WICKED GAMES, Thomas. ᵗᵐʳ

By hellobbs

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𝗈𝗈𝗈. ┊ 「WICKED GAMES」 ⵢ maze runner fanfic. ━━━━━━━━━ ❝ 邪惡 ❞ ▃▃▃▃▃▃▃... More

𝓦𝗜𝗖𝗞𝗘𝗗 𝓖𝗔𝗠𝗘𝗦
𝗣𝗥𝗢𝗟𝗢𝗚𝗨𝗘
𝗔𝗖𝗧 𝗢𝗡𝗘: ❪ maze runner ❫
𝟬𝟬𝟭. new month, new greenie
𝟬𝟬𝟮. bonfire
𝟬𝟬𝟯. (our) death sentence
𝟬𝟬𝟰. dead in life
𝟬𝟬𝟱. night in hell
𝟬𝟬𝟲. i'm still standing
𝟬𝟬𝟳. griever pancake
𝟬𝟬𝟴. new runner
𝟬𝟬𝟵. a strange liquid
𝟬𝟭𝟬. traps in sector seven
𝟬𝟭𝟭. are you ready for it?
𝟬𝟭𝟮. slaughter
𝟬𝟭𝟯. ultimatum
𝟬𝟭𝟰. weeds
𝟬𝟭𝟱. the final countdown
𝟬𝟭𝟲. chancellor
𝗔𝗖𝗧 𝗧𝗪𝗢: ❪ scorch trials ❫
𝟬𝟭𝟳. sad teenage hours
𝟬𝟭𝟴. suspect
𝟬𝟭𝟵. panic room
𝟬𝟮𝟬. guinea-pig
𝟬𝟮𝟭. missing sister
𝟬𝟮𝟮. (another) exit
𝟬𝟮𝟯. a creepy place
𝟬𝟮𝟰. running is a habit
𝟬𝟮𝟱. sometimes, nightmares win
𝟬𝟮𝟲. loneliness in the destroyed city
𝟬𝟮𝟳. death follows us
𝟬𝟮𝟴. late night talks
𝟬𝟮𝟵. deep confessions
𝟬𝟯𝟬. dangerous storm
𝟬𝟯𝟭. reckless answers
𝟬𝟯𝟮. world upside down
𝟬𝟯𝟯. a way to escape
𝟬𝟯𝟰. adventures with Jorge
𝟬𝟯𝟱. finding Thomas
𝟬𝟯𝟲. don't stop our path
𝟬𝟯𝟳. ambush
𝟬𝟯𝟴. Eliza & Thomas's past
𝟬𝟯𝟵. skyfall
𝟬𝟰𝟬. betrayal never comes from enemies
𝗔𝗖𝗧 𝗧𝗛𝗥𝗘𝗘: ❪ death cure ❫
𝟬𝟰𝟭. redeem Minho
𝟬𝟰𝟮. the unexpected failure
𝟬𝟰𝟯. we started this together...
𝟬𝟰𝟱. people you know
𝟬𝟰𝟲. remember the fallen
𝟬𝟰𝟳. whatever it takes
𝟬𝟰𝟴. the beginning of the end
𝟬𝟰𝟵. the great war
𝟬𝟱𝟬. the slow downfall of WICKD
𝟬𝟱𝟭. holding on for dear life
𝟬𝟱𝟮. how fast can you run?
𝟬𝟱𝟯. revealed truths
𝟬𝟱𝟰. took a bullet for you
𝟬𝟱𝟱. till forever falls apart
𝟬𝟱𝟲. everything i wanted
𝗘𝗣𝗜𝗟𝗢𝗚𝗨𝗘

𝟬𝟰𝟰. always trust your gut

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By hellobbs

WICKED GAMES
❛ 𝟎𝟒𝟒. siempre confía en tu instinto⠀҂















Elizabeth retrocedió asustada tan pronto sintió sus balas acabarse. Con varios golpes a través de su ropa comprobó si tenía otro recambio, pero volvió rápidamente junto a Newt y Thomas cuando no encontró nada.

— ¡Frypan! ¡Vámonos ya!

