Percy Jackson el Héroe de la...

Από palacio_momo

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Los Dioses han sido capturados y han sido enviados al Tártaro. Griegos y romanos deben de aprender a superar... Περισσότερα

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Από palacio_momo

Nuevamente los chicos fueron arrojados violentamente al suelo, — Odio estos viajes — murmuró Percy mientras se sujetaba la cabeza, el joven con esfuerzo logró ponerse de pie intentando buscar a sus compañeras.

— ¿Están bien? — preguntó Percy al notar a sus dos compañeras muy cerca de donde estaban, ambas parecían haber sufrido varias heridas, pero para su fortuna ninguna parecía ser de gravedad.

— Si — espetó Thalia bastante agitada, — Fue más difícil de lo que me imaginaba.

— Las cazadoras son más difíciles de lo que pensaba — añadió Bianca igual de agotada que su amiga. Aunque Percy estaba bastante sorprendido de ver que a pesar de que sus amigas estaban heridas, ninguna estaba herida de gravedad, algo que era bastante sorprendente ya que habían logrado contener a las cazadoras y a la mismísima Artemisa.

— Ustedes sin duda son bastante fuertes — murmuró Percy bastante sorprendido por el poder que tenían sus compañeras.

— ¿En dónde estamos ahora? — preguntó Bianca agradeciendo no estar más en Atenas.

— Creo que hemos vuelto — murmuró el joven reconociendo las luces de los edificios de Nueva York.

— Me temo que aún no — dijo Cronos observando divertido las reacciones que tenían los chicos por el viaje. — La próxima pieza la encontrarán en el cuello del Titán que carga el cielo, aunque antes de emprender el viaje deberías de caminar hacia el sur, encontrarás algo bastante interesante Percy.

El hijo de Poseidón observó a sus amigas, los tres se encontraban igual de confundidos por el consejo que les había dado el Primordial, — Manténgase alertas — dijo Percy sacando su arco, a diferencia de la última vez que estuvieron en la ciudad en esta ocasión las calles estaban repletas de personas, aunque no parecía nada fuera de lo común, incluso Percy no notaba la presencia de algún monstruo cerca.

Thalia de pronto fue empujada por una mujer con un bebé entre los brazos que corría entre las calles, — Creo que te gustará ver esto — dijo Cronos con una sonrisa señalando en dirección a la mujer que corría entre las calles antes de entrar a un edificio.

— Te lo dije desde el inicio, no soy tu enemigo, hoy te daré la oportunidad de que salves a un inocente de una muerte provocada por los Dioses, ellos te querían controlar — dijo Cronos señalando en dirección al edificio en el que había entrado aquella mujer.

Los tres chicos permanecieron en silencio antes de que en cielo cayera una furia justo enfrente de la entrada en aquel edificio. — Fue tu padre junto con Hades quien envió a la furia para asesinar a tu madre Percy — dijo Cronos sin dejar de sonreír.

Percy se mantuvo en silencio observando con los ojos abiertos el edificio, — Tu padre quería usarte como un arma en contra de Zeus, pero tu madre estaba en contra de eso — dijo Cronos.

— Todo lo que dices es falso — gritó Thalia, pero solo provocó que el Primordial sonriera más.

— Te dejaré que la salves — dijo Cronos apartándose del camino.

Percy se quedó en silencio dudando en lo que le ofreció el Primordial, — No lo hagas Percy — gritó Thalia sujetando al hijo de Poseidón.

— Ves quien es tu verdadero enemigo. Vamos si quieres hacerlo. — lo animó Cronos golpeando su bastón impidiendo que Thalia y Bianca pudieran moverse, Percy vio a sus amigas antes de salir corriendo en dirección al edificio.

— Detente Percy, por favor no lo hagas — gritó Thalia esperando que eso convenciera al hijo de Poseidón, pero este solo la ignoró, Cronos sonrió al ver que su plan funcionaba como lo tenía planeado, golpeó nuevamente su bastón dejando que Thalia y Bianca pudieran moverse, las cuales salieron corriendo en dirección a donde iba Percy.

— Detente Percy — dijo Bianca tomando por la espalda a este, él quiso alejarse, pero Thalia también la sujeto.

— Ella tiene razón, tú no puedes hacer ningún cambio — dijo Thalía, Percy miró furioso a sus dos compañeras sin entender por qué no lo dejaban actuar.

— Por favor déjenme hacerlo — pidió Percy desesperado, pero ninguna de las dos chicas lo soltaron, este de pronto expulsó una ráfaga de agua alejando a las chicas para después correr en dirección al edificio.

— No podemos dejar que se vaya, si el cambia algo será desastroso — dijo Bianca frustrada de lo que tenían que hacer a pesar de las consecuencias que podría ocasionar un cambio de Percy, pero no se atrevía a detenerlo.

