irá a ningún lado contigo, Ed ―siguió hablando Andrea.

Por primera vez Leah sintió que estaba de acuerdo con la rubia.

―Carol, quédate ―pidió Leah mientras se ponía sus zapatos.

Se puso de pie y se acercó al grupo de mujeres en el momento justo que todo se vino abajo. En el momento en que Ed golpeó a Carol delante de todas, Leah no lo pensó dos veces y se abalanzó sobre él. Sentía la sangre hervir.

Con el mango de su navaja lo golpeó en el rostro haciéndolo trastabillar, se acercó y lo golpeó esta vez en el brazo, al tercer intento él la empujó haciéndola caer al suelo.

Ed intentó acercarse para golpearla, aún en el piso Leah se preparó para recibirlo, pero entonces Shane apareció tomándolo de la camisa para alejarlo de ellas.

Desde el suelo, Leah observó como Shane golpeaba sin compasión a Ed.

―Cariño, ¿estás bien? ―la voz de Jacqui la sobresaltó.

La mujer se encontraba arrodillada a su lado, Leah asintió para luego ponerse de pie.

―Sí, gracias ―susurró antes de marcharse.

El resto del día paso de lo más aburrido para Leah, escuchó que Jim había enloquecido, pero ¿quién no enloquecería en estas circunstancias?

Una parte de su tarde la paso ayudando a los niños a resolver sus problemas matemáticos y otra molestando a Dale; su abuelito, como solía llamarle en broma. El hombre podía ser metiche a veces, como la vez que los regaño a Glenn y ella por dormir en la misma tienda de campaña, pero no era un mal hombre.

Por la noche se vio obligada a salir de su hermosa tienda de campaña para cenar alrededor de la fogata en una cálida reunión. No dudo en tomar asiento al lado de Carl y Lori.

Leah miró a Amy marcharse al baño después de escuchar a Dale.

―Leah ―Morales la llamó.

―Sí.

―¿De dónde eres? Siempre he tenido esa duda.

―No creo eso importe Morales, ya mi hogar no existe ―contestó ignorando los recuerdos que se empezaban a hacer presentes.

Morales estuvo a punto de reprochar, pero el grito de Amy los puso en alerta. Todos se levantaron de prisa en un intento de refugiarse, Leah tomó a Carl y Lori agachándose en el piso para permitirle a Shane disparar.

El caos y la oscuridad de la noche eran testigos de la masacre que se estaba desatando en el campamento, desde el suelo Leah visualizo cerca de algunos trozos de madera un hacha, gateó hasta ella intentando ser sigilosa para no atraer la atención.

Se puso de pie buscando con la mirada a los niños, observó a Carol correr con Sophia en brazos y a Lori con Carl detrás de Shane.

Gritos de dolor y llanto era lo único que podía escuchar Leah.

Carol gritó en el momento en que Leah la tomó del brazo, su corazón volvió a latir con normalidad al ver a la chica que sin pensarlo dos veces la guío con Shane, el hombre iba al frente, ambas madres con sus hijos en el centro y Leah iba detrás con el hacha en alto.

Los zombies eran cada vez más.

Observó a un caminante intentar atrapar a uno de los hijos de Morales, no lo pensó dos veces y corrió hacia él clavándole el hacha en la cabeza.

―¡Morales, Leah! ―escuchó el grito de todos pidiéndoles acercarse.

Leah giró el rostro en todas direcciones, preocupada, sintiendo su fin cada vez más cerca.

Antes de que un zombie pudiera hacerle daño, el sonido de disparos los hizo ponerse en alerta. Del bosque salieron Rick y los demás disparando, acabando con todos.

Ella soltó el hacha y sin dudar corrió hacia Glenn, refugiándose entre sus brazos.

Hola, espero que esté capítulo les haya gustado de ser así no se olviden de comentar y votar.

¿Qué les está pareciendo Leah?

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