El tiempo siguió pasando, y Mina hubiera querido que algo de su relación cambiará luego de aquel pequeño beso que Chae le había dado, pero para su suerte, o desgracia, no avanzaron mucho más.
Si, solían salir caminando de la mano, y las muestras de afecto de la rubia, como los abrazos o los mimos en el cabello, aumentaron, y le encantaban.
Pero no hubo más besos, al menos no en los labios, a veces Chae dejaba un beso en su frente al dormir o en su mejilla al despedirse.
Y Mina quería besarla con muchas ganas, pero era muy tímida, se sentía muy torpe e insegura para dar un simple paso y besarla de una vez.
"Sólo ve y bésala" le dijo Myoui, cansada de que estuviera todo el día pensando en los besuqueos con su compañera de cuarto.
"Como si fuera tan fácil".
"Sólo tienes que ir y comerle la boca, cobarde".
"Prueba besándola tú a ver si es tan fácil, Myoui"- respondió mina y rodó los ojos.
"Soy hetero, no voy a besar chicas".
Mina decidió ignorarla, tuvo que esperar hasta las seis de la tarde para que Chae terminara sus clases y regresara al cuarto, con escuchar sus pasos fue hacia la puerta para mirarla con los mejores ojitos de cachorro triste que pudo poner.
Funcionaron en seguida porque Chae la miró e hizo un leve puchero, cerrando la puerta detrás de ella.
-Owww, Minnie- tomó sus mejillas con suavidad, acariciándolas con sus pulgares, de inmediato la pelonegra sonrió -¿Tienes mimitis?
-¿M-mimitis?
-Falta de mimos, puede ser crónica, muy grave.
-Aah, si... creo que tengo mimitis -dijo, asintiendo.
Chae dejó un besito en su frente.
-Vamos, que te doy abrazos y mimos para tu mimitis- dijo, tomando su mano y yendo hacia el dormitorio, se quitó su abrigo y dejó el bolso de la universidad a un lado, para luego echarse, junto con la pelinegra, sobre su cama.
Mina apoyó su mejilla sobre el pecho de Chae, y podía escuchar sus tranquilos latidos, estaba muy calentita, y en el frío de principios invierno se sentía más hermoso, rodeó su cintura con cariño, mientras Chae hacía lo mismo con sus hombros, y dejaba mimos sobre su cabello
-Eres como un perrito que no vio a su dueño en todo el día - comentó Chae con gracia.
-Me estaba sintiendo algo mal...
-¿Por qué? ¿Qué te duele? ¿La cabeza de nuevo?
-No, no...- tomó aire antes de decirlo.
- Chae... me preguntaba, ¿por qué tu no volviste a besarme?
-Porque quiero que me digas que estás segura de ello.
Me refiero a... que si te beso tanto como quiero hacerlo, porque quiero hacerlo. ¿Eso hará que otro Alter aparezca? ¿Y si te sientes insegura y no estás lista aún, por más ganas que tengas... y si no es tu momento?- penso e hizo una pausa- No quiero besarte, hacerte sentir incómoda, o alertar a alguno de tus protectores, y terminar besando a Sharon... o a Myoui
-Eso es un asco, agh- dijo Myoui
-Lo siento -habló Mina de nuevo.
-Está bien, Minnie- dijo Chae dejando otro besito sobre su cabeza. - No quiero tampoco que un beso sea un desencadenante y te pongas mal, quiero estar completamente segura que estarás bien, que nada te traerá malos recuerdos, ni flasbacks, nada que pueda lastimarte de nuevo, porque no quiero hacerte daño.
-Chae, he besado a otras personas antes y he sido yo, por más que... En ese momento no sabía de los demás Alters ni nada... Nunca me pasó nada malo por un beso, y menos si es que en serio quiero besarte.
-Es bueno saberlo, Minnie, pero igual es una duda que tengo... ¿Si te beso y no te gusta mucho, o te pones incómoda, la que me correspondería sería tu protector sexual, Sharon? Yo quiero besarte a ti, no a ella...
Mina permaneció en silencio unos cuantos segundos.
-Sabes por qué existe Sharon , ¿no?
-Sé las razones por las que existe un protector sexual, Mina, no tienes que hablarme de eso si no quieres.
-Lo sé, pero sí quiero - dijo, su voz era muy baja. - Myoui me contó un poco de lo que vivimos y las razones por las que existen, no sé muchos detalles, y no me los dirán... pero igual, la historia es larga.
>De mas pequeña, vivía con mis padres biológicos, mamá murió cuándo tenía tres o cuatro años, y papá se volvió adicto a drogas muy fuertes, y al alcohol, también al tabaco, todo porque supuestamente estaba muy depresivo... y se hizo muy violento, y yo era la único en casa. El solía golpearme y castigarme por nada, estaba tan perdido que cualquier cosa que yo hiciera merecía un castigo... De allí salió Miguri, ella es quien tiene todos esos recuerdos. Con el paso del tiempo apareció Minari, que era la niña que iba al jardín igual que cualquiera otro, y no sabía por qué tenía moretones en todo el cuerpo.
Ya más de grande, a eso de seis o siete años, papá solia encerrarme en una la jaula que tenía en la habitación, era bastante pequeña... Un día se le ocurrió que aquella posición en la que me quedaba era perfecta para abusar de mí.<
Mina se detuvo por un momento ya que comenzó a sentir a sus protectores cerca, tuvo que cerrar sus ojos y respirar profundamente varias veces para tranquilizarse, asintió para indicar que estaba bien.
Creía que Chae merecía saber esas cosas, era parte de sí misma, era parte de todas.
