El enigma en el que te has co...

By K-Zimburg

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Tras la muerte de Lucius Malfoy, Narcissa le pide a Harry que busque a su hijo para informar la noticia, sin... More

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Los cuentos muggle de Draco Malfoy
El funeral de Lucius Malfoy
Las aficiones de Draco Malfoy

Los intereses de Harry

201 19 7
By K-Zimburg

El siguiente capítulo es bastante largo y lo siento por ello, quería abordar muchas cosas aquí.

Por cierto, no me he leído el Gran Gatsby ni me he terminado los libros originales así que si ven discordancias con el canon disculpen por ello.

...

Después de la caída de Voldemort, Harry pensó que por fin su vida sería solo suya, que a partir de ahí sólo habría felicidad y tranquilidad, simplemente las cosas se irían acomodando en su lugar.

Pero por supuesto, no fue así.

Una infancia abusiva, años de correr riesgos, la muerte de seres queridos, eventos que te hacen cargar con la culpa, la forma en la que te criaron (si es que se cuenta como crianza), la falta de padres, enfrentarse a la vida adulta...

Si, Harry no está precisamente bien.

"No hagas preguntas", "No hagas ruido", "No hagas nada extraño", "No llores", "No grites", "No reclames".

Harry nunca fue bueno con sus emociones, Dumbledore solía decir que siempre iba con el corazón en la mano, Hermione le decía que era impulsivo y Ron pensaba que era mejor actuando bajo presión.

Por eso y muchas otras cosas, Harry decidió que era mejor ignorar el gran paquete emocional dentro de él para evitar que su anhelada libertad fuera tragada por el agujero en su corazón.

Durante los siguientes siete años estuvo trabajando diligentemente en lo que mejor sabía hacer: ayudar a los demás. No le gustaba para nada el título de "Salvador del mundo mágico", le incomodaba, como si hacer lo correcto fuera algo de lo que enorgullece en vez de la maldita regla, pero simplemente aprendió que en el injusto mundo en el que vive todo está de cabeza y las cosas que él siente que son correctas son vistas como heroísmo.

Las pocas veces que Harry vivió para sí mismo fue pasar tiempo con Ginny, con sus mejores amigos o con Teddy, de resto, la vida de Harry era para el mundo que le había dado luz a los 11 años, nada más, nada menos.

Hasta que se reencontró con Draco Malfoy.

A Draco le gustaban las películas, el teatro, la ópera, el arte abstracto, los libros de romance y ciencia ficción, las artesanías, la comida francesa e italiana, los postres amargos, las frutas cítricas, las fragancias delicadas, la ropa de colores sobrios.

Draco tenía unos gustos... definidos.

Desde la noche en el que ambos se empezaron a llamar por sus nombres fue como abrir una ventana para que Draco lo llevara de la mano hacia un recorrido completo de lo que eran sus gustos. Le enseñó tantas cosas muggle que en su momento Harry no llegó a conocer y lo hizo experimentar tantas actividades nuevas que lo hizo sentir como volver a entrar en un mundo diferente.

—Mira, que novedad—Comentó Draco con El Profeta en la mano y un té en la otra—Eres noticia.

—Deja de leer esa basura—Responde con Hécate a sus pies, pidiendo que le acaricie la panza, cosa que Harry hace con gusto pues su pelaje es realmente suave—todo lo que dice es incorrecto, dudoso o exagerado.

—Potter, no es como que tenga otra forma de enterarme de las novedades en el mundo mágico ya que actualmente no me relaciono con nadie ahí.

—Te relacionas conmigo, y otra vez, dime Harry.

—Bien, Harry, tu no cuentas ya que la mitad del tiempo la noticia eres tú.—Harry exhala aire totalmente aburrido.

—¿Y hoy de qué se trata la maldita noticia?

—Al parecer se te olvidó mencionar que te voy a tener que aguantar durante 7 semanas consecutivas. Según este totalmente imparcial titular acabas de abandonar el mundo mágico a merced del crimen por unas inmerecidas vacaciones—Draco da una risa sarcástica—¿y me llaman a mí el dramático?

—Te lo dije, es pura mierda.

—No del todo, ya que ahora sé que tienes 7 semanas de vacaciones, aunque en total tienes 36 acumuladas—Una de sus pálidas cejas se alza—¿acaso quieres competir contra Batman?

—¿Quién es Batman?

—Por amor a Merlín, tu madre viene de una familia muggle, fuiste criado por muggles y tienes gustos muggle, ¿de verdad eres tan jodidamente inculto? —Y nuevamente esa expresión de exagerado disgusto que Harry ya reconoce a la perfección—¡Accio comic! —Un libro con una textura similar a la de una revista aparece en su mano y con una simple levitación se lo da a Harry. —Lee.

Entonces, ese día Harry se enteró sobre los verdaderos héroes.

Pasó el resto de la tarde desparramado en el sillón rojo que había tomado ahora como suyo con una cantidad impresionante de comics a su alrededor, ahora entendía porque la gente parecía idealizarlo tanto, cuando leer sobre un personaje que hace cosas tan grandiosas como Batman, Superman, Spiderman o Capitán América realmente te llegas a impresionar de todo corazón.

—Me gusta Capitán América—Dijo cuando Draco ya estaba haciendo su inventario del día, el cielo en la costa se empezaba a tornar naranja, dando pie a la oscuridad. —Es un tipo con una moral muy definida.

—Mmm, yo te veo más como Spiderman. —Eso llamó la atención de Harry, quien por fin levantó la cabeza de los dibujos para mirar a Draco, le picaron los ojos por el esfuerzo.

—¿Yo?

—Así es, ya sabes. Recibe un poder impresionante, pero a cambio pierde a su tío; no pidió tener ese poder, pero igual toma la estúpida responsabilidad de salvar gente que ni conoce porque según su tío muerto era lo correcto. Da toda su maldita existencia para ser un jodido héroe incluso aunque eso haga que su vida personal sea un desastre.

Harry abrió la boca para decir algo en su defensa, pero en realidad, no la había. Se quedó callado reflexionando sobre esas similitudes con el personaje ficticio. Era incluso gracioso como Mary Jane era una hermosa pelirroja a la que Peter solía dejar plantada en sus citas por hacer su trabajo como héroe.

—¿Vas a quedarte ahí pensando en las decisiones de tu vida o me vas a acompañar? —El rubio ya estaba en la puerta con su abrigo puesto y Hécate a su lado, esperando a Harry.

—¿A dónde vamos? —Tomó su propio abrigo y salió sin pensar siquiera en ir a su propia casa a hacer quién sabe qué.

—Ya verás.

Estaba lloviendo por lo que sacaron dos paraguas que tenían en la tienda y caminaron por las calles de Plymouth hasta llegar a lo que parecía un pasadizo subterráneo, ahí, unas cuantas tiendas se asomaban en una especie de centro comercial bajo tierra. Harry miró entretenido los escaparates de ropa, otras librerías o tiendas variadas hasta que Draco se metió en una en específico con un cartel de luces neón.

"Vibes and Sounds" se llamaba, un nombre algo genérico en la opinión de Harry.

Dentro, escaparates con cientos de CD 's, algunos casetes e incluso discos de vinilo eran divididos por género musical o por autor, el estilo era bastante fresco y juvenil, algunas personas estaban rondando el lugar mientras elegían sus compras.

—¡Eh, Draco! —La voz de una mujer en el mostrador lo llamó. Era una joven de su misma edad con el cabello rosa, un piercing en la nariz y algunos tatuajes en el cuello—juro que si vienes a preguntar por la novena sinfonía te echo de mi tienda.

—No, Agatha, ahora mismo me encuentro fascinada con Paganini. ¿Tú ya superaste a los Beatles?

—Los Beatles no son una fase, librero de segunda, es un estilo de vida.

—Oh, cállate, Lennon está muerto hace más de 20 años. Supéralo. —Agatha levantó su dedo medio y Draco hizo lo mismo, luego se rieron. Ahí fue cuando se fijó en Harry.

—Veo que traes a un amigo, se parece mucho a-

—Él es Harry Potter—La mandíbula de Agatha cae ante esto.

—¿Trajiste a Harry Potter a mi tienda? —Harry parpadeó varias veces por el asombro.

—¿Eres bruja?

—Oh, no, mi madre lo es—Se rió ella—soy una squib.

Harry abrió los ojos incluso más por esta revelación, no conocía a ningún squib de su edad lo que le resultó algo triste al darse cuenta de que esta chica venía de una familia mágica, seguramente viva aún, la cual tenía magia menos ella.

—No me mires así, mi padre es muggle así que no es como que me hubieran excluido o algo por el estilo—La tranquilidad en sus palabras le daban sinceridad—en fin, pasen y compren todo lo que quieran, Draco ha llenado mis bolsillos gracias a sus cantidades casi industriales de música para abuelos.

—La música clásica no es de ancianos—Se queja en un siseo elegante.

—No, es de snobs petulantes como tú.

—Al menos no soy un intento de rockera fracasada.

La verdad Harry estaba cautivado con la extraña relación de Draco y Agatha, eran como dos buenos amigos que se trataban mal, pero sin llegar a herirse, le recordó un poco a como Ron se llevaba con sus hermanos cuando eran más jóvenes.

—Como sea, ven Potter.

—¿Qué piensas comprar?

—No sé.

