Me tardé treinta minutos más, deseando que Freen ya no estuviera ahí cuando saliera, ¿Cómo voy a mirarla a los ojos? ¿Qué voy a decirle? Escucha, cariño, eres tan ardiente que me provocaste un caso de bolas azules durante el entrenamiento, así que, tuve que hacerlo.
¡No, claro que no! El equipo me hará la vida un infierno. Joder conmigo, tendría que haberme esperado a mi casa, como la respetuosa adolescente que soy. Me reprendí, sin prestar atención a mi alrededor.
— Sí, eso tendrías que haber hecho — replicó Freen, su voz divertida.
— ¡OH, DIOS! ¡Joder! ¿Qué haces aquí todavía? ¿Por qué a mí? — eso es, ya no tengo nada que perder, ni siquiera la dignidad. Además, estoy topless, la toalla solo cubre mi miembro, mi trasero queda expuesto. Mi ropa está en mi casillero, que justamente se encuentra junto al de Freen, ahora que me doy cuenta de ello.
— ¿Qué? No hay nada de que avergonzarse. Ya te lo dije, es bonito. Tus pechos y trasero también tienen buena forma. Una jodida buena forma. Y tienes un six pack... Mierda, eres ardiente — sonrió y se me acercó, pero retrocedí un paso, cerrando los ojos.
— Freen, ¿Podrías dejar de hablar de mi pene? Cierra los ojos, deja me pongo algo de ropa y luego me disculparé por lo que has visto y escuchado, ¿Sí?
Sentí su mano en mi hombro, me susurró al oído. — Sí, Comandante, puedo hacer eso. Te esperaré afuera, no tardes mucho — luego la escuché salir y pude volver a respirar. Me estaba poniendo ansiosa, nunca me había sucedido algo así, ni siquiera con Friend.
¿Qué voy a hacer? En el mientras, me puse mi sostén deportivo negro, mis trusas negras y unos jeans del mismo color, junto con una camiseta blanca con cuello en V, calcetines azules, vans grises y una chaqueta blanca con azul de mezclilla. Entonces salí.
— Luciendo fresca, Comandante — me sonrió. — ¿Te doy un aventón? — eso me sobresaltó, ¿Qué estaba pasando? Estuve esperando tanto tiempo para que me hablara y ahora pareciera que quiero alejarla. Estoy avergonzada, sí, ¡Pero vamos! Es Freen Sarocha, joder, concéntrate.
— No es necesario, no te preocupes — me enfoqué en mis zapatos.
— Hey! — tomó mi rostro entre sus manos, levantando mi mirada. — Becky, son cosas que pasan, ¿Sabes? — la miré a los ojos y noté su preocupación. — Fue halagador.
— No sé qué decir. En serio lo lamento, muchísimo, pensé que estaba sola — mi cara se estaba poniendo roja, ella la tocaba y se sentía bien. Huele increíble. Estoy frente a Freen Sarocha, el destino debe estarse riendo de mí.
— ¿Lo haces con frecuencia? — preguntó, caminando hacia el estacionamiento.
— ¡No! Fue un error, no volveré a hacerlo — no sé qué más decirle, conforme avanzo hacia su auto, estoy pensando en despedirme y luego dispararme en la cabeza. Relájate. Seguro que Irin me regresaría del mundo de los muertos solo para poder jugar el sábado y luego me mataría con sus propias manos. No hay escapatoria, estoy jodida.
— Entonces, Becky, soy Freen... Pero supongo que eso ya lo sabes — sí, lo sé, ¿Por qué se está riendo? ¿Está bromeando?
— Lo he sabido desde el año pasado — mi rostro otra vez está rojo de la vergüenza, pero ¡Oye! Ya no tengo orgullo, ¿Qué más puedo perder? Seré valiente y a la mierda todo.
— ¿En serio? ¿Por qué nunca me saludaste? — sigo caminando, cada vez más lento.
— Pues... Tenía una novia a larga distancia la primera vez que te vi en los pasillos y, bueno, sabía que estabas saliendo con Seng, así que... No pensé que me prestarías atención. Cuando Friend se fue, intentamos que funcionara la relación, lo logramos un par de meses y luego ella conoció a alguien y yo... Ahora estoy aquí. Avergonzada y hablando con mi único crush desde mi exnovia, ¿Qué tan patético es eso para una "Comandante"?
— Me impresionas, no sabía que era tu crush.
— Estoy bastante segura de que el mío y el de toda la escuela — llegamos a su auto y no dije nada más, solo sonreí. — Adiós, Freen — me despedí, tratando de irme, pero tomó mi mano y me detuvo.
