El día que la luna dejó de br...

By marvzcc

533K 20.7K 3.7K

«El día que te lances por el precipicio sin miedo a caer con tanta fuerza va a ser el día en el que en verdad... More

PRESENTACIÓN
BOOK TRÁILER
DEDICATORIA
• PRÓLOGO •
Capítulo 1.
Capítulo 2.
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Cartas que nunca llegaron.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 16.
Cartas que nunca llegaron.
Capítulo 17.
Capítulo 18.
Capítulo 19.
Capítulo 20.
Cartas que nunca llegaron.
Capítulo 21.
Capítulo 23.
Capítulo 24.
Carta I y II.
Cartas que nunca llegaron.
Capítulo 25.
Capítulo 26.
Capítulo 27.
Capítulo 28.
Capítulo 29.
Capítulo 30.
Epílogo.
Especial | Amor Cristalino

Capítulo 22.

13.5K 465 95
By marvzcc

Trevor Daniel - Falling
«Talk to me, I need to hear you
need me like I need ya
Fall for me, I wanna know you
feel how I feel for you, love»


Capítulo 22.
¡No metas a la abuela
en la maleta!

Observo a mi alrededor con cuidado dando pasos lentos. Parece que no he puesto un pie hace siglos aquí pero no es así, solo han pasado casi tres meses desde que me mude a Rosenthal, no sé cómo sentirme al respecto.

Se supone que he vuelto a casa, entonces, ¿por qué no siente así?

Jaden también observa a su alrededor y se detiene a ver las fotos en las que yo aparezco. Sonríe y yo me limito a observarlo a él.

La casa de la abuela es muy acogedora. Tiene una sala bastante grande y una televisión lo suficientemente amplia para que ella pueda ver sus películas de guerras y peleas que tanto le gustan. Su cocina es también bastante amplia, ya que necesita estarse moviendo constantemente. Dice que es muy cansado, pero ella lo hace aún así.

Veo que Melanie ya se ha instalado cuando la abuela le tiende una bolsa de galletas de mantequilla. Ambas se sonríen y comienzan a hablar de no sé qué.

Fijo mi vista en el chico que está a lado mío y observa mis fotos con mucha atención. La verdad no sabía que le importará tanto conocer a mí yo de pequeña. Casi hago una mueca cuando veo que observa una foto en la que aparezco sin los dos dientes de enfrente. Qué pena...

Quito mi mirada de su dirección cuando él me ve fijamente y yo finjo ver otra foto como si estuviera muy interesada en esta.

Él es lo suficientemente considerado para no mencionar nada al respecto. Al contrario, se limita a observar con más atención las fotografías que adornan la pared.

—¿Cuál es tu favorita? —pregunta señalando las fotos a mi alrededor.

Mis ojos se fijan inevitablemente en un cuadro mediano que está más arriba de las demás fotos.

Me pongo de puntillas para descolgarla con cuidado y agarro el cuadro como si de mi vida se tratara.

Pues en ese caso ya lo hubieras tirado...

Paso mis dedos por el cristal del cuadro y trago saliva antes de esbozar una sonrisa triste.

—En definitiva, esta foto es una de mis favoritas —susurro mientras observo cada detalle de la fotografía.

Somos mi hermano y yo montando caballos. Yo estoy a medio caer de uno de ellos y mi hermano está casi riéndose a carcajadas de mí. Fue un momento que afortunadamente se capto en una fotografía.

Ojalá hubiera podido grabar cada sonrisa de él para jamas olvidar su risa. Ojalá hubiera podido quedarme con más de él y no sólo con recuerdos que me matan constantemente.

Ojalá, él simplemente se hubiera quedado.

Sonrío un poco y mis ojos me amenazan con llorar cuando siento que me pican. Ese día fue uno de los más especiales que compartí con el. Recuerdo que era su cumpleaños. Él odiaba ese día, no lograba entender eso, pero siempre traté de respetarlo.

Cuando me dijo que siempre quiso saber cómo se siente montar un caballo no dude en gastar mis ahorros por él. Por verlo feliz. Ese día lloramos, reímos, nos enojamos por todo y casi nos mató un caballo. Pero no podía pedir algo más, él estaba aquí, y yo era feliz.

Siento la mirada de reojo de la abuela y suelto un lagrima. La seco rápidamente poniéndome de puntillas de nuevo. Jaden agarra el cuadro por mí detras mío y antes de que pueda colgarlo la abuela lo llama.

—Déjalo —le pide haciendo un gesto de poca importancia con la mano.