—¿No estás aquí por algo específico? —El rubio se encogió de hombros.

—A veces simplemente es bueno conocer algo nuevo y aleatorio—Vagó por los diferentes escaparates tomando despreocupadamente CD's con carátulas que le llamaban la atención—toma la que quieras, no te haría mal escuchar algo que no sea de Celestina Warbeck.

—Me gusta Celestina Warbeck.

—A todos nos gusta, pero nunca está de más salir de la zona de confort.

Y así lo hicieron, tomaron CD's de diferentes géneros sin esperar nada en realidad y luego fueron al mostrador con al menos 20 ejemplares distintos. Agatha estaba realmente complacida con sus clientes al salir, incluso le regaló a Harry una mezcla con las canciones de la banda de su novio.

Llegaron a la casa de Draco quien hizo una de las mejores lasañas que Harry jamás haya probado y luego se sentaron en el tapete de la sala. Ahí, el rubio conjuró dos pares de auriculares que enganchó en su grabadora para luego reproducir uno por uno los nuevos CD's.

Se recostaron ahí, mirando la bombilla cálida del techo mientras eran inundados por melodías lentas, rápidas, pegadizas, aburridas, estrepitosas, adormecedoras, extrañas o memorables.

—Dios, ¿qué carajo es esto? suena como si fuera una licuadora. —Comentaba Harry con una mueca de disgusto.

—Al parecer es un género "experimental" pero sinceramente si así es la nueva música me quedo con Paganini.

—Hasta yo, suena horrendo.

—Si tu cabello fuera una canción, sería esta—Ambos rieron por la broma, a Harry no le ofendía que le recordaran el desastre de cabello sin forma y sin dirección que tenía.

En realidad, ese día Harry no solo descubrió que compartía características con Spiderman o que le agradaba el Capitán América. También descubrió que le gustaba el rock, el pop, el country y el jazz. Todos los días que pasaba con Draco últimamente le hacían descubrir cosas nuevas de sí mismo.

Harry siempre ha sabido que le gusta la tarta de melaza, que era bueno volando o en Defensa Contra las Artes Oscuras, que los dragones eran impresionantes, que le gustaba su cicatriz a pesar de cómo la obtuvo, que prefería la ropa holgada y que los libros o las pociones no eran su pasión.

Sin embargo, ahora mismo se sentía tan... impersonal.

Recordó los periódicos, durante años ha estado dando entrevistas sobre quién es y lo que hace, todos parecían conocer de él y admirarlo, sus conocidos podían decir todas sus cualidades sin pensar mucho en ello, pero en realidad sentía que él mismo no se había dado el tiempo de conocerse a sí mismo después de la guerra, era como si la idea del Harry Potter que todos esperaban que fuera hubiera sido toda su identidad.

¿Quién era realmente Harry Potter en este punto?

En ese momento una lechuza se posó en la ventana de Draco y Harry la reconoció de inmediato como Pidwigeon, la lechuza de Ron.

Se levantó de un salto y abrió la ventana para poder quitarle la carta de la pata al animal, la desenvolvió de inmediato a pesar de las preguntas que lanzaba Draco detrás de él.

"Harry,

¿Por qué no nos dijiste que estabas de vacaciones? Llevamos semanas intentando contactar a través de lechuzas que enviamos al Ministerio. Pensé que si no estabas respondiendo era porque andabas en algún caso importante, conozco como te poner cuando algo te obsesiona.

Entonces esta mañana Hermione prácticamente me arrastró a la oficina de aurores para saber si seguías vivo y resultó que llevas de baja tres semanas, ¿no se te ocurrió escribir para contarnos? te espera un buen regaño de mi querida esposa por ello, sabes cómo es y ahora es el doble de molesta con sus hormonas por el embarazado.

(Por cierto, me acaba de golpear por decir lo último).

En fin, como seguramente andas en el triángulo de las bermudas tomándote una piña colada no te habrás enterado de que Ginny tuvo una lesión en su último partido... amigo, esto es grave y ella está realmente devastada.

Seguramente no pueda volver a jugar de por vida.

Sé que ustedes dos no lo han llevado bien los últimos años, pero estoy seguro de que ella agradecería que la visitarás, está en la madriguera recuperándose así que cuando puedas, ve a verla.

Y espero que nos traigas algún recuerdo de donde sea que te encuentres, en serio, Hermione te va a asesinar.

Con cariño, Ron."

En cuanto terminó de leer la carta se dio un golpe en la frente ya que efectivamente, se le había olvidado por completo avisar de sus vacaciones a sus amigos. Sin embargo, eso no era lo principal ahora, Ginny había sufrido una lesión y seguramente no la estaba pasando nada bien.

—¿Pasó algo?

—Tengo que irme—Avisó mientras buscaba su abrigo—¿puedo usar tu red flú?

—Adelante, está en el cuarto de atrás—Dijo tranquilamente, pero su expresión le estaba dando miles de sermones y preguntas al mismo tiempo.

—Ginny se lesionó.

—Tu ex se lesionó. —Le recordó con los ojos entrecerrados. Harry se pasó la mano por el cabello.

—No me importa que sea mi ex, ella ha estado en mi vida desde los 12 años y está pasando un mal momento, quiero acompañarla. —La expresión en blanco que deslizó Draco le dio escalofríos—¿pasa algo?

—Por supuesto que no, que te vaya bien. No uso mucho la red flu, pero estoy seguro de que aún tengo polvos al lado. —Su voz era neutral, sin mostrar tono alguno, eso no le gustó a Harry.

De alguna manera se sintió como dar un paso atrás.

—Gracias por la comida, la pasé bien, nos vemos mañana en la librería.

—Toma el día libre si quieres. —Termina con cierto sarcasmo.

No dijo más y se fue a la cocina, Harry fue a donde le dijeron y apareció directamente en la madriguera donde rápidamente se quitó el hollín y fue a buscar a Molly, quien estaba en la sala con un libro en la mano.

—¡Harry, tiempo sin verte querido! —Con esa sonrisa maternal le quitó algo de hollín de la mejilla y lo examinó—creo que es la primera vez en mucho tiempo que veo que si estás comiendo bien.

—Eh, ¿gracias? —Sus mejillas se sonrojaron un poco—vengo a ver a Ginny—La mirada de Molly se cristalizó un poco por esto.

—Ay mi niña. Qué bueno que viniste Harry, está en su habitación. Le hará bien verte.

Harry subió las escaleras y fue directamente a la habitación de la única hija de los patriarcas Weasley. Vaciló un poco con la mano extendida, el cartel de las Arpías de Holyhead lo miraban expectantes, pero al final tocó la madera.

—¡No tengo hambre mamá! —Se escuchó al otro lado, Harry tomó aire antes de abrir la puerta.

—Er, no soy tu mamá.

Ginny estaba recostada en su cama, con su brazo enyesado y amarrado en una venda sobre sus hombros, sus dedos estaban algo morados hasta las uñas, no se veía nada bien. Su expresión al ver a Harry fue de total asombro, como si esperara que hasta el propio Merlín la fuera a visitarla menos Harry.

—Harry—dijo ella entrecortada, luego, sus ojos se humedecieron—no podré jugar nunca más.

Durante mucho tiempo Harry pensó que no quería volver a ver a Ginny, luego se sentía mal por pensar así y simplemente esperaba que algún día el dolor en su pecho se calmara para tener el valor de aceptar las invitaciones en la madriguera nuevamente, poder estar bajo control para mirarla con una sonrisa cordial y hacer de cuenta que nada había pasado, que seguían siendo viejos amigos de la escuela.

Pero ahora que la veía ahí, vulnerable y triste, una pequeña chispa de cariño zumbó.

—Ay Gin—Se abalanzó a ella y con sumo cuidado sobre su herida la abrazó, ella sollozó en su hombro mientras apretaba su brazo sano como si Harry fuera a desaparecer si no lo hacía. —Todo estará bien.

—No, no será así—Dice ella en pequeños hipos—fuimos con los mejores sanadores, todos ellos pagados por el entrenador, pero siempre fue el mismo diagnóstico: nunca recuperaré completamente la movilidad de mi mano. No puedo volver a jugar.

—Pero no es el fin, solo tienes 24 años sé que encontrarás algo quehacer. ——Ella negó cuando por fin se separaron.

—El quidditch era mi vida y lo sabes—Ambos se dieron una mirada incómoda por eso—¿que se supone que haga ahora? nunca podré volver al deporte.

—No necesariamente—Reflexiona mientras se sienta a su lado, quitando algunos mechones rojizos de la frente de Ginny—puedes ser comentarista, hacer artículos para revistas de deportes, incluso con un poco de estudio podrías ser entrenadora.

Los ojos de la pelirroja se abrieron como si el mundo volviera a tomar color, su boca se hizo una mueca de alivio ante estas opciones.

—No lo había pensado—Susurró—George dijo que podía trabajar con él, Charlie me recomendó irme a Rumania un tiempo para cambiar de aires, incluso Ron me dijo que mis EXTASIS aun eran vigentes así que estaba a tiempo para cambiar de profesión... pero nadie me dijo que podía seguir en el quidditch indirectamente.

—Ellos se preocupan por ti—Harry sonrió por los intentos Weasley de animar a su hermanita—solo que a veces no te conocen lo suficiente para saber qué quieres escuchar.

