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⟡⠀⠀ꔫ⠀⠀⠀EVERMORE
⠀ ⠀ׅ𝑺econd 𝗔ct — 𝐂𝐑𝐄𝐏𝐔́𝐒𝐂𝐔𝐋𝐎. ❲ 📜 ❳ , SNOW ON THE BEACH
𖥻CAPITULO SIETE ✦ !
ㅤׅㅤㅤ✩ㅤㅤ˚ㅤ visión.
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⠀ —¿Cuantos días más planeas seguir faltando? —cuestiono Jasper caminando con pasos graciles hasta llegar a lado de Edward, en lo profundo del espeso bosque donde el cobrizo sabía nadie más irrumpiria.
—No puedo simplemente aparecer ahí, cuando esta cerca, siento que todas mis defensas desaparecen. —musitó Edward. Desordeno con desesperación las hebras de su cabello cobrizo, notablemente desesperado. Jasper lo observó con rostro serio. —Te das cuenta que el peligro en el que los estoy poniendo a todos, Darlene encontró a su tua cantante, si yo llegara a descontrolarme ella no dudaría en seguir mi ejemplo, no sabes el caos de pensamientos que es su mente.
El rubio medito con tranquilidad sus palabras, lo azotó con claridad la angustia proveniente de su hermano y le sorprendió que en esos momentos tan críticos el siguiera pensando en toda la familia, siguiera preocupándose por Darlene.
—Tenemos que mantenernos alejados, su mirada curiosa nos ha estado persiguiendo pese a que no estés con nosotros.
—No puedo seguir cerca Jasper, yo...—recorto sus palabras antes de terminar. —tengo miedo.
—Puedo sentirlo.
—¿Cómo te sentiste cuando llego Darlene? —cuestiono, pese a que en cada momento se había encontrado entrometiendose en la mente del rubio.
Jasper suspiro en un gesto involuntario. Le dedico una media sonrisa al cobrizo, mostrando aquellos adorables oyuelos que a Darlene tanto le fascinaban, por que, una vez empezará a hablar sobre ella, le era casi imposible detenerle.
—Antes de que abriera los ojos, después de verla toda una noche retorcerse de dolor por la transformación, solo pensé en lo mucho que deseaba poder quitar todo aquello que la lastimaba, Alice ya me había dicho que se trataba de ella, pero yo no sabía como confirmarlo. A todos les mostraba una sonrisa tranquila, pero entonces yo sabía exactamente lo que sentía, lo compartía y si ella me lo permitía, intentaba calmarla, yo sería capaz de tomar todo su dolor con la grata recompensa de verla sonreír.
Edward compartió su sonrisa, no importaba como sucedieran las cosas o cualquier situación, ellos estaban destinados a estar juntos. No menciono nada sobre la visión de Alice, pero si en sus manos estaba evitar aquella desgracia, lo haría, después de todo, estar cerca de Isabella Swan no era algo que especialmente le emocionara.
—Cuídala, es el rayo de luz que todos necesitábamos, con ella cerca, todos nos sentimos un poco más completos.
⠀ ⠀— ¿Así qué... cara de sufrimiento?— cuestionó Darlene con fingida sorpresa, días atrás Jessica Stanley había descrito a Jasper como un chico con rostro de sufrimiento, nadie pudo dejar pasar el tema, pero al rubio no parecía importarle. — ¿Cómo puede ser eso posible Sr. Hale? ¿Acaso no encuentra mi compañía agradable para que lleve tal mueca de desagradó?
— Es enteramente la causa de mi sufrimiento, mantener mis labios lejos de usted es un delirio, señorita Cullen— sonrió cómplice de su pequeña broma.
Darlene sonrió complacida ante su respuesta, Jasper le guiñaba un ojo en su dirección acompañado de aquella sonrisa abrazadora que podría derretir hasta el último hueso de su cuerpo. Sus mejillas se tentaron de aquel adorable sonrojo que el rubio amaba ver, solo por su causa.
— Me es tan difícil verlos así de pegados — irrumpió su burbuja Emmett, quién tomó asiento junto a su despampanante rubia, frente a la pareja. Sería impropio de el dejar pasar la oportunidad de molestar a la mocosa y a su hermano que antes solía ser más duro que un tímpano de hielo —literalmente hablando — Cuando menos lo espero sus bocas están juntas y Alice... — rodó los ojos fastidiado mirando a la pixie — Alice siempre los mira que temo en cualquier momento voltear y ver que esta pegada a ustedes.
