De persecuciones y hermanos c...

By MariaRose95

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⌈YoonGi sólo quiere acercarse al lindo omega que acaba de llegar al instituto sin morir en el intento a manos... More

¡Bienvenidos!
¡Intro!
¡Uno!: distracciones bonitas y entrenamientos fallidos.
¡Dos!: vergüenzas constantes y clubes escolares.
¡Tres!: chicos no tan emos y castigos injustos.
¡Cuatro!: padres no tan cariñosos y encuentros que revolotean corazones.
¡Cinco!: omegas presionados y alfas encantadores.
¡Seis!: posibles parejas predestinadas y alfas no tan empalagosos.
¡Siete!: pequeñas señales y personas inseguras.
¡Ocho!: omegas escurridizos y pequeños momentos de sonrisas y sonrojos.
¡Nueve!: amigos preocupados y típicos fines de semana.
¡Diez!: pequeños escondites y malhumores repentinos.
¡Once!: vistazo a una vida conflictiva y más preocupaciones a la lista.
¡Doce!: situaciones incómodas y omegas sacados de quicio
¡Trece!: brownies de chocolate y números telefónicos.
¡Catorce!: pensamientos de enamorados y traumas de hermanos.
¡Quince!: padres molestos y malentendidos dolorosos
¡Dieciséis!: alfas lastimados y sentimientos de tristeza.
¡Diecisiete!: celos repentinos y alfas enloquecidos.
¡Dieciocho!: alfas enojados y madres comprensivas
¡Diecinueve!: peleas insensatas y nuevas amistades.
¡Veinte!: sensaciones complicadas y conciertos de hip-hop (pt.1)
¡Veintiuno!: sensaciones complicadas y conciertos de hip-hop (pt.2)
¡Veintidós!: citas fallidas y madres salvavidas.
¡Veintitrés!: emociones conflictivas y fiestas de adolescentes.
¡Veinticuatro!: amigos desaparecidos y omegas enfermos.
¡Veinticinco!: peleas entre amigos y sospechas entre alfas.
¡Veintiséis!: omegas incómodos y besos amorosos.
¡Veintisiete!: partidos de basket y problemas familiares.
¡Veintiocho!: aventones a casa y alfas misteriosos.
¡Veintinueve!: cenas familiares y lobos heridos.
¡Treinta!: regalos sorpresivos y alfas consolados.
¡Treinta y uno!: conversaciones vergonzosas y omegas con olor a rosas.
¡Treinta y dos!: visiones diferentes y mariposas en el estómago.
¡Treinta y tres!: hermanos desesperados y amistades casi románticas.
¡Treinta y cuatro!: betas algo egoístas y alfas competitivos.
¡Treinta y cinco!: "alfas" hipócritas y exámenes finales.
¡Treinta y seis!: confesiones a medias y disculpas necesarias.
¡Treinta y siete!: un omega resignado y un omega enamorado.
¡Treinta y ocho!: vidas aparentemente secretas y finales culminados.
¡Treinta y nueve!: hermanos "egoístas" y citas "complicadas".
¡Cuarenta!: más padres insensibles y preparativos para eventos importantes.
¡Cuarenta y uno!: adolescentes celosos y charlas desagradables.
¡Cuarenta y dos!: desahogos emocionales y hermanos enojados.
¡Cuarenta y tres!: reconciliaciones torpes y conflictos amorosos secretos.
¡Cuarenta y cuatro!: competencias de karate y betas rebeldes.
¡Cuarenta y seis!: concursos de belleza y alfas atrapados en el baño

¡Cuarenta y cinco!: eventos de verano y confesiones traumáticas

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By MariaRose95

A través del paso de los minutos, JiMin se preguntó si NamJoon iba a aparecer o no. Sabía que habían pasado al menos seis minutos desde que llegó y como se encontraba cerca de la biblioteca cuando le llegó al mensaje supuso que había llegado muchísimo antes de lo que el mayor esperaba. Trató de aprovechar el tiempo libre para bajar un poco sus nervios y la incomodidad naciente para estar tranquilo.

No había tenido muchos momentos uno a uno con NamJoon, ellos no eran amigos, no hablaban a solas ni nada cercano a ello. Quizás ahora NamJoon no era el tipo de persona que lo largaba como lo había hecho al principio de su relación, pero ahora JiMin no estaba tan seguro de que hubiera una relación para empezar. ¿Por qué tan repentinamente quería tener un momento para hablar con él? Las preguntas le carcomían la cabeza, pero suponía que si el tema fuera YoonGi ya sería un poco tarde para que trate de espantarlo, en el peor de los casos, claro.

Después de diez minutos más, NamJoon hizo presencia al final del pasillo. Llevaba su ropa estilo hawaiana alegre que no combinaba del todo con su expresión seria. JiMin sonrió con labios apretados por culpa de la ansiedad y movió su mano con nerviosismo, a modo de saludo.

—Hola —saludó NamJoon cuando estuvo lo suficientemente cerca—. No me acordaba que la biblioteca estaba cerrada.

—Sí, supongo que nos tenemos que sentar aquí, ¿o prefiere ir a otro lado?

NamJoon negó con la cabeza y se sentó al lado de JiMin con las piernas cruzadas. El menor de los dos lo observó con interés, esperando que NamJoon estuviera tan nervioso como él para no sentirse tan solo, pero sólo lucía tenso. Tampoco estaba seguro de que podría estar pasando por la cabeza de NamJoon, él siempre había sido difícil de leer para JiMin.

—¿Pasó algo? —decidió preguntar primero, quizás un poco más apresurado de lo que hubiera querido.

—No realmente —contestó NamJoon con aparente calma. Miraba sus manos en el hueco entre sus piernas—. La verdad te pedí que vinieras por un impulso que tuve y ahora mismo me estoy arrepintiendo un poco.

—¿Ah sí? —JiMin se rió por la sinceridad—. No pasa nada Hyung. ¿No quiere hablar ahora? Espero que sí porque ahora me muero de curiosidad —agregó a modo de chiste y se sintió más relajado cuando NamJoon sonrió por lo bajo.

Bueno, NamJoon no se veía como alguien que viniera para amenazarlo, así que JiMin se sentía muchísimo más tranquilo.

—No sé cómo comenzar, si te soy sincero. No es un tema lindo, pero siento que vas a entenderme si te lo digo.

JiMin parpadeó, mucho más intrigado ahora.

—¿Ha hablado de esto con alguien más?

—Tú... tú serías el primero.

—Oh.

NamJoon quería hablar de algo personal sobre lo que ni siquiera había hablado con YoonGi al respecto. JiMin sintió esta especie de remolino de ansiedad en el estómago otra vez, pero ahora venía cargado de una curiosidad implícita y preocupación latente. Esperaba que no fuera algo demasiado malo, para variar.