—Pero tú sí—Ambos dieron una sonrisa liviana y se quedaron en silencio. —Sabes... Desde que me avisaron que no podía volver he estado pensando en nuestra última conversación.

—Ni lo menciones—Apresuró a decir—está en el pasado.

—No, Harry—le tomó la mano cuidadosamente, mirándolo a los ojos—yo... yo estaba equivocada.

—No lo estabas Gin, estabas en tu derecho de decidir cómo vivir tu vida y yo también. Ambos tomamos caminos distintos.

—Es que...—Ella tomó aire, mirando a la ventana como si fuera muy interesante—la guerra nos cambió a todos. Aun puedo escuchar los gritos de mamá cuando encontró a Fred entre los cuerpos, o a Hagrid avisando que habías muerto yo... no quería recordar esas cosas y cuando me subía en una escoba era como si todas esas viejas voces se apagaran en mi cabeza.

—Si, entiendo el sentimiento—Murmuró para sí mismo.

—Y luego las Harpias me reclutaron, la gente me admiraba por mi habilidad y sentía que estaba en la cima del mundo, quería que esas nuevas voces en la multitud nunca cesaran, que fueran más altas en mi cabeza que los gritos de mamá.

>>Estaba tan cegada por esto que fue como caer en picada cuando te arrodillaste para pedirme matrimonio. Entré en pánico, simplemente quería que las cosas fueran exactamente como estaban y no quería que nada cambiara, por eso dije todas esas cosas para que te retractaras de casarte conmigo... nunca pensé que me terminarías.

—¿Quieres decir que lo que dijiste no fue en serio? —Ella ladeó la cabeza en una mueca.

—No exactamente, es decir, no quería cambiar mi apellido porque los fanáticos me llamaban Weasley. No quería tener hijos en ese momento porque, bueno, Harry, tenía 22 años.

—Mis padres me tuvieron a los 20.

—Y los míos tuvieron a Bill a los 19 y no pararon después de eso. Simplemente no quería en ese momento.

—No era necesario en ese momento, podríamos haber esperado.

—Lo sé, y sé que hubieras respetado eso porque así eres tú.—Ella le sonrió—Siempre pensando en los demás antes que tú. Por eso me sorprendió cuando rompiste conmigo, pensé que me esperarias un poco más.

—¿Qué hay de Teddy? Dijiste que no querías tener un rol más cercano con él.

—Oh—Ginny bajó la mirada a su regazo, viéndose culpable—Él se parece mucho a Remus, incluso a esta edad. Yo... yo no puedo Harry, cada vez que lo veo es como ver a un fantasma.

—Yo soy un fantasma, soy el fantasma de mis padres.

—Y George también es el fantasma de Fred, por eso se afeita la cabeza y se deja la barba porque ni él mismo soporta verse en un espejo sin recordarlo—Nuevamente sus ojos se cristalizaron—no es que no lo quiera, es solo que me recuerda a la guerra.

Harry no pudo evitar apretar sus puños, Teddy no tenía la culpa de haber nacido en medio de una guerra que se había llevado a sus padres, así como Neville no tenía la culpa de que sus padres fueran torturados en otra, o que el mismo Harry perdiera a los suyos para protegerlo.

—Creo que debería irme.—Y se iba a levantar cuando ella lo tomó del brazo.

—Pero puedo cambiar, Harry—Dijo suavemente—Te extraño, ahora más que nunca. Durante todos estos años fue realmente triste volver a casa luego de un partido y no verte ahí ensimismado entre papeles y recuerdos de pensadero en busca de resolver un caso.

>>Sé que te lastimé, sé que fui egoísta, pero puedo cambiar para mejor. Ambos estamos rotos y necesitamos arreglo, pero estoy segura de que si lo enfrentamos juntos podríamos empezar de cero nuestra relación, a nuestro ritmo, con más comunicación.

Soltó su brazo y Harry se le quedó viendo, esos ojos determinados le decían que hablaba en serio y algo dentro de él se revolvió con ilusión.

—Lo pensaré. Recupérate Gin.

Cerró la puerta y se quedó parado ahí unos minutos rebobinando la conversación en su mente una y otra vez, ella quería volver con él, quería volverlo a intentar.

Pero había un gran problema: Harry no quería.

En ese pequeño destello de cariño inicial, cuando la vio llorar por su carrera perdida, Harry ya no vio a la mujer que algún día amó intensamente, no, vio a la niña de 11 años que lo protegía de Malfoy, que tomaba Pepper Up y el humo de sus orejas parecían venir de su cabello pelirrojo, que le mandaba vergonzosas cartas de amor anónimas.

Harry la veía con un cariño distinto, como veía a Luna, a Neville, a Hermione.

Bajó las escaleras y se encontró con Molly mirándolo fijamente, como si hubiera estado esperando que él bajara. Conocía este gesto de ella. Esperaba una conversación.

—Hola—Fue lo único que se le ocurrió decir—ya vi a Ginny—Ahora se quería golpear por lo tonto que sonaba.

—Oh, querido, ven y siéntate un momento—Él obedeció en silencio y se hizo al lado de ella, quien con un movimiento de varita hizo aparecer una taza de té caliente justo como a Harry le gustaba, dio un primer sorbo de tanteo, sintiendo la calidez maternal de la interacción.

—¿Dónde está Arthur?

—En la cama, roncando como un hipogrifo enfermo—A pesar de sus palabras, sonaba cariñosa—quería hablar contigo antes de hacer lo mismo.

—¿Roncas como un hipogrifo enfermo? —Sonrió juguetonamente.

—Peor, a veces me despierto por mis mismos ruidos, tardé 20 años en darme cuenta, antes culpaba a Arthur—Negó con la cabeza—¿Cómo fue tu conversación con Ginny?

Harry humedeció sus labios.

—Ella quiere volver conmigo—Nunca fue una persona muy sutil, pero fue bueno saber que Molly no parecía sorprendida.

—¿Y qué piensas al respecto? —Sus dedos tocaron inquietos la tasa en sus manos.

—No estoy seguro—Y no lo estaba, a pesar de que sus sentimientos por Ginny ya no eran los mismos sabía que si se esforzaba eso podría cambiar, podría aprender a quererla románticamente de nuevo. Solo era cuestión de trabajo.

—Harry, una madre sabe cosas sin que se las digan sus hijos—Dio una pequeña pausa—y algo me dice que lo de ustedes terminó por culpa de mi hija.

—No fue así.

—Sé que lo fue, lo he visto en su mirada culpable cuando le preguntaba por ti. Una madre sabe—Volvió a recalcar—Y aunque siempre has sabido que eres parte de esta familia aunque no estés con ella, sé que tu sueño es ser realmente un integrante, pertenecer, tener tu propia familia.

Los ojos de Harry picaron un poco, el nudo en su garganta fue suficientemente grande para solo asentir.

—Pase lo que pase, es tu elección. No estás obligado a nada Harry, ya no. Puedes encontrar el amor en otro lugar o puedes volver a viejos lugares. Pero esa es tu elección.

Su elección.

Harry puede elegir.

—Gracias—Respondió en un susurro. Terminó su té y luego se apareció directamente en su salón en Grimmauld Place.

Vio la casa totalmente sola, oscura y silenciosa. Recordó en ella las reuniones de la Orden del Fénix cuando se iluminaba entre risas y charlas con gente que ya no está o que ahora es demasiado mayor para verse como en aquella época. Se dio cuenta en esto que no quería estar solo, no ahora que estaba vulnerable.

Pensó en ir con Hermione y Ron. Pero Rose pronto llegará y no quiere cargarlos.

Consideró a Neville. Pero seguramente está ocupado preparando sus clases en Hogwarts.

Tal vez Luna. Ah, ella está en Australia con su esposo.

¿Seamus o Dean? En realidad, perdió un poco el contacto con ellos hace unos años así que no tiene sentido.

Entonces, un rostro puntiagudo pero imperioso, con ropas aristocráticas, movimientos elegantes y cabellera blanquecina apareció en su mente. Sonrió.

Cuando Apareció en la acera frente al número 18 de Albion Dr. Harry arrugó la nariz al darse cuenta de que todas las casas estaban apagadas, menos una tenue luz que veía de la ventana de Draco. Se sorprendió aún más cuando revisó la hora y se dio cuenta de que Draco estaba aún despierto pasada la medianoche.

Tocó el timbre de la casa y fue como repetir la escena en la que se volvieron a ver después de 7 largos años. Draco lo miraba con sospecha mientras abría la puerta lentamente.

—¿Harry? —La forma en la que dijo su nombre lo hizo dar una pequeña sonrisa.—¿Qué haces aquí?

—No quiero estar en casa—Se sinceró—¿Puedo pasar?

El rubio no dijo nada pero se apartó para dejarlo pasar, rápidamente siguió la tenue luz en la sala donde notó que había un libro junto a la única lámpara encendida.

—¿Estás leyendo tan tarde?—Draco pone los ojos en blanco.

—Si, nunca es tarde para adquirir algo de intelecto—Le sonrió de esa manera condescendiente que tiene.

—¿Y qué lees?

—Se llama El Gran Gatsby.—Le muestra la portada perezosamente, se ve que sus ojos le pesan pero abre las páginas en su último marcador.

—Ah—Se pierde un momento en los cabellos dorados que crean la luz de la lámpara, se ve brillante bajo la tenue luz—¿de qué trata?

