El Ángel del Diablo. | II DIA...

By Ursahe

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El tiempo había pasado y la venganza de Davina fue lo que le llevó a irse lejos de Diablo, sin embargo, el de... More

-SINOPSIS-
-CAPÍTULO 1-
-CAPÍTULO 2-
-CAPÍTULO 3-
-CAPÍTULO 4-
-CAPÍTULO 5-
-CAPÍTULO 6-
-CAPÍTULO 7-
-CAPÍTULO 8-
- CAPÍTULO 9 -
- CAPÍTULO 10 -
-CAPÍTULO 11-
- CAPÍTULO 12 -
- CAPÍTULO 13 -
- CAPÍTULO 14 -
- CAPÍTULO 15 -
- CAPÍTULO 16 -
- CAPÍTULO 17 -
- CAPÍTULO 18 -
- CAPÍTULO 19 -
- CAPÍTULO 20 -
- CAPITULO 21 -
- CAPÍTULO 22 -
- CAPÍTULO 23 -
- CAPÍTULO 24 -
- CAPÍTULO 25 -
- CAPÍTULO 26 -

- CAPÍTULO 27 -

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By Ursahe


DAVINA

Subida encima de la encimera de la cocina, agarré los cereales con chocolate. Me giré y de un salto aterricé en el suelo con una enorme sonrisa. Llevaba puesto un pantalón largo y una camiseta ancha de Raynard. Demasiado pronto por la mañana se levantó para irse a correr con Jakob por la finca.

Yo prefería seguir durmiendo.

Abrí la nevera sacando la botella de cristal donde está la leche y me serví en un cuenco de porcelana, seguidamente me eche los cereales dejando la caja al lado, porque probablemente me echaría de nuevo. Escuche un carraspeo a mi izquierda, justo donde estaba la entrada a la cocina, Irina entró como si fuera su casa.

¿Cuándo ha entrado ella a mi casa?

Alcé una ceja dejando la cuchara de nuevo en el bol.

- Acabo de llegar, si esa es tu pregunta. – Rodé los ojos. – Y no vengo sola.

A sus espaldas apareció un guapo japones. Salté de la silla y fui a darle un abrazado, este se rio agarrándome con fuerza.

- ¡Qué haces aquí! – Sonó más como una exclamación que como una pregunta.

- Nos vamos a quedar en la casa de invitados durante una temporada, Ángel. – No pude evitar esbozar una enorme sonrisa. – Irina, Aeron y yo. – Arrugué la nariz al escuchar aquella combinación. – Nuestras mafias van a estar conviviendo hasta que cacemos a Lynx y a Belov.

Al escuchar ese último nombre no pude evitar sentir un ardor recorrerme el cuerpo entero, en mis adentros tenía unas locas ganas de acabar con la vida de aquel hijo de puta. Acabaría con él, primero me mirara a los ojos y me suplicará por su vida. Y cuando lo haga le pegaré un tiro en el estómago y dejare que muera totalmente desangrado delante de mis putos ojos.

- Ángel. – Volví a la realidad.

Kaito era capaz de leerme al completo, tampoco es que fuera muy transparente, pero a mi amigo se le daba demasiado bien saber lo que mis ojos están gritando.

- Te hice una promesa. – Asentí esforzándome por sonreír.

- Lo sé.

Escuché una risas provenir del salón, acudí allí viendo a Daiko reírse a carcajadas con Aeron, y eso era nuevo porque Aeron nunca se reía. Parecía que tenía un palo metido por el culo las veinticuatro horas del día. En cuanto Daiko me vio me dio un fuerte abrazo girando sobre sus talones.

- Como esta mi ninja favorita. – Me reí dándole un empujón cuando me dejo en el suelo. – Hasta con ese pijama de vagabunda estas buenísima. – Rodé los ojos y solté una carcajada cuando Kaito le dio una colleja.

- ¡Se educado! – Le reprendió.

Me acerqué a Aeron aun riéndome y le extendí una mano. Este me miró con una ceja alzada, achiné los ojos tratando de averiguar lo que por su mente pasaba. Finalmente agarró mi mano dándome un suave apretón. Sin embargo, Camey, su mano derecha, quito a su jefe para darme un breve abrazo. Fue derecho a saludar a Kaito, mientras el irlandés me seguía mirando.

