MÁS QUE UN SUEÑO

By blackkangel_

618 134 5.2K

Cuando el verano finaliza y da paso al otoño, todo parece cambiar para Norah y sus amigos justo en el momento... More

Aclaraciones
Dedicatoria
PRÓLOGO
Capítulo 1: Comportamiento adecuado.
Capítulo 2: Parecéis niños pequeños.
Capítulo 3: ¡Y acuérdate de activar el internet!
Capítulo 4: ¡Qué corra el aire!
Capítulo 5: Batiendo récords, ¿eh?
Capítulo 6: Agente secreto de la CIA.
Capítulo 7: Dos flores cuestionables.
Capítulo 8: Es una tontería.
Capítulo 9: Mi pequeña investigación.
Capítulo 10: Esto es la realidad.
Capítulo 11: La fiesta.
Capítulo 12: El collar.
Capítulo 13: El destino nos ha juntado.
Capítulo 14: Lejía y amoniaco.
Capítulo 15: No es lo que parece.
Capítulo 16: Yo sí que flipo contigo, Norah.
Capítulo 17: Confianzas.
Capítulo 19: La fiesta de Halloween.
Capítulo 20: Ha llegado el momento.
Capítulo 21: Cuatro puñales contra uno.
Capítulo 22: Las segundas oportunidades nunca son buenas.
Capítulo 23: De vuelta al punto de partida.
Capítulo 24: Los jóvenes prometedores.
Capítulo 25: Dulces sueños.
Capítulo 26: Ya es tarde para arrepentirse.
Capítulo 27: Recién casados.
Capítulo 28: Como en los viejos tiempos.
Capítulo 29: A veces hay que arriesgar para ganar.
Capítulo 30: Los ninjas del bosque de sangre.
Capítulo 31: Dos cuchillos, un machete y una katana.
Capítulo 32: Por si no nos volvemos a ver.
Capítulo 33: El principio del fin.
Capítulo 34: Las tornas han cambiado.
Capítulo 35: Cara a cara.
Capítulo 36: Sentimientos.
Capítulo 37: Respuestas.
Capítulo 38: Esperanza.
Capítulo 39: Choque de realidad.
Capítulo 40: Listos para dar un paso más.
Capítulo 41: Nuevo año, viejas compañías.
Capítulo 42: En ocasiones es inevitable retroceder para avanzar.
EPÍLOGO: Sueños frustrados.

Capítulo 18: Vuelta a la normalidad.

12 3 149
By blackkangel_

Estuve meditando durante días lo que me dijo Dominic en nuestra quedada de la playa y, definitivamente, era el momento de disculparme con Adriel. Ya había pasado más de una semana desde nuestra pelea y la tensión en el grupo iba en aumento. Evie no fue la única en darse cuenta de que algo estaba pasando, también lo hizo Georgia. No podíamos seguir ocultando lo obvio y tampoco perjudicar al grupo entero, así que decidí que tenía que arreglar las cosas con él de una vez por todas.

Cuando me encontré a Adriel, que fue antes de entrar a la primera clase del día, me acerqué a decirle que en el recreo fuera a aquel banco dónde discutimos para hablar de nuevo. Él continuaba ignorándome. No me miró ni detuvo sus pasos para escucharme, por lo que tuve que caminar a su lado. No tuve muchas esperanzas de que me hiciera caso, hasta que en el recreo lo vi acercarse al banco donde yo permanecía sentada, esperándolo. Dejó su mochila en el suelo, igual que aquella vez, y mantuvo cierta distancia conmigo al sentarse. Esta vez tampoco me dirigió la mirada así que estaba claro que él no tenía nada que decir. Y tampoco tenía por qué, era yo la que le había pedido hablar.

