El reloj marca las once de la noche, hace dos horas que traje a Freen a su casa. Estamos hablando de todo y de nada, nos reímos, suspiramos, nos escuchamos atentamente. Aprendí sobre su amor por el arte y cómo eso se desarrolló en su amor por la historia. Es realmente inteligente, le gusta aprender todo lo que puede, y está muy interesada en la anatomía del cuerpo humano. No está segura de si quiere ser doctora como su mamá, o si quiere ser una artista. Aunque no lo sepa, sí sabe a qué universidad le gustaría asistir. Yo no he considerado la posibilidad de irme a estudiar leyes a otra universidad que no sea esa en la que ya aceptaron a mi hermana, ahora... No lo sé. El celular de Freen comenzó a sonar, está hablando con su mamá, supongo y, de repente, el mío vibró también.
Bella: Dux, mamá dice, que papá dice, que Chao Sarocha dice, que puedes quedarte en su casa si no estás lista para soltar a su hija, pero que debes dejarla dormir.
Me reí, parece que la mamá de Freen le debe estar diciendo lo mismo, porque está sonrojada.
Dux: Ok.
Bella: ¿Solo 'ok'? Necesito detalles... ¡Conseguiste a la chica! Así que, vuelve a casa. Tenemos entrenamiento mañana, tu favorito, correr en las montañas.
Me olvidé de eso, yo nunca me olvido de nada, pero para ser justos, nunca había estado en una cita con Freen Sarocha.
— Sí, mamá, está bien — colgó el teléfono, mirándome con algo de vergüenza. — Lo siento, parece que quedarme dos horas frente a mi casa, hablando con una chica, es suficiente para que mi padre se pregunte si debe llamar a la compañía de mudanza para que traigan tus cosas. Tengo que irme... Ahora — asentí. Me salí del auto para ir a abrirle la puerta.
— Puedes decirle a tu papá que no me mudaré, no fue mi intención — necesito dejarlo claro, si mi familia y la de Freen creen que es una posibilidad, debe de ser verdad, pero no estoy lista para eso, ¡Tengo diecisiete años!
— Era un chiste, Comandante, ¿Recuerdas lo que te dije antes? — me preguntó, tomando mi mano.
— Me dirás si se están burlando de nosotras — nosotras... ¡Rayos! Qué bien se siente decirlo.
— Bueno, lo están haciendo, pero es bueno. Piensan que hacemos bonita pareja — le sonreí, ya estamos frente a su puerta. Esto es todo. Un beso, decir buenas noches, irme a casa, prometer que la veré mañana en el almuerzo. Invitarla a otra cita... Mi segunda cita con Freen Sarocha.
— Gracias por esta noche, me divertí. Fuiste muy buena y propia, supongo que... Te veo mañana — está jugando con sus llaves, ya que presté atención a la película Hitch, sé que esa es mi señal.
Me acerqué lentamente y ella hizo lo mismo. La besé con delicadeza, al principio ambas lo hicimos, pero luego ella deslizó su lengua entre mis labios y me dejé llevar. Es increíble lo rápido que me enciende con un solo toque. Ahora la tengo entre la puerta y mi cuerpo, el comandante haciendo acto de presencia.
Freen rompió el beso, despacio. — Dios, te deseo tanto... Pero mis padres... — no terminó su oración cuando la puerta se abrió, nunca nos habíamos asustado tanto en nuestras vidas. Un hombre alto y musculoso apareció frente ambas.
— Si ya terminaron de frotarse contra mi puerta con su sesión no apta para menores... Becky, tu mamá se está poniendo ansiosa de que estés en la calle a esta hora. Me llamó y me dijo eso. Soy Chao Sarocha, el padre de tu novia — estrechó mi mano, sigo en shock, por lo que no reacciono.
— ¡Papá! Está bromeando, no te asustes — tomé una bocanada profunda de aire.
— Ok, me disculpo, Sr. Sarocha. Ya me iré — le sonreí al mayor, abrazando a Freen. — Te veo mañana — le susurré en el oído.
— Pasaré por ti — me dijo, dándome un pico en los labios y volviendo a abrazarme. — Siento mucho no haber hecho que te corrieras en mi boca o que me comieras. Me encanta cómo tu barbilla y mejillas quedan húmedas... Supongo que tenemos tiempo — que Dios tenga piedad de mí, solo soy una adolescente ingenua y caliente, a la que a Freen Sarocha le gusta susurrarle cochinadas al oído. Escondió su rostro en mi cuello, dejando un beso ahí. La solté.
— Lo tenemos. Buenas noches, Sr. Sarocha — Chao asintió en mi dirección, sonriendo. Dejé un beso en la cabeza de Freen y me dirigí al auto. Soy una chica con mucha suerte.
