«La mente lo es todo; en lo que piensas te conviertes »
⎯⎯Sócrates
⎯⎯LA FRUSTRACIÓN INUNDABA SU ser Rhaenyra había sido castigada por sus palabras, Viserys rápidamente envío a que la encerrarán en sus habitaciones, su madre trato de abogar por ella pero Viserys tomo su decisión y no permitió que siquiera Aemma la visitará. Rhaenyra en medio de la frustración y el aburrimiento prefirió buscar que hacer, no quería escapar pues lo más seguro es que le multiplicarían el castigo algo que no estaba dispuesta a que pasara aunque le gustó ir en contra de Viserys dejarlo en su lugar. Rhaenyra dejando sus pensamientos se dispuso a buscar en la estantería libros de los cuales disfrutar o mejor dicho aprender, necesitaba llenar su cerebro de conocimientos aún tenía la oportunidad de demostrar quien era y ella no la desaprovecharía.
Después de un rato de estar buscando no logro encontrar nada interesante en las estanterías solo se encontraban novelas románticas y algún que otro libro para niños, pero no había nada más ningún libro de información o historia tampoco de matemáticas o si quiera alguno sobre Valyria, no había absolutamente nada así que lo único que pudo pensar Rhaenyra fue en ir hacia la biblioteca, perdería terminar castigada por más tiempo a no obtener más conocimientos así que se dispuso a abrir una puerta tras una pintura adentrándose así hacia los oscuros pasillos construidos por Maegor, aquellos oscuros pasadizos que recorren todo el palacio teniendo así entradas y salidas secretas que muy pocos conocían.
Rhaenyra paso por los pasillos gracias al ya haber vivido por tantos años en el pasado aprendió como ir por los pasadizos de Maegor aprendiendo cada uno de los pasillos, salidas y entradas por lo que era fácil ir a cualquier parte de él castillo sin mucho problema. Rhaenyra salió por una puerta instalada en la biblioteca, cerro aquella pequeña compuerta para salir a la gran biblioteca personal, una biblioteca a la cual solo se le permitía el acceso a miembros de la familia real y a la mano del rey, y de allí se dispuso a buscar los libros que necesitaba. Claro que Rhaenyra tenía conocimientos gracias a su vida pasada pero le faltaba aún demasiado que aprender.
Rhaenyra busco en varios de los estantes los libros que necesitaba y encontró muchos sobre historia, matemáticas, economía, etc. Después de escoger los libros busco unos cuantos libros vacíos para comenzar con la práctica de sus conocimientos, y así volviendo a la habitación se dedicó a estudiar todas las horas posibles tomando pausas cada vez que las damas traían las comidas o pequeños aperitivos que la ayudaban a matar el tiempo.
Después de algunos días encerrada sin ningún contacto humano fuera de sus damas o su madre, el padre de Rhaenyra, Viserys entro a sus aposentos encontrándose con la joven princesa pegada a su escritorio tomando una que otra nota o mirando el libro a su lado muchas veces para rectificar ejercicios o alguna de las preguntas que solía hacer como una forma de evaluarse así misma de sus conocimientos. Viserys se dio paso a la habitación observando el lugar, el ambiente y por último a su hija.
⎯⎯Rhaenyra, no quería gritarte así⎯⎯ empezó Viserys con su voz llena de arrepentimiento.
⎯⎯Pero aún así lo hiciste, y lo entiendo te falte el respeto, pero solo quiero hacerte ver lo que haces⎯⎯ contesto Rhaenyra con su voz calmada un sin despegar su vista de los libros.
⎯⎯Lo siento ¿Podrías perdonarme? Y pienso que tienes razón, prometo mejorar como rey⎯⎯ hablo Viserys mirando a su hija con arrepentimiento y tristeza⎯⎯Prometo ser buen padre, buen esposo y sobretodo un buen rey⎯⎯ finalizó.
⎯⎯No hagas promesas que tal vez no cumplirás, padre, pero aún así espero que lo que digas sea totalmente cierto⎯⎯ hablo Rhaenyra con una suave sonrisa plasmada en su rostro.