Sus ojos grises se posaron en el verde de Harry, mirándolo perezosamente unos segundos antes de empezar a hablar.

—Había un hombre, se llamaba James Gatz—Comienza, dejando de lado el libro—Era pobre, pero a los 17 años se cambió el nombre y decidió que sería rico costara lo que costara. Así se convirtió en El Gran Gatsby, una leyenda viviente, un hombre tan enigmático y seductor. —Sonrió un poco ante esta descripción—pero Gatsby solo tenía un sueño: recuperar a la mujer que amó y que se casó con otro hombre, Daisy Buchanan.

>>Pero Daisy no lo amaba de la manera tan intensa como Gatsby a ella. Con la ayuda de Nick, el protagonista, vuelve a tener a Daisy, pero solo como su amante, pidiéndole a ella que renuncie a su esposo para estar juntos, cosa que ella no hace porque su sueño es ser una mujer de alta sociedad con sus privilegios sociales, un divorcio sería demasiado escándalo para ella.

>>Al final, Daisy mata a la amante de su marido en el auto de Gatsby y el esposo de la amante mata a Gatsby y luego se suicida.

—Dios, ¿entonces nunca se enteraron de que Daisy fue la que manejaba el auto?

—Gatsby lo sabía, pero la amaba tanto que tomó su lugar para protegerla.

—Esa historia es un poco loca. ¿no lo crees? Sé que te gusta el romance, pero eso es simplemente retorcido. —Draco alzó los hombros.

—No era amor lo que Gatsby sentía en realidad, era obsesión. Eso no es sano. —Harry ladeó la cabeza con profundo interés.

—¿Y cómo crees que debe ser el amor?—Draco volvió a mirarlo con esos penetrantes ojos grises, con una mirada indescifrable para Harry.

—El amor es... como cuando mueles algo, un ingrediente rugoso que pones en una taza y haces añicos hasta volverlo polvo, te moldea.

—¿Como cuando preparas una poción?—Los ojos de Draco se iluminaron ante esto, chasqueó los dedos.

—Exacto, el amor es como el ingrediente de una poción. La poción de la vida.—A Harry le hizo gracia pensar en esta analogía, de alguna forma le recordaba a Snape.—El amor es el ingrediente principal de la vida, sin ello, es como si no tuviera sentido ni esencia.

—Tiene sentido—Y lo tenía, para Harry al menos, la mitad de las cosas que ha hecho en su vida han sido por amor.

—Pero, si pones demasiado de ella en la vida entonces todo el resto de ingredientes pierden sentido y vives solo para amar, eso no está bien.

—¿Por qué?

—Porque amar es libre—Dice rápidamente, como si fuera obvio—cuando vuelves toda tu vida en torno al amor, opacando el resto de cosas importantes te obsesionas y es como si encerraras a ese amor, lo encarcelas en tu corazón. ¿Qué pasa si esa persona a la que amas quiere a otra persona? No porque ames a alguien con todo tu corazón significa que tenga que corresponderte.

Ahora si no pudo evitar pensar en Snape, el amor tan profundo que tenía por su madre al punto de que nada aparte de eso importaba, cuidando de Harry no porque fuera Harry, sino porque era el producto de alguien a quien alguna vez amó.

—Pero si amas demasiado poco, el resto de ingredientes no tienen sentido tampoco—Agrega luego de unos minutos—estás en modo automático, simplemente haces las cosas porque debes hacerlas, pero no porque realmente tengan un sentido profundo.

—¿Y entonces? ¿Cuál es la cantidad correcta para amar a alguien? —Estaba realmente intrigado con este argumento, sobre todo viniendo de Draco, pero el rubio solo miró al libro en sus manos con expresión ida durante un largo rato.

—Amar es libre—Repite—agregas lo suficiente de ese amor para impulsarte a ser mejor persona, para hacer lo correcto, para que todo tu mundo tenga algo de color. Pero permites que esa persona viva su vida como le plazca sin esperar nada a cambio, la quieres, la proteges, le deseas lo mejor, pero no esperas que te corresponda porque el amor de tu vida merece conocer al amor de su vida, así no seas tu.

—El amor de su vida—Reflexiona Harry en voz baja—¿se puede tener varios amores de tu vida?—Draco piensa un poco con una mueca.

—Bueno, hay diferentes tipos de amores. El amor de una madre es muy intenso, al igual que el amor romántico o el de un amigo muy cercano. —Piensa un poco más—pero siempre habrá una persona que sin importar cómo lo mires estará por encima del resto de amores.

—¿Como el primer amor? —Recuerda vagamente a Cho y hace una mueca por ello, eso se sentía tan lejano ahora.

—No necesariamente, el amor de tu vida debe ser alguien que simplemente sientes amar de una forma que no sientes por nadie más, algo único. No tiene que ser el primero o el último. Puedes casarte con alguien a quien amas, pero no tiene que ser el amor de tu vida.

La forma tan segura en que Draco decía todas estas cosas le hizo pensar en algo.

—¿Ya encontraste al amor de tu vida?—Sus ojos se conectaron, el iris gris se perdió un momento bajo sus dilatadas pupilas en una expresión tan en blanco que daba miedo.

—¿Y tú?—Responde en cambio.

—No lo sé—Y no lo sabía, ahora estaba seguro de que Ginny no era el amor de su vida, pero podría serlo, tal vez, si se esforzaba.

Pase lo que pase, es tu elección. Recuerda las palabras de Molly.

—¿Cómo está Ginebra? —Ante el silencio entre ambos, Draco decide preguntar por eso y Harry deja caer su cabeza en el sofá.

—Bien. Ella quiere intentarlo de nuevo, es decir, entre nosotros. —Los hombros de Draco se tensan un poco, pero su rostro sigue impasible.

—¿Y lo harás?

—No lo sé—Pasa una mano por su rostro—es que, ya no es lo mismo. Pero ella siempre ha estado ahí, alguna vez fue ella, ¿no puede ser que volvamos a ello?

—¿Y realmente quieres hacerlo?—Su ceja se alza con una expresión de regaño.

—No lo sé.—Lo escuchó resoplar.

—La pregunta es si realmente quieres estar con ella o simplemente quieres lo que ella te puede ofrecer. Ya sabes, una familia propia, una mejor bienvenida al clan Weasley, todos estarían felices de que fueran ustedes dos de nuevo.

Harry se queda helado, sonaba realmente pragmático lo que decía pero en esencia si era de esa manera. Se sintió algo avergonzado por ello.

—No—Pero como era testarudo, no lo iba a admitir—ella lo está intentando, fue sincera conmigo y realmente la amé alguna vez.

—Pero ya no, y durante los últimos años no has salido con nadie porque no quieres lastimar alguna lealtad estúpida por Ronald Weasley y el resto de sus hermanos.

—No, claro que no es así.

—¿Ah no? ¿Entonces porque no has buscado campos más verdes?

—Porque no me interesa nadie más.

—O porque las personas de tu confianza ya están casadas. Y el resto te besa los pies como si fueras la reencarnación de Merlín.

Ahora Harry estaba molesto, pero no estaba seguro de sí con Draco o con él mismo.

—Fue mala idea haber venido, mejor me voy.—Y se levantó para irse.

—Lo que realmente creo es que estás tan acostumbrado a que tu vida sea un maldito guión que no sabes que puedes elegir. —Se paró para verlo con los ojos entrecerrados, empezando a sentir la ira recorrerlo.

—No conoces nada de mí.

—Si lo hago—Suelta totalmente serio—escribí un libro sobre ti.

—Recogiendo recortes de periódicos.

—Estudié contigo 6 años.

—Todo lo que sabías eran rumores o conclusiones tuyas, no sabes quién soy ni nada de mí.

—Tal vez, pero ahora sé más de lo que crees. Y lo que veo ahora más que nada es que estás perdido después de la guerra.

—¡No quiero hablar de la guerra y menos contigo! —Alzó la voz, pero Draco solo lanzó un hechizo de silencio alrededor y se levantó a medio metro de Harry.

—¿Quién es Harry Potter? —Suelta lentamente.

—¿Qué? —Estaba desconcertado por la repentina pregunta.

—¿Quién eres realmente? ¿Eres el salvador del mundo mágico, el niño que vivió dos veces, el auror implacable que da su vida por la comunidad? o...

—O que—Interrumpe realmente intrigado pero irritado a la vez.

—Esa es la verdadera pregunta—Le sonríe tan abiertamente, como si estuviera jugando con él—Si la guerra no hubiera pasado, si Quien Tú Sabes no hubiera existido, si tu vida hubiera sido tuya más allá de una profecía o las expectativas del resto... ¿Qué te hubiera gustado hacer después de la escuela?

Estaba lleno de ira.

Pero aun así, Harry lo piensa. Realmente lo piensa.

—Volar—Dice al fin—siempre me gustó volar.

La sonrisa de Draco se vuelve incluso más amplia.

—¿Aún tienes tu saeta de fuego? Creo tener mi Nimbus 2001 en algún lado.

...

Eran pasadas las 2 de la madrugada, pero, aunque sus ojos pesaban y picaban por el sueño, simplemente no quería parar. Su cabello revoloteaba por el aire mientras perseguía la luna por los inmensos bosques que rodeaban a Plymouth. Junto a él, otra escoba igual de veloz hacía pequeñas piruetas en el cielo entre gritos que nadie a parte de ellos podía escuchar.

