1519
Manisa
Habían pasado ya dos días desde que Sha llego a la casa en la que estaba alojada Aleksandra, ya habían mandado una carta al príncipe para que fuese por su hermana.
Tocaron la puerta y abrió el guardia que la cuidaba, eran los soldados que venían con un carruaje para recoger a la hermana del príncipe, le dieron algunas monedas al guardia por su labor de protegerla durante dos días y se marcharon con ella de regreso al palacio.
Aleksandra no le había dicho su nombre a sah, aunque tampoco fue necesario, ella sabía perfectamente quien era, habían hablado y dejado claro que era mejor que nadie conociese la verdad.
.....
Una semana más tarde mientras Aleksandra compraba algunas frutas en el mercado un hombre se posó a su lado y pago aquellas frutas, ella lo miro sería el hombre que días atrás había conocido.
—Señor no es necesario pague, tengo el dinero suficiente y no necesito de un desconocido— dijo seria extendiendo una bolsa de monedas.
El hombre le sonrío —No te preocupes, tómalo como un regalo de mi parte— dijo con tranquilidad.
Aleksandra sabía que el hombre no cedería de todos modos, tomo la bolsa y camino hacia otro lado.
El hombre siguió detrás de ella, ella sintió aquella presencia y volteo enojada —Que desea de mi señor— dijo enojada.
El hombre sonrió —Nunca me dijiste tu nombre— dijo con calma.
Aleksandra lo miro seria, sintió alivio al saber que él no sabía quién era ella —Me llamo Elena y le agradecería que dejase de seguirme— dijo seria y se dio la vuelta.
El hombre la toma del brazo — Mucho gusto Elena, yo soy Mahmud—.
Alex volteo a verlo nuevamente —Es un gusto conocerle, sin embargo, le pido que no se atreva a tocarme de nuevo o le ira mal— dijo seria.
El hombre sonrió —Bien, Hanin, me gustaría conocerle mejor, es evidente que no eres de aquí— dijo con seriedad.
—Tiene toda la razón, viaje con mis hermanos para ver si teníamos oportunidad de comerciar aquí— dijo con calma.
—Eso es algo bueno, ¿qué piensa comerciar? — pregunto.
Alex pensó que no preguntaría más, pero evidentemente el planeaba preguntar muchas cosas más — Por el momento solo pensamos en algunas joyas traídas de nuestro pueblo natal y telas del mismo, más adelante planeamos hacer hermosos vestidos con las telas que traigamos y venderlos a un precio justo— dijo mientras seguía caminando.
—Eso es algo maravilloso, si en algún momento nos volvemos a ver me gustaría ver las hermosas joyas y telas que poseen— dijo con una sonrisa.
—Claro, si nos volvemos a ver yo misma lo llevare a donde las tengo— dijo con calma.
Camino más rápido ya que el hombre se había quedado detrás.
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Süleyman siguió su camino por aquel mercado examinando cada uno de los puestos y preguntando por los precios y calidades de lo que se vendía, había encargados para revisar que todo fuera justo, pero a él le gustaba hacerlo por sí mismo de vez en cuando.
Su sonrisa era algo que no se podía ocultar, su amigo Ibrahim lo había estado mirando desde aquel último encuentro con aquella mujer, sabía que ella había cautivado su corazón, la verdad lo entendía, su mirada era cautivadora, el color de su pelo, su piel blanca y esa actitud ciertamente rebelde eran encantadoras pues no era algo que pudiese encontrar en su harén al contrario en su harén solo encontraría jovencitas dispuestas a todo que no le negarían ni la más mínima petición pues el deseo por crecer y el tiempo dentro del harén las había doblegado y su espíritu de lucha ya no existía, más bien ahora perduraba su instinto de supervivencia.
—Alteza, me pregunto por qué no le dijo quién es a esa joven— dijo serio.
—Ibrahim amigo, sabes que en las reglas dice que no puedo conocer mujeres fuera del harén, intente ignorarla, pero algo no me lo permite, por ello no puedo darle mi identidad real o sería un problema— dijo con calma.