Viserys atrajo a su hija a un abrazo aún pensando en sus palabras y de lo que hablaba, sabía que había algo raro su hija jamás lo había cuestionado de esa forma y nunca se atrevería a hablarle de tal forma pero aún así la joven cambio de repente y lo enfrentó. Viserys no entendía mucho pero aún así negó sus pensamientos y se dispuso a abrazar a su hija, a su única hija y la primera y con voz rota le dijo⎯⎯Lo siento muchísimo, Rhae, por no ser un buen padre⎯⎯ dijo Viserys mientras unas cuantas lágrimas bajaron por sus mejillas mientras abrazaba a su hija, Rhaenyra correspondió el abrazo de su padre con fuerza y dejando escapar lágrimas porque a pesar de todo su padre siempre velo por su seguridad y su vida algo que de verdad agradecía, sabía que era débil y era muy suave para ser rey pero aún así el dio todo por ella desde el primer momento hasta el último.
Un poco después de el sentimental abrazo Viserys salió de la habitación dejando a su hija completamente sola. Rhaenyra tenía sentimientos encontrados por todo ella no sabía cómo sentirse respecto a todo lo que pasaba no había sido nada parecido a lo que vivió anteriormente pero había algo que si era un hecho aún no había montado por primera vez a Syrax y no sabía si hacerlo o no, necesitaba un dragón grande si quería ganar lo que venía pero si de algo estaba segura era que lo que arruinó a los dragones fue el encierro e incluso Syrax había crecido rápidamente estando en pozo dragón, pensaba en el que hacer para que Syrax no estuviera allí encerrada impidiendole crecer; no tenia y quería hacer más pues a pesar de que de verdad necesitaba un dragón grande lo podría lograr con Syrax e incluso no era el tamaño lo que definía al dragón si no si jinete, su técnica, velocidad y experiencia eso era un dragón y no había la necesidad de unirse con otro dragón que no fuera su niña, Syrax.
Rhaenyra también pensaba en su futuro esposo no estaba dispuesta a casarse nuevamente con Laenor y pasar por los insultos o las llamadas de bastardo que recibieron sus amados hijos, no quería tener que buscar otras opciones solo porque Laenor no era capaz de si quiera dejar su semilla en ella, no quería pasar por lo denigrante que fue ser humillada cada día por Alicent. En algún momento pensó en casarse con Daemon, su tío, su amor, su llama gemela pero no sabía si era totalmente seguro pues dudaba que su padre lo permitiese por lo que también debía buscar opciones ajenas a su queridísimo Daemon.
Rhaenyra también pensaba en el como ganarse al pueblo después de diversas secciones de estudios y repasando todo sobre su vida anterior cayó en cuenta de que lo mejor que podría hacer sería hacer caridad, llevar comidas, construir hospitales, horfanatos pero sobretodo procuro mejorar el higiene del lugar, siempre era lo mismo a la mayoría de personas les disgustaba desembarco del rey pues si olor era totalmente particular y asqueroso incluso para ella era totalmente insoportable vivir alli pero aún así podía cambiar eso y hacer de desembarco un lugar más tranquilo, limpio y con pocos casos de robos o violaciones; eso era lo que más quería detener la delincuencia en especial las violaciones y claro detener algo que se haría muy famoso que es la pelea callejera entre dos niños a los que obligan a matarse.
Siguiendo con su tarde normal continuo con sus estudios de una forma lenta pero aún así segura de que las cosas se quedarían en su memoria para algún día aplicarlas completamente.
Cayó la noche tan negra y fría como cualquier otra esta vez no habían festividades todo el mundo yacía en sus hogares disfrutando de una fogata que calentará sus casas, algunas personas quizás se encontraban realizando todo tipo de artes mágicas y otras simplemente durmiendo disfrutando de un dulce sueño. Mientras la princesa de desembarco se preparaba para ir a dormir antes se decidió por ir a donde su amada madre despidiéndose de ella con mucho cariño.
Rhaenyra se dispuso a dormir pues si horario de sueño había cambiado totalmente después de que empezó con sus estudios. Después de un rato la joven princesa cayó en brazos de Morfeo y así el dios Arrax preparaba una sorpresa para la jovencita con una mente adulta.