— ¿Qué estás haciendo?

— ¡Dadme un segundo!

— ¡No tenemos un segundo!

Entre toda la masa que se acercaba a ellos, uno de los cranks pareció tomar ventaja y adelantarse de la avalancha, logrando separarse de los demás.

— ¡Vamos!

— ¡Tenemos que irnos!

Con un impulso se adentró aún más al coche volcado cuando el raro estaba a tan solo a escasos metros de ellos y, cuando se iba a abalanzar contra Thomas, Frypan salió con su escopeta para disparar en medio de su cabeza magullada a la criatura.

Aunque los sesos infectados salieron volando y cayó al suelo en un golpe seco, a ninguno de ellos pareció importarles. Ya se habían acostumbrado a ver cosas tan macabras.

— Buen tiro — comentó Thomas sin dejar de mirar el cuerpo inerte del suelo, que tampoco tenía ojos.

— Gracias.

Escucharon de nuevo los mismos rugidos a los que nunca llegaron a acostumbrarse y, al fijarse en la zona por donde provenían, vieron a aquella multitud de cranks que llevaba siguiéndoles desde que entraron al túnel.

Aparecían por todos lados y los obstáculos no parecían importarles. Trepaban, saltaban y corrían sin detenerse a través de todo tipo de superficie para intentar alcanzarlos.

— Debemos irnos. ¡Ahora!

— Vámonos, ¡Vámonos!

Como siempre, Elizabeth agarró la mano de Newt para evitar que se quedara atrás y comenzaron a correr junto a Thomas. Frypan también iba detrás de ellos, pero en varias ocasiones se paraba para seguir disparando y evitar que se acercaran demasiado a ellos.

— ¡Frypan, rápido, vámonos!

Segundos después su amigo consiguió alcanzarles y siguieron corriendo. Ellos, al revés que los raros, sorteaban los coches y objetos abandonados que funcionaban como obstáculos y solamente podían iluminarse con el vaivén de las linternas de sus manos.

De repente, en vez de seguir corriendo, tuvieron que detenerse al ver a otro gentío de convertidos desde el otro lado en dirección hacia ellos. Probablemente habrían sido atraídos por los sonidos de los disparos.

Estaban rodeados y Frypan, como era el único que seguía teniendo balas, comenzó a disparar de un lado para otro cuando algún raro se acercaba más de la cuenta a ellos.

— ¡Cuidado!

— ¡Frypan, por aquí!

Como los otros tres clarianos no podían hacer nada más que mirar, se repartieron los lados y avisaban a su amigo para que utilizara su escopeta en esa dirección.

— ¡Por el otro lado!

De un disparo a otro, Frypan se quedó también sin balas. Intentó apretar varias veces el gatillo para comprobar la carga esperando que tan solo fuera un fallo momentáneo, pero no tuvo éxito.

Elizabeth quiso decir algo, cualquier cosa que se le pasara por la mente, pero parecía no tener palabras. El pánico acababa de nublar completamente su mente al ver que por ambos lados los cranks se acercaban a ellos y, aunque intentaba crear un nuevo plan improvisado, era incapaz. Tan solo movió su cuerpo para acercarse a sus amigos los máximo que pudo.

Cuando parecía que no tenían escapatoria y que su sentencia estaba definida, escucharon la bocina de una camioneta. Vieron cómo conducía temerariamente atropellando al mayor número de raros posibles y, en el momento que se posicionó a un lado suyo, se detuvo.

Por el tejado descubierto del coche apareció Brenda, quién comenzó a disparar hacia todos lados a los cranks.

— ¡Rápido, suban!

Thomas agarró la cintura de Elizabeth rápidamente y con una elevación logró que se metiera dentro de la camioneta, evitando abrir la puerta por cualquier contra tiempo. Cuando comprobó que sus otros dos amigos también se introdujeron, finalmente dio un salto hacia dentro.

— ¡Arranca, Jorge! — gritó Thomas dando dos golpes a la puerta.

— ¡Vámonos! ¡Sujétense!