Era peligroso decirlo y era peligroso que otros lo supieran, porque así mostraba todas sus debilidades al mundo, quedaba expuesta, pero estaba convencida que Chae era alguien en quién confiar.
Mina continuo
>Pasó a hacerlo fuera de la jaula para más comodidad, y cubría mi boca, así no podía hablar, no hablaba, estaba encerrada en una jaula mientras él hacía lo que quería conmigo... Fue ahí donde apareció Sharon, por eso es muda.
Luego de eso, a los ocho años, se llevaron a papá a prisión, por abuso de drogas, y a menores, agravado porque soy su hija... Yo fui llevada a un centro psiquiátrico infantil, era una mezcla entre un orfanato y un hospital, y allí tuve terapia intensiva durante muchos años...
Mis primeros recuerdos son en ese lugar, aunque yo no tenía ni idea, yo aparecí muchos años después de todo lo que habla ocurrido con las demás Alters, casi al mismo tiempo apareció Myoui y ella cuido de mí en cada sesión de terapia psicológica que tenía, yo nunca me enteré de nada de lo que pasaba, o de lo que había pasado.
Ella nació por las experiencias de las terapias, por eso es un protector excelente, yo también aparecí para vivir sin saber nada de lo que pasaba. Siempre creí que era un orfanato, y a los diez conocí a mis actuales padres... Nadie en el lugar parecía saber que tenía Trastorno de Identidad Disociativo, creían que estaba llena de traumas, pero los había superado, todavía tenía un par de ataques, pero eran esporádicos, y además que era muy joven, no podía ser diagnosticada con ello, no con seguridad. <
Volvió a suspirar, tenía todo bastante controlado, y se sentía algo orgullosa por mantenerse conectada a pesar de la opresión que tenía en el pecho, el suave aroma del perfume de Chae, los mimos sobre su cabello y el cálido abrazo lo ayudaban a mantenerse en el presente, en la realidad del exterior.
>Creían que tenía esquizofrenia, por eso me lastimaba, por eso hablaba a la nada, por eso a veces estaba en momentos de trance o tenía ataques de pánico, pero se habían equivocado...
Miguri era la que nos lastimaba, también la que sufría de ataques de pánico, los momentos de trance eran solo Sharon intentando recuperarse de sus recuerdos... Con un poco de ayuda de Myoui pudo superarlo, y se volvió un protector... Y al hablar a la nada era Minari, que no entendía de donde salían las voces de las otras Alters que estaban todas en su cabeza.
Me diagnosticaron TID hace más de tres años y bueno, ahora está todo bastante controlado, pero sí tuvimos tiempos difíciles, aún... Intentamos mantener todo en orden.<
- Sé lo que he vivido... más o menos, sólo sé lo suficiente, lo justo y necesario, soy la anfitriona, tengo el honor de vivir como una persona normal... y quiero vivir como una, Chae, quiero poder estudiar lo que quiero, hacer lo que quiero... y amar y besar a quien quiero.
-Claro que puedes hacerlo Mina- dijo Chae, continuó con los mimos en su cabello.-No soy yo quien puede decidir sobre eso, quiero que sepas que también tengo las mismas ganas que tú, pero insisto, quiero darte tu tiempo y tu espacio y que tú des ese paso cuando estés lista.
Tal como ahora, te estoy abrazando y haciendo mimos, como tú quisiste, y como tú pediste, yo lo hubiera hecho antes, pero no quiero que te sientas invadida, no quiero ponerte incómoda, ni a ti ni a ninguna. Por eso prefiero esperar a que tú me digas, al menos, "Chaeyoung quiero comerte la boca" y lo hago, Minnie
Mina soltó una risita, y asintió. -Pues ten por seguro que si quiero comerte la boca.
-Bueno, mírame a mí, Mina - dijo la rubia, tomando su mejilla, La pelinegra alzó su rostro hacia ella y sus brillantes ojitos la miraron con una sonrisa.
Chae se inclinó hacia ella y juntó sus labios una segunda vez con más contacto, dejó que sus gruesos labios se presionaran contra los del otro un par de segundos, se movió con lentitud contra los belfos de la mayor dejando que un leve chasquido se escuchara al separarse, en un beso suave y tierno, sólo de labios.
-Más, por favor -pidió Mina por lo bajo, sus labios se habían tocado al hablar.
Chae obedeció, volviendo a unirse, buscó más profundidad en el beso, y la pelinegra le dejó paso a su boca, dejando que sus lenguas de tocaran con sutileza, para de a poco hundirse más en la otra.
Fueron avanzando con lentitud sobre sus labios, dejando que sus corazones se aceleraran con cada nuevo contacto, más profundo que el anterior, más fuerte, se dejaron tiempo para retomar el aire y luego seguir, cada tanto una entreabría sus ojitos para ver el suave rubor de su compañera, o a los hinchados labios que las enamoraban cada vez más.
Nunca en sus vidas habían sentido tanto, tanto cariño, tanto amor, tanta seguridad, con algo tan simple como un beso.
De ninguna de los dos era el primero, pero se sentía tan especial, y tan unico, que era como vivirlo de nuevo.
Estuvieron largos minutos entretenidas con sus besos, y ya acalorados y algo mareadas de tantas emociones se tomaron un descanso para respirar, Mina no dejaba de sonreír y Chae sólo podía admirados, viendo lo bonita que estaba con sus mejillas rojas y sus labios hinchados.
Pasó su pulgar por los labios de Mina, limpiando algo de saliva que había quedado.
-¿Estás bien? -preguntó Chae, al verlo callada.
-Si- dijo la pelinegra en un suspiