² beya ★ fred weasley

Od Merodeadora05

16.1K 2.2K 580

❪ 𝗦𝗮𝗴𝗮 𝗕𝗲𝘀𝘁 𝗙𝗿𝗶𝗲𝗻𝗱𝘀, book two . . . ❫ 𝟬𝟬𝟮 ┊ BEYA ៚𖤜 ★ 𝗙red 𝗪easle... Více

💔 . . . BEYA !
❱ act one, megan's notes . . . !
note 1
note 2
note 3
note 4
note 5
note 6
note 7
note 8
note 9
note 10
note 11
note 12
❱ act two, megan's revenge . . . !
i. fred weasley
ii. mixed feelings
iii. bad vacation?
iv. order of the phoenix
v. between jokes and tunics
vi. broken hearts
vii. locked in a closet
ix. gifts and disappointments
x. the escape of the weasley twins
xi. bad mood and exams? a lousy combination
xii. department of mysteries
❱ agradecimientos . . . !
❱ extra uno . . . !

viii. unexpected news

160 13 0
Od Merodeadora05

capitulo ocho
"noticias inesperadas"

Tan solo al salir, Megan estaba realmente confundida de lo que había sucedido. Que Draco Malfoy se hubiera molestado en ir a notificarle que le planeaban un matrimonio sin su consentimiento no era nada agradable, mucho menos porque su madrastra no le había enviado cartas mínimo diciéndole la noticia. Suponía que, en caso de hacerlo, Sissia simplemente la obligaría a casarse, lo cual le causaba escalofríos.

Le hubiera gustado contarle a Layla y Wayne, pero sentía que los preocuparía más y que de alguna forma se echaría de cabeza con el tema de la Orden, así que decidió no contarles nada, creyendo que que sería fácil hasta que después de la cena Fred la buscó.

—¡Mi rubia favorita! —exclamó él con felicidad, llegando a su lado y pasando su brazo por sus hombros. Megan suspiró, resignada a no hacer nada porque de todas maneras, él no la dejaría ir. Intentó recordar en qué términos habían quedado la última vez que hablaron y no ser demasiado linda con él, pero en realidad no había nada destacable más que Fred había aceptado no tener sexo en un armario porque ella se lo pidió.

—¿Conoces muchas rubias, acaso? —se burló Megan, comenzando a caminar con él. Fred soltó una carcajada.

—No, en realidad no —Megan estaba a punto de decir otro comentario, cuando Fred la interrumpió, quitándole su brazo de encima de sus hombros y le colocó un dedo en los labios para que no hablara—. ¡Peroooo! Igualmente eres mi favorita.

Megan lo miró con burla cuando Fred quitó su dedo de sus labios, sin decir algo, y se disponía a retirarse. Un par de pasos y el pelirrojo la alcanzó, tomándola ahora de la mano como si eso fuera algo recurrente.

—Tienes que acompañarme a mi Sala Común —dijo con voz cantarina, caminando hacia esa dirección. Megan suspiró, y le preguntó con burla:

—Ah, ¿sí? ¿A qué se debe el honor de que quieras llevarme?

—Hay algo que me gustaría poder hablar contigo a solas, y pensé en hacerlo en mi habitación —respondió con simpleza, encogiéndose de hombros. Megan frunció el ceño y se detuvo, provocando que él casi cayera porque no se lo esperaba—. ¡P-Pero! ¿Qué sucede, Meg?

—Ahora mismo… no tengo ganas de hacerlo, Fred —lo miró, esperando que no se molestara. Aunque, en realidad él no debía hacerlo porque era su decisión, pero recordó que debía actuar como si no tuviera nada y no lo estaba haciendo.

—¿Huh? ¿Y quién dijo que tendríamos sexo, Meg? —cuestionó, alzando una ceja, para después soltar una risita—. Para nada, solo quiero platicar contigo.

—¿Ah? ¿De verdad? —preguntó sorprendida, más para sí misma. Fred asintió naturalmente, y una vez más la tomó de la mano.

—Sí, de verdad.

Megan no dijo nada más porque se sorprendió, así que siguió a Fred hasta la Sala Común de Gryffindor, mientras él le platicaba la broma que le habían hecho ese día temprano a la Brigada Inquisitorial como todos los días. Se rio de sus ocurrencias, pero no decía muchas palabras; y claro, eso él lo notó al instante.