Harry no había volado desde... desde el Fienfyre, pero Draco no lo mencionó ni él tampoco. Tomó su polvorienta escoba de su baúl escolar en alguna habitación abandonada de Grimmauld y junto con Draco aparecieron en un pequeño claro en medio del bosque cercano a la ciudad.

Era de noche por lo que el viento helado caía sobre sus caras, nadie los veía porque estaban lejos y usaban abrigos oscuros. Harry no recordaba ya la hermosa sensación de no tocar el suelo, perdiendo cualquier interés en la vida, en las decisiones o responsabilidades. Simplemente eran él y su escoba volando a toda velocidad entre montañas y colinas.

No tuvo noción del tiempo hasta que el sol empezó a asomar, ¿habían pasado horas volando sin rumbo? la verdad no importaba, en ese momento nada tenía importancia.

Pararon en lo alto de una roca donde se sentaron uno al lado del otro, rosados por el esfuerzo, pero fríos como el infierno. Miraron en el horizonte como la luz tomaba puesto en la mañana de un nuevo día.

—Por Merlín, realmente extrañaba esto—Comentó luego de un rato.

—Y que lo digas, creo que no había volado desde el quinto año.—Dio un amplio respiro—¿mejor?

—Si, definitivamente.

—Que bien, llegaste a mi casa como un maldito perro pateado. —Ambos se rieron un poco—pero sabes Potter...

—Harry.

—Eso, los viejos hábitos nunca mueren—Le sonrió a medias—durante todos estos años se ha hablado de ti como si fueras solo acciones, ya sabes, que resolviste un caso, que saliste con Teddy, que terminaste con Ginebra, que fuiste a la boda de Granger y Weasley pero... nunca he escuchado algo realmente sobre ti.

—Es porque tal vez no hay mucho que contar en realidad—Se da cuenta—soy lo que hago o que hice, es todo lo que soy.

—Pero eso puede cambiar.

—¿Como? —Cuando lo mira, su sonrisa se vuelve gatuna.

—Tengo algo en mente.

...

Y así, Harry nuevamente fue arrastrado por Draco día tras día por toda la ciudad yendo a diferentes lugares. Pero a diferencia de lo que han estado haciendo, esta vez no era para que Draco le enseñara las cosas muggle que estaba pecando de perder, no, si no estaban en una carrera por descubrir los intereses de Harry.

Por ejemplo, durante toda una semana estuvieron revisando cada maldito restaurante con comidas de todo el mundo. Así es como Harry descubrió que le gustaba la comida mexicana, tailandesa, india y coreana. Al parecer amaba el picante pero no había probado suficientes platos como para saberlo a ciencia cierta, aunque Draco parecía querer morir cada vez que intentaba probar lo que pedía Harry.

Luego fue obligado a gastar una cantidad impresionante de dinero en boletos para diferentes deportes: baloncesto, fútbol, hockey, tenis, golf, taekwondo, natación, voleibol incluso baile de salón (a petición de Draco).

—El baloncesto es genial.—Comentó una vez mientras iban a uno de los partidos de la NBA en Estados Unidos, con un glamour puesto para que no fueran reconocidos.

—Eres demasiado bajo para jugarlo.—Respondió Draco con cierto aburrimiento.

—No lo decía para jugar, pero gracias por recordar mi estatura—Puso los ojos en blanco—aunque eso nunca me impidió ganarte en cada maldito partido de quidditch.

—Oh, vete a la mierda Potter.—Dio una pequeña risa ante el malhumor de su acompañante.

En otra ocasión, Draco lo invitó un sábado a su casa con varios DVD's con las mejores películas de todos los géneros para que vieran las que le llamaran la atención. Por supuesto, al ser fin de semana, Teddy acompañó a Harry.

—Quiero ver esta—Dijo el niño con una de las cajas de película en la mano.—tiene sangre.

—No—Fue firme Draco mientras le quitaba la carcasa de la mano con sumo cuidado, pero sin bajar su intensidad.

—Eres un aguafiestas—Le sacó la lengua.—Harry, ¿podemos verla? ¿siiii? juro que me taparé los ojos en las escenas violentas.

—Podríamos intentarlo.—Le lanzó una mirada pidiendo compasión al rubio, quien lo observó con total desaprobación.

—Mira, Potter, el que hayas matado un jodido basilisco a los 12 años no significa que te tomes las libertades de traumatizar a mi primo de 7 años.

—No soy un bebé, tengo un amigo muggle que me mostró el video de su nacimiento. Fue interesante—Ambos adultos miraron al niño con total asombro y algo de asco.

—Si, bueno, me llevaré todo lo que diga +18 por esta ocasión—En un movimiento de varita, Draco hizo desaparecer algunos títulos.

Esa tarde Harry se sintió como un niño de nuevo al ver todas las películas de Disney que se había perdido. Teddy en cambio, estaba decepcionado.

Luego de eso vieron dos películas por día y Harry descubrió que le gustaban las tramas de acción, aventura y ciencia ficción. Draco dijo que eso era tan malditamente predecible que daba miedo, pero igual las siguientes entradas que compró para el cine fueron para ver La leyenda del Zorro, la cual se convirtió en la favorita de Harry hasta el momento.

Fueron a varios lugares en todo el mundo, gastaron algunos cientos de galeones viajando por traslador y otro poco en libras esterlinas para hacerlo en avión. Llegaron a Irlanda, Canadá, Francia, Corea del Sur y Alemania.

No hicieron mucho en esos lugares, solo probaron comida, hablaron con locales tanto mágicos como muggles (nuevamente con varios glamours puestos), vieron los lugares turísticos y volaron por sus amplios terrenos verdes para descubrir las diferencias de un lugar a otro.

Y Harry descubrió que Hogwarts no es el único lugar impresionante que ha conocido en el mundo.

Todo eso estaba bien, Harry estaba descubriendo un universo tan amplio y enriquecido que no sabía que debía conocer. Todo era más allá de su oficina, más allá de los viajes a casa de sus amigos, mucho más allá de la madriguera o Grimmauld Place, más allá que cenas recalentadas o sandwiches de media tarde, incluso más allá que solo ser una figura pública o un simple chico que quiere hacer lo correcto.

Harry estaba teniendo un cambio interno, pero no sabía que en el plan de Draco había un cambio externo.

—Entonces, ¿ya sabes que corte elegir?—Pregunta la amable chica del salón de belleza, con sus tijeras en mano listo para la orden.

—Er, bueno, nunca me ha ido muy bien con esto de los cortes de pelo—Recordó la vez que toda su cabeza fue rapada a excepción de su flequillo para cubrir su cicatriz, tuvo un escalofrío—mi cabello puede ser algo... salvaje.

—Eso veo, pero tienes un cabello muy fuerte y largo, cualquier corte que quieras te va a quedar bien.—Sin embargo, Harry seguía mirando los estilos que le presentaban y seguían sin saber exactamente que hacerse, siempre había tenido una melena rebelde sin forma ni dirección.

—Creo que tengo una idea—Comenta Draco chasqueando los dedos. Se acerca a la estilista y le susurra algo que no escucha, ella parece sonreír emocionada.

—Oh cariño, definitivamente vas a verte más salvaje que ahora—Y sin previo aviso comenzó a mover sus tijeras sobre él.

Y no mentía, pues según se enteró despues el corte que le habian hecho era algo llamado mullet combinado con wolfcut, no entendía nada pero su cabello habia sido recortado en la parte de a los lados mientras que arriba y atrás el espeso negro de sus cabellos seguía yendo sin dirección pero ahora en vez de verse mal se veia un desordenado con sentido.

Se veía... bastante bien.

—Ahora te quitaré la barba—Avisó ella pero Draco puso su mano antes de hacerlo.

—Solo recorta los bordes.—Pidió.

—Suelo quitarla toda, Hermione dice que me veo como un vagabundo.

—Y tiene razón, pero es porque eres tan poco dedicado que no la recortas correctamente.—la chica empezó a moverse ante el pedido—creo que te ves mejor con barba, una no tan larga pero definitivamente te verías más... varonil.

Así que Harry no renegó y dejó que le hicieran lo que quisieran, porque la idea de que a Draco le gustara verlo con barba le resultó atractiva.

Luego de eso sus pies fueron torturados con intensas caminatas por todas las tiendas de ropa de cada maldito centro comercial de Plymouth donde fue asesorado por gente que ni conocía y Draco a la cabeza, como si Harry fuera su proyecto de moda personal con la tarea de descubrir exactamente su estilo.

Y... lo logró. Siempre había vestido con camisas sencillas y frescas, con pantalones de mezclilla holgados que no tiraba hasta que estuvieran demasiado desgastados. Sus zapatillas eran deportivas de color negro porque así no se notaba la suciedad.

Ahora tenía un amplio guardarropa con pantalones cómodos pero de diferentes texturas, diseños y colores. Sus camisas eran suaves y frescas pero le quedaban ajustadas en su pecho dejando ver la figura que el entrenamiento de auror le había moldeado. Dejó los abrigos y se llenó de chaquetas de cuero o mezclilla que le quedaban una talla más grande. Sus zapatos en cambio eran variados pero siempre conservando la comodidad, la casualidad y lo deportivo.

