— Espera, ¿Por qué harías eso? — está recostada a mi lado, su cabeza en mi hombro. Su mano derecha está acariciando mi abdomen.
— Bueno, preguntó y yo respondí — se rio. He aprendido que no se está burlando de mí cuando lo hace, es su manera de decir que me encuentra adorable.
— ¿Por qué preguntó eso? ¿Cómo lo hizo? — besó mi hombro, su mano está viajando al sur de mi cuerpo. Sé a dónde va, hemos estado haciendo el amor sin parar desde hace una semana. Nunca me había sentido así, tan necesitada.
— Estábamos viendo The Notebook, y no entendíamos lo que pasaba. Ese tipo de amor, bizarro. Y ella preguntó '¿Me amarías así?' y le dije 'No particularmente', porque si podía vivir sin ella por dos meses, no éramos así — Freen volvió a besar mi hombro.
— ¿Qué dijo Friend? — preguntó, acariciando mis muslos.
— Dijo 'okay, tiene sentido'. Apagamos la televisión y fuimos a comprar unos libros sobre filosofía — se rio, sentándose sobre mis muslos. Tiene esa sonrisa en el rostro, la que pone cuando está caliente. Siempre está caliente, pero solo conmigo. Sus palabras, no las mías.
— ¿Qué hay de mí? ¿Me amás así, como en la película? — sonreí, ya lo sabe.
— Conoces la respuesta — sonrió también, su sonrisa dulce. Freen hace todo fácil, incluso las emociones. — ¿Tú me amarías así? — no puedo detenerme de pregunta, ¿Y si no? ¿Y si esto es todo? ¿Y si se cansa de mi incompetencia social? Es perfecta, y yo soy yo.
— Lo haría y lo hago. Debes estar segura de nosotras, Bec. Pelearía con todo y con todos, por ti. Sé que somos jóvenes, pero sé que esto es para siempre — levanté mi cuerpo de la cama, usando mis antebrazos para soportar mi peso y la besé.
— Te amo, particularmente — se rio y yo también, y todo es perfecto. Se inclinó para besarme, un beso dulce, pero un poco caliente, también. Sé que el comandante se está despertando, porque qué más podría hacer cuando una diosa como mi novia está sentada sobre mí, desnuda. Sonreí en el beso, y ella igual. Eso lo vuelve descuidado y húmedo, no me importa, nada es tan importante o perfecto como cuando estoy con Freen.
— ¿Quieres follar? — la pregunta es tan incorrecta, tan cruda, pero tan excitante a la vez.
— Estamos haciendo eso... Toda la semana lo hemos hecho — rompió el besó, dando un piquito a mi nariz.
— ¡Oh, bebé! Hemos estado haciendo el amor, lo cual me encanta, siempre es mágico.
— También hemos tenido sexo divertido.
— Y eso también es dulce y hermoso, pero... Me gustaría que fueras un poco... Bueno... Intensa —fruncí el ceño, ¿Intensa?
— ¿Cómo?
— ¿Recuerdas la vez que tuvimos sexo en el estacionamiento y me desmayé?
— Sí.
— Algo así.
— No sé si pueda hacer eso... Con el comandante.
— ¿Qué? ¿Por qué no? Puedes recitar a todos los caballeros Saint Seiya si quieres.
— No es eso, hay demasiados caballeros para que yo... Hey... ¿Eso fue sarcasmo? — se rio.
— Lo siento, te ves tan linda. Pero en serio, ¿Por qué? Si no quieres está bien, solo era... Una idea.
— No sé cómo hacerlo. Esa vez lo hice porque fuiste tan... Traviesa y estaba desesperada de tenerte, pero no estaba... Ya sabes... Haciéndolo a propósito.
— ¿Y si te guio? ¿Estaría bien?
— Claro, sí.
— ¡Okay! Imagínate que es tu clase de sexo 101, y yo seré la profesorsa — sonrió una vez más, poniéndose de pie y yo la seguí.
— Joder, eso es muy excitante, ¿Estás segura? ¿No es como si... Te estuviera usando? — besé su mejilla.
— ¿En serio? Tienes que parar con la paranoia feminista. Deseo esto, créeme, he soñado con esta posición desde que te conocí. Te amo — se puso en cuatro, girando su cabeza para mirarme a los ojos.