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Cuando llegué a casa, mi mamá estaba sospechosamente callada y sentada en su sofá favorito, mi papá y mi hermana no estaban cerca. Esto es malo, malo, malo. Sé que es tarde, muy tarde, casi media noche... Y es día de escuela, y acabo de caer en cuenta de que no le pedí una segunda cita a Freen.
— Tengo que llamar a Freen — lo dije en voz alta, estoy por tomar mi celular, cuando mi mamá habló.
— Espera un segundo, Dux. Tenemos que hablar — tiene esa expresión en el rostro que dice: 'no me hagas golpearte en la cara'. Nunca nos ha golpeado en la cara, pero mi papá ha contado historias aterradoras sobre su juventud.
— Mamá... Yo... Lo siento. No presté atención, no volverá a suceder. Sé que es día de escuela... Entonces... — mi mamá se puso de pie, caminando hacia mí.
— ¿Confías en ella? ¿Te sientes lo suficientemente cómoda para hacerle saber sobre ti? — esta noche estuvo llena de verdades.
— Ya lo sabe... Sobre todo. Está bien con ello — me quedé ahí de pie, no muy segura de qué hacer. Quiero llamar a Freen, pero mi mamá está hablando conmigo. Difícil decisión.
— Ok, Dux. Trátala bien, intenta no... ¿Ya sabes? — buen consejo, sí, no..
— ¿Ser yo misma? — susurré.
— Llegar muy tarde, intenta no llegar muy tarde si tendrás citas en día de escuela. Dios, ¿Qué clase de madre crees que soy? — se rio. Odio cuando hace eso, no sé cuando bromea y su expresión estoica no ayuda mucho.
— ¡Genial, sí! Perdón... Me iré a dormir — intenté correr hacia mi libertad, pero...
— Y ten un poco de confianza en ti misma, pequeña. Eres muy hermosa, divertida, inteligente. Freen tiene suerte de tenerte — mi mamá es... Bueno, mi mamá.
— ¡Ok! Ya me voy. Buen... ¿Día? — mi mamá solo sonrió, gesticulando con una mano para que me fuera. Noche... Día... Lo que sea, estoy feliz.
Por mucho tiempo no me había sentido así, con muchas ganas de sonreír, todo parece lleno de colores. Quiero cantar, bailar, e incluso la tonta cara de mi hermana es soportable. Espera un momento...
— ¿Qué tal estuvo, Comandante? — ¿Qué hace despierta a esta hora si tenemos entrenamiento mañana?
— Ok — ojalá que me deje sola, necesito mensajear a Freen para pedirle una segunda cita.
— No digas eso, ¿Cómo estuvo? Conseguiste una cita con Freen Sarocha al día siguiente de hablar con ella por primera vez — abrí la puerta e Irin entró, será mejor responder sus preguntas. — ¿Y bien? ¿De qué hablaron? ¿Seguiste mis consejos? — tomé aire, quitándome la ropa para prepararme para dormir.
— Hablamos sobre lo que queremos en el futuro. La escuela, arte, historia, música, películas. Y no, aunque lo intenté, pero Malee era la hostess y se puso... Un poco intensa — me metí en la cama, Irin se acostó a mi lado. No estoy segura de si está molesta porque no seguí sus reglas o qué.
— ¿Qué dijo Freen?
— Me preguntó si había salido con Malee. Le conté la historia. Solo hablamos y reímos, me la pasé bien.
— ¿Le pediste otra cita? — suspiré.
— Lo haría si pudiera, pero todos están evitando que lo haga. Es medianoche y quiero invitarla, pero su papá, mi mamá, y ahora tú... Yo... Quiero escuchar su voz antes de irme a dormir, ¡Pero nadie me deja! Eso pasa — en eso sonó mi celular. Lo tomé del buró, sin poder evitar sonreír al verlo.
— Parece que no eres la única que la extraña, dile a Freen que digo hola. Buenas noches, Comandante, estoy feliz por ti, solo...
— Que no sea mi yo raro cerca de ella, lo sé — Irin se rio.
— Solo respóndele y vete a dormir, debemos despertar temprano. Ten confianza en ti, ¡Buenas noches! — ugh, no soy muy buena en esto de normalidad. Abrí el mensaje.
Freen Sarocha: ¡Hola! Quería ser la primera en decir... ¡Buenos días! Así que... Sí.
Becky Armstrong: Buenos días. Quería llamarte hace un rato, pero mi mamá e Irin querían hablar, entonces...
Freen Sarocha: ¿¡Puedo llamarte!?
Becky Armstrong: ¡Seguro!
Mi celular sonó y respondí de inmediato. — ¡Hola, buenos días!
— Ugh, no es justo que seas tan linda todo el tiempo — me dijo, haciéndome reír. Es la primera vez que me lo creo.