Entraron y se dirigieron a la habitación de Fred, ella agradeciendo que no hubiera nadie en la Sala Común por vergüenza a que le dijeran a Mcgonagall, aunque en realidad a la mayoría no le importaba. Estando ahí, Megan ya conociendo la cama de Fred, se sentó en ella y dobló las piernas para ponerse cómoda.

—¿Y bien? —preguntó con curiosidad, alzando una ceja. Fred se sentó de la misma forma frente a ella, y recargó su espalda en la columna de la cama viéndola fijamente.

—Primero y antes de decirte… ¿Qué tienes? —Megan se sorprendió de que Fred se diera cuenta, e iba a negarlo, pero cuando abrió la boca él volvió a callarla como cuando estaban el pasillo—. Y no me mientas, Meg, no necesitas hacerlo. Sabes que no te juzgaré.

Se quedó callada un par de segundos, sintiendo la profunda mirada de Fred en ella. Sabía que no iba a poder mentirle, y esa era una de las cosas que más odiaba en ese momento. Suspiró antes de contarle su divertida plática con Draco Malfoy y lo que planeaba su madrastra.

—¿E-ella? ¿En verdad está haciendo eso? —preguntó él, con evidente rabia. Megan asintió, desganada—. Qué… desgraciada. Si sabes que eso no sucederá, ¿verdad, Meg? No dejaré que ella decida de esa forma tu futuro, sobre mi cadáver.

Se rio en voz baja, viendo como en verdad Fred estaba dispuesto a eso. Pero tampoco había que ser tan extremistas.

—Tampoco espero que sea sobre tu cadáver, Fred. ¿Luego quién me molestará el resto de mi vida? —se burló un poco, cruzándose de brazos—. Pero sí, en verdad no estoy nada feliz con eso. Solo quiero que me deje en paz —murmuró, ahora molesta—. Me quitó todo… y todavía cree que tiene derecho sobre mi y mi vida. Está jodidamente mal de la cabeza.

—¡Eso es, así habla mi chica! —exclamó Fred con emoción, aplaudiendo. Megan sintió que su rostro ardió cuando la llamó de esa manera, sobre todo porque ni siquiera él se percató de lo que dijo—. Me alegra que seas tan fuerte e independiente, Meg. Me deja más tranquilo saber que puedes defenderte por ti misma… Pero sabes que igualmente estaré para hacerlo yo, ¿sí?

—Lo sé —aseguró, asintiendo. Fred le sonrió con emoción, pero al instante su mirada decayó. Megan estaba a punto de preguntarle qué sucedía y él le ganó:

—Meg… ahora sí tengo que contarte lo que dije que haría —dijo en un murmullo apenas audible, pero ya que estaban solos en la habitación, Megan podía entender qué decía. Le hizo un ademán para que continuara—. Es algo difícil de decirte, y déjame anticiparte que esto ya lo pensé demasiado y bueno… es algo sencillo, sólo que no sé sí para ti o para mí, para nosotros juntos, lo sea.

De pronto, Megan comenzó a imaginarse lo peor. ¿Acaso él se había enamorado de alguien más? ¿O planeaba dejarla? ¿Tal vez se había hartado de su extraña relación y había decidido no continuar el poco tiempo que quedaba de Hogwarts? Sabía que a Fred solo le quedaban unos pocos meses, pero eso no quitaba el hecho de que se sentía preocupada por lo que él diría.

—Verás… George y yo planeamos algo. Como viste hoy, iniciamos la dictadura de Umbridge con una pequeña bromita… Y fuera de eso, nuestro plan es súper cool porque haremos enojar al Sapo rosa como nunca antes y probablemente nos hubiéramos ganado el castigo de nuestras vidas… Pero no será así.

—¿Por qué no? —le cuestionó con curiosidad, sin comprender exactamente qué estaba tratando de decir—. ¿Planean escaparse o algo así?

—Sí, exactamente eso —su rostro se impresionó de que ella hubiera adivinado una parte, y a continuación, Fred se acercó a ella y la tomó de las manos mirándola fijamente a los ojos, lo cual la puso nerviosa—. George y yo queremos hacer esa broma y… huir.

—Pues está bien, ¿no? —alzó una ceja, creyendo que era eso a lo que se refería—. Así no descubrirá que fueron ustedes, aunque entiendo que les gusta que sepan quiénes estuvieron detrás de esas fantabulosas bromas, es mejor que no se arriesguen a ser expul…

—Meg, lo que trato de decir es que vamos a huir. Pero no solo de la escena del crímen, sino de Hogwarts.

—¿Qué?

