Modern AU.
Su dulce niña, su dulce Daella cumplía diez años esa mañana.
—¡Mamá!
—Mi amor. —Avyson bostezo. —feliz cumpleaños mi pequeña criatura.
—¡Pastel!
—Tendrás mucho pastel mi amor. —sonrió besando las mejillas de la peliblanca.
—¡Llegó la tía!
—¡Tía Sarah! —Daella feliz corrió a los brazos de la castaña. —¡Cumplo diez! —dijo enseñándole sus dedos.
—Esos son muchos años. —Vassie sonrió.
—¡Tía Vassie! —sonrió la menor abrazando a su otra tía.
—Dioses, estás tan grande, pasarás a todos muy fácil.
—¡Mis dientes se han caído!
—¡Dioses, eres draculaura! —Sarah dijo y las cuatro mujeres rieron.
—Llamaré a Jamie. —dijo sonriendo.
—¡Sí, papá Jamie!
—He recordado algo, dejé tu regalo en mi auto. ¿Vamos por él?
—Primero debe desayunar.
—Por favor Avyson, es su cumpleaños.
—¡Porfis mami!
—Está bien, pero no podrás comer tanto pastel.
—¡Está bien! —exclamó, tomando a Sarah de la mano, jalándola hacía afuera.
—¿Así que... papá Jamie?
—Ella quiere decirle así, Jamie dice que no le molesta.
—Aemond siempre lo vio como su competencia...
—No lo menciones por favor.
—Han pasado diez años, tienen que hablar.
—No puedo hablar con él.
[***]
Avyson se encontraba en las gradas de la secundaria, después de su práctica de fútbol, estudiando para filosofía e historia.
Envidiaba a su novio, era el estudiante con mejor promedio en todas las materias.
—Hola preciosa. —murmuró con voz ronca en su oído, dejando un beso húmedo en ella.
—Aemond. —murmuró.
—¿Sucede algo?
—Yo... Aemond, saca tus manos de ahí.
—¿Por qué? —murmuró, sin dejar de pasear sus manos libremente por el vientre de su amada. —he tocado y sentido otras cosas, encanto.
—Hoy no, Aem.
—Oh, entiendo, lamento si te incomode.
—No, no descuida.
—Has estado extraña mi amor. ¿Qué sucede?
—Yo, me siento mal.
—¿Quieres qué hable con mi padre y te consigamos un buen médico?
—Aem, no es necesario.
—Amor, sin ofenderte a ti, ni a la gente clase social, los médicos de esos hospitales no sirven para una mierda.
—Lo sé Aem. —suspiró.
—¿Qué sucede?
—Yo, estoy embarazada.
—¿Qué?
—Sí.
—¿Cómo?
—En la fiesta de Jace, olvidamos cuidarnos y...
—No voy a tener un niño a está edad, mis padres quieren darme la empresa, me llamaron de Harvard y a ti también, no podemos arruinar nuestra vida con un mocoso.
—Aemond...
—¡Deshazte de esa cosa y háblame hasta que lo hayas hecho! —murmuró, alejándose de la castaña, sin voltearse a ver.
[***]
—Él eligió, Vassie, y yo también.
—¿Y sí se arrepintió?
—Es tarde, no me interesa su arrepentimiento, él decidió alejarse.
—¿Y sí Daella pregunta?
—Le diré su nombre, le diré quién es, pero no le diré lo que Aemond planeaba hacer.
—¿Y qué le dirás?
—No deseo que lo odié, solo le diré que me fui de la secundaria antes de enterarme que estaba embarazada.
—Esperemos que te crea, es muy lista.
—Tiene genes Targaryen, me temo.
—Rhaenyra llamó, Jace hará otra fiesta, en honor a Joffrey, cumplió diez hace unos días.
—¿Es otro pretexto de Jace para hacer una fiesta?
—No lo culpes, los Targaryen son inquietos y caóticos, además de fiesteros, sus fiestas son las mejores.
—Créeme lo sé.
—No te deprimas, mejor vamos a celebrar el cumple de mi preciosa sobrina.
—Vamos. —murmuró, tomando las llaves de su auto y caminando hacía la salida.
[***]
—Así es como planeamos que hayan más socios, nuestros inversionistas buscarán a los mejores.
—Bien, deseamos conocerlos lo más pronto posible. —Alicent habló, mientras Viserys fumaba un cigarrillo eléctrico.
—Haremos una cena en su honor.