— Espero pueda perdonarme — murmuró Thalia antes de cerrar los ojos para después dispararle un rayo a su amigo.

— Mi señor no va a permitir que ese niño viva, es mejor que me lo entregues — escucharon la voz furiosa de Alecto, Percy alzó la mirada encontrando a la furia frente a una mujer, está vio temerosa antes de correr al auto que tenía más cerca. Percy de inmediato se puso de pie corriendo en dirección a donde iba el carro, solo tenía que entretener un poco a Alecto y su mamá podría llegar hasta el mar donde ambos estarían seguros, estaba a punto de arrojarle un ataque a la furia, pero sabía que Thalia estaba muy cerca de él y no lo dejaría actuar.

— Por favor Thalia déjame hacerlo — gritó Percy esperando que eso sirviera para que esta lo dejara de perseguir, pero ella volvió a arrojar un rayo en dirección a este, el cual apenas y pudo escapar, pero para su mala fortuna este golpeó en la llanta trasera del coche haciendo que Sally perdiera el control del vehículo y se estrellara contra un árbol.

— No — gritó Percy al ver como su mamá abría su puerta tratando de salvarlo. Este se acercó nervioso cuando vio que su padre desapareció junto con un bebé.

Thalia se quedó inmóvil al ver lo que había hecho, después de todo no esperaba que todo terminará así. — Perc... Percy yo lo siento — se disculpó la hija de Zeus mientras se acercaba a su amigo, el cual seguía parado frente al carro. Bianca observó en silencio sin saber cómo actuar, si tan solo no hubiera sido tan cobarde su amiga no tendría que haber actuado así. — ¿Percy? — murmuró Thalia colocando su mano sobre el hombro de su amigo, pero tan pronto como lo hizo esta fue golpeada por una ráfaga de agua lanzándola al piso.

— Tú la mataste — dijo Percy furioso, ambas chicas se sorprendieron al ver a este rodeado de un aura verde mar-plateada.

— Percy yo lo si... — pero antes de que pudiera terminar fue nuevamente golpeada por Percy. Bianca de inmediato corrió en dirección a su amiga esperando calmar a este.

— Ella no tiene la culpa, todo fue accidente Percy — dijo Bianca colocándose enfrente de su amigo.

— Claro que la tiene, ese fue su plan todo el tiempo, ¿no es así? Al final me iban a traicionar — murmuró Percy está se quedó helada al escuchar su voz, nunca lo había escuchado así de furioso. Este aprovechó que estaba distraída para disparar una ligera ráfaga de agua para alejarla para después correr en dirección a Thalia, la cual apenas y pudo sacar su escudo para protegerse. Bianca de inmediato golpeó el piso provocando que un par de esqueletos aparecieran para frenar al furioso hijo de Poseidón, antes no había actuado, pero no se iba a permitir cometer el mismo error. Percy eliminó fácilmente a los dos esqueletos antes de correr en dirección a Bianca, la cual no se esperaba el ataque de este, Thalia logró arrojarle un rayo antes de que este pudiera hacerle daño a su amiga.

— Esto es lo que siempre quisieron, ¿no? En todo este tiempo solo han pensado en como traicionarme, esperando el momento adecuado. Como te lo prometí cuando nos conocimos, tan pronto regrese al campamento voy a asesinar a tu hermano y haré lo mismo con ustedes si quieren interferir — comentó furioso Percy pensó que ambas eran sus amigas, pero ahora veía lo equivocado que estaba. Ambas chicas se quedaron en silencio al ver como Percy se alejaba.

Thalia se quedó en silencio mientras observaba al chico alejarse, una lágrima se abrió paso entre sus ojos, recordaba la mirada de odio, después de todo aquello temía que no lo fuera a perdonar. — ¿Estás bien? — preguntó Bianca.

— Él me odia — dijo la chica, pensando que tal vez habría sido mejor dejar a Percy salvar a su madre.

— No lo creo, solo tiene que calmarse, él va a entender por qué lo hicimos — respondió Bianca, solo esperaba que su amigo estuviera bien. — Tenemos que buscar la pieza.

Thalia se puso de pie, antes de echarle un vistazo al camino que había tomado Percy. — ¿Alguna idea de dónde buscar? — preguntó la joven aun observando el camino que había tomado su amigo.

— Creo que deberíamos de usar el laberinto — explicó Bianca ante la mirada de pánico de su amiga, — Se que no te agrada la idea de entrar en el laberinto, pero es la única manera que tenemos de llegar lo más rápido a San Francisco.

Thalia se mantuvo un momento en silencio, se le ocurrían muchas ideas de qué hacer para llegar a la ciudad, pero temía que ninguna de ellas las haría llegar aquel mismo día, — Tienes razón — murmuró Thalia derrotada.

— Vamos, creo que hay una entrada cerca — dijo Bianca tomando del brazo a la joven, Thalia observó por un momento el camino en el que se había marchado su amigo antes de seguir a su amiga.

