Espiral *Antología* [BTS]

By RachelBarker07

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Compilación de Drabbles y one-shots Yoonseok/SOPE. NamJin More

[Nota]
Heart Proxy. (One-shot) Sope/Yoonseok

2. Hechizo. (Yoonseok)

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By RachelBarker07

—Buenas noches. ¿Han visto a Min Yoongi?

—N-no, no lo hemos visto.

Constantemente Hoseok era llamado defensor de las causas perdidas y este nuevo problema parecía solo otra empresa directa al fracaso. Liberar a las hadas cautivas no funcionó cuando ellas se unieron a los hombres, Min Yoongi se había burlado repetidas veces de eso. "¿Quien fue el ingenuo que creyó que esas mierdecillas voladoras serían fieles a una promesa?" Hoseok estaba avergonzado de levantar la mano y aceptar que había sido su idea. Yoongi tenía razón, sin embargo era parte de la esencia de Hoseok ser así de confiado; las hadas no creían en las promesas, pero él pensaba que ayudar a los que más lo necesitaban siempre sería la opción correcta sin importar el resultado. Al final ni siquiera importó, los vampiros resistieron más que cualquier otra especie y justo al final su único rival en pie fueron los elfos.

—Buena noches. ¿Han visto a Min Yoongi?

—¿Min? ¿El vampiro? —la cara de sorpresa en la hermosa elfa rubia fue suficiente para que la sangre de Hoseok comenzara a calentarse.

Era un octubre muy frio, lluvias extrañas iniciaron varios días atrás y no parecían querer detenerse pronto. El reino se lleno de más humedad si es que eso era posible. Rodeados de bosque, la niebla era densa durante las mañanas y noches. Ese día en particular fue horrible. Muy pocos asistieron a la celebración del aniversario de paz. Hoseok, como representante del aquelarre tenía que encargarse de su parte en el discurso, pero en vez de eso había dedicado toda su atención a ubicar al vampiro.

—Me refiero a Min Yoongi, el honorable general de la legión de sangre. —remarcó con impaciencia el brujo.

—¿Honorable? Debió darle vergüenza subir al estrado este año y mencionar a los caídos durante la guerra. ¿No fue él quién más sangre derramó? —la forma en que la nariz de la elfa se arrugó provocó un cosquilleo molesto en la palma de Hoseok. Su magia picaba por salir, un buen hechizo purulento para que su perfecta cara terminará con agujeros al final de la semana.

—No recuerdo solicitar tu opinión, simples indicaciones nada más. —los dientes de Hoseok chocaron con fuerza extra al hablar. 

—¿Para que lo buscas? Claramente esta ebrio, debió meter de contrabando alguna botella del licor de los mortales. Ha pasado por aquí hace unos diez minutos rumbo a las torres de pociones. Tenía que agarrarse de las paredes para sostenerse.

Que situación tan deprimente. El rey de los vampiros reducido a un ebrio, pero Hoseok tenía que ayudarlo de alguna forma. No había rescatado su trasero pálido para dejarlo morir ahora.

—Se cayó varias veces, su uniforme estaba arruinado. Algunos quisieron ayudarlo, pero cuando vieron que se trataba de él... —agregó una pequeña hada de cabellos azules, con más disposición a cooperar.

—Gracias.

Había perdido tiempo hablando con ellas. El brujo se sintió tonto por no dirigirse directamente a las torres, sus primeras corazonadas le indicaban qué ese sería el camino, pero últimamente desconfiaba de su intuición.

—¡Espera! —el hada azul lo frenó, revoloteando cerca de su cabeza como una molesta polilla. Negó con la cabeza como si Hoseok fuera directo a cometer una locura. —Si quieres hablarle debes saber que no te lo dejara fácil. Lleva descubierto el pecho y los brazos, te muestra si intentas auxiliarlo. Nadie quiere estar cerca de esas marcas. Él no quiere ayuda.

—Bien, me las arreglaré. Gracias de nuevo.

Hoseok no odiaba a las personas que juzgaban. Él mismo lo hizo antes de conocer mejor a Yoongi, pero ya no más. En algún momento cualquier sentimiento negativo se apagó y todo lo que quedo fue una añoranza extraña y mal encausada. Hoseok se había devanado los sesos por darle un nombre a lo que sentía por Min Yoongi ahora que la guerra había pasado y que conocía su historia.

Los juicios celebrados a los que participaron en la rendición duraron meses, familias enteras de elfos, vampiros, brujas y hadas condenados a cadena perpetua debido a los crímenes cometidos cómo actos de anarquía durante la revolución de las especies. La legión de sangre de Min Yoongi fueron de los pocos en salvarse o al menos eso pareció al principio. Durante su arraigo y de forma misteriosa, Min Jungkook y Min Namjoon se habían infectado de una viruela agresiva y fulminante. Tal fue su dolor que ambos decidieron exponerse al sol y terminar con su calvario. Sin despedirse de nadie fueron encontrados juntos una mañana, convertidos en nada más que polvo y dejando atrás a un devastado Yoongi que acababa de firmar un tratado de paz con el rey elfo. 

—Mira, pero si es nuestro brujo jefe, salvador del mundo mágico, uno de los pequeños culos perfectos en nuestros tiempos de paz. Que honor tener a tan distinguido personaje persiguiendome por todos lados.

—Yoongi-ssi. —Hoseok bufó ante sus palabras, no era extraño qué hiciera eso. Los primeros días después de la rendición Yoongi mostró que la guerra no había sido la causante de su humor ácido, él era así desde siempre. Ese aspecto no cambió mucho ni siquiera con la perdida de sus hermanos.

—Hola, tú. —el vampiro se encontraba sentado sobre un cofre, ahí el aquelarre del sol guardaba toda clase de probetas con sustancias o trozos de cosas para pócimas y pomadas. —¿Necesitas algo o solo quieres joder mi noche?