Entreabro los labios ligeramente.

—Abuela, no tienes...

—Llevatelo, Ashley. Ese cuadro es más tuyo que mío. Yo quiero que tú lo tengas —concluye la charla sonriéndome en un gesto poco triste y después voltea a ver la televisión de nuevo.

Jaden me tiende la foto en mis manos y yo lo agarro como si fuera mi mayor tesoro.

El pelinegro da un paso hacia mí, parece preocupado.

—¿Estás bien?

Yo asiento con la cabeza y trago saliva. Sostengo el cuadro con ambas manos y paso mis dedos con delicadeza sobre el cristal.

—Quizá estaría mejor si mi novio quisiera hablar conmigo de lo que pasó, pero por ahora estoy bien. Normal, viviendo, ya sabes. Siempre al límite —no lo estoy viendo a loa ojos, puedo sentir que me observa sin siquiera parpadear. Algún día quisiera dejar de ponerme tan nerviosa con tan solo sentir su mirada encima de mí.

—Hace unos minutos me estabas observando muy atentamente, no parecías muy enojada —dice con una ceja enarcada ocultando una sonrisa.

—¿Yo?, ay no, cómo vas a creer eso. Si me estaba viendo a mí —digo cruzandome de brazos protegiendo el cuadro. Luego dirijo mi vista a él y levanto las cejas con inocencia—. Deberías ser menos egocéntrico, Jaden. Luego corres el riesgo de gustarle más a Daisy.

Por dentro mío, por más que me cueste admitirlo me muero de celos. Y estoy enfadada. Claro que lo estoy. ¡Y la va a pagar muy feo por esto!, va necesitar esforzarse mucho para que lo perdone. Y yo jamás...

—¿Estas celosa o enojada? Ya me estás confundiendo —pregunta con las manos en sus bolsillos y ocultando una sonrisa de nuevo.

—Eres insoportable.

—No me has respondido —dice con una sonrisita, divertido.

—También eres un malcriado.

—Y tú sigues sin contestarme —sigue teniendo esa maldita sonrisa en su rostro.

—Sin olvidarnos que también eres un deshonesto, desleal, mentiroso, desgraciado, idio...

Él levanta las manos en señal de rendición.

—Lo capto, Hash —sonríe inocentemente haciendo una pausa—. Pero tú sigues sin responder.

—¿Qué te interesa saber si estoy enojada o celosa? Si solo lo usas para burlarte de mí y subirte el ego. Mejor pídele a otra que vaya a subirtelo, porque la verdad estoy agotada de los...

—Me interesa saber qué sientes.

—¿Así cómo te importó cuando saliste corriendo? —pregunto a la defensiva.

Él suelta un suspiro apretando la mandíbula.

—Vale, me equivoqué. Lo hice mal, lo sé, pero ni siquiera me has dejado explicarte...

—Tú fuiste el que me dijo que no me dirías nada, Jaden —eso último lo he dicho en un tono de decepción.

La abuela está muy al pediente de nuestra pequeña discusión, incluso ha hecho palomitas. No sé en qué momento pero lo ha hecho.

Genial, mi vida es tan genial.

—No hagas caso a nada de lo que dije en casa, Ashley. Estaba enfadado y no pensé en cómo te sentías. Me equivoqué, lo sé. Y quiero solucionarlo. No puedo ni quiero estar peleado contigo. Me importas tú y me importa lo que sientes, déjame solucionar mi error. Permiteme hablar contigo, por favor —dice con una mirada suplicante. Incluso casi se ha arrodillado ante mí.

De nuevo, tenerlo muy de cerca y poder oler su colonia me esta matando. Trago saliva y lo observo. O sea... yo dije que no iba a perdonarlo así... pero es que cuando pone esa cara...

Es decir, yo sigo super enojada, claro. Jamás le perdonaría esto por unas simples palab...

—Vale —digo asintiendo con la cabeza y esperando a que hable.

—¿Puedo invitarte a cenar esta noche? —sugiere.

Enarco una ceja y sonrío entre una mezcla de diversión y confusión.

—Ni siquiera conoces la ciudad.

Él abre la boca y la cierra sin decir algo y es cuando la abuela se levanta lentamente del sillón con ayuda de Melanie y nos sonríe ampliamente.

—Yo los llevaré a cenar y a explorar la ciudad. Preparense para esta noche loca, chicos. ¡Ahora sí sabrán lo que es vida! —hace un movimiento de caderas que nos saca una risa a todos y ella sonríe.

