DUSKWOOD: What if..? (Jake X...

By Helv00

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Una vez me preguntaron si había tenido un momento que nunca olvidaré, entonces no pude contestar, mi vida no... More

Volvió la escritora fumada ♥
~ DEDICATORIA ~
P R Ó L O G O
01 | MONSTRUOS
???: Archivos secretos #1
02 | CASO CERRADO
03 | LIBERTAD
04 | SECRETOS
05 | ENGAÑOS
???: Archivos secretos #2
06 | ADRENALINA
07 | CAÍMOS
08 | BALAS
NEWS 🖤
09 | PECADORES

???: Archivos secretos #3

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By Helv00

Desperté por el sonido de mi teléfono, emití un quejido de dolor mientras me enderezaba y froté mi rostro. Tomo un momento para estirarme, suspiro mirando el escritorio abarrotado de enciclopedias médicas y un caos de apuntes; sonrío un poco a pesar del cansancio, algunas páginas están marcadas en rosa o adornadas con pequeños corazones y estrellas, Alice me ayuda mucho a la hora de estudiar, pero hoy estaba ocupada.

La pantalla del móvil vuelve a iluminarse con una notificación, pero sólo me fijo en la imagen del fondo de bloqueo, un vacío arrasador se abre en mi pecho, ella nunca volverá a mirarme de esa manera, con el orgullo brillando en sus ojos como estrellas. Tampoco volveré a escucharla en la cocina tarareando esas melodías viejas acompañada por el rubio… Lo bloqueo y lo guardo en mi bolsillo luego de silenciarlo.

Luego me ocuparé de ver qué quiere el rubio mimado, sé que él es el único que me escribiría casi media noche. Camino por los solitarios pasillos de la biblioteca hacia la cafetería con las manos en los bolsillos de mi sudadera, no está tan lejos.

“¿Has tenido un momento de tu vida que nunca olvidarás?” Esa pregunta también tocó algo en mi interior, un dolor que debería olvidar luego de tanto tiempo. Pero ese fué mi momento. Debí tomar la llamada. Debí ver los mensajes. Pero en lugar de eso…

La  chica linda deja mi café sobre el mostrador y se inclina hacia adelante con una pequeña sonrisa. Se la devuelvo por mera cortesía, busco mi billetera con cierta torpeza, para encontrar las denominaciones más pequeñas…

—Vaya ¿A quién robaste? —Pregunta ella divertida.

“A un desarrollador de armas experimentales” Río un poco avergonzado y le extiendo dos dólares, los toma rozando mis dedos suavemente. Quizás no debería cargar tanto efectivo encima, podría ser sospechoso, pero es bueno tener algo de dinero, sólo para variar.

—Debes invitar a todas a lugares lindos.

—Te llevaría al mejor lugar de todo Colville. Sí tú… —Me recuesto del mostrador y tomo un sorbo del café. Mierda, está caliente, muy caliente. Me aclaro la garganta con los ojos lagrimeando antes de volver a hablar— Si quisieras acompañarme, claro ¿Eso te gustaría?

—Estaría encantada, Jake.

No me lo creo ¿Enserio funcionó? ¿Acabo de conseguir una cita? ¡Ja, lo hice! La miro con una radiante sonrisa. Estoy a punto de agregar algo más cuando mi teléfono vibra anunciando otra notificación. Suelto una maldición mientras lo tomo ¿Qué será tan importante?

Disculpame un segundo, vuelvo en seguida —Le digo mientras me alejo con la vista en la pantalla. Sí era quién yo creía.

“Jake, SOS”

Mi pulso se acelera en el instante en que veo aquellas letras. Puedo contar con los dedos de una mano cuántas veces me ha llamado por mi nombre en los últimos años. Siempre es “Maria”.

Presiono el botón de llamar y abandono la cafetería a grandes zancadas escuchando el pitido del teléfono ¿Porqué no responde? Me olvido de la chica y de mis cosas. Despeino mi cabello inconscientemente… Por un breve momento de debilidad recuerdo como se sentían sus manos cuando ella lo hacía. Pero rápidamente me concentro y subo a mi motocicleta.

El rugido del motor y el soplo del viento llenan mis oídos, aprieto las manos sobre el manubrio hasta que me duelen los nudillos y sigo acelerando. A pesar de todo el caos, una sonrisa amenaza mis labios, luego de aquella noche aprendí a amar la adrenalina, sé que podría ser el motivo de mi caída, pero… Joder, que bien se siente.

