Nunca había dormido tan bien como ahora, tan tranquila y feliz. Me desperté con una sonrisa en el rostro, como la que vestía ayer cuando besé a Freen al despedirnos. Le gusto a Freen Sarocha, y ¡Dios! Le gusto tanto como ella a mí. La masturbación mágica, la llamaré así por el resto de mi vida.
El comandante también lo recuerda, ya está despierto y listo, así que, sí, es hora de alistarnos para encontrarnos con Freen. Primero tendré que encargarme de él. Es temprano y todavía nadie se despierta, así que corrí al baño para iniciar mi ritual.
De pie, debajo de la regadera, tomé mi erección con mi mano izquierda y comencé a fantasear sobre el sabor de Freen, sus gemidos, la manera en la que sus paredes apretaron mis dedos. Acaricié más rápido, mordiéndome el labio para detener cualquier sonido, mi respiración era pesada y mi esencia cayó en mi mano y sobre la inocente pared del baño. Ya estoy bien, puedo concentrarme en asearme apropiadamente.
Es la primera vez en mis diecisiete años de vida que no sé qué ponerme. Tengo un par de pantalones negros, pero los usé ayer y están... Bastante arruinados, con una orgullosa mancha blanca sobre ellos. Rayos, tengo que lavarlos pronto.
Ok, también tengo unos jeans azules, no los utilizo mucho porque Irin, Tee y Nam siempre se burlan de cómo mi entrepierna, resalta con ellos, pero mis opciones son limitadas. Así que, tendrán que ser esos o pants, y estoy segura de que si los uso el comandante estará en alto todo el día. Será lo primero, una camiseta roja, unos tenis del mismo color y un poco de perfume. Listo.
— Comandante, ¿Estás lista? — Irin me preguntó cuando entré a la cocina.
— Ajá, sí — me senté junto a mi papá, quien me sonrió y siguió comiendo.
— ¿Qué está pasando? — Irin debía sospechar que algo sucedía, porque nunca me alisto un martes por la mañana.
— ¿Quéeee? Nada, ¿Bañarme es un pecado? — mi hermana no me creyó, por supuesto.
— Ajá, tenemos entrenamiento toda la semana y te vistes como si quisieras impresionar a alguien.
— Oh, ¡Vamos! Solo es una camiseta — le estoy rezando a Dios para que mis padres no noten nada fuera de lo normal.
— Y perfume Ange ou demon, ¿No tiene nada que ver con cierta Sarocha que te trajo a casa la otra noche? — ESTOY MUERTA.
— Te ves bien, cariño, también hueles bien. Tú deberías de bañarte más seguido, Bella.
— ¡Mamá, eso fue bajo! — ¡Gracias a Dios por mi madre!
— Pero en serio... ¿Qué está pasando? — Irin parece un perro con un hueso.
— ¿Sarocha? ¿No es esa la hija de Preeya y Chao, Amata? — mi papá preguntó, sin dejar de leer el periódico. Vale, esto es raro.
— ¿Cabello oscuro, ojos grandes y muy educada? — ¡Já! Muy educada cuando está por correrse en mi boca. Pensé para mí misma.
— ¿Sí? — respondí dudosa.
— Creo que sí es, Jirawat, ¿Son amigas? No lo sabía — mi mamá se sentó junto a Irin, quien preparaba el 'fuego'.
— No... Lo somos. Ayer nos conocimos, es decir... Nos habíamos visto en la escuela, solo que nunca habíamos hablado... Supongo que ahora somos amigas — ¡Que alguien me dispare!
— Trátala con respeto, Dux, ¿De acuerdo? No te olvides de tus modales — mi papá es el mejor del mundo.
— No los olvidaré, lo prometo — le sonreí y seguí comiendo.
— Sí, tú, la comandante... Buena y educada. Qué gracioso, papá — jodida Irin, estoy pensando en mil maneras de asesinarla.
— Irin, no te burles de tu hermana y de su novia, no es apropiado — ok, eso fue bajo, incluso para mi mamá, la bulleadora. A quien adoro, debo admitir.
— No es mi novia, mamá, ¡Vamos! — ojalá lo fuera, pero primero necesitamos salir, no estoy segura de que comérmela en los asientos traseros de su papá, cuente como una cita.
