DAZZLING #PGP2024

By ivanquiroga9

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Embárcate en un emocionante viaje a través las peripecias de cinco felinos con vidas diferentes, pero con un... More

DEDICATORIA
NOTA DEL AUTOR
SETENTA Y TRES
01 CACERÍA
02 CAUTIVERIO
03 L10N
04 NACIMIENTO
05 LOTE SETENTA Y TRES
07 ESCAPE
08 EL DOLOR DE UNA MADRE
09 EL MAESTRO Y LA APRENDIZ
10 CUESTA ABAJO
11 DESTELLOS DE LIBERTAD
EPILOGO

06 EN LA NOCHE MAS OSCURA

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By ivanquiroga9

Con la llegada de la tarde un aire de amenaza llena el ya viciado ambiente del lugar. Garra Afilada siente un nudo en el estómago mientras observa impotente al humano acercarse a su jaula. La figura imponente y sombría del hombre llena el lugar, parece fusionarse con el oscuro cuarto que los rodea. Su mirada fría y calculadora solo deja al descubierto la ambición que lo impulsa. Garra Afilada aún a pesar de su rota voluntad y sabiendo que está en desventaja frente a este depredador, todavía conserva su instinto materno lo cual la impulsa a no permitir que le arrebaten a sus cachorros sin pelear.

Sus ojos se estrechan con determinación cuando el cazador con lentitud se acerca . Los dedos ásperos y rudos se aproximan a la jaula, mientras observa a los cachorros. Garra Afilada adopta una posición defensiva tratando de cubrir a sus hijos, sus garras afiladas están listas para el ataque. Pero antes de poder hacer cualquier movimiento, una aguja perfora su piel y una sensación familiar de adormecimiento se apodera de ella.

Esta vez el cazador no ha perdido tiempo, ha vuelto a utilizar el dardo tranquilizante, tomando desprevenida a la gata, quien lucha con todas sus fuerzas por mantenerse en pie, pero sus patas ceden bajo el efecto de la droga. Sus ojos comienzan a sentir la pesadez del sueño inducido y su visión se vuelve borrosa. La impotencia la envuelve solo puede ser testigo impotente de cómo su jaula es abierta y la cruel mano del humano se aproxima a sus crías quienes tratan de encontrar refugio en la parte más alejada de la prisión.

Setenta y Tres, la mayor de los tres, observa la desesperación de su madre quien trata de defenderlos lanzando zarpazos que no atinan al objetivo hasta que cae inmóvil, los ojos de la pequeña se llenan de terror mientras el cazador toma a sus hermanos y comienza a alejarlos. De pronto en un arranque de valentía, y tratando de imitar a su madre lanza algunos golpes para evitar el destino de sus hermanos, pero es apartada con gran facilidad de un brusco golpe que la deja adolorida y sin poder moverse.

La madre totalmente inmóvil, antes de que sus ojos queden cerrados observa cómo sus cachorros son arrebatados de su lado, su corazón se rompe en pedazos mientras su rugido de angustia se ahoga en un sollozo silencioso.

Setenta y Tres, maúlla de desesperación al saber que no pudo hacer nada por sus hermanos menores quienes también lanzan zarpazos y mordidas para que los suelten pero que no surten efecto, los ojos de los cachorros se llenan de lágrimas por la separación, hasta que los gritos de los machos se pierden por los pasillos del lugar, dejando a Garra Afilada inconsciente y a Setenta y Tres adolorida buscando el regazo de su madre para tener un poco de consuelo

A lo lejos, en las sombras, Ámbar observa todo con aires de triunfo. Su lengua bífida se agita con satisfacción mientras saborea el sufrimiento de la familia y una vez que el humano sale, la serpiente se aleja con arrogancia, moviendo su cola serpenteante mientras deja a madre e hija sumidas en la oscuridad.

El sueño envuelve a Garra Afilada, su mente la lleva de nuevo al bosque que una vez fue su hogar. Los tonos verdes y dorados de la vegetación la rodean, creando una sinfonía de colores bajo el cálido resplandor del sol filtrándose a través del dosel arbóreo.

