ADVERTENCIA:
Este capitulo contiene escenas de índole sexual, recomiendo seriamente que si te sentís incómodo/a o simplemente no tenés ganas de leer esta clase de cosas, saltes el capítulo.
SE DIERON LAS ONCE DE LA NOCHE CUANDO MIHAIL TOCÓ LA PUERTA DE LA CASA, siendo bienvenido por mi, su novia, en pijama.
Lo miré feliz, el se veía muy cansado, volvía del gimnasio, donde había pasado gran parte de la tarde entrenando como siempre desde que había aceptado pelear, hacía casi cinco días lo había empezado a extrañar de más.
Se quitó la sudadera que traía puesta, dejando ver sus brazos desnudos, y se agachó para besarme los labios, no pude evitar alargarlo lo más posible, necesitaba su atención un rato.
Una vez nos separamos el se sirvió un plato lleno de milanesas con puré de papa hechos por mi, me senté a su lado.- ¿Y?, ¿Que tal el entrenamiento? — Pregunté a su lado, el se había sentado de costado por lo que me fue fácil acercarme a su espalda, apoyando el pecho en esta mientras le masajeaba los hombros, él me miró de reojo pero no dijo nada acerca de esta repentina cercanía, para ser sincera no parecía molestarle en absoluto.
- Tirando, la verdad es que estoy un poco jodido de la espalda, me duele un poco abajo cuando intento moverme de más.— No podía dejar de mirarle la boca mientras hablaba, se veía tan cansado, no sabía que me estaba pasando pero sentía la necesidad de tocarlo. Bajé mis manos a lo largo de su torso, pegando mis pechos en su espalda y dejando ligeros besos por su mandíbula y cuello.
- Es que estás forzando mucho ya, no te das un respiro.— Hablé, metiendo mis manos en la musculosa que traía puesta bajo su atenta mirada.
- Valentina, ¿Que hacés?— Preguntó, llevando el cuello para atrás, dejándome más lugar para que bajara los besos.
- Te hago mimitos.— Dije con obviedad mientras mis dedos juguetearon con el elástico de su pantalón, Mihail suspiró profundamente.
- Vale...— Habló casi en un susurro.
- Quería aprovechar de paso para preguntarte algo.— Le comenté, ignorándolo mientras metía las manos debajo de la ropa, ya lo había tocado de esta forma en ocasiones pero jamás había llegado a más puesto que ambos parecíamos ser perseguidos por toda clase de interrupciones, si no eran los vecinos, eran sus amigos, nuestros teléfonos, etc.- Como se acercan las vacaciones estaba pensando en si querrías acompañarme en un viajecito, tengo una sesión de fotos para una campaña justo en esas fechas.— Expliqué, mientras deslizaba despacio las manos, una sensación de emoción me recorrió el cuerpo, era la primera vez que lo tocaba como tal y él se estaba dejando para mi sorpresa. Bajo mi palma pude sentir como se estaba empezando a poner duro, por lo que acaricié su miembro sobre la tela, procurando no ir demasiado rápido.- Me serviría mucho que me digas algo.— Mencioné mientras recordaba vagamente el que tenían planes.
Esto último lo había susurrado a su oído, él jadeó cuando hice un poco de presión sobre el largo de su pene, apretándolo como sabía que gustaba. Me miró con las pupilas algo dilatadas, me gustaba tomar el control de vez en cuando sin embargo faltaba una sola mirada de este hombre para que me convirtiera en mi versión más obediente.
- Te quiero a vos.— Habló mientras me miraba a los ojos, bajando la vista hacia mis tetas, las cuales habían quedado a la altura de su cara, llevó su mano hasta una de ellas, pasando los dedos sobre uno de los pezones que muy visiblemente levantaban la ligera tela de seda de mi pijama, me estremecí al sentir su tacto.
- A mí ya me tenés...— Hablé casi en un susurro, mientras no despegaba la mirada de sus manos, las cuales levantaron parte de mi top rosado pastel, dejando a la vista mis pechos, me movió un poco en el sofá, sintiendo una presión en lo más profundo de mi intimidad, ansiando que él me probara, que me tocara.
- Sabes a lo que me refiero.— Habló antes de inclinar su boca sobre uno de aquellos botones que había estado estimulando, haciendo que arquee la espalda en su dirección, ansiosa de más mientras lo sentía succionar levemente, había bastado eso para hacerme mojarme completamente, con urgencia llevé mi mano dentro de mi pantalón, tocándome levemente ya que él no lo estaba haciendo.
- Mihail...— Él sabía lo que quería, sin despegarse demasiado, me tomó de las caderas para sentarme sobre su erección la cual ahora estaba cubierta únicamente por su boxer, maniobró para quitarme el short del pijama junto con mi ropa interior, dejándome caer una vez más sobre su miembro duro.
- ¿Mhm?— Sabía que él no iba a hacer nada que no le pidiera, con la boca llena de mis pechos, tampoco es que fuera a decírmelo. Tomé una de las manos que sostenía mis senos y la llevé directo a mi entrepierna, dónde él comenzó a tocarme, me estaba desesperando, necesitaba tenerlo dentro.
