Danielle apagó su celular, mirándose en el espejo. Cuando de pronto, le llegó una notificación.
—Que raro... —no le tomó importancia y se echó un poco de perfume—. ¡Listo calixto!
...
—¡Unnieee, tienes que vestirte bien! —reclamó Lee, en la entrada del departamento de Haerin—. ¿¡Qué mierda traes puesto!? ¡Pareces Adam Sandler!
—Hey, no critiques mi estilo.
—Entiendo que seas gay, ¡pero al menos cambia tu estilo! De acuerdo... cálmate Hyein, cálmate... —se dijo a sí misma, haciendo ejercicios de respiraciones—. Bien, te ayudaré.
Hyein se encaminó al closet de Haerin, tirando su bolso al suelo y arreglando sus lentes sobre su cabeza, notando prendas que nunca le había visto puestas a la mayor.
—Unnie, ¿por qué nunca te has puesto esta ropa? ¡Te quedaría lindísima!
—Es horrible. Mi hermana me la dio y ni siquiera me gusta.
—Es tu oportunidad, Haerinie, ¡te verás increíble! —rápidamente empezó a husmear entre la ropa para encontrar el conjunto perfecto—. Ahora sí, ¡manos a la obra!
—Unnie... te ves pre-cio-¡sa! —abrazó a su amiga fuertemente—. Soy una genia de la moda, querida.
—Es sólo una puta fiesta.
—Agradéceme perra —regañó Hyein.
—Gracias, Hyeinie —agradeció con arrogancia, Kang.
—Ya casi es hora, tenemos que irnos.
—Sí —checó su celular y notó la hora, 7:43.
Se vio unos minutos en el espejo y salió junto a Lee.
Ambas chicuelas tomaban un taxi para llegar al hogar de Hong Eunchae, una chica muy popular en la escuela que no le hablaba a cualquiera.
"—¡Hyein-ah! —llamó la rubia.
—¿Eh? ¿Y-Yo? —preguntó incrédula, Lee.
—¿Hay otra Hyein aquí, idiota?
—P-Pues está Kang Hyein, y-y Yang--
—Ajá ajá, me importa una mierda. Ven a mi fiesta, es en mi casa. Te paso la dirección por ig, nos vemos allá —se fue sin mirarla otra vez y Hyein estaba en un estado de shock.
—¿¡Hong Eunchae me invitó a su fiesta!? —se susurró fuertemente."
—¿Conque así pasó eh?
—¡Sí! ¡Casi me surro de los nervios Unnie! —exclamó Hyein.
—No tienes que ser tan especifica —fue lo ultimo que dijo antes de abrir la puerta de la casa.
—Wow...
—Me va a dar epilepsia a la verga... —ambas vieron las escandalosas luces de colores y como la gente bailaba y tomaba—. Ni se te ocurra beber algo, ¿eh? ¿Me escuchaste Lee Hyein?
—Sí sí, lo que digas.
—Si no me haces caso, le voy a decir a tu mamá. Estás advertida —le pegó un zape.
—Ouch, está bien, "mamá". Voy a ir por ahí, cuídate. No te drogues.
—Debería ser yo la que te dice eso. Cuídate Hyein —se despidió, viendo a la más alta dirigirse a una bolita de adolescentes. Haerin se sentó en uno de los sillones sin querer beber algo. Estaba algo desanimada y lo único que quería hacer era escuchar música en sus audífonos, pero la menor le advirtió que si se ponía a escuchar música, le pegaría por tres horas seguidas. Y la chiquilla era muy capaz.
...
—¡Minji Unnie, aquí! —llamó la menor, moviendo su mano de lado en lado.
—¡Dani-yah! Ahí estás —dijo Minji por la ventana del copiloto, bajándose del auto para acercarse a darle un tierno abrazo—. ¿Lista?
—Más que nunca. Estoy lista para bailar.
—¿Se olvidaron de mí o qué? ¡Yo también existo?
—Eres una tóxica, Pham Hanni —replicó Kim, mirándola con arrogancia—. Anda, sube, Dani.
Danielle subió al auto con emoción.
—Se nota que nunca has ido a una fiesta —se burló Hanni, riendo mientras golpeaba el hombro de Minji.
—Vas a chocar, Hanni. ¡Ya déjame y maneja carajo! —apartó la pequeña mano de la conductora, viendo de reojo cómo aún se reía.
—Son tal para cual —dijo en un tono muy bajo, Danielle.
Llegaron a la gran casa, bajándose del auto de Pham.
—Pensé que nos íbamos a morir, la neta —dijo Minji, suspirando con alivio.