—Perdóneme la pregunta, pero ¿Piensa hacer algo con la joven? — pregunto con seriedad.
—No creo que nos volvamos a ver, es hermosa pero no debería pretenderla— dijo con calma.
—Alteza, si la joven le parece hermosa, le hace feliz el solo verla y le gustaría tenerla ¿Por qué no la pide para su harén? — pregunto, hace años que sabía de las reglas del harén, sin embargo, sabia también que había formas de traer a una joven sin que las rompiese del todo y sobre todo de ocultarlo al mundo.
—No puedo, es una mujer libre, sé que hay formas de llevarla sin romper esas reglas ante los demás, pero no quiero eso, ella cambiaria como las demás, lo que quisiera seria que permaneciera tal como es, aun no la conozco demasiado, podría convertirse en un problema más adelante, dejémoslo así, en solo una ilusión de la mujer hermosa que podría tener, soñar no cuesta nada querido amigo— dijo con una sonrisa.
Ibrahim sonrió y continuaron caminando, sin duda el príncipe jamás la buscaría, pero eso no le impedía a él conseguir información sobre aquella joven, quizás le convendría tenerla cerca, si era una comerciante tendría buenos contactos.
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Alex lavo las frutas que había comprado, la primera vez que lo vio no le pareció alguien importante, pero la verdad es que al verlo una segunda vez era diferente, aquel hombre y su amigo eran apuestos y vestían con ropas de tela fina, quizás intentaban disimular pero para alguien que conocía un poco de aquellas telas sabría que intentaban ocultar algo, o al menos ella que sabía de esas cosas, ya que constantemente escapaba del palacio para ir al pueblo y disfrutar de las tardes y fiestas que ahí celebraban.
Sonrió al recordar aquel hombre, algo la atraía de él, pero no podía ceder, no había venido a enamorarse y sería un terrible error hacerlo, además en cuanto volviese a casa tendría que casarse con alguien escogido por sus padres, entonces su reputación tendría que estar completamente limpia.
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Pasaron dos meses sin novedades, Alex estaba contenta por todo lo que había conocido hasta el momento. Planeaba ir pronto a otra locación, según lo que había preguntado Edirne también era un lugar hermoso.
Quizás pronto viajaría para instalarse en aquel lugar y experimentar como era vivir ahí.
Caminaba hacia su casa con una sonrisa al pensar en lo que haría al llegar a aquel lugar.
De pronto alguien sobre un caballo llego cerca de ella y comenzó a hablarle —Hola, ¿me recuerdas? —
Alex se detuvo un momento y lo miro, era el amigo del hombre con el que hablo tiempo atrás —Si, como olvidar a quienes interrumpían mis actividades, mira lo haces de nuevo— dijo con seriedad.
El hombre sonrió —Justo por esa actitud es que lo hacemos, esa rebeldía tuya es llamativa, ¿lo sabias? —
Alex lo miro seria —Que gusto, ¿acaso no hay más mujeres así donde viven o qué? — dijo con seriedad.
El hombre se bajó del caballo y camino a su lado —No, por desgracia no las hay— dijo con una sonrisa.
Alex sonrió tan solo un momento, tenía que admitir que, aunque eso fuera una mentira sus palabras subían un poco su ego.
—¿Me permitirías caminar a tu lado? — pregunto con calma.
—¿A dónde te diriges? — pregunto con calma antes de responderle.
—A donde tú te dirijas— dijo con una sonrisa.
Alex no pudo evitar sonrojarse un poco —¿Vendrá tu amigo o solo tu? — pregunto sin mirarlo a los ojos.
—Lamentablemente esta vez solo te acompañare yo, aunque si quieres para la siguiente ocasión lo traigo para ti— dijo un poco más serio.
Alex lo miro y sonrió —No, así es mejor, la verdad es que me irrita un poco— dijo
Ibrahim sonrió, sabía que la chica podría estar tanteando solamente, pero le gustaba sentirse como la persona elegida y no el representante de esa persona, aunque fueran solo ideas suyas —¿Yo te irrito también? — pregunto con una sonrisa.
