Divorciados [Harco]

By Just_a_MultiFan_06

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Cuando Draco y Harry, protagonistas de una fogosa relación desde su adolescencia, uno de los matrimonios más... More

Resumen
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By Just_a_MultiFan_06


Nota: La presión que siento de repente es muy grande. Adnito que inicié esto solo quería que pelearan como perros y gatos, pero conforme iba editando y leyendolos, me han abierto los ojos. Gracias <3. Espero haber logrado que el tema no sea tratado tan a la ligera (aunque sea un poquito). He editado un poquito aquí y allá el capítulo y el próximo, que ya de por sí eran más extensos que los anteriores. 

Advertencia: Algunos sucesos del canon están cambiados para encajar en la historia, pero están explicados.

8

Por supuesto que tendría pesadillas.

Mierda.

Draco volvía a tener 17 años. Estaba en Malfoy Manor, con sus padres, la marca en su brazo le recordaba el sacrificio que estaba haciendo. No podía permitirse pensar en Harry. No era seguro, la mansión no solo estaba atestada de Mortífagos, sino de su tía Bellatrix y el mismo Voldemort que amaban inmiscuirse en la mente de la gente, especialmente en la suya. Decir que vivía aterrado era una simple versión de lo que realmente vivió. Por suerte, había logrado mantener a Harry seguro en un rincón, y con ello, la seguridad de sus padres.

Draco sabía que no tener noticias de Harry era la prueba de que estaba vivo, dando pelea, buscando la forma de derrotar a Voldemort. No aminoraba el terror, pero lo mantenía con esperanzas. Hasta que un grupo de carroñeros trajeron a tres personas alegando que una de ellas era Harry Potter a la mansión.

Draco a duras penas logró mantener la compostura y sus emociones bajo control. Saltaba a la vista que aquellos eran Hermione Granger y Ronald Weasley pese a que dieron otros nombres. Y era obvio que el tercero era Harry pese a la cara desfigurada con algún hechizo. Su tía Bellatrix lo alentaba para confirmar su identidad. Mantener el control en ese momento fue de las cosas más difíciles de su vida.

—No puedo estar seguro —logró decir. Harry estaba bien, tenía que sacarlo de allí, pero ¿cómo?

La escena cambió y escuchó varios coros de voces mientras las imágenes formaban el lugar de su siguiente pesadilla:

—Es un desastre.

Soy un desastre.

—Un perdedor, ni los suyos lo quieren. He escuchado decir a uno de los Carrows que los Malfoy no son nada.

Soy perdedor, un traidor.

—No puedo creer que Malfoy pueda estar en las clases y la profesora McGonagall no haga nada.

—Estaba obsesionado con Potter, eso no era amor. Y mira, lo dejó por irse con los mortífagos.

Estoy obsesionado con Potter, pero ¿sabes qué? no lo dejé, eso creen todos. Y no, no estoy obsesionado con Potter. Sí es amor,

—No lo sé, Harry. Sé que te gusta, pero yo no confío en él. Ginny y Neville dicen que no actúa.

Harry, tus amigos no confían en mí, no importa, sólo... ¿Tú confías en mí? Eso es todo lo que me importa.

Draco volvía a estar en Hogwarts, en la sala de menesteres. Las cosas habían salido mal, estaba seguro que el armario no funcionaba, por lo que se sorprendió cuando lo hizo. La sonrisa en el rostro de Vincent le dijo que había sido él. Ahora el colegio estaba atestado de Mortífagos. Y porque sus amigos iban tras Harry, él se mantuvo con ellos, hasta que Harry y sus amigos se presentaron en la sala de menesteres y Vincent lo acorraló cuando lo vio solo.

—Vincent, baja esa varita. No seas estupido —intentó que su voz no dejara entrever la súplica. Su amigo estaba encantado con la idea de lanzar todo maleficio que aprendió de sus padres y los demás mortífagos. Incluso a él, porque apenas si creía que estaba de su lado y no del de Harry. Draco estaba aterrado con la idea de que le lanzara alguno a Harry y no pudiera hacer nada. Greg no ayudaba, solo esperaba alguna orden—. Vincent...—su amigo no estaba escuchándolo—. ¡Alto! —gritó entonces—. El señor Tenebroso lo quiere vivo —no supo cómo logró pronunciar aquel título sin asco.