—Mira Adriel, esto no puede seguir así —comencé en un tono lastimero, intentando captar su mirada—. Me equivoqué y de verdad que me arrepiento mucho. Entiendo perfectamente que estés así conmigo porque fui una completa imbécil y me lo merezco. Ahora, sin tener ni idea de nada es normal que estés cabreado conmigo, pero te prometo que te lo voy a explicar todo. Y cuando lo haga espero que entiendas porqué dije lo que dije, aunque eso no justifica el hecho de que te atacase de esa manera. Te doy mi palabra. Asumo toda la culpa y respeto que quieras seguir así conmigo, aunque me duele mucho porque eres demasiado importante y fundamental para mí. Sabes que no te perdería por nada del mundo.

Mi voz fue perdiendo fuerza y para cuando acabé, los ojos ya se me empezaron a aguar. Hubo un momento de silencio en el que no tenía nada claro; si iba a solucionar algo con esto, si seguiría todo igual o si lo empeoraría. Pero, aunque él no me mirase, sabía que me estaba escuchando. Siempre lo hacía.

—Kai no tiene nada que ver en esto. Él nunca desconfiaría de ti. Fui yo quien le metí esa idea en la cabeza, así que si vas a seguir cabreado con alguien, que no sea con él, por favor. No tiene la culpa, créeme. —Hice una pausa para tragar saliva y respirar hondo al tiempo que bajé la mirada a mi regazo—. Se me han hecho muy complicados estos días sin ti. Es muy duro que mi mejor amigo me ignore y ni si quiera me mire. ¿Pero sabes qué? Gracias a eso me he dado cuenta de la cagada que he hecho, de que todo tiene una consecuencia, y por mucho que me duela, es un precio justo.

—Déjalo —escupió desganado. Le volví a mirar aunque su vista estuviera mirando hacia el frente.

—No. Quiero que sepas que me arrepiento y que he aprendido la lección —insistí—. Últimamente me he estado comportando como una niñata inmadura, no solo contigo, sino con todo el mundo y ya va siendo hora de que deje de lamentarme y actúe. Quiero hacerlo bien esta vez.

Entonces me miró por primera vez en mucho tiempo. Después de tantos días, sus ojos castaños me reconfortaron.

—Ya sé que te arrepientes. Y sé que lo dices de verdad, te conozco lo suficiente —suavizó su voz—. Solo estaba esperando eso, una disculpa y que me lo aclararas todo.

Finalmente, el agüilla de mis ojos desbordó en forma de una lágrima que rodó por mi mejilla.

—Te perdono, quiromante —dijo con una pequeña sonrisa de lado.

Me lancé hacia él y lo abracé. Las emociones se me mezclaron y de la única manera que pude liberarlas fue llorando abrazada a Adriel. Él me correspondió el abrazo rodeándome con sus brazos.

—Yo también he echado de menos a mi mejor amiga —reconoció susurrándome al oído.

Cuando me enjugué las lágrimas con la manga del jersey pasamos el resto del recreo hablando y actualizándonos, sobre todo esto último, pues hacía mucho que no conversábamos. Cómo lo había echado de menos.


***


Al volver a clase, porque el timbre así nos lo había indicado, nos encontramos con una escena que nadie se esperaba en absoluto. Adriel y yo estábamos a punto de entrar en el edificio para dirigirnos cada uno a su aula cuando una estampida de alumnos corrió hacia la entrada del instituto. Con tanto alboroto no distinguimos ni una sola palabra de lo que decían, pero no había ninguna duda que algo gordo había pasado.

Nos miramos a los ojos y no hizo falta nada más para disponernos a seguir la masa de alumnos a la que cada vez se le unía más y más personas. Recorrimos el patio a la misma velocidad que ellos hasta que llegamos al lugar de los acontecimientos.

Una ambulancia permanecía aparcada justo delante de la gran puerta de la verja que rodeaba el instituto. Todo pasó muy rápido y entre la gran cantidad de gente que me bloqueaba la visión apenas pude ver nada. Pero lo que vi me dejó con la boca abierta.