Sus cachorros, corretean alegres a su alrededor. Sus pequeñas figuras son un torbellino de energía, persiguiéndose unos a otros entre los árboles, sus risas infantiles llenan el aire.

Garra Afilada siente una profunda alegría que le llena el corazón. Su pareja, Colmillo Negro ese majestuoso gato montés con ojos llenos de amor y complicidad, se le une. Los dos se observan con cariño mientras los cachorros juegan a su alrededor. La conexión entre ellos es palpable, una unión que trasciende las palabras.

El bosque, con sus fragancias naturales y sus sonidos melodiosos, abraza a la gata. El susurro del viento entre las hojas y el canto de los pájaros le recuerdan la belleza y la serenidad de su hogar. Cada paso que da sobre el suelo de tierra le proporciona una sensación de pertenencia y tranquilidad.

La gata montés se sumerge en el sueño con todos sus sentidos. Acaricia a sus cachorros con cariño, siente la suavidad de sus pelajes bajo sus patas y el latido de sus pequeños corazones. Su pareja roza su flanco con ternura, reafirmando el lazo que comparten.

La felicidad inunda a Garra Afilada mientras observa a sus cachorros aprender las habilidades que necesitarán para sobrevivir en este entorno salvaje. Los ve trepar árboles con destreza, acechar a presas imaginarias y escuchar los susurros del bosque con atención.

A medida que cae la tarde, todos se reúnen junto a un tranquilo arroyo. El agua fresca y cristalina refleja la luz del atardecer mientras los cachorros juegan en sus orillas. Garra Afilada y su pareja se relajan bajo la sombra de un gran roble, sus cuerpos entrelazados en un gesto de amor y compañerismo.

El hermoso sueño de Garra Afilada, de pronto se comienza a tornar en una pesadilla cruel. Como una vorágine, la escena idílica se desintegra ante sus ojos.

El resplandor del sol se convierte en un manto de sombras que se ciernen sobre el bosque. Los colores vivos de la naturaleza se desvanecen hasta volverse grises y oscuros. Sus cachorros, que antes reían y jugaban, ahora la miran con ojos tristes y aterrorizados mientras unas gigantescas manos los arrancan de su lado.

La figura del humano emerge de las sombras, alta y ominosa, atrapa y se lleva a los cachorros en sus brazos, con una expresión indiferente en el rostro. Los pequeños luchan, maúllan y se retuercen en un intento desesperado de escapar, pero son impotentes ante la fuerza del cazador.

Garra Afilada intenta avanzar hacia ellos, desgarrada por la impotencia, pero sus patas están paralizadas. La cadena que la mantiene sujeta al suelo se estira, manteniéndola atrapada en su lugar. Su voz se pierde en un grito silencioso mientras observa cómo sus cachorros son arrebatados de sus brazos.

Ámbar, se retuerce en la penumbra, observa la escena con sus ojos amarillos que destilan crueldad. Su lengua bífida se agita con satisfacción, grita frenética una y otra vez "¡Perdiste gatita!¡Perdiste querida Setenta!", mientras saborea la desesperación de Garra Afilada.

El corazón de Garra Afilada se rompe mientras ve cómo sus hijos desaparecen devorados por la sombra del cazador. La impotencia y el dolor se entrelazan en su interior, formando una tormenta de emociones que amenaza con arrastrarla.

El terror obliga a despertar a Garra Afilada, su respiración es agitada y su corazón late con fuerza. Busca a sus cachorros en un frenesí de desesperación, pero solo encuentra a su hija a su lado, quien duerme a su lado, ligeros quejidos dan por hecho que ella también tiene pesadillas por lo que para consolarla pasa su lengua sobre la cabeza de la pequeña.

El alivio de tener al menos a uno de sus cachorros a salvo se mezcla con la agonía de haber perdido a los otros. La madre siente una mezcla de emociones abrumadoras: amor por su hija, tristeza por sus hijos perdidos.

De pronto, de entre la oscuridad, algo captura la atención de Garra Afilada. A lo lejos, entre las sombras de la penumbra, unos pequeños ojos rojos la observan con curiosidad, estos se acercan lento, por lo que Garra Afilada, a pesar de aún permanecer bajo los efectos del tranquilizante, se prepara para la posible amenaza.

