-Xylia, ¿porqué no los dejas en paz? Me cuesta mucho entender como una cría tan perfeccionista y tan buena como tú, no pueda simplemente omitir los comentarios de sus compañeros y dejarlos pasar.
Ahí estaba, se lo debería haber imaginado y eso que era por la tarde. El capitán de la guardia me estaba dando su habitual reprimenda cuando se enteraba que Neith y yo nos habíamos enzarzado en una puesta ridícula en la que siempre acababa perdiendo yo.
-Señor, se cuestionaban mi honor y mi orgullo, no podía dejar que lo mancharan.
Shandor, el capitán, rodeó los ojos poniéndolos en blancos mientras se pasaba una mano por la cara, cansado probablemente de escuchar esta misma historia de nuevo.
-¿Y a esto, le ves ganar y limpiar tu orgullo? -sus ojos volaron al pozo de tela que estaba sosteniendo mientras limpiaba algunos arcos y estanterías.
Paré y me centré por primera vez desde que apareció por esa puerta a escucharle y decirle lo que realmente sentía. Él era quién me había entrenado desde pequeña porque había visto potencial en mí y se lo agradezco mucho porque él me ha convertido en toda una guerrera pero por los acontecimientos que estaban ocurriendo y los males de cabeza que tenía que provocarle, era probable que estuviera un poco molesto y decepcionado.
-Sé que visto así parezco una perdedora pero es mejor que dejar que me pisotee mientras se pavonea con sus amigos, señor.
Ese hombre de unos treinta años más o menos, suspiró mientras me miraba con esa media sonrisa consoladora que siempre me regalaba cuando acababa en situaciones como esta.
-Ya eres toda una adulta Xylia y no tengo porque decirte nada pero no dejes que tu testarudez te supere.
Esta vez fui yo la que suspiré mientras este se apartaba su cabello negro largo hacia atrás. Realmente era reconfortante hablar con él y más cuando era una persona que me conocía muy bien después de todas esas horas en la que pasamos juntos entrenando.
-Lo intentaré pero no le puedo prometer nada.
Soltó una pequeña sonrisa en el que mostraba sus dientes.
-No has cambiado en absoluto -dijo finalmente mientras yo sonreía triunfalmente.
Tenía mucha confianza con ese hombre y siempre que podía venía a verme, incluso cuando le pedí varias veces que se marchara, no lo hizo. Se quedó conmigo mientras me ayudaba a limpiar ese monumental espacio.
Me estuvo contando cuál eran los objetivos claves del rastreo de mañana y todo era para asegurarse de que no había ningún indicio de ataque, así que si todo fuera bien, podríamos celebrar con total normalidad y seguridad el ritual.
Y aunque yo asentía emocionada y curiosa con saber más sobre los rastreos, supe que mi rostro estaría apenado por no poder ir con ellos. Siempre había querido ir pror nunca me habían dado la oportunidad. Shandor pareció percatarse de mi cambio de actitud cuando volvió a enfrentarme con serenidad.
-Entiendo que quieras ir al rastreo pero aún eres joven Xylia.
Todo el mundo me decía lo mismos. Todos y cada uno de ellos y aquello me molestaba mucho. Porque cuando Neith cumplió los dieciocho, al día siguiente ya se lo llevaron de exploración, yo también quería las mismas oportunidades que tuvo él en su momento.
-¿Y porqué Neith si que pudo? ¿Cree realmente que soy peor que él? Porque si es así, debería haberme avisado hace tiempo señor.
Mi voz afligida mostró un tono no apropiado para dirigirse a un superior pero estaba harta de no poder hacer lo mismo que ellos y que me tuvieran tan solo divagando por el poblado. Estaba cansada aunque quisiera ocultarlo.
Shandor se rascó la cabeza dudoso y un poco dolido por mis comentarios aunque pareció dudar que contestación otorgarme.
-Yo no he dicho que seas peor que él en ningún momento.
-¿Y entonces porqué no me deja ir?
Estaba indignada porque me daba igual tener que limpiar ese lugar y darle clases a los niños pero también quería hacer misiones de exploración y protección. Toda su vida se había preparado para ello y ahora se lo denegaban.
-Porque no puedo dejar que veas la doble cara del bosque.
Le miré con el señor fruncido. No sabía a qué se refería pero el modo en que había dicho esas palabras, sabía que era algo bastante pesado como un recuerdo que fuera difícil de contar, un recuerdo traumático.
-¿A qué se refiere con "la doble cara del bosque"?
-No todo lo que hay afuera de este perímetro es pacífico Xylia, a dónde nosotros vamos el aire es denso y oscuro, no hay vida tan solo destrucción y maldad.
Tragué nerviosa. Porqué nadie me había avisado de esto. Notaba como las manos empezaron a sudarme, con tan solo la entonación tan misteriosa con la que había hablado ya pude hacerme una idea sobre cómo podía ser ese lugar sin vida.
Entonces Shandor se acercó a mi y me puso una mano en mi hombro izquierdo y lo apretó con cariño.
-Sé que eres fuerte y que es probable que ese lugar no te atemorize en absoluto pero aún así, no puedo llevarte allí aún y menos cuando mañana por la noche será tu primera danza.