—¿Y? No lo estoy matando, ¿verdad? Pero si puedo lo haré. El Señor Tenebroso lo quiere muerto de todos modos, ¿cuál es la diferencia? —replicó Vincent, en eso, Hermione apuntó—. Es la sangre sucia. ¡Avada...!

Draco recuerda tan poco de ese caos, con el corazón en un estado en el que jamás creyó podía estar, desvió el hechizo de su amigo que por poco le da a Hermione. Entonces, Vincent disparó la Maldición Cruciatus sobre Harry.

—¡Basta, Vincent!

Su amigo no se detuvo, al contrario. Hermione, Ronald y Harry debieron defenderse. Lanzaron encantamientos desarmadores, aturdidores, y la Maldición de parálisis de cuerpo entero, dejando a Malfoy y Greg sin varita e inconsciente.

—Draco —susurró Harry, mirando a sus amigos, preguntándose quién lo desarmó—. ¿Qué carajos les pasa?

—Ve, encuentra eso que buscas, estaré bien —dijo Draco, viendo a Ron alejarse—. Ve, estoy bien, en serio.

Harry lo besó antes de irse con Hermione y Draco buscó despertar a Greg. Entonces, sufrió el peor miedo de todos. Vincent conjuró el Fuego maldito, incendiando las pilas de chatarra de la habitación. No podía dejar de pensar en Harry, pero también en Greg. Tenían que salir de allí.

Las llamas eran lenguas altas y mortíferas. El calor que emanaba le quemaba los pulmones. Treparon una pila de basura, Vincent intentó ir con ellos, pero sus propias llamas lo consumieron. Draco vio la muerte frente suyo. Iban a morir. Entonces, lo escuchó a él, a Harry, buscándolo.

—¡Draco!

Draco no pensó "me salvé", pensó "está vivo" con alivio. Pero la muerte de su amigo no dejó nunca su recuerdo, ni el miedo que vivió en carne propia.

Las imágenes volvieron a cambiar.

—Harry, despierta, Draco no te ama. Él no te conviene. Yo creo que siempre estuvo con los mortífagos.

—¿En serio declararás en su favor, Harry? Estás cometiendo un error.

Draco despertó, en medio de la noche, con el corazón acelerado, mordiendo la almohada para no gritar. Era algo automático. Los latidos en su pecho se fueron estabilizando y sólo entonces soltó la almohada. Extrañaba la mano de Potter sobre su espalda, aquella de los primeros años de su matrimonio, que lo consolaban cuando despertaba en medio de la noche en peor estado que este.

Mierda.

Se sentía solo, tenía que admitirlo. Eso es lo que le dio la pauta de saber que su matrimonio estaba terminado.

Soledad.

Sintió la urgente necesidad de tener a alguien que lo abrazara, de alguien que le dijera que iba a estar bien, que estaba allí para él. Un nudo en la garganta empezó a crecer. Aceptaría hasta sexo en ese momento.

Mierda.

Había intentado buscar algún tipo de consuelo. Nunca funcionó del todo, pero apagó ciertas cicatrices por un tiempo. Tenía que admitir que incluso pensó en Matt. El hombre era lindo, le caía bien, pero estaba apreciando su amistad. ¿Haría la diferencia? Tenía la respuesta muy clara, no.

Potter podría haberle hecho lo que quiso, pero ahí estaba, sabía que no había nadie igual, cuando actuaba bien claro, pero sería un leve consuelo. Estaba por moverse cuando sintió un cuerpo al lado suyo. ¿Potter había elegido la cama?

***

Harry se despertó sobresaltado. Draco estaba dormido a sólo unos centímetros de él. Hizo una mueca cuando todo lo que escuchó el día anterior volvió a resonar en su cabeza.

No había sido un sueño. Malfoy había dicho todo lo que había sufrido, todo lo que había ocultado, todo lo que él no había visto por creer que estaba haciendo lo correcto, por creer que estaba haciendo lo que le demostraría a Malfoy que lo amaba, y Malfoy no había sabido apreciar.

No. No fue un sueño. Se había dado cuenta que había estado ciego, que siempre había sido su culpa. Nunca de Malfoy.

Fui una mierda.

¿Debería alejarse? ¿Debería levantarse e irse al sillón?

Mierda, tenía tantas ganas de abrazar a Malfoy y compensar algo de todo el dolor que le causó.