Muchas veces mis perseguidores han logrado pisarme los talones, pero siempre logro salirme con la mía y ahora que Kaylee depende de mí, no será la excepción. Se lo debo. La arrastré a esta mierda, no es la primera vez que alguien trata de acercarse a mí y termina hundido.

Intento apartar los recuerdos; mi Key se aferra a mi torso, su agarre es un ancla a la realidad, pero la sangre se traspasa desde sus brazos hacia la tela de mi sudadera, siento el líquido pegajoso y caliente contra mi piel. También la sentí en mis propias manos hace cuatro años…

Freno con fuerza en frente de su edificio, las llantas queman el asfalto y dejan marcas negras. Bajo de un salto, miro sobre mi hombro antes de cruzar la entrada, por suerte la calle está vacía. Intento llamar de nuevo, presiono el botón del ascensor, este se ilumina en rojo, espero ansioso… Los segundos pasan, el pitido me exaspera más. Estoy harto.

Tomo las escaleras, subo los escalones de dos en dos; mi respiración se hace audible; mientras más me acerco al octavo piso, más parece alargarse el camino.

Al fin llego. Tengo un muy mal presentimiento. Cruzo el pasillo hasta la puerta de su apartamento, amago abrirla, pero ya está hecho. Una pequeña abertura me hace adivinar que no hay ninguna luz en el interior. Con cuidado empujo para pasar y cierro detrás de mí. Hay un bolso de chica en el sofá, resalta en la oscuridad por su color rosado tan llamativo.

El ambiente es pesado y silencioso, al parecer sólo me acompaña la luz de la luna. Avanzo tratando de que mis pasos no hagan ruido sobre el piso de madera pulida y esquivo las cajas que están esparcidas por el suelo, o apiladas junto a las paredes blancas, junto a una de ellas está un bolso deportivo que contiene su parte del efectivo.

Alcanzo a ver sus zapatos caros detrás de la isla. La rodeo, finalmente encuentro a mi amigo y el aire queda atrapado en mi pecho. Está inconsciente. Debo sostenerme de la encimera. Su rostro se contrae en una mueca de dolor y su pecho se agita con dificultad por el cuchillo que lo atraviesa, sólo alcanzo a ver el mango, los sonidos agónicos que salen de su boca al intentar respirar me ponen la piel de gallina.

Hilos de sangre se deslizan desde su torso hasta el suelo, formando un charco a su costado que se extiende y crece a cada segundo. Tardo un momento en salir del shock. Tomo aire y voy a su lado. Lo llamo por su nombre una y otra vez, mientras rasgo su camisa con las manos temblorosas para inspeccionar la herida.

—¡Despierta, maldito idiota!

Tiene una pequeña reacción, luego entreabre los ojos, es suficiente para darme cierto alivio. Me quito la sudadera, la pongo alrededor del mango del cuchillo para sostenerlo y hacer presión en la herida, ralentizando la hemorragia.

—Alice… —Murmura con la voz rota, gruñe por el dolor.

—No, soy yo.

La sangre traspasa la tela y llega hasta mis manos, siento la humedad contra mi piel. No está funcionando. Presiono un poco más y él aprieta los dientes. No estoy seguro de sí se rompió alguna arteria o no. Dos años estudiando y no recuerdo nada.

—¿Quién te hizo esto? —Susurro, la cólera me sobrepasa, veo rojo— Lo mataremos. Juro que lo mataremos.

—No importa —Jadea débil, trata de levantarse— Mierda… Sácalo.

Lo empujo suavemente para que se recueste de nuevo, es mejor que no lo vea. Exhala y sus ojos vuelven a cerrarse. El miedo se cierne alrededor de mi garganta y me impide respirar por un momento.

—Ey, ey. Mírame —Odeno con firmeza. Le doy unos golpecitos en la mejilla tratando de que reaccione— Vas a estar bien, vas a estar bien. Me aseguraré de ello.

—Debes irte, Jake —Murmura aún sin abrir los ojos, su respiración se hace más lenta.

—¡No digas idioteces!

Escucho pasos afuera y el murmullo de algunas voces. Frunzo el ceño y me enderezo un momento, sin soltarlo, solo trato de descifrar lo que dicen.

—Jake, vete —Finalmente me mira angustiado, su rostro pierde color— No entiendes ¡Corre, maldita sea!

