Luego de colgar con Kaylee noto la mirada de Hannah sobre mí, antes de que pueda acercarse la evito y me dirijo a la barra por una cerveza, no quiero que saque el tema del Hombre sin cara o algo así, puedo tolerarla si estamos en grupo o al menos lo he logrado hasta ahora.
Phill hace una seña con la mano para que espere mientras atiende a otros clientes, se nota que está en su ambiente, más de una chica inocente se está babeando y él no duda en dedicarles una sonrisa o un guiño, pongo los ojos en blanco. Si hay que reconocerle algo es que sabe hacer negocios, me encantaría saber cómo hizo para que el Aurora recuperara su gloria en menos de una semana.
En una mesa del fondo se encuentra Alan Bloomgate junto a otros policías, van de civil, los conozco a todos, más de una vez tuve que arreglar sus viejas patrullas, luego empezaron a ir al TT. Me ponen nervioso ¿Y sí están encubiertos? Ya se me fué la imaginación, no estamos en una película.
—¿Qué querías? —Pregunta el bartender.
—Una cerveza —Digo sin mirarlo.
—¿De cuál?
—La más barata —Murmuro, él la pone sobre la barra.
—Gracias.
Doy un largo sorbo a la botella y vuelvo a la mesa con el grupo. Están hablando de no sé quién, no puse atención en el nombre, pero la mujer se embarazó y según no fué de su marido. Son Duskwood, todos aquí disfrutan un chismesito y cualquier cosa es buena para evitar pensar en el secuestrador que supuestamente huyó.
—¿Tú qué opinas, Richy? —Pregunta Cleo.
—¿Eh? Ah, sí —Digo por decir algo.
—¿Sí? —Thomas frunce el ceño desconcertado ¿De qué estarían hablando?
—¡Ja! Ahí tienen —Dice Dan triunfante.
—¿En serio quieres qué Jessy le compense la cita a Dan? —Pregunta Thomas.
Todos vuelven a observarme, la veo frente a mí. Recuerdo la decepción en sus ojos durante la llamada, como la esperanza se desvanecía en ella poco a poco, las garras de la culpa aprietan mi garganta.
—Siempre y cuándo no sea él quién la lleve a casa, todo bien —Respondo sonriendo.
El grupo estalla en una carcajada, incluyendo a Hannah, por un segundo el peso sobre mi alma disminuye al saber que aún puede reír... Por el contrario, la parte más oscura de mí insiste en que no lo merece y la culpa por todo.
—Payaso —Refunfuña Dan, alzando su whisky para beber, se detiene a medio camino y frunce el entrecejo.
Las luces del bar juegan entre el azul y el violeta, otras personas bailan al ritmo que toca la banda del momento, quizás por eso vino tanta gente.
—¡Esto fué Rush, mi gente! —Anuncia el vocalista— Ahora tomaremos un descanso, pero volveremos con todo.
Finalmente veo entrar a Kay, le hago una seña para que nos ubique, la tensión en mi cuerpo disminuye un poco. Hannah se apresura y la abraza como agradecimiento, tienen un breve intercambio de palabras que procuro ignorar aunque ella esté sentada a mi lado.
—Disculpa —Un chico se acerca y toca su hombro— Eres Kaylee ¿Verdad?
No detallé mucho sus rasgos, pero es fácil reconocer al vocalista por el largo del cabello y los tatuajes.
—Sí, soy yo ¿Te puedo ayudar en algo?
—Soy David, el vocalista de Rush y tu fan, sólo quería saber qué te está pareciendo el show.
—Solo escuché media canción, pero me gustó bastante, me recordaron a Måneskin.
—Joder, gracias —Los ojos del chico se iluminan como si le hubiesen dado el mejor cumplido de la historia y ella ríe. Dan los mira con desconfianza— ¿Me regalas una foto contigo?
Ella accede, arregla su cabello y posa junto al chico en una selfie, luego de agradecerle otra vez él se aleja con una sonrisa radiante.
—¿Eso qué fué? —Pregunta Hannah.