Un hombre con uniforme de sanitario se abría paso entre la multitud que estaba bloqueando la entrada del instituto. Pero no solo él: empujaba a toda velocidad una camilla con el cuerpo de un alumno. Este último permanecía inmóvil y sus párpados estaban cerrados. ¿Qué había ocurrido? ¿No estaría...?

Los murmullos incrementaron y el sanitario que transportaba la camilla, con ayuda de otro sanitario, metió la camilla en la parte trasera del furgón de ambulancia. El conductor de la ambulancia no tardó ni un segundo desde que cerraron la puerta trasera del vehículo en arrancar e irse a toda leche con las sirenas encendidas.

Cuando la ambulancia desapareció y las sirenas se dejaron e escuchar, un llanto de una chica se anunció entre la multitud de alumnos.

—¿Qué coño ha pasado? —pregunté, aún en shock.

—Ni puñetera idea, pero una chica está llorando y otra parece que la está consolando —me informó Adriel, quien tenía mejor visión de la situación al ser alto.

—¡Chicos! —La voz de Georgia sonó a nuestro lado. Evie y Kai se nos unieron al mismo tiempo que Georgia—. ¿Os habéis enterado de lo que ha pasado?

—Hemos visto que se han llevado a un alumno en una camilla pero no sabemos por qué —contestó Adriel, a mi lado.

—Dicen que ha caído en coma —anunció Evie, mirándonos a ambos, con un ápice de preocupación en sus ojos grises.

—Sí, he escuchado que la noche anterior apenas durmió. Por eso se ha echado una siesta en el recreo y no ha despertado —continuó Kai, sin ninguna señal de que estuviera de guasa. Su expresión era de total seriedad.

—No jodas —farfullé a causa de la estupefacción que sentí en aquel momento.

—Dios —murmuró Adriel al mismo tiempo—. ¿Quién es la que llora?

—Es la prima del chico —respondió Georgia a la vez que desplazó su mirada hacia la chica en cuestión—. Creo que él es la primera persona que ha caído en ese tipo de coma en esta ciudad.

Hubo algo de sus palabras que me pusieron los pelos de punta. Hasta ahora los casos habían sido relativamente lejanos; países de otros continentes, países de la otra punta del continente, ciudades de otros países, ciudades y pueblos de nuestro país que quedaban lejos de la nuestra... En resumen, los casos habían ocurrido en lugares de los que tenías que enterarte mediante las noticias, pero esa vez había sido en nuestra propia ciudad, en nuestro propio instituto. Había sido tan cercano que daba hasta miedo.

—¡Venga chicos, a vuestra clase! ¡El timbre ha tocado hace minutos!

Un profesor vino para disipar la acumulación de alumnos de la entrada del instituto. No nos quedó otra opción que regresar a nuestras clases. Pero al darme la vuelta vi al chico con el que compartimos parte de nuestro pasado. Estaba de pie, quieto entre la multitud, mientras la gente lo rodeaba para irse de allí. Lo que más me desconcertó no fue que Diego permaneciera parado mientras todos los de su alrededor caminaban, sino que sus ojos color miel estaban clavados en mí con una expresión distinta a la típica cuando cruzas miradas sin querer con alguien. Aquella mirada no supe cómo interpretarla y el contexto tampoco ayudó a que la pasara por alto.

Durante las clases no se hubo parado de comentar el suceso ocurrido en la hora del patio, y en la salida del instituto, Kai, Evie y yo esperábamos a los demás. Georgia y Adriel se nos unieron al cabo de unos minutos y lo primero que hizo Adriel fue su icónico saludo de choques de manos con Kai. Este se quedó un poco confuso al principio, pero cuando se giró para mirarme y yo le sonreí, lo entendió todo. Evie también pareció captar que lo habíamos solucionado porque ensanchó su casi imperceptible sonrisa. En cambio, la reacción de Georgia fue bastante parecida a la de Kai, pues los miró confundida, cayendo en la cuenta de que hacía días que no se hablaban, pero su expresión terminó suavizándose y sus labios formaron una sonrisa. Al ver que nos volvíamos a comportar como antes supo que, fuera lo que fuese que pasó, lo habíamos arreglado y no le hizo falta nada más. De hecho, la noté más contenta de lo normal. Por lo visto no solo fue una alegría para nosotros tres, sino para todos.