— Sé de buena fuente que, de hecho, tú eres el crush de la escuela. La Armstrong más amable, o algo así.
— Ajá, la que se masturba en las regaderas de la escuela... — hice una pausa, antes de girar a verla. — Sé que no estoy en posición de pedirte nada, pero... ¿Podrías no contarle a nadie sobre eso? Ni a un alma, ¿Por favor? Es muy difícil ser diferente en la secundaria, peor si piensan que además soy una pervertida. Que, por cierto, no lo soy. Solo soy una adolescente muy hormonal, nunca te haría daño. Así que, perdóname... Saldré de tu vista, ¿Vale? — estoy por soltarme, cuando me pregunta algo inesperado.
— ¿Te sirvió? — me soltó, pero ahora no puedo correr, no con sus hermosos ojos mirando directamente a los míos. — Dios, tienes unos ojos preciosos, pero... ¿Lo hizo?
— ¿Qué? — sí, soy estúpida. No la estoy escuchando, toda la situación es demasiado bizarra.
— Masturbarte, ¿Te sirvió? Parecías muy estresada en el campo. Siempre juegas bien, pero hoy estabas incómoda.
— Sí, sí. Lo hizo — estoy sorprendida. Claro que ayudó, me masturbé pensando en Freen Sarocha. — Estoy relajada ahora. Muerta de la vergüenza, pero relajada.
— Me alegra haber ayudado. No queremos perder el próximo partido, ¿No? — me sonrió y abrió la puerta del conductor. — ¡Vamos! Sube tus cosas al maletero y entra, te llevaré a casa.
— Ok — DIOS MÍO, QUÉ RARO ES ESTO, pero acepté mi buena suerte y me subí al auto. Abrió el maletero y metí mi bolsa. Es asombroso, un Lincoln MKC azul. Ahora entiendo por qué la llaman princesa.
— ¿A dónde vamos? — preguntó.
— Mmm... Khao San Road 307 — me puse el cinturón de seguridad, jugando con él. — Lindo auto.
— Gracias, no es mío. Es de mi padre, me lo prestó porque el mío está en el taller. No le gusta que ande sola en el transporte público. Algo sobre mi seguridad, pero seguro es porque sabe que me pierdo con facilidad.
— Wow, entiendo, ¿Qué conduces tú? — no pude evitar preguntar, ¡Es un jodido Lincoln! Solo los he visto cuando salgo a caminar, me encanta la marca.
— Un Renault.
— ¿Cuál?
— ¿Te gustan los autos?
— Algo así, sí. No hay motivo para esconderlo ahora, ¿No? — dije con calma, joder con el destino.
— ¡Nop! Conduzco una Koleos — sentí que se estaba poniendo incómoda y no entendí los motivos, pero me olvidé de ello cuando escuché el nombre del auto, ¡Es el de mis sueños!
— ¡NO! — solté más fuerte de lo que esperaba, mis mejillas enrojeciéndose, ¿Cuánto más iba a humillarme hoy? Pensándolo bien, no hay nada peor que lo de la ducha. — Perdón —la escuché reír. — Es que es mi favorita.
— Qué bueno que tengo una.
— ¡Lo es! — miré por la ventana, estábamos cerca de mi casa y ya oscurecía. Comencé a quitarme el cinturón y a despedirme de Freen, quien para ser alguien que parecía cómoda momentos atrás, ahora sostenía el volante con bastante fuerza. Detuvo el auto dos cuadras antes de llegar a mi casa. — Gracias, y no te preocupes, saldré de tu vida. Lo prometo.
— Podemos, ya sabes, hablar en la escuela. Y, aquí también, un poco — no me estaba mirando y sentí cierta tensión en el ambiente.
— Claro, te lo debo... Me ayudaste con... La descarga sexual, ¡Joder! Sonaba mejor en mi cabeza. Perdón — no me dijo nada, solo miraba el retrovisor. — Freen, ¿Estás bien? — tuve que preguntar, no sabía qué otra cosa hacer.
— Sí, genial — me miró con una sonrisa, la cual le devolví. — Va a oscurecer pronto — ya no me miraba otra vez. Seguro me propasé, jodidas nulas técnicas sociales.
— Debería de irme, se pone muy turbio cuando oscurece. Las lámparas de esta calle no sirven — le sonreí y, por segunda vez durante el día, traté de escapar.
— Entonces... — comenzó a decir. — Mi camioneta estará lista en dos días, el sábado por la mañana, ¿Te gustaría que te lleve ese día?