—Bueno —se acomodó un poco, queriendo poder mirar a NamJoon directamente—. Está bien, puedo escuchar sin juzgar.

—Sí, sé que tú eres ese tipo de persona —tomó un poco de aire, tenso en su posición, la cual no abandonó ni siquiera cuando decidió que sería momento de comenzar a hablar—. Antes que nada, quiero preguntarte algo. Si me dices que no, si te incomoda, entonces hasta aquí llegamos. No quiero pasar ninguna línea contigo.

Bien, JiMin se encontraba cada vez más intrigado.

—Claro, Hyung. Puede preguntarle lo que quiera.

NamJoon se quedó callado un momento.

—¿Qué... qué te pasó en el cuello?

JiMin agrandó los ojos con sorpresa, separando sus labios para responder, pero nada salió. NamJoon apretó sus propios labios, el brillo del arrepentimiento haciendo presencia en sus ojos y bajó un poco la cabeza hacia sus manos, arrancando el cuero de sus dedos con sus propias uñas.

—Perdón, sonó horrible así —se apresuró a decir—. Ya sé qué es, bueno, lo que parece ser. Quiero saber, pero es por algo, no por morbo. Si no quieres decirme está bien, de verdad.

JiMin se encogió un poco en su lugar, procesando el poco tacto del omega a su lado. No es como que no le hayan preguntado eso antes, pero no creyó que NamJoon fuera uno de los que preguntaría. Al menos sabía que YoonGi no se lo había contado, no esperaba menos.

El silencio que se formó mientras JiMin pensaba hizo a NamJoon incomodarse mucho más.

—Perdón, mejor lo dejamos aquí, de verdad no quería...

—No, no. Está bien, sólo me tomó por sorpresa —se apresuró a decir, no queriendo que el otro se esperaba de la situación.

NamJoon asintió.

—Sí, me imagino que no debe ser lindo.

—Bueno... —dudó, rascando su cuello en la zona en donde se encontraba la cicatriz, cohibido—. No me molesta contarle, pero me gustaría saber por qué de repente le interesa.

—Claro, es justo —tomó un poco de aire—. No sé cómo explicarlo, pero siento que podría estar más cómodo con lo que te quiero decir si me confirmas lo que creo que es. No es por ser metiche, simplemente es como... entender.

JiMin no estaba seguro de comprender por completo lo que NamJoon decía, pero al mismo tiempo había un par de ideas formándose en su cabeza.

—Bueno... —soltó sus hombros, esperando sentirse menos tenso en ese momento—. Sin hacer la historia muy larga, pues, no es una marca ni fue una marca, pero sí hubo un intento de marca —frotó un poco su cuello—. Era un chico con muchos problemas, yo le gustaba y él creía que me estaba cortejando. Un día después de clases él, uh... estaba en celo y pasó esto —se tomó una pequeña pausa, NamJoon lo miró lleno de compresión. JiMin sólo dejó caer su mano contra su regazo, soltando un poco de aire—. ChanYeol fue quien me encontró y... fue básicamente eso, a grandes rasgos. No hay mucha más historia además de lo que pasó con él, pero la verdad es que no quiero pensar en eso —negó con la cabeza.

NamJoon lo escuchó con atención, su mirada consternada descansando suavemente sobre sus facciones. A pesar de que había dicho que lo esperaba, se veía igual de fastidiado por ello. No era algo que le gustaría contar a nadie, y NamJoon ni siquiera pudo imaginar a JiMin pasando por algo similar, no se lo planteó, pero al mismo tiempo no estaba tan sorprendido sabiendo el historial de pretendientes que el omega cargaba consigo, era como una maldición.

—Lo siento mucho —fue lo primero que alcanzó a decir.

JiMin lo miró con ojos cargados de cariño.

—Está bien, ya pasó —se encogió de hombros con resignación.

NamJoon se quedó un momento callado, sin saber si realmente estaba bien decir "ya pasó". No era algo que simplemente sucedía y ya está, era algo que no debería pasar en primer lugar.

—¿Sientes que ya pasó? —atinó a preguntar.

JiMin movió un poco su cabeza, tanteando sus próximas palabras.

—Yo siento que sí, mis padres y Chan son otra cosa —se balanceó un poco sobre su lugar, mirando hacia los alrededores—. Creo que me gusta decir que "ya pasó" porque quizás soy demasiado positivo o me harté de revolcarme en mi propia desgracia, no me obligo a pensar que no fue nada, porque sí fue algo, simplemente... —movió un poco sus manos, sin saber cómo ponerlo en palabras—. Es raro de explicar. No quiero que tome control de mi vida, lo hizo durante un tiempo y fue horrible, ahora solo quiero seguir sin sentir miedo —miró a NamJoon con una mueca—. No sé si se entiende.

NamJoon le dedicó una media sonrisa, una comprensiva. Sus cejas se fruncían en preocupación, pero había entendimiento en sus ojos.

—Sí se entiende —asintió.

JiMin le sonrió.

—¿Ahora puedo saber qué era lo que me quería contar? —preguntó con cautela, buscando la mirada de NamJoon una vez que este trató de esquivarla, dudoso en sus propios movimientos mientras el omega contrario parecía debatirse sobre cómo comenzar.

NamJoon pensó un momento qué palabras usar.

—Preguntaba porque quería saber cómo hiciste para... superarlo —se le dificultó decir, tampoco lo miraba—. Yo... uh... te veo siento tan brillante y demás, eres como "el omega perfecto" —hizo comillas con sus dedos—. Nadie imaginaría que te sucedió algo como eso, no luces como... no luces apagado.... yo... lo siento, yo tampoco siento que me estoy explicando bien.

JiMin asintió comprensivo y colocó su mano sobre la rodilla de NamJoon, un toque delicado del cual él quiso estar seguro de que NamJoon no se apartaría. No lo hizo, de hecho pareció relajarse un poco más, así que le dio un par de caricias cortas.

—Sí estaba más que apagado, en realidad estaba aterrorizado —contó—. No quería que nadie me viera, que nadie se me acercara. Cuando me dijeron que me cambiarían de instituto tuve mi primer ataque de pánico. No quería salir de casa, no quería encontrarme con alfas —negó con la cabeza, recordando el no tan lejano tiempo—. En medio de mi estrés le pedí a mi hermano que espante a todos los alfas que se me acerquen y siguió haciéndolo incluso después de que le pedí que se calme porque me estaba poniendo incómodo.

De repente, NamJoon se rió por lo bajo y JiMin se sintió un poco más aliviado a pesar de la seriedad del momento.

