Lost In Traslation || Shohei...

By its_lachama

14.8K 989 1.8K

❝How am I supposed to ever be with him When he and I don't speak the same language? But we have conversations... More

LOST IN TRASLATION | S.O.
1 | Family Game Time
2 | Accidentally
3 | Meet You
4 | Smile and Goodbye
6 | A Dream With a...
7 | Another good night
8 | Some troubles, some questions
9| Compatibility
10 | Delicate
11| Deja Vú
12 | Connecting the dots
13 | Little purple box
14 | Take the phone
15 | Social Media!
16 | Surprises & Conversations
17 | Never is a bad hour
18 | Stuck On The Feeling
19 | Vision Of Love
20 | Dreamlover
21 | obvious
22 | ...Ready For It?
23 | Diez Pasos Hacía Ti
24 | My Eternal Love
25 | This Is Why We Can't Have Nice Things
26 | Everything in L.A., stay in L.A.
27 | Daydreaming
28 | Silence Noises
29 | Locked Away
30 | Closer
31 | Overflowing
32 | Before The Storm
33 | The Voices Have To Shut Up
34 | Hospital, thoughts and dramas
35 | Saving All My Love for You
36 | Nonsense

5 | "But don't look at me like...that"

594 35 49
By its_lachama

📍21 de Mayo de 2022 | California, Estados Unidos.

Abril P.O.V.:

Tarareé la última canción que escuché de mis audífonos, mientras abría con facilidad la puerta de mi casa. Después de cerrarla, dejé el bolso a un lado más mis deportivos, tomé una bocana de aire al sentir que el peso fue quitado de mis hombros.

Hogar, dulce hogar.

Bajé mis rodilleras, dejándolas al lados de mis zapatos, a lo que casi cojeando hacía mi cocina por mi resilente dolor de rodilla ya que la apoyé durante todo el juego recibiendo ladeado o de los remates de la central.

Saqué una almohadilla fría, más una helado de fresa que estaba mal parado para luego tomar una cuchara. Caminé aún tarareando a pesar de dolor, saliendo a mi terraza y recostándome en mi hamaca.

Habían pasado tantas cosas desde ese día, aunque primeramente se preguntaran: ¿Por qué Abril le dijo eso?

"Idiii shihii".

Parecia ridícula de verdad.

En realidad lo ridícula, es por tu negación.

¡Yo no estoy negando nada!

Si si si, tú juraste.

Destapé el pote, dejando la tapa bajo este y envié mi mirada inocentemente que estaba escondiéndo con un sentimiento que no entendía porque estaba, pero estaba ahí.

La terraza estaba sola y oscura.

Aún no había llegado o no llegará...

Suspiré y empecé a apuñalar el helado, quizás disgustada de todo. De esto que siento, mi dolor, el frío de la almohadilla en mi rodilla y todo el resto que molesta. Tomé media cucharada y metí un poco a mi boca, a ver si el helado de fresa curaba mis dolores y calmaba mis preocupaciones.

Y era sabroso, pero...

Era estúpido, se sentía estúpido como me sentía y quería darme con una pelota de volleyball en la cabeza a ver si me ponía seriecita y dejaba la estúpidez, pero no me entendía porque la atención de mi cabeza de pensarlo hasta en la sopa cuando fui unos día a mi casa de playa familiar, o luego de que llegué, ver por mi terraza o solo callarme para ver si algún ruido provenía del otro lado de la pared.

Era estúpido.

Y aún más este extraño interés que posiblemente sea un pequeño desliz, y luego se me pasará, claro.

Claro, se te pasará, como no.

Aqui la única que habla sarcásticamente es yo, ¿oiste?

Ay aburrida.

Escuché la puerta de al lado abrirse, y casi me suena de un crujido el cuello de lo rápido que volteé y levanté mi cabeza como una zuricata, pero después lo disimulé cuando vi aquel cuerpo de perfil entrando, mandando mi mirada a mi helado y mi corazón lo sentía atorado en el cuello.

¿Por qué me pasaba eso? ¿Por qué?