—¿Harry? ¿Estás despierto? —Escuchó el susurro de las sábanas mientras Malfoy se volvía hacia él. Sus ojos resplandecieron en la oscuridad, su remera caía delicadamente sobre sus hombros, dejando expuesto su cuello.

¡Cuánto le había gustado besar y dejar marcas allí!

Lo había hecho incontables veces. Hasta que lo arruinó.

Mierda.

Yo fui quien lo arruinó.

¿Cómo es que nunca le dijo cuánto lo amaba? ¿Cómo pensó que era obvio? ¿Cómo pensó que era todo culpa de Malfoy?

Mierda.

Malfoy no podía invocar un Patronus. Y eso sí era su culpa. Prácticamente le había sustraído la felicidad.

Harry se aclaró la garganta.

—Hola —dijo—. Siento haberte despertado.

Malfoy sacudió la cabeza.

—No, no me has despertado. He tenido un sueño... —Se interrumpió bruscamente—. Una pesadilla.

Harry lo vio sentarse en la cama y se tapó con las sábanas hasta la barbilla. Su mirada cansada le partió el corazón. Aún así, en ese momento, algo creció entre sus piernas. Estaba muy caliente.

Mierda.

No era el momento, pero Draco, con el cuello expuesto, el cabello desordenado, sus labios entreabiertos...

Lo amaba.

Seguía amándolo.

Malfoy se había hecho un camino él solo con cuatro hijos. Calló la boca de todos los que alguna vez lo criticaron. Incluso a él.

Y seguía deseándolo.

Esa era la maldita verdad.

¡Carajo! ¡Draco había dejado de dormir para no despertarlo! Y había hecho otros sacrificios que jamás pensó que Draco podría hacer. Sólo por él.

"Intentar requiere ceder".

¿Qué había cedido él, Harry? Nada.

¿Qué había cedido Draco? Todo, hasta donde pudo.

Lo miró otra vez.

Mierda.

—Malfoy... —susurró—. Draco —Draco lo miró con aquellos ojos grises y se perdió en el deseo que sentía—. Quiero hacer el amor contigo. Necesito hacer el amor contigo.

Los ojos de Draco brillaron y dejó caer la manta mientras abría los brazos. Harry se sentó y susurró su nombre, besándolo, despojándolo de su ropa, casi desesperado. Besó su boca, se deslizó por su cuello. Dejó una marca allí. Besó el tierno lóbulo de su oreja y enterró la cabeza en la curva de su cuello otra vez, ese lugar tan rico. A Harry le temblaban las manos como si fuera la primera vez que estaba con él.

—Eres perfecto —susurró contra su piel—. Estás incluso más hermoso que antes —el cuerpo de Draco, pese a tres embarazos, era el modelo clásico de belleza. Su piel era un banquete para alguien como él que estaba hambriento de amor.

—Harry —susurró Draco cuando Harry volvió a besar su vientre, bajando despacio. Se le quebró la voz cuando él rodeó su pene con su boca—. Harry —dijo otra vez, casi con otra voz.

Harry miró hacia arriba, con los ojos oscurecidos por el deseo. Siguió engullendo, acariciando, jugando con sus pelotas. Draco elevó las caderas y enterró sus manos en su cabello azabache, gritando de placer, gritos de los más profundo de sus entrañas.

Su sexo apuntaba arriba, duro, adolorido, pidiendo a gritos atención, pero lo dejó allí. Ahora solo quería darle placer a Draco. Mientras se llevaba una vez más el miembro de Draco a la boca, llevó un dedo a su trasero. Primero, jugó un poco afuera. Después, con mucho cuidado empezó a ingresar un dígito. Draco gritó más fuerte. Nunca conoció a nadie tan verbal como él en la cama. Eso lo encendía. Y cuando lo tiró de su cabello, exigiendo que acelerara el ritmo en que le hacía una mamada... Harry lo obedeció.

No solo podía decir que estaba muy caliente físicamente, sino que su corazón también ardía de pasión en ese momento, y de amor.

Te amo, pensó, succionando, ingresando un segundo dígito, luego un tercero. Allí jugó un buen momento. El grito de satisfacción de Draco se escucharía en todo el hotel, pero eso no era importante para Harry. ¡Que les dieran! Harry estaba encantado con ese grito, el cuerpo temblando y la exploción de sabores dentro de su boca. Se lo bebió todo y solo entonces se elevó para besarlo otra vez en la boca. Sintió como el cuerpo bajo el suyo se deshacía contra su beso.