— Paranoia feminista, ni siquiera es un término — le sonreí, acariciando su espalda. Me incliné hacia ella, besando su nuca y su cuello.
— Detalles, bebé. Así que, vamos, entra en mí... Apúrate — en verdad le interesa esto de follar.
— ¿Y las palabras amables y amorosas? Comienzo a pensar que me engañaste, solo querías mi cuerpo — me puse de pie detrás de ella, la jodida vista que tengo en esta posición. Su centro está goteando, su trasero está abierto, está desesperada por mí. Podría correrme solo con mirarla, pero tomé una profunda bocanada de aire y me arrodillé, acercando mi rostro a sus pliegues para lamerlos.
— ¡Becky! — sabe delicioso, Dios.
— Eres tan dulce... No tengo suficiente de ti — acaricié mi miembro con la mano izquierda, usando la derecha para estabilizar su cadera, mientras seguía pasando mi lengua en su centro. Está tan mojada.
— Dios, eres tan buena, bebé — movió con ligereza las caderas.
— ¿Quieres que entre? — la sentí temblar, es mi señal. Me encanta hacerla sentir bien.
— Becky, en serio. Debemos tomar un vuelo en cinco horas y si no te metes ahora, saltaré sobre ti en el avión — acaricié su sexo con una de mis manos, la otra preparando mi miembro para ella.
— ¿Se puede hacer eso? ¿Tener sexo en un avión? — se rio, ¿Lo ven? Sexo divertido, pero entonces recordé que ella quiere de otro tipo y no sé qué tan diferente lo desea.
— Podemos... Aunque no lo haremos, sigues practicando, y estarás castigada si no entras ahora — está moviendo sus caderas frente a mí, es lo más sexy que la he visto nunca, ¿Cómo puede serlo sin intentarlo? Me reí, y lentamente entré en ella. Está caliente, mojada, y hermosa.
— Joder, me tomas tan bien... — me moví lento al principio, dándole tiempo de ajustarse. Sus paredes están en llamas, demasiado apretadas. Mantuve el ritmo, tratando de mojarla más si era posible, pero ella tiene otros planes.
— ¡Fóllame más rápido y duro, Bec! — se movió, tomando mis antebrazos y haciendo que me moviera a su ritmo. Es tan sexy. Me miró y lo único que veo es deseo, deseo puro. Hice lo que me dijo, moviéndome más rápido, estoy chocando. El ruido del choque húmedo es muy excitante, y su respiración pesada me dice que lo está disfrutando. Sostuve sus caderas, penetrando tan duro y rápido como puedo. Ambas nos correremos pronto, por lo que respiré, respiro y sigo penetrando.
— Dame una nalgada — me indicó, haciendo que perdiera mi ritmo salvaje.
— ¿Qué? — bajé el ritmo, con todo el ruido sucio, creo que la escuché mal.
— Dame una nalgada — movió sus caderas más rápido, de abajo hacia arriba. Joder, echó un brazo hacia atrás, acariciando mis bolas... Y lo hice, le di una nalgada. No muy fuerte. El ruido me puso más dura, si es que era posible. — Otra vez — ¡Mierda! Es tan sucia, me encanta.
— Joder, Freen, vas a dejarme seca — siguió moviendo sus caderas con rapidez, siento que estoy tan profundo, que toco puntos que antes no conocía. — Mierda, sigue moviéndote así — siguió, y tomando valentía, penetré un poco más fuerte, causando que sus brazos se rindieran y cayera en el colchón, su trasero al aire. Puedo ver cómo entro y salgo de ella, sus jugos están mojándome, su espalda se arqueó y gimió más fuerte. — Vamos, bebé. Tómame, esto es tuyo... Solo tuyo — no puede hablar, debo estar haciendo un gran trabajo, porque sus paredes tienen espasmos, apretándome. Volví a darle otra nalgada, más fuerte. Su nalga está rosa, mi mano marcada en ella.
— Dios, Becky. Sigue, casi llego — en ese momento, presioné mi pecho con su espalda, mi dedo del medio comenzando a acariciar su clítoris. Eso la sorprendió, movió su cabeza para morder mi brazo, el dolor se siente bien. Sus chillidos están llenos de placer, estoy por correrme, pero quiero seguir sintiendo este dolor mezclado con placer. Hice que se corriera.