Finalmente terminamos yendo a una hamburguesería donde según la abuela, sirven las mejores. También venden pizza y sushi. Incluso dan helado gratis si compras tan solo una sola hamburguesa.

Mi abuela escoge una mesa afuera de las instalaciones que es donde la brisa está fresca y relajante. Hay unas cuántas pantallas trasmitiendo un partido y veo a varía gente a mí alrededor bebiendo.

Me pongo de pie dejando mi bolso cuando tengo las órdenes de todos. Jaden ha decidido seguirme y dejar a Melanie sola con la abuela.

Sonrío un poco cuando veo que la pequeña Dani y mi abuela han pedido una hamburguesa enorme con dos refrescos gigantes y nosotros dos solo hemos escogido una hamburguesa sencilla.

Al parecer se llevan más que bien. Y me alegra mucho.

Llegamos a la fila que está algo larga y Jaden observa a su alrededor sin mucha atención. Cuando su vista se encuentra con la mía sonríe y agarra mi mano con delicadeza. Juega un poco con ella, yo no me quito. En realidad, no sé por qué últimamente no puedo dejar de ver a cierto pelinegro. Es algo inexplicable que solo me pasa con él. Es como un imán que me atrae todo el tiempo y no puedo dejar de verlo. Tengo mi vista estancada en él y no me interesa ver nada más.

Puede que suene muy cursi, pero así es como me siento a su lado. Amo que sea como es y amo que siempre busque tener contacto conmigo. Amo lo detallista que es y lo atento que suele ser.

Estaba tan centrada en mis pensamientos que no me había percatado que una señora de unos 50 años se acerca a nosotros con una sonrisa enorme en su rostro. Aprieto mi mano un poco ejerciendo presión en la de Jaden, él se pone frente a mí cubriendome un poco.

—¿Son pareja? —pregunta la señora con una gran sonrisa.

Jaden frunce el ceño, pero asiente con la cabeza lentamente y ella amplia todavía más su sonrisa.

Juro que mientras más sonríe más miedo me da.

—Pues quiero decirles que espero duren toda la vida. Una chica como ella —me señala a mí con sus uñas largas y yo me echo un poco atrás—. No se encuentra en cualquier lado. Cuídala mucho y valorala, chicos.

Para mi sorpresa él le sonríe a la señora amablemente.

—Eso haré. Y espero tener el honor de poder hacerlo toda mi vida.

La señora saca un abanico de su bolsa y empieza a abanicarse con una mano. A mí me ve con atención y una sonrisa en su rostro.

—Te va a parecer raro, pero jamás me había encontrado con una pareja tan joven verse así. Por eso me he acercado. Y tú chica, te ves profundamente enamorado de él. Así como él de ti.

Me guiña un ojo antes de irse por la puerta principal como si nada.

Yo abro mucho los ojos por su repentina aparición tan rápida. No sé qué ha sido eso. Y me da miedo.

Minutos más tarde estamos todos brindando con soda por el simple hecho de vivir. El tiempo se pasa rápido entre risas, anécdotas que la abuela nos cuenta y más plática. No he parado de sonreír por cada tontería que decimos.

Después de terminar de comer todos seguimos a mi abuela, ya que vamos al centro comercial antes de que lo cierren. Es de noche, pero dice que no lo suficientemente para que no lleguemos al lugar que quiere enseñarnos.

Al llegar al centro comercial ya casi vacío, la abuela casi nos da con el bastón y nos dice que nos apresuremos.

Nos detenemos en un local de juegos. Necesitamos una tarjeta para poder jugarlos. Son variedad de atracciones.

Sin poder evitarlo enfoco mi atención en la pista de patinaje.

Frunzo el ceño y volteo a ver a la abuela.

—¿Quieres que me rompa las piernas? —pregunto a mi abuela, asustada.

Ella pone los ojos en blanco terminando de pagar las entradas de los juegos y empieza a caminar lentamente.

—Esas te las va a romper tu novio, no te preocupes, hija.

Abro mucho los ojos y siento como mi cara se pone roja de la vergüenza.

—¡Abuela! —grito con una mueca cuando veo al del mostrador reírse disimuladamente.

Jalo del brazo a Jaden para ir a la pista de patinaje, porque claro, mi orgullo es más que mi sentido común en estos momentos.

Al principio empieza a poner escusas tan estúpidas que termino riéndome.

—No sé patinar, ¿y si alguien me empuja? —dice con una cara de niño chiquito cuando quiere algo. Yo sonrío mientras termino de abrocharme los patines.