— Solo espero que no nos encontremos a ningún monstruo en esta ocasión — murmuró la joven, no le agradaba para nada la idea de tener que volver a entrar en el laberinto.

— Esperemos que esta vez tengamos suerte — dijo Bianca, aunque no esperaba tener mucha suerte con eso. — Además para nuestra suerte, Atlas, estará cargando el cielo.

— Vaya, eso sí que me tranquiliza — dijo Thalia intentando esbozar una sonrisa. Las chicas se mantuvieron en silencio hasta que llegaron a un viejo edificio.

— Debe ser este — dijo Bianca señalando el edificio que tenían enfrente, — La entrada se debe de encontrar en el sótano.

— ¿Por qué siempre tienen qué ser tan aterradores? — murmuró la joven observando a su alrededor esperando que algún monstruo los atacará.

— Vamos, todo saldrá bien — dijo Bianca animando a su amiga a entrar en el laberinto, al igual que la última vez aquel sitio estaba demasiado oscuro, lo que le dificultaba ver más allá de un par de metros.

— ¿En qué dirección? — preguntó Thalia tomando de la mano a su amiga, no quería alejarse de su amiga. Bianca permaneció unos segundos en silencio, lo que le pareció una eternidad a la hija de Zeus.

— Sígueme — dijo Bianca guiando a la joven en aquel oscuro pasillo, Thalia pudo escuchar un sin fin de ruidos tan pronto se internaban más en el laberinto, solo esperaba que el Minotauro no estuviera cerca, no tenía muchos ánimos de enfrentarse a la criatura.

— ¿Por qué te da pena aceptar que si te gusta? — preguntó Bianca esperando que con aquello logrará distraer a su amiga.

— ¿Tenemos que hablar de eso ahora? — preguntó Thalia, aunque agradeció que la chica no logrará ver su sonrojo, aunque su sonrisa se esfumó cuando recordó la última vez que había hablado con él. — Además después de lo que pasó, ya no creo que importe mucho.

— No te preocupes por eso, él va a entender — respondió Bianca esbozando una sonrisa. — Además por las miradas que te da, sé que tú le gustas.

Thalia esbozo una sonrisa, solo esperaba que Percy no estuviera en peligro, el muchacho parecía ser un imán para los problemas.

— ¿Por qué estás tan interesada de que hablé con Percy? — preguntó Thalia, Bianca se detuvo un momento, esbozando una sonrisa triste.

— Casi reunimos todas las piezas del medallón, y creo que te has dado cuenta de que con cada viaje nos hacemos más grandes, creo que cuando regresemos a casa tendremos la edad para ser el semidiós de la profecía — dijo Bianca, Thalia solo asintió, había pensado en lo mismo cuando se percató del cambio. — ¿Sabes qué fue lo último que hablé con Nico?

— Le dije que era un cobarde, por optar por asesinar a Percy — dijo Bianca derramando un par de lágrimas, — Todo este tiempo me atormenta la idea de que eso haya sido lo último que hablé con mi hermano, no quiero que te pase lo mismo, no sabemos qué puede suceder cuando regresemos, pero creo que sería lo mejor, que ambos hablarán, no hay que dar todo por hecho.

— Odio que seas la madura del grupo — murmuró Thalia intentando sonar molesta. — Hablaré con él cuando lo encontremos.

— En ese caso hay que darnos prisa — dijo Bianca esbozando una sonrisa, guiando nuevamente a su amiga por el laberinto.

— ¿Qué es ese ruido? — preguntó Thalia, podía escuchar algunas pisadas, era como si una enorme criatura se estuviera acercando a donde estaban.

— ¿Es el Minotauro? — murmuró la hija de Zeus, temiendo que en cualquier momento apareciera el Minotauro.

— Corre — gritó Bianca empujando a su amiga hacia adelante, las chicas corrieron con todas sus energías, pero en la oscuridad de aquel sitio dificultaba bastante la tarea.

Las chicas lograron avanzar algunos metros antes de caer al suelo, — ¿Qué ha pasado? — preguntó Thalia mientras intentaba ponerse de pie, pero el suelo era bastante extraño ya que se resbalaba tan pronto intentaba ponerse de pie.

— Parece que hoy es mi día de suerte — dijo una voz grave entre las sombras, las dos jóvenes se ayudaron entre ellas para ponerse de pie.

— ¿Quién está ahí? — rugió Thalia arrojando un rayo en dirección a donde creía haber escuchado aquella voz, por un momento el sitio se iluminó. Un chasquido sonó en el sitio lo que provocó que una hilera de antorcha se encendieran iluminando toda la habitación. Aunque la atención se centró en el palacio que estaba en medio de la habitación, aunque lo peor era que parecía que había sido construido con cráneos.

— ¿Esos son cráneos? — preguntó Thalia sin evitar sentir temor ante aquello.

