Frontera de caza

By katiealone

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Cumplir dieciocho años en la tradicional y poderosa familia Bautista-Montagny es todo un acontecimiento. Y Da... More

Sinopsis
📜 Epígrafe 📜
🩸 Introducción 🩸
1. Los barrios altos
2. Preparativos
3. La caja
4. Sangre
5. En aprietos
6. Culpable
7. Pagar el precio
8. Frente a frente
9. Sangre nueva
10. Primera vez
11. Matamos a un Edevane
12. Bebe
13. S.O.S
14. Primero, las balas
15. Momentos de debilidad
16. La historia según Arabella
17. Nos preparamos
18. Dulce escape
19. Verdades sobre la mesa
20. Tuya
21. Tenemos visita
22. Enemigos
23. En nuestras venas
24. La escena de Jack
25. Sin esperanza
26. Sin lugar en el cielo
27. La cazadora
28. Lo que perdimos
29. Tal vez es tarde
30. Poder ancestral
31. Relish
32. Fugitivos
33. Sin culpa
34. Sombras
35. No me sigas
36. Sangre de mi sangre [Final]
🧛 Nota de la autora 🧛
🩸 Epílogo 🩸
Extra 1: Lover
Extra 3: Ternura
Especial de Halloween 2023 [Parte 1]
Especial de Halloween 2023 [Parte 2]
🎨 Ilustraciones para FDC 🎨
😜 Memes 😜
📚 Otras historias de la autora 📚

Extra 2: Aquella niña perdida

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By katiealone

Se le hizo extraño entrar a la habitación y no encontrarla allí, esperándola. En la cama, siendo específica. Estaba en el baño hacía buen rato, y a juzgar por las maldiciones que echaba por lo bajo, algo andaba mal.

—¿Dani? —preguntó en voz alta—. Dani, ¿estás bien?

—¡No! —gritó detrás de la puerta, y segundos después apareció, con los ojos rojos y haciendo un puchero—. Me quiero matar.

—¿Qué...?

—¡Que me quiero arrancar el maldito útero, Aliz! ¡Siento odio, mucho odio! ¡No aguanto estar viva! —gritaba, roja de rabia o de vergüenza. Y así, de pronto, se echó a llorar.

—Ay, no... —Se puso de pie y caminó hasta ella. No le prestó atención al olor hasta ese momento, y sí, la sangre ya empezaba a salir de su cuerpo. Y con mucho dolor, a juzgar por la carita de pena de su angelito.

—¿No te diste cuenta? ¿Cómo no te vas a dar cuenta? ¿Acaso no huele? ¡¿Por qué no me avisaste?! ¡Tú literalmente comes sangre!

—Eso sí, pero no endometrios cayéndose a pedazos. —Sin decirle nada más, la tomó despacio de la mano, y la llevó hasta la cama para recostarla. Danielle se dejó conducir en silencio, aguantándose las lágrimas. Se llevó una mano al vientre, y puso un gesto de dolor.

Aliz no tenía idea de como se sentía, pero había visto a muchas mujeres con cólicos y sabía que era una tortura. Así que recostó con cuidado a Danielle en la cama, le quitó los zapatos, y fue al clóset en busca de una manta. Eso pareció tranquilizarla un poco, pero aún tenía los ojos vidriosos, y ese gesto de pena que le encogía el corazón.

—No tengo más toallas, ni tampones —anunció, y Aliz asintió lento.

—Voy a traerte algunas, no tardo —le dejó un beso en la frente, y Dani la quedó mirando en completo silencio.

Una vez que salió al pasillo, se dio cuenta de que en verdad no sabía como comprar una tolla higiénica o un tampón. Jamás le compró eso a nadie, ¿cómo demonios iba a escoger? Necesita ayuda, y pronto. Así que, aún sabiendo que eso podía terminar en conflicto, fue directo al piso de arriba del hotel, y buscó la puerta.

Ella estaba allí, pudo escucharla. Dio dos toques, y esperó. Poco después, Arabella abrió y la miró con mala cara como siempre. La cazadora no se gastaba en fingir simpatía con ella, que tuvieran una especie de alianza no significaba que tenían que ser amigas.

—¿Qué quieres? —preguntó directo, dispuesta a tirarle la puerta en la cara si se trataba de alguna estupidez.

—A Danielle le vino la regla, y no tiene nada.

—Ah. Espera aquí. —Y si, le cerró la puerta como seguro quiso hacer desde el inicio. Aliz aguardó sin perder la paciencia, y poco después la chica salió con un neceser que le tendió de inmediato—. Hay toallas, tampones, Ibuprofeno, y el infaltable Paracetamol. Debería ser suficiente.

—Bien, gracias... —Iba a irse, pero notó que Arabella no había terminado.

—Una cosa más.

—¿Qué? —La cazadora guardó silencio unos segundos, los suficientes para generar suspenso y despertar su curiosidad.