—Te ves como un chico malo de barrios bajos—Fue su comentario final cuando salió del vestidor de la tienda, luciendo como una versión de sí mismo mejorada. Incluso sus lentes habian sido transfigurados en un marco más fino de color plateado, pero con la misma forma.

Le gustaba bastante.

—Prefiero verme así a parecer una perra aristocrática—Le devolvió el medio insulto. Pudo verlo abrir la boca para protestar pero se volteó hacia un espejo y observó el jersey verde oscuro, sus pantalones grises a cuadros y sus zapatos negros de vestir. Cerró la boca.

—Prefiero verme así y no como un matón.

—¿Osea que no me veo bien? —El rubio le dio una mirada de arriba hacia abajo muy detenidamente, luego de sonrojó, seguramente de la rabia por lo que iba a decir después.

—Te ves como tu—Fue lo único que dijo con ese tono altivo—y si así quieres verte entonces te ves bien.

Por alguna razón, esa respuesta lo hizo sonreír ampliamente.

—Gracias. —Y realmente estaba agradecido.

Todo entre ellos estaba bien para la tercera semana, Draco había dejado de prestarle ropa porque ya no tenía sentido "verse como una perra aristocrática" y simplemente lo dejó ir como quisiera, aunque sospechaba que se veía bien ya que lo había visto dar pequeñas miradas furtivas cuando llegaba cada día.

Pero luego, recibió una carta.

—Por el amor a Salazar, Harry, ¿quieres ahuyentar a mis clientes con esa cara que traes? ¿Qué te pasa?—Le dijo esa mañana mientras Draco escribía a sus proveedores.

—Es que... Shacklebolt me escribió una carta hoy.—Su fina ceja se alzó esperando a que continuara—quiere que vuelva el lunes.

—Aun te falta una semana de vacaciones y eso sin contar las 29 que aún están en el tintero.—Le recordó.

—Si pero en la carta decía que hay un nuevo caso que requiere mi atención, quiere que vaya a liderar la investigación así que... bueno, estaba pensando que la oleada de padres cesó hace semanas entonces ya no necesitas mi ayuda aquí.

Un incómodo silencio se instaló entre ellos mientras Draco lo miraba con una expresión que contenía varios insultos hasta en diferentes idiomas.

—¿Qué?

—Nunca he necesitado tu ayuda, he hecho esto solo durante años.

—Lo sé.

—Pareces un completo arrogante, ¿lo sabías?

La forma tan amarga en que lo dijo, con esa expresión de total desprecio, junto con recuerdos de un adolescente que conoció bien hicieron que la sangre en sus venas hirviera.

—No soy arrogante.—Responde lentamente.

—No, no lo eres.—Está genuinamente de acuerdo—pero es lo que aparentas.

—¿Ah sí? ¿Y eso lo hago exactamente como?—Ahora tenía los brazos cruzados para retener las ganas de golpearlo.—Iluminame Malfoy.

—Pareces arrogante por ese estupido complejo de salvador que tienes.—Las palabras son tan conocidas para Harry que no puede evitar reir amargamente, un poco decepcionado de oirlas nuevamente—dime, Potter, ¿dejaste a alguno de tus hombres a cargo antes de venir a mi tienda?

—Por supuesto que sí, dejé a Jessica Connor, una de mis mejores aurores. Yo la entrené.

—¿Y confías en ella?

—Con mi vida.

—Entonces, ¿por qué tienes que volver ahora? sí confías en tus hombres ellos lo resolverán solos. A no ser que no confíes en ellos realmente.—Harry se quedó sin palabras en ese momento.

—Yo, er...

—Estoy bastante seguro que la oficina de aurores sobrevivirá sin ti, no eres el único mejor hombre en sus filas.

—Sí, pero...

—En una entrevista dijiste que los problemas solían buscarte a ti, pero, ¿sabes Potter? a pesar de que los adultos con experiencia a tu alrededor te dijeran que te quedaras quieto tú en cambio fuiste a buscar a Quirrell con tus amigos de 11 años en primer año.

—Nadie nos creía que iban a robar la piedra.

—Puede ser, pero tenían 11 malditos años, por Dios Potter, ¿ves a tu ahijado haciendo algo como eso a esa edad?—No, la verdad es que la sola idea le daba escalofríos. —Buscaste al basilisco con 12 años a pesar de que Lockhart ya había sido puesto en esa tarea.

—Lockhart iba a escapar.

—Y tú preferiste enfrentarlo con Weasley en vez de alertar a los otros profesores—Harry apretó sus labios, sin excusas.—Un posible asesino a sueldo te buscaba y tú en cambio hiciste lo mismo.

—Sirius era inocente.

—Pero eso no lo sabías.

—No conoces el resto de la historia.

—No, pero sé que tenías 13 malditos años. Luego 14 cuando apareciste en la copa de los tres magos.

—¡Yo no puse mi nombre ahí!

—Pero aun así te enfrentaste a esas pruebas en vez de pedir una manera para no participar.

—Dumbledore dijo...

—No hablemos de él porque terminaremos peleando de verdad y no quiero un moretón en mi cara—Eso intrigó un poco a Harry, ¿qué pensaba Draco de Dumbledore?—El caso es que durante toda tu vida has hecho "lo correcto" por tu propia mano en vez de pedir ayuda, en vez de confiar en otros.

—¡El Ministerio era tan corrupto en ese tiempo! Además si tenía ayuda, tenía a Hermione, Luna, Neville, los Weasley, la Orden del Fénix. ¡Y aun así al final yo era el único que tenía que enfrentar a Voldemort por mi maldita cuenta, en eso no tuve elección!—En ese momento se dio cuenta de que estaba gritando, realmente enojado, pero en cambio Draco solo hizo un hechizo de silencio y siguió hablando con ese tono de regaño.

—Pero Voldemort está muerto, ya no tienes que ser tú contra el enemigo, Harry—Esto último lo dijo tranquilamente—tienes derecho a tener vacaciones, derecho a descubrir lo que quieres hacer de tu vida más allá de ser auror, tienes derecho a ir con Kingsley y decirle que no, que dejaste a alguien a cargo y que tu terminarás tus 7 semanas como se te dé la gana.

—P-pero él es... es mi jefe y si me lo pide es por algo—En eso Draco le sonríe de una forma muy gentil.

—Siempre fuiste bueno para desafiar las figuras de autoridad. Solo debes usarlo ahora para hacer algo egoísta.

Ser egoísta por una vez en su vida.

Siempre le pareció un atributo malo, algo que solo hacen las malas personas, pensar en sí mismo antes que en los demás... pero ahora, sonaba como lo correcto.

—Tengo que irme—Y sin esperar respuesta desapareció.

...

Caminó por el amplio pasillo de mármol donde cada cierto tiempo algún curioso lo reconocía, para luego quedarse un poco boquiabierto al ver su nuevo cambio de apariencia, lo que lo hizo sentir muy incómodo pero simplemente lo ignoró, como siempre.

Algunos de sus colegas parecieron sorprendidos de verlo, pero solo dieron un asentimiento cordial cuando vieron hacia donde se dirigía: la oficina del ministro Kingsley Shacklebolt. Tocó la puerta levemente, pero se abrió de inmediato en cuanto la tocó, seguramente ya lo esperaba esa misma mañana.

—Harry—Le dijo el ministro quien le echó una rápida mirada aprobatoria—veo que has aprovechado bien tus vacaciones, me alegro de ello.

—Señor—Respondió en cambio—¿cuál es el nuevo caso por el que me necesita?

—Excelente, directo al grano—Nuevamente asintió en aprobación—Verás Harry, recibimos una denuncia en el mercado negro sobre la venta en masa de pelo de unicornio, lo que significa que se están haciendo varitas ilegales de forma regular.—Le tendió el archivo a Harry, quien lo tomó y lo revisó brevemente—los medios están al tanto por culpa de una fuga en los trabajadores por lo que debemos movernos rapidos antes de que el panico se extienda.

—Bien. ¿Para que me necesita exactamente?—La pregunta hizo que Kingsley arrugara las cejas, confundido.

—Eres el jefe del departamento de seguridad mágica y mi mejor auror—Responde como si fuera obvio—este caso es importante, te necesito al frente.

—Tan importante como el caso de contrabando de varitaserum.

—Así es.

—O el arresto de los Carrow.

—También.

—O la desaparición de la bruja blanca.

—Si, Harry, tan importante como cada uno de esos casos—Le responde ya irritado.

—Tan importante como cada uno de los casos de los últimos siete años—Le recuerda algo molesto, dejando el archivo en el escritorio—estoy de vacaciones, dejé a Connor al mando.

—Y ella es buena, sé que ha sido tu protegida durante tres años pero te necesito a ti.

—¿No confía en mi juicio señor? Yo mismo entrené a mi reemplazo, ha estado co-liderando conmigo lo suficiente para saber qué hacer.

—Harry...

—Entiendo, ministro, que tenerme al frente dé una buena imagen a los aurores, pero nuevamente le repito: estoy de vacaciones—No quería ser duro, este hombre ha sido más que su jefe si no un buen amigo y mentor durante años, pero simplemente estaba dejando que la furia corriera por sus venas. Sin embargo, Kingsley solo se le quedó viendo un buen rato.

—Bien—Dice al fin, reclinándose en su silla—tienes razón, pondré a Connor al tanto y la misión estará en marcha.