- ¿Qué? – Le pregunté exasperada por su intensa mirada.

- Te ganaste mi respeto la otra noche. – Abrí la boca sorprendida. – Entiendo porque a Diablo le gustas.

- ¿Me estas vacilando? – Pregunté desconfiada, esté miro hacia otro lado ladeado una sonrisa.

¡Otra sonrisa!

- Aeron es así. – Una suave y dulce voz me saco de mi ensoñación. – Lo dice enserio.

Salió de sus espaldas, una chica de mi edad que mediría lo mismo que yo, sin embargo, su cabello rojo caoba y sus rasgos eran tan suaves y delicados que parecía una muñeca de porcelana.

- Soy Elodie. – Aun analizándola acepte el abrazo que fue directa a darme.

Confundida, pues esta chica me sonaba, aun con sus brazos sobre mi cuello miré a Aeron que me miraba de nuevo con seriedad.

- Yo Davina. – Esta me sonrió asintiendo.

- Iré con Camey. – La ví alejarse hacia donde estaba el grupo riéndose a carcajadas.

Volví mi mirada hacia el irlandés que me tenía los brazos cruzados, de un segundo a otro caí en quien era. El día que fueron a rescatarme cuando caníbal me secuestro vi a Aeron salir con una mujer en brazos, probablemente de una de las celdas que tenía el padre de Kaito donde a mí también me tuvieron retenida.

- Ella es... - Asintió antes de que terminase la frase. - ¿Es tu novia?

Para sorpresa de todos, de forma sutil, sus mejillas se sonrojaron. Alce ambas cejas asombrada por su reacción.

- No. – Musito cortante.

Le miré de forma burlesca, me mordí la lengua con un aire de vacile hacia él.

- Pues no sé a qué esperas. – Este frunció el ceño.

- Eso no te...

La voz de Diablo interrumpió a Aeron, le guiñe un ojo al irlandés yéndome directamente a Raynard que entraba en casa completamente duchado y con un traje negro que le quedaba de escándalo. Seguramente se duchase en casa de Jakob, dando un buen bateo a mi alrededor me di cuenta de que era la única que iba en pijama, pero vamos, ¡estoy en mi casa!

- Ray. – Me agarró la cintura y me dejo un suave beso en los labios.

- Perdón por no advertirte, no sabía que iban a venir a casa. – Negué quitándole importancia. – Te queda mi camiseta perfecta. – Susurró en mi oído.

- Además, no llevo sujetador. – Le sonreí de vuelta.

Sus ojos se oscurecieron provocando que soltase una carcajada.

- Iré a cambiarme. – Este recorrió con su mirada mi cuerpo.

(...)

Raynard y Jakob acompañaron a todos a la enorme casa de invitados que había en una de las esquinas de la villa. Andando había quince minutos, así que la mayoría fueron en coche para poder llevar todas las pertenencias personales. Lo cierto es que no sabía cómo iba a ser la convivencia entre aquellas tres mafias, sabía que Aeron se llevaba bien con Kaito, pero Irina miraba a todos por encima del hombro. Junto con ella no pude ver a su mano derecha, por lo cual algo me decía que no tenía una.

Ahora mismo estaba con Molly en la terraza de la casa de Jakob y Aria, estábamos separadas del resto de grupos que se habían formado. Walt y Sofie organizaron una cena para todos, incluidos los hombres de todas las mafias. Parecía realmente un enorme banquete.

Observe como sin quererlo un pequeño ejercito permanecia dentro de la villa, el poder de las cuatro mafias conseguiría derrocar de una vez a Lynx, acabando con su vida y con la de Belov.

Aria, a lo lejos hablando con Elodie, me llevaba mirando de reojo desde que llegue. Sinceramente consideraba que era ella quien debía pedirme perdón y por el momento no pensaba cambiar de idea.

- Davi. – Dirigí mi mirada de nuevo a Molly. - ¿Qué hago? – Arqueé una ceja incrédula.

- Molly, ¿enserio? – Asintió mordiéndose las uñas nerviosa. – Díselo. – Negó. - ¿Por qué me preguntas? – Rodé los ojos bebiendo un trago del agua con gas que llevaba en mi copa.

- Acompáñame mañana a la farmacia más cercana. – Su suplica sonó entrecortada por el nerviosismo. – Por favor...