Agaché la mirada frustrada, después de que me dijera aquello me entraron más ganas sobre ver ese lugar con mis propios ojos pero tenía razón, las personas que participaban por primera vez en la danza tenían obligaciones distintas que los demás siguiendo varios pasos ancestrales que empezarían por la mañana. Así que aunque hubiera rogado por ir y me hubieran dejado, no hubiera podido ir con ellos por el simple hecho de que ese ritual era lo más importante para la vida de un habitante del bosque. Era la primera vez que entraríamos en sintonía con la naturaleza y donde mostraríamos nuestra luz interior. Sin embargo, seguía molesta por aquello pero lo dejé pasar, mañana era un día importante y no quería estropearlo, así que volví a levantar la mirada para conectar con la suya.
-Mañana no iré pero cómo no me haga partícipe de la próxima expedición, se arrepentirá de haberme entrenado.
Por su parte sonrió con diversión al igual que yo pero en verdad, esperaba que lo que acababa de confesar en forma de amenaza, se hiciera realidad.
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-Ariel deja eso ahora mismo.
Mi voz sonaba más firme de lo que pretendía en un primer momento pero lo que estaba sosteniendo en esas pequeñas manos, la demonio de mi hermana, era nada más ni menos que el diario en el que escribí todas mis inseguridades de cuando era pequeña, aproximadamente de su edad.
-¿Porqué debería? Es que acaso escondes algo, Xylia.
Esa niña se manejaba en el ámbito de la manipulación y sarcasmo con una destreza impresionante. Estaba muy segura de que cuando se hiciera mayor, nadie podría pararla si quería conseguir algo en específico.
Rodeó los ojos dejándolos en blanco.¿Cómo había podido llegar a sus manos ese diario? No lo sabía con certeza pero había una alta probabilidad que se pusiera a revisar los armarios que me pertenecían con total seguridad.
-No te lo voy a volver a repetir más veces Ariel, déjalo donde estaba ahora mismo si no quieres ser pateada en el culo.
Ella,en cambio, al escucharme jadeó ofendida, además era una buena intérprete. Su actuación era excelente pero cuando Owen hizo acto de presencia en la habitación, pude notar como sus ojos empezaban a arder.
-¿Qué ocurre? -su voz sonó tan despreocupada que no supe qué hacía realmente aquí.
-Ariel, parece ser, que ha estado urgando en cosas que no son suyas -dije yo común poco de ironía mientras me cruzaba de brazos mientras que mi hermano se colocaba a mi lado y ambos miramos expectante a nuestra hermana pequeña.
-¿Algo que decir, saltamontes?
Sonreí al ver como la cara de mi hermana empezaba a sonrojarse, a lo mejor al darse cuenta de lo que realmente había hecho. A continuación, tiró ese pequeño libro encima de la que era mi cama y pasó entre medio de nosotros dos con rabia y enfado.
Respiré con tranquilidad que eran rabietas normales pero por lo menos había podido guardar todos los secretos que había en ese libro.
Por su parte, Owen me paró cuando yo pretendía acercarme a la cama para coger el diario olvidado. Lo miré desconcertada y aunque Owen y yo tuviéramos muy buena relación, a veces esos actos nos pillaban bastante desprevenidos.
-He oído lo que ha pasado con Neith, Xylia y tengo que decirte que realmente es un idiota por seguir molestándote.
-Por lo menos hay alguien que se pone de mi lado pero de cual, ¿del de la pena o del de la indignación? Porque si dices que es del primero, no quiero escuchar nada sobre el tema, Owen.
Él suspiró cuando me deshice de su agarre y me senté al borde de mi cama mientras él me seguía con lentitud.
-Xylia sabes que conmigo siempre será desde el lado de la indignación.
-¿Y porqué no le dices que paré? - pregunté enfurecida.
Apreciaba las palabras que me estaba dedicando pero era su mejor amigo el que me estaba molestando. Él como hermano mayor debería haberle advertido y sobre todo, haberle dado una paliza por haberme provocado de tal manera.
-Sabes perfectamente que esto no es un problema entre él y yo, sino entre tú y él, hermanita.
Tomó asiento mientras colocó una de sus manos en mi espalda y empezó a acariciármela como siempre solía hacer cuando éramos pequeños.
-Aún así, eres el mayor de los tres, no estaría mal utilizaras tu papel de hermano protector aunque sea de vez en cuando.
Él rió levemente y yo apoyé mi cabeza en su hombro. Le quería, por supuesto que le quería pero echaba de menos ese Owen que se pegaba con cualquiera cuando nos hacían algo a Ariel o a mí. Su perfil cambió a uno más pacifista y relajado, alejado del arte de la lucha y entregado a la música.
-Hablaré con él si eso te place pero que hable yo con él no solucionará nada.
Asentí con una sonrisa aún estando apoyada en su hombro.
-Gracias... pero por lo menos sé que tú lo has intentado.
Entonces entró de nuevo nuestra hermana, enfadada, con los brazos cruzados y con esa pequeña cara totalmente roja.
-Quiero la revancha, Xylia.
Ambos nos reímos, ella era la representación de cuando nosotros habíamos sido pequeños y que ella pudiera seguir siendo así, tan solo hacía que nuestros corazones se derritieran por su toduzería y por lo mona que se ponía cuando actuaba así.