—Jaden, la pista está sola —le recuerdo con una sonrisita.

—El viento es un mal enemigo —dice a medio sonreír. Me está mirando como si suplicara que no siguiera insistiendo y yo sigo sonriendo. Al final desisto encogiendome de hombros.

—Si no quieres ir está bien, créemelo, amor. Estaré bien.

Él deja de poner su cara de indignado y cuando me ve su mirada brilla. Levanta las cejas mientras intenta ocultar una sonrisa.

Yo frunzo el ceño, confusa.

—¿Qué?

Él se levanta de la silla en la que estaba sentado y se acerca a mí con una sonrisa.

—Me parece haber oído que me llamabas amor, ¿o me he equivocado?

Me pongo roja sin poder evitarlo y lo empujo ligeramente por el pecho.

—Ay no, seguramente fue culpa del viento, no te creas tanto —digo con una sonrisa coqueta y patinando de espaldas. Él se acerca a mí mientras me voy alejando más de él.

—¿Ah, sí?, ¿Culpa del viento?, claro. Muy creíble, amor —hace énfasis en la última palabra. Parece feliz porque lo he llamado así, lo digo porque no ha dejado de sonreír y su mirada brilla con diversión.

Lo miro pensativa y dejo de patinar.

—¿Te gusta que te llame así? —pregunto esta vez más en serio.

Él se acerca a mí con los brazos cruzados detrás de su espalda.

—A mí corazón le gusta. De por sí le gusta acelerarse cada vez que te ve, hablas o me tomas de la mano. Muy emotivo, sí.

Yo esbozo una sonrisa completa que él corresponde.

—Claro que me gusta, Ashley. No sabes cuánto me agrada escuchar que me llames así. No dejes de hacerlo nunca, por favor.

Yo levanto las cejas con inocencia patinando de espaldas en el pasillo viéndolo fijamente.

Me estoy agarrando de un tubo de metal como apoyo antes de pasar a la pista principal y Jaden me sigue.

—Pues quizá el apodo pueda cambiar a uno mejor —digo con inocencia falsa.

Parezco captar su atención porque se arremaga la sudadera.

—¿Ah, sí? —pregunta en un tono de voz coqueto sin dejar de sonreír. A este paso voy a terminar dándome con una pared o algo. No dejo de mirar a Jaden en ningún momento.

—Sí, como por ejemplo exnovio o algo así.

Él deja de sonreír y yo no puedo evitar soltarme riendo a carcajadas por su cara. Se ha puesto incluso pálido. Él pone los ojos en blanco y sonríe un poco.

Pasa por mi lado para ir al vestidor donde me he puesto los patines.

—Ex novio no me gusta mucho. Me gustaría más llamarte esposa. Ese sí que suena bien.

Aproximadamente dos horas después la abuela decide llevar a Melanie a explorar el parque más grande de la ciudad y nos dice a ambos que hablemos lo que tengamos que hablar.

Yo insisto que es de noche y puede ser peligroso. Ella se limita a decir que les dara con el bastón a los delincuentes si alguien se atreve a hacerles daño, así que al final desisto.

Jaden y yo terminamos caminando por un callejón cercano a la casa y el silencio nos invade a ambos. Sé que no debo ser yo la que hable, él necesita su tiempo y yo estoy dispuesta a esperarlo.

Después de lo de esta tarde ambos estamos más relajados, yo incluso entrelazo mi mano con la de él y comenzamos a caminar mientras la brisa fresca nos envuelve. Hay algunas nubes grises y supongo que no tardará mucho en que llueva. Esa es una de las razones por la que extrañaba esta ciudad, amo la lluvia más que a cualquier otra cosa.

La noche es agradable así que no sé por cuánto tiempo caminamos hasta que
Jaden se detiene en una banca que está en medio de un callejon, estamos medio a oscuras, pero lo sigo.

Cuando ve que cubro mis brazos porque tengo frío no duda en quitarse su chaqueta y ponérmela. Al ver que le sonrío agradeciéndole, me devuelve el gesto.

Está más serio que de costumbre, pero siempre trata de mantener su sonrisa.

Se queda unos minutos más observándome en silencio sin decir nada. Su respiración es tranquila aunque él se vea cansado.

Toma mi mano con delicadeza y da breves caricias ahí antes se sentarnos con cuidado en la banca.

Después de unos segundos de duda él suelta mi mano con cuidado e inspira aire con fuerza. Ahora no me esta viendo a mí, al contrario, evita mi mirada.

