Subastada al mejor postor

By SarahiSalinas_

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[Contenido +18 y +21] Desde recién nacidas somos arrancadas de los brazos de nuestras madres o algunas son de... More

Sinopsis
Personajes principales
1. Origen
2. Dulces dieciocho años
3. Llego el día
4. La subasta
5. Los Friedrich, una nueva vida
6. Jayden Friedrich
7. Beso
8. Secretos y una perforación
9. Un rubio de ojos grises
10. Boda a medias
11. Luna de miel o hiel
12. Eso que huelo ¿acaso son celos?
13. Locuras que llevan nuestro nombre
14. Te llevaré a las estrellas y al mismo tiempo al infierno a sentir las llamas
15. Lo que pasa en las Vegas, se queda en las Vegas
16. La correcta
17. Después de todo el pasado regresa
18. Decisiones
19. ¿Soy una Klein?
20. La libertad que merece
21. Nueva integrante
22. Divorcio
23. El tiempo lo sana todo ¿O no?
24. Solo piel
25. ¡Quiero un papá!
26. Reencuentro inesperado
27. Volverte a ver
28. Hablar, solo quiero hablar
29. Antes de lo esperado
30. La verdad
31. Un paso a la vez
32. ¿Aún queda una segunda oportunidad?
33. Escándalo
34. Unas cuantas verdades
35. Bésame hasta que me harte
37. Aguarda, aún falta algo...
38. La venganza se sirve en un platillo frío
Epílogo

36. Dilema

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By SarahiSalinas_

Sus besos se tornan más profundos, más severos y más adictivos.
No quiero apartarme de él, necesito acabar con la ganas que hay, apagar las llamas que me consumen dentro.

No nos apartamos es más nos unimos hasta hacernos uno. Las caricias son un incentivo para aferrarme más a su cuerpo.

Tengo la necesidad de jalar su cabello de revolverlo mientras me come la boca. Sus manos aprietan mi cintura haciendo que suelte un par de jadeos.

Me alejo un poco de él para empezar a quitar el saco, sigo con el chaleco que lo aviento en algún lugar mientras caminamos a mi recámara.

Jayden no tarda en llevar sus manos a mi vestido donde hay un cierre que baja.

Sigo con su camisa que desabrochó rápidamente, incluso puedo decir que algunos botones se salen del trapo. Me ayuda para deshacerme de su camisa.

Mi vestido me lo baja hasta la cintura dejando la parte superior desnuda.

Ya no hay vuelta atrás.

Mi vista baja a su pecho bien trabajado, me detengo en la parte izquierda de su pecho.

Veo la letra cursiva, ahí está mi nombre. Algo más que compartimos ambos. Mi mano viaja a esa parte para pasar las yemas de mis dedos.

Levanto mi vista para ver qué está observando como acaricio el tatuaje.

—Es el recuerdo de que alguna vez hicimos locuras, la locura que nunca olvidaré —levanta su mano para cerrarla encima de la mía donde está la tinta—. Mi locura favorita, espero ver aún mi nombre en ti.

Sonrío de lado para darle a entender que tiene que averiguarlo.

Sus manos viajan a mis hombros acariciándolos, me estremezco un momento, me recompongo. Sus manos traviesas van a mis pechos.

Acaricia mi clavícula, baja a mi cuello y llega casi al borde de mis senos donde se detiene para contemplar cada detalle de ellas.

Baja entre en medio tocando solo con un dedo, solo quiero que lo haga, que me toque, que acabe con la tentación.

No pierde más tiempo y toma una pellizcando un poco, mi espalda se arquea ante el acto. Puedo sentir como me humedezco, mis bragas las siento mojadas y moletas para este entonces.

Amasa mi pecho mientras la otra mano se dirige al otro pecho, vuelva a hacer la misma acción.

Sus manos cubren a la perfección mis pechos, su boca se acerca a mi cuello dejando besos húmedos.

Mi cuerpo pide más, implora atención que se que le dará.

Mis manos bajan mi vestido para deshacerme completamente de el, mis bragas solo tapan lo necesario que están muy húmedas. Mi entrepierna palpita por atención, por ser atendida.