— Bienvenidas a mi palacio — rugió nuevamente la voz dando un salto para caer justo a unos metros de donde estaban las chicas impidiendo que estas pudieran tomar el camino de regreso. Era un gigante de al menos cinco metros de altura, aunque lo peculiar era su piel roja.

— Lo siento señor, nosotros no queríamos irrumpir en su palacio — murmuró Bianca dando un par de pasos para alejarse del gigante, tenía una ligera esperanza que este se apartará para dejar pasar a las chicas.

— Lamento decirles que ustedes no saldrán de aquí, o al menos no vivas — dijo el gigante lanzando una patada en dirección a los jóvenes. Thalia respondió arrojando un rayo golpeando al gigante en el pecho, arrojando a este contra el muro.

— Corre — gritó Bianca tomando una antorcha antes de salir corriendo del sitio, la hija de Zeus lo siguió de cerca esperando que el gigante estuviera lo suficientemente afectado para no seguirlas.

Pero tan pronto como salieron de la habitación, sintieron como la tierra se cimbraba provocando que la joven cayera al suelo, — El cráneo de un hijo de Zeus se verá muy bien en mi colección — gritó el gigante entre las sombras, Thalia arrojó varios rayos golpeando en varias ocasiones al gigante.

— Tenemos que salir de este lugar — pidió Thalia, se sentía atrapada en aquel sitio, aunque lo que más le preocupaba era que el gigante parecía verse menos afectada por sus ataques.

— A la izquierda — gritó Bianca corriendo en aquella dirección, aunque no había podido voltear a ver podía escuchar las pisadas del gigante acercarse. Por su parte Thalia estaba bastante agitada, se estaba agotando con facilidad. El gigante nuevamente arrojó una patada lanzando a las dos chicas fuera del laberinto.

— Por Hades — murmuró Thalia con dolor.

— Esto acabará — gritó el gigante corriendo en dirección a la chicas, Bianca logró ponerse de rodillas golpeando el piso provocando que un par de esqueletos salieran intentando detener al gigante.

El gigante eliminó con facilidad los esqueletos, — ¿Eso es todo lo qué tienen? — preguntó el gigante, — ¿Acaso una hija de Hades y Zeus no puede contra el hijo favorito de Poseidón?

Thalia lo observó furiosa antes de arrojar un rayo que golpeó al gigante arrojándolo con violencia al suelo, pero tan pronto la criatura tocó el piso, las heridas que tenía habían sanado.

— Espera Thalia — dijo Bianca al notar que las heridas del gigante sanaron.

— ¿Tú eres Anteo? — preguntó Bianca mientras esquivaba otro ataque que lanzaba el gigante. Thalia volvió arrojar un rayo para alejar momentáneamente al gigante.

— ¿De qué nos sirve saber su nombre? — preguntó Thalia ayudando a que su amiga se pusiera de pie.

— Él es hijo de Poseidón y Gea — explicó Bianca observando al gigante, — No importa cuánto lo ataquemos, cada que toque el piso sus heridas sanaran.

Thalia suspiró pesadamente mientras pensaba en algún plan para derrotar al gigante, pero aun cuando logran herirlo siempre sanarían sus heridas, — Tienes que buscar algo que lo mantenga atado — dijo Thalia observando al gigante.

— ¿Tú qué harás? — preguntó Bianca con nerviosismo, Thalia esbozó una sonrisa nerviosa mientras corría en dirección al gigante arrojando un rayo golpeando a la criatura en el pecho, de inmediato arrojó más elevando al gigante por los aires. Thalia salió volando en dirección a Anteo para aprovechar la oportunidad para golpear en repetidas ocasiones al gigante. Tan pronto estaba a punto de tocar el suelo la joven arrojaba nuevamente un rayo para elevarlo por los aires. Thalia continuó con sus ataques evitando que el gigante tocará el piso, aunque había sido fácil mantener al gigante apartado del suelo, aunque sentía que empezaba a agotarse, no sabía cuánto tiempo más resistiría haciendo todo eso.

Thalia arrojó nuevamente un rayo golpeando al gigante, lanzando a este contra una torre, una mancha oscura recorrió la torre antes de que una cadena rodeará el cuello del gigante evitando que tocará el suelo. Al ver aquello Thalia no pudo evitar soltar un suspiro para después dejarse caer al suelo agotada.

— ¿Estás bien? — preguntó Bianca mientras ayudaba a su amiga a ponerse de pie, pero la joven se negó a ponerse de pie aún se sentía bastante agotada.

— Si — respondió entre esfuerzo, nunca se imaginó que ocupar sus poderes fuera tan cansado.

— Lo que hiciste fue sorprendente — dijo Bianca tomando asiento frente a su amiga, en ese momento Thalia observó por primera vez a su compañera la cual se notaba igual de agotada que ella.