Todo era como antes. No había tensión ninguna, no habían silencios incómodos, no habían Evies y Georgias diciendo cualquier cosa para romper esos silencios. Todo volvió a como solía ser, y daba gusto.

—Ahora que todo está como antes, es un buen momento para planear algo para Halloween, ¿no creéis? —sugirió Evie mientras caminábamos lentamente hacia la parada del autobús.

—Evie, un alumno ha caído en coma en nuestro instituto y a ti solo te preocupa Halloween? ¿En serio? —preguntó Georgia, casi sin creérselo.

—¿Y qué quieres que haga? ¿Llorar por él? —inquirió dando a entender que era algo que no entraba en sus planes. Evie podía sonar muy cruel a veces, pero se debía a que no tenía pelos en la lengua a la hora de expresar sus opiniones.

—No, pero tener un poco de empatía no estaría mal —contestó Georgia en un tono obvio.

—He oído que unos de la clase de al lado van a celebrar Halloween a lo grande. Van a hacer una fiesta en una de sus casas. Podríamos ir —informó Kai sentado en su bicicleta a la vez que pedaleaba a la velocidad de una tortuga para ir a nuestro ritmo.

—No me lo estoy creyendo —suspiró Georgia para después llevarse la mano a la cara.

Evie, Adriel y yo estallamos en carcajadas.

—¿Qué pasa? ¿He dicho algo gracioso? —preguntó Kai con una expresión de extrañeza.

—Vale, lo pillo, queréis hablar de los planes para Halloween. Está bien. —Georgia acabó cediendo.

—Pero solo invitará a cierta gente, digo yo —intuí. En el fondo me sentía rara por lo que había pasado con el estudiante, pero también era cierto que Halloween se acercaba y había que planear algo. Y ya que Evie había sacado el tema, había que aprovechar.

—No, escuché decir que cuantos más mejor. Incluso me dijo que invitara a mis amigos, o sea, a vosotros —respondió Kai—. Cuanta más gente mejor. Palabras del anfitrión —puso las manos en alto para demostrar que no se lo había inventado. Como tenía bastante manejo con la bicicleta, no perdió el equilibrio en ningún momento.

—Me gusta cómo suena eso —añadió Evie con una sonrisita torcida.

—Tú lo único que quieres es fiesta —observó Adriel.

—Tú también, Adriel —contraatacó la pelinegra.

—Para qué mentirnos —confesó el más alto, asintiendo.

—Pues entonces ya tenemos plan —dije todavía sin creerme lo rápido que habíamos encontrado algo que hacer para la noche de Halloween. Otros años nos demoró días pensar algo divertido para hacer aquella noche tan terrorífica.

—Entonces el treinta y uno a las ocho de la noche. Quedamos en un lugar específico y vamos juntos. No sabréis donde está su casa, así que necesitaréis a este guía de aquí —informó Kai, exponiendo su cuerpo de arriba abajo con una de sus manos. Evie rodó los ojos y negó con la cabeza.

—¿De qué os vais a disfrazar? —preguntó Georgia, dejando de lado por fin el tema del coma del estudiante—. Yo lo estuve pensando y creo que voy a ir de hada. Me quedé con las ganas de ir así el año pasado.

—Por favor, necesito verte con ese disfraz. Estoy segurísima de que te va a quedar perfecto —expresé con las palmas de las manos juntas. A Georgia siempre la había asociado con el fairycore; una estética que recogía las vibras de la naturaleza en plena primavera repleta de flores, animales como mariposas y conejitos e incluso magia y seres fantásticos como hadas.