- Sabes que va a ser complicado escaparnos sin decir a que vamos, ¿no? – Esta fue a darle un trago a su copa.

Evidentemente se la quite de las manos y le di la mía.

- Nada de alcohol hasta que sepamos si llevas algo...ahí. – Señale con la cabeza su tripa.

Soltó un bufido bebiendo de la que era mi bebida.

- Tengo miedo. – Me susurró con los ojos cristalizados. – Llevamos muy poco juntos de verdad. – Suspiré acercándome un poco a ella.

Miré a mi alrededor para ver si alguien nos estaba prestando atención, Ray me guiño un ojo provocando una sonrisilla de mi parte, sonrió continuando su charla con Irina y Jakob.

- Es normal. – Le miré con una sonrisa tranquilizadora. – Mañana vamos, ¿vale? – Asintió. – No se lo digas a Aria, se cabreará porque a ella no le dejan salir de aquí.

- Está bien. – Susurró cogiendo una gran bocanada de aire. – Iré con Igor un rato.

Me dio un corto abrazo.

- Gracias. – Me susurró antes de irse.

Vi cómo se marchaba hacia su hombre que reía a carcajada limpia junto con Camey. Me bebi el champan que quedaba de la copa de Molly, hice una mueca con la boca, era demasiado agrio para mí.

Camine hasta una mesa dejando la copita, mire el embutido optando por un trocito de queso con un pico de pan.

Adoraba el queso.

- Davi. – Esa voz delicada que llevaba escuchando desde que tenía memoria hizo que me tensase por completo.

Gire sobre mis talones encontrándome con mi mejor amiga, su tripa había crecido, al igual que sus mofletes. Ella estaba guapísima, como siempre.

- Hola. – Le dije después de tragas un trozo de queso que me había metido en la boca.

- Lo siento. – Arrugue la nariz por escuchar su disculpa.

Aria era una persona increíblemente buena, pero tenía mucho orgullo y le costaba pedir perdón, por ello me sorprendió que no titubease.

- ¿Por qué arrugas la nariz? – Dijo haciendo el mismo gesto.

- Me sorprenden tus disculpas. – Esta rodo los ojos acercándose un paso más a mí.

- Solo es... - Sus ojos se pusieron brillantes. – No quiero estar enfadada contigo, y sé que tengo la culpa de nuestra discusión.

Solté poco a poco el aire de mis pulmones, le agarré de la mano y la acerqué a mi para darle un suave abrazo. Escuché como sorbia mocos, fruncí el ceño separándola un poco.

- No llores. – Le dije limpiándole automáticamente las mejillas.

- Son las hormonas.

Se excuso abrazándome de nuevo, suspiré rodeándola, sintiendo una gran paz en mi pecho. No podíamos estas enfadadas ni veinticuatro horas. Nos separamos y comenzamos a hablar de trivialidades, como de los colores que quiere pintar la habitación de su bebé o que tiene que comprarse sujetadores más grandes porque le habían crecido lo pechos. Ahora nos estábamos riendo como dos idiotas por lo de sus pechos. Llevábamos un rato alejadas del resto comiendo el embutido mientras no decíamos más que cosas incoherentes y sin relación ninguna.

Nadie entendería nuestra conversación, excepto nosotras, nos entendíamos perfectamente.

Algo llamo mi atención cuando Kaito miraba descaradamente a Molly con Igor, podía ver el dolor en su mirada. Me quede completamente empanada observándolo, me daba pena porque él era alguien que se merecía tener a alguien al lado que le correspondiese con totalidad. No puedo culpar a mi amiga, ella le dejo claro que lo suyo era totalmente físico y él acepto. Aun con todo el corazón mandaba por encima de la razón.

Aria pareció darse cuenta de mi mirada.

- Ve con él. – Lleve mis ojos hacia los suyos. – Es tu amigo y se nota que te necesita. – Me sonrió dejándome un apretón de manos.

- Él me cuido en Japón. – Le expliqué. – De cierta manera de recuerda a...

- Derek. – Terminó ella por mí.

Suspiré de forma entrecortada. No había tenido el coraje suficiente para ir a ver las dos casas que me había dejado. En unos días recibiría sus ingresos y no tenia pensado si quiera que hacer con tanto dinero. Ir al sitio donde Derek vivía significaba aceptar de una vez que se había ido el muy idiota y me había dejado con todo a mí.