—Antes de hablar quisiera decirte que está bien si necesitas alejarte de mi en cuanto te explique lo que quiso decir mi padre. No te voy a culpar, Ashley —
—fija sus ojos verdes en mí; se ve agotado—. Quiero que sepas que yo no quiero que te vayas. Jamás lo querría, pero entendería que quisieras hacerlo. Quizá necesites espacio o... o simplemente necesites irte. Respetaré tu decisión. Sea cual sea.

Yo entreabro los labios ligeramente y frunzo un poco el ceño. Él entrelaza sus manos y comienza a hablar.

—Mi padre siempre ha sido un ser que se ha encargado de destruir todo lo que va a su paso. Sin importar que tanto daño ocasione a los demas. Sin importar la huella que deje —ha tensado su mandíbula y el agarre de sus manos ya no es tan suave—. Así que desde que era un niño se ha empeñao en querer que sea como él, se ha empeñado en querer hacerme creer que yo soy un asco, en convencerme que soy como él; aunque yo jamás sería ni quiero ser como él es —inspira aire y cierra los ojos unos segundos. Yo trago saliva y lo miro con atención—. Como te digo, siempre quería estarme educando a su modo. Fuera una mierda o no lo fuera, a él le daba igual. Porque él era el que estaba bien, e insistía que jamás se equivocaba.

»Para mí era muy cansado hacer todo para que me dejara en paz. Para que se callará y no se enojara con mi madre. Era cansado ser alguien que no quería ser solo por complacer a mi padre. Al principio de mi infancia las cosas que me pedía hacer eran simples, o bueno, para mí lo eran.

Decía que no podía jugar con muñecas porque él me pegaría. Decía que no podía vestirme como yo quisiera, tenía que hacerlo como él quería que lo hiciera.

Tenía que actuar como alguien que no era de mi edad, y en ocasiones, fingir que me gustaba.

Todo por no querer que le hiciera daño a mi madre o a Melanie. Permití mucho abuso de su parte, porque no tenía el poder ni la fuerza suficiente para hacer algo más.

Hasta que hubo un día en el que no pude contenerme más. Llegué a mi límite cuando él me llevó a un bar por mi cumpleaños.

A mí no me gustaba estar con él a solas, siempre buscaba una forma de que quisiera que actuara como un chico mayor. Él deseaba y anhelaba que fuera un hombrecito, y según él esas eran las formas. Así que esa noche me llevó a un bar donde tomó demasiado alcohol.

Recuerdo que al principio estaba de buenas y me pedía que le diera un trago a lo que fuera que estuviera tomando. Lógicamente todas esas veces me negue. Yo sabía que no quería ser como él, pero acabé con su paciencia. Cambio su actitud a una grosera y pedante cuando me negué por última vez.

Tuve que tomar un trago que fingí tragarme y después escupí en un vaso cualquiera.

Cuando pensé que la noche no podía ir peor llamó a unas chicas que estaban bailando en tubos de metal. Me dijo que escogiera una y ese sería mi regalo de cumpleaños. Tuve tantas ganar de vomitar que me maree con fuerza ese día. Me negué rotundamente de todas las formas posibles. Solo deseaba irme de ahí.

Cumplía 13 años, no me explico como mierda pensó que ese sería un buen regalo, pero lo hizo. Se puso más violento y comenzó con pequeños apretones de hombro que pasaron a golpes más pesados, hasta gritarme que era un marica frente a todas esas personas. Me grito humillandome frente a todos diciendo que si me gustaban los hombres y que si por eso era así.

Yo le rogué que me dejara ir y para mi suerte, esa noche me dejó hacerlo. Me dejó un poco descolocado, pero no dude en salir corriendo. Regresé a casa con un frío horrible que incluso me enferme -Jaden hace una pausa inspirando aire. Cada músculo de sus hombros está tenso y mira el piso apretando sus manos entrelazadas-. El problema vino unos días después, cuando saliendo de la escuela un señor vino con un bate vuelto loco y gritandome que era un violador frente a todos mis compañeros e incluso frente a la directora. Ese día me golpeó hasta que no sentí mis musculos. La policía llegó a calmar todo y él empezó a gritar cosas crueles de mí. Cosas demasiado bajeras que no entendía.

Lo detuvieron a él y le llamaron a mis padres para que vinieran por mí. No hicieron nada más que hablar con el señor y dejarlo ir después de ello.