Megan soltó sus manos de pronto, preguntándose por qué Fred le estaba haciendo esa broma de mal gusto, porque no le daba nada de risa. Frunció los labios y le reclamó:

—Fred, no bromees así conmigo, no es divertido.

—Me gustaría que fuera una broma, pero no lo es, Meg —él la miró apenado, y trató de tomar sus manos de nuevo. Megan estaba tan perdida en sus pensamientos que se dejó, aunque aún confundida.

—No entiendo…

—Nos iremos de Hogwarts, no vamos a volver nunca. No planeamos terminar la escuela, abriremos nuestra propia tienda, de hecho ya tenemos el local y las muestras para poder iniciar, el increíble logo hecho por la chica más linda sobre el planeta, y…

—¿Cuándo se irán? —preguntó en voz baja, tratando de asimilarlo. Fred le sonrió de lado.

—Si todo va bien, aproximadamente… después de pascua.

Megan suspiró, soltando las manos de Fred y cubriéndose el rostro. Aún no podía creer lo que él le decía, y aunque faltará aproximadamente un mes, no quería asimilarlo. Creyó que estarían viéndose todos los días hasta finalizar el ciclo escolar y de pronto esa noticia caía como un balde de agua fría encima de ella.

Sí le hubieran dicho meses atrás que se pondría así por Fred Weasley, definitivamente Megan Jones habría dicho que era mentira. Pero ahora, en ese preciso momento, ya no estaba tan segura sí su plan de no enamorarse más de él había funcionado o fallado. Aunque dentro de su corazón sabía la respuesta definitiva, la evitaba, pero ahora no sabía qué debía hacer.

—Supongo que… está bien, ¿no? Cumplirán su sueño y sé que serán los mejores fabricantes de productos de bromas en todo el país, o en el mundo —se rio un poco, aún asimilándolo—. Ambos son realmente increíbles, no tengo dudas. Sí creen que es lo mejor, lo aceptaré con los ojos cerrados.

Ni siquiera ella se creía sus palabras, pero sabía que era lo que Fred quería oír. El pelirrojo le sonrió y se acercó para abrazarla. Megan creyó que él había confiado en sus palabras y en que lo había aceptado sin problema, pero lo cierto era que no, porque Fred sabía perfectamente cuando Megan mentía y podía ver que seguía en shock. Sólo que no quería preocuparla más, Megan ya tendría más tiempo de procesarlo poco a poco en el transcurso del mes y sabía que le diría su reacción honesta después.

Fred se separó de Megan, acomodándose nuevamente en la cama.

—Gracias, Meg. Eres la primera persona que lo sabe, ni siquiera se lo hemos dicho a Lee —se burló, volteando a ver su cama de reojo—. Es mi sueño y lo sabes más que nadie… espero poder cumplirlo.

—Lo harás, Fred, yo lo sé perfectamente —Megan le sonrió, aunque esa sonrisa si era honesta porque lo pensaba en verdad. Con eso, Fred no pudo evitar ruborizarse un poco.

—Bueno… eso era todo lo que te quería decir.

Megan asintió, aún procesando. Después, le preguntó si había planeado algo para su cumpleaños, porque era costumbre que él siempre preparara una fiesta grande en la Sala común de Gryffindor para festejarse con George. Y no faltaba casi nada para su cumpleaños, lo sabía porque ella ya había empezando a buscarle un regalo.

Y así, se distrajeron hablando de otras cosas (como por ejemplo, sobre sus inventos y que Megan podía pedirles cuántos quisiera porque serían gratis para ella) hasta que se hizo más de noche. El toque de queda era pronto y Fred la acompañó hasta la entrada de su Sala Común, por lo que se despidieron como normalmente hacían.

Entrando a la Sala Común pudo ver que el furor por lo que había sucedido en la tarde con la broma de los gemelos era aún persistente. No sabía cómo sentirse al respecto, puesto que ella tenía aún más información sobre eso. Aunque eso sí, no debía decirles nada sobre lo de Draco, así que trato de no verse preocupada por eso.

—¡Estoy seguro que Umbridge debe estar en su despacho echando maldiciones hacía todos nosotros! —fue lo que dijo Wayne al sentarse en una mesa de la esquina de la Sala Común, mientras hacían ambos un ensayo de pociones. Megan se burló, imaginándose la escena, ¡hubiera pagado una millón de galeones para verla en ese momento!

—Oh, sólo espero se vaya lo más pronto posible y Dumbledore regrese —añadió Layla con un toque de tristeza.

