Beomgyu no volvió a ver a Soobin después de la última cena. Eso era de esperarse. No era como si no lo hubiera visto venir, pero Beomgyu todavía estaba un poco triste por todo el asunto.
Le preguntó al chef si Soobin había recibido su tarjeta de despedida. El chef sonrió.
—Sí, a él parecía gustarle. Estoy seguro de que todos tendremos noticias de él otra vez. Tal vez regrese al trabajo si alguna vez se cansa de la nueva casa. Nunca sabes.
Eso era cierto, pero Beomgyu había trabajado en diferentes lugares a lo largo de su vida para estar al tanto de las probabilidades.
Los compañeros de trabajo a menudo se pueden convertir en amigos, pero cuando alguien se va, por lo general es así. Beomgyu podía contar con una mano, usando menos de tres dedos, con cuántos de sus viejos compañeros de trabajo todavía hablaba, y eso era solo porque los tenía en Facebook. Incluso entonces, él no habló exactamente con ellos, aparte de Me gusta un post ocasional.
Y dudaba que Soobin estuviera en su Facebook cuando lo verificara.
Si él llegara a eso. Beomgyu tenía miedo de comprobar. Él no quería saber de una manera u otra.
No es seguro.
No cuando era más que probable que nunca más volvería a ver al tipo.
Pero fue lo mejor. Se lo dijo a sí mismo una y otra vez.
Beomgyu estaba siendo un idiota. Quería que Soobin se quedara por sus propias razones egoístas, y no estaba bien. Soobin necesitaba la oportunidad de seguir adelante de Beomgyu, y mantener al tipo como un amigo, cuando Soobin podría ver a Beomgyu y Yeonjun juntos todos los días...
No estaba bien. Tal vez se encontrara con alguien más en su nuevo trabajo. Alguien que podría darle a Soobin lo que quería. Lo que necesitaba en una pareja.
Beomgyu lo esperaba tanto.
Pero no detuvo el dolor en su corazón.
Peor aún, no parecía impedir que Yeonjun notara que algo estaba pasando.
Por supuesto que lo sabía. Nada se le pasó.
Sin embargo, plantearlo cuando Beomgyu y Yeonjun paseaban por los jardines de rosas del palacio probablemente no era la mejor idea.
—Tu amigo estará bien. Tomó su decisión. Estoy seguro de que lo hará bien con eso.
—Lo sé. —dijo Beomgyu, aunque no pudo evitar distraerse.
Con todas las cámaras encendidas y los paparazzi gritándoles preguntas mientras caminaban, fue difícil mantener su mente encaminada.
Ahora estaban más cerca de las puertas, que era como la prensa podía hacer esto. Beomgyu y Yeonjun no podían estar a más de veinte pies de distancia mientras las luces destellaban.
Era temprano en la mañana. El sol brillaba, aunque arrojaba largas sombras, y Beomgyu sostuvo el paraguas sobre la cabeza de Yeonjun para protegerlo del sol. Tampoco tenía que llegar demasiado alto para mantener a Yeonjun totalmente cubierto.
Yeonjun había gruñido un poco al respecto, pero parecía que Beomgyu siempre iba a ser un sirviente de corazón.
—Beomgyu! ¿Cuándo planeas convertirte en un vampiro?
—¿Ya has fijado una fecha para la boda?
—Ignóralos. —dijo Yeonjun, sonriendo y mirando hacia adelante, como si solo estuvieran disfrutando de un agradable paseo.
—¿Se detendrán?
—No hasta que los guardias los rodeen y se los lleven. Siempre hacen esto.
A Beomgyu le habían dicho que se suponía que era solo una sesión fotográfica. Se suponía que él y Beomgyu vagaban por los rosales y dejaban que la prensa tomara sus fotos para el número de este mes de People, Royal News, Vampire Weekly, y una serie de otras revistas que estaban desesperadas por poner la cara de Beomgyu en la portada. Después de que Beomgyu habló con su madre y su padre por teléfono sobre lo que estaba sucediendo, hubo que enviar seguridad a su casa después de que la prensa intentara ponerse en contacto con ellos para entrevistarlos.
Estaban vigilando la casa de sus padres, asegurándose de que nadie subiera a la propiedad.
Antes de que pudieran enviar a los guardias, uno de ellos había asustado a la madre de Beomgyu escondiéndose en su jardín, con todo el equipo de camuflaje, esperando que saliera.
La familia real les estaba pagando a los padres de Beomgyu lo suficiente como para que no corrieran el riesgo de que ellos vendieran cualquier tipo de historia a la prensa.
No es que Beomgyu pensara que había una historia real que contar.