Las piernas de Yoongi estaban abiertas y flojas, sus brazos colgaban a sus costados como dos tiras de gelatina. Así, sin esa inflexibilidad qué lo caracterizaba parecía más humano que nunca. Hoseok notó lo palido qué era, lo delgado que estaba y como a pesar de todo eso seguía viéndose imponente.

—No quiero molestar.

—¿Eres el encargado del orden en el reino, ¿no? Ese elfo rey, Kim Seokjin, te dejó a cargo de la seguridad, ¿no es así? Es por eso que persigues mi trasero por todos lados. ¿Tienen miedo de mi? ¿Piensan que voy a causar daño a alguien? —los ojos rojizos de Yoongi brillaron maliciosamente en la oscuridad de la torre.

—Nadie me dijo que te vigilará.

—Pero aún así lo haces, me persigues.

—No por ese motivo.

—¿Entonces tiene algo que ver más hacia lo placentero? ¿Un capricho tal vez?

—¿Qué?

El lugar se encontraba en penumbras, solo el tímido halo de una linterna en la pared los alumbraba. Hoseok agradeció la falta de luz o si no el rosado en sus mejillas se habría notado. Aunque claro, Yoongi podría saberlo, podría escuchar como la sangre corría en la cara del brujo.

—Vamos, no somos unos niños o esas putas hadas con su castidad, sabes bien de lo que hablo.

—No, no lo sé y tu tampoco sabes de lo que hablas.

—¿No? Jung, me has estado vigilando y siguiendo como un maldito perro faldero.

—No es por lo que crees.

—No, no, no, no. —canturreó el vampiro, forzando su mano izquierda a alzarse para peinar los cabellos sueltos qué le caían en la frente. Sus manos decoradas con grandes anillos de oro y rubíes. —Me enfurece qué las personas no acepten su naturaleza.

—El alcohol humano esta...

—¡Déjame terminar, maldita bruja! —grito más alto de lo que Hoseok esperaba, por esos segundos casi pudo recordar al rey que Min Yoongi solía ser. El ambiente saturado por el aroma alcohol mantuvo a Hoseok en ese presente dónde poco quedaba del gran general. —No espías los movimientos de alguien sin ninguna intención.

—¿Espiar? Solo quiero ayudar.

—Y yo quiero que dejes de molestarme a menos de que vayas a hacer tu movimiento y al fin me folles.

—¿Fo-follar? ¿Co, como puedes hablar así?

—¿Las malas palabras lastiman tus castos oídos? Mi lengua está adormecida, tal vez creo que estoy hablando bien y en realidad solo estoy gastando saliva en balbuceos, pero se que he dejado claro la parte en que podríamos follar. ¿Ya dije follar?

—Yo no... Tú estás...

—Es un alivio saber que al fin te has decidido. Comenzaba a a cansarme de esperar. —lo cortó de nuevo. —tengo la sospecha de que se me ha pasado un poco la mano esta vez, pero seguro que puedo mantener una erección.

—¿Que has bebido? —tentativamente Hoseok se acerco poco a poco, omitiendo la parte en que Min Yoongi hablaba de su miembro. Antes, corrió el seguro de la puerta y con magia silencio el lugar. No quería fisgones, no quería más escándalos que atrajeran dedos hacia el vampiro.

—Un pequeño cóctel. Polvo de hada, whisky y algo que conseguí fuera, el humano dijo que me mantendría alerta por un rato.

—¿Te has metido todo eso hoy? —la pregunta fue acompañada de la sorpresa.

—A diferentes horas, pero sí y debo decir que no me había sentido así en mucho tiempo.

—¿Y cómo te sientes?

—Feliz. —más cerca Hoseok vio el intento absurdo del vampiro por sonreir, pero no solo sus brazos estaban flácidos, la mitad de su cara también, era como ver un helado derritiéndose al sol de verano.

—Una felicidad falsa.

—La historia de mi vida. Falsa o no me siento de maravilla.

—Se evaporará. Vamos, Yoongi-ssi, no tiene que ser así, puedo ayudarte si me lo permites.

—Ahorratelo. No quiero un discurso de como el mundo está por cambiar gracias a la tregua entre nuestras especies y el acto heroico que hicieron todos para firmar la paz. Ni como las muertes de mis hermanos significa que ahora ya no sufren o cualquier idea estúpida de que soy mejor de lo que me hicieron creer todos los que me señalan como un asesino serial, ya recibí eso. Me lo han dicho más de lo que puedo contar. Mi familia no era como la pintan, vivíamos de la sangre de los animales del bosque, consumíamos solo lo necesario para sobrevivir. Si deje que me hicieran esto... —Hoseok vio las cicatrices desvanecidas en el brazo del vampiro, pequeñas cortadas qué no se veían frescas, torpes rayas cicatrizadas de aquella vez en la que fue atado con cadenas de plata bajo el sol de medio día. —fue por qué confíe en quien no debía, por qué quise creer en que la amistad y la bondad aún existían. Y si muero por una maldita sobredosis será por voluntad propia y no por qué alguien vino aquí y trató de convencerme. ¿Ves? Soy libre y estoy en paz. 

—¿Anhelas la muerte?

—¿Crees que tenga esa suerte?

—Me temo que no.

—Todos morimos, incluso los que nos hacemos llamar inmortales. ¿Por qué tener miedo?

—No vas a morir ahora.

—No, ahora lo que pasara es que me vigilarás lo que resta del año y cuando me hayas follado y te canses de mí me llevarás con el jodido Kim Seokjin para recibir un pergamino con mi expulsión definitiva de este bello reino que han construido a base de lágrimas, dolor y sangre. Me mandaran a casa para recoger mis pertenencias, pero antes de que tengan tiempo me habré arrojado al sol de medio día.

—¿Es tu plan?

—Es mi plan, si señor. —nuevamente Yoongi intentó sonreir, solo consiguiendo hacer muecas extrañas. Hoseok ya estaba frente a él, sus ropas tal y como la elfa dijo, estaban llenas de tierra y arrugadas. Una parte inferior que no debería de estar tan erguida, lo estaba, deformando el pantalón y calentando las mejillas del brujo.