—No me gusta —Dice Dan.
—A tí no te gusta nada —Opina Jessy. Luego aplaude emocionada— Yo sí estoy orgullosa de Kay ¡Tenemos una amiga famosa!
—No es para tanto, saben que trabajé con ustedes y no lo habría logrado sin Jake.
—Bueno, esperemos que el hacker no encuentre esa foto en la red —Jugueteo con la botella en mi mano.
—Hablando de él —Continúa Hannah— ¿Vendrá?
—No puede —Responde Kay.
—Hmm... Le llamaré —Responde buscando su teléfono— Quizás logre convencerlo, hace tiempo queríamos vernos en persona.
—Supongo que no se pierde nada con intentar —Me obligo a sonreír.
Ojalá la mande al carajo.
—Bueno... —Dan se inclina hacia adelante— Muy linda la magia de la amistad y todo, pero hay una pregunta que nos ha estado rompiendo la cabeza...
—¿Desde cuándo ves "My little pony"? —Interrumpo divertido, la breve risa de los demás me consuela por un par de segundos.
—Eso no, idiota.
—Ah, pero sí la ves —Agrega Kay y él la asesina con la mirada.
—Estoy tratando de ser serio así que compórtense, par de críos —Toma ese trago de whisky que deseaba desde hace rato y mira a Hannah— ¿Por Qué enviaste el número de Kay?
La observo atentamente sin darme cuenta de que Kay se tensó, espero la respuesta con ansia al igual que los demás.
—Envié el número de Kaylee porque... —Toma aire y juega con sus manos— No podía contar con la policía y Amy confiaba en ella.
—¿Conocías a Amy? —Pregunta Jessy desconcertada— No nos dijiste.
—No podía darles detalles, habría estado jugando la confianza de Amy, fuimos amigas desde la infancia. Y así como ustedes dudaron de mí al principio yo también lo hice.
—Nos dirás ahora ¿No? —Habla Cleo.
—Puedo contarles, pero Jake no debe saber nada de lo que se diga aquí.
—¿Qué? ¿Por qué no? —Dice Lilly inquieta. Esa es una pregunta interesante.
Dan alza la ceja al ver su interés, siempre ha sido muy protector con ella.
Sólo con verlo descubrí su pequeño secreto, el hacker es la versión joven de Nathan Donfort, tiene que ser medio hermano de Lilly. Es divertido ver cómo salen los trapos sucios de una de las familias más respetadas del pueblo.
—Porque él no lo tomará bien.
—Por mí no te preocupes, Kay —Soy el primero en hablar, siento que es mi responsabilidad apoyarla en cualquier cosa.
—Sí —Secunda Dan— Hackerman resultó no ser tan malo como creímos, pero ni siquiera nos dijo su nombre, podemos guardar algo de Kay.
—Ok... —Ella suspira luego de que todos acceden y juega con sus dedos sobre la mesa— Hace diez años vine a Duskwood a ver a Amy, había dejado de responder mis correos y estaba preocupada al igual que mi padre. Fué emocionante porque nunca había ido tan lejos de mi ciudad sola... Su abuela me abrió la puerta, subí a su habitación, ella estaba hecha una bolita en la cama, aferrada a una pulsera.
—¿La de... La tienda de antigüedades? —Pregunta Jessy, hace rato no oía su voz.
—Sabías del accidente —Murmuro en shock.
—Siempre te quejaste de que "ocultamos información" —Le reprocha Cleo.
—¡Pudimos encontrar a Hannah mucho antes si nos hubieses dicho! —Se apresura Thomas, la nombrada sujeta su brazo para que se calme y vuelva a sentarse.
—Sólo sabía que algo horrible había pasado y Amy tenía evidencia que podría ser usada en su contra —Corrige— También sabía que a pesar de su dolor y su culpa, era inocente. Creía en mi amiga.