—Hey, no soy tan mala conductora. Solo me distraje un poquitín.
—"Un poquitín", Hanni estabas apunto de atropellar a un perro.
—¡Que mentira--
—¡Ya cállense y hay que entrar! Dios, parecen perro y gato. Más bien; conejo y oso.
—Que raras tus comparaciones, Dani —y abrieron la puerta, cerrando los ojos inmediatamente debido a las cegantes luces.
—Bien, escucha Dani; yo y Hanni iremos con Yoona, Lily y Haewon, ¿bien? Tú Dani vete a encontrar con algunos amigos, no sé.
—¿Pero por qué yo me tengo q ir so--
—Sólo vete hacia otro lado. Nos marcas cualquier cosa, ¿va? —agarró de la mano a Hanni y se dirigieron con "Yoona, Lily y Haewon".
—Mhm... —vio que se alejaban y decidió irse a la barra de bebidas.
—Hola —saludó fuertemente, Danielle.
—Hola, linda. ¿Qué se te ofrece? —preguntó el bar tender.
—Tres shots de soju, por favor.
—Wow, ¿quien te lastimó tanto?
—Oh, no. Nadie, nadie. Solo tengo antojo de tomar un poco.
—Entiendo... ¡en camino! —preparó rápidamente los tres shots—. Aquí tiene.
—Gracias... —los tomó como una señora dolida con tres divorcios, mientras que el joven la veía impactado.
—¿Q-Quiere más--
—Dame una cerveza, por favor.
Y así siguió, hasta estar en la pista de baile tomando de las bebidas de todos como una maniática. Después de tanto bailar, se aproximó a una chica solitaria, que veía todo desde un sillón a lo lejos.
—Holap —hipó, con una traviesa sonrisa en su rostro.
—¿H-Hola? ¿Te conozco? —preguntó la tierna chica de rasgos delicados, viéndola extrañada y nerviosa.
—Creo que no —soltó un hipido—. Pero podríamos conocernos... —la miró con diversión mientras la barrió con la mirada—. Eres muy preciosa, amiga.
—Eh... g-gracias —agradeció nerviosa la de ojos gatunos, notando como la de pelo ondulado se acercaba más y más hacia ella—. ¿Q-Qué haces?
—Solo quiero... conocer tus labios. De cerca. O tal vez, atrapados con los míos —agarró el cuello de la castaña y se acercó peligrosamente.
—Y-Yo... —dijo sonrojada, Kang.
—Shhh... —la calló, poniendo su dedo índice en los pomposos labios de la menor—. Solo disfrútalo, ¿sí? —soltó otro hipido.
Se acercó aún más, y atrapó hambrienta los labios contrarios. Haerin no movía para nada su boca, mientras que Danielle movía sus labios torpemente.
—Vamos preciosa, ¿me vas a dejar haciendo todo el trabajo a mí? —preguntó con un tono inocente, y Haerin se sonrojó aún más.
Volvió a atrapar sus labios y ambas tenían una pelea entre belfos. Metían sus lenguas de vez en cuando, jugueteando entre ellas. Uno que otro pequeño gemido se escapaba de los labios de Danielle, aumentando el nerviosismo de Kang.
Haerin se separó bruscamente, parándose del sillón y corriendo al baño.
—¡H-Hey! ¡Bonita! —llamó Danielle, tontamente.
Haerin cerró la puerta detrás de ella, encontrándose con dos chicas, una alta y otra baja, besuqueándose, recordándole que estaba haciendo exactamente lo mismo hace unos segundos.
—¡L-Lo siento! —se disculpó volviendo a salir de allí. Salió corriendo hacia el jardín, sintiendo paz por fin.
—N-Necesito llamar a Hyein... —agarró su celular con torpeza, marcando al número de su mejor amiga.
-¿¡Haerinie!? ¿¡Algo malo pasó!? —respondió a gritos la menor.
—Sí... p-pero no —contestó frotando su puente nasal.
-¿¡Estás bien!?
—Sí, Hyein, sólo... ¿podemos irnos, por favor?
-Oh, ¡claro! ¿¡Donde estás!?
—Estoy en el jardín. Ven rápido.
Después de unos segundos, Hyein apareció por la puerta que daba hacía el jardín.
—Dios, pensé que te había pasado algo. ¿Ya quieres irte?
—Sí... perdón wey. No quería arruinar tu diversión.
—Nono, no te preocupes Unnie. Vámonos pues —la ayudó a levantarse del suelo y le sonrió.
Ambas salieron entre la multitud y llamaron a otro taxi.