Creyendo que era mi fin, algo sucedió,
de entre las densas sombras saliste,
una nueva oportunidad la vida me concedió,
como un ancla para sostenerme viniste.
Tu mano firme como metal me ofreciste,
una cálida y bella sonrisa me dedicaste,
en el momento preciso apareciste,
me viste rendido y sin dudar me ayudaste.
Un retrato de ti en mi mente pinté,
una idea de ti en mi cabeza armé,
una ilusión de ti que yo mismo inventé,
una noción que ahora no sé cómo formé.
Un ser perfecto que de ti había creado,
cuando nuestra calma se hizo tormenta,
reparé en que siempre estuve equivocado,
después de ti no hay quien mejor mienta.
Los colores que creí ver en ti se fueron,
las ideas que concebí nunca existieron,
las ilusiones que albergaba murieron,
las nociones que tenía desaparecieron.
Con mis lágrimas quisiera quemarlo todo,
quemar los recuerdos que de ti cargo,
quemar este dolor que siento sobre todo,
quemar esta sensación de trago amargo.
Lágrimas de fuego para que ardamos,
para que arda toda mi ingenuidad,
para que arda la hora que nos encontramos,
para que arda toda tu maldad.
Que el fuego no acabe hasta cenizas queden,
cenizas de lo que solíamos ser tú y yo,
cenizas de aquello que pudimos ser,
lloraré hasta que solo cenizas queden.
Quisiera de verdad que todo fuera diferente,
que tus mentiras no me afectaran tanto,
que tu amor fuera en cambio permanente,
que esto no terminara ardiendo en mi llanto.
Y sin embargo, con la rabia que siento,
aún me quedan algunos rastros de afecto,
creo que si me causas tal sufrimiento,
con otra chance multiplicarías el efecto.
Por eso...
Con mis lágrimas quisiera quemarlo todo,
quemar los recuerdos que de ti cargo,
quemar este dolor que siento sobre todo,
quemar esta sensación de trago amargo.
Lágrimas de fuego para que ardamos,
para que arda toda mi ingenuidad,
para que arda la hora que nos encontramos,
para que arda toda tu maldad.
Que el fuego no acabe hasta cenizas queden, cenizas de lo que solíamos ser tú y yo, cenizas de aquello que pudimos ser, lloraré hasta que solo cenizas queden.