—Entonces apareció mi amigo el tarado.

Así que JiMin rió también. Brillante como siempre.

—Sí, YoonGi no le tiene miedo a nada —dijo con un tono de enamorado demasiado obvio, pero NamJoon no le dijo nada porque dentro de él también le parecía tierna la manera en la que ambos se derretían por el otro—. Cuando apareció simplemente sentí que tenía que acercarme. Quizás fue mi lobo, pero sé que no le tenía miedo cuando lo tuve frente a mi por primera vez —entonces se cubrió la cara con una de sus manos, riéndose un poco más ahora—. Uhg. Eso es ridículamente cursi —se rió avergonzado.

—Definitivamente lo es.

Ambos se miraron un momento en silencio antes de reírse juntos.

Cuando se detuvieron, NamJoon miraba hacia el suelo del pasillo mientras JiMin trataba de entender qué había en la mirada del otro. NamJoon todavía no había dicho absolutamente nada de lo que aparentemente quería contarle. Seguía siendo tan misterioso como lo fue desde que lo conoció y JiMin en realidad no estaba seguro de que NamJoon fuera a decirlo en algún momento.

Para este punto, no era tan complicado imaginar lo que sucedía de todos modos, pero JiMin sabía lo complicado que era abrir la boca y decirlo, simplemente mantenerlo en la mente el tiempo suficiente como para contarlo debía ser una tortura. Sabía que no se sentía bien y se apresuró en tomar la mano de NamJoon a modo de apoyo. El omega frunció un poco más sus cejas, pero no lo miró, demasiado concentrado en sí mismo en ese momento, en su mente y en sus pensamientos revueltos.

—Puede tomarse el tiempo que necesite —le dijo JiMin, cautela y cariño tiñendo su voz, entendimiento en su mirada y suavidad en sus pequeñas caricias. Lo estaba apoyando.

NamJoon comenzó a parpadear rápido para espantar las nacientes lágrimas y asintió, apretando sus labios para retener lo que JiMin creía era un sollozo. El aroma de NamJoon se sentia amargo, era la primera vez que JiMin lo sentía y se dio cuenta de que estaba mucho más cerca de lo omega de lo que había estado antes.

Se quedaron en silencio un momento, quizás no tan largo como se sintió, pero JiMin podía jurar que habían estado sentados el uno al lado del otro en total silencio durante al menos diez minutos.

Entonces NamJoon tomó un poco de aire.

—Pasó en la fiesta de navidad.

JiMin tragó, asintiendo para que el otro supiera que estaba escuchando. Él iba a ser la primera persona con la que NamJoon iba a compartir esto y la carga de eso se sentía pesada no sólo en su pecho, sino en su estómago. El pensamiento de "ya lo sé" revoloteo a su alrededor como una nube que robaba el oxígeno del lugar para dejar tras ella un aire pesado que los sofocaba.

Sin embargo, JiMin no soltó su mano y NamJoon no dejó que la soltara.

—SeokJin y yo estábamos en algo, éramos una especie de "casi algo", en realidad —tragó, no podía mantener la vista fija en ningún lado—. En la fiesta estuve casi todo el tiempo con HoSeok y YoonGi, pero en un momento dado SeokJin me envió un mensaje y me pidió que fuera a la azotea a las nueve y media. Ah... yo ya sabía que me iba a pedir que fuera su novio, en fin... —carraspeó—. El punto es que me emocioné un poco de más, así que fui a la azotea quizás una hora antes porque no aguantaba los nervios.

NamJoon se tomó otro momento para guardar silencio, ordenando sus pensamientos. JiMin no podía creer que SeokJin fuera a quien NamJoon mencionara primero, su papel era importante en la historia y él se estaba comenzando a sentir enfermo porque su cabeza armaba infinitas posibilidades.

Sin embargo, no dijo nada, esperó a que NamJoon continuara y terminara con la historia.

—A las nueve y veinte... o un poco después... yo... —tomó otro poco de aire, un poco más tembloroso que hace un momento. Se acercaba la parte que no quería contar, JiMin lo sabía—. Subieron dos alfas de último año. Uh... ellos lograron meter alcohol a la fiesta, así que... estaban borrachos —continuó, su voz se comenzó a escuchar más baja y sus ojos finalmente encontraron un lugar a donde mirar: el suelo—. Yo me puse muy incómodo y traté de irme, pero ellos no me dejaron —tomó aire—. Usaron la voz de mando... Uno vigilaba y el o-otro... —se calló.

JiMin no necesitó escuchar más, simplemente apretó la mano de NamJoon entre las suyas, mirándolo con ojos intensos que fueron correspondidos por los propios orbes del omega. JiMin tiró un poco de su mano, acercándose a NamJoon para posar su frente sobre su hombro, NamJoon aceptó el gesto y se inclinó contra la cabeza de JiMin de la misma manera.

—Lo siento mucho... —murmuró JiMin.

NamJoon asintió.

Otra vez se quedaron callados. Quizá no había mucho más que decir.

NamJoon nunca creyó que realmente iba a abrir la boca para hablar al respecto. Tampoco se imaginó que sería de esta manera, en su imaginación al menos podía decir más cosas, podía soltarlo como desahogo, pero decirlo y que saliera de su propia boca se sentía como si estuviera a punto de vomitar. Decirlo lo hacía real, había sido real, y él ahora lo admitía, ahora lo había planteado en este plano y no en su mente, ahora realmente había sucedido y él realmente lo había dicho.

Decirlo también implicaba que pensara en ello y se había esforzado mucho para no hacerlo, pero su cerebro parecía encontrar divertido atormentarlo porque revivió todo como una película, al menos las cosas que podía recordar.

Por un momento, se sintió ahí otra vez.

Hay un poco de nieve en la azotea, hace frío y su cuerpo no deja de temblar. La ropa que se había puesto tan prolijamente hacía horas ahora se encuentra arrugada y desordenada mientras él yace sentado en el suelo, mirando hacia la nada luego de que ambos alfas se fueran apurados, riéndose entre ellos de una manera tan estridente que NamJoon todavía sentía su cabeza retumbar.

NamJoon arregló su conjunto con sus temblorosas manos heladas, abrochó sus pantalones semiabiertos y bajó a tropezones de la azotea, se apresuró en irse, acelerando cada paso mientras el llanto subía hasta su cara y se deshacía en forma de pesadas lágrimas.

Cuando se encontró con Jin a mitad de camino, borroso a través de la distorsión de sus lágrimas, él realmente no estaba pensando lo que dijo.

¿NamJoon? ¿Estás bien? ¿Qué suc...?

