La Leyenda Áurea

By Kia020

1.4K 142 8

Esa noche, Xylia nunca olvidaría esa noche, en la que los habitantes del bosque salieron a celebrar sus ritua... More

Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capitulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 49 (Anuncio)
Capítulo 44
Capítulo 50 (Nuevo Anuncio)
Capítulo 45
Capítulo 51
Capítulo 46
Capítulo 52
Capítulo 47
Capítulo 53
Capítulo 48
Capítulo 54

Capítulo 8

38 4 0
By Kia020

–Muy buena elección, no esperaba menos de usted.

Se estaba burlando de mí y si pudiera verle su rostro, estaba segura de que estaría sonriendo como un despiadado. Los jadeos por parte de los demás habitantes del bosque, hicieron que mi corazón se rasgara con más fuerza. Mis padres lloraron y chillaron aún con esa cuerda en su boca  como si no temieran perder la capacidad de hablar y de producir sonidos, al igual que mi hermana que intentó correr hacia mí pero un soldado la retuvo y fue más amable de lo que esperé ya que tan solo la agarró del brazo sin mucha fuerza y la sostuvo. Sin embargo, mi hermano tuvo que ser sujetado por más de tres hombres para que no se levantara del suelo. Esos gruñidos impotentes, hacían que me sintiera muy querida. Todo aquello lo estaban haciendo por mí, para que no me marchara pero no había marcha atrás, mis palabras habían sido pronunciadas con omnipotencia y a partir de este día, le pertenecía al Señor de las Almas Perdidas.

Sin previo aviso, noté como una soldado se acercó a mí sin ningún apuro y tomó mis manos con un poco de fuerza colocándome unas esposas de hierro. Una lágrima descendió por mis mejillas, el fin de mi libertad acababa de producirse a vista de todo el mundo. Entonces, ese soldado me instigó a empezar a caminar siendo escoltada por más de cinco hombres que me rodeaban. Mis pasos eran lentos y desganados, y más cuando vi como ese monstruo que se situaba detrás de mí, profirió esas palabras que hicieron que lo odiara más de lo que le odiaba en ese momento.

–Sabia Anciana, como le había dicho anteriormente he conseguido lo que quería, ahora ya pueden continuar con su ritual.

–¡Bastardo malnacido, déjala!

Giré rápidamente al escuchar el chillido de Neith con total desprecio hacia esa bestia que se había quedado quieta, observando al ser humano que se había dignado a insultarlo.

–¿Eres tan valiente como para insultarme, estúpido niño? 

Su sarcasmo hizo que me volviera a recorrer un escalofrío por toda mi espalda. No podía dejar que aquello acabara más mal de lo que estaba ahora, así que simplemente me dirigí hacia ese ser.

–Señor, déjelo por favor, ya me tiene, vayámonos.

Vayámonos, para no volver. Esa era la realidad, no volvería a pisar ese bosque nunca más.

–Tienes razón pero no puedo dejar amedentrarme por imbécil.

Iba a matarlo si no fuera por el acto reflejo que tuvo de abalanzarme sobre los soldados y caer de rodillas en forma de súplica. Neith se removía entre las personas que lo sujetaban a la fuerza. Estaba furioso, conocía esa cara a la perfección pero sobre todo esos ojos que ahora estaban rabiosos. 

–Señor... por favor se lo suplico, haré cualquier cosa pero déjelos en paz.

Centró toda su atención en mi, acababa de ofrecerle un trato a ese hombre que de seguro sabía que aceptaría, y ahora le debería algo de por vida. Esto no podía empeorar, todo se estaba derrumbando y todo por culpa de él. ¿Porqué me quería? Acaso no habían otras almas más viejas que debía de elegir la mía. Estaba frustrada, enfadada y decepcionada. 

–Sabes bien lo que significa tu suplica, ¿verdad? 

Asentí con rapidez, estaba desesperada por saber que todos estarían bien unas vez me marchara.

–Entonces señorita Sylvam, me complace anunciarle que a parte de mi reclamo, usted me debe algo a cambio y no deberá achantarse ante nada de lo que le proponga, ¿entendido?

Tragué nerviosa, sus palabras eran como pequeñas dagas afiladas que cortaban mi corazón en trozos más pequeños de lo que ya estaban pero aún así lo hice, asentí fijando mi mirada a dónde debía estar su cara. 

¿Qué acababa de hacer?

No soy consciente de mis palabras, tendría que haberlo pensado mejor pero simplemente me dejé llevar por el miedo como una estúpida.

En cualquier caso, no pude seguir pensando ya que dos soldados me volvieron a poner de mi dirección a dónde tomaríamos la salida. Empezaron a caminar y dejaron que andar sobre mis propios pies y sin la ayuda de nadie, lo que tomé como un alivió. No necesitaba humillarme más delante de nadie, ya estaba lo bastante hundida como para seguir con ese juego. Ahora que había sido reclamada por él, ya no me quedaba más, tan solo esperar que fuera dócil conmigo.

–Ha sido un placer pero es hora de marcharnos.

Su voz se hacía más odiosa con el paso de los minutos pero lo peor fue ver como empezamos a caminar con más ligereza una vez el Señor de las Almas Perdidas pasó por nuestro lado poniéndose enfrente mía notando su grandaria y su gran altura como si fuera un maldito árbol marchitado sin sentimientos. Sí lo había descrito perfectamente y aunque estuviera a tan solo unos metros delante de mía, seguía pensando que me había arruinado la vida. 

Hice mucho esfuerzo en no seguir llorando ni cuándo dejaron en libertad a los miembros de mi familia para seguir a su señor. Escuché cada insulto, maldición y chillido con el corazón en un puño, cada maldito sollozo grabado en mi memoria. Iba a aceptar aquel destino impuesto por ese ser con la cabeza alta, había salvado a mi familia y a mis seres queridos, no tenía porqué avergonzarme de ello. Sabía muy bien que todos estaríamos destrozados tanto por mi pérdida en el poblado como tener que marcharme de allí por la imposición de un tirano pero estaba hecho y era algo irrevocable. Seguí andando a paso ligero siguiendo a la bestia mientras escuchaba como detrás de los soldados que nos escoltaban, las personas intentaban abalanzarse sobre ellos pero todo era inútil. No pude girarme, no pude mirarlos una última vez ya que si lo hacía, acabaría abatida y no podía dejar que aquello pasara. 

Acepté su reclamo y ahora atendería las consecuencias que podría traer al igual que mi súplica. No iba a cuestionarme mis elecciones, si no lo hacía yo, no lo haría nadie. No iba a permitirlo. Mi mirada clavada en su espalda corpulenta y musculada a pesar de que el ambiente estaba reinado por los sollozos de mis familiares, de mi querida Ariel, de Owen, de mis padres y sobre todo de Neith. No tuve el valor de mirarle a la cara, no pude hacerlo. No tuve el valor de derrumbarme delante de él, aún así me vio llorar muchísimo y eso me entristecía, era una mujer fuerte y dura de roer pero me pilló desprevenida esa ola de incredulidad y de tormento.

Se me había arrebatado todo y a ese ser le importaba una mierda, ahora ya no me daba miedo porque en mis venas ya no corría sangre si no venganza. Nada me detendría hasta ver totalmente destruido a ese ser, y su causa sería yo.

Nos empezamos a alejar de esa zona y mi corazón tornaba con más fuerza de la que esperaba, estábamos ya en el límite del poblado y una vez lo cruzáramos, nos adentraríamos en el bosque frondoso y peligroso, dependiendo de la zona por la que cruzaras. Pero antes de entrar ahí, el Señor de las Almas Perdidas frenó en seco girándose hacia mí. Su miradas clavó en la mía y con lo sensibles que tenía los ojos, nada de este enfrentamiento ocular era bueno pero aún así le desafié.

–Si me sigues mirando de esa forma, habrán problemas –me advirtió pero simplemente hice como si no lo hubiera escuchado.

–¿De qué forma quiere que le miré? Si acaba de sacarme de mi hogar.

Gruñó como una bestia, esto no iba a ser para nada divertido. Cortó su distancia conmigo acercándose más a mi hasta que frenó a tan solo unos centímetros y tuve que alzar mi rostro para poder mantener la confrontación.

–Si fuera tú, cerraría esa boquita si no quieres sufrir la cólera del Señor de las Profundidades, Xylia.

Reí irónica como una desquiciada total. Se tensó y lo noté con suma rapidez mientras que los soldados se mantuvieron firmes, sin menear ni un solo músculo de su cuerpo.

–¿Qué no la estoy sufriendo ya, Señor?

Aprecié su respiración profunda e intensa. Quería morirme y lo estaba tentando, me daba todo igual. No sobreviviría con él, ese ser era oscuridad y mi interior estaba hecho de luz. Así que si, me daba igual enfrentarlo y provocarle, al fin y al cabo moriré de todas formas en algún momento.