Todos hablaban, sin embargo, Aemond sólo pensaba en la niña años menor que él, la cual había dejado debajo de las gradas de la secundaria.
¿Qué habría pasado si su hijo hubiese nacido? ¿Sería todo igual?
—Damos por finalizada esta reunión. —dijeron los hombres.
Aemond se levantó, abotonando su saco y caminando hacía la salida.
—Cariño, Helaena celebrará el cumpleaños de los niños, quiere que vengas.
—Estoy seguro que tendré mucho por hacer.
—Hijo, ni aunque te hundas en vino lograrás olvidarla, ella era una buena joven, honrada, estudiosa, sincera, deportista, inteligente, educada, amable...
—Recuerdo cómo era.
—Nunca entendere porqué terminaron. —Alicent murmuró, su traje verde con negro y sus rizos pelirrojos perfectamente colocados eran algo de admirar. —se amaban.
—Se acabó, hace años.
—¿Sí se acabó por qué sigues pensando en ella? —Alicent preguntó, sin embargo Aemond siguió su camino, yendo de nuevo a la empresa, tirando el cigarrillo en la terraza. —nunca entenderé a mis hijos.
—Bueno, un Targaryen es difícil de entender Ali, descuida.
—Nyra. —Alicent sonrió. —¿Cuántos meses llevas?
—Cumpliré cinco, quiero llamarla Visenya.
—Es un hermoso nombre, si tienes otra niña puedes llamarla Rhaenys, tus hijos se llamarían como los fundadores de Targaryen Company. —Alicent sonrió acariciando el brazo de Rhaenyra.
—Extraño ver feliz a mi hermano.
—Yo también.
[***]
—¡Vamos al área de juegos!
—Daella. ¿No quieres descansar? —Vassie suspiró. —Maekar y Robb vendrán en unos minutos.
Pero Daella no le prestó atención, corrió hacía los juegos ignorando todo a su alrededor.
—Explíquenme porqué no fuimos a McDonald's.
—Daella odia los lugares muy llenos de personas.
—Mira, habrá una fiesta, dice en honor a Jaehaera y Jaehaerys Targaryen. ¿En dónde he escuchado ese nombre?
—Hay muchos Targaryen en el mundo.
—Tienes razón, mejor veamos que hace Daella.
Pero al entrar, encontraron mesas decoradas con verde, rojo, rosado y celeste, junto a decoraciones de dragones, mesas de dulces, vino en las grandes mesas, rebanadas de pizza a medio terminar.
—Por los Dioses.
—Pasemos rápido.
—¿Avyson? —Alicent sonrió acercándose a ella. —cariño, hace años no te veía.
—Señora Hightower, espero que esté muy bien.
—Deja las formalidades, dime Alicent.
—Alicent, es una linda fiesta.
—Sólo lo mejor para mis nietos. ¿Y tú cómo has estado?
—Bien yo...
—¡Mamá, mamá! —escucharon una voz lejana.
—¿Te convertiste en madre?
—Sí, Daella.
—Es un hermoso nombre. ¿Qué edad tiene?
—Ocho.
—Oh. —la cara de Alicent se transformo, en ella había una sonrisa, sin embargo, después había una expresión decepcionada. —espero que esté muy bien.
—Lo está. —sonrió.
—¿Y cómo se llama?
—Daella Lannister.
—Lannister. —Rhaenyra murmuró asombrada. —al parecer Jamie logró su cometido.
—Rhaenyra. —Avyson le sonrió.
—Oh, mi dulce cuñada. ¿Cómo has estado?
—Bien. ¿Y tú?
—Bien, Visenya es algo inquieta.
—Oh. ¿Cuántos meses tienes?
—Cumpliré cinco.
—Oh, que hermoso.
—¿Quieren quedarse? Hay suficiente espacio.
—Gracias pero Daella cumple años.
—No importa, pedimos otro pastel.
—No queremos incomodar gracias.
—¡Tía Vassie ven!
—Perdón, permiso. —dijo en el oído de la castaña, caminando lejos del trío.
—Por favor quédate.
—No creo poder, a Daella no le gustan los lugares llenos de gente.
—Trata de convencerla. ¿Sí? Te estaremos esperando. —Alicent y Rhaenyra tomaron sus manos, caminando lejos de ahí.
Avyson suspiró, había olvidado el pastel en la cajuela de su auto, caminó hacía la salida, abriendo su auto, volviendo hacía adentro, intentando abrir, hasta que se topó con la persona menos deseada en ese momento.
—Avyson.
—Aemond.