— ¿Y si no lo es por qué está estacionando su bonita y costosa camioneta en nuestra calle? — Irin soltó con una sonrisa maliciosa en el rostro. Si no estuviera lista para desmayarme, habría borrado ese gesto de un golpe.
— ¿Qué? — ¡Mierda! Mi familia se está burlando de mí y yo voy tarde. Y, de la nada, mi papá ya está en la puerta. Hola, Freen, buenos días, ¿Ya desayunaste? Él siempre tan educado.
— Hey, Sr. Armstrong, no sabía que vivía aquí — me congelé, mi no-novia está hablando con mi papá como si fueran viejos amigos.
— Bueno, así es. Pasa, siéntate y come algo. Amata está adentro y Becky también — OH. DIOS. MÍO.
— ¡Esto es oro! No puedo creerlo, tu novia ya conoce a tus padres. Qué divertido — maldita Irin, no deja de reírse. Voy a matarla ahora sí.
— No quiero interrumpir — la escuché decir.
— ¿Ven? Educada, podrías aprenderle algo, Irin. Dux, trátala bien, ¿Vale? — mi mamá se puso de pie y caminó hacia ellos.
— ¡Hola, Freen! Por favor, acompáñanos — escuché cómo mi mamá le decía. Joder, joder, joder. Esto va demasiado rápido.
— ¡OH, DIOS! ¿CUÁNDO SERÁ LA BODA? — Irin seguía riéndose y yo estaba paralizada.
— ¡Hola! — Freen, de un momento a otro, se encontraba a mi lado y solo pude ponerme de pie para abrazarla. Si mis padres lo saben y la aceptan, qué carajos, ¿No?
— ¡Hola! — la solté, haciéndole un espacio a mi lado. — Siéntate, déjame servirte.
— Bella, sirvele a Freen un vaso de zumo de naranja — mi papá le dijo a mi hermana, quien sin vergüenza alguna estaba limpiándose las lágrimas de los ojos... Reírse de mí le provoca eso.
— En seguida, pa. Buenos días, princesa — me sorprende que Irin sea decente con ella.
— Días, ¿Qué significa Bella? Lo siento, la manera en que lo pronuncian suena inusual — Freen Sarocha es lo más adorable del mundo.
— En realidad, es Bellator. Significa guerrera en latín, Bella para corto. Estas dos son como un pequeño ejército cuando están juntas — explicó mi papá.
— Oh, eso parece. En el campo son jugadoras asombrosas — estaba sonrojada cuando le ofrecí su plato a Freen, quien me sonrió.
— ¡Gracias! — le respondió Irin. No entiendo qué está pasando, ¿Todos en la familia están enamorados de Freen? Lo cual sería completamente comprensible. — Tengo que irme, Nam ya llegó y está volviéndose loca por el examen de matemáticas, y el proyecto de artes.
— Será difícil, ¿Está teniendo problemas con el proyecto? Si quiere, podría ayudarle. Tengo una buena cámara y la profesora nos deja trabajar en equipo, así que...
— Vaya, gracias, principissa. Hablaré con ella. Adiós a todos. Comandante, con la mente en el juego, ¿Vale?
— Sí, sí. Lo sé — me despedí de mi hermana.
— Principissa significa... — Freen me miró, tomando mi mano bajo la mesa. No podía sentirme más feliz.
— Sí, princesa en latín — sonrió y siguió comiendo.
— Ya me siento parte de la familia — le dijo a mis padres, dándole un apretón a mi mano. El encanto se rompió cuando se escuchó una fuerte alarma en la habitación.
— Amata, es hora de irnos, llama el deber — mi padre terminó su café y llamó a mamá.
— Niñas, también deben irse o llegarán tarde. Dux, nos vemos luego. Freen, puedes venir cuando quieras, eres bienvenida.
— Gracias, Sr. Armstrong, ¿Podría informarle a mi mamá que sí le dije a papá que mañana debe de estar en Chiang Mai, por favor?
— Por supuesto, querida. Nos vemos — y entonces tuvimos casa sola.
— No pensé que fuera a conocer hoy a tus padres, ¿Debería de llamar a U-Haul? — ¿Está bromeando?