¡No te me acerques! —gritó dentro de su desesperación, abrazándose a sí mismo para que Jin no lo tocara, no quería que lo tocara, vomitaría si lo tocaba—. ¡Aléjate de mí! ¡No quiero volver a verte!

—NamJoon Hyung.

El mencionado se sobresaltó cuando se dio cuenta de que se había perdido en sí mismo. A su lado JiMin sostenía su cara, mirándolo preocupado mientras movía sus pulgares sobre sus mejillas.

Oh, estaba limpiando sus lágrimas.

Él estaba llorando.

—Ya pasó —consoló JiMin—. Ya no estás ahí, estás a salvo.

NamJoon no supo lo mucho que había necesitado esa frase hasta que se desmoronó en los brazos de JiMin.

Cuando conoció al rubio lo que menos se imaginó fue que lo tendría ahí conteniéndolo mientras trataba de calmar su respiración alterada por el creciente llanto. Era vergonzoso, no le gustaba llorar frente a nadie, nunca le gustó realmente, así que hizo lo mejor que pudo para contenerse y no mostrar demasiado.

Pero él no podía parar.

JiMin acariciaba su espalda, consolándolo con paciencia y calma, amoroso en su toque. NamJoon suponía que no sentía tanta vergüenza porque JiMin sabía cómo se sentía, porque entendía el miedo y había pasado por algo similar. No era tan vulnerable, no es como que le haya contado a su psicólogo o al propio YoonGi. Sabía que sus amigos iban a entender, pero había algo muy diferente en contárselo a un alfa o un beta que a un omega con la misma experiencia.

—Pudo... pudo haber... pudo haber sido peor, ¿s-sabes? —logró decir entre hipidos por el llanto. JiMin continuó acariciando su espalda y zumbó para darle a entender que lo estaba escuchando—. E-Es decir —sorbió su nariz—, no llegaron t-tan lejos...

JiMin suspiró.

—Hyung, puede haber sido incluso una cosa de dos segundos —comenzó—, pero usted tiene todo el derecho de llorar por esto —recostó su mejilla sobre el hombro de NamJoon—. Simplemente no tendría por qué ocurrir, por favor, no se contenga.

NamJoon sorbió su nariz y abrazó a JiMin.

—Gracias por escucharme...

El rubio sintió que sus propios ojos picaban y sonrió con melancolía, reforzando el abrazo, pensando en que nadie debería tener este tipo de cosas en común con otras personas.

Sin embargo, el momento no pudo durar demasiado porque uno de los profesores encargados de patrullar los pasillos los encontró sentados y se acercó con preocupación a toda velocidad.

—¿Qué sucede aquí? —preguntó con insistencia, viendo al par de omegas alejarse uno del otro para limpiar sus propias caras—. ¿Pasó algo? ¿Por qué están aquí solos? —continuó preguntando, buscando sus manos para incitarlos a que se levanten del suelo.

—Nada, estamos bien —murmuró NamJoon sin mirarlo, limpiando torpemente sus lágrimas con sus manos.

—¿Necesitan ir a la enfermería?

—No, no. De verdad estamos bien —se apresuró a decir JiMin.

El profesor, un beta de cabello corto con un par de canas asomándose, los miró durante un par de largos segundos en espera de que alguno le dijera qué sucedía, pero como eso no sucedió, decidió que no iba a insistir mucho más.

—Bien, si ustedes lo dicen... —palmeó la espalda de NamJoon, quien se encogió en su lugar un momento—. No pueden estar aquí solos, les voy a pedir que vayan de vuelta con los demás estudiantes, vamos —ahora palmeó la espalda de JiMin, buscando que caminara al lado de NamJoon.

—Sí, profesor —murmuraron los dos al unísono.

—Vayan al baño a lavarse la cara y luego continúen con sus actividades, ¿bien? —propuso el hombre, caminando un par de pasos detrás de ellos para asegurarse de que no regresaran—. Es un día lindo, deberían estarse divirtiendo.

El par de omegas asintió.

NamJoon hizo lo posible para secarse la cara y que ninguno de los demás estudiantes lo vieran así mientras que JiMin se encargó de guiarlo a un baño que estuviera lo suficientemente cerca de la zona que los profesores querían, pero que al mismo tiempo tuviera la privacidad suficiente como para que NamJoon pudiera tener un momento antes de regresar a comportarse como un alumno que disfrutaba de su último día de clases previo a las vacaciones de verano.

A mitad de camino del baño, JiMin y NamJoon se detuvieron cuando se cruzaron a SeokJin.

El alfa sólo caminaba con su vista fija en un portapapeles, ignorando por completo la presencia de ambos omegas. JiMin notó la manera en la que NamJoon se tensó en su lugar al verlo pasar y fue quien lo sacó de su trance una vez la vía estuvo libre para seguir caminando.

—¿Qué sucedió con SeokJin? —preguntó JiMin cuando ambos entraron al baño—. Si puedo preguntar...

NamJoon apretó sus labios en una mueca, abriendo el grifo del agua para mojar sus manos y pasarlas por su cara un par de veces. JiMin le entregó una de las toallas de papel del dispensador y esperó paciente a que este terminara.

—Luego de bajar de la azotea, me lo encontré en el pasillo —contó, un poco más tranquilo. Aunque esta parte de la historia tampoco le gustaba, sí era muchísimo más fácil de explicar—. Creo que fue el peor momento en el que me lo pude encontrar porque, ya sabes —tragó—. Entonces le grité —continuó, frotando sus manos con las toallas de papel—. Durante los meses que siguieron lo culpé de lo que sucedió porque de él fue la idea de ir ahí y si él hubiera llegado a tiempo entonces yo no... —se calló y suspiró, estaba divagando—. En fin, yo realmente no quería verlo y ahora se siente muy raro estar cerca de él. De algún modo me recuerda a ese día. 

—Oh, ya veo —todas las piezas encajaron entonces, la historia que le había contado YoonGi tenía sentido.

NamJoon lo miró un momento.

—¿Se nota mucho que pasa algo con Jin?

JiMin se mordisqueó los labios y movió su mano de lado a lado. NamJoon suspiró rendido, tirando la toalla de papel al tacho de basura.

—¿Quizás debería hablar con él? —preguntó de repente, JiMin sólo lo miró, pero NamJoon se encontraba con ojos fijos en el tacho de basura.

JiMin ladeó un poco su cabeza, buscando la mirada del otro.

—Creo que si se lo pregunta es porque sabe la respuesta —dijo tentativamente—. Además, no creo que sea justo para él no saber lo que pasó, o al menos saber que él realmente no hizo nada malo.

NamJoon formó una mueca.