—Alvin de Alvin y las ardillas —respondió Kai.

—¡Qué guay! Me encanta —exclamó Georgia, ilusionada.

—Ese disfraz sí que te va a quedar como un guante —opinó Adriel.

—Pues ya te digo, con lo payasos que son los dos —comentó Evie, desinteresada, mirándose las uñas pintadas de esmalte negro.

—¿Y tú, Adriel? —pregunté.

—No sé, no lo he pensado aún. De pirata o tal vez me haga un maquillaje de calavera, pero no he decidido nada. ¿Y vosotras dos? —nos preguntó a Evie y a mí.

—Medusa. Este año he optado por la mitología —contestó con una ligera sonrisa de suficiencia.

—Pienso que te quedaría mejor Miércoles de La familia Addams —opinó Kai con un tono de burla. La respuesta de mi amiga fue una mirada tan dura que podría haberle petrificado en un instante—. ¿Ves? No me digáis que no son igualitas.

—Medusa está bien —murmuré tras haber visto la mirada que le dirigió a Kai—. Yo creo que voy a disfrazarme de monja —dije para frenar una posible pelea.

—Pues de santa tienes bien poco —murmuró Kai apartando la vista hacia otro lado.

—¿Pero quieres parar ya? —me acerqué a él con intenciones de pegarle un suave empujón, pero pedaleó con velocidad y no pude alcanzarle.

—¿Ahora me entiendes, Norah? —Evie me lanzó una pregunta retórica sin necesidad de saber la respuesta, pues la tenía bien clara con tan solo mirarme. Las risas de Georgia y Adriel de fondo no contribuyeron para nada en la situación.

El claxon del autobús me sacó del mosqueo que había cogido con Kai y supe que el vehículo estaba a punto de arrancar.

—Será mejor que os subáis —interrumpió Georgia—. Nos vemos mañana.

Adriel y yo nos despedimos de nuestros amigos ycorrimos hacia el autobús que estaba cerrando sus puertas. Miramos al conductore intentamos poner nuestra mejor cara de cachorrito para que nos abriera lapuerta y no se fuera sin nosotros. El chófer, a regañadientes, volvió a abrirla puerta y pudimos sentarnos en dos asientos juntos.



Nota: Feliz miércoles :) 

Parece que Norah se está dando cuenta de sus errores y los está remendando, eso es algo bueno. Todos en algún momento hemos tomado malas decisiones que nos han llevado a situaciones indeseadas o que no queríamos. Pero lo que importante no es el error, el "lo ha hecho mal", sino el saber pedir perdón y volver a retomar el camino correcto. Somos humanos y es normal cometer errores, y como suelen decir, de los errores se aprende.

Ya dejo de enrollarme y os confieso que tengo muchas ganas de esa fiesta de Halloween. No sé si os lo dije ya, pero me ENCANTA escribir escenas de fiestas y la que vais a leer en el próximo capítulo no tiene pérdida.

Nos vemos el sábado (traer vuestros mejores disfraces)

B. A.

Continue Reading

You'll Also Like

43.2K 2.1K 21
Jeongin siendo el Omega más coqueto y lindo no ayuda mucho para changbin. En el sexo con él no se puede ser amable. Changbin top Jeongin bottom ¡18+...
279K 27.9K 46
[LIBRO 1] No respires cerca de él. No lo mires a los ojos. No le preguntes por su collar. No busques las razones. Es él, la imagen de la perfección m...
56K 2.3K 36
Para él, bella era todo y más -Eres mi dahlia bañada en posesión. ¿Acaso es pecado tomar lo que me pertenece? ... -Tus labios me vuelven loco...
115K 5.8K 27
Hebe Ibsen Vinter, es una chica reservada sin amigos a causa del abandono de su papá cuando tenía once años. Siete años después regresa para llevarl...