Apenas Brenda descendió su cuerpo, Jorge pisó el acelerador lo más fuerte que pudo. El cambio repentino de velocidad hizo que el cuerpo de Elizabeth chocase contra los asientos, aunque tampoco importó. Estaba aliviada de haber podido escapar.

Tan pronto como la camioneta dejó atrás el túnel y volvió a la claridad del día, Eliza dejó de mirar hacia atrás para recostar su cuerpo en la tela —algo desgastada— del asiento, soltando a su vez un suspiro largo y destensando aquellos músculos que ni siquiera sabía que estaban tensados.

— ¡Me habéis impresionado! — dijo Jorge con un tono burlesco, dando una veloz mirada hacia atrás — Resistieron casi un día entero.

Mientras que Elizabeth soltaba una risa por lo bajo, Thomas comprobaba el estado de todos sus amigos.

Brenda se giró para mirar a sus amigos, apoyando sus codos en las esquinas de ambos asientos delanteros. Su mirada no denotaba molestia, sino seriedad.

— Lo siento. No quería involucraros en esto — se excusó Thomas con una sonrisa inocente mientras que Jorge también fijaba su vista en ellos a través del retrovisor.

— Creo que lo que intenta decir es "gracias por salvarnos" — dijo Frypan acompañando con su típica risa.

— De nada.

— La siguiente vez intentaremos salir con más munición — ante sus palabras, Brenda pasó a su amiga una de las recargas para su pistola, pues entre todos los disparos se habían terminado en poco tiempo.

— No se hagan ilusiones — la mirada de Jorge se volvió a posicionar en el retrovisor — Ese retén era su última defensa. Si cayó, tal vez la ciudad también.

— A algún lugar debieron llevar a Minho, no supone ningún problema — Elizabeth intentó restar peso al asunto encogiéndose de hombros, aunque miró hacia la ventana cuando su hermano le dio un codazo.

— Sí, a menos que hallaran otro modo de detener su entrada.

Todos miraron hacia el mismo lado por el que Newt y Eliza lo hicieron y Jorge metió un frenazo que logró detener el coche. Todos se bajaron para contemplar las vistas.

Entre toda las destrucción de los alrededores pudieron distinguir la Última Ciudad, la cual estaba dividida de los exteriores gracias a una gran muralla. Todos los edificios —o más bien rascacielos— presentaban las mismas características y, a pesar de la lejanía, la luz se reflejaba sobre ellos. Tenía un aspecto futurista en contraste al apocalipsis.

— Es gracioso — Newt se cruzó de brazos, sin despegar su vista del mayor de los rascacielos. Seguramente sería la base principal de C.R.U.E.L — Pasamos tres años intentando escapar, y ahora queremos volver a entrar.

— Sí. Qué risa.

— Jorge, ¿cómo entramos? — preguntó Thomas.

— A mí no me preguntes. Esos muros son nuevos. Esa es la solución de C.R.U.E.L para todo.

— Pues no vamos a descubrirlo aquí — comentó Brenda volviendo a su asiento de copiloto — ¡Andando!

Elizabeth se quedó segundos de más en el sitio, hipnotizada ante la imagen de la ciudad. Sabía lo que significaría entrar ahí, pero no sabía si estaba preparada para ello y lo que supondría para sus vidas.


Los suburbios de la ciudad resultaron ser tan apoteósicos como creían. La gente caminaba de un lado hacia otro sin importar chocarse, y Elizabeth debía mantenerse concentrada para no perder de vista de sus amigos.

Parecía una zona subdesarrollada, puesto que todos los alrededores parecían totalmente abandonados y descuidados para estar demasiado repleto de gente; probablemente efectos de las erupciones solares.

Entre toda la aglomeración, Thomas se hizo paso sin importarle el agobio. Casi tenía que empujar a las personas para hacerse paso, además de ponerse de puntillas para mirar sobre las cabezas de las personas.

— Este lugar es un caos.

— No se separen — contestó Thomas mirando hacia atrás.

— ¡Somos la voz de aquellos que no tienen voz! ¡Se ocultan tras sus muros y creen que pueden reservarse la cura mientras los demás nos pudrimos! Pero somos más que ellos.