Aprieto las manos bajo la mesa para disimular el temblor. Parecemos buenos amigos, pero detrás de la fachada, cuando lo vives, estás en un tanque de tiburones que esperan ver la sangre en el agua. Aunque ellos no lo admitan, nunca dejaremos de sospechar, de mentir, de proteger nuestros secretos con uñas y dientes.
—¿Qué pasó después? —Pregunta Lilly.
—No volvimos a tocar el tema, hasta diez años después.
—¿Qué te dijo? —Hannah está pálida como un papel, Thomas la abraza de lado.
—Que necesitaba mi ayuda porque alguien la perseguía —Me mira de reojo, tenso los labios y ella vuelve su atención a Hannah— Te mencionó.
—Por eso te metiste en esta locura —Dice Dan, a lo que ella asiente.
No aguanto un segundo más aquí, el aire no entra a mis pulmones, sin ninguna excusa me levanto de la mesa, tropiezo con el taburete pero mantengo el equilibrio, dejo atrás sus preguntas y avanzo por el pasillo abriéndome paso entre la gente con la cabeza baja.
Mis ojos pican, logro salir al callejón e inhalo el aire de la noche tratando de contenerme. Por desgracia a escalera no es lo suficientemente alta como para matarme, así que sólo apoyo las manos en el barandal.
Me sobresalto cuando escucho la puerta abrirse, es como si alguien con sólo verme pudiera adivinar de lo que soy capaz.
—Soy yo, tranquilo —Kay hace su mejor intento por sonreír, lo aprecio pero sé que no puede ser sincera, viene a mi lado y se sienta en el barandal, soy consciente del resentimiento y el dolor en su mirada.
Ni siquiera sé cómo pedirle perdón... Maldita sea.
—¿Por qué estás aquí? —Susurro con la cabeza gacha.
—No voy a perdonarte —Sentencia, luego suaviza un poco su voz— Pero no puedo perder a otro amigo así.
—¿En serio me consideras tu amigo? No creo que me hayas ayudado por eso, no eres tan altruista.
—Si Jennifer no tuvo justicia Hannah tampoco la merece, al menos ella regresó con su familia... Pregúntame en unos diez años, quizás te entregue.
Sonríe y le devuelvo el gesto, es buena señal que pueda bromear con ello ¿Me perdonará algún día? ¿Estaré vivo para entonces? Suspiro y desvío la mirada.
—¿Richy?
—¿Sí?
—No vayas a hacerte daño... —Da un paso hacia mí y toma mis manos— Por favor.
Abro la boca pero no sé cómo responder a eso, sería mucho más fácil acabar con todo, no estoy seguro de cuánto pueda soportar, es como si estuviera condenado a caminar en la oscuridad, descendiendo escalón a escalón, en lugar de avanzar solo puedo hundirme hasta el mismo infierno.
—¿Qué hago entonces? —Susurro, mi voz se rompe por la desesperación. Kay me envuelve con sus brazos como si quisiera mantener unidas mis piezas—Lo siento... Lo siento mucho por todo, Kay.
—Lo sé.
Me aferro a ella, finalmente se me escapan las lágrimas que tanto tiempo estuve conteniendo. No somos la investigadora y el autor, somos lo que siempre fuimos, un par de amigos tratando de olvidar lo malo, en verdad ve algo que vale la pena detrás de la máscara ¿Algún día yo también encontraré eso? ¿O no hay nada?
—Solo prométeme que no me obligarás a extrañarte como extraño a Amy —Dice suavemente.
—No lo haré... Lo prometo —Murmuro sin querer alejarme de ella.
—Gracias por quedarte, Richy.
Mis lágrimas siguen brotando, no termino de entender que le importo, es difícil de asimilar. Respiro con fuerza mientras ella pasa sus manos por mi espalda de una manera reconfortante.
—En el fondo... Eres un llorón ¿No?
—Sí, supongo que sí —Su comentario tan despreocupado me hace reír, no esperaba eso en este momento.
Me limpio la cara con el dorso de la mano y tomo una respiración antes de dedicarle una triste sonrisa.
—Gracias a tí, por darme un motivo para quedarme.