Cada acto es erótico, lujurioso.

Desabrochó la bragueta de su pantalón para estar a la par. Se aleja para desnudarse y dejarse solo su bóxer de color negro, puedo ver el bulto que se ha formado. Lo duro que debe de estar.

Sus dedos viajan a mis bragas de encaje, juegan con el elástico de la cinturilla. De un tirón las arranca dejándome desnuda ante él.

—Voy a comerte Elaine —su voz es gruesa, erótica.

—Quiero verlo —lo desafío.

Aprieta mi pequeña cintura dejando sus dedos remarcados en mi piel.

Baja su rostro para besar mi vientre plano. Su lengua deja un rastro de saliva y puedo sentir su perforación. Va bajando poco a poco hasta llegar al costado de mi cadera, un poco más bajo dónde está el tatuaje.

Traza con su lengua la parte del tatuaje.

—Mi nombre en ti me encanta ver —el piercing se siente frío contra mi piel cálida.

Mi vagina se moja más de lo que ya está con sus palabras y de solo imaginar lo que hará con su lengua.

—Voy a ser que gimas mi nombre —va bajando hasta llegar al inicio de mi vulva.

—Solo hazlo —imploro.

—Voy a degustarme con tus jugos —su lengua recorre toda mi abertura.

Suelto un jadeo cuándo su lengua toca mi piel sensible, siento el palpitar de mi vagina; su lengua experta la mueve de arriba hacia abajo mojando con su saliva aún más.

Su piercing va a mí clítoris donde presiona un poco y gimo ante el contacto. Puedo sentir la perfección haciendo el magnífico trabajo.

—Jayden —se me va la voz cuando siento un tirón en mi clítoris con sus dientes.

No es fuerte, no duele es más hace que quiera más.

Tomo su cabello entre mis dedos, empujó más su cabeza para que mantenga ese ritmo que quiero.

Sus lamidas siguen tratando hasta llegar a mi abertura para introducir la punta de su lengua. Empieza con las penetraciones. Sabe lo que hace, me tiene echa un manojo de nervios.

En cualquier momento siento que tocaré el cielo como solo usará esa magnífica lengua que sabe mover y usar.

—Voy a, correrme —los suspiros con gemidos acompañados me hacen hablar—. No puedo más.

Mis palabras las toma para continuar sus lamidas más rápido con las penetraciones. Uno de sus dedos se cuela también para ayudar a llegar a mi punto.

Puedo sentir mi orgasmo a la vuelta de la esquina.

—Vamos süße, dame tu orgasmo —me dejo ir.

Me corro en su boca como nunca lo había hecho, años sin sentir está adrenalina. Las ganas de seguir, de ser consumida por completa.

Lame cada rastro de mi hasta quedar satisfecho. Me he deshago en la cama, puedo jurar que vi hasta estrellas. ¿Irónico, no lo creen?.

Me recompongo para seguir. Me siento en la cama para verlo. Su cuerpo se acerca, la única tela que falta retirar es su bóxer y pienso hacerlo ahorita.

Sabe mis intenciones así que se acerca lo más posible, su erección queda a la altura de mi cara.
Tocó la tela para tirar de ella, mis ojos se mantienen fijos en los de él.
Bajo lentamente hasta que cae a sus pies, la hace a un lado. Su pene queda a mi vista viendo lo duro que está.

—Mi turno —mis manos van directo a tocar.

Tocó la base de su pene, acaricio su piel, lo caliente que es, su textura. Lo acaricio. Observa cada uno de mis movimientos.

Empiezo con los movimientos de mi mano, cierro mi mano donde puedo sujetar su falo. Lo masturbo con paciencia, delicadeza. Mientras hago eso, mi otra mano la coloco en sus testículos para acariciarlos. Le daré toda la atención posible.

Me quito de la cama para bajar al suelo. Me hinco enfrente de Jayden, voy a hacer que se vuelva loco.
Antes de seguir subo mi mirada, quiero que vea mis ojos, quiero verlo mientras le doy la mejor mamada de su vida.