—Si te hace sentir mejor —habló el castaño, y la miró directo a los ojos, más serio que antes— recuerda que en segundo no duró nada fuera. Todos sabemos que Hogwarts es increíble gracias a él. El Ministerio no tardará en darse cuenta que no es nada sin su ayuda.

—Pero aún no creen, Hop —murmuró Layla con molestia, viendo de soslayo a Zacharias Smith, que reía junto a su grupo de amigos—, y si no lo hacen es imposible que permitan a Dumbledore que regrese. Además, recuerda que ni siquiera saben dónde está.

—Mientras haya una persona en el colegio que crea en él, seguirá aquí —dijo con el mismo tono que usaba el director cuando decía frases poderosas, como esa, que alguna vez dijo años antes.

—Odio decir que tienes razón, pero la tienes —se burló Megan, riéndose y volviendo a su ensayo. Aunque, había bajado una bolsa de papas fritas de su habitación y la abrió para comerlas mientras lo hacía.

Wayne sonrió con autosuficiencia y se rio, continuando su ensayo con facilidad. Megan se puso a pensar en que seguramente no era la única que tenía problemas, aunque eran evidentemente diferentes a los de sus mejores amigos. Layla, por una parte, estaba preocupada de que Ron no le pidiera ser su novia (ella le había dicho que se lo pidiera, y de hecho su mejor amiga ya lo estaba considerando), y además la situación como hija de muggles en medio de una próxima guerra, no debía ser nada fácil. Y por otro lado, Wayne, con problemas de amor con Theodore Nott como siempre, ya que se habían visto más veces esos recientes días que todos los cinco años juntos.

Volviendo a la realidad para distraerse de lo pesado que había dudo su día (bromas, Draco, su madrastra, y Fred Weasley), miró a Layla con curiosidad, notando que estaba perdida en sus pensamientos, algo no muy regular porque ella siempre era la primera en avanzar a los deberes.

—¿Qué tanto piensas? —preguntó Megan sentándose a su lado y metiéndose a la boca unas papas fritas. Layla parpadeó y la miró.

—Pensaba en qué podría estar pensando Hop.

Esto hizo que él levantará la cabeza y las mirará extrañado.

—¿Por?

—Oh, ya sabes —respondió la castaña, robándole una papa a su amiga—, de la serpiente esa. Deberías hacer algo parecido a lo mío y mandarle cartas o cosas así.

—No soy tan cursi como tú, Lay —se burló Wayne—, no sería capaz. Aún me sorprende que Megan hubiera aceptado la idea y le hubiera mandado notas de amor a Fred.

—En mi defensa —habló la rubia, sonriendo con autosuficiencia—, ella no me obligó, lo hice por cuenta propia. Pero bien saben que funcionó, así que no veo el problema aquí.

—Me encantaron los fuegos artificiales, ¿los venden? —preguntó Wayne cambiando el tema. Seguramente no quería verse obligado a rechazar la idea de sus mejores amigas de hablarle al rubio. Pero, ese tema era algo difícil, aunque no tanto como el de su madrastra, así que decidió contarlo con naturalidad.

—De hecho, vengo de la sala común de Gryffindor —contestó riendo—, y bueno, algo así. Según me dijeron que son los «Magifuegos Salvajes Weasley»... Y el único problema es que gastaron todas sus existencias por lo que ahora tendrán que volver a empezar desde cero. Pero, «ha valido la pena» —imitó la voz de Fred—. Hay lista de espera..., la Magicaja Sencilla vale cinco galeones, y la Deflagración Deluxe, veinte... Y según ellos «para mi es todo gratis» antes de que se vayan, así que deberían ir haciendo sus pedidos a mi nombre...

—¿Cómo qué se irán? —repitió Layla curiosa, enderezándose y prestándole mucha más atención a Megan. La rubia mordió una de sus papas fritas, tratando de no verse preocupada por la situación, y respondió tranquilamente:

—Oh, resulta que están esperando ser expulsados...

—¡¿Expulsados?! —exclamó con asombro Wayne. La rubia asintió.

—No planean terminar el Colegio.

Layla miró atentamente a Megan. Y ella sabía que su mejor amiga la estaba leyendo, que aunque tratara de ocultar que se sentía fatal por la idea de los gemelos, era evidente que actuaba como si no le pusiera triste. En ocasiones odiaba que su mejor amiga la conociera perfectamente, pero no podía hacer otra cosa más que fingir.

—Y... estás bien, ¿Meg? —preguntó con tranquilidad la castaña. La rubia hizo una mueca y se encogió de hombros.