— ¿Tú estás bien? — preguntó Thalia intrigada de ver a su amiga tan cansada.

— Si, tuve que recorrer bastante para encontrar aquella cadena — respondió la joven con tono cansado.

— Deberíamos de buscar a Atlas — dijo Thalia, aunque no tenía muchos ánimos de ponerse de pie.

— Creo que sí deberíamos de entrar al menos en el palacio — murmuró Bianca mientras se ponía de pie, — ¿Te acuerdas lo qué pasó la última vez que estuvimos aquí?

Thalia de inmediato se puso de pie, de inmediato observó en dirección al árbol donde el enorme gigante descansaba tranquilamente, la hija de Zeus corrió con las pocas energías que le quedaban para esconderse en el interior del castillo, no tenía muchos ánimos de empezar alguna batalla contra Ladón.

— Ahora entiendo que hacer imprudencias no solo es de Percy — dijo Bianca entre risas para después ambas chicas se rieran bastante.

— Hay que acabar con esta maldita pesadilla — murmuró Bianca caminando en dirección a la habitación central donde estaba Atlas.

— Creo que debe ser ahí — dijo Thalia señalando la escultura enorme del planeta que estaba frente a ella, aunque sí notó de la figura que se mantenía debajo de está.

Bianca caminó lentamente arrodillándose frente al Titán, observando el collar que llevaba, de inmediato la joven le arrebató el collar ante los gritos furiosos del Titán.

Salto de Línea

Percy camino por las calles de Nueva York tratando de alejarse lo más posible de ellas, no podía creer lo que le había hecho, por un momento pensó que ellas eran sus amigas, pero fue mentira, ya no le importaba nada de lo que estaba pasando, no entendía cómo es que había permitido que ella hiciera eso.

— Fui un estúpido — dijo aun siendo bastante molesto por todo lo que había pasado, caminó sin percatarse del camino que tomaba, solo quería alejarse de aquel sitio, quería alejarse de ellas.

No sabía cuánto tiempo se mantuvo caminando, pero se detuvo cuando vio el acantilado al que había llegado, — Es por Aura.

El chico observó a su alrededor tratando de ubicar de donde provenía aquella voz, que sin duda era de su madre. — No es bueno que te sigas torturando por lo que pasó.

En esta ocasión la voz que escuchó era de Apolo, el joven caminó lentamente hasta que logró observar a los dos Dioses.

— Es mejor que regrese a la Caza. Gracias por la charla — dijo su mamá antes de desaparecer del sitio ante la mirada de tristeza de Apolo, Percy observando a su Tío esperando que también desapareciera, pero para su sorpresa alguien más apareció en el acantilado.

— ¿Tío P? — preguntó Apolo igual de sorprendido que Percy de ver aparecer a su padre en el lugar.

— Necesito tu ayuda Apolo — respondió su padre, aunque Percy notó que llevaba algo cargando, — Pero antes necesito un juramento de que no dirás nada.

El Dios del Sol se quedó por varios segundos en silencio antes de asentir, — Juro por el río Estigia que no voy a revelar nada de lo que me diga, hasta que usted me de permiso — dijo Apolo.

— Gracias Apolo — dijo Poseidón dando un par de pasos, logrando que Apolo pudiera ver al pequeño bebé que llevaba.

Percy se quedó sorprendido ante lo que estaba viendo, nunca había pensado en las consecuencias que hubiera provocado al salvar a su madre, él nunca hubiera conocido a sus hermanas.

— Puedes bajar la voz — murmuró Poseidón haciendo que Percy nuevamente centrará su atención en la charla de los dioses.

— Mi padre nunca buscaría a su hijo, el aroma de él nunca sería problema. Y créame, ella estaría más que encantada de hacerlo — murmuró Apolo emocionado.

— Creo que eso tampoco es opción, dudo mucho que Hestia o Atenea quieran cuidar a mi hijo — respondió su padre.

— Tal vez ellas no, pero conozco a alguien que probablemente lo haría. Además, estaría rodeado de semidiosas lo que ayudaría a que ningún Dios o monstruo pudiera rastrear su olor y mi padre nunca esperaría eso — dijo Apolo sin dejar de sonreír.

— ¿Artemisa? ¿Acaso estás loco? Se supone que debemos de evitar que mi hijo muera —cuestionó Poseidón con incredulidad, Percy no pudo evitar esbozar una sonrisa al recordar todos los momentos que pasó en la caza.

Si tan solo él hubiera tenido éxito, nunca habría estado en la caza, nunca hubiera conocido a las cazadoras, las chicas tenían razón y él solo se había comportado como un completo imbécil, tenía que regresar con ellas y pedirles perdón por todo lo que les dijo. Aunque lo que necesitaba era encontrar la forma de vencer al Primordial, algo que lo hiciera más resistente, que le diera una oportunidad contra Cronos.