—¿Puedo saber porque eliges arrojarte al sol? Hay otras formas en las que un vampiro puede morir. —dijo Hoseok luchando por ignorar la erección de Yoongi.

—Por que quiero incomodarte. Serás el único que sabrá antes de que suceda.

—No me gusta que jueguen conmigo.

—Ni a mi. Lo odio más que nada, es por eso voy a demostrarte qué no estoy mintiendo.

—¿Cómo?

—Aquí. —Los ojos vidriosos de Yoongi recorrieron uno de los estantes tras de ellos, levantadose con dificultad y con dedos temblorosos cogio una pequeña botella de azul aguamarina. —Aquí, poción de la verdad, ni siquiera notarán la falta tus hermanas brujas.

—¿Nos robas seguido? —los brazos de Hoseok se cruzaron justo debajo de su pecho.

—Cuando hay oportunidad. —sintiendo la boca seca Yoongi destapó la botella, tomándose un buen trago.

—Más droga para tu sistema. —Hoseok rodó los ojos, era su intento por no mostrar lo ansioso qué estaba por que hiciera efecto el suero.

—¡Yeah!

—Esto es absurdo.

—¿Es? Creí que tu sueño húmedo era interrogar a un vampiro.

—No tengo sueños húmedos.

—¿Ni conmigo?

—¿Tú los tienes conmigo? —era una pregunta sarcástica a la que Hoseok no esperaba una respuesta.

—Sí.

—¿Co-como dices?

—Los tengo, sueños húmedos. Muy seguido de hecho.

—¡Basta!

—Ah, ah, bruja, no chilles cómo si no lo supieras. Se que has sido tú quien me hechizó.

—¿De qué demonios hablas?

—Aquella vez cuando me llevaron a ti. Te escuche, Jung Hoseok, mientras me curabas todas esas noches, te oí.

Hoseok se quedó momentáneamente mudo así que Yoongi siguió, tambaleándose regreso su cuerpo hasta el cofre, atinando apenas a colocar su trasero sobre el objeto.

—Hiciste tu mejor intento por arrastrarme a la vida, pero la segunda o tercera vez que estuve al borde de la muerte y que pensaste que me había quedado dormido lo dijiste claramente.

—Jamás dije nada. Haz perdido el juicio.

—¿Esa será tu defensa? ¿Qué perdí la cabeza? ¿No vas a preguntarme qué escuché?

—¿De qué serviría? Estás bastante perdido.

—Me siento bien. Vamos, pregúntame que escuché.

—Estas muy mal, es mejor que te lleve con el aquelarre. Sacaremos de tu cuerpo todo lo que has consumido y estarás mejor por la mañana. 

—Dejalas fuera de esto y haré que tus piernas fallen.

La insinuación y la situación en la que el Yoongi se hallaba hizo que Hoseok riera un poco, aunque gran parte de eso eran nervios. El vampiro estaba muy drogado y lo que decía, aunque fuera por la poción de la verdad no sé oía muy real.

—Apenas puedes estar en pie, no hagas promesas qué obviamente no puedes cumplir, general. 

—Esta bien. —aceptó el vampiro. —Se que conoces algún hechizo que elimine esto de mi sistema en un par de minutos, hazlo para mi y hablamos luego.

—¿Por qué quieres que hacer esto?

—Por que quiero oírte fingir sobre lo bueno que eres.

Hoseok se mordió la lengua, enfrentar a un vampiro intoxicado era una cosa, pero si era cierto y podía eliminar las drogas de su cuerpo tan rápido y fácil entonces tendría que enfrentarse al juicioso Min Yoongi, tan inteligente y sagaz como el general que era.

—¿Entonces? ¿Aceptas? O tendré que buscar alguien más para divertirme está noche.

—N-no, no es necesario. Acepto.

De su bolsillo izquierdo Hoseok saco su varita, errando un par de vez hasta que lo consiguió, puso la punta sobre la vena más destacada en la muñeca derecha de Yoongi. Los ojos agudos del vampiro jamás dejaron el rostro del brujo.

—Purgato corporea, Purgato corporea, Purgato corporea...

Hoseok observo como hilos de liquido turbio salían de la vena hasta desintegrarse en el aire. La acción no tardó más de un par de minutos, tal y como prometió Yoongi estaba integro de nuevo.

—Mi parte, ahora vas tú.

—Yo...

—¿Tienes palabra o no?

—Sí.

—Entonces cumple, Jung. Pregúntame que escuché.

—¿Qué fue lo que... qué fue lo que me escuchaste decir esa vez?

—"Sexualem Hypnos". Lo dijiste tres veces y luego de eso no pude pensar en otra cosa que no fueras tú en mi maldita cama.

—Yoongi-ssi...

—¿Yoongi-ssi? No, Hoseok, no me trates como si no nos conociéramos bien. Cuando fuí traicionado mis barreras cayeron y tú te aprovechaste de eso para calmar tu propia lujuria.

—No se trataba de...

—¡Basta! No me mientas ya. Dejé que esto siguiera porque quería ver como terminaba, pero no has tenido el valor de acercarte a mi, ni de revocar tu hechizo. Te ocultas tras de una preocupación formal cuando en realidad lo que quieres es verificar que tanto me afectaste.

—Solo estaba probando, no creí que realmente funcionara.

—¿Me usaste de conejillo de indias, bruja?

—Lo siento... de verdad lo siento. —la voz de Hoseok estaba reducida.

La ira de Yoongi se encendió al máximo, a pesar de que todo lo que consumió estaba lejos de su cuerpo Hoseok olía perfectamente el alcohol y sudor pegado a él, por ello cuando lo tomó por los brazos y lo arrojó sobre una de las mesas del lugar lo único que pudo hacer fue pedirle que se detuviera.

—Esto es lo que quieres de mi, soy la maldita prueba de que tu encantamiento sexual funcionó. —Yoongi lo besó con fuerza.