—Supongo.

—Pero podrían verse en Hogsmeade, ¿no? —sugirió Wayne con cuidado. Nuevamente se encogió de hombros, ya que en realidad no hablaron de eso.

—No somos nada, chicos —se pasó una mano por su ojo, restregándolo—, y deben saberlo bien. Todo este año fue extraño para ambos, pero solo puedo confirmar que, aunque el idiota de Fred me haya roto el corazón el año anterior, sigo amándolo, y sé que el a mí.

—¿Y por qué no sólo le dices? —Layla habló, viendo la mirada triste de su amiga—. Aprovecha los últimos días, Meg. Hazlo si lo quieres.

Muchas veces la rubia no aceptaba consejos, ya que era escéptica a eso, pero ahora la idea que le proponían no sonaba tan mal. Suspiró, sin estar segura de lo que debía hacer con ese comentario y dándose cuenta que por sí sola no se le hubiera ocurrido. ¿Por qué decirle sus sentimientos abiertamente si aún temía que él estuviera jugando? Sabía que por sus actitudes recientes eso era imposible, pero su mente jugaba con ella en ocasiones como esa y no sabía en quién debía confiar, sí en su corazón o su cerebro.

Miró de reojo a sus amigos y murmuró:

—Lo pensaré.

No era más de lo que podía hacer en ese momento, y aunque trató de ignorarlo, Layla le sonrió y la abrazó. Y Wayne, aunque era muy frío y burlón con la rubia, hizo lo mismo y se acercó a envolverlas a ambas con un gran abrazo.

Y sí… su lugar seguro siempre eran sus mejores amigos.

Megan trataba de distraerse, y no quería depender siempre de Layla, Wayne o Fred, así que salió ella sola.

Así que por la tarde, Megan había decidido ir a pasear por los alrededores del Castillo. Se sentía encerrada, y aunque sabía que sí la encontraba la Brigada o Umbridge, estaría perdida, trato de no pensar mucho en ello, pero no podía… Además, tenía en la cabeza todo lo relacionado con su madrastra, el hecho de que la habían corrido de su propia casa… Ya que no podía contarle a sus mejores amigos y eso la carcomia por dentro; luego, lo de su supuesto arreglado matrimonio, y la huida de los gemelos… De pronto, se encontró con Harry Potter, y aunque quiso darse la vuelta para no tener que saludarlo incómodamente (él le caía bien, pero no solían platicar a solas), Harry le habló.

—Megan, qué sorpresa verte por aquí —dijo con una sonrisa pequeña. Ella podía entenderlo, estaba atravesando por tanto que si Megan fuera Harry Potter, probablemente ya hubiera estallado.

—Sí… quise distraerme un poco —se rio, apoyándose en un árbol—. ¿Tú qué haces afuera a estas horas? Es peligroso.

—Podría decirte lo mismo a ti —murmuró con un pequeño tono de burla, alzando una ceja y viéndola con curiosidad. Megan soltó una carcajada.

—Es terrible no poder contarles nada a Layla y Wayne, Harry —confesó con un pequeño hilo de voz, recordando que solo lo había platicado con Fred, y además, no podía contarle los demás problemas que la atacaban, por lo que decidió ser honesta con él en unos e tantos temas—. Ellos son mis mejores amigos, saben todo de mi… Es como si tú no pudieras contarles algo a Ron y Hermione. Agobiante, ¿verdad?

Harry asintió, mirando de reojo a sus alrededores. Estaban en la entrada del puente que conectaba Hogwarts con los exteriores, cerca de la casa de Hagrid. Podían oírse las aves cerca y ruidos extraños del Bosque Prohibido, lo que la hacía sentirse un poco nerviosa, pero estaba con el Elegido ya además ella era buena peleando, no debía temer.

—Imagino que sí debe serlo. ¿Lo dices por la Orden?

—En parte… y también porque mi madrastra me corrió de la casa —se burló de sí misma, mofándose. Harry abrió los ojos sorprendido, sin saber qué decir—. Me envió mis cosas que dejaba allá cosas a Hogwarts… Aunque no fueron muchas, me traía casi todo para acá. Se enteró que me escapé y fue un lapso de tiempo para que me escribiera una carta para notificarme que no era recibida en mi casa —se encogió de hombros.

—Yo… no sabía. Lo siento mucho, Megan, ahora entiendo más el por qué estás así —Harry lucía en verdad sorprendido y preocupado. Se acercó un poco a ella y le tocó ligeramente el hombro—. Pero sabes que cuentas con la Orden para todo, Sirius, Remus y los Weasley te recibirán con los brazos abiertos.