— Soy un estúpido — murmuró Percy en realidad se quería dar un par de golpes por olvidar eso. Si quería tener una mínima posibilidad para ganarle a Cronos tenía que darse un baño en el río Estigia. Ahora el problema era llegar al Inframundo para meterse en el río, sin que nadie se diera cuenta. No podía llamar a su padre, algún contacto con alguien de ese tiempo podría alterar el futuro. Tendría que haber alguien que lo pudiera ayudar.

El chico se alejó del acantilado, tenía un plan, pero lo mejor sería alejarse de aquel sitio antes de usar la moneda dorada que le había dado su hermana. El joven caminó por al menos veinte minutos hasta volver al mar donde arrojó la moneda al mar, permaneció en silencio observando el agua, pero todo continuó tranquilo, — ¿Percy? — escuchó una voz a su espalda.

Percy sonrió al reconocer a la Diosa, la cual se veía bastante sorprendida, — Es bueno verte bien — dijo Bentesicime abrazando al joven, — Todos estábamos preocupados después de lo de Atenas.

— Ellas nos encontraron, pero logramos salir a tiempo — respondió Percy sin dejar de sonreír.

— ¿Y tus amigas? — preguntó la Diosa extrañada de que ninguna de las chicas estuviera cerca, la sonrisa de Percy se esfumó al recordar la discusión que había tenido con ellas.

— Toma mi mano — dijo Bentesicime, teletransportando a ambos a una isla. — ¿Qué ha pasado?

Percy suspiró pesadamente mientras tomaba asiento frente a la mar, — Cronos me manipulo, nos envió a este año para que intentará impedir que mi madre muriera — dijo Percy observando el mar.

— ¿Tú eres el niño? — preguntó Bentesicime, recordando al bebé que su padre había llevado aquella noche a la Atlántida.

— Si, fue mi culpa que mi madre muriera. Si no hubiera intervenido ella aún seguiría con vida — respondió Percy derramando un par de lágrimas, la Diosa se mantuvo en silencio para abrazar a su hermano.

— Tranquilo — dijo Bentesicime sin dejar de abrazarlo. — ¿Y dónde están tus amigas?

— Ellas han ido en búsqueda de la pieza — respondió Percy limpiándose las lágrimas. — Tengo que ir al Inframundo, tengo que darme un baño en el Río Estigia.

Bentesicime lo dejo de abrazar sorprendida de aquello, — ¿Por qué quieres hacer eso? — preguntó la Diosa bastante aterrorizada con la idea de que su hermano se metiera en aquel río.

— Tengo que hacerlo — murmuró Percy arrojando una piedra en dirección al mar, — Me he vuelto más fuerte, pero de nada ha servido, no logró dañar a Cronos. Tal vez con esto podamos tener una oportunidad para vencerlo.

— No te puedes arriesgar — dijo la Diosa, — Aún no sabes si eres el semidiós de la Profecía, no puedes arriesgarte.

— Lo sé, pero esta puede ser mi única oportunidad para hacerlo, si no lo hago podemos morir todos — respondió Percy derramando un par de lágrimas. — Ya perdí a mi mamá, a mi hermana, no quiero perder a nadie más.

— Te ayudaré — respondió Bentecisime abrazando nuevamente a su hermano.

— Espera aquí un momento, tengo que hablar con Cimopolea tenemos que pensar en cómo entrar al reino de Hades — explicó Bentesicime luciendo bastante nerviosa, Hades y su padre no tenían muy buena relación en aquellos momentos y temía que no accedería tan fácil a que ellos entrarán en el Inframundo.

Un delfín salió de pronto del mar observando fijamente a la Diosa, — Ve a buscar a Cimopolea — ordenó la Diosa, el delfín hizo un ruido antes de hundirse nuevamente en el mar.

— ¿Alguna idea de cómo entrar en el Inframundo? — preguntó Bentesicime observando fijamente al joven.

— No — respondió Percy, — Y no quiero presionar más, pero no tengo mucho tiempo, si mis amigas recuperan la pieza habré desaparecido.

— Genial — añadió la Diosa pasando su mano sobre su cabello. — ¿Te gustan siempre las cosas complicadas?

Percy esbozó una sonrisa agradecido de tener la ayuda de la Diosa, — ¿Qué pasa hermana? — preguntó Cimopolea, de pronto la Diosa se sorprendió al ver al joven que acompañaba a su hermana. — ¿Percy?

— Si, es él — respondió Bentesicime,

— Pero ¿cómo? — preguntó Cimopolea confundida de ver nuevamente al chico.

— Creo que no tenemos mucho tiempo para explicaciones hermana — explicó de pronto Bentecisime, — Percy quiere ir al Inframundo, quiere entrar en el río Estigia.

— ¿Qué? — preguntó la Diosa observando fijamente al joven pensando por un momento que su hermana le estaba jugando una broma. — Me temo que no será tan sencillo, nuestro padre aún duda que Hades tenga que ver con la muerte de la mortal.