- Mihail por favor.— Le hablé, tomándolo de la cara, el liberó uno de mis pechos, dejándolo caer mientras hacía que me mirara.— Haceme mierda.—
Eso fue lo que el búlgaro necesitó oficialmente para entregarse, tomándome fuertemente del pelo para besarme, habíamos hablado varias veces de esto, ya que creíamis que el sexo era algo importante de lo que hablar antes de tenerlo, ahí nos habíamos dado cuenta que éramos muy compatibles en lo que a los gustos se refería, yo amaba ser sometida y a él le gustaba someter, aún cuando a veces le gustaba que lo manden.
Sabía lo mucho que estaba disfrutando sus pequeños tirones de pelo, también se lo dejaba saber cada que gemía en voz alta sobre su boca, llenando cada espacio de esa casa.
Pude ver cuando él se llevó una mano a la boca, mojando sus dedos para posteriormente masturbarme de forma rápida, tomándome desprevenida. Debajo de sí, me mojó aún más saber lo duro que se encontraba él , me hizo sentirme realizada el saber que era por mi.
Sin dejar de tocarme, el agarró mis manos y las colocó sobre su erección, pidiéndome que lo toque también, aproveché esto para bajarme de su regazo y arrodillarme frente a él, liberando su pene de debajo de su boxer, había fantaseado con su tamaño una cantidad infinita de veces.
Lo miré a los ojos con miedo, mientras él me agarraba del pelo así no me molestaba, con cuidado comencé a subir y bajar mis manos a un ritmo moderado, logrando que él reposara su cabeza en el respaldo. Sin previo aviso lamí la punta de su miembro, saboreando el líquido blanquecino en esta, mientras, él abrió los ojos para mirarme suplicante, casi pidiéndole que siga. Comencé con lo mío, intentando hacerlo lo mejor que podía, lamiéndolo a lo largo y metiéndomelo eventualmente a la boca, de a poco, él de vez en cuando se aprovechaba de lo entregada que estaba para embestir dentro, produciéndome placer también de solo pensar en que gracias a mi el debía estar pasándola bien, eso era más que suficiente para calentarme ompletamente.
Sabía que él quizá nunca iba a ser degradante conmigo o mi cuerpo de la forma en la que ansiaba sin embargo el hecho de yo no tener el control me conformaba.
Seguí chupándolo esta vez con urgencia, llevándolo lo más profundo que podía mientras mi novio me avisaba que estaba a punto de acabar, sabiendo que eso era lo que yo quería, había algo en el acto de él viniéndose en mi boca que el imaginármelo me hacía sentir completa, sin embargo no me iba a dar esa satisfacción. El me tironeó del pelo para atrás, evitando que me tragara algo, viniéndose sobre mi torso desnudo, me besó con necesidad, subiéndome a su regazo mientras del bolsillo de su campera sacaba su billetera, tomando un condón para comenzar a colocárselo mientras me besaba con ganas. Me colocó sobre él y con sus manos en mi cintura, me ayudó a bajar, escuchándome gemir en el proceso.
La casa se llenó de ambas voces y el sonido de nuestras pieles chocando, diciéndonos el uno al otro lo mucho que nos queríamos mientras a los minutos lo tenía sobre mi, ejerciendo fuerza sobre los costados de mi cuello, él sabía perfectamente lo que me gustaba, lo cuál provocaba que lo disfrutara más. Sin salir de mi interior, me alzó upa y, dejando todo hecho un desastre, subió las escaleras conmigo encima, riéndose cada que dejaba escapar un gemido por la estocadas que me daba inconscientemente a la hora de subir.
Abrió la puerta de un empujón y me bajó de encima, saliendo de mi interior, el cual se quejó de sentirse vacío, esto no me duró mucho puesto que cuando el búlgaro me dió vuelta, dejándome de espaldas a él sobre aquella cama de dos plazas, agarrándome del pelo nuevamente, volvió a adentrarse en mi interior hasta lograr que ambos acabasemos.
Cansados, ambos nos recostamos en aquella cama, completamente desnudos, algo rojos y con las respiraciones entrecortadas, Mihail me atrajo hasta su pecho para acostarme en este, y fue en el momento en que se me fue la calentura que me di cuenta de lo que acababa de hacer.
Dormimos así esa noche, sobre el otro, abrazados, sin embargo a la mañana siguiente me levanté sola en la cama, ya que Mihail se encontraba frente a mi, con una bandeja de desayuno en mano y los ojos hinchados.
— ¿Faltaste al entrenamiento?— Pregunté frotándome los ojos algo desorientada.
— No le digas a mi madre.—
NOTA DE LA AUTORA:
si no les escribía lemon aunque sea de este estilo, muy poco explícito, me iban a matar.
no me siento cómoda escribiendo algo
realmente explícito hasta no ver las reacciones ante este cap.
si ven algo raro me avisan