Estaba claro que Draco no se había recuperado todavía de aquel ansiado y satisfactorio orgasmo cuando Harry le separó las piernas, las elevó un poco con sus brazos, y se hundió en él muy despacio.

—Draco —gritó.

Tan apretado. Tan ajustado. Lo aprisionaba. Se quedó quieto, esperando la orden para moverse. Cuando la recibió, pudo sentir que Draco volvía a estar duro entre su abdomen. Al principio, salió y entró muy despacio. Draco estaba muy apretado. Conforme los besos siguieron, los Harry en boca de Draco lo incentivaron a acelerar el ritmo de sus penetraciones.

Le dio atención al miembro de Draco mientras se perdía en sensaciones entrando y saliendo de él, moviendo sus caderas de forma incontrolada. Entonces, esta vez, explotaron juntos. Harry se aferró al cuerpo de Draco mientras sentía que no podía parar de correrse y contraía los dedos de sus pies a la vez que veía miles de estrellas.

***

Hacía mucho tiempo que Draco no sentía que dormía tantas horas seguidas sin sufrir una pesadilla. Sus pesadillas eran una de las razones por las que no tenía elfos en casa, no tanto porque apoyara la liberación de unas criaturas que no querían ser liberadas. Eran seres tan leales que estarían a su lado, buscando que se sintiera mejor, y él dudaba que algún día pudiera no despertar gritando o mordiendo la almohada bañado en sudor frío.

Ahora, sin embargo, al abrir los ojos, se sintió por primera vez en mucho tiempo descansado. El sol se colaba por las cortinas. Maravilloso. Se sintió tan en paz y feliz que la sonrisa le salió natural. Entonces, recordó porqué había dormido tan bien y la sonrisa desapareció.

Mierda.

Se incorporó de golpe, con el corazón latiendo fuerte contra el pecho. Potter dormía a su lado, pacifico y hermoso.

Mierda.

El corazón le volvió a latir como recordaba, su estómago hizo una cosa rara que solo hacía cuando estaba enamorado, y Draco está seguro que solo una vez se enamoró de esa manera, anhelando el vínculo, encendiendo el deseo en su cuerpo. Amor, maldito amor. ¿Cómo se atrevía a volver a aparecer as'pi? ¿Cómo se atrevía a dejarlo hacerse como anoche?

Se dejó caer sobre el colchón en una protesta. A su lado, Potter ni se mosqueó. Otra sonrisa se le escapó de los labios y no pudo evitar seguir admirando aquella figura.

Estaba loco.

No podía creer lo bien que se sentía.

Todo por un poco de sexo.

No, todo por sexo con Potter. Potter era la clave del sexo, no el sexo en sí. Lo había comprobado en el pasado.

No podía apartar la mirada. Potter era hermoso. Apetitoso.

Oh.

Se mordió los labios. Eran adultos, ¿no? Más de la mitad de sus vidas se la pasaron peleando, pero tenían cuatro hijos juntos, la menor incluso estaba casada. Tener sexo no era perdonarlo.

Tener sexo, Draco lo tenía claro, no era intentarlo.

***

Harry despertó al sentir los labios suaves de Draco contra su cuello. Era como si los años no hubieran pasado. ¿Cuántas veces se había despertado en medio de la noche sintiendo sus besos después de la primera vez cuando tenían 18?

—Nunca he dejado de pensar en ti —susurró Harry. Buscó los ojos de Draco para poder leer su respuesta. Había deseo, anhelo y amor en aquellos ojos grises.

¡Oh, por Merlin!

Su corazón se volvió loco. Creyó por un segundo que Draco lo amaba. No fue tan difícil esta vez enterrarse en su calor, acariciando con una mano uno de sus pezones duros y masturbandolo con la otra, buscando su ritmo, intentando hacerlo disfrutar. Draco gritó, tembló, él lo abrazó y volvió a hundirse en él. Más profundo, más rápido, más caliente. Cuarenta años y Draco estaba por ir por su cuarto orgasmo en un día. Eso lo puso mucho y explotó en su interior, liberando tanto semen como si no hubiese tenido relaciones por meses.