—Detente, por favor, así no Yoongi, así no.

—¡Cállate!

—Por favor. —Hoseok comenzó a llorar, el peso del vampiro sobre él era demasiado para expulsarlo. Sus manos comenzaron a jalar su ropa, pero él se resistió tanto como pudo. —Así no es como quiero que sea esto...

—¿¡Entonces como!? ¿¡Como rayos esperabas qué reaccionará cuando jugaste con mi mente durante todo este tiempo!?

—¡No lo sé!

—¿¡Por qué lo hiciste!? ¡Dime por qué lo hiciste!

—Inventé el hechizo y quería ver si funcionaba.

—¿¡Y porque usarlo en mi!? ¿¡Para qué descubrir sus efectos conmigo!?

—¡Por que quería que me miraras con deseo y no como a la asquerosa bruja que limpiaba tu sangre y vómito! No quería ser solo un recurso necesario para ganar tu guerra personal contra los elfos y las hadas. ¡Quería que me vieras!

Sus palabras en grito lo detuvieron al fin, lentamente el vampiro se apartó dando varios pasos atrás sin ayudar a Hoseok a incorporarse, simplemente viendo todo como si estuviera muy lejos de aquella situación. Hoseok se sentía absurdo e idiota, se acomodó la ropa, pero no se levantó, llevándose las manos a la cara y ahogando el llanto entre los dedos.

No era necesario, Jung... no era necesario que hicieras nada de eso. El brujo del sol con la sonrisa más brillante. ¿Que ser tan estúpido no te notaría? Mis ojos estaban sobre ti antes de que la guerra iniciara.

—Mientes.

—No lo hago. Mis hermanos se burlaban de mi por pasar demasiado tiempo escondido entre los bosques solo para ver al brujo con labios de corazón que estaba a nada de ser el líder del aquelarre. Famoso entre todos los reinos por ser un hijo directo del sol. Namjoon-ah decía que era imposible, que un vampiro jamás podría tocar a algo relacionado con la luz. Decía que me quemarías.

—¡Yo sería incapaz!

—¿De verdad? ¿No me has hechizado a la menor oportunidad?

—Por favor, no... yo, yo lo revocaré. Te libraré de eso.

—¿Tan cruel serás? ¿Te crees capaz de arrancar de raíz de lo que me haces sentir?

—Es la magia... solo es la magia. —la decepción de Hoseok derramándose con sus lágrimas.

—Entonces quitala y déjame en paz.

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Hoseok no volvió a ver a Yoongi durante un mes. El rey vampiro aislado completamente en su hogar de piedra negra y cortinas de terciopelo. Seokjin le dijo a Hoseok que no se preocupará, que Yoongi solo estaba haciendo una rabieta por que lo había obligado a hablar en público durante las festividades. Tal vez era cierto, Hoseok pensó que lo que había pasado entre ellos no era tan importante como para mandar al aislamiento a alguien cómo Yoongi. En vez de autoflagelarse por lo que pasó dedicó sus noches a crear un contrahechizo para el embrujo sexual. No tardó mucho en formularlo y dispuesto a terminar lo que había empezado por capricho llegó hasta los dominios de Min con nada más que su varita y la capa verde que recibió cuando fue nombrado jefe de las brujas.

—Ah, gran brujo Jung. —saludó un viejo vampiro que se encargaba todas las mañanas de cuidar las rosas blancas de las tierras de la legión. —Bienvenido.

—Buenas noches.

—Oh, si, es una bella noche de luna llena. ¿Ha llegado hasta aquí caminando?

—Sí. Yo... vengo a ver al general Min Yoongi.

—Lo sé. Mi rey fue claro en qué usted vendría, pero me temo que la bienvenida que le he dado no es más allá de este jardín.

—¿Disculpe?

—No puede entrar. —la voz del vampiro se modificó, engrosó en un parpadeo y sobresalto a Hoseok lo suficiente para apretar la varita dentro de su capa. ¿No sería recibido?

—No le robaré mucho tiempo. Puede decirle que he venido a revocar...

—Mil disculpas, jefe brujo. —una sonrisa de colmillos filosos asomó bajo los labios del viejo ser. —Solo hay un motivo de una sola palabra que puede decir para que le permita el acceso. Si usted lo dice entonces yo podría...

—¿Una palabra? —Hoseok meditó. Quería decir "lo siento" o "jamás volveré a cruzar tu camino", pero "perdón" podría ser la respuesta de una palabra. Sin embargo, la sonrisa burlona del viejo vampiro era el mejor indicio de que no sería tan fácil. —Estoy aquí por "indulgencia".

La risa del vampiro resonó a varios metros de distancia, cortando incluso el frío de la noche.

—Error. ¿Quiere un segundo intento o ya se retira?

Hoseok quería picarle los ojos con su varita por tal insolencia, pero en vez de eso solo suspiro. —No sabía que al general Min Yoongi le gustarán los acertijos.

—En realidad no. Es usted quién elige complicarse. ¿Última oportunidad?

—No. No necesitó verlo, puedo hacerlo desde aquí, simplemente quería hablar con él por última vez.

—¿Está seguro?

El vampiro dejo de sonreir, dió unos pasos atrás con sus herramientas de jardinería en mano, observando con ojos minuciosos cómo el brujo comenzaba a formar figuras de luz con la punta de su varita en el suelo. La chispas de oro brincaban con cada trazo hasta desvanecerse en líneas blancas como las de una tiza, runas más antiguas que el hombre. Finalmente solo necesitaba sellar su trabajo y aunque Hoseok odiaba cortarse no dudó ni un segundo en hundir su varita en la carne de su palma para dejar caer siete gotas sobre su contrahechizo. El viejo vampiro tuvo que cubrirse con el brazo cuando la intensa luz del dibujo iluminó todo el jardín; ojos rojos y curiosos comenzaron a asomarse por las cortinas de terciopelo. La legión de sangre completamente interesada en lo que Hoseok hacia afuera. En una de las ventanas más altas, la figura oscura de Min Yoongi miraba la magia haciendo efecto en sus tierras.