— Lo sé, por eso tenemos que pensar en qué hacer — añadió Bentecisime ante la mirada desesperada de Percy.

— Solo nuestro padre podría convencer a Hades de que nos dejará entrar a su reino — explicó Cimopolea.

— Creo que no es buena idea involucrar a nuestro padre, pero creo que nuestra madre nos puede ayudar a entrar al Inframundo — dijo de pronto Bentecisime ante la mirada atónita de su hermana.

— Mi madre nunca querrá ayudarlo — añadió Cimopolea señalando a Percy.

— Es nuestra única opción, nuestro hermano no tiene mucho tiempo, necesita ir pronto al río Estigia — explicó Bentesicime, Cimopolea se mantuvo un momento en silencio observando por un momento a Percy, notando la mirada de desesperación de su hermano.

— ¿Es de verdad urgente que te des un baño en aquel río? — preguntó Cimopolea observando fijamente a Percy, él cual solo asintió, la Diosa se mantuvo un momento en silencio antes de suspirar pesadamente. — Iré a buscar a nuestra madre.

— Tranquilo Percy, no dejaré que nadie te haga daño — explicó Bentesicime al ver la mirada de nerviosismo que tenía el joven.

Después de unos segundos Cimopolea regresó junto con tres personas, una de ellas era la misma diosa que había conocido en su último viaje y también por un momento pensó que su padre también había acudido, pero cuando lo tuvo más cerca se dio cuenta que este se veía un poco más joven que su padre, aunque su atención se centró en la mujer que venía en el centro sus ojos azules lo observaban fijamente.

— ¿Otro bastardo más de Poseidón? — exclamó la mujer, observando con desdén al joven, Tritón dio un par de pasos antes de colocar su tridente muy cerca del joven. — ¿Acaso ustedes se quieren burlar de mí? — preguntó en esta ocasión observando a Bentesicime y Cimopolea.

— El niño necesita nuestra ayuda madre — dijo de pronto Bentesicime ante la mirada molesta de su madre.

— ¿Y por qué debemos ayudarlo? — exclamó Tritón observando con molestia a Percy.

— Él es el niño que hoy trajo mi padre a la Atlántida — añadió de pronto Cimopolea ante la mirada de incredulidad de los tres Dioses. — Necesita llegar al Inframundo para sumergirse en el río Estigia.

—¿Y por qué quiere hacer eso? — preguntó Eirene observando fijamente a Percy.

— Sigo sin entender por qué debo de ayudar a un bastardo — dijo Anfitrite sin apartar la mirada de Percy.

— Él viene del futuro, necesita volverse invulnerable para poder vencer la gran Profecía — añadió Bentesicime esperando que con aquello logrará convencer a su madre.

— Por mí que el niño muera — añadió Anfitrite antes de observar por una última vez a Percy para después alejarse del sitio.

— No lo hago por mí — dijo Percy de pronto logrando que Anfitrite se detuviera. — Ya perdí a mi madre, a mi hermana, no quiero que nadie más muera.

— ¿Y acaso quieres sacrificarte para evitar eso? — preguntó Eirene con una sonrisa.

— Si — respondió Percy de inmediato, logrando que los cinco Dioses lo vieron fijamente, — No quiero que nadie más muera

Anfitrite dio un par de pasos para acercarse al semidiós, — Creo que eres igual de mentiroso que tu padre — dijo la Diosa sin dejar de verlo

— Juro por el Río Estigia que todo lo que dije es cierto — exclamó Percy sin dejar de mirar a la Reina de los Mares. El gesto duro de Tritón y Eirene se suavizó por un momento.

— Iré a hablar con Hades — dijo Anfitrite desapareciendo del sitio.

— No debes de hacer eso — dijo de pronto Bentecisime, no le agradaba para nada aquello.

— ¿Por qué tienes deseos de morir? — preguntó Tritón, aunque en esta ocasión no tenía el mismo gesto duro.

— No tengo deseos de morir — dijo Percy de pronto, — Pero he visto morir a demasiadas personas importantes para mí, que no quiero que vuelva a pasar.

— Tú vas a contar con nuestro apoyo, no dejaremos que ese Primordial te haga daño — añadió Bentecisime, Cimopolea asintió de inmediato.

— Mis hermanas tienen razón — dijo de pronto Tritón, — Cuando nos necesites te ayudaremos, la Atlántida nunca deja solo a uno de los nuestros.

— Gracias — dijo Percy haciendo una pequeña reverencia a Tritón.

Eirene dio un par de pasos para acercarse al joven semidiós para colocar su mano sobre la cabeza del joven, — Tranquilo, Zeus todavía está paranoico esto ayudará a mantenerte oculto — explicó Eirene esbozando una fugaz sonrisa.