Redirigí mi vista otra vez, quizás con oportunidad de ver algún cambio o revisar su estado luego de casi un mes sin verlo, pero regresé rápidamente mi mirada hacía mi helado cuando sentí la suya.

—Abril—murmuró, audible para mi a lo que metí un poco de helado a mi boca para no decir alguna niñada.

¿Y por qué carajos me importaba? ¿Por qué no lo decía y ya?

—Buenas noches, Abril—expresó, y ahora si lo vi con una fingida impresión, para luego soltar una sonrisa que tenía escondida en algún lado de mi cuerpo.

—¡Volviste! ¡Hola, Sho!—quise pegarme por la emoción en que dije ello, pero de verdad no estaba aguantando. Hundí la cuchara en mi helado, quitándolo de mi regazo y dirigí la dirección de mi torso hacía él—¿Cómo estás? ¿Cómo te fue?

Pude notar una sonrisa que quería salir de sus labios, pero solo recibí un tierno sonrojo de tal hombre de más de 1.85 metros que estaba vestido con una franela gris y un par de joggers negros, y se cruzada de brazos más una sonrisa tímida que logró que una calidez residiera en mi corazón.

—Estoy bien. Nos fue muy bien. Fueron unas buenas dos semanas, aunque no ganamos algunos de los juegos. ¿Estás bien?

Asentí distraída, recordando la mayoría de comentarios de Adrián que me contó mientras hablabamos de lo que serían los planes futuros del podcast en el inicio de la temporada y quizás, QUIZÁS, pasé uno de los canales durante mi zapping y consegui el juego de los Angels contra otros equipos.

O quizás lo consegui "casualmente" otras tres veces más.

U otras doce veces más, contando con los famosos tres juegos que juegan con cada equipo.

Si, pura casualidad.

—Por lo que vi, noté que fueron unos buenos días, digo, me alegra que les fuera bien—no sabía porque en este instante no tomaba una gran cucharada de helado y me la metía en la boca para no seguir hablando ridículeces y ver ese breve ceño fruncido del japónes que lo hizo lucir tierno, pero a mi en pánico por lo que acaba de salir de mi boca. Busqué la hora en mi télefono como acto de que quería salir corriendl ahora mismo por la forma en que la cagaba y carraspeé—Bueno, tengo que irme, pero me alegro en verte Shohei.

Me asinceré con el nipón y noté una breve impresión en su rostro, para luego un mayor sonrojo que deseaba tomar sus mejillas entre mis manls y...no, no y no.

Me paré, recogiendo mis vainas sin mucho que decir al igual que él, a lo seguí mi camino a mi apartamento para acostarme, colocarme otra almohadita fría y gritarle a la almohada que soy una idiota irreverente y...

—Yo también me alegro de verte, Abril.

—¿A mi?—repliqué de inmediato, incrédula, viéndolo con escepticismo como si estuviera mintiendo o como si eso que dijo era una broma.

¿A mi? ¿Se alegra de verme? ¿Tan importante soy para él?

Él asintió con sus mejillas más rojas, a lo que de mi corazón solo salió una amplia sonrisa que me hizo acercarme a la baranda que dividía algunos centímetros de su terraza de la mía, quizás unos 60 o 80 centímetros, pero no me importaba.

Ahora realmente no me importaba.

—¿Seguro que a mi? Me estás bromeando, apenas nos conocemos, Sho—dije divertida, apoyándo mis brazos en lo que dividia mi espacio y él luchó por unos segundos con esa sonrisa, que al final salió de sus labios a pesar de su tímidez.

—Caíste encima de mi, Abril, ¿eso no es suficiente?—dijo eso, con tal confianza y con sus mejillas rojas, que me sacó una carcajada incrédula.

—Wow, Sho. No esperaba ese detalle de ti. Eres divertido—confesé y él sonrió, pasando su mano por su cabello pelinegro que quise también tocarlo por tan abundante que era—Me agradas tu también, bonito.

¡¿Bonito?!

¡Abril sal corriendo, pero ya!

Rasqué mi bozo y sonreí nerviosa, ¿qué mierda hice?. Carraspeé incómoda—Ahora si me tengo que ir, lo siento Sho. Pero me agradó hablar contigo.