Alex sonrió de nuevo —Solo un poco y fue al inicio, ya no tanto— dijo con calma.
—En ese caso caminemos, antes de que se haga tarde, o mejor aún, sube a mi caballo, te llevare a casa— dijo con tranquilidad.
Alex sonrió y con su ayuda subió al caballo.
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Alex ponía la mesa mientras su invitado la miraba intrigado, ella sentía la mirada y se sonrojaba un poco, era demasiada atención para ella solamente —Puedes mirar hacia otro lado un momento— dijo con calma mientras lo miraba.
—¿Por qué?, ¿Acaso no te gusta que te mire? — dijo con una sonrisa inclinándose ligeramente hacia ella.
Alex se alejó un poco —S i me gusta, pero no tan seguido, mejor dime ¿Qué pretendes? — dijo seria.
—Tú que crees bonita— dijo con tranquilidad.
Alex bajo su sonrisa un momento —Si lo que quieres es conocerme para luego decirle lo que sabes a tu amigo entonces deberías irte, no me interesa conocerlo— dijo seria.
—Tienes razón, quiero conocerte, pero no es por mi amigo es por mí, quiero saber quién es aquella joven que cautiva con solo su mirada— dijo con una sonrisa.
Alex sonrió sonrojada.
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1527
Topkapi palace
Alexandra entro al palacio escoltada por aquel agha que fue a buscarla por la mañana, caminaba con tranquilidad por los pacillos que la llevarían a los aposentos del sultán con quien debía hablar,
El vestido que llevaba puesto era digno de una princesa otomana, aunque ella no lo era lo portaba con elegancia, Sha escogió el color y el diseño perfecto para ella, se veía realmente hermosa y deslumbraba a todos.
Incluso al pasar frente al harén las jóvenes odaliscas y favoritas del sultán la miraban, algunas con sonrisas deslumbradas al verla y otras tantas con envidia, había una en especial que al mirarla sintió rabia al recordar un rostro familiar, la odiaba desde hace mucho tiempo, aquella mujer le había robado mucho y ahora su odio era inmenso.
Mientras caminaban por los pasillos se encontraron con Ibrahim Pasha quien esperaba a Sümbül en la entrada de los aposentos del sultán, antes de llegar a él Alex le pidió a Sümbül que la dejase hablar un segundo con aquel hombre a quien ya conocía.
El sirviente sabiendo que no podría evitarlo y que ella tenía más poder que el ahí acepto y retrocedió.
Alex se acercó a Ibrahim quien la miro sin emoción alguna en su rostro, —Gracias Ibrahim, hace años me salvaste y no pude agradecerte en ese momento, sé que lo hiciste por el sultán, pero aun así te lo agradezco— dijo con calma.
Ibrahim la miro serio —No te confundas, lo hice solo porque en aquel tiempo y a pesar de todo aun te amaba, pero ahora desearía haber dejado que murieras, así evitaría los problemas que seguramente vienes a causar, no deberías haber vuelto— dijo serio y camino hacia Sümbül —El sultán recibirá a la.... princesa en la sala del consejo— dijo serio y se marchó.
Alex lo escucho, la palabra princesa la dijo de manera despectiva, podía entenderlo, él estaba enojado por como habían ocurrido las cosas y tenía derecho a estarlo, aunque sus palabras se clavaron como cuchillos en su corazón.
—Vamos princesa— dijo Sümbül mientras caminaba por el pasillo contrario del que se fue el pasha.
Alex camino con calma, sabía lo que seguía, sería una conversación aún más dura que la de Ibrahim.
En el camino se encontraron con Mahidevran la mujer principal del sultán y la madre del príncipe heredero.
—Princesa, bienvenida, me han contado mucho de usted— dijo con una sonrisa.
—Gracias Sultana, es un gusto verla— dijo con calma.