—Se ira con las lluvias. —dijo Hoseok con resignación. —Por favor, dile a tu rey que es libre.

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Fue fácil descubrir que había funcionado. Demasiado fácil diría Hoseok. Solo tuvo que echar un vistazo a la pequeña bruja frente a él para saberlo, ruborizada hasta las orejas y mirando las telarañas en el techo como si fueran la cosa más interesante que hubiera visto en toda su vida para evitar la mirada de Hoseok.

—Hoseok-nim, el general Min Yoongi está aquí.

Desde que entró en el salón el vampiro descarado se dedicó a hostigar a las jóvenes aprendices. El jefe brujo casi gritó al verlo clavar la vista en la entrepierna de las que cruzaron su visión mientras caminaban hacia las torres para sus clases. Con exagerado interés el vampiro bebió de las imágenes expuestas casi como si tuviera la habilidad de ver a través de los calzoncillos de las mujeres, fue mucho peor con los hombres. Eso solo puso a Hoseok furioso. Era asqueroso y peligrosamente doloroso ver a Yoongi tan interesado por encontrar alguien adecuado para saciar su apetito sexual recién liberado.

¡Jodida revocación!

A Hoseok siempre le había atraído la magia oscura, no solo por el apellido que cargaba como hijo directo del sol, también en parte fue culpa del anterior jefe del aquelarre que constantemente hablaba de todo lo que había obtenido gracias a ella; fama, riqueza, poder y gloria para quien fuera lo suficiente capaz de seguirle el paso algún día. Y bueno, Hoseok era un buen aprendiz, uno de los mejores y más fuertes de los 5 reinos junto a los otros príncipes, el elfo Kim Seokjin, el hada Park Jimin, el humano Shin Hozhi y el vampiro Min Yoongi, todos con habilidades especiales que de alguna forma los convirtió en líderes, reyes y jefes.

—Min Yoongi-ssi. —llamó, incapaz de contener su molestia.

—Hoba, tu raza sin duda es bella. —el vampiro no podía mantener los ojos quietos.

Hay oscuridad en todos, pensó Hoseok, lo suficientemente adolorido para idear algo más que no fuera Yoongi y como se mordida el labio mirando a las brujas y brujos. Ya no podía seguir así, tenía que apartarlo de su aquelarre.

—¿Necesita algo de nosotros, general?

—Si, si maestro Jung.— el vampiro asintió con una mueca ladeada que buscaba ser una sonrisa. —Sin embargo, la distracción aqui es muy fuerte. No sé cómo te contienes.

—No hay nada de mi interés a la vista. —bufó Hoseok fingiendo realmente estar desinteresado.

—Entonces no tienes un gramo de sensibilidad o aprecio por la belleza.

Fácil. Rugió el interior de Hoseok. Que fácil había sido revocar su hechizo para dejar libre el instinto depredador del gran rey vampiro. Estaría orgulloso si los celos no estuvieran picandole la nuca. Sería falso si no admitiera que espera haber conseguido alejar cualquier clase de pensamientos lujuriosos sembrados por el hechizo, pero lo único que Hoseok logró erradicar fue a él como el protagonista de esos pensamientos impuros.

—Vamos, Yoongi-ssi. — lo invitó, saliendo de sus problemas emocionales para terminar de una vez por todas con lo que el vampiro quisiera de él.

—Podemos hablar aquí, si tú quieres.

—Preferiría que no. Acompañeme.

—Hasta el fin del mundo. —otra burla, pero el sonrojo de Hoseok estaba apagado, lo vio directo a la cara sin mostrar ninguna reacción. Eso pareció hacer efecto en Yoongi, su buen humor también desapareció e igual que Hoseok solo lo miraba a la cara. ¿Estaba evitando verlo más abajo? Lo había hecho con todos, pero con él ni siquiera lo intento.

Que deprimente.

—Juni-ah, continúa con tus labores. Me haré cargo de nuestro invitado. —despidiendo a la aprendiz, ambos caminaron a una de las grandes bodegas de ingredientes en las torres. No hablaron hasta estar solos y dentro del sitio.

—¿Estás bien?

—¿Hum?

—Te ves disperso.— preguntó Yoongi con genuino interés.Hoseok ni siquiera lo miraba, estaba concentrado, deslizando el dedo sobre etiquetas polvosas de los cientos de frascos.

—Hace calor. — susurro el brujo, esperando que fuera respuesta suficiente.

—Pues quítate la capa, no creo que a nadie le moleste ya que eres el líder aquí. —menciono Yoongi sin importancia y Hoseok sintió que se le fundía el cerebro.

¡Vampiro del demonio! ¿Que es lo que quería?

Toda su preparación, todo lo que investigó, consiguió, compró, usó y sacrificó durante cuatro meses solo para que el desgraciado Min Yoongi deseara a medio aquelarre a excepción de él. Inmunidad, el maldito tenía una inmunidad con él. Por un segundo se arrepintió de haber hecho una revocación tan efectiva; quería a Min Yoongi con el pene derritiendose para él, con sus calzoncillos en una laguna de jugos calientes, jugos que quería solo para él. ¡Joder!, ¿que estúpidas cosas estaba pensado?

—Puta suerte. — balbuceó, quería darse una patada y salir de ahí. No quería ver a Yoongi salivando por otros, lo cual seguro pasaría cuando salieran de la bodega. Más machos y hembras para follarse mientras él era tratado como un eunuco.

—Uh, que humor.— se burló Yoongi de él.

—Cierre el pico, general. Dígame a que ha venido y váyase.

—Vamos, no puede estar tan mal, lanza un hechizo refrescante a tus calzones y relajate.

—No creo que te importen mis... —Hoseok detuvo su respuesta abruptamente, lentamente se giró hacia él. Solo podía ver su espalda, ahora el vampiro trataba de alcanzar algunas botellas en una repisa alta; cuando obtuvo el frasco que quería notó como sus dedos pálidos temblaban al cerrarse sobre el recipiente de vidrio. Estaba fingiendo. Min Yoongi estuvo fingiendo todo ese tiempo, él quería mirarlo, él también lo deseaba.