Poco a poco una diminuta figura se comienza a dibujar en la oscuridad hasta que se acerca lo suficiente para que la gata se de cuenta de que no es una amenaza, todo lo contrario la silueta le es familiar y la consigue identificar, para su sorpresa frente a ella está Lion. El roedor al que días antes ayudó a escapar de Ámbar.

Lion se acerca a los barrotes de la jaula con cautela, sus ojos rojos brillan en la oscuridad. Con una voz suave y temblorosa, le habla.

—Amiga, soy yo, Lion ¿Me recuerdas? por fin te encuentro.

Garra Afilada asiente con la cabeza, reconociendo al ratón que una vez salvó y que además gracias a su piedad le prometió de ser necesario ayudarla de alguna forma. La tristeza y la preocupación llenan sus ojos mientras le responde.

—Sí, Lion, claro, te recuerdo. Pero ¿Qué haces aquí? ¿Por qué continuas en este lugar?

El ratón suspira con pesar antes de responder.

—Perdón, pero a pesar de que aquella vez me pediste que me fuera, me ha sido imposible escapar de este lugar, los ductos de aire son un laberinto, por lo que todo este tiempo los he estado explorando, tratando de descubrir una forma segura de salir pero solo encontré una salida, aunque por más que lo intento no la logro alcanzarla gracias a mi tamaño, pero si me ayudas ambos saldremos sin problemas.

—Lo siento, mírame, ya no tengo salvación. —Garra Afilada le muestra la cadena que la ata al suelo y enseguida a la pequeña que duerme enroscada a su lado.

—Entonces ¿Los pequeños que vi salir son tuyos?

Garra Afilada mueve afirmativa la cabeza, el peso de la pérdida se suma a los residuos del tranquilizante, sus piernas tiemblan y su corazón se acelera.

—Si pudiéramos hacer algo para rescatarlos. Tal vez... —continúa la gata —¡Dime que aun podemos rescatarlos y daré mi vida para sacarnos!

—No lo sé, vi como fueron entregados a otro humano, pero tanto tú como el cachorro que está contigo aún pueden ser libres, después podremos buscar a los otros.

Las palabras de Lion golpean el corazón de Garra Afilada como un puñal. El dolor y la preocupación se intensifican. Sus cachorros ahora están en manos de otro humano, separados de ella. La gata montés siente que su mundo se desmorona aún más.

A pesar de la tristeza que la embarga, Garra Afilada siente gratitud hacia el pequeño ratón por compartir esta información con ella. Las palabras del pequeño infunden en ella una pequeña llama de esperanza. Si ella y su hija están libres siempre podrán buscar a sus otros pequeños, por lo que accede a elaborar un plan para escapar del lugar.

Lion y Garra Afilada se sientan en la penumbra de la jaula. El ratón comienza a decirle con más detalle todo lo relacionado a los ductos de aire, también le comenta que detrás de una cajas olvidadas hay una abertura de buen tamaño para acceder a dicho camino.

—Entonces, Lion, ¿crees poder sacarnos de aquí? —pregunta Garra Afilada con cautela, mirando hacia donde su hija, Setenta y Tres, duerme a su lado.

Lion asiente con determinación, sus ojos rojos brillando con confianza a pesar de la situación sombría.

—Con lo que he aprendido de este lugar estoy seguro de poder guiarlas, si no hay problemas, ahora lo importante es ver la manera en cómo podrán salir de esa jaula.

La mirada de Garra Afilada es de nuevo infundida por el deseo de libertad y asiente con determinación. Está dispuesta a hacer cualquier cosa para reunirse con sus hijos y escapar de este lugar. Mira a su hija dormida con amor y preocupación, prometiendo silenciosamente que hará todo lo posible para protegerla y llevarla a un lugar seguro.

Mientras el plan de escape comienza a tomar forma, a lo lejos, unos ojos amarillos observan todo, Ámbar se desliza alejándose mientras susurra —Así que mi bocado sigue vivo y planea fugarse con la gata , esto se pondrá divertido —en el escamoso rostro se dibuja una siniestra sonrisa.

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VolkovxHoracio. Terminada. (Creditos a sus respectivos creadores, de las imagenes que utilizó)