—No voy a dejarte aquí, hermano… Ya no. No puedo perder a nadie más ¡No tú, imbécil! —Aprieto los puños por la impotencia, mi vista se nubla por un momento mientras niego con la cabeza.

No, no y no, simplemente no. Él me observa un poco desconcertado y suspira, hace un esfuerzo por poner su mano sobre mi hombro y da un suave apretón, sonríe de lado antes de soltar otro quejido. Unos fuertes golpes hacen temblar la puerta, vuelvo a mirar hacia allá.

—¡FBI! Tienen cinco minutos para entregarse de manera pacífica o vamos a entrar.

Mi mente trabaja a toda velocidad en hallar una solución, pero ya no creo que podamos salir de esto tan fácil cómo cuando empezamos esta locura.

—Anda, vete de una puta vez o te sacaré de una patada —Insiste débilmente, tose, lo ayudo a sostenerse y escupe la sangre a un lado, toma aire con dificultad.

—No… Voy a ayudarte.

—Jake —Débilmente señala hacia la encimera. El tenue brillo de una pantalla llama mi atención.

Me estiro para tomar su teléfono, no he dejado de ejercer presión sobre la herida. Su impecable carcasa blanca se tiñe de rojo bajo mis dedos, estaba abierta la pestaña de un chat, no agendó al destinatario, sólo hay un mensaje, es de hace unos quince minutos. Tres palabras. “Nym-0s ya viene”

—Lo lamento.

La luz del helicóptero lastima mis ojos por un momento, cruzo con violencia, usando las sombras del bosque para escondernos. A veces me siento como una rata, siempre corriendo en la oscuridad. La aguja del kilometraje tiembla sobre el rojo, al límite, poco a poco las sirenas se vuelven más lejanas, los dejamos atrás.

Una leve sonrisa de triunfo aparece en mi rostro, pero aún así no bajo la velocidad hasta llegar. Me estaciono, Kay sigue temblando aferrada a mi ropa, siento la humedad de las lágrimas en sus mejillas sobre mi espalda.

—Kaylee  —La llamo suavemente— Ve. Esperaré a que entres.

Lentamente se separa de mí y alza la mirada, no me atrevo a voltear, de reojo alcanzo a ver sus pies ensangrentados y heridos por todo lo que tuvo que correr descalza, la culpa y el miedo estrangulan mi garganta, suelto el aire por la nariz lentamente y aprieto los puños. Es la única opción.

—¿Jake, qué..? —Murmura.

La conozco tan bien que aún sin verla puedo imaginar sus bonitos ojos llenos de confusión mientras observa la fachada de la casa de Jessica. Como cuando descubrimos la participación de Hannah en el accidente. Acostumbraba observarla a través de la cámara de su móvil, sólo al principio, para asegurarme de que no era un riesgo y luego… Bueno, es muy bonita.

Me ayudaba a relajarme sólo verla analizando las pistas o haciendo muecas tiernas mientras reaccionaba a sus libros. Es demasiado para mí. No podría seguir mi ritmo, ni mi estilo de vida, no se lo merece.

—¿Necesitas ayuda? Puedo llevarte, no quiero que te lastimes más —Finalmente volteo hacia ella. Bajo de la moto y trato de acercarme, pero ella se inclina hacia atrás, alejándose de mí.

Escucho pasos, volteo de inmediato y llevo la mano a mi cintura por instinto, pero no llego a tocar el mango del arma, reconozco a Rogers acercándose con torpeza ¿Qué mierda hace aquí?

—¿Kay, estás bien? ¿Qué te pasó?

Dice con preocupación, un acto que no me creo en lo absoluto. Además arrastra las letras al hablar. Está ebrio hasta la médula, ni siquiera entiendo cómo logra mantenerse en pie. Pero ella sigue con la mirada sobre mí, esa pregunta devolvió los horribles recuerdos a su mente.

La vulnerabilidad y la desilusión me asfixian, sus mejillas tienen un adorable tono rosado. Si no lo hubiese visto, jamás creería que sus manos, las mismas que acariciaron mi piel con delicadeza, fueron las responsables de apretar el gatillo. Vuelvo a escuchar el disparo, como un eco lejano en mente, trago en seco.

—Vas a dejarme sola —Susurra con la voz rota—Ellos vendrán por mí. Van a venir por mí. Vendrán por mí y ¡Luego de todo lo que hice por tí vas a abandonarme, maldito traidor!