Todos miraron hacia atrás al escuchar una voz aumentada y algo metalizada por el megáfono, y vieron a una cantidad de soldados —en contra de C.R.U.E.L por todo lo que decían— que se acercaban en una camioneta mientras que las personas, vitoreando su llegada, se apartaban y dejaban el camino libre.

— ¡Y yo digo que nos rebelemos y recuperemos lo que nos pertenece!

Elizabeth casi no podía escuchar aquello que decían por culpa de las aclamaciones de alegría y apoyo de todas las demás personas según el vehículo se acercaba.

Se fijó detenidamente en todos y cada uno de los soldados encima de la camioneta. Tenían una complexión musculosa y pese a que estaban sentados, podía apreciar cómo todos eran bastante altos. La ropa que llevaban era normal, sin ningún código de vestimenta, aunque todos tenían chalecos antibalas y máscaras que tapabas su cara al completo.

— ¡Consigamos la victoria!

Cuando pasaron por delante suyo, un escalofrío pasó por toda su espina cuando vio a uno de los soldados mirarles detenidamente. Quiso creer que tan solo había sido un espejismo, pero la camioneta ya se había adelantado varios metros de ellos y la mirada del chico seguía sobre ellos. Thomas y Eliza se miraron entre sí, pero no comentaron nada en voz alta al ser los únicos que habían alcanzado a verlo.

Como si nada importara, todos siguieron a Thomas en el sentido por el que la muchedumbre se había marchado. Bergs pasaron por encima de sus cabezas y cada vez sentían que estaban más apretados, pero no se detenían.

Estaban justamente frente al extremo del muro, aunque les dividía todavía una gran cantidad de personas.

Se quedaron justamente antes de volver a entrar en la multitud y, al inspeccionar el lugar, Thomas dio varios pasos hacia allí.

— ¡Mirad! — gritó mientras señalaba con su mano — Por ahí vamos a entrar.

Con decisión, Thomas entró entre las personas. Elizabeth, aunque creyese que no era la opción correcta, decidió seguirlo para evitar que se perdiera. Los demás no tardaron tampoco en seguir sus pasos.

Los gritos, la muchedumbre, las pancartas, el estrecho espacio, los objetos que arrojaban al aire, el olor... Todo parecía demasiado para Elizabeth, pero se obligó a seguir hacia delante, con la vista puesta en la cabellera marrón de Thomas, quien muy a menudo se giraba para comprobar a sus amigos.

— ¡Thomas! — gritó Jorge detrás de Eliza — Esto no es lo que buscas. Todos quieres entrar, ¿y crees que tú sí podrás?

— Llegué hasta aquí. No me iré ahora.

— Thomas, quizás exista otra forma — entró en la conversación Eliza para intentar convencerlo — Jorge tiene razón.

— Solamente iremos a mirar, no te preocupes — Thomas le brindó una sonrisa y, después de un suspiro, Eliza siguió su camino detrás de él.

Llegaron a la parte delantera de la masa y por fin Elizabeth sintió el aire golpear contra su rostro; podía volver a respirar correctamente.

— Thomas, esto me da mala espina.

Newt se colocó cerca de ellos y con un grito llamó la atención de todos sus amigos.

— ¡Oigan! Tenemos que irnos ya. Miren.

Entre toda la gente vieron cómo aquellos soldados de antes se hacían paso apresuradamente entre toda la gente para llegar hacia ellos y Jorge sacó rápidamente su pistola por si debía defenderse.

Aun así, antes de que dieran un paso para escapar, un ruido extraño y ensordecedor les sacó de su trance. Todas las personas detuvieron sus gritos para fijarse también de nuevo en los muros. Por encima de ellos, vieron cómo lentamente ascendían algo que no alcanzaban a reconocer.

Elizabeth se dio cuenta cuando la gente empezó a huir despavorida y cuando cambió de sentido hacia ellos.

Eran armas, y estaban preparadas para abrir fuego.







ʜᴇʟʟᴏʙʙꜱ

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