—¿Te he hecho daño? —le preguntó por un instante de lucidez—. Se supone que no deberías tener la misma capacidad para estirarte que... —Draco a su lado se tentó de risa.

—¡Qué romántico eres, Potter! No, no me has hecho daño. De hecho, en una hora, creo que podría ir por otra ronda —dijo, quedando boca arriba, con los ojos cerrados y una sonrisa en sus labios.

¿Una hora? Sí, él podía recuperarse en una hora.

—¿Draco?

—¿Harry?

Ok. Tal vez en menos de una hora.

—Hay una tina en el baño.

Draco abrió los ojos y lo miró con la picardía presente. No quedaban rastros de un Draco tenso, ni incómodo.

—Nunca he tenido sexo en una tina.

Sexo. Sí, esto era solo sexo. Harry se recompuso.

—Yo tampoco —confesó.

Mierda.

Estaban camino al baño cuando unos suaves golpes se oyeron en la puerta. Harry se tensó. ¿Quién podría ser tan temprano?

Mierda.

Volvieron a golpear y esta vez se anunciaron:

—Harry, soy Ginny. ¿Bajas a desayunar?

Harry vio que Draco se sentó en la cama. No profirió ni una mueca de dolor. Vaya. Volvió a ponerse duro. Esta vez no cometería el error que garantizó su divorcio.

—Oh, hola, Ginny —dijo, aclarándose la garganta porque estaba algo ronco por la explocion de extasis de hace un momento—. Lo siento, no. Draco y yo... eee... estamos ocupados.

Draco, desde la cama, abrió los ojos, totalmente sorprendido.

—¿No irás? —le preguntó en voz baja, casi sin poder creerlo. Negó.

Mierda.

—Oh —volvió a hablar Ginny—. Pensé... lo siento...

¿Qué habría pensado? ¿No había escuchado los gritos de Draco?

—Nos vemos en el entrenamiento, Ginny. Vete primero. Yo iré más tarde.

—Sí... —Ginny parecía vacilante. Harry frunció el ceño, pero lo dejó pasar. Cuando escuchó que la mujer se alejaba, se dirigió a la cama y se sentó al lado de Draco, buscando su mano. Draco no se la negó, pero al verlo, supo que había tomado la decisión correcta, aunque la mirada desconfiada seguía allí.

—¿Aún quieres ir al baño? —preguntó.

Una risa que había extrañado explotó en boca de Draco.

—Sí, aún quiero tener sexo en la bañera. No puedo creer que nunca lo haya hecho en una.

Harry nunca había estado con alguien con quien el sexo le pareciera genial. Nunca nadie había superado a Draco. Sabía que no estaba obteniendo su perdón, pero lo amaba, y tomaría cualquier cosa que Draco pudiera ofrecerle, porque su perdón tal vez no pudiera obtenerlo jamás.

Se mordió los labios, porque de pronto se dio cuenta que siempre podría haber salvado su matrimonio, nunca lo vio, ese fue el problema. Nunca vio ni leyó bien la situación. ¿Por qué?

Mierda.

Tal vez acabase de darse cuenta por qué mintió a su hija, porque en el fondo, él quería arreglar las cosas con Draco, el tema es que no pensó jamás que estuviera tan lejos de tener esa oportunidad. En el fondo, él había pensado que sería fácil. Nunca tan lejos de la realidad, porque Draco estaba dejándole claro que esto era solo sexo. Nada más.

Y aunque su corazón estaba dolido por eso, si era lo que Draco podía ofrecerle, lo aceptaría. No merecía más. 


Nota:

Ok, Harry se está dando cuenta muy tarde que fue un ciego caprichoso. Mi opinión es que ambos tuvieron parte de la culpa (tal vez sí uno en mayor medida que el otro). Uno calló (por eso nunca hay que callarse nada. Lo que te duele, se dice y se negocia). El otro fue ciego. No supieron crecer juntos. No después de una guerra y casarse y tener hijos meses después. La diferencia es que uno fue obligado a madurar más rápido y el otro lamentablemente no. Fue conformista y quedó cegado sin reflexionar. Como siempre, hay que sacudirlo para que vea la realidad. 


Random: Una parte del capítulo fue con la letra de la canción I'm a mess de Bebe Rexha xD


Un gif que puede servir de spoiler para el próximo capítulo:

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