— ¡Cierra la boca, Emmett! — chilló la pixie, notablemente avergonzada, honestamente ella había esperado tanto tiempo como Jasper por la menor, que inevitablemente tenía un ojo puesto en ellos.
Edward asintió, con una sonrisa divertida bailando en sus delgados belfos, dispuestos a seguir la travesura de Emmett.
— ¿Por qué no hablamos mejor del notable interés de una de las Swan por Edward? — picó Darlene, con toda la intención de molestar y desviar la atención de ellos.
El cobrizo se enderezó sobre su lugar, carraspeo la garganta con notable nerviosismo. La culpa golpeó sobre sus hombros de inmediato, si bien al parecer Isabella; una de las chicas nuevas parecía tener un claro interés por el tan solo un pequeño tiempo compartido, a él lo que le aterraba era el hecho de no poder leer su mente, no era como Anne estaba seguro, lo alertaba la sed que la castaña le causaba, y el catástrofe que podía desencadenar, tal vez el no tendría el autocontrol que la más pequeña de sus hermanas si.
— No importa que tan interesada esté, a mi no me interesa.
— Dejemos el tema — sugirió Rosalie hablando por primera vez — ya tenemos suficiente con la bruja para añadir al par de mellizas a un problema más.
— Hablando de eso — la de mechas se levantó de su asiento, llamando la atención de sus hermanos, ya habían hablado sobre eso durante el fin de semana, ese era el monento indicado para hablar con la rubia de mejillas rellenitas y sanjar de una vez por todas aquel asunto — Debo ir con ella.
Jasper dejó una delicada caricia sobre el dorso de su mano, antes de acercarla hasta sus labios y besar su fría piel, adoraba lo caballeroso que era el rubio, con su imborrable sonrisita y mucho más confiada, camino a pasos directos hasta la mesa donde Anne estaba, totalmente sola.
Al parecer, la rubia la había sentido llegar tras su espalda, dio un pequeño asentimiento silencioso dando a entender que Darlene podía tomar asiento con ella.
En palabras bajitas agradeció, apretó sus manos sobre su regazo dispuesta a no alargar mucho aquello, sería rápida.
—¿Te preguntaras por que te conté lo que soy, no? — preguntó Anne robandole las palabras de la boca, su voz sonaba apagada, impropia de la dulce voz cantarina que había escuchado antes.
— No exactamente, pero si.
La rubia suspiro, jugueteando con la comida en su charola, recargo las mejillas sobre la palma de su mano, hasta conectar sus ojos marrones a los azules de la chica frente a ella.
— Siempre supe lo que los Cullen eran, desde antes que llegaras — soltó, logrando que Darlene asintiera, escucho atentamente lo que tenía para decirle sin perder un solo detalle — Pero cuando tu llegaste fue diferente, no eres como ellos, o realmente no lo sé, solo pensé que... — suspiró, frotándose el rostro frustrada — okay, como te darás cuenta todo el tiempo estoy sola, me intrigaste muchísimo y creí que al estar con los Cullen deberías ser, algo... — murmuró apenada — hice la nota pensando que sería divertido pero te asuste, paso lo mismo el viernes, pero ¡Juro que no es para nada malo! Solo estaba buscando que fuéramos amigas. Pensé que podríamos tener algo que nos uniera, no tengo amigos, la gente me pinta de rara y difícilmente puedo incluirme, no sé como hacerlo, yo solo quería quería tu y yo lo fuéramos.
Termino totalmente abatida, desvío la mirada de los penetrantes ojos azules que la miraban, se encontraba avergonzada, soltó todo con claridad, a su al rededor no había barrera alguna que las regocijara de privacidad, ella así lo había querido para dejar en claro ante los demás vampiros que no era una amenaza, por supuesto, estaba un poco arrepentida por lo penoso de la situación, sus mejillas rellenitas estaban tan sonrojadas que a Darlene le provoco ternura. Su arrebatadora honestidad casi la deja sin palabras, pero le creía, la sinceridad de sus palabras le recordó a la Darlene humana que se negaba a soltar. Ella en Nueva Zelanda, pasaba por lo mismo que Anne, su causa era diferente, pero los prejuicios de la gente eran los mismos, siempre existía el miedo a lo desconocido, por supuesto, pero si no te dabas la oportunidad de conocerlos ¿Cómo acabarian las ideas erróneas que tenías?