— No tenemos de eso aquí, eres graciosa. Estás bromeando, ¿No?, no vas a mudarte todavía, ¿Verdad? Es bueno que seas linda — la besé, despacio y suave.
— Me lo han dicho, y sí, era una broma — me sonrió, acariciando mi mejilla.
— Perdona por eso, no sabía que conocías a mis papás — comencé a limpiar la mesa.
— Tampoco lo sabía. Los dos trabajan en el hospital con mi mamá, son buenos amigos. Me habían hablado sobre sus dos increíbles hijas, solo olvidaron decirme que una de ellas era endemoniadamente atractiva y que siempre estaba lista para jugar — se abrazó a mi cintura, su cabeza quedando contra mi abdomen y acaricié su cabello. Ella puso su mano sobre mi entrepierna, tocando. Si arruino estos pantalones, estaré jodida, porque no tengo otros limpios.
— Esa soy yo, la adolescente hormonal — la besé, sosteniendo su mano. — Me calientas muy rápido, es vergonzoso. El comandante dice hola, por cierto — me volvió a besar, sosteniendo mi rostro entre sus manos.
— Hola, comandante — bromeó. — ¿Necesitas llegar a clases ya mismo? — ¡Joder, no! Incluso si tengo que, no perderé esta oportunidad.
— No, ¿Y tú? — me besó antes de responder, empujándome a la silla y sentándose a horcajadas sobre mí. — Joder, Freen, ¿Por qué eres tan ardiente?
— Es una bendición — me reí, deteniéndome. — ¿Te lastimé? — añadió, la consternación visible en sus ojos.
— ¡No, no! — besé sus mejillas, sosteniendo sus manos. — Es solo que... ¿No crees que estamos yendo demasiado rápido?
— Síp, demasiado. Empezamos a hablar ayer, pero no parece... Se siente bien contigo. Correcto. No vas a romperme el corazón ni a usarme como tu juguete, ¿No? — me preguntó y su mirada era una de ligera tristeza.
— No, nunca lo haría. Mi padre me advirtió que te tratara bien y era exactamente lo que pensaba hacer — besé sus manos.
— Entonces... Somos adolescentes hormonales, ¿No?
— ¡Lo somos! — sonreí divertida, dándole un pico en los labios. — En verdad quisiera tener sexo contigo, Freen, pero estos son mis únicos pantalones limpios y debemos ir a la escuela. Así queeeee... ¿Qué tal si te invito a salir esta noche? Hamburguesas y malteadas, ¿Qué tal suena?
— Perfecto, pasa por mí a las seis.
— Vale, vámonos.
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Siento como si estuviera caminando en las nubes, o mejor aún, caminando por los pasillos con Freen de la mano. Conseguimos llegar a la escuela en tiempo récord, esa camioneta es increíble. Quería quedarme en casa y hacerlo en cada habitación, pero mi papá tiene razón, debo respetarla, es única y preciada para mí, lo cual es extraño porque realmente no nos conocemos, pero lo que dijo es verdad. Se siente correcto, incluso si es pronto.
Regresé al presente cuando llegamos al salón de Freen, es tan linda, con sus jeans ajustados y su blusa azul de manga larga, junto con unos converse negros. Diablos, estoy tan jodida.
— Entonces... Nos vemos más tarde — me dijo con esa sensual sonrisa que tiene.
— Ok — me incliné hacia ella, apoyando mi mano en la pared para encontrarme con su rostro. Quiero besarla aquí mismo, frente a todos, ¿A quién le importa? A menos que ella no quiera.
— No vas a besarme, ¿Comandante? — ¡Joder, sí! Tomó mi rostro entre sus manos y me besó, lenta y apasionadamente. Casi me derretí en ese beso, sí estoy tan, pero tan jodida. — Nos vemos en el entrenamiento, mete muchos goles por mí.
— Lo haré — la besé una última vez, corriendo hacia mi clase.
La vida no podría ser mejor que ahora.
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NOTA:
A la familia Armstrong realmente les gusta el latín, ¿Vale?
Irin es Bellator (o Bella), que viene de Guerrera.
Becky es Dux, es decir, Comandante.
Y Freen Principissa, adivinen de qué.