A mí.

- ¿Estas bien? – Parpadeé un par de veces asintiendo.

- Si. – Murmuré. – Iré con Kaito.

Le di un beso en la mejilla.

- Por ahí viene Elodie junto con... - Arrugué la nariz. – Irina.

Aria se dio la vuelta con una enorme sonrisa recibiendo a aquellas mujeres. Me fui directa a Kaito quien estaba solo en una mesa, Daiko estaba riéndose a carcajadas con Camey quienes parecían tener un humor demasiado parecido.

Apoyado en una mesa con una copa en la mano miraba el liquido mientras lo hacia girar sobre los hielos. Llegue a su lado llamando su atención, choque mi hombro con su brazo provocando una sonrisa en su cara.

- Que solo estas. – Este ladeo una comisura se sus labios mientras encogía sus hombros.

- Me gusta la soledad. – Rodé los ojos poniéndome en frente suyo.

- ¿Estas bien? – Me miró analizándome.

Como siempre hacía.

- No pienso reconocerlo. – Achine los ojos ante sus palabras.

- Esta bien. – Dije simplemente. – Solo diré que estoy segura de que encontraras una mujer que te ame con tanta intensidad como lo haces tu.

Este con una seriedad increíble no dejaba de observarme. Suspire apoyándome en la mesa igual que él.

- Ojalá nos hubiésemos enamorado nosotros. – Abrí los ojos ante sus declaraciones. – Habría sido más fácil.

Bueno, aquello me dejo shockeada durante un rato. Aquellas palabras me habían calado hasta los huesos, nunca pensé en algo más que ser simplemente amigos, mejores amigos. Pero, visto así, lo más probable es que hubiese sido más fácil nuestra relación que la que tengo con Raynard.

No obstante, no cambiaria a Diablo por nada en el mundo. La manera en la que me siento simplemente pensando en él es tan intensa y real que me llena de vida.

- Tienes razón. – Sonreí junto con él. – Pero no nos gustan las cosas fáciles. – Le saque la lengua provocando que se riese.

- Gracias Ángel.

Le abrace directamente notando como al instante sus brazos me rodearon apretándome con fuerza, como si aquel acto de afecto lo hubiese necesitado desde hacia días. Me dejo un beso en la coronilla antes de separarnos.

- Creo que iré a charlar con Aeron. – Le deje un beso en la mejilla.

- Me parece bien. – Este se marchó dejándome ahí sola.

Vi como se alejaba ante mis ojos, me rasqué la frente buscando a Diablo con la mirada. Él y Jakob estaban riéndose de algo, aunque sus ojos estaban mirándome. Me sentí dichosa de que no pareciera molesto o disgustado por mi cercanía con Kaito, para mi era muy importante mantenerlo en mi vida, y que Raynard por fin lo respetase me hinchaba el corazoncito.

Me acerqué a él contoneando mis caderas sin ser muy exagerado, llamé su total atención. Me mordí el labio inferior brevemente hasta llegar a él. Jakob le palmeo un hombro mientras nos miraba, se alejo del lugar para dejarnos a él y a mi solos.

- ¿Qué pretendes, hübsch? – Susurró agarrándome de la cintura.

- Nada. – Dije inocentemente.

- Eres mala... - Me dio un suave beso que provoco que soltase un suave gemido.

Había cerrado los ojos pues aquel maldito beso me traslado al cielo. Sonrojada por el sonido involuntario que solté por la boca fijé mi vista en la suya.

En aquel momento fui consciente en plenitud de lo que amaba a la persona que tenía delante, daría mi vida por la suya, mataría a cualquiera por él, iría al mismo infierno si fuera necesario. Raynard era el dueño de mi corazón, ayer, hoy y siempre.

No pude mas que sentir una felicidad increíblemente grande, era un sentimiento tan intenso que me brindaba la vida, tan magnifico, tan real. Así que solté lo primero que me vino a la cabeza, pero que deseaba con toda mi puta alma.

- Cásate conmigo.

Sus ojos se abrieron como platos y eso era bastante nuevo, porque sorprender a Raynard era bastante complicado.


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¡NUEVO CAPÍTULO! SE ACERCA LA BATALLA FINAL...

CHAN CHAN CHAAAAAAAAAN

-URSAHE-

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