Mahidevran se acercó a un más y aun tono que solo ella escucho dijo —Que bueno que sigue con vida, pero no debería haber regresado— dijo seria.
—Lo sé, pero era un asunto de vida o muerte, de lo contrario no habría vuelto, aun así, agradezco la bienvenida, ahora si me disculpa su majestad me espera— dijo con calma y siguió caminando junto a Sümbül.
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Alex entro a la sala del consejo, solo estaba ella, el sultán y el hombre que redactaba las actas de las reuniones.
Süleyman hablo —Hola Elena, bienvenida— dijo de burla.
Alex sonrió —Hola Mahmud, gracias por invitarme— dijo.
Ambos rieron melancólicamente, era irónico que se volviesen a ver en estas circunstancias.
Süleyman dejo la sonrisa de lado y la miro serio —Bien, dime ¿A qué has venido?, si lo que quieres es dinero, pudiste haberlo pedido sin mentirle a la madre sultana — dijo serio
Alex se puso seria —En primera no quiero dinero y en segunda tampoco le mentí— dijo seria.
—¿Qué quieres?, planeas rebelar lo que paso entre nosotros hace años y crear problemas, si es así te recomiendo que no lo hagas si no quieres vivir en un calabozo lo que resta de tu vida— dijo serio.
—Quisiera decirte que no revelare nada, sin embargo, será necesario para lo que quiero pedirte— dijo con calma.
—De que hablas— dijo el mientras se acercaba mas
—Ambos cometimos errores en el pasado y tuvimos que aprender a vivir con ello, si vine a ti es porque realmente te necesito— dijo con calma.
Süleyman la miro asombrado, no se notaba en su rostro que mintiese, aunque lo dudo pues antes tampoco notaba mentira en su mirada y aparentemente lo había hecho. —Cuéntame, como es eso— dijo serio.
Alex bajo la mirada —Soy princesa de Polonia, mi padre fue Nikolái la Rossa y mi madre es Magnolia la Rossa, mi hermano mayor dueño del trono falleció hace tiempo y mi padre me dejo a cargo del trono, sin embargo, mi hermano lo tomo y me obligo a huir por que el tomo algo importante para mí, si no huía lo perdería todo— dijo con calma.
—Claro, debí saberlo, eras una princesa por eso jamás quisiste hablarme de tu familia, dime Aleksandra La Rossa, ¿Yo merecía que te fueras sin siquiera despedirte?, ¿acaso sabes cuanto sufrí por ello?, te busque y no te encontré hasta que me dijeron que te fuiste sin decir ni una sola palabra porque me habías mentido, escuche tantas cosas, incluso que eras la hija de mis enemigos— dijo serio.
—Jamás fui nada de eso, tú tampoco me dijiste la verdad, cuando descubrí que yo esta.... cuando descubrí quien eras realmente supe que lo nuestra era imposible en todas las medidas posibles, yo jamás podría estar contigo, eso debía terminare iba a hacerlo, pero ocurrió un incidente que me obligo a irme rápidamente sin poder hablar contigo y poder decirte todo— dijo con la voz quebrada.
—Cuantas mentiras más quieres que escuche— dijo serio.
—No son mentiras, realmente iba a decírtelo, pero todo se complicó, lo único que no iba a decirte es por lo que hoy vengo a ti— dijo seria.
—Qué cosa es lo que necesitas de mí, debe ser realmente importante lo que te quito tu hermano que creas que solo yo puedo recuperarlo— dijo serio.
—No te pediré que entres en conflicto, lo único que te pido es que los recibas y cuides de ellos, mi hermano tomo a mis hijos, me entregare a cambio de que estén aquí contigo, no quiero que ellos vivan una vida en un calabozo— dijo seria.
Süleyman sonrió, pero no de felicidad —Y te atreves a pedirme algo así, porque no se lo dices a su padre— dijo serio.
—Eso es lo que estoy haciendo Süleyman— dijo acercándose a él hasta quedar frente a frente —Son mis hijos, tus hijos— dijo seria mientras lo que fijamente.