—Nos veremos en algún momento—contestó nervioso y asentí a sus idea, casi trabillándome con mis pies cuando iba caminando hacía atrás—O aqui mismo, otra vez.

Algo dentro de mi explotó como una manada de elefantes que jugaron con sus patas y empezaron a saltar, a lo que boqueé alguna respuesta que se fue de mis manos. ¿Qué se le decía a eso? ¡¿A eso?!

—Eh, adiós Sho. Que tengas buena noche.

¡¿En serio, eso?!

. . . .

📍22 de Mayo de 2022 | California, Estados Unidos.

Abril P.O.V.:

Y las desgracias no paraban de suceder conmigo.

Ahora esto...

Me levanté pesadamente del mueble de mi sala tomando el teléfono que lo habia dejado en el meson de mi cocina, siendo indiferente con él desde que había llegado a mi apartamento.

Había pasado solo 24 horas, 24 horas donde quise borrarme la mente y hacer como si no le dije eso anoche. ¿Por qué le dije esas palabras? ¿Ahora le caigo mal? Se me salio eso porque mis nervios salieron a la luz y accioné antes de pensar

Dios mio era una estúpida.

Preciosa, ¿cómo estás?—fue lo primero que se escuchó del beisbolista pelirrojo cuando descolgué la llamada.

Bufé aunque con una sonrisa en el rostro—¿Te dignas ahora a hablarme?

—¿Asi que te importo?—blanqueé los ojos con diversión, y relamí mis labios buscando la manera más divertida de insultarlo.

Tú juraste, además, más me importa una bolsa de gomitas de fresa que tú.

—Auch, eso dolió.

Ahora dilo sin llorar—me burlé mientras que extendía y flexionaba mis dedos de la mano derecha haciendo una mueca. Rayos, falsearse una mano no era bastante cómodo que digamos—Ahora volviendo a las ideas principales, ¿a qué se debe tu llamada?

—Am, quizás tenga un par de entradas para que vengas a verme jugar.

Tan humilde, quien te viera. ¿Y por qué a mi?  Si sabemos que yo de broma sé en que posición juegas.

—Porque quiero, ¿quizás? Igualmente, nos hace falta salir más, porque desde que te fuiste a Brazil me dejaste aqui solo y sin nadie, sufriendo por ti—dramatizó y me reí por ello. Al menos aunque sea una risa podía sacar de aquello.

—Bueno, no lo sé. Todo depende de como sean estos días. Ya que, me falseé la mano jugando.

—¡¿Que tú qué?!—gritó en todo el micrófono y tuve que alejarlo un poco de mi oreja. Este carvenícola. Me quejaré con recursos hum-adrianos—Pero ¿todo bien? ¿estás bien? ¿no te duele mucho? ¿te tengo que llevar algo?

—Patrick, patrick...—intenté detenerlo para explicarle y que se calmara, pero parecía mi mamá.

—No, nada de Patrick. ¿Tienes vendas? ¿Algo para tratar eso? La mejor libero del país no puede andar en esas andazas y..

—¡¿Te puedes calmar?!—lo detuve escuchando un "mala mía" que casi me hace quitar la seriedad del asunto—No es nada lo juro, solo necesito una venda y hielo para bajar la inflamación, pero mañana temprano salgo a comprarla. Es muy tarde para salir.

Ahora si sonaba como mi mamá.

—No me interesa, voy a llevarte unas vendas y medicamentos—abrí mi boca para explicarle que no era necesario, pero esta es la replica de la terquedad—Quédate ahi y no quiero que me pagues después, Selena. Eres mi amiga y es mi deber como tu amigo y mejor fan, cuidarte.

—Pero Patrick...

Colgó.

Ese estúpido niño de 1.90 me colgó.

¡Me colgó!

Suspiré frustrada y no me quedo de otra redirigirme al mueble donde permanecia sentada con una almohadilla fria en mi mano, con ahora mi teléfono a mi lado, pero que ni me digné a ver.

¿Iba a tener unas suaves palabras con Patrick? Si.

¿Y si de que iba a al juego? Eso ni yo lo sabía.