Apartó su mirada de la mía, gané. Pero debí haberme esperado cualquier cosa de ese ser y más después de haberme clavado esas afiladas uñas en mis hombros los cuales ahora dejaban varias hileras de sangre que descendían  sobre mi pintura y mi vestido.

La pintura de mi rostro debía haberse corrido toda, estaría horrible pero nada haría verme como ese monstruo que alzaba de nuevo su mano, concretamente su dedo índice fue el que me señaló con una advertencia casi mortal.

–No tientes mi control, pequeña guardiana.

Me quedé atónita al escuchar esas dos últimas palabras. Pequeña guardiana, yo no era nada de eso y es más, él se había encargado de destruirlo todo.

–Póngale la venda.

Le miré confundida hasta que noté como me colocaban una tela negar sobre mis ojos de color negro, en la que no podía ver nada. Me removí nerviosa, necesitaba ver lo que pasaba.

–¿P-para qué es esto?

–Para que no veas el camino de retorno a mi reino.

Tragué nerviosa. Su reino, su maldito reino. Quería escapar de allí, ya no escuchaba los chillidos de mis parientes , estaba sola e indefensa. No quería ir a su asqueroso y frívolo reino.
Debía d ese igual de horrible que él y estar allí, a su merced, no era algo de lo que estuviera demasiado feliz.

Menú la cabeza intentando quitarme esa oscura tela pero no tuve éxito y unas manos me sujetaron la cabeza con fuerza. Eran sus manos, las cuales ya reconocía bastante bien ya que al igual que antes, me producieron un escalofrío con tan solo sentir su tacto en mi piel.

–Aunque te resistas a llevarla, no te la voy a quitar así que para de una vez.

Me tragué mis palabras, ya que esa frase había sido una clara advertencia pero dentro de mí ser quería romperlo al igual que hizo conmigo.

Entonces me quedé quieta y me callé, sin saber nada ni ver, me instaron a caminar con lo que podía ser un objeto punzante que me acercaron a la espalda. Agaché la cabeza, tenía miedo y ya no sentía esa tranquilidad que siempre me otorgaba el poblado. Ahora temblaba de miedo por no saber que es lo que ocurría alrededor, tan solo seguí caminando como se me ordenó. Pensando si en verdad, nada de esto hubiera ocurrido y fuera nada más que una pesadilla que no terminaría nunca.

Así es como intenté mantener la calma, el crepitar de las ramas a nuestro paso, el sonido de los animales que observaban nuestra expedición y el sonido de mi inevitable respiración entrecortada, hizo que todo se volviera más terrible de lo que era. No tenía más fuerzas para seguir enfrentándome a ese dichoso ser, me dolían la superase por las esposas que me fueron colocadas, al igual que las pequeñas heridas abiertas en mis hombros. Estaba cansada de seguir caminando a un mundo desconocido para mí, nadie hablaba, los pensamientos sí. Era estúpido pensar que podrís escapar alguna vez porque estaba perdida en un mar de odio y de tristeza, nada podía hacerme volver a casa sana y salva.

Entonces escuché un leve susurro procedene del Señor de las Almas Perdidas en un idioma totalmente desconocido para mí pero que hizo que mi piel se erizara al también notar ese tacto frío en mi espalda de nuevo, instándome a parar.

La tierra se movió a mis pies, tembló y tuve que aguantar el equilibrio sin saber qué ocurría. No sabía que estaba pasando pero una gran bocanada de aire helado hizo que me congelara al instante. ¿Qué era aquello? Pero cuando escuché los pasos de ese ser divino avanzar, supe que era la hora de avanzar aunque no de forma recta, si no descendiendo sobre unos escalones.

Continue Reading

You'll Also Like

134K 16.8K 29
«Mi futuro marido sabe todo de mí... yo solo sé que cuadruplica mi edad, y que pertenece a una especie que podría matarnos a todos» Libro de la saga...
329K 21.1K 27
Todo en mi vida era normal. Hasta que entre a ese bar. ¿Dirás cuál es el problema? Ahi los conocí, conocí el secreto de este pueblo. No puedes confia...
21.1K 3.1K 15
Xiao Dejun está perdidamente enamorado de su vecino, Qian Kun, quien tan sólo lo ve como un niño y un hermano menor. Él intentará demostrarle que ya...
32.3K 2K 21
Una decisión puede cambiar el rumbo de tu vida por completo, ¿Qué pasa cuando las cosas no resultan cómo las planeaste?