Megan le sonrió, agradecida y sorprendida por el gesto. Lo apreciaba en verdad, porque no estaba acostumbrada a que personas que no fueran Layla y Wayne tuvieran esos gestos con ella. No tenía muchos amigos y, a pesar de que era feliz así, no podía evitar sentir lindo cuando tenía a más personas preocupándose por ella y su bienestar. Luego colocó su mano encima de la de Harry y le dio una palmadita.

—Gracias, Harry, lo digo en serio. No pensé que fueras alguien tan agradable —se rio un poco—. Y, honestamente, me alegra que así sea. Si esto hubiera sucedido me tendría que refugiar en Layla, porque la familia de Wayne pues…  No me gustaría abusar de la confianza de su familia. Al menos sé que en la Orden son más personas, no tendrían que solventarme tan difícilmente si seremos muchos ahí. Pero sabes… tengo miedo —confesó con vergüenza, ante la mirada curiosa de Harry—. Es decir, sigo siendo menor de edad y me da miedo que mi madrastra intenté buscarme, que den con mi paradero… ¿te imaginas?

—Hum, dudo mucho que lo intente —se encogió de hombros el chico—. Pero si tanto te preocupa, podrías quedarte con los Weasley.

—Pensé eso, pero me da pena —suspiró.

—Ya verás que no habrá problemas, Megan, confío en eso —le aseguró, sonriente.

—Confiaré en ti, Harry Potter —lo amenazó con un dedo, mirándolo fijamente; aunque cuando lo hizo no pudo evitar reírse, provocando que él también lo hiciera.

—Oh, no, luego seré culpable si algo sale mal —negó con la cabeza Harry, mientras se reía con ella. Tras unos segundos se limpió unas pequeñas lágrimas de los ojos por tanto reír, y la miró—. Aunque, trato de ser positivo… No es que la situación actualmente sea muy alentadora, pero no hay que deprimirnos, supongo.

—Bueno… lo veré positivamente, supongo —murmuró sonriendo con burla.

Tras voltear, pudo darse cuenta que estaba comenzando a anochecer, así que le dijo a Harry que era mejor que regresaran para no ser castigados. Él aceptó y caminaron de regreso, hablando de cosas triviales y riendo para aliviar la tensión que sentían por los sucesos recientes. Megan sentía que, si alguien podía comprender una situación familiar difícil, era Harry, así que no podía evitar sentirse cómoda a su lado.

Se separaron en un punto y cada quien se fue hacia su lado, pero como aún no quería llegar a su habitación se fue en dirección a las Cocinas. Estuvo ahí una hora, platicando con Dobby, y después salió para ir a su Sala Común.

Su cabeza estaba hecha un lío, y ya no quería más problemas. Aunque en Hogwarts y con su vida, eso no hacía más que comenzar.

wiii, ya editado y sin errores creo jqsj, espero les haya gustado!! no olviden votar, les quiero <3

Pokračovat ve čtení

Mohlo by se ti líbit

256K 25.8K 34
❛ ҂ 𝗛𝗘𝗔𝗧𝗛𝗘𝗥 . . . ── stranger things fanfiction 🍦 Steve encontró un nuevo destino en su vida, y era gracioso porque nunca esperó que fuera...
4.8K 505 17
𝓒𝑨𝑹𝓓𝕴𝑮𝑨𝓝₊ ⊹✧˖°. ❛𝘐𝘴𝘢𝘥𝘰𝘳𝘢 𝘔𝘢𝘭𝘧𝘰𝘺 𝘯𝘶𝘯𝘤𝘢 𝘩𝘢𝘣í𝘢 𝘥𝘦𝘴𝘦𝘢𝘥𝘰 𝘰𝘭𝘷𝘪𝘥𝘢𝘳 𝘢 𝘢𝘭𝘨𝘶𝘪𝘦𝘯 𝘵𝘢𝘯𝘵𝘰 𝘤𝘰𝘮𝘰 𝘭𝘰...
167K 4.4K 30
la tipica historia de universos viendo otros universos atraves de pantallas flotantes que aparecerán en sus mundos aunque también agregare otras cosa...
241K 24.1K 11
𝗞𝗢𝗢𝗞𝗧𝗔𝗘| ♡⃕ . Jeon Jungkook y Kim Taehyung son dos chicos, los cuáles se odian a muerte. Pero sus amigos tienen pensado hacer que eso cambié c...