Dudaba mucho en que iría.

Aunque va a estar tú sabes quien...

¿Y qué tiene que ver eso?

Quizás...lo veas, y posiblemente conversen.

¿Y qué voy a conversar con él luego de la cagada que hice, osea?

¿Entonces por qué te importa tanto?

Sacudí mi cabeza al notar que ya estaba pensando mucho y quizás teniendo una batalla sin sentido con mi presentimiento o lo que sea, pero de verdad era estúpidisimo.

Mis debates mentales y ahora esto, que se añadia a mi agenda.

Era...frustante.

Bajé mi mirada a mis uñas sin esmalte y bufé por lo bajo. Tenía que pintarlas y si eran de rojo, mejor; pero como era tan distraída, se me pasaba.

El timbre resonó en toda el living a lo que extrañada e impresionada de lo rápido en que llegó el beísbolista, me levanté. Quizás fue que le puso nitro a su auto para llegar en menos de 10 minutos.

Lo que hace el poder de la amistad, señores.

Abrí mi puerta—Patrick sabes que no tenías que...oh ¿Shohei?—cuestioné casi en un hilo de voz al reconocer al castaño con una mirada preocupada y una bolsa en manos.

Quise preguntar más, pero de verdad estaba confundida y queriendo que la tierra me tragara.

—Patrick me llamó, y dijo que...—ni siquiera escuché el resto que venía al yo tomar el pomo con fuerza y queriendo caerle coñazos a Patrick. Se los juro que lo más pronto que lo viera, lo jalaría por las greñas por todo el estadio y no era joda.

Y aunque ojo, mis reflejos de armadora no eran perfectos, esto ni me lo veía venir en cualquiera de las situaciones y de verdad, iba a estragular al pelirrojo.

—¿Abril?

Salí de mi rabía y lo mire nuevamente, aún notando su estado preocupado en mi—¿Segura que no necesitas nada más? Puedo traerte...

—No, asi estoy bien. Gracias—contesté lo último con atropeyo y vergüenza a lo que me analizó rápidamente con su mirada sin incomodarme, pero solo con su presencia lo hacía.

Y no de mala forma ojo, solo que...luego de lo que dije el otro día, ni sabía como verle la cara.

¿Pero por qué te importa?

¡Que no lo sé, deja de fastidiarme!

—Bien, pero deja de verme asi—dije arrepentida y él me vió con confusión, quizás para hacerse el loco conmigo, pero yo no era ciega—Entra, y ayudame a poner esa venda porque mi mano izquierda es una inútil.

Eso lo hizo sonreír un poco, pero me siguió cuando abrí la puerta hacía él e iba a acotar que cerrara la puerta, ya que era la mala costumbre, pero no fue necesario ya que él lo hizo.

—Bueno, bienvenido a mi humilde apartamento. No es la gran cosa, pero tengo un librero con CD's y es lo que importa—apunté a mi mayor orgullo e hice una señal hacía donde estaba mi mueble.

Nos sentamos, o más yo intentar descubrir si no sentía incómodo con la mesa baja que separaba el televisor y el mueble con cierta distancia, ya que claro...él era demasiado alto, a diferencia de mi.

—¿Qué te sucedió?—cuestionó, mientras yo mantenía mis manos quietas en mi regazo y él rompía la bolsa donde venía la venda.

—En pocas palabras, la pelota fue a mi cara como siempre y para protegerme puse mis manos, pero no imaginé que venía con tanta fuerza, la mano derecha se fue para atrás y ahora aqui estamos—expliqué con mis manos aunque luego tuve que detenerme al sisear por el dolor aún puesto en mi dedo anular.

—Entonces, en pocas palabras, tu suerte no es siempre óptima.

—En pocas palabras, eso mismo es—contesté para luego vernos y reírnos de ello.

Quería jamaquearme con fuerza al sentir mi corazón casi en mi garganta y peor cuando el puso su palma para que ponga mi mano lastimada sobre la suya, para que pudiera ayudarme.

Lo hice con cuidado, y no solo por el estado de ella, sino que mientras más me acercaba a su tacto, algo fuerte me empujaba a que terminara de sentir aquello que hacía mi respiración aumentar y mis dedos cosquillear.