En su opinión, era bastante normal, pero el rey y la reina no parecían querer correr el riesgo de que hubiera algo embarazoso en el pasado de Beomgyu que pudiera manchar su propia imagen pública.
Estaba bastante seguro de que ahora estaban investigando por sí mismos si ese era el caso o no.
Por eso Beomgyu no estaba seguro de querer hablar sobre Soobin cuando las cámaras apuntaban directamente hacia él.
Yeonjun se detuvo, puso su mano enguantada debajo del bulbo de una rosa recién brotada, y se inclinó para oler.
—Tu amigo Soobin... me molestó muchísimo. No te mentiré sobre eso, pero él está tomando su decisión. Debes apoyarlo en eso.
—Lo hago, —dijo Beomgyu. —Solo... no puedo evitar pensar que se va por mi culpa. Porque yo soy el que hizo las cosas extrañas.
—No fuiste tú quien hizo las cosas extrañas, —dijo Yeonjun, enderezándose. —Lo hizo cuando te besó. Varias veces.
Sin importar lo que Beomgyu dijera o hiciera, no podía convencer a Yeonjun de que tenía algo que decir al respecto.
Pero eso había pasado cuando Beomgyu no estaba seguro de lo que él y Yeonjun estaban haciendo. Sobre dónde iría su relación o cuánto duraría.
Soobin había querido que Beomgyu suspendiera todo el asunto y se escapara con él. Quería que Beomgyu se olvidara de ser el consorte de Yeonjun, y estaba convencido de que Yeonjun solamente usaba a Beomgyu para el sexo y nada más.
Beomgyu había sido desgarrado. No le había importado el sexo. Le encantó. Pero sabiendo que alguien más estaba allí, alguien a quien Beomgyu no tenía que adivinar que se preocupaba por él...
Hizo un montón de cosas, eso era seguro, y Beomgyu se sentía como un imbécil por ser tan indeciso.
En lo que a él se refería, Yeonjun lo estaba dejando libre. Beomgyu tenía más que ver con su situación de lo que Yeonjun había querido admitir, y ahora que Soobin se había ido, Beomgyu no pudo evitar pensar que había alejado a un hombre de su trabajo.
Un hombre que necesitaba ese trabajo.
—Te prometí que le daría una referencia adecuada, y lo hice. Él no sufrirá por nada.
Beomgyu se mordió los labios. Él y Yeonjun se mantuvieron alejados de la prensa, y con el enorme paraguas, Beomgyu no tuvo que preocuparse demasiado por mostrar sus características faciales a las personas a las que se les pagó por separar ese tipo de cosas en el momento.
—Sé que es un dolor en el culo para ti estar investigando todo esto por mí y que definitivamente no te gusta Soobin.
—No lo hace.
—Pero, —dijo Beomgyu, recortándose, —Todavía aprecio lo que has hecho por él. La primera vez que te enteraste de que me besó, podrías haberlo despedido y haberlo echado del palacio en ese momento, pero no lo hiciste. —Beomgyu tragó saliva. —Solo quería que supieras cuánto aprecio eso.
Yeonjun lo miró y luego extendió la mano, deslizando un brazo alrededor de la cintura de Beomgyu y acercándolo a él.
Detrás de ellos, la prensa se volvió absolutamente loca por esto. Las imágenes que tomaron parecían suceder a una velocidad alarmantemente más rápida.
Beomgyu no entendió eso. Todos tomaron básicamente la misma foto una y otra vez y otra vez. Beomgyu y Yeonjun apenas se movían, y todas las cámaras de allí tenían el mismo ángulo.
También podrían guardar sus dedos de clic y simplemente robar una de las imágenes de un medio de noticias de la competencia y publicarla como propia. Nadie se daría cuenta de eso, ¿verdad?
Pero las imágenes siguieron destellando, y Beomgyu continuó creyendo que se estaba volviendo loco.
—No puedo esperar hasta que tú y yo estemos juntos en una casa de verdad.
—Yo tampoco —dijo Yeonjun. Alcanzó la mano de Beomgyu y la sostuvo con fuerza. Comenzaron a moverse de nuevo, y la horda de reporteros zombies comenzó a seguir desde el otro lado de la puerta.
Era desconcertante, pero Beomgyu sabía que no debía pensar que se podía hacer algo al respecto.
Yeonjun era el príncipe de los vampiros, y estaba tirando el decoro por la ventana para poder pasar su vida con un humano, un camarero que había trabajado anteriormente en su propia casa.
El público querría los detalles sobre eso durante mucho tiempo, y Beomgyu no creía que pudiera culparlos.
Él y Yeonjun caminaron por el lado público del jardín durante una buena hora. Beomgyu luchó por ignorar a los reporteros mientras gritaban sus preguntas y tomaban sus fotos, pero Yeonjun apartó sus ojos de ellos como un verdadero profesional.