—Lo sé —suspiró y se dio media vuelta—. Sé que merece una explicación, pero me da un poco de miedo.

—¿Qué cosa le da miedo?

—Ha pasado un tiempo, me preocupa que él piense que es una estupidez —se encogió de hombros, mirando sus manos para jugar con las uñas de sus pulgares—. No lo sé, no fue su culpa y aun así lo evité durante meses, él tendría todo el derecho a enojarse conmigo y de pensar que soy un exagerado.

—Hyung, si él pensara eso, sería un idiota —respondió casi ofendido—. Quizás se sienta mal o se enoje por la situación, lo cual es entendible, pero este no es un escenario tonto como una discusión sin sentido que ambos malinterpretaron. SeokJin Hyung lo entenderá y si no lo hace, entonces habría que poner distancia otra vez.

NamJoon formó una mueca con sus labios y asintió.

—El otro día me encontré con él y le dije que hablaríamos.

—¿Se veía interesado en eso?

NamJoon asintió otra vez.

—Fue su idea, en realidad.

—Me parece que es una buena manera de empezar.

NamJoon quiso ser positivo y aceptó que sería así.

—Bueno —suspiró—, vamos con los demás.

—Espere, Hyung.

NamJoon se detuvo antes de abrir la puerta, girando su cabeza para ver a JiMin.

—Gracias por contarme —le sonrió con un sentimiento que NamJoon reconoció como cariño y empatía, una cara que había visto cientos de veces en los rostros de sus amigos—. También gracias por confiar en mí.

NamJoon le sonrió de la misma manera y palmeó un par de veces la cabeza de JiMin en un gesto impulsado por la ternura que le produjo .

—No es tan difícil hacerlo —confesó.

JiMin tuvo la necesidad de abrazar a NamJoon una vez más, pero prefirió sonreírle a sabiendas de que al otro no le gustaba el contacto físico. Sin embargo, NamJoon se acercó un paso hacia él y le dio un corto abrazo, uno que demostraba su agradecimiento. JiMin correspondió de inmediato y, cuando se separaron, ambos caminaron junto al otro en dirección a la cancha al aire libre para encontrarse con el resto de los chicos.

YoonGi yacía sentado en las gradas de la cancha de tierra, tarareando su canción favorita junto a HoSeok mientras ambos veían a un grupo de alumnos prepararse para la carrera de 150 metros que se haría en pocos minutos. Era uno de los juegos que iban a hacerse en el día y el ganador conseguiría un par de envases de ramen picante porque era barato y los alumnos realmente no tenían muchos ingresos como para comprar un trofeo. JungKook se inscribió a último minuto y ahora estiraba en la línea de partida, TaeHyung lo siguió, pero él estaba parado a un lado sin estar seguro de qué hacer exactamente.

—¿Por qué TaeHyung decidió correr para empezar? —preguntó HoSeok al aire, su mejilla apoyada sobre su mano y sus piernas cruzadas sobre las gradas. No habían muchas personas observando—. Después de conocerlo mejor, me di cuenta de que no es necesariamente deportivo.

—No lo sé —YoonGi se encogió de hombros—. ¿Quizás es muy fan del ramen? —levantó ambas cejas, HoSeok viró los ojos con una risita—. Hablando de TaeHyung, ¿te puedo preguntar algo?

—Claro.

—¿Ya no sientes nada por él?

HoSeok lo miró con extrañeza.

—Creo que es un poco tarde para preguntar eso —le dijo con gracia.

—Ya sé —le dio un empujón, sentándose un poco más cerca de él—. Es sólo que él te gustó durante mucho tiempo, por un segundo incluso pensé que podían volverse lo suficientemente cercanos como para que tú pudieras declararte y fueras correspondido.

HoSeok tarareó.

—Supongo que los enamoramientos no duran para siempre, Yoon —se encogió de hombros, mirando en dirección a JungKook, quien se colocaba en su lugar para empezar la carrera—. Creo que ahora puedo darme cuenta de que nunca sentí una conexión real con TaeHyung —ahora miró al otro alfa, quien se preparaba igualmente. Una de las comisuras de HoSeok se elevó suavemente, una sonrisa imperceptible de cariño decorando su rostro—. Era algo así como, "más lindo en mi imaginación", ¿sabes? Como una ilusión que no se ve tan divertida en la práctica, creo. No habríamos funcionado.

YoonGi zumbó, mirando los alrededores antes de encontrarse con una cara conocida en las gradas de enfrente. Sentados al final de todo, se encontraban ChanYeol y BaekHyun, este último contaba emocionado algo que claramente YoonGi no podía escuchar mientras ChanYeol lo miraba con ojos enamorados. Ambos estaban comiendo helado, riéndose juntos mientras se acercaban el uno al otro, coqueteando de manera descarada.

YoonGi se sintió nostálgico y desvió la mirada.

—Supongo que entiendo de lo que hablas.

De repente, YoonGi sintió un tirón hacia la derecha y se giró para buscar algo que no estaba seguro de lo que era, lo supo cuando se encontró con la expresión sonriente de JiMin subiendo las gradas junto a NamJoon, ambos llevando en las manos un par de latas de coca-cola.

—¡Hola, JiMin! —saludó HoSeok con un abrazo cuando el omega se colocó frente a él.

—Hola, Hyung —le sonrió y caminó hasta YoonGi, sentándose a su lado e inclinándose para darle un corto beso en los labios—. Hola a ti también.

YoonGi no dejaba de sonreír.

—Hola, JiMinnie —arrugó su nariz, de fondo se oía la pequeña conversación de HoSeok y NamJoon—. ¿Dónde estaban?

—Fuimos a comprar gaseosas —JiMin le entregó una lata.

—¿Ah sí? —YoonGi tomó la suya y miró a NamJoon un momento, recordando la pequeña conversación que tuvieron más temprano. Se dio cuenta de que había algo en la cara del omega, pero no estaba seguro de qué era exactamente—. ¿Todo bien? —le preguntó a su amigo.

—Sí, todo bien —NamJoon le sonrió.

Fue entonces que YoonGi se dio cuenta de que NamJoon tenía los ojos hinchados. ¿Había llorado? YoonGi lo miró con extrañeza, pero NamJoon hizo una mueca que YoonGi entendió como "no preguntes", así que decidió que iba a ignorar eso.

—¿TaeHyung va a correr? —preguntó de repente JiMin, sorprendido.

—¿Qué? —NamJoon miró hacia la línea de meta—. ¿Qué hace ahí? Se va a romper una uña.

—Ay, NamJoon —HoSeok se rió, dándole un empujón—. No seas malo con él.

—Lo digo porque somos amigos y me preocupo por él, diría exactamente lo mismo de YoonGi —señaló al alfa con su mentón.

—¡Hey! —YoonGi se rió—. Mis uñas están hechas mierda, no creo que las pueda romper más.

—¿De verdad? —JiMin tomó su mano para verlas y YoonGi se sonrojó.

—¡Oh! ¡Ya va a empezar! —HoSeok señaló hacia abajo.

Los cuatro miraron en dirección a la línea de meta, en donde ya todos se encontraban formados para comenzar. Todos los competidores, un total de ocho, se posicionaron en sus lugares hasta que uno de los estudiantes hizo sonar un silbato, dando por iniciada la carrera. Quienes ocupaban las gradas, que quizás no eran más de treinta personas, vitoreaban los nombres de quienes apoyaban. Los corredores debían dar un total de tres vueltas, entre cada una, el grupo de cuatro gritaba y animaba al par de alfas que corrían con todas sus fuerzas.

JungKook alcanzó el primer lugar relativamente rápido, a mitad de la segunda vuelta. TaeHyung se encontraba en el tercer lugar, defendiendo el puesto lo mejor que pudo hasta la tercera vuelta, en donde bajó la velocidad y llegó a ocupar el sexto puesto. JungKook ganó, atravesó la línea de meta con una sonrisa socarrona, dando brincos como un niño. Cuando TaeHyung terminó, se sentó en el suelo sin poder respirar.

—¡Felicidades! —una omega encargada de los premios se acercó a JungKook, tomando su muñeca para levantarla—. ¡El ganador!

JungKook sonrió en grande, recibiendo aplausos de los presentes.

—Iré por tu premio —la chica se dio la vuelta para ir por los envases de ramen.

—Ah, debí suponer que ibas a ganar tú —se acercó un agotado TaeHyung, sus mejillas rojas por el esfuerzo y su cabello despeinado.

—Bueno, voy a compartir el ramen contigo, así que no te sientas mal —palmeó su espalda.

—¡Yay! —TaeHyung elevó ambos brazos.

JungKook se rió, mirando con una sonrisa orgullosa cómo el resto del grupo llegaba hasta donde estaba él, festejando su victoria. JiMin también se acercó a TaeHyung para felicitarlo por haber logrado un buen puesto y por haber dado batalla.

—Nunca dudamos de ti —Namjoon felicitó a Jungkook—. De ti un poco más —miró a TaeHyung.

El peli-gris se carcajeó, levantándose del suelo para colocar su brazo alrededor de los hombros de JiMin.

—Gracias por su apoyo, los amo.

Luego de eso, y de que TaeHyung y JungKook disfrutaran de su premio, el grupo se movió hacia el interior de las instalaciones para comenzar con los demás juegos y disfrutar de los salones temáticos. Desde jugar con dardos hasta cantar karaoke, el instituto entero estaba disfrutando del día previo a las vacaciones, divirtiéndose como sólo un montón de adolescentes podían hacerlo, indiferentes de sus problemas y de las complicaciones de la vida.

La tristeza de hace un rato se disipó por completo y aunque YoonGi estuvo tentado a preguntarle a NamJoon qué era lo que sucedía, supuso que tendría que ser algo de omegas y de que probablemente JiMin se encontraba involucrado. Aun así, su amigo no lucía triste, al contrario, reía risueño y hacía sus típicos chistes, incluso lo atrapó siendo un poco más físico con HoSeok y con JiMin, lo cual era un logro porque NamJoon desde hace un tiempo había odiado el contacto físico.

Suponía que ir al psicólogo le estaba haciendo bien y él estaba feliz por su amigo.

—¿Vamos a ver el primer evento? Empieza en quince minutos —preguntó JiMin cuando el grupo se detuvo en uno de los pasillos, decidiendo sobre si iban a hacer karaoke o se metían a la casita del terror.

—Oh, ¿qué harán? —preguntó HoSeok con curiosidad.

—Es el evento del club de canto —avisó TaeHyung, mirando el itinerario en su celular—. Kim SeokJin va a cantar una canción original junto con el coro.

—Deberíamos ir —propuso NamJoon, tomando por sorpresa a sus dos mejores amigos—. Él canta bien.

—¡Sí! No tenía idea de que cantaba —dijo JungKook.

—Entonces vamos rápido, estamos al otro lado del instituto —JiMin tomó la mano de JungKook y TaeHyung, adelantándose con el par de alfas para caminar en dirección al salón de eventos, también usado como teatro.

HoSeok fue el primero en mirar a NamJoon, quien se hizo el desentendido y siguió a JiMin como si nada. YoonGi se encogió de hombros cuando HoSeok lo miró a él como si pudiera encontrar alguna respuesta a tan extraña actitud, y ambos siguieron a su amigo hacia el teatro porque bien, esto podría ser interesante.

SeokJin tomó aire, tenso en su lugar porque aunque seguía siendo un evento por y para los alumnos, presentarse frente a varias personas siempre había sido incómodo para él. Sin embargo, esto era lo que tenía que hacer, y debía disfrutarlo porque sería el último evento en el que participaría antes de irse a la universidad.

Se acomodó un poco el cuello de su vestimenta, una camisa suelta color rosa llena de volados y pantalones blancos. Se veía elegante, como un príncipe, o al menos eso le dijeron los demás cuando lo vieron vestido.

¡Muchas gracias por venir! El club de canto, Beyond The Sunshine, les agradece por apoyarnos con sus aplausos. Espero que disfruten de nuestro primer evento de la tarde, Kim SeokJin cantando una canción escrita por él mismo, ¡"Moon"!

SeokJin escuchó los gritos animados del otro lado y se concentró en respirar con calma, su corazón retumbando nervioso contra su pecho.

—¿Estás listo, SeokJin? —preguntó uno de sus compañeros, asomándose en el escenario todavía cerrado por el enorme telón.

SeokJin asintió y su compañero le enseñó su pulgar arriba. Él sacudió un poco el micrófono en su mano, esperando que los nervios se drenaran con ese movimiento. Ya había practicado lo suficiente como para estar seguro de que su voz no iba a fallar y ya le habían avisado que el teatro estaba lleno, muchos de los alumnos conocían su fama de años anteriores y estaban emocionados por escucharlo una vez más, pero él no estaba seguro de que esa información le gustara mucho.

Sus compañeros se encontraban escondidos tras el escenario, esperando pacientes su momento para salir cuando el coro comenzara. La canción empezaría en breve, podía escuchar a los del staff comenzar a contar en reversa. Era gracioso, casi parecían profesionales.