—Kaylee, por favor. No te vieron, no saben de tí —Acerco mi mano a su mejilla lentamente, dándole tiempo de apartarse, pero no lo hace. Así que la acaricio con cariño, intento calmarla— Aún tienes una vida. Y sí llegaran a dar contigo, no van a arrestarte de inmediato. Harán preguntas, les dirás todo lo que quieran saber de mí…

—Jake, no.

—Les dirás todo lo que quieran saber y estarás a salvo —Insisto, tomo su mano y la aprieto suavemente— Igual que yo, iré a dónde no puedan encontrarme.

—¿Y eso es todo para nosotros? —Un sollozo deja sus labios, en ningún momento desvía sus ojos de mí.

—Eso es todo para nosotros —Respondo con un hilo de voz— Tú perteneces aquí con tus amigos, o en tu ciudad y yo…

—Perteneces aquí, conmigo —Pone su mano sobre la mía, que sigue en su rostro, su tacto me debilita, siento que podría ahogarme en esas pequeñas gotas que bajan por sus mejillas— Lo dijiste, Jake ¿Mentiste? 

Sus palabras se clavan en mi pecho, tomo aire para tratar de tranquilizarme, no tengo idea de cómo responder a eso. Repaso la situación en mi mente de nuevo, trato de considerar cada detalle para encontrar al menos una chispa de esperanza. Pero no la hay, debo mantenerme firme en mi decisión. 

—Eso fué… Sólo un sentimiento —Digo en voz baja— No un hecho. No tengo ningún lugar, voy corriendo de un sitio a otro.

La tomo de la cintura para ayudarla a bajar, huyo de su mirada. Me hace sentir un parásito, es tan evidente todo el daño que le estoy haciendo. Desearía quedarme y sostener su mano para siempre, pero es imposible.

—Por favor, Jake —Aferra sus manos a mi brazo.

—No hagas esto más difícil. Te lo pido.

Su agarre se afloja poco a poco, siento que se lleva mi alma. Ella niega con la cabeza, baja la mirada y cuando vuelve a mirarme, sus ojos llenos de odio y dolor me rompen, odio crudo en su máxima expresión.

—Mentí, engañé e hice lo que pediste, cada cosa inmoral y turbia. Nunca te negué nada, sabía lo importante que era y… —Limpia sus lágrimas antes de seguir, pero es inútil, siguen brotando, da un paso atrás— Y ahora que yo te necesito, te alejas ¡Nunca debí enamorarme de tí!

Mi corazón se detiene un momento ante su confesión, sabía que había algo, pero no que podía llegar a ser tan profundo. De nuevo, sus palabras abren una grieta. El amor no es para personas como yo, sin importar que tan intenso pueda llegar a ser el sentimiento.

—¿Y qué te sorprende? —Respondo con frialdad. Ignoro el dolor y sigo hablando con naturalidad, aunque siento que el aire no llega a mis pulmones— Desde el principio te dije que esto era un riesgo. Traté de mantener la distancia pero fuiste tú la que insistió, no trates de culparme ¡No pedí nada esto, Kaylee! Yo sólo quería encontrar a mi hermana.

Apenas las palabras dejan mi boca me doy cuenta de que la he cagado. Ella tiene razón, yo dejé avanzar esto, por una estúpida chispa de esperanza que ahora está muriendo. Me arrepiento mil veces, si nunca hubiera aparecido en su vida ella no estaría llorando en este momento… Pero soy lo suficientemente egoísta para alegrarme por los momentos que compartimos.

Puedo conformarme con el recuerdo, puedo soñar con ella todas las noches y cuidarla desde mi lugar, entre las sombras, pero no sé cómo vivir luego de haberla lastimado. Si debe olvidarse de mí para estar bien… Que así sea. Ya no hay vuelta atrás, no tengo manera de enmendarlo.

“Lo siento tanto, mi Key”

Subo a mi motocicleta y acelero, mis ojos me traicionan mirando su reflejo a través del retrovisor una última vez, las lágrimas vuelven a desbordarse, Rogers la acoge, se hunde en sus brazos buscando consuelo.

Teso la mandíbula, aumento la velocidad aún más, como si llegar al final de la carretera me acercara a la paz, pero sé muy bien que la única manera de encontrarla es dándome la vuelta. Estoy jadeando, el sudor gotea por mi frente, podría forzar el motor aún más... Pero no huir de esto.

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