Tragué grueso cuando él jaló de mi mano un poco para tenerla mejor a su disposición y subí mi mirada hacía el japones que tenía su mirada concentrada en mi mano.

Tomó la venda entre sus dedos empezando a enrollarla desde mi muñeca. Iba con cuidado, demasiado si tomaba en cuenta lo atento que era pasando el material hacía el otro lado de mi muñeca y no la apretaba, aunque debía hacerlo.

—Voy a afirmar esto, ¿si?. Si te molesta, solo dime.

Las palabras se quedaron atacasdas en mi garganta a lo que solo me quedó hacer un sonido afirmativo, subiendo y bajando mi mirada entre él y mi mano que seguía siendo vendada.

Quería negarlo, quería decir que no estaba sintiendo algo, que solo era alguien que me ayudaba a vendar mi mano, pero estaba gritando internamente mientras mi corazón se descontrolaba y quizás mi estómago agudizaba las cosquillas que tenía.

Y de verdad me asustaba, me asustaba ni siquiera el gran cosquilleo, sino el pequeño pero persistente que era que solo quedaba cuando no lo pensaba, pero ahi estaba.

Estaba desde hace días allí y ya estaba sacandome las canas.

Pero con esto...oh, con esto...

—Esto está listo—esa voz me sacó de mis extraños pasajes mentales y lo miré, para luego mi mano que aún seguía encima de su palma y atrapada en ella por su dedo pulgar que me mantenía atada ahí.

La deslicé suavemente de su contacto, sintiendo como eso raro, ese cosquilleo despareció un poco a lo que lo ví rápidamente quizás esperando que no fuera la única en sentir eso, pero solo recibí fue su cabeza dirigirse a ver lo que restaba de mi casa.

Carraspeé—Gracias. Sabes que no era necesario que vinieras a ayudarme con tanta urgencia, pero gracias—mencioné y este se volteó, al mismo tiempo que una sonrisa apareció entre sus labios.

¿Cómo se atrevia?, pensó mi subconsciente mientras sentía como mi razonabilidad se iba por unos segundos solo anotando mentalmente que su sonrisa era tan bonita y contagiosa.

—No es nada Abril. Somos vecinos, estamos para ayudarnos—replicó, aunque lo último con un deje de tímidez que me hizo verlo con ternura.

¿Por qué se comportaba así conmigo y me parecía tan adorable?

—Es muy bonita la pintura que tienes ahí—apuntó al cuadro que estaba al lado de mi televisor, asi que lo vi por encima de hombro rápidamente sin poder ocultar la sonrisa que salio de mis labios.

—No soy una persona que sabe mucho de arte, pero ese en especial fue de alguien que nunca pensó que haciendo sus pinturas pudiera llegar lejos. Asi que como soy terca, quizás la molesté por mucho tiempo hasta que me hiciera eso—comenté con nostalgía y riéndome, ya que recordaba fugazmente la cara de la morena que conocí en esos días que fui a Venezuela y recordaba sus facciones de algún hombre que conocí alguna vez.

Que era amigo de Evangelina.

Y que quizás habíamos cruzado alguna vez en los Ángeles.

Aunque jamás se me olvidara ese rostro moreno prolijo de la chica que me dió eso que pedí, nada en específico, pero lo que le pedi en mis manos y la grata satisfacción que me dió.

No solo de volverla a encontrar, sino de ver como ella recordó lo tanto que amo la playa y mi antiguo hogar.

—Además fue un buen regalo de reencuentro ya que no la veía desde hacía un año, y es bastante agradable saber que alguien entiende lo que es extrañar tu hogar—solté eso sin pensarlo tanto y él me vió extrañado—¿Qué?

—Pensé que eras de aqui. Que eras americana.

No pude evitar reírme en solo recordar todos los dolores de cabeza que tuve para ser ciudadana en el país mientras hacía volleyball—Soy ciudadana, me dieron la oportunidad de hacerlo debido a lo que yo hacía. Aún asi, teniendo eso y también mi nacionalidas brasileña por haber vivido un tiempo allá, siempre me siento como una extranjera. Seré extranjera hasta que encuentre mi hogar—comenté, encogiéndome de hombros con una sonrisa tranquila.