Las luces se encendieron, la máquina de niebla llenó el escenario de la bruma blanca y el telón se abrió. Los coros de fondo comenzaron y, en un segundo, Jin se dio cuenta de que JiMin levantó su brazo para saludarlo emocionado, a su lado estaba el resto del grupo, incluyendo a NamJoon.

Él parpadeó y abrió su boca para comenzar a cantar, cerrando sus ojos para no desconcentrarse. Su voz atravesó los altavoces del teatro, resonando suave por todo el lugar, provocando un coro de jadeos sorprendidos. YoonGi sonrió y miró a NamJoon de soslayo, dándose cuenta de que los ojos cafés del omega se iluminaron en un instante, más que sorpresa, en reconocimiento. Claro que NamJoon sabía que Jin cantaba, claro que lo había oído antes, pero tanto tiempo había pasado desde la última vez que él había olvidado cómo sonaba.

El coro comenzó y los compañeros de SeokJin aparecieron a los lados del escenario, vistiendo máscaras de zorro y dando pasos simples pero coordinados mientras acompañaban con sus voces, saltando de un lado al otro en el escenario mientras la voz del alfa tomaba fuerza para cantar con ahínco. La gente en el público comenzó a vitorear con entusiasmo, levantando sus brazos para moverlos al son de la canción.

Jin dio un par de pasos alrededor del escenario, metiéndose en su mundo y en el personaje que estaba representado a través de sus letras. Levantó su mano, buscando alcanzar algo que estaba muy lejos y lanzó una nota alta al público. Entonces, imitó el par de pasos que daban sus compañeros, moviendo su brazo libre al ritmo de la coreografía. Las luces cambiaron sus colores de blanco a azul y luego a morado, estrellas bajaron del techo y la canción comenzó a subir de ritmo una vez más.

"Tú eres mi tierra y para tí yo soy solo una luna".

NamJoon frunció sus cejas, conmovido.

"Tú eres mi tierra y todo lo que veo eres tú".

El omega no se dio cuenta de cuando las lágrimas mojaron las comisuras de sus ojos, pero sí notó a YoonGi dándole un empujoncito con su hombro. Cuando lo vio, el alfa le preguntó si estaba bien, simplemente articulando las palabras con sus labios. NamJoon aspiró y asintió de inmediato, mirando a Jin en el momento que el estribillo comenzaba una vez más.

La gente en el público comenzó a gritar emocionada, tarareando la poca letra que aprendieron en ese corto momento y NamJoon sonrió con cariño. Era una canción hermosa, claro que SeokJin la había escrito. Desde siempre el alfa le había enseñado sus trabajos sin terminar, una de ellas era esa canción, NamJoon reconocía esa letra y eso explicaba por qué su corazón retumbaba tan fuerte contra su pecho.

Su lobo aulló y Jin abrió los ojos para mirar al público.

La canción bajó de intensidad un momento antes de que el alfa lanzara una nota alta mucho más extensa. Sus compañeros coreaban al unísono el acompañamiento de las voces de fondo y se movían al ritmo de la música. La canción sonaba como si se anhelara algo, melancólica y profunda, pero tan romántica y suave que tenía a cada persona del teatro sonriendo con encanto.

El público gritó y aplaudió emocionado cuando Jin acabó momentos después, su voz desapareció lentamente de los altavoces mientras los bailarines tomaban sus manos y le dedicaban al público una pronunciada reverencia.

—¡Eso fue muy lindo! —celebró JungKook—. ¡Muy bien, SeokJin Hyung! ¡Wohooo!

—¡Qué viva el amor! —vitoreó TaeHyung, provocando que HoSeok y JungKook se carcajearan.

JiMin miró a NamJoon un momento y se dio cuenta de que el omega no dejaba de mirar al escenario, estático en su lugar con una suave sonrisa decorando su cara. Sus ojos estaban rojos, claro que había sido conmovido, pero JiMin tenía la sensación de que era más que la canción en sí misma, debía haber un significado en ella que sólo NamJoon entendía y se le hizo tan romántico que no pudo retener el impulso de tomar el brazo de YoonGi y apoyar su cabeza en su hombro.

Cuando Jin se irguió en su lugar, quizá por mera suerte, se encontró con los ojos de NamJoon otra vez.

El omega le sonreía con cariño, sin miedo, sin poder evitarlo. Había puro amor en sus ojos y SeokJin se sintió derretir ahí mismo porque sabía que NamJoon había entendido la canción, porque su inspiración estaba ahí parada en medio de un público eufórico, quieto en su lugar porque sabía perfectamente que cada palabra era suya y aceptó cada una sin titubear.

NamJoon había aceptado su regalo y eso sólo significaba una cosa.

SeokJin dejó el escenario con una sonrisa enorme en el rostro y NamJoon se cruzó de brazos, mirando un momento a los lados antes de dar un paso hacia adelante.

—Ya regreso —avisó, perdiéndose entre el mar de gente.

—Claro... —YoonGi lo vio marcharse, temeroso de que si le preguntaba a dónde iba lo iba a espantar.

HoSeok también lo miró irse y se giró hacia YoonGi para preguntarle qué pasaba, el alfa se encogió de hombros, pero hizo un ademán con su mano para que no se preocupara. Por otro lado, JiMin se veía satisfecho y orgulloso de su, ahora, amigo. Le sorprendió que NamJoon decidiera dar el paso tan rápido, pero supuso que la canción había ayudado a su valentía y consideraba que era mejor que si quería hablar con SeokJin, lo hiciera ahora antes de que el miedo lo hiciera esconderse de nuevo.

—Me preocupa un poco —murmuró YoonGi, un poco más para sí mismo que para JiMin. El sonido del público hablando sobre el siguiente evento y el movimiento de otros dejando el teatro eran suficientes para que su voz no fuera escuchada por nadie más que Park.

—Va a estar bien —le dijo a YoonGi, quien lo miró con interés—. Tengo un buen presentimiento, Hyung.

—Hablaste con él antes, ¿no? —JiMin asintió—. Supongo que no puedes contarme.

—No —negó con una sonrisa.

YoonGi chasqueó la lengua.

—Espero que haya sido algo lindo sobre mí...

—Hyung, nuestros temas de conversación no giran siempre sobre usted —lo molestó y el alfa gimió fastidiado.

—¡Él me dijo algo muy parecido! ¿Se están poniendo en mi contra? —lo miró con acusación, metiéndose demasiado en su espacio personal a modo de jugueteo y JiMin se carcajeó—. ¿Te ríes? Eso significa que estás ocultando algo —siguió molestándolo, husmeando por su cara con su nariz.