— También eres linda — lo es.
— Me lo han dicho, pero tú de verdad lo eres. Hoy me di cuenta de que no sabes a qué niveles, ¡Eso es lo que te vuelve irresistible! — Freen se rio. Dios, ¿Solo está diciendo eso porque quiere meterme a la cama?
— ¿Sí? ¿Lo dices en serio o es que quieres meterte en mis pantalones? — volvió a reír. Hoy estoy en llamas con esto de hacerla reír.
— Ambas. Y... Ya nos metimos en los pantalones de la otra. Bueno... Me gustas mucho — ahora soy yo la que se ríe, ¿Es un virus? Me gusta alguien y ahora soy todo risitas. Debo hablar antes de que se me olvide o me ponga más estúpida.
— ¿Te gustaría tener otra cita conmigo? — ahora... la espera.
— Pensaba pedírtelo mañana después de clases, gracias por el empujoncito.
— Perdón... Yo... Mmm... Si tú no, si me apresuré... Yo...
— ¿Qué día, Bec?
— ¿Hoy? ¿Después de clases? ¿Eso está bien? — grandioso, primero risitias y ahora titubeos... ¿Que alguien te guste te transforma en esto o soy solo yo?
— Wow, eso es... Ammmm... Claro, sí, me encantaría, ¿Eso significa que no tuviste suficiente de mí?
— Quiero estar contigo... Casi todo el tiempo ahora.
— ¿Casi todo el tiempo? ¿Con quién quieres estar cuando no es conmigo? — la voz de Freen sonó un poco triste.
— No con quién, haciendo qué... Quiero jugar fútbol. Me gusta mucho, pero me gusta que... Tú... Me gusta mucho que estés animando cuando juego, así que... Parece que sí quiero estar contigo todo el tiempo — estoy sonrojada, qué bueno que no puede verme.
— ¡Dios! Eres adorable. Te veo mañana, ¿Ok? Es mi turno de llevarte a la cita.
— Pero yo te lo pedí — formé un puchero, ahora entiendo por qué Irin le hace esa cara a Nat para convencerla de hacer cosas.
— Seguro estás haciendo un puchero, desearía poder verlo. En fin... Yo escogeré el lugar, sé tu asombroso ser, ¿Vale? — asentí, pero ella no puede verme.
— Ok. Desearía que estuvieras aquí — qué patética, Becky, pero no estás mintiendo.
— ¿Duermes sola? — pregunta rara. Escuché movimiento. — ¿Tienes tu propia habitación? A eso me refiero — no soy una experta, pero es una pregunta inusual.
— ¿Sí? — algo está sucediendo... Creo.
— ¿Y hay alguna manera de llegar a tu habitación que... no sea por el salón? — ¿Qué?
— Pues... Trepando la pared, hay un método que a veces usamos Irin y yo... Alguna vez podría mostrarte.
— Grandioso, en ese caso, te veo en diez minutos.
— Pero...
Me cortó la llamada. Espera... ¿Qué? ¿Eh? ¡Qué extraño! Cuando salía con Friend, nuestras citas no solían durar tanto. La más larga fue en un museo y había llegado a mi casa a las siete. Bueno, Freen... Mi celular vibró nuevamente.
Freen Sarocha: Hey, sexy señorita... Ayúdame a trepar la pared.
Becky Armstrong: ¿Dónde estás?
Freen Sarocha: Mira por la ventana.
Oh, dios, ¿Ella está... Está aquí?
Becky Armstrong: Quéeee... estás aquí.
Freen Sarocha: Me encantaría seguir conversando, pero hace frío y estoy cansada, ¡Ayuda!
Becky Armstrong: Ok.
Abrí la ventana, señalando el basurero. Ella lo usó como apoyo, aferrándose a la pared hasta que llegó y entró.
— Qué conveniente que tengas un balcón — estoy de pie, mirándola. La diosa de mis sueños está en mi habitación, utilizando pijamas y luciendo muy, muy sudada y hermosa. — ¿Estás bien?
— Sí, ¿¡Lo estás tú!? ¡Trepaste una jodida pared! — tomé su rostro entre mis manos, besándola con fuerza.
— Lo sé, ¿Qué tan genial fue eso? — me sonrió, ¡Está loca!
— ¡Jodidamente asombroso! ¿Tampoco tienes suficiente de mí? — me sonrojé, sonriendo. Se ve tan linda.
— Trepé una pared, Armstrong. Intento conquistarte — me reí.
— Lo estás haciendo bien — la tomé de la mano, invitándola a acostarse conmigo sobre la cama.
— De verdad me gustas, Bec, ¿Puedo abrazarte? — asentí, dándole la espalda y sentí su mano en mi cintura. Es la mejor jodida cita de todas.