— ¡Mucho gusto, soy Darlene Cullen y tengo dieciséis años! — se presentó, estiro su mano en dirección a Anne, fue correspondida de inmediato y con efusividad. — empecemos de nuevo.
— ¡Soy Anne Green y tengo diecisiete!— se presentó la ahora mayor, sin dejar de sonreír contagiando a Darlene —¡seamos amigas!
— Seamos amigas, Anne.
— Tengo una duda — hizo saber, llevándose el dedo índice a la barbilla mientras dibagava —¿Por cuanto tiempo has tenido dieciséis años?
— Por dieciséis años, aunque casi cumplo diecisiete.
—¿Eres recién convertida?
— ¡Tenemos clase de deportes!
Llego Alice Cullen a su lado, con la gracia propia de ella que la caracterizaba, la había lucir adorable y preciosa el encanto que poseía.
— Salvada por la Hada.
Murmuró la rubia, sin despegar la mirada de las hermanas que ya se habían tomado de la mano. La castaña al parecer era la única entre sus hermanos de acuerdo con la idea de Darlene y Anne siendo amigas, creía que para la menor, relacionarse con alguien más en su entorno, sin peligro como Anne —pues su sangre no los llamaba— sería estupendo.
— Un gusto, soy Alice Cullen ¡Bienvenida a la familia!
Las dos más chicas se miraron con fundidas, el brillo en los ojos de la pixie era deslumbrante, principalmente Darlene no entendía las palabras de Alice pero no les tomo mayor importancia cuando Jasper se planto a su lado, la compañía del rubio la hacia olvidar todo a su al rededor, sentía que estaba experimentado los días más felices de su vida, por supuesto, exceptuando la no muy agradable charla que Carlisle les había dado. El patriarca aún conservaba sus principios, se daba golpes de pecho y había condicionado totalmente su noviazgo; nada de Jasper colándose al cuarto de Darlene, nada de estar en el living juntos después de las nueve, sus salidas tenían horarios de llegada y por supuesto, nada de besos frente a Carlisle. Para el mayor de los Cullen, Darlene era su niña pequeña, la adoraba enteramente y no de esforzaba en ocultarlo, así que Jasper estaba totalmente condicionado, ya no harían cazas solo ellos dos sin compañía de alguien de la familia, y al llegar sus veinte, si Darlene lo queria, tenían que contraer matrimonio. Claro, todos en la casa Cullen estaban de lo más divertidos con el comportamiento de Carlisle, pero el se lo tomaba bastante enserió, era algo que llenaba a la menor de calidez, así que sin rechistar aceptaba, pero no significaba que estuviera tan feliz, extrañaba sus platicas nocturnas con Jasper, y no poder estar todo el tiempo juntos, por eso aprovechaba el mínimo segundo libre para estar junto a el.
— Tenemos deporte, jugaremos voleibol ¿Vienes con nosotros Anne?
— ¡Claro!
Corrió emocionada la rubia al lado de las hermanas y el rubio, quien no parecía repelerla como lo hacía con el resto de las personas.
— ¿Alice, crees que por fin podré jugar? — preguntó Darlene que iba abrazada a la cintura del rubio, atrajo la atención de la pixie que momentos antes estaba sobre la rubia alta.
— Controlas mejor tu fuerza, yo creo que si.
— Solo ten cuidado ¿si? — pidió Jasper, antes de tomarla con delicadeza el mentón y unir sus labios — Si te gana la emoción y no lo controlas, solo sal de ahí.
La chiquilla miro a Jasper con ojos soñadores marcharse, estaba encantada con el rubio, abrazo con fuerza los libros que llevaba en las manos, sin ser consciente ya de la presencia de su hermana y su nueva amiga siguiendo sus pasos con diversión.
Las tres tenían la clase compartida, Darlene solía pasarla sentada al no poder controlar bien su fuerza, temía evidenciarse en todos los aspectos, claro que había practicado y se sentía lista, le emocionaba jugar junto a sus compañeras, Isabella y su hermana Anabelle también compartirían la clase con ellas. Antes, Darlene había visto el comportamiento de Isabella y Edward durante la clase de biología, todos sentían el aroma de Isabella totalmente diferente, con algo especial, pero Edward era el más alterado con ello y le preocupaba.