En otro lugar del instituto, SeokJin caminaba en dirección a su aula. Fue sigiloso en la manera en la que abandonó el teatro porque tenía la sensación de que un grupo de omegas lo estaban persiguiendo desde la mañana y no estaba muy emocionado con recibir cartas de amor de chicas y chicos que consideraban estos últimos días previos a las vacaciones como la oportunidad inédita de confesar sus sentimientos. Rápidamente se encontró sólo en uno de los pasillos más alejados de la zona principal del evento y suspiró, pensando en que tendría que ir a su aula para organizar el ridículo concurso de belleza en el que lo involucró su clase.

—Oye.

Jin se detuvo en seco cuando la voz resonó por el pasillo vacío y se giró, encontrándose con NamJoon parado a unos metros de él.

Su corazón dio un vuelco. El escenario se le hacía familiar.

—Oh —se rió nervioso—. ¿Me seguiste?

NamJoon se encogió de hombros, sus manos dentro de los bolsillos de su pantalón. No iba a decir que sí, pero era lo obvio. SeokJin sonrió una vez más y lo escaneó un poco mejor de lo que lo había hecho dentro del teatro.

—¿Y esa ropa? —el alfa ladeó un poco la cabeza, sonriendo por el outfit veraniego que estaba usando NamJoon.

NamJoon apretó sus labios y desvió la mirada. Sus mejillas se sonrojaron un poco. Para ese punto su corazón golpeaba contra su pecho, resonando en su sien.

—Es la temática de mi aula, Hawaii y así... —explicó por lo bajo, tratando de mantener la mirada fija en SeokJin porque ya se sentía cansado de correr—. Puedes pasar y tomar una piña colada sin alcohol si quieres.

Jin se rió por lo bajo, arrugando su nariz.

—Eso me gustaría, pero seguro estaré ocupado hasta que el evento termine.

NamJoon formó una línea con sus labios y cambió el pie de apoyo.

—Es una pena, estaban buenas —miró a los alrededores de manera casual.

—Sí, es una pena...

El silencio se coló lentamente en el ambiente. A NamJoon se le notaba tenso, pero Jin no quiso decir algo con respecto a eso, no cuando se notaba que NamJoon estaba haciendo un enorme esfuerzo por estar ahí.

Entonces, el omega tomó aire y suspiró.

—¿Podemos hablar? —lo miró como si algo le doliera.

SeokJin pudo darse cuenta del ligero aroma a leche que había en el ambiente. El aroma de un nervioso lobo estaba dejando en evidencia a NamJoon y él se permitió disfrutar de eso en silencio.

—¿Estás seguro? —SeokJin preguntó.

—No.

Jin se volvió a reír por la mortal sinceridad del omega y NamJoon sonrió torcidamente. No era el plan hacerlo reír, pero eso estaba aligerando un poco el ambiente.

—Sabes que si no estás listo yo puedo esperar.

—No sería justo —contestó—. Además, no creo estar listo nunca, así que prefiero hacerlo ahora.

—Ya veo —asintió, había calma en su cara, su lobo curioso se encontraba analizando el escenario, totalmente quieto, como si la presa que vigilaba estuviera a punto de salir corriendo y, con NamJoon, él podía esperar algo como eso—. ¿Quieres ir a algún lado? Podríamos hablar en la azotea.

La mención del lugar hizo que las piernas del omega temblaran. En otro universo, él sería lo suficientemente fuerte como para decir que sí y enfrentar el escenario con una valentía casi poética, pero en este no, en este universo él lloraría desconsolado si se acercaba demasiado a la zona, pero eso SeokJin no lo sabía, así que él se limitó a tragar el gemido asustado y a negar con la cabeza, esperando que no se haya notado el pequeño flaquear de sus movimiento.

—P-Prefiero otro lugar —carraspeó—, podemos ir a la cancha de afuera, vi que no habían muchas personas ahí.

—Bien, me gusta —dio un paso hacia él—. Vamos.

NamJoon tomó aire y lo siguió, entonces ambos comenzaron a caminar por el pasillo.

El silencio se instaló inmediatamente después, pero no era horrible. NamJoon lo necesitaba un poco para pensar en lo que se supone que iba a decir. Dentro de él, su lobo emocionado brincaba de un lado a otro, buscando el aroma de SeokJin, expidiendo su aroma a leche como muestra de interés, tan inocente como podría serlo un animal espiritual, y NamJoon se esforzó a respirar con calma tal y como su psicólogo le había enseñado.

En terapia, él entendió que sus ataques tenían un origen muy conflictivo: con los años, NamJoon había desarrollado repulsión por su animal espiritual debido a todas las experiencias negativas que asociaba con él, desde el rechazo de su padre por presentarse como omega hasta aquella fatídica fiesta de diciembre. NamJoon adjudicó cada terrible evento a sus instintos y reacciones de omega. Eventualmente, tanto él como su lobo descoordinaron su innata conexión y reacciones normales como exudar su aroma o su propio celo provocaban náuseas en NamJoon.

Mientras que el animal buscaba actuar como un omega común, brincando por ahí y buscando señales de su alfa escogido, NamJoon rechazaba sus impulsos y lo retenía. Cosas como estas lastimaban a su lobo, provocando una espiral que desesperaba al espíritu y a consecuencia hacían sentir enfermo a NamJoon. Luego comenzarían los ataques de pánico por la angustia insoportable y NamJoon tuvo que entender que si quería que se detuvieran, él tenía que aceptar esa parte de sí mismo.

SeokJin era un problema al principio porque hacía que su lobo se despertara emocionado, lo hacía sentir como un omega en toda la regla y NamJoon odiaba eso, por ende, evitar al alfa se transformó en una necesidad para su propia supervivencia y para evitar sus incesantes ataques de pánico.

—¿Te gustó la canción? —preguntó SeokJin de repente, sacando a NamJoon de su burbuja.

El omega ni siquiera lo pensó demasiado, sólo asintió. Dejó que el sentimiento fluyera, como le había dicho su psicólogo.

—Sí —respondió de inmediato. Sin chistes ni sarcasmo. Sólo miró a SeokJin un momento y arrugó su nariz antes de bajar la mirada para ver sus propios pasos—. Me gustó mucho, estuvo muy linda.

—Me alegro —dijo, asintiendo con orgullo. Su alfa había inflado su pecho por el cumplido—. Sé lo mucho que te gustan las lunas.

NamJoon rió por lo bajo, tímido. Su lobo rodó por el suelo y él lo dejó ser. Entonces el aroma dulzón de la vainilla llenó el ambiente.

—Claro que lo sabes...

Entonces ambos se miraron un momento.

SeokJin le sonrió y NamJoon correspondió el gesto.

«Oh», pensó NamJoon, «esto es lindo».

Había olvidado cómo se sentía estar enamorado.

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