— ¡Joder, joder, joder! — me enderecé, dándole otra nalgada. Apretó mi miembro y me salí. — ¿Qu...? No... Vuelve... No he acabado... Contigo — sonreí, se ve hermosa. Su boca está un poco abierta, tratando de recuperar algo de oxígeno, y su rostro y pecho están rojos, su cabello desordenado sobre el colchón. Yo creé este hermoso desastre. — Tú... Todavía no termino, Becky.
— Yo tampoco — besé su frente. — Tengo una idea — sonreí, ayudándola a ponerse de pie y la alcé, colocando sus piernas en mi cintura. — Voy a follarte, Freen. Muérdeme, aráñame, chúpame... Lo que quieras, tan fuerte como puedas... Me gusta — sus ojos están oscuros, casi olvido su tono natural. — Entonces... ¿Sexo duro es buen sexo? — me quise asegurar. Ella sonrió, y yo la besé, entrando sin previo aviso.
— ¡Dios! — pude deslizarme sin problemas, está tan mojada. — Todo tipo de sexo es bueno contigo — murmuró. Besé su cuello, entrando con más fuerza, más rápido. Estoy tan profundo, me está apretando tanto. — Me encanta, Becky, ¡Joder! — mantuve el ritmo, cerrando mis ojos para concentrarme. Se siente asombroso, siento algo esponjoso, lo cual golpeo y Freen echó su cabeza hacia atrás. Está gimiendo fuerte, me encanta sentirla en mis brazos, estar en ella, ser una sola. Está arañando mi espalda, puedo sentir cómo rompe la piel. Es tan excitante. — ¡Bec, ahí! Justo ahí, ese es el lugar — mis piernas están flaqueando, es demasiado placer, y al mismo tiempo no el suficiente. Tomé uno de sus pezones en mi boca, sintiendo cómo me aprieta. Nada se sentirá tan bien como esto.
— Te amo, bebé... Joder, te amo — necesito bajarla. Abrí mis ojos, viendo el sofá cerca de nosotras. Servirá. Detuve mis movimientos.
— Bec, casi terminaba — se ve tan linda, toda sonrojada y sudada.
— Un segundo, bebé. Te follaré tan bien, haré que te corras fuerte. Lo juro — la bajé, inclinándola sobre el brazo del sofá. Le gusta duro, haré feliz a mi chica. — ¿Lista? — ella asintió, sabe lo que está por pasar. Tomé sus caderas, penetrando con fuerza. Está tan mojada, me absorbe fácilmente. Me encanta la sensación.
— Joder, Bec, lo haces tan bien... ¡Sí! — estoy penetrándola como un animal, siento el sudor bajar por mi frente, mi espalda, incluso mis antebrazos.
— ¿Te gusta, cariño? Dímelo — mierda, me está apretando deliciosamente.
— Me encanta, no te detengas — no lo haré, no puedo. Me encanta.
— Te encanta mi polla, ¿Verdad? — ella asintió, haciendo que penetrara más fuerte.
— Oh Dios — llegó a su orgasmo. Puedo sentirlo acumularse en su centro, la humedad cayendo por sus muslos. Le di una nalgada, es toda mía.
— Di que eres mía, que solo me perteneces a mí — en un movimiento audaz, tomé su cabello en una cola de caballo, tirando suavemente de él, solo la fuerza suficiente para hacer que arqueara la espalda y pudiera tomar uno de sus pechos con la otra mano.
— ¡Sí! Mierda, soy tuya, Becky. Solo tuya — hice que se corriera otra vez, dándole otra nalgada y puedo sentirlo, necesito correrme. — ¡Soy tuya para siempre!
— ¡Dios, Freen! — me corrí, tan fuerte que penetré una vez más, tomando las caderas de Freen con fuerza y arqueando la espalda, pegando mis caderas a su trasero. La siento temblar, yo también lo hago. Abrí mis ojos, su hermoso cuerpo está tendido sobre el brazo del sofá. Sigo dura, dentro de ella, y me está apretando. Me recosté en su espalda, besando su cuello. Ella estiró su brazo hacia atrás, tomándome en un abrazo incómodo.
— Lo dije en serio, Bec. Para siempre — asentí, besando su hombro.
— Para siempre — ahora mismo, le creo.