—Me sigues cayendo mal —sentenció, como si fuera lo más definitivo del mundo.

—A mí no tanto —respondió, intentando mostrarle un amago de sonrisa, antes de darse la vuelta y volver con Dani a la carrera.

La encontró igual a como la había dejado, quieta y sufriendo. Se apresuró en buscar una infusión y, usando el microondas, le calentó un poco para que tomara las pastillas. Danielle las recibió con gusto, y hasta le sonrió a medias al ver todo lo que había conseguido en apenas minutos.

—¿Y ya estás mejor? —preguntó, acariciándole la frente y acomodando sus cabellos.

—No. Me acabo de tomar la pastilla, Aliz. Todavía me quiero morir.

—Pero te dejé hace rato...

—¿Y...? —la miró sin entender. Tenía muchas preguntas, pero no creía que ella estuviera dispuesta a responderlas.

—No, nada. Nunca comprendí mucho de eso.

—¿De qué? ¿De la regla? —asintió—. Como no vas a saber, es básico en una mujer, no te hagas. ¿Hace cuanto que no te viene? ¿Cómo es en vampiras?

—No me viene.

—¿Se te cortó?

—No, Danielle. Nunca he tenido la menstruación. —La chica la miró con asombro, pero eso duró apenas dos segundos antes de que estallara en gritos.

—¡Te odio! ¡No es justo! ¡Te odio tanto! —lloriqueaba, y Aliz ya no sabía si reírse en su cara o mantenerse en calma para cuidarla en ese momento tan difícil.

—Es que era obvio, Dani. Si no puedo tener hijos, ¿cómo voy a tener la regla?

—¿Y nunca se te ocurrió decírmelo? ¡Algo tan importante! ¿Qué otros procesos biológicos no tienes, eh? ¿Vas al baño?

—Me has visto ir al baño...

—¡Pero no sé qué haces! ¿Orinas? ¿Qué orinas? ¿Te estriñes? ¿Sale.. Sangre? —Aliz no aguantó más, y empezó a carcajearse. No recordaba la última vez que le preguntaron algo como eso, no podía creer la seriedad con la que la estaba interrogando.

—¿En serio quieres que te diga lo que sale de mis intestinos?

—Ay, no, cállate, qué asco —añadió, poniendo gesto de fastidio que solo le provocó más risas—. Dale, búrlate de mi dolor.

—Tú empezaste, angelito. ¿Necesitas algo más? ¿Otra infusión?

—No, yo solo... —suspiró, y se acomodó un poco haciendo espacio en la cama—. Quédate conmigo.

—Bien...

Se apresuró a quitarse los zapatos, y luego se recostó a su lado. Parecía que, de hecho, eso era lo único que quería. Que le hiciera compañía. En cuanto se echó, Dani se acercó más y posó la cabeza en su pecho. Aliz la rodeó con un brazo, y se sintió en paz así, solo disfrutando su calor.

—Cuéntame algo.

—¿Cómo que?

—No sé, ¿cuándo descubriste que nunca te iba a venir la regla? ¿O siempre lo supiste?

—Bueno... Eso es un poco difícil de responder —le dijo, pensativa—. Hasta que a Cassian Edevane se le ocurrió meterse con una bruja, nadie sabía que los hijos de los ancestrales también podíamos procrear. O al menos algunos de ellos. Siempre supe que nunca engendraría a nadie, lo que no sabía era a qué edad empezaría mi "madurez".

—¿Cómo es eso?

—La edad en que los hijos de los ancestrales dejan de envejecer, y se quedan aparentando la misma edad el resto de sus días.

—Ah... ¿Entonces no hay ningún ritual para eso?

—No, solo lo sentimos, y pasa. Antes todo es distinto.

—¿Son niños vampiros antes?

—No exactamente. Parecíamos niños normales, pero no lo éramos. Podíamos comer cualquier cosa, no sentir sensibilidad a la luz del sol, y ser casi normales. El detalle de la dieta de sangre es otra cosa, sin eso, no podíamos crecer fuertes y sanos.

—Mierda, es que sé me hace re tétrico imaginar a unos niños así todos tiernos, pero tomando sangre de biberón.

—¿Tiernos? Sí, seguro... 

Danielle no lo notó, pero ella sonreía con cierta nostalgia, recordando ese entonces. Aliz no vio crecer a sus hermanos, ellos ya eran vampiros completos cuando nació. Pero sí se recordaba pequeña y frágil, inocente y hasta tierna. Una niña que pronto tuvo que adaptarse a la vida de monstruo.

—¿Y a qué edad te quedaste así?

—A los veinte. Yo también era un angelito, ¿sabes?

—No te creo.

—¿Por qué no?

—No sé, me cuesta imaginarte así. No eres precisamente la imagen de lo angelical. —Aliz rio, y no se ofendió para nada, porque era cierto.

