En cuanto Rebecca se subió al auto y se despidió de lejos de Freen, el interrogatorio de su madre alfa comenzó.
—¿Quién es esa muchacha, Becky?
—Una... conocida, me ayudó con mi tarea de cálculo.
—Ya veo... ¿Solo es una conocida? —su mamá la miró con cara coqueta.
Rebecca se sonrojó ante el gesto de su madre y asintió desviando la mirada.
—De acuerdo, se ve que es buena chica.
Parece un buen partido. Pensó Rhian mientras sonreía.
—Lo es, supongo. —a Rebecca se le escapó una pequeña sonrisa al recordar a la alfa y la forma tan amable en que la trató. Ningún alfa o beta se le acercaba, mucho menos a ayudarla como lo hizo Freen, sin siquiera conocerla.
Su madre pudo notar claramente la sonrisa de su bebé y se contuvo para no decir nada, esperaría a que Rebecca le dijera a ella o a Glaiza algo sobre esa chica. Aunque se moría de ganas de contarle a su esposa sobre lo que vio hoy, la alfa se controlaría, no quería que su hija perdiera la confianza que le tenía, si es que le tenía.
Cuando llegaron, ambas se emocionaron al ver el auto de Glaiza en la entrada, pues ella era alguien muy ocupada y siempre llegaba muy tarde a su hogar. Ambas entraron algo rápido a la casa y un delicioso aroma casero les invadió sus fosas nasales.
Glaiza salió de la cocina sonriéndole a sus dos amores. Había decidido llegar mucho más temprano para estar con su familia y cocinarles algo delicioso. Sabía que Rhian no era muy buena cocinera.
—Mamá, ¿por qué llegaste tan temprano? —preguntó Rebecca antes de abrazar a Glaiza.
—Oh, bueno, quería pasar más tiempo con ustedes. Me di cuenta que hace más de un año que no comemos las tres juntas como una familia —dijo Glai acercándose a su esposa y depositarle un beso en su mejilla—. Además, se que no es muy fácil para ti cocinar, amor.
Las tres rieron un poco ante el comentario de Glaiza y se sentaron a comer.
Fue una tarde bastante cómoda y cálida. La pequeña familia platicaba plenamente de cualquier tema.
—Dime bebé, ¿cómo vas en la escuela?
—Bien mamá, hoy me quedé un rato estudiando en la escuela y... —Rebecca fue interrumpida por su madre alfa.
—Y estuvo con alguien. —la alfa se tapó la boca al darse cuenta de lo que había dicho.
Glaiza se sorprendió bastante y miró como su hija se sonrojaba.
—Oh, que sorpresa, ¿cómo se llama, bebé?
—Se llama Freen, pero sólo es una conocida mami, me ayudó con cálculo. —Glaiza abrazó a su hija antes de dejar un pequeño beso en su cabeza.
—Becky, no te apenes, entiendo que sea solo una... conocida, que bueno que te ayudó en cálculo. Traela un día a la casa y le cocinaré como agradecimiento por haberte ayudado.
La menor asintió lentamente antes de volver a comer.
Glaiza fulminó con la mirada a su esposa regañándola por ser tan indiscreta. Rhian también bajó la cabeza ante la intensa mirada de su pareja y también volvió a comer.
Tras unos minutos el ambiente volvió a ser cómodo y comenzaron a hablar de más cosas.
Cuando Rebecca terminó de comer subió a su habitación y se tumbó sobre su cama.
A su mente llegó como Freen se le quedó viendo durante el almuerzo y como después se acercó a ella.
El corazón de Rebecca comenzó a acelerarse cuando un pensamiento atravesó su cabeza.
¿Y si le gusto?
Sacudió su cabeza descartando la idea.
—Eso no es posible, ella es muy hermosa, en cambio yo soy muy fea y no creo que soporte mi aroma, dudo que se fije en mí, tal vez se acercó porque quería ser amable. —dijo Rebecca en voz baja viendo un punto fijo de la habitación.
La omega sacó su teléfono de su bolsillo, buscó el contacto de Freen y fue a la opción de mandar mensaje.