Recuerdo que mi madre me grito hasta casi quedarse sin voz, ella no entendía nada, y yo mucho menos. No hasta que me enteré de lo sucedido. Una de las chicas que estaban bailando esa noche y mi padre me ofreció tener terminó en ese bar bailando porque mi padre la llevo ahí.

Era hija de uno de sus amigos y la llevaron a ese bar porque ambos querían que fueramos pareja. Ella me dijo que mi padre intento abusar de ella -Jaden tensa su mandíbula de una forma que una vena de su cuello palpita. Traga saliva con fuerza y tarda unos segundos en proseguir-.
Me contó todo por un e-mail. Dijo que cuando comenzó a gritar en uno de los cuartos del bar algunos clientes se dieron cuenta y él la amenazó con que si decía algo iba a hacerle daño a su familia.

Así que le dijo que me culpara a mí. Después solo se fue porque no pudo seguir. Me entran ganas de vomitar de tan solo saber qué hubiera pasado si hubiera hecho algo más. No puedo evitar en el sufrimiento de la chica y que yo no pudiera hacer nada. Le dije que podía ayudarla a denunciar, pero no quiso hacerlo.

A pesar de todo ella me pidió disculpas. Me dijo que lamentaba todo y que lamentaba que tuviera un padre así. Me pidió que no la contactara o hablara con ella. Que simplemente lo parara o él haría algo más. Así que hasta ahí quedó mi comunicación con ella.

En esos momentos la relación de mis padres se habia enfriado demasiado. Gritaban todo el día y era algo agotador, eso agregando que la directora me expulsó de la escuela por los rumores que había. Mi vida se habia desmoronado por completo. Y yo no podía creer otra cosa más que me lo merecía. Que me lo merecía porque mi padre estuviera aún libre y que yo no haya podido hacer nada. Tenia trece años, estaba aterrado. No sabía qué hacer.

La policía no volvió a hacer nada y yo me la pasaba yendo de un lado a otro con mi madre buscando una escuela nueva. Se volvió complicado debido a los rumores. Porque mis calificaciones eran buenas.

Y entonces, el día menos esperado se cumplió lo que la chica que advirtió que pasaría. Mi padre cruzó una línea que me hizo perder el control -Jaden tensa la mandíbula. Está clavándose las uñas con fuerza y decido hablar cuando veo que se queda callado. Es como si se hubiera quedado sin voz.

—Abusó de Melanie —digo en un tono de voz demasiado bajo. Trago saliva con fuerza y él me voltea ver sorprendido y sus ojos se ven cristalizados y cansados. Abre y cierra la boca pero no dice nada.

Al cabo de unos segundos asiente con la cabeza tristemente. Su mirada no me trasmite nada más que agotamiento, dolor y tristeza. Me duele verlo así. Como si estuviera perdido y no tuviera rumbo. Como si hablar doliera montones.

—Estábamos tramitando papeles de una casa y Melanie no podía ir. Ese día nos dimos prisa porque no nos gustaba dejar sola a Melanie. Fue un error del que me arrepentiré toda mi vida. Jamás debí haberla dejado sola sabiendo que mi padre podía ir. Mis padres estaban en proceso de divorcio y mi madre había conseguido una casa en esta ciudad. Se supone que dejaríamos todo de lado e iniciariamos de nuevo. Pero como te he dicho, le encanta joder todo a su alrededor.

Toma una bocanada de aire y se apoya en el respaldo de la banca.

—Nos mudamos de ciudad y mi madre trabaja desde ese entonces ambos turnos para poder darnos todo. Melanie tomó terapia durante años consecutivos. Y a mí me partía ver que mi padre pudo escapar ese día. Me jodia saber que estaba suelto una escoria humana como él. Quería que pagara. Me volví loco intentando hacer algo para tomar venganza; lo dejé porque Melanie me pidió dejar eso de lado. Dijo que me iba a terminar volviendo loco y le preocupaba. Melanie es una de las chicas más fuertes que conozco, y aún así ella tuvo que aprender a vivir con ello. Con algo tan injusto como que tu propio padre te haga algo así.

Hace años no veía a mi padre. Porque él no debería estar libre, no debería siquiera estar vivo. Y ver que me acusó de ser un violador fue lo que más me llegó. Estaba dispuesto a golpearlo hasta dejarlo inconsciente, pero él supo dar en mi punto débil. Sabe que me llegó y me llenó de coraje.

Jaden por fin me observa. Parece nervioso al acercarse un poco más a mí. Yo no me muevo.