— Vamos a cambiarnos.
Murmuró Alice tomando la mano de ambas chicas para arrastrarlas con ella hasta los vestidores, honestamente las tres se divertían en su compañía, parecía que Anne no solo había ganado una amiga, mientras se cambiaban, no hicieran falta pequeñas bromas y chistes, de esos tan malos que Darlene solo le contaba a Alice, a pesar de ser tan malos, lograban que las chicas se partieran de risa, entre sus pláticas y sonrisas llegaron al gimnasio, los rumores tras ellas no se hicieron esperar, los adolescentes chismosos se preguntaban como alguien como Anne — retraída y anticuada — según sus palabras, podía encajar tan bien con las hermanas Cullen, simplemente ahí, sonriendo junto a ellas parecía ser parte de su rompecabezas, genuinamente bien en su compañía.
Jugaron tanto como pudieron y por sobre todo lucían divertidas, eran graciles y veloces en el deporte, por supuesto que lo disfrutaron, Darlene no pudo evitar reír de más al ver a Isabella huir de sus remates, hizo unos cuantos en su dirección solo por ver la cara de susto que hacía la chica al ver el balón ir en su dirección, la hermana de Isabella no parecía tan despistada, se planto frente a Darlene al notar sus intenciones, Anabelle le lanzó una mirada desafiante y el juego se volvió entretenido.
No sudaron ni se mostraron agitadas como Anne, claro, había que fingir y lo hicieron, sus respiraciones se mostraron alteradas y jadearon un poquito, nunca imagino que su nueva vida fuera así de buena.
—¿Qué harás hoy, Anne? — pregunto Alice pasando una botella de agua a su hermana, pero sin despegar la mirada de la rubia — Podríamos salir las tres, hacer cosas divertidas.
— Hm... bueno realmente nada especial.
— ¡Genial! — festejo Alice en pequeños brinquitos emocionada, tomó entre sus frías manos los delgadas y ligeramente más grandes de Anne apretandolas despacito — Podríamos ir a port angeles a comprar y...
Muy tarde cayó en cuenta de sus palabras, con precaución miró en dirección a Darlene, había dejado de beber agua, rehuia su mirada de la pixie, era incómodo pero sabía que no podía evitar el lugar siempre, aún sentía que era demasiado pronto y el recuerdo de su última noche con vida y disfrutando de verdad la compañía de sus padres la golpeó con fuerza.
— No pasa nada, pueden ir ustedes, yo tengo que ir con Carlisle a la clinica, ya sabes Alice.
Por supuesto que Alice sabía, estaba arrepentida, la presencia de Anne la cegaba un poco, de pronto se quedó quietecita en su lugar alertando a su hermana, parecía perdida y Darlene sabía lo que significa, se planto a su lado obstruyendo la vista de los curiosos, los ojos de Alice se cristalizsron pero a diferencia de Darlene no lloraba.
Con desconsuelo volvió a mirar a su hermana menor, lo que veía no era algo especialmente agradable, no sabía cómo evitar que todo eso pasara, aún había algo o más bien alguien que se presentaba como una figura borrosa en sus visiones, no entendía del todo aquello, pero temió profundamente por Darlene quién no terminaba de sanar, la relación que tenia con el rubio no se mostraba estable a futuro y ella entendía que una vez los vampiros se enamoraban, era para siempre, estaban congelados en el tiempo, por lo tanto sus sentimientos también, entonces ¿porqué de aquello que vio? Jasper de verdad... si aún existía un dios, rogó por su hermana y por Edward que podía no solo destruirse a sí mismo, si no también a quienes se mostrarán en su camino.
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━━━━━━━━━━━━━━━━author's note
me tarde un poquito más de lo usual para actualizar pero hoy me tome el tiempo de hacerlo, espero que les guste, finalmente entramos a la trama de crepúsculo.
En fin, darlene confía totalmente en Edward, quiero dejarlo claro pq de verdad ella lo aprecia y escucha demasiado, lo mismo va con Jasper.
Ya esta escrito el capitulo de la aparición de Paul, que emoción la vd, me muero por avanzar rápidamente.
Por otro lado, me gustaría hacer un fsnfic nuevo con Edward y Jasper como protagonistas pero con temas un poco más adultos (espero sepan a lo que me refiero) ¿les gustaría leerlo?
kiss, kiss