Escribió algo y se mordió el labio antes de mandarlo. Cuando asimiló lo que había hecho, se dio un golpe mentalmente.
—Si serás estúpida Rebecca Armstrong. —se dijo antes de tomar su almohada para ahogar su grito de frustración.
Freen llegó a su casa con una sonrisa en el rostro, no había dejado de hacerlo desde hace rato. Su corazón no dejaba de latir rápidamente cuando recordaba cada momento que había pasado con Rebecca. Se grabó todo, su dulce aroma, sus gestos de confusión, su calor corporal y sobre todo esa hermosa sonrisa que le había regalado.
—¿Qué te ocurre, Freen? Estás más feliz que de costumbre. —dijo Billy, su hermano.
—Oh mi querido Billy, el amor es algo hermoso, ¿no crees? —dijo Freen antes de acercarse al sillón donde estaba sentado y abrazarlo.
—SUÉLTAME SAROCHA CHANKIMHA, NO PUEDO RESPIRAR —Billy intentaba soltarse de su hermana menor—. NAM, AYÚDAME.
Freen lo soltó al escuchar el nombre de su prima.
—¿Nam? ¿Ya volvió de Filipinas? ¿Dónde está? —preguntó Freen muy emocionada, pues Nam era básicamente su hermana, su mejor amiga.
—Si, volvió hoy en la mañana y está- —el beta no terminó la oración ya que fue interrumpido por la mencionada.
—Aquí estoy —dijo gritando y corriendo hacia su prima.
Freen se paró del sillón y se abalanzó sobre la mayor comenzando a pelear en forma de juego.
Después de que se cansaron, se tumbaron sobre el piso y comenzaron a platicar.
-Dime, ¿cómo estuvo Filipinas?
-Fue muy divertido, fueron los mejores cinco años de mi vida.
-¿Conociste a alguien? -preguntó curiosa.
-No, lamentablemente no, pero eso es bueno, porque pude regresar con mi amada familia, ya los extrañaba -dijo Nam sonriendo-. Pero tú dime, ¿te gusta alguien? ¿Un omega, un beta o una omega? -Freen soltó un suspiro.
-Su nombre en Rebecca y es la omega más hermosa que he visto. Me gusta hace mucho, pero apenas le hablé hoy, la ayude con su tarea de cálculo.
Nam se emocionó ante lo que dijo su prima.
-Mi pequeña Sarocha, ya estas creciendo -dijo abrazando a la menor con fuerza y tumbándola al piso.
-Me ahogas maldita, suéltame -la mayor la soltó y comenzó a reírse-. Vas a vivir con mis tíos, ¿no? ¿Cuando conseguirás trabajo? Pedazo de vaga -Chankimha intento cambiar el tema, su pecho subía y bajaba rápidamente y sus nervios aumentaban al hablar sobre Rebecca.
-Relajate, me gradué apenas hace unas semanas, quiero descansar un poco. Disfrutar un poco de la vida, es más, mañana iré por ti a la escuela y de ahí iremos a algún lado, a donde quieras.
Freen le iba a contestar diciéndole que no la molestara en su colegio, pero el sonido de una notificación de su teléfono la interrumpió.
Lo desbloqueo de inmediato y casi muere de un paro cardiaco al ver quién se lo había mandado.
Becky
Gracias otra vez por lo de hoy. Esto es vergonzoso, pero mi mamá quiere que vayas a comer un día, como agradecimiento por tu ayuda.
Si no quieres esta bien, no es obligatorio.
La alfa se enamoró aún más de Rebecca al leer el mensaje, era una ternura andante.
-¿Que ocurre? Dime, pusiste cara de estúpida -Nam le arrebató su teléfono y leyó el mensaje-. Por Dios Freen, dile que si. Vas a conocer a tu suegra -la mayor estaba igual de emocionada que su prima.
Freen le quitó el teléfono y contesto el mensaje.
-Quiero ver que le pusiste.
-No, no lo vas a ver -Freen salió corriendo de su prima que intentaba leer lo que había respondido.