—Gracias, señor. Volveré dentro de una semana, la que me queda.—Se volteó para irse hasta que escuchó su nombre de nuevo.—¿Si?

—Me alegro que te des un tiempo, lo necesitabas—El ministro le daba una sonrisa orgullosa, como si hubiera esperado mucho tiempo a que Harry le hablara así, fue realmente contradictorio pero no dijo nada y se fue.

Caminó lo más rápido que pudo hasta el punto de Aparición y llegó en segundos al callejón cerca a la librería de Draco, entró por la puerta con la campana avisando su llegada y el rubio se le quedó viendo, expectante.

—Te has superado Potter, resolver un caso completo en menos de media hora ha sido tu marca más alta hasta el momento.

—Le dije que no—Estaba sonriendo ampliamente—deberías cerrar por hoy y acompañarme a volar un rato, compré una snitch antes de ir al Ministerio.

—¿Y porque renunciaría a un día de trabajo por salir a volar contigo?—Entrecerró los ojos, con esas pestañas rubias y largas que tenía.

—Porque el trabajo no lo es todo—Sonrió incluso más ante la evidente irritación de Draco—el mundo no se va a acabar solo porque no abras un día laboral.—Él puso los ojos en blanco, pero con una agitación de varita hizo que su té desapareciera.

—Bien, pero que sepas que estoy perdiendo dinero por tu culpa.—Pareció pensar un momento—tengo el lugar perfecto al que podemos ir.

...

La última vez que Harry estuvo en estos terrenos es una experiencia que en realidad desea no recordar. Sin embargo, ahora con los años pasado podía ver la magnitud de los terrenos Malfoy en Wiltshire, siendo acros de tierra llana con praderas que se veían casi anaranjadas por la época del año.

—¿Estás seguro que está bien? Puede que tu mamá nos vea.

—Estamos lo suficientemente lejos de la mansión como para que seamos apenas percibidos, puede que nos vea pero solo seremos dos manchas en el horizonte.

—Bien, si tu lo dices—Sacó de su bolsillo la snitch y la soltó, ella revoloteó alrededor de ellos y luego se perdió en el cielo despejado que los esperaba. Estaba a punto de volar cuando una mano lo detuvo.

—Hagamos un trato. El que la atrape 5 de 10 tendrá derecho a hacer una pregunta que el otro deberá responder con total sinceridad. —Harry parpadeó un par de veces ante esto, obviamente había algo que Draco quería preguntarle, pero era demasiado orgulloso para hacerlo sin un trato de por medio. Sonrió.

—Me parece bien—Así, ambos montaron sus escobas y partieron en busca del objeto dorado.

Sin importar los años Harry conoce la escoba como si fuera caminar, sin embargo, es cierto que la falta de práctica lo ha hecho olvidar que hay diferentes estrategias que Draco si recuerda bastante bien, por lo que las primeras dos atrapadas las realiza bajo comentarios egocéntricos y criticando la agilidad mental de Harry en el medio.

Cuando se pone un poco más serio le gana a Draco tres seguidas por pura y mera velocidad, esto inmediatamente lo calla y lo pone con un ceño fruncido con maldiciones en voz baja de por medio, Harry solo puede reír por este comportamiento de mal perdedor. Ahí es cuando Draco comienza a hacer trampa chocándose intencionalmente con él cuando ven las snitch o lanzando hechizos punzantes para hacerlo perder la concentración, eso lo hace ganas dos más antes de que Harry gane otra al distraerlo con la mentira de que su madre se aproximaba.

Así quedaron ambos volando a toda velocidad cuando el brillo dorado los llamó entre la copa de un árbol, ambos muy juntos, hombro a hombro, empujandose lo mejor que podían antes de extender la mano hacia el objeto. Por suerte, Draco seguía apreciando más el no herirse que Harry por lo que terminó saltando de su escoba para tomar la snitch y luego bajó por la copa del árbol sin problema.

—No es justo, llevo años de no hacer ejercicio y tu eres un maldito auror suicida todo el tiempo.—Se queja, como si no hubiera hecho trampa más de una vez, típico de Malfoy.

—Igual gané, no importa cuantos berrinches hagas—Se burló de él quien lo miraba como si pudiera lanzarle un imperdonable con la mente.

—Inmaduro.

—¿Perdón que? —Hizo un gesto con su oído—solo escucho el zumbido de un mal perdedor. Con esa actitud tiene sentido que nunca hayan ganado la copa durante nuestros años escolares.

—Oh, cállate Potter no empieces. —Y se giró con los brazos cruzados, malhumorado, con la ropa arrugada y el cabello revuelto, pero no pareció importarle.

Ah, cierto, ahora sigue su premio.

—Es el momento de hacer mi pregunta—Los hombros de Draco se tensan, pero no dice nada, solo espera paciente. Harry lo piensa y de pronto todas las preguntas que ha tenido durante los últimos dos meses se desvanecen, en blanco. Así, estúpidamente, lanza lo primero que se le ocurre—¿Porque siempre eres tan sincero conmigo?

—¿Que?—Se voltea, con la cara roja seguramente por el esfuerzo de volar—de todas las malditas cosas, ¿esa es tu maldita pregunta?—Harry se encoge de hombros.

—No sabia que preguntarte, siempre sueles responder a mis preguntas incluso aunque sean intrusivas. El Draco Malfoy que recuerdo me hubiera mentido o insultado por hacerlas la mitad del tiempo, pero en cambio, todo este tiempo ha sido como si hubieras tomado varitaserum—Reflexionó un poco—¿no lo has hecho verdad? ¿no estás bajo un imperuis o algo?

—No, Harry, no he tomado varitaserum ni me han hechizado, no soy como tu que busca peligro todo el tiempo, soy un simple librero.—Parecía irritado, sus mejillas estaban tan rojas que casi brillaba, mirando al suelo como si estuviera luchando con su respuesta. —Es porque no se siente bien mentirte.

—¿Qué?—Era su turno de estar confundido—¿a qué te refieres?

—Ya respondí a tu pregunta, no puedes pedir más—Argumenta astutamente, con los brazos cruzados aun.

—Oh vamos, no seas así, dame una respuesta completa—Pide, casi rogando, la curiosidad ha sido una de sus debilidades más grandes. Lo ve arreglarse el cabello con un gruñido de fastidio durante un rato antes de tomar un amplio respiro.

—No es justo mentirte—Expone al fin—no cuando has hecho tanto por mi.

—¿Yo? ¿que he hecho por ti?

—Oh no seas así, sabes a lo que me refiero—Entrecerró los ojos, como si no le creyera. Harry pensó en sí ha hecho algo para el beneficio de Draco en las últimas semanas, pero solo recuerda haberle traído un par de panecillos con crema de limón de la panadería que le gusta.

—No sé de qué estás hablando, pensé que habías dejado claro que soy una molestia todo el tiempo.

—No me refiero a ahora idiota—Vuelve a tomar aire, como si fuera un esfuerzo fisico hablar—testificaste a favor de mi familia en los juicios.

Oh.

—Lo hice porque era lo correcto, no mentí, solo dije lo que sucedió.

—Pero nadie te hubiera culpado si hubieras decidido no subir a hablar, lo hiciste porque querías.

—Era lo correcto—Repite.

—Me salvaste del fiendfyre.—Harry se tensó un poco ante el recuerdo—y luego con Weasley de ese mortifago.

—No podía simplemente dejarte morir. —Dio un largo suspiro, cansado—todo el mundo está loco, como si hacer lo correcto fuera algo de aplaudir, no lo es, es lo que se espera, es lo que todos debemos hacer.

—Sabes tanto como yo que en el mundo en que vivimos no funciona así. Por eso es que todos te admiran y te siguen, porque incluso las personas más valientes o poderosas no tomarían las decisiones que tú has tomado.

—Eso no quita el hecho de que está mal. Draco, no hay nada que agradecer.

—Pero lo hago—Hizo una mueca de disgusto, como si las palabras fueran amargas en su boca—estoy malditamente agradecido contigo de maneras que no comprenderías. Por eso soy honesto, porque es lo minimo que te puedo dar cuando gracias a ti tengo una segunda oportunidad de vivir para corregir mis errores.

—Tú también salvaste mi vida, ese día en la mansión cuando no me delataste sabiendo que era yo.

—No sabes si te reconocí o no.

—Si lo sé, lo vi, lo recuerdo, la forma en la que me miraste sabías que era yo y aunque tenías miedo dijiste que no lo era.—Ahora que lo pensaba...—¿porque lo hiciste? ¿porque no me delataste?

—Porque soy un egoísta—Su voz sonaba cansada, arrepentida—fue un infierno, las cosas que vi...—Pareció tragar pesadamente, negó con la cabeza, alejando el recuerdo—tenía la esperanza de que si lograbas salir de ahí con vida todo ese martirio terminaría pronto, y así lo fue.

—Igual me salvaste. Gracias.

—No tienes nada de que agradecer, porque no lo hice porque fuera correcto. —Bajó la cabeza—no soy como tu, nunca lo voy a ser ni voy a pretender serlo.

Se quedaron en silencio, con el aire pasando entre ellos en aquel incomodo momento.

—¿Qué me ibas a preguntar?

—¿Ah?

—Hiciste lo del trato porque querías preguntarme algo, ¿no es así? puedes hacerlo si quieres—El rubio pareció nervioso de pronto, mirando a otro lado que no fuera Harry.