—Por un momento muy estúpido me sentí vulnerable ante él. Pensé en todos los finales posibles ante la situación y mi mente se quedo en blanco. Pensé que no querrías verme de nuevo. Que ya no querrías tener algo conmigo y la idea me aterró. Créeme, Ashley, sé que jamás debí haber ido a casa de Daisy. No quería dejarte sola. No tengo justificación. Tú necesitabas de mi ayuda y yo necesitaba estar ahí para ti y para Melanie. Fui egoísta. No sé cómo fui lo suficientemente estúpido para pensar que tú saldrías corriendo cuando has sido la chica que se ha quedado a escucharme.

Nunca había temido perder a alguien como temo perderte a ti. Por eso tenía miedo. Y me equivoqué, y fui un cobarde porque te dejé con todo en tus manos. Lamento todo esto, Ashley. De verdad lo lamento.

»Te prometo que no pasó nada y esto no volverá a repetirse. Jamás podría sentir lo mínimo que siento por ti en alguien más, Ashley. Y no sé qué pasó conmigo. Pero no volveré a irme, no sin antes hablar contigo.

Asiento con la cabeza e inspiro aire con fuerza. Es mucho que analizar en tan poco tiempo. Y aunque desde un inicio creí en Jaden, es un poco complicado asimilar todo esto.

Anclo mi mirada con la suya y él parece demasiado nervioso y ansioso. No deja de analizar mi expresión y sé que espera una respuesta.

Me relamo los labios antes de poder hablar.

—Agradezco que me hayas contado esto. Sé que tuvimos diferencias y puede que siga un poco confundida porque te hayas quedado con ella —inspiro aire—. Lamento todo lo que tuviste que pasar a esa edad, Jaden. Lo lamento por ti y Melanie. Y no estoy enojada. Confío en ti y no quiero que me des espacio ni nada de eso, no lo necesito. Tengo en claro que creo en ti y no quiero irme de tu lado. Y de nuevo... lamento que hayan pasado por todo eso.

Jaden no tiene ningún tipo de expresión. Quizá esperaba que me enojara y me fuera o algo así. Paso mi mano lentamente sobre sus ojos esperando que reaccione. Se ha quedado sin siquiera parpadear.

—¿Jaden...? —muevo mi mano frente a sus ojos y el parpadea como si estuviera enfocando a su alrededor—. ¿Estás bien? -pregunto preocupada observando su cara detenidamente.

¿No le querrá dar un infarto?

Ay no, no, no, mejor me callo.

Él traga saliva y entrelaza una mano mía con la suya. Me está observando de una forma tan cursi que hace que me sonroje sin poder evitarlo. Baja su vista a mis labios y con su mano libre da breves caricias en mi mejilla. Me toca como si fuera una muñeca de porcelana y quisiera cuidarme más que a cualquier cosa.

Se relame los labios dejando caer la mano que estaba dándome roces en la mejilla y no despega su mirada de mis labios hasta pasados unos segundos. Sus pupilas están dilatadas y me mira casi como si estuviera rogandome con los ojos.

Acerca su rostro al mío pero no me besa. Nuestras narices se rozan y él tiene una mano en mi cintura.

—¿Puedo besarte? —pregunta viendo mis labios y después a mí. Está tan cerca que puedo sentir su respiración. Puedo ver sus ojos con tanta claridad que mi mente se queda en blanco.

Soy yo la que se acerca un poco más a él incitandolo a que me bese y Jaden cierra la distancia entre nosotros aplastando su boca contra la mía.

Es un beso tan suave que incluso me da ternura cuando poso mis manos en su cuello y sonrío un poco.

Me separo un poco de él cuando gotas de lluvia comienzan a empaparnos con fuerza

Me apresuro en levantarme de la banca y mis labios tiemblan un poco por el frío. Jaden agarra su sudadera y la usa para cubrirme de la lluvia creando una especie de paraguas improvisado. Empezamos a correr mientras yo me sonrío sin poder evitarlo. Jaden me mira de soslayo y también esboza una sonrisa de lado.

Llegamos a una calle en la que las gotas caen menos fuerte y lo atraigo de nuevo hacia mí para besarlo suavemente.

Las gotas de lluvia nos empapan a ambos mientras él posa sus manos en mi cintura con cuidado.

He notado eso en jaden. Siempre tiene cuidado al tocarme. Jamás lo hace de una forma brusca o acelerada. Y me encanta.

Él toma el control del beso sin que deje de ser suave pero aumenta su intensidad. Yo enredo mis dedos en su cabello húmedo jalandolo un poco para atraerlo hacia mí.