—Eso no quiere decir que no lo fui alguna vez.

—Pero a los veinte en el año 1209, ¿no es como muy anciana? —Otra vez se rio. Su angelito le salía con cada cosa...

—Vampíricamente hablando, era una bebé. —Danielle no dijo nada por unos segundos, solo esperaba. Así que quería más de la historia—. Pues vamos, era una vampira que apenas estaba aprendiendo como sería su vida para la eternidad, y una que además pertenecía a la élite. Por encima de mí, estaban solo mis padres. En realidad, creo que nunca supieron bien como criar a una hija vampira.

—¿Y qué hiciste? ¿Cómo te adaptaste?

—Verás, en ese tiempo éramos varias. Jóvenes vampiras entre dieciocho y veintidós años, apenas entrando a la edad de madurez. Todas hijas de ancestrales. Y pensaron que solo una de ellas podía guiarnos.

—¿Otra hija?

—Ajá, la primera. Maxine. Antes de ella ni siquiera se sabía que era posible que los vampiros tuvieran hijos. Nuestros padres sumaron dos más dos, y decidieron encargarle a esa desquiciada a sus hijas.

—¿Fue un error?

—Más o menos... Si —admitió. En parte lo fue, no iba a negarlo.

Porque Maxine llevaba casi tanto tiempo como los ancestrales siendo una vampira. Venía de tiempos más violentos, de la oscuridad. Bañada en masacres, entregándose a los vicios. La más fuerte de todos y todas las hijas, era poderosa y nadie se atrevía a enfrentarla. Y ella, una joven Aliz con ganas de aprender, recibió de guía a esa vampira que solo destruía todo lo que tocaba.

¿Fueron buenos tiempos? A veces sí. No le contó a Dani que incluso la más joven de los Edevane estuvo en ese grupo, las dos tuvieron la misma edad. Y Maxine tomó a esas dos muchachas que no sabían nada de la muerte y el dolor, para llevarlas en el camino del pecado y la corrupción. Solo que ella no lo vio así en su momento. 

Se sintió fascinada por el poder, por la sed de sangre, por esa impunidad que de pronto descubrió que tenía. Fue libre, no como las mujeres de ese entonces, ella sí podía escoger y tener a quien quisiera. Solo se dejó fascinar por el aura oscura de Maxine, y así se manchó ella también. A veces era inevitable preguntarse qué hubiera sido de ella si las cosas hubiera sido distintas. Si seguiría conservando la inocencia con la que nació, o si en realidad siempre estuvo destinada a eso.

—¿Y en verdad fue muy malo? ¿No te hizo nada...? —preguntó Danielle, interrumpiendo sus pensamientos que de pronto se habían desviado a un rincón que no quería tocar.

—Nada que no quisiera —intentó bromear, y Dani respondió dándole un golpe en el costado. No lo suficiente fuerte para lastimarla, pero sí para dejarle claro sus celos.

—No te he preguntado eso. Además, si eras tan inocente como dices, seguro ni te dabas cuenta de que te estaba comiendo la vampira.

—Ajá, tiene sentido. Tampoco podía decirle que no a Maxine. Cuando la tenía encima era... — "Insaciable", pensó. Si algo podía agradecerle a esa maniática era que le enseñó cosas que sus futuras amantes disfrutaron.

—Si, ya veo de donde aprendiste tus mañas —le reprendió ella—. Suena a que te divertiste en esa época.

—Me divertí, me perdí, me enamoré. Pasaron muchas cosas. Y a pesar de todo, fueron buenos tiempos... —suspiró. Antes, cuando tenía una familia completa. Cuando amaba y la amaban. Cuando vivía sin miedo y era poderosa. Antes de la reina escarlata.

—¿Sabes? Ahora tiene sentido que los clanes se quieran vengar de los Edevane. Estaban de lo más bien, y el romance prohibido de esos heterosexuales lo arruinó todo —se rio, Danielle también lo hizo a pesar del dolor.

—Te estás juntando mucho con José Alonso.

—Si, eso creo...

Ni Danielle dijo más, ni ella siguió con la conversación. En verdad hubiera preferido no tocar el tema, y no solo por los recuerdos dolorosos, sino por los buenos momentos. Esos dolían más, porque no volverían nunca. Y ella no volvería a ser aquella niña, una que tal vez no había muerto. Era esa pequeña parte de ella, casi humana, que seguía presente. Aferrándose al amor, a la ternura, a momentos como ese. Solo con su chica recostada en su pecho, buscando protección y refugio. Estaba bien, porque ella quería ser eso y todo lo demás. 



**************

¿Acaso estoy intentando infundirme valor para, de una vez, escribir la secuela de Reina Escarlata, que será continuación de RE I y FDC a la vez?

Pues si, pero no hay fecha. Nadie sabe, nadie supo xdd 

PERO LES DEJO EL APERITIVO (?

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