— No quisiera molestar — esto realmente es raro. Siento que me está invitando a salir, pero no es eso, ¿No?
— Me estoy ofreciendo, Becky.
— Ok, vale. Sería lindo — y, entonces, lancé mi jugada. — Es una cita — esperaba que dijera algo así como, sí, de amigas, pero lo que hizo fue inesperado.
— ¡Por fin! — soltó su cinturón, acercándose para besarme con fuerza. No hice nada, porque soy idiota. Después de un rato, se detuvo para mirarme. — Becky, me gustas, así que... ¿Podrías besarme? Porque sé que también te gusto — pausó, riéndose después. — Estás dura — miré hacia abajo, y sí, el comandante se había despertado.
— ¿Per... dón? — no sabía qué hacer.
— ¿Por qué? — sonrió, colocando dos dedos bajo mi barbilla para que la mirara.
— No sé, al parecer tengo la necesidad de disculparme por todo hoy — volvió a sonreírme y yo también.
— Eres demasiado linda. Y, para que lo sepas, estoy soltera, soy bisexual y me gustas mucho.
— Pensé que salías con Seng — debería de callarme.
— Nop. Tuvimos una buena primera cita, luego escuché que la Comandante estaba soltera y pensé que tendría una oportunidad — me acarició la mejilla, inclinándose lentamente para besarme. Cerré el espacio entre ambas, besándola con todo lo que tenía. Sabe bien, dulce y cálida. Estoy besando a FREEN SAROCHA, ¡Por fin! Y le gusto, y estoy muy caliente otra vez. No puedo controlarlo, ni a mí ni a mi líbido, he soñado con este momento por un año.
Detuve el beso, relamiendo mis labios para saborearla. Agradecí a mi impulsividad. — Entonces... — comenzó a hablar, sus pupilas estaban tan dilatadas, que sus ojos eran casi negros. — ¿Puedo verlo? — Dios, ten piedad de mí.
— ¿Segura? — le pregunté, estoy en el medio de la calle, a punto de sacar mi miembro de mis jeans.
— Sí, quedé muy caliente desde que te vi en la ducha — asentí. No puedo hacerla sufrir. Esto es algo que nunca haría, pero... Vida solo hay una, es lo que Irin siempre dice.
— Es el auto de tu padre — le recordé, desabrochando mis jeans. Realmente me importa una mierda, pero soy buena, tenía que decirlo.
— Esperemos que no te corras tanto como hace un rato — sonreí, mis trusas ahora mostraban una dura y grande erección.
— No prometo nada — miré hacia los lados, sacándolo de mi ropa interior. Ella respingó y, por unos momentos, solo lo miró. Nunca presumo sobre mi anatomía, pero tengo buenos atributos, es más largo y grueso que algunos. Al menos, Friend solía decir que era lindo, como de película porno.
— ¡Mierda! Es grande — y fue toda la confirmación que necesitaba.
— ¿Perdón? ¿Todo bien? — ya pasaron varios minutos donde solo lo miraba, comienzo a pensar que no hará nada, así que, empecé a guardarlo por si debía correr por mi vida.
— No, espera, ¿Qué haces? — puso una mano sobre la mía, sin mirarlo.
— ¿Nada? — esto de vida solo hay una, no es fácil.
— Es que... No había visto uno así... Y pensé que ya había visto uno grande antes... — no pude evitarlo y la besé, es adorable cuando se sonroja.
— No tienes que hacer nada, estoy bien — se notó mi mentira cuando mi miembro se sacudió. Jodido bastardo. El comandante de los hormonales, eso era. — ¡Perdón!
— ¿Puedo tocarlo?
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NOTA:
¡Hola! Primero que nada, agradezco que le den una oportunidad a esta historia. Usualmente, mis adaptaciones son de historias en inglés, por lo que primero hago la traducción y eso a veces toma tiempo (dependiendo de mis horarios y ánimos), pero me esforzaré por traerles mínimo un capítulo diario.
Segundo, si han llegado hasta aquí, me gustaría hacerles una pregunta. Si ya han leído otras de mis adaptaciones, se habrán dado cuenta de que no soy muy fánatica del drama intenso (ya sufro demasiado con la vida), ¿Eso les parece bien? ¿O les gustaría algo con más drama, pero un final feliz para la próxima?
Tercero (y último, lo prometo), tengo un placer culposo (o no tanto) por las historias G!P, pero también adapto otras que no lo son. Cuando se trata de esto, ¿Qué prefieren? ¿G!P Becky o G!P Freen?
Espero poder leerles para tomarlo en cuenta, saludos y ojalá que hasta el momento estén disfrutando.