El futuro rey estaba mirando alrededor del lugar, viendo a las parejas y a las personas bailar, cantar y reír, tocándose el hombro, agarrándose de las manos, incluso uno que beso coqueto en la mejilla o las manos, disfrutando del contacto indirecto como directo, en cabio el tiene que estar de pies a cabeza cubierto por telas y barreras, para ni que su sudor pueda traspasar, ya que unas gotas de este, podría ser el veneno más letal del mundo, después de todo es el príncipe venenoso... destinado a la soledad, y eso le dolía.
Vil venia a estos lugares para conseguir una víctima, una pareja con la que pueda pasar la noche y sentir algo de calor humano por solo unos pocos segundos, ya que para su desgracia, siempre termina haciéndolo con un cadáver, esa maldita maldición que su madre le dejó.
Maldito sea el día que esa bruja nació, por todo el sufrimiento que trajo a su vida, encima no se pudo ir sin causarle más dolor a él y su padre, tenía que dejarle un último regalo, el regalo de ser una flor venenosa, hasta la puntas de su cabellos, como las lágrimas que salen de sus ojos, igual que el acónito todo él es veneno puro y cualquiera que lo toque morira bajo la más cruel y dolorosa agonía, estando destinado a la soledad eterna.
Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando sintió su capa ser jalada gentilmente llamando su atención, giro su cabeza para mirar a la persona que jalo su capa, una dama bella de verdad, cabellos risas negro media noche, labios de color durasno que estan decorados con un labial rojo manzana, su piel delicada y color crema, ojos como el sol al amanecer, mejillas rosas como un algodón rosado... Sin duda pocas veces se ve una belleza así de singular.
-Disculpe, mi buen señor, pero ¿Qué hace tan solo en medio de un baile tan alegre?- Preguntaste con tono inocente, llevando a cabo el paso uno de tú plan maestro -Se que tal vez parezco atrevida, pero me parece triste verlo tan solo ¿No gusta que le haga compañía?-
Vil parpadeó un par de veces ante la osadía y valentía de esta chica, ya que normalmente es él quien da el primer paso ¿Qué no sabe quién es él? Luego recordó que en estos bailes todos son anónimos, hasta el momento de pasar a la habitación y quitarse tanto las máscaras, como las ropas, nadie sabe quién es nadie.
Aun así el príncipe sonrió con malicia, por no tener que perder el tiempo teniendo que buscar a su siguiente víctima esta vez, así que le siguió el juego a este cuervito tonto.
-Supongo que estoy solo porque no tengo buena y hermosa compañía, hasta ahora- Respondió Vil con tono coqueto, sacandote un ligero sonrojo -Pero usted también parece solitaria pequeño patata ¿Acaso vino sola?-
-Me temo que si, quedaría con amigos, pero no tengo amistades cercanas, así que al final vine sola- Respondiste con fingido tono triste, para provocar ternura a este ricachón -Es que siempre quise venir a uno de estos bailes de máscaras secretos porque escuche decir que aquí puedes encontrar tú amor verdadero aquí, pero quizas... Estoy siendo demasiado inocente ¿No Cree?- Dijiste soltando un suspiro desanimado
-Claro que no pequeña patata, en cierta forma yo también buscando el amor- Comentó Vil mirándote de reojo -¿Pero como es tu familia te ha dejado venir sola? Debieron ponerte por los menos un acompañante ¿Acaso haces honor a tu máscara y te escapaste de tu nido?-
Inquirió el príncipe encubierto y pudo ver como parecías ponerte nerviosa, y no era para menos, recordó que en ese universo ambiente en época antigua es terriblemente inapropiado que una chica vaya sola a eventos de ese tipo, aunque fueran secretos, pero rápidamente se ocurrió una solución, una con la cual ganarse más la simpatía de este caballero.
-Bueno... Mis padres no pueden saber si ya no están conmigo... Vivo con mis tíos y ellos.... Son del tipo que no les interesó mucho...- dijiste ya mirando al suelo algo apenada.
La sonrisa de Vil se amplió más bajo la máscara, si desapareces a nadie le importara ni te buscarán, además puede notar a simple vista de que estás en ese baile a escondidas, tu vestido es muy fino y elegante, pero su diseño era algo anticuado, no traías nada de joyería, solo una gargantilla sencilla, ademas la mascara de cuervo que usas es muy obvio que es de hombre ya que no te quedaba, la arreglabas de forma disimulada para que no se te cayera, alguien te la presto o incluso la tomaste sin permiso por que era lo unico disponibles, eres tan hermosa y dulce, eres simplemente perfecta.
-¿En serio? Es una pena, pero comprendo tú dolor... Yo también tuve un pariente que se supone debía amarme... Pero más bien me odiaba...- Dijo con un tono melancólico buscando empatizar contigo -Por estas noche, que tal si nos hacemos compañía mutuamente ya que parece que necesitamos amor-
Dijo Vil en un tono amable pero seductor a la vez ofreciendo su mano, invitando a estar con él resto de la velada, a lo que tu accediste aceptando su manos, al mismo tiempo que ambos pensaba "Mordio el anzuelo, que tonto / tonta"
Continuara