—¿Por qué estás aquí?

—Porque tú me trajiste—Lo vio poner los ojos en blanco.

—No, idiota, ¿porque vienes a mi tienda todos los malditos días? cumpliste con mi madre, oh gran bienhechor, ayudante de viudas, ¿para qué volviste?

¿Para qué volvió?

En realidad, Harry no lo sabía. Recuerda verlo abrir esa puerta y sentir una confusión desconcertante al reconocer ese rostro pero no sus actitudes. El Malfoy que alguna vez conoció se había ido dejando a este hombre que vivía entre muggles, que había rechazado una herencia completa y que pasaba sus días alejado de todo lo que alguna vez conoció.

Draco se había vuelto un enigma completo que Harry quería descifrar, solo eso.

—Quería conocerte—Soltó, sincero, serio, sin una pizca de vergüenza—quería ser tu amigo.

Sus ojos grises brillaron en una emoción infantil, estaba bastante seguro de que si en aquel momento en el tren con 11 años le hubiera dado la mano esa expresión que ahora le daba sería la misma, llena de profunda ilusión.

—Yo creo que en realidad solo eres un acosador—Le restó importancia con la mano y puso la escoba al hombro—en cuanto sacies tu insufrible curiosidad perderás el interés y me dejarás en paz.

Harry iba a responder algo pero vio como a lo lejos aparecía un Jack Russell Terrier plateado corriendo en el aire hacía donde estaban ellos. Era el patronus de Ron.

—¡Harry, ven rápido a San Mungo, Rose está por llegar!—La figura desapareció de inmediato y una oleada de emoción apareció en su pecho. Su sobrina estaba por nacer.

—Me tengo que ir, seguramente Hermione le está aplastando los dedos a Ron mientras lo culpa de todos sus males.

—Manda mis felicitaciones. —Iba a irse cuando una muy buena pregunta pasó por su mente.

—Antes de irme, dijiste que responderías honestamente a lo que preguntara—Draco asintió—¿porque decidiste escribir mi vida en un libro para niños?—Sus ojos se abrieron bastantes, pero luego sonrió.

—El que sea sincero contigo no significa que vaya a responder todas tus preguntas. Adiós Potter—Sin esperar respuesta, desapareció.

Decidió dejarlo ser y luego se apareció directamente en la entrada de San Mungo, pidió indicaciones a una medibruja en la recepción y salió corriendo al piso de maternidad.

Fue fácil saber qué habitación era cuando una cantidad impresionante de cabellos rojos se movían de un lugar a otro en un alboroto impaciente. Se acercó a ellos de inmediato y en cuanto lo vieron, sus expresiones fueron de total y absoluto asombro.

—Wow, ¿qué hiciste con mi desaliñado Harrykin?—Comentó George. —te ves como un malote.

—¿Tú también piensas lo mismo? —Se miró a sí mismo, llevaba un pantalón negro tipo militar con muchos bolsillos que le parecían bastante útil, una camisa blanca suelta, botas negras y chaqueta de cuero vinotinto.

—Te ves bien, ese corte pega bastante contigo—Lo halaga Charlie.

—Y las gafas dejan ver más tus ojos.—Continua Bill.

—Yo creo que se ve demasiado rudo—Alza una ceja Percy—tienes la personalidad de un golden retriever—Todos rieron en aprobación.

Los Weasley y sus esposas comentaron un poco más el nuevo look de Harry mientras lo avergonzaban, no fue hasta que todos vieron llegar por el pasillo a Ginny Weasley cuando se callaron, casi de golpe, como si no quisieran perderse lo que venía.

Cuando la pelirroja se acercó y reconoció a Harry se quedó totalmente en shock, observando detenidamente su apariencia, sus mejillas se volvieron rojas de inmediato.

—Merlín, Harry, te ves tan... Merlín—No supo qué decir, ambos se quedaron callados observando avergonzados el uno al otro—Hola.

—Hola, ¿cómo va tu mano?—Ella levantó el yeso aun puesto.

—Ya puedo moverlo, pero tengo que mantener esto unas semanas más, luego haré mi solicitud en El Profeta para escribir artículos de quidditch.

—Eso me parece grandioso, sé que lo harás bien, tus ensayos siempre fueron los favoritos de los profesores—Le sonrió, orgulloso de ver como maneja esta situación.

Un grito alto seguido de una maldición los alertó de que posiblemente Rose estaba por nacer. Se quedaron en la puerta esperando a que Ron saliera y cuando lo hizo, parecía traumatizado.

—Soy padre—Fue lo primero que dijo, con el sonido de un llanto detrás de él—fue horrible verlo, pero, oficialmente, soy papá.

—Felicidades amigo—Harry lo abrazó de inmediato. Los primeros en entrar fueron Molly y la señora Granger, quienes revisaron a la niña en busca de similitudes entre sus dos hijos. El resto se quedó afuera felicitando al padre primerizo para luego pasar a la sala de posparto y ver a la bebé detrás de un vidrio. Tenía una mata de rizos pelirrojos casi afros encima de ella, destacaba por encima de los otros recién nacidos.

Harry felicitó a Hermione una hora después cuando todo el alboroto inicial había terminado, ahí fue cuando sus mejores amigos vieron por fin su cambio y lo halagaron hasta la vergüenza absoluta por tomar la moda en serio y dejar de verse como un jodido vagabundo, según Ron, aunque Hermione siempre lo describió como una apariencia 'sencilla'.

Un par de hechizos de sanación, la receta de varias pociones para los próximos meses y Hermione pudo llevarse con su pequeña niña en brazos por la puerta principal. Estaba cansada, hambrienta y muy sucia por lo que la dejaron irse a casa con sus padres quienes le ayudarían durante las próximas semanas.

Antes de salir del sanatorio una mano rodeó su antebrazo llamando su atención, era Ginny, quien lo miraba de esa forma alegre que siempre había trasmitido.

—Hoy nos convertimos en tios.—Dice ella con emoción.

—Si, nunca había visto a Ron tan pálido desde que escupió babosas en segundo año—Ambos rieron por ello—es emocionante, ya quiero verla crecer y ver en quien se convertirá.

—Deberíamos...—Dice ella, sonrojada—¿quieres ir a tomar algo? ya sabes, para celebrar.

Harry la mira, con sus ojos verdes conectados con el marrón en los de ella. Piensa en la propuesta de empezar de cero, de construir nuevamente una relación romántica en la que, posteriormente, algún día, podrían formar la familia con la que Harry siempre había soñado. Sabía que si aceptaba un día llegarán de la mano a la madriguera y todos los felicitarán, les dirían que estaban destinados a estar juntos y que siempre había sido bienvenido en la familia pero ahora más que nunca.

En otro momento tal vez hubiera aceptado, pero ahora las cosas eran diferentes, Harry había tenido semanas en las que pensó en ello mientras descubría un mundo amplio, nuevo, vibrante. Se había descubierto a sí mismo en muchos sentidos y ya no sentía que era la misma persona que alguna vez estuvo con ella.

Puedes casarte con alguien que amas sin que sea el amor de tu vida.

Había dicho Draco aquella vez, pero Harry no quería estar con alguien que no amara de esa manera tan intensa, alguien que hiciera que su mundo cobrará color solo con tocarla, esa persona ya no era Ginny.

—Lo siento—Dice luego de un rato—lo siento Ginny no puedo.

—Oh—Su rostro decayó—no, no tiene que ser ahora Harry, no tengo prisa.

—No Ginny—Niega—ya lo pensé y esta es mi respuesta final. Te quiero, pero ya no de la misma manera.

—Entiendo—Agacha la cabeza—sé, sé que te lastimé y está bien que no me perdones.

—No hiciste nada malo, no hay nada que perdonar. —Le sonrió—es solo que han pasado muchas cosas ultimamente y yo... ya no quiero la vida que solía tener.

—Y eso me incluye a mí—Concluye, sonriendo, pero triste.

—Lo siento—Se acerca y le da un beso en la frente—sé que encontrarás a alguien que te ame justo como eres, alguien que te merezca de verdad. —Se alejó un poco cuando ella lo llamó.

—¿Hay alguien más? —pregunta en una voz ahogada.

—No.

Porque no lo hay, solo es Draco Malfoy mirándolo como si lo hubiera ofendido cuando le dijo que nunca había ido a un cine, Draco Malfoy probando comida picante con los ojos llorosos y la nariz arrugada, Draco Malfoy acercando camisas a su pecho mientras decide qué colores combinan con sus ojos y piel. Solo era Draco Malfoy, la persona que había llegado a su vida para transformarla de una manera maravillosa.

—Cuando la encuentres, te apoyaré—Le dice ella, con esa melancolía decidida en su expresión.

—Lo mismo para ti—Así ambos se despidieron. Fue una despedida dulce para un antiguo amor.

El mundo era grande, diverso y lleno de gente que vale la pena conocer. Tal vez no ahora, pero estaba seguro de que algún día encontraría a esa persona a la que llamar el amor de su vida.

...

Me gusta que a muchos les guste mi historia, la trama está lista en mi cabeza, pero como ven es bastante larga y elaborada de redactar, lamento la demora, pero les regalo este capítulo por la falta de presencia estas semanas :)

Por favor comenten, me animan mucho a seguir escribiendo cuando lo hacen <3

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