— Hades accedió a dejarlos entrar en su Reino — dijo Anfitrite mientras le entregaba una corona negra, — Solo te dejará entrar a ti Bentesicime.

— Gracias por tu ayuda madre — dijo Bentesicime haciendo una reverencia a su madre. La Diosa se mantuvo en silencio antes de desaparecer del sitio.

— Me mantendré alerta por si Hades decide traicionarnos — añadió Tritón antes de desaparecer del sitio junto con Eirene.

— Aún estás a tiempo, tal vez podamos pensar en alguna otra cosa — pidió Cimopolea, pero Percy solo sonrió. — Cuídate quieres.

— Toma mi mano Percy — dijo Bentesicime, teletransportando a ambos al Inframundo.

— ¿Estás bien? — preguntó la Diosa.

— Si, no me gustan estos viajes — explicó Percy aún algo mareado por aquello.

— Vamos, el río Estigia está por acá — dijo Bentesicime, guiando a Percy entre el inframundo, el joven logró escuchar el rugido furioso de Cerbero.

— ¿Estás seguro de que quieres hacerlo? — preguntó Bentesicime desde el primer momento de su viaje sabía el plan de su medio hermano.

— No lo hagas — ambos se dieron la vuelta encontrándose a Aquiles que caminaba lentamente a donde estaban los hermanos, — Es cierto que te volverás más fuerte, pero también te hará más débil. Tu destreza en combate superará a cualquier otro mortal, pero tus defectos y debilidades se acrecentarán también — Percy trago saliva intentando calmar sus nervios, aunque no le agradaba nada la idea de hacerlo, pero esa era la única forma que tenía para poder ganarle a Cronos.

— Debo hacerlo — dijo tratando de sonar valiente, Bentesicime soltó un suspiro frustrada de no poder hacer algo más para ayudar a su medio hermano. Aquiles le echó una última mirada antes de asentir.

— Los dioses son testigos de que lo he intentado. Escucha, héroe, si debes hacerlo, concéntrate en tu punto mortal. Imagina un punto de tu cuerpo que seguirá siendo vulnerable. Será por ese punto por donde tu alma anclará tu cuerpo al mundo. Ésa será tu mayor debilidad, pero también tu única esperanza. Ningún hombre puede ser del todo invulnerable. Si pierdes de vista lo que te sigue haciendo mortal, el río Estigia te abrasará y te hará cenizas. Cesarás de existir — Percy intentó dar un paso para acercarse al río, pero fue detenido.

— Es mejor que no mueras, no hice todo este viaje por nada — dijo Bentesicime tratando de no sonar nervioso pero su mirada lo delataba.

—Prepárate, necio muchacho. Tanto si sobrevives como si no, acabas de sellar tu perdición — comentó Aquiles antes de desaparecer dejando solos a los dos hermanos.

— Bueno es hora — murmuró Percy cerró los ojos intentando concentrarse en un punto diminuto en su espalda justo a la altura del ombligo, imagino un hilo que lo conectaría al mundo desde su región lumbar antes de lanzarse al río. Tan pronto como el agua tocó su cuerpo sintió el peor dolor, sentía como cada parte se quemaba y por primera vez en su vida sintió pánico al ver que no podía respirar bajo el agua, lo que le hacía difícil la tarea de concentrarse. Los primeros rostros que se le vinieron a la mente fueron Reyna y Hylla.

— ¿Por qué siempre tienes que estar herido? — gritaba Reyna. Cerró los ojos intentando soportar el dolor que cada segundo se estaba volviendo más insufrible.

— Vamos Percy no te dejes vencer, tú puedes — escuchó en esta ocasión a Apolo, eso logró calmar el dolor unos segundos antes de que este volviera aún más fuerte. Empezaba a sentir como cada parte de su ser se disolvía lentamente.

— El cordón, recuerda que ese es tu salvavidas — escuchó la voz de Thalia, de pronto sintió un ligero tirón al final de su espalda, pero no era lo suficientemente fuerte para detenerlo y evitar que la marea lo arrastrará. — Vamos Percy aún puedes — escuchó nuevamente la voz de Thalia, pero en esta ocasión sonaba más lejana, el cordón poco a poco iba perdiendo fuerza. Percy cerró los ojos frustrado de no poder hacer nada y preparándose para una dolorosa muerte.

— ¿El bebé quiere llorar? — dijo una voz conocida.

— Vamos hijo tú puedes — dijo la voz de su padre, Percy abrió los ojos temeroso sorprendiendo de lo que veía en la orilla del río estaban todas las cazadoras al igual que su padre y madre.

— Vamos Percy, tú no puedes morir así hermano — dijo Atalanta, ahora la cuerda se tensó con más fuerza calmando poco a poco el dolor.

— Agarra mi mano hijo — dijo Artemisa. Percy alargó su brazo sujetando con fuerza la mano de su mamá antes de salir bruscamente del río. 

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