—Tal vez tienes razón. —reformuló Hoseok tentando el camino, cambiando el tono.

—¿La tengo? Vaya, paren todo, Jung Hoseok le dió la razón a alguien por primera vez. —rió alegremente.

Yoongi quería distraerlo burlándose, pero no iba a funcionar, él enfoque del vampiro estaba completamente en Hoseok y ahora él lo sabía.

—Ja, ja, debería ser comediante, general, pero como estaba diciendo antes de ser groseramente interrumpido, tal vez tiene razón y solo necesito tomar el aire. —Hoseok dejó que sus palabras cayeran en el lugar correspondiente, sin explicar o añadir más. Yoongi no respondió, pero sus manos siguieron temblando en la botella. —¿No tienes calor, Yoongi-ssi?

—No.— carraspeo el vampiro, pero su respuesta fue cubierta por la saliva en su garganta. Casi como si se estuviera ahogando.

Hoseok echó un vistazo al exterior a través de la única ventana en el lugar, las brujas afuera ajenas a cualquier cosa que pudiera pasar. Recorriendo la vista por la estantería el jefe brujo encontró rápidamente algo que le serviría, alejándose un poco tiro en la entrada un tarro de polvos madox que rápidamente elevaron un humo picoso que alejaría a cualquier fisgón.

—¿Que fue eso? ¿Por que lo tiraste?— la pregunta de Yoongi salió con terror. Se veía mortificado de estar atrapado con él.

—Un accidente.

—¿Un accidente? Una estupidez, peligroso y tonto. —regaño, aferrándose al frasco de moho negro entre sus dedos. Sus manos ahora sudaban y dejaban marcas en la botella.

—Bueno, así nuestra plática será más privada. Me supongo que debes querer decirme algo importante ya que te has tomado la molestia de venir aquí.

—Cla, claro.

—El humo tardará mínimo diez minutos en disiparse.— lo gritó. Estaba poniéndose un poco histérico, casi eufórico.

Su revocación había fallado, Yoongi aún lo deseaba y él era un pedazo de mierda que no estaba dispuesto a renunciar a eso está vez.

—No es sabio de tu parte encerrarnos. No he comido bien durante un tiempo y la sangre de una bruja es tan buena como la de los venados en el bosque.

—Solo durará diez minutos.

—¡No me importa! No quiero estar atrapado aquí diez minutos.

Hoseok movió una caja cerca de sus pies, lo hizo lento, esperando que Yoongi siguiera el sonido del arrastre y lo mirara como había estado tragándose visualmente a su aquelarre, pero el vampiro rebelde a lo que el hechizo lo incitaba mantenía la vista en todas partes menos en él.

—Deja eso, ya no tiene caso.

—Es tu culpa. —parecía como si el vampiro quisiera llorar.

—No me voy a disculpar está vez. Hice la revocación, se supone que no deberías estar aquí.

—Ni si quiera se cómo es que llegue. Solo quería verte.

—Y yo. —está vez Hoseok siguió su consejo. Se quito la capa y luego la tela pesada que usaba debajo. Fue refrescante e inútil. Yoongi se había girado nuevamente para regresar el frasco a su lugar. Estaba evitandolo a toda costa mirar.

Hoseok también se contenía, no quería presionarlo, sentía que sería más satisfactorio verlo venir hacia él por si mismo, pero el tiempo era oro y no iba a desperdiciarlo más.

—Deja eso. —ordenó irritado, su voz salió más gruesa de lo que quería.

—Tengo que ocuparme o perderé la razón.

—Nunca dejaría que algo así te pasara.

—Eso es muy altanero de tu parte ¿No te parece, Jung? Ya casi no discutimos, por favor no regresemos a eso ¿quieres?

—Muy bien, entonces hablemos.

—Soy todo oídos.

—Tienes que girar, Yoongi-ssi.

—Para oírte no necesito verte, créeme, tu voz me llegaría desde cien metros de distancia y sería más que clara. Eres escandaloso.

—Solo un poco.

—¡Ja! Si, claro. Te tengo en un radar, Jung y hoy no estoy de humor para aguantar tus juegos.

—¿Te puedo ayudar con eso? ¿Por que te has levantado con el pie incorrecto? ¿Una mala noche?— la pequeña disputa dejó a Hoseok acercarse tanto como quiso, estando tras de Yoongi sintió que no podría esperar mucho tiempo, no quería jugar, quería ver los resultados de su hechizo. —¿Has soñado con ellos otra vez?

—¿Ellos?

—Jungkook-ssi y Namjoon-ssi

—No. Ya no.

—¿Entonces que es? Déjame ayudarte a relajarte.

—No lo creo, pero gracias, es amable de tu parte.

—No me descartes, tengo algo mucho mejor que lo que tiene cualquier en el reino.

—¿Mejor? ¿Y que es eso?

—Gira.

—Hoseok, no...

—Gira. — presionó el brujo más fuerte.

Yoongi vaciló. Lentamente volteo, pero sus ojos estaban cerrados cuando quedó frente Hoseok. — No sé de lo que hablas, pero odio que me mandes.

—Lo sé. No quise hacerlo. —Hoseok sopló la disculpa sobre su cara, observando las gruesas pestañas del rey vampiro. —No me gusta que me ignores.

—No estaba ignorandote.

—Lo estás. Pasas de mi mientras a otros les das el benefició de tu deseo. Crei que éramos amigos.

—L-lo somos— dijo, lentamente abrió los ojos para ver a un Hoseok que en otro momento seguro lo hubiera espantado. El brujo tenía el rostro frío, sin expresión alguna. —Disculpame, Hoseokie.

—Perdonado.— chasqueó el brujo como si hubiera masticado la respuesta y se la hubiera arrojado sin más ceremonia.