Cuando se alejaron de los reporteros del camino de piedra, Beomgyu comenzó a sentirse mejor.
El patio cercado del palacio real era enorme, y con la cantidad de altos setos, rosales y árboles que decoraban el espacio, en algún momento, hubo privacidad nuevamente. Beomgyu aún podía escucharlos llamándolos, desesperados por obtener más detalles, pero pudo ignorarlos mejor.
—Lo siento por todo eso.
Beomgyu lo miró.
—No tienes que disculparte. No es tu culpa que estén allí.— Yeonjun suspiró. Parecía que no estaba seguro de eso.
—Beomgyu... Sé que esto será un cambio para ti, una vida diferente en comparación con lo que estás acostumbrado, pero quiero que sepas... haré todo lo posible para que no luches en ello.
Beomgyu parpadeó ante eso, y luego sonrió.
—No voy a luchar a través de ello. ¿Cómo podría? Todo está muy bien aquí, y te tendré conmigo. En todo caso, creo que mi mayor temor es que eventualmente haga o diga algo que te avergüence.
—Nunca me avergonzarías.— Beomgyu se rascó la nuca.
—Bueno, trataré de no avergonzarte, pero vamos. Tú y yo sabemos que haré algo para humillar a tu mamá y a tu papá con seguridad.
Yeonjun apartó la mirada de él ante esas palabras, como si supiera que no podía decir nada contra ellas.
Luego, finalmente.
—Si mis padres eligen ser humillados por ti, entonces esa es su carga. Eres todo lo que siempre he querido en una pareja, y solo quiero que sepas que yo...
Beomgyu esperó, pero Yeonjun todavía parecía vacilante.
Fue suficiente para que se preocupara. Beomgyu no estaba acostumbrado a que Yeonjun pareciera tan inseguro de nada.
—¿Estás bien? Si tienes dudas, házmelo saber.
—¿Qué? ¡No! ¡Por supuesto que no! —Yeonjun negó con la cabeza, pareciendo molesto de que Beomgyu pudiera dudar de él. —No es nada de eso, pero solo quiero que sepas que... mi madre y mi padre todavía están buscando maneras de... poner a prueba esto. Todavía pueden decir y hacer cosas que te revuelvan el estómago.
—¿Están mis padres y mi hermana todavía invitados a la boda?
—Lo están.
Beomgyu se encogió de hombros.
—Entonces no sé qué podrían decir o hacer, eso me sacaría de esto—. Beomgyu apretó un poco la mano de Yeonjun. —Soy tuyo. No necesitamos ningún voto ni una iglesia para que te diga eso y lo digo en serio.
La incertidumbre en los ojos de Yeonjun, la mayor parte, parecía desvanecerse con esas palabras.
Beomgyu suspiró cuando Yeonjun envolvió sus brazos alrededor de los hombros de Beomgyu, acercándolo.
Beomgyu abrazó al otro hombre con tanta fuerza en su cuerpo. Yeonjun siempre sería más fuerte que Beomgyu, probablemente incluso cuando Beomgyu decidiera convertirse en vampiro, pero en ese momento, Beomgyu quería que Yeonjun sintiera lo fuerte que quería aferrarse a él.
No pudo evitar sentir que esto no había terminado. Algo había asustado a Yeonjun. Tal vez fue el hecho de que sus padres seguían diciéndole a él y a Beomgyu que hicieran todos estos pequeños eventos públicos. No podía estar seguro, pero Beomgyu sabía que esto era algo que necesitaba vigilar.
No iba a ser el tipo de persona que se casó y luego se sentó, dejando que su compañero se preocupara o trabajara.
Independientemente de lo que hiciera que Yeonjun estuviera tan nervioso y asustado, Beomgyu iba a descubrir qué era y lo iba a arreglar.
Pensó que ya había una buena manera de comenzar con eso. Beomgyu agarró a Yeonjun por el cuello de su costoso traje.
—Estoy pensando que necesito que me lleves adentro ahora.
Los ojos de Yeonjun de repente tenían ese brillo interesado en ellos.
—¿Es eso una orden?
Beomgyu asintió, su ingle se agitó, y supo que Yeonjun estaba sintiendo lo mismo en su propia polla.
—Sí, lo es. Vamos a un lugar privado. ¿A menos que quieras volver y dar un show a los reporteros?
—Nope.
Beomgyu se rió cuando Yeonjun lo tomó de la mano y comenzó a moverse rápidamente hacia las puertas del palacio.
Beomgyu nunca escuchó a su príncipe decir la palabra nope antes. Le iba a gustar arruinarlo por una sociedad educada.