Trato de conseguir mucha saliva para hacer más fácil el trabajo. Paso mi lengua por la punta, veo como tensa su vientre, sonrió.

Mi lengua recorre toda su longitud, no es desagradable cuando deseas hacerlo de verdad.

Poco a poco voy introduciendo su pene erecto a mi boca, uso mi lengua para acariciar su piel con cada penetración. Llego al punto donde tomo todo de él.

Saco y meto llenándolo de saliva. Mi boca toma todo lo que puede, con una mano me sujeto y con la otra empiezo a masajear sus testículos que también necesitan atención. Mi lengua rodea cada parte de su erección.

Mantenemos la mirada.

Me siento como una diosa al saber que tengo a un hombre a mi merced, se deshace con mis lamidas, mis succiones, veo como frunce el entrecejo, sus jadeos son una música para mis oídos.
Ni se diga los gemidos roncos que suelta, lo más erótico que he escuchado de un hombre. Toca mi cabeza para profundizar las penetraciones, el ritmo es rápido y solo dice una cosa. Está por correrse.

Dejo que tome el control para que llegue a su punto, quiero su orgasmo.

No tarda mucho en llegar, da una última estocada a mi boca para sacar su semen, trago su líquido. Mueve un poco sus caderas para sacar todo, cuándo ya lo ha hecho saco su pene de mi boca.

Me ayuda a levantarme del suelo, limpia con uno de sus dedos fuera de mi labio, no puedo evitar sonreír.

—Me ha encantado chiquilla —mi sonrisa se ensancha a una de triunfo—. Ahora estoy desesperado por unir nuestros cuerpos.

Me paro de pinturas para besar sus labios, me alza para cargarme. Nos tumbamos en la cama, acaricia mi piel mientras nos aferramos a los besos desesperados.

Me siento sobre su pecho para verlo desde arriba, me siento poderosa al estar encima de Jayden.
Mis uñas dejan rastro de unas rasguñadas en su pecho, me muerdo el labio.

Me acomodo a la altura donde está su erección, lo agarro para acomodarlo en mi entrada. Introduzco solo la punta para volver a sacarlo, hago está acción otras veces más hasta introducirlo por completo.

Mis paredes se estiran para recibirlo, me siento llena, no me muevo para acostumbrarme a su tamaño.

—No me tortures más Elaine —gruñe para tomar mis caderas.

—No —lo detengo—. Será a mi ritmo.

Alzó un poco mis caderas para iniciar a moverme encima, lo hago lento y suave. Me estiró para llegar a su cuello, beso cada parte de su piel. Mi lengua recorre ese torso muy bien trabajado. Me vuelva sentar para que tome mis pechos en sus manos, yo sigo con un ritmo lento.

Ya estamos sudando de tanta fricción.

—Lo siento chiquilla, no voy a permitir que sigas con tus torturas —toma tan rápido mi cadera para empezar a empujar a su manera.

Mis gemidos resuenan en toda la habitación.

Las estocadas son rápidas y duras, me gusta tu brusquedad. Sus gruñidos son los sonidos más sexys.
Volteamos los roles, está vez soy yo la que queda debajo de su cuerpo y él encima.

Sus embestidas las hace cada vez más rápido, rasguño su espalda. Está por llegar a mi orgasmo, mis paredes se contraen y aprietan más a su pene.

Lo sabe por qué lo siente.

—Creo que...

—Estás por hacerlo, córrete —llegar al orgasmo es liberador.

Me quedo quieta, sigue sus movimientos contra mi, aún no se corre. Se que también está por llegar.

Siento su semen derramar en mi interior, el líquido es cálido. Da un embestida más para finalizar el sexo; se mantiene quieto por unos segundos después saca su pene.

Me tumbó en la cama, no me tapo, no hay nada que tapar no es la primera vez que nos vemos desnudos aunque si en años.

Se acuesta a un lado mío, echa a un lado mi cabello. Su mano recorre una de mis mejillas.

—Nunca pensé volver a estar así de nuevo contigo —me mima dejando besos—. No quiero apartarme de tu lado, no quiero dejarte.

No quiero pensar lo que ocurrirá a partir de mañana, ni siquiera quiero imaginar si esto está bien.

Acabo de tener sexo con el hombre que algún día ame, que me hizo daño y de nuevo estoy en sus brazos. Hay una diferencia entre el pasado y el presente, ya no soy la misma de antes.

Cuela su mano a mi cintura para sujetarme, me mantiene a su lado, contempló el techo del cuarto sin decir nada.

—Debo tomar una ducha —me levanto para ir a bañarme.

Camino al baño, entro a la regadera. Abro para que el agua caiga a mi cuerpo.

—No sin mi —sus manos se deslizan por mi cuerpo.

Puedo ver lo posesivo que es su agarre y no sé si eso me gusta.

Viene a tomar una ducha y terminamos enrollándonos en el baño. Regresamos a la cama frescos, me puse un pijama para dormir cómoda.

Jayden se ha colocado solo unos bóxer.

Me acomodo en la cama para dormir, se pega a mi. Pasa un brazo para rodear mi cintura. Dejo que lo haga, solo será está vez.

Mañana probablemente me arrepentiré de todo mejor disfrutar lo poco que queda.

Duermo en sus brazos.

La noche se hace más corta, despierto como si recién hubiera cerrado mis ojos. Seguro pasan más de las ocho de la mañana, el sol se está asomando.

El teléfono me despierta, pita tanto, seguro son mensajes de mi madre o de Alec. No para de sonar, con pesar levanto mi vista para alargar mi brazo y tomar el celular.

Trato de sentarme en la cama pero me es imposible ya que un brazo me retiene en la cama.

Puedo ver solo una parte de su rostro, la otra parte está escondida en la almohada.

Enfoco mi vista para ver de qué se trata el alboroto. Me tallo los ojos ya que mi vista aún está borrosa.

Hay muchas etiquetaciones en algo, no les presto atención sigo bajando cada notificación. Llego a los mensajes.

Hay un par de Riley, unos de mi hermano y ¿llamadas perdidas de mi mamá?

¿Sucedió algo?

Me voy a revisar los mensajes de Alec. Ha encajando un enlace, solo uno. Tocó el enlace para que me lleve a lo que sea que me haya enviado.

Rápido una página web me aparece, van apareciendo unas letras en grande y muy visibles para todos.

Reviviendo las llamas del pasado.

Cómo por ahí dicen "dónde hubo llamas, cenizas quedan"

Hace un par de horas nos hicieron llegar estás fotos dónde muestran a la modelo Elaine Klein y al empresario Jayden Friedrich cenando juntos.

La ex pareja parecía muy cómoda, como si nunca hubieran roto ese vínculo de casados.

Después de cenar los vieron ingresar
al departamento de la modelo donde no salieron más.

¿Acaso han decidido darse una
oportunidad más?

Hay fotos de la cena, y otra dónde vamos entrando al edificio.

—Mierda —me levanto bruscamente haciendo que mi compañero se despierte.

¿Es que acaso no pensé en las consecuencias?

Recuérdenme que tengo a la prensa detrás de mi y que aún no pasan de página sobre mi drama.

Marco el número de mi hermano mientras veo el cuerpo de Jayden moverse en la cama.

Va con el cabello revuelto, su pecho desnudo y haciendo visible el tatuaje. Me ve extrañado sin entender mi cara de preocupación.

Suena el timbre del teléfono, camino por todos lados esperando que coja la llamada.

—¿Qué sucede? —pregunta Jayden.

No le contesto ya que Alec toma la llamada.

—Por fin te comunicas —se escucha aliviado—. Dime qué no es cierto lo que han puesto.

Cómo le digo que es cierto, y que seguro las suposiciones que está haciendo ahorita han ocurrido.

Me quedo callada sin saber que decir, supongo que la verdad.

Se pone de pie para venir a mi, se para a mi lado para escuchar también la llamada, no dudo en ponerlo en alta voz para que escuche todo el alboroto que hemos armado de nuevo.

—No necesitas confirmarlo, con tu silencio basta —me siento avergonzada—. Por el momento eso no es el problema, el problema es que no hay manera de desmentir nada ya que está por todos lados, ya todos están hablando y algunos comentarios son de críticas destructivas pero hay más de apoyo.

No sé si aquello me alivia.

—Deja que digan lo que quieran, no voy a detener el alboroto —no voy a estresarme—. Ya habrá tiempo de aclarar la situación, seguro que aunque salga a decir algo hará que haya más polémica.

—Tienes un punto, solo ten cuidado cuándo salgas de tu departamento seguro habrá reporteros —no tengo idea como le haremos para salir—. Eileen está preguntando por ti.

—Iré en cuanto logré salir —mi hija.

Termina la llamada.

—¿Ahora que? —sigue sin entender—. Dame contexto.

Le enseño la nota. Creo que con solo ver las fotos se da una idea.

—Bueno, al menos no mienten —lo que faltaba—. Somos tendencia en twitter.

—Jayden concéntrate —reclamo—. Hay que pensar como vamos a salir de aquí sin que nadie se nos acerque.

—Llama al portero y pregúntale si está despejado o si hay otra salida para huir —añade como idea.

—Voy

Marco el número de recepción, me hace saber que hay algunos, me da una solución de como salir sin ser vistos.

Ya listos, cambiados con ropa decente decidimos irnos por una puerta trasera que da a un callejón, el auto está estacionado a unos metros de ahí no será problema.

Salimos, llegamos a recepción y de ahí tomamos una salida que no es la principal, está más allá del elevador. Al salir al callejón nos asomamos que no haya nadie que esté por aquí.

Soltamos un suspiro cuándo llegamos al carro, nos subimos. Le doy las llaves a Jayden para que maneje él.

—Libramos está, debemos tener cuidado —le manos un mensaje a mi hermano que vamos para allá.

En cuánto llegamos a la verja de la mansión las puertas se abren para que ingrese el auto. Bajamos rápido del vehículo por si hay alguien por ahí intentando captar más fotos.

Cierro la puerta haciendo un sonido seco.

—Ya estamos a salvo —me siento en paz, mucho mejor el estar aquí.

Jayden camina despreocupado rumbo a la sala como si le valiera lo que están hablando de nosotros la prensa, quisiera ser él que no se mortifica.

Mi padre nos recibe.

—Tenemos que hablar —nos lo dice a los dos—, los veo en mi despacho.

—¿Sabes de qué? —pregunta.

Levanto mis hombros para hacerle saber que no tengo idea, aunque probablemente me voy dando cuenta de que.

—Vayamos

Al entrar veo que mi mamá también está.

—Tomen asiento —nos señala las sillas enfrente del escritorio.

Ellos están del otro lado.

—¿A qué están jugando?

—¿Por qué?

—El alboroto, la cena, la escapada a tu departamento hija —quiere saber con qué fin.

—Solo salimos a cenar, estamos tratando de llevarnos mejor por Eileen —aclaro—. Cuándo salimos del restaurante nos cayeron los periodistas y nos escapamos lo más cerca era mi departamento, ya no salimos por lo mismo.

—No salió mal la jugada, nos vieron entrar y jugaron a su favor —habla mi acompañante—. Ya lo vio está mañana con la nota.

Nos observa con recelo.

—¿No me crees? —me hago la ofendida por su mirada.

—No es eso cariño, están bien que lo hagan pero ustedes no engañan ni siquiera a un ciego —toma la palabra mi madre—. ¿Lo hacen por la niña o hay algo más?

Ella lo sabe, pero quiere que lo admitamos.

—Para nada —cruzo mis brazos.

Jayden me echa una mirada de pocos amigos, no le gusto mi respuesta.

—No quiero que me lo tomen a mal por lo que diré —trato de reprimir en meter mi cuchara a la hora de que mi papá habla—. ¿Cuándo piensan decirle a mi nieta la verdad?, se los pregunto por el hecho de que no solo nosotros somos los únicos que lo sabemos, hay miles de personas y cualquiera le puede decir.

—Lo se, creo que ya es hora —miro al padre de mi hija—. No hay que retrasar las cosas.

—Háganlo —la seriedad que mantiene a la hora de tratar algo delicado es otro nivel—. Pueden hacerlo en las vacaciones están ya casi, llévenla a pasear o no se. Invéntense algo.

Asiento.

—Lo haremos —contesta prometiendo—. Quizá podamos llevarla a mi casa, a Washington.

—¿Regresar a tu casa? —no puedo creerlo.

—Si, podemos pasar las vacaciones con ella allí, llevarla a pasear y convivir como una familia para ella, para nuestra hija —me quedó pensando.

—No se...

—No tienes por qué decidirlo ahorita, aún hay tiempo si no te gusta podemos elegir otro lugar.

Tendré que verlo, pensarlo, digerirlo.

—Si no hay nada entre ustedes no vayan a confundir a Eileen —la advertencia nos queda clara—. También para el público que ya andan diciendo que están reviviendo la pasión —agrega lo último entre comillas moviendo sus dedos.

—Me queda más que claro padre, lo menos que quiero es lastimar a mi propia hija —me levanto para irme.

—Me permite hablar a solas con usted —me le quedó viendo a Jayden que le pide a mi padre hablar a solas.

—Si —mi mamá también sale del despacho a mi lado.

—¿Tienes idea de que quiere hablar Jayden con Zarik? —se dirige a mi preguntándome.

—No

Eileen viene de la mano de Riley.

—¡Mamá! —grita cuando me ve.

—Hola mon soleil —la apretujo contra mi pecho.

—Ven mami —me toma de mi mano para jalarme a otro lado—. Quiero mostrarte mis dibujos que hice con mi tía.

Dejo que me lleve a dónde sea.

—Ok vamos —mi amiga camina con nosotras.

—Me contarás que ocurrió —no es pregunta, me está avisando que quiere saber los detalles.

—Luego —no quiero que escuche cierta niña.

Llegamos a la habitación donde está un lugar de descanso, hay colores, crayolas, marcadores y hojas esparcidas por todo la alfombra donde se sienta mi hija.

—Mira este mami —me enseña uno donde está ella en el jardín de su abuela.

—Que linda niña —beso la coronilla de su cabeza.

—Tengo este de regalo para ti —esconde uno detrás de ella—. ¿Quieres verlo mami?

—Claro —extiendo mi mano para que me lo tienda—, quiero verlo.

—¿Prometes no enojarte? —me pone los ojitos a los cuales no me puedo resistir.

—Lo prometo

—Cierra los ojos —hago lo que dice, tapo mis ojos—. Ahora extiendo tus manos —también lo hago.

Posa la hoja en mis manos.

—Ahora si puedes abrirlos —ríe.

Contempló el dibujo que ha hecho. Al verlo me genera tanta ternura y amor.

—Te ha quedado hermoso hija.

En el dibujo está ella, estoy yo y al lado de nosotros está un hombre y se a la perfección que es Jayden. Lo sé por el coleo de ojos.

—Somos tu mami, Jayden y yo —la felicidad que desprende al decirlo—. Juntos nos vemos bonitos.

—Así es

—¿Dónde está?

—Con el abuelo arreglando unos asuntos —me siento en el suelo para estar a su lado.

Sigue dibujando y pintando.

—Elaine, Alec y yo hemos decido algo —me giro a su dirección.

—Dime

—En la noche lo sabrás.

—¿Qué están tramando? —entre cierro los ojos.

—No es nada malo.

Prosigo viendo como dibuja mi hija, comparto tiempo con ella.

Me quedo pensando en que habrá hablado mi padre y Jayden. Preguntarles está descartado, no me dirán nada pero si puedo averiguarlo por mi cuenta.

No he tenido ni tiempo de reaccionar sobre lo que pasó anoche, un problema que yo sola agregue.

Vale, ya llevaba algo de tiempo sin disfrutar el sexo y al ser con Jayden, su forma de poseer de tomarme es única es embriagadora.

°•✮•°

Acaba de venir la sirvienta a avisarme que ya está lista la cena, desde la mañana estoy evitando a cierto hombre creo que lo reflexione durante horas y será incómodo verlo a los ojos después de tremenda noche que pasamos.

Me pongo frente al espejo para darme ánimos de que si puedo, que cruce la puerta y vaya directo al comedor como si nada, al fin nadie lo sabe o al menos no los sospechan excepto mi hermano que tiene la capacidad de leerme muy fácilmente.

¡Se valiente Elaine!

Seguro soy la única que falta en la mesa, no voy a retrasar esto además que Alec dirá algo junto a su pareja.

Finjo mi mejor cara para los presentes, no estoy soportando que vaya a estar todo el tiempo con el hombre que me acosté y que probablemente comparta más tiempo si acepto irme de viaje con él.

Hubiera sido mejor enrollarme con un tipo que no conozco y que nunca volveré a ver pero no, la mujer decidió ir a por el ex marido.

Llego como si nada al comedor, mi asiento está vacío esperando por mi y al lado por supuesto que está Jayden.

—Lamento la demora —me excuso.

—Apenas van a servir la cena —no le toman importancia.

—He estado buscándote todo el día, ¿me estás evitando? —me susurra.

Miro a los demás, a él trato de ignorar su mirada que la tiene clavada en mi.

—Estaba ocupada —que buena mentirosa.

—¿En qué?, si se puede saber.

—Adelantando el trabajo que tenía que hacer en la empresa —agrego creyéndome mi propia mentira—, tengo trabajo que hacer y no detendré nada por el simple hecho que se haya filtrado fotos de nosotros.

—Un sábado trabajando —se lo piensa—. Te creería si Alec no me hubiera dicho que tú sueles no trabajar los fines de semana.

¡Alec!, tenías que arruinar mis mentiras. Me doy golpes mentales y unos cuantos a mi hermano.

Me callo, ya no le respondo de todas maneras sabe la verdad.

—No busques excusas, estás evitándome aunque se que no será para siempre.

No se en qué instante han traído la cena que ya tengo el plato enfrente mío, me atasco de comida para ya no tener que contestar sus palabras.

—¿Qué es lo que me dirán? —pregunto hace unos minutos retiraron los platos para darnos un trozo de pay de fresa.

Riley y Alec se ven entre si viendo quien tomara la iniciativa.

—No solo a ti te lo pediremos sino a Jayden —frunzo el entre cejo—. No queremos que nos rechacen.

—Hablen —ordeno.

—Queremos que sean nuestros padrinos de boda —anuncia mi hermano—. No acepto un no por respuesta —advierte.

—Acepto —miro en su dirección incrédula.

Lo acepta sin más. Aprieto mis labios.

Es mi hermano claramente no puedo negarle nada.

—Si, encantada —finjo una sonrisa.

—Gracias cuñada —Riley agradece por aceptar.

Mis padres sonríen como si supieran ya todo.

—Estoy un poco cansada debo de ir a descansar —me levanto de mi asiento—. ¿Has terminado hija?

—Ya mami

—Entonces vamos para que te laves esos dientes y vayas a la cama —le hago seña para que me siga.

—Yo también me retiro, gracias por la cena estuvo buena —el hombre abandona la mesa.

—Linda noche —me despido para ir a encerrarme a mi habitación.

Trato de huir de ahí antes de que me alcance. Eileen ya se ha ido. Subo los escalones de dos en dos.

—Tratando de huir, no lo veo propio de ti —camina con demasiada tranquilidad.

—Tengo que verificar que Eileen se lave bien los dientes —camino rápido.

Fracaso en el intento ya que me toma por el brazo.

—No huyas de mi chiquilla, ya no lo hagas —me sujeta por la cintura, me pega a la pared—. No más, ha acabado todo.

Su cercanía me pone mal, mi respiración se vuelve irregular.

—Yo no trato de hacerlo —hablo bajito.

—Lo haces pretendes disfrazarlo con diferentes cosas pero me doy cuenta —me toma de la cara—. No hay por qué huir, yo no te haría daño, ya no.

Me aparto, su toque quema y que diga aquello me hace dudar.

—Lo de ayer no significo nada —encuentro mi voz para decirlo—, no fue nada para mí solo piel —arde mentir.

—Merezco escucharlo —no me toca más—. Te amo, no me rendiré por qué me digas eso. El Jayden de antes lo aceptaría y se iría pero este que tienes frente a ti no.

La decisión en sus ojos, no se va a rendir por nada del mundo diga lo que diga.

—Para mi lo que pasó ayer me dejó claro que no solo fue sexo fue más —vuelve acercarse—. Vi la manera en que nuestros cuerpos se unían se complementaban, las miradas que nos dábamos y la manera en que nos acariciamos había tanto. Los años no hicieron que desapareciera lo que hubo y lo que quizá pueda haber.

Ayer fue una manera de reavivar cada aspecto de nosotros.

Ahí está la oportunidad de volver a ser feliz, de volver a intentarlo y no se.
No se que es exactamente lo que quiero para mí. Esta a mi alcance ser feliz.

Jayden quiere estar conmigo, no solo ser el padre de mi hija sino también algo para mí.

—No quiero complicar más la situación —esquivo su mirada.

—Pones una excusa encima de otra.

—Te hago ver la realidad —asumo.

—La realidad que te empeñas en aceptar, no quieres esto porque tienes miedo de lastimar a nuestra hija y te entiendo pero también tienes derecho a tu felicidad —su agarre se intensifica.

Huelo la loción de su cuerpo, huele rico. Me hace perder la cordura.

—Si, tengo miedo lastimar a mi hija, a nuestra hija si esto no funciona. Haremos que se ilusione que podamos formar una familia y el día que nos demos cuenta que no podrá ocurrir que le diremos —hablo por hablar—. Que no funcionó y que siempre no habrá familia feliz que cada quien tomara su camino en busca de su propia felicidad con otra persona.

Hay un mudo que se forma en mi garganta que hace que pare de hablar. Si hay miedo, miedo a que nada funcione.

—Porqué ese es mi miedo, a qué no funcione, ya una vez paso y no sé si soportare otra más —lo acepto con ganas de llorar.

Süße, hay que intentarlo. No lo sabremos si no lo intentamos —mis manos tiemblan—. Te juro que haré hasta lo imposible para conquistar ese corazón tuyo, voy a cuidar de ti y de mi hija que son lo más valioso que tengo.

Me rodea con sus brazos, su cuerpo cubre el mío. Mis brazos se enrollan alrededor de su cintura.

Pego mi cabeza en su pecho. Me apretuja para sentirme protegida y así me siento.

—Primero deja que aclare mi cabeza —susurro.

Probablemente ese viaje nos venga bien, puede ser donde todo inicio entre nosotros. Su casa, la cabaña.

Aunque primero tengo que organizar unas cositas en mi cabeza antes de iniciar.

—Voy a esperar a que estés lista —besa mi frente.

¿Es así como se siente ser querida?

Baja un poco más para tomar mis mejillas y plantar un beso, me dejó que me bese. Es delicado, siento el roce de nuestras bocas. Tomo su nuca para tener más cerca sus labios. Por un segundo siento que me alza.

—Soy adicto a tus labios tentadores —se separa—. Chiquilla que me vuelve loco.

—Ya no soy tan chiquilla —sonrió coqueta.

—Créeme que aún lo eres, para mí lo serás siempre.

La oportunidad de volver a ser feliz está en mis manos, si quiero ser feliz. Hay que intentarlo para ver qué nos repara la vida.


🫧🫧🫧

¿Les gustó?, algo sencillo ❤️‍🔥😏 un poco de diversión y calma 🤭 disfruten que nada es felicidad viniendo de mi.

Les cuento que en mi instagram habrá revelación de mi próximo libro dentro de una semana, ya está la cuenta regresiva y es de subastas por si quieren ir 👀

Me encuentran como sarahi_salinas04

Esta semana también estuvimos en celebración con Quizás en otra realidad que llegó al millón de lecturas ✨

No se olviden de votar y comentar 🫶

Cada vez queda menos 🥺 vayan diciéndole adiós al libro, los quiero ❤️

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¿Cuánto esta bien entregarle al otro? ¿Con cuanto alguien se siente satisfecho? Dinero, fama, éxito.. O tal vez... ¿nuestra propia vida? Fiorella se...