Hoseok no pudo soportar más, tomó de los hombros a Yoongi y lo jaló hacia el frente haciéndolo caer de rodillas. Su cara quedó justo a la altura de su bragueta. Algo firme se ocultaba tras de la tela y Yoongi sintió que todo su cuerpo vibraba de emoción, cómo si tuviera sed y le hubieran colocado un vaso de sangre frente al rostro. Por unos momentos ninguno hablo. El dolor del choque en sus rodillas fue motivado por el hormigueo entre sus piernas. Yoongi hizo todo el esfuerzo que pudo para no lamerse los labios ante la anticipación de lo que habría debajo de esos pantalones.

—¿Quieres verla? —preguntó Hoseok, rey soberano desde su propia altura. Sin vergüenza, el brujo se llevó la mano derecha al bulto en sus pantalones y lo sacudió con vigor, haciendo que la saliva en la boca de Yoongi se hiciera espesa y difícil de pasar. —¿Quieres verla, mi amor?

El vampiro apretó las piernas, algo entre sus muslos se derretía de desesperación, la pequeña parte consiente de su cuerpo le alertaba que debía salir corriendo de ahí para recuperar su orgullo, pero no le hizo caso.

Hoseok no espero una confirmación, Yoongi no se había movido, él lo quería y él podía hacerlo, deseaba hacerlo. Antes de que el momento escapará y otro se llevará la recompensa, lo cual no sucedería pues Hoseok nunca lo permitiría; se bajó el cierre del pantalón y extrajo su dolorosa erección. El miembro firme saltó en su mano y Yoongi creyó por un momento que estaba soñando.

—¿Entonces... mejor que el de cualquier otro?

—N-no se— tartamudeo el vampiro. No era la respuesta que Hoseok quería, estaba apunto de repelar cuando Yoongi continuo, sus ojos vidriosos por la excitación, el hechizo o ambas cosas. —No me importan los demás.

—Mmm, veo. Buena respuesta, cariño.

—¿Puedo?

—Me ofendería si no lo hicieras. —Hoseok rió ante lo propio que el rey vampiro estaba tratando de ser. El brujo dió un paso tentativo hacia él, no hizo falta mucho para que Yoongi se inclinara con las manos en el piso y así, sin más abrió la boca y con técnica inexperta comenzó a succionar la punta de aquel músculo duro, repasando la lengua en la punta con giros lentos que hicieron que Hoseok soltará un pequeño gemido.

¡Jodido infierno!

Eso es lo que quería, el hechizo había funcionado y era irrevocable, casi quiso saltar de gozo. Se aplaudió mentalmente por tan lograda hazaña. Se sintió un ganador sobre de todos los brujos de magia oscura.

Un don innato diría su padre.

—Mmm... Hoseok. — ronroneo Yoongi, ahora más arriesgado había desenrollando toda la lengua y lo lamía desde la punta hacia la base, succionando de a pocos el cuerpo rígido del miembro punzante.

—¿Despertaste con hambre, amor? —con los nervios expuestos el brujo se permitió rastrillarle la cabeza con las yemas de los dedos, sobándole el cuero cabelludo y reuniendo la voluntad para no jalarlo por los cabellos ébano que tanto le gustaban para obligarlo a tomarlo más profundo en su garganta.

—Mmm... si.

—Perfecto cariño, pero me temo que tendrás que esperar. —con un poco de brusquedad, más por él que por Yoongi, Hoseok se apartó rápidamente. Guardando su pene de vuelta en sus pantalones con dolor por la rigidez.

Con enorme gusto vio aparecer en el vampiro la decepción y el reproche. Sabia que quería más y él se lo daría a su tiempo.

—Levantate.

Y Yoongi lo hizo.

—Hoba...

—Sshhh. No aquí, yo también quiero, pero no aqui.

—No puedo esperar. —Yoongi mordió de nuevo su labio, Hoseok vio lo hinchado que ya estaba y no soporto el dolor que le había infligido a esa dulce boca que tanto anhelaba. Sin sobrepensarlo se acercó y lo beso.

Su segundo beso.

Mucho mejor que el primero, este siempre estaría en posición privilegiada, este tenía el sabor de la victoria impreso en el por todas partes.

Casi se sintió perverso besarlo luego de que tuvo su miembro en la boca. Fue más que perfecto. No importaba, lo haría pasar por la experiencia de probarse a sí mismo pronto. Ninguno de los dos se quedaría con ganas de nada.

Los alcances del hechizo no eran claros. Debía sellar todo para que el resultado fuera permanente. Sexo, decía el libro que Hoseok consultó, pero el brujo estaba consiente que sería más que eso, sus emociones estaban demasiado arraigadas para solo follar y olvidar. Al diablo sus intenciones simples de mantenerlo en secreto, él la quería mucho más que para solo cuidarlo por culpa. Hoseok amaba a Yoongi, el vampiro era el regalo de la vida luego de tanta miseria durante la guerra y él se encargaría de tenerlo como a un dios de sangre sobre un pedestal de oro. Yoongi sería su todo, no habría nada más que él hasta el último día de su vida.

—Hoseok. — gimió Yoongi contra su boca, abrazando su lengua con la misma devoción.

—Calma, amor, solo debemos esperar un poco más. Prometo que valdrá la pena.

—Follemos ahora.

—¿Me quieres?— preguntó el brujo, apartándole los mechones sueltos de la cara.

—Sí, sí.

—¿Cuánto?

—Demasiado.— chillo desesperado y a Hoseok le pareció encantador.

—Entonces esperarás, no miraras a nadie más nunca, ni un vistazo, cariño. Solo a mí, solo a mi.— atrayendo su mano la movió sobre su prominente exitación, ayudándolo a palmarlo y memorizarlo.

Yoongi parecía a punto de llorar.

—No me hagas berrinches, niño malo.

—Hoseokie, no se lo que me pasa.

—¿Que sientes?— le susurró en el oído.

—Miedo.

Hoseok se apartó. —¿Miedo?

—De ti.

Eso lo quebró.

—¿Crees que te haría daño?— inconscientemente lo apretó por los hombros —¿Piensas que te latimaría? ¿Me ves como un enemigo, Yoongi-ssi?

—No. No así, solo que ...

—Dime. —exigió.

—Temo que te alejes. Lo he temido desde que aceptamos tener una relación diferente a enemigos. No se lo que me pasa, pero he perdido todo lo que amaba y no quiero que esto sea otra cosa en la lista. — Yoongi se quito el sudor fantasma de la frente y Hoseok pudo ver el destello de su conciencia luchando por vencer el hechizo. —Desperté pensando en ti y luego no pude pensar en otra cosa.

—¿Fui tu primer pensamiento?

—Si, desde hace un tiempo así es. No sé ni porque te estoy diciendo esto. Lo siento.

—¡Maestro, está ahí!— preguntó alguien al otro lado de la puerta. Ambos lo ignoraron.

—No lo sientas. Piensas en mi porque confías en mí tanto como yo confío en ti. —Hoseok lo abrazó. Quería besarlo de nuevo, pero con más calma, con más dulzura. —Tu también eres en lo primero que pienso al despertar. Ha sido así desde que empezó está maldita guerra. Creí que no lo soportaría hasta que te vi al borde de la muerte, casi pude sentir tus deseos de morir y tuve miedo de que seguir en el mundo sabiendo que tú ya no estabas en él. Por eso hice todo para salvarte.

—Quise morir, pero ya no quiero hacerlo.

—No, amor, no lo harás. Yo me encargaré de que nunca quieras hacerlo. Alejaré a los fantasmas de ti.

Suspirando con alivió Yoongi rodeó la cintura de Hoseok, sabiendo que le decía la verdad. Le gustaba lo pequeño que se sentía estando abrazado a él. —Lo sé. Eres mi salvador, mi sol alumbrando las tinieblas.

Tan rápido como el corazón de Hoseok se inflo de orgullo, la puerta de la bodega se abrió. Ambos se apartaron rápidamente y el aprendiz que buscaba a Hoseok fingió no haber visto nada disculpándose y retirándose con rapidez.

Hoseok podía sentirse en paz, nunca en su vida se había sentido mejor. Aún así no dejo que la felicidad lo empañará, se mantuvo alerta a cualquier mirada fácil que se le escapará a Yoongi mientras lo guiaba a la salida. Está vez fue diferente, el vampiro mantuvo sus ojos al frente, dando una que otra sonrisa al brujo y solo a él.

—En cuanto termine aquí iré contigo. Te llevaré sangre y pociones energetizantes.

—No te preocupes, Hoba. Solo ven a casa.

—Estaré ahí, amor. Te lo prometo.

Yoongi asintió igual que un niño al que se le promete un caramelo. Antes de salir por el enorme portón doble le robó un pequeño beso a esos labios de corazón que lo volvían loco. Hoseok se rió mientras lo despedía con la mano.

Fuera estaba un carruaje de la legión, sus corceles negros y de crines rojas exhalaban humo caliente. En cuanto Yoongi subió, una mano con uñas largas y perfectas se extendió hacia él para entregarle un sobre. El sello real de parafina azul estaba intacto.

—¿No lo abrirás?

—Se lo que hay dentro.

—Podría engañarte.

—Podrías, pero no lo harás. Las hadas pueden no creer en las promesas, pero los elfos lo hacen, ustedes son fieles a su palabra.

—Eres todo un caso, Min Yoongi. —la estridente risa de Kim Seokjin fue amortiguada por el traqueteo del carruaje. —Me sorprende que hayas decidido no ser el rey.

—Soy el rey, pero solo para los de mi raza. No tengo intereses más allá de eso.

—¿Y el aquelarre? ¿Planeas unirte a él ahora que tú y Hoseok...?

—Hoseok es el jefe brujo, puede seguir siendolo si eso quiere. No me importa.

—Te enamoraste obsesivamente de un hijo del sol, ¿y piensas que no saldrás quemado por ello?

—Suenas cómo Namjoon.

—No lo menciones. —el rostro feliz de Seokjin cayó en un ceño fruncido.

—Sé que amabas a mi hermano. Estar con él fueron los acuerdos de la rendición, lamento lo que pasó. Aún trato de entender por qué hizo lo que hizo, pero tal vez fue su amor por Jungkook lo que lo ánimo a ceder al dolor y elegir la muerte. Irse juntos.

—¿Y que hay de ti? También pasaste por mucho dolor, por la traición de tu mejor amigo y aún así elegiste la vida.

—Solo por que ese dolor me llevó hacia Hoseok. Por él fue que resistí.

—¿Y no pudiste simplemente decirle? ¿Por qué complicar tanto todo pudiendo decirle cuánto lo adoras?

—No tengo que darte ninguna explicación, Seokjin, pero ya que eres el rey y por que fuiste el amante de mi hermano te lo diré. Prefiero que Hoseok piense que su hechizo funcionó porque así él jamás dudará de mis afectos, se quedará a mi lado ya sea por capricho o por culpa, pero lo hará. En cambio si yo me ofrecía a él, tenía la posibilidad de mirar a su alrededor y encontrar algo mejor. Podía irse cuando quisiera.

—Eres un manipulador.

—Todos lo somos. Tú querías que nos rindieramos, querías ser el rey y tener a mi hermano a tu lado. Yo quería la paz y a Jung Hoseok. Hoseok quería hechizarme para que solo lo mirara a él. De alguna forma todos conseguimos lo que queríamos.

—¿Y como lo pagaremos?

—Viviendo una eternidad. ¿No es eso el mejor y el peor de los castigos?

—¿Lo amas?

—Sí.

—Entonces tienes razón, no importa lo que hay en ese sobre. Nuestro trato queda saldado. Tu tienes a tu brujo y yo el reino. Hay paz, todo es bueno.

—Todo eso bueno... —repitió Yoongi con una sonrisa amplia en el rostro.

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