Él sonríe contra mis labios separándose un poco para tomar aire.

—Siempre interrumpo tus besos, lo sé mi pelirroja. Pero siento la necesidad de contarte esto —sonrío y mantengo mis manos en su cuello—. Cuando era niño mi madre solía contarme una leyenda sobre el sol y la luna. Su relación era bastante difícil ya que ambos no podían verse jamás, y era algo frustrante. Un día ambos encontraron la forma de poder verse y abrazarse. Desde entonces, la gente lo considera un símbolo de amor verdadero —hace una pausa insoirando aire, ha hablado tan rápido que me cuesta entenderlo—. Tú me recuerdas al sol, Ashley. Brillas con fuerza e iluminas a tu alrededor. Llegaste a iluminarme a mí. Me diste el brillo que me robaron y alumbraste cada rincón de mi vida.

»Nunca he estado enamorado en mi vida. Sin duda, es un sentimiento que jamás había experimentado. Pero sé que lo estoy de ti porque cada vez que te veo, sé que estoy en el lugar correcto. Siento que estoy justo donde debo y quiero estar. Porque cada vez que estoy contigo siento que me complementas en cada aspecto. No puedo depegar mis ojos de ti, has sido solo tú desde el momento en el que cruzaste la puerta de mi casa. No logro sacarte de mi cabeza, y no paro de sonreír cada que te pienso. Te quiero cerca de mí porque te quiero. Porque me siento listo para hacer lo que sea siempre y cuando sea a tu lado. Estoy enamorado de ti.

Y jamás había dicho algo tan cierto, pero hoy, mirándote a los ojos te lo digo, me encanta cada parte de ti, incluso las que a ti misma suelen llegarte a molestar. Amo tu humor, amo tu risa, amo los gestos que haces cuando algo te desagrada, amo que me abraces, amo que me hables de tus libros, amo todo lo que tenga que ver contigo. Te quiero, Ashley. Te quiero.

Entreabro los labios sorprendida. Ya no tengo tantas ganas de sonreír. Suelto unas cuantas lagrimas de felicidad que salen sin siquiera dar señal alguna que se camuflagean con la lluvia y sonrío sin poder creérmelo.

Jaden me atrae en un abrazo cubriendome de la lluvia y pasamos así unos cuantos minutos. Me separo de él con cuidado y me relamo los labios antes de hablar.

Sonrío mientras pongo mis manos en su cuello y doy caricias suaves.

—Mi pelinegro —Jaden sonríe ante el apodo y yo continuo hablando—. Creo que enamorarse puede ser algo subjetivo y algo complicado -El corazón me palpita a toda velocidad cuando veo que él no quita su mirada de mí. Sus ojos verdes brillan en la oscuridad y su mirada es intensa—. Solo sé que eres la única persona con la que me gustaría compartir mi tiempo ahora y siempre. Sé que contigo todo parece un poco menos malo y lo más importante; contigo me siento a salvo. No lo sé. Solo sé que eres la única persona en el mundo que no querría que se fuera. Y también te quiero Jaden —hago una pausa con el corazón latiendome a mil. Nunca había sido tan sincera en mi vida. Esbozo una sonrisa de lado y me acerco a él hasta que nuestras narices se rozan, cierro los ojoa un momento y vuelvo a hablar—. Aunque yo diría que el sentimiento es más profundo que un "Te quiero".

Sin palabras con este capítulo.

Me ha gustado mucho y también me pone un poco triste. Ya quedan unos cuantos capítulos para acabar de escribir su historia y me pongo nostálgica de ves en cuando.

Gracias por los que leen y votan por la historia.

Nos vemos la próxima semana :)

~Marr.

Continue Reading

You'll Also Like

527K 35.2K 40
Las mentiras envenenaron los corazones de aquellas dos personas malditas. Lu va en su 4to año en Hogwarts. Parecía que su vida iba normal, claro, su...
1.5M 245K 160
4 volúmenes + 30 extras (+19) Autor: 상승대대 Fui poseído por el villano que muere mientras atormenta al protagonista en la novela Omegaverse. ¡Y eso jus...
1M 81.2K 39
¿Cuánto esta bien entregarle al otro? ¿Con cuanto alguien se siente satisfecho? Dinero, fama, éxito.. O tal vez... ¿nuestra propia vida? Fiorella se...
9.7K 1.5K 9
Emily Harper toda su vida ha tenido las cosas claras a pesar de tener solo diecisiete años, desde su trabajo deseado hasta su casa y esposo de ensueñ...