Y era la verdad.

Había viajado a muchas partes mientras estudiaba y trabajaba en mi pasión, hasta luego de ese evento volví a mi ciudad en Venezuela, pero no se sentía completo. No se sentía completamente...casa.

Asi que tenía que acostumbrarme a las pocas oportunidades que tenía y que no me podía a inventar mucho, ya que no tenía la misma entrada de antes y menos la misma chispa de salir a descubrir mundo.

Solo para mis 28 años, quería descansar un poco de mi ajetreo juvenil y todo lo que paso luego de eso.

Quizás solo quería descansar de todo lo que pasó.

—Me siento a veces asi. A veces extraño Japón, a veces cuando estoy allá es extraño también—quiso decir algo más, pero frunció su boca junto a su ceño con esa misma duda de que no conseguía la palabra perfecta para describirlo y asi me pasaba. No encontraba alguna palabra para definir aquello tan confuso que sentía—Y creo que ninguna palabra en inglés se me viene para definirlo.

Sonreí comprendiéndolo, porque asi nos pasaba.

Estabamos en ese limbo de no saber que sentir porque si estabas allá o aquí, no era lo mismo que cuando tú dejaste ese sitio o cuando lo visitas.

Te sientes como un extrajero, hasta de tu propio idioma.

—¿Sabes? No sé como llegamos de no hablar nada a hablar filosóficamente de la vida de un extranjero—lo miré y noté su sonrisa amplía—Quizás somos un poquito extraños.

—Pero extraños que nos comprendemos—contestó y mi corazón retumbó en mi pecho, a lo que amplié mi sonrisa, asintiendo como una niña pequeña.

—Y extraños que hablamos de esto como si fuera el clima—bromeé y ambos reímos a lo que lo primero que se me vino a la mente, podía ser un buen paso para hacer mi siguiente movimiento luego de tanto tiempo sin abrir mi círculo social.

Me levanté del mueble tras de él, tomando los papeles adhesivos y la bolsa donde venía la venda. Subí mi cabeza, y lo miré con seguridad—¿No te molestaría si tomamos una taza de café  o de té y seguimos hablando? Claro, si no tienes que levantarte temprano y...

Me detuvo, sonriendome y con sus ojos demostrándome algo que se me hacía díficil de conocer, pero tan cálido de sí—No tendría algún problema con ello, Abril.

Ni siquiera basto con otra palabra más, para que fuera corriendo a poner la tetera a hervir y mi noche rutinaria cambiara a una nueva llena de conocimientos de aquella persona que desconocía de su impacto en el trabajo, pero si de su esencia como mi vecino.

Glosario:

Más palabras que deseen saber su significado que se encuentren aqui, comentenlas aqui 💭

-La Chama


✒️ Nota del Autor:

Hola a todos, espero que se encuentren bien ❤.

¿Les ha gustado el capítulo? Denme un emoji, un votito o un lindo comentario que me emociona.

Además, ¿qué les parecen estos dos? Necesito opiniones y teorías para saber que ustedes piensan de lo que se viene, y bueno si supieran lo que se viene 😏.

¿Abril con sus sentimientos? Un mood.

¿Shohei? El ser más cute del mundo.

All the Love

-La Chama

Continue Reading

You'll Also Like

465K 24.7K 81
Aquí encontrarán pequeñas historias y mini series que tendrán como protagonistas a Chris y Steve. Si desean algo en particular, haganmela saber y con...
178K 11.2K 31
Donde dos mundos totalmente diferentes se unen por una causa mayor forjando un lazo irrompible.
37K 3.1K 24
"Cielo rosa claro. Arriba en el techo El sol va bajando sin toque de queda 20 preguntas. Nos decimos la verdad. Has estado estresado últimamente. A...
39.7K 3K 22
I THINK HE KNOWS ! | ❝ él tiene los latidos de mi corazón, saltando por toda la avenida 16 ❞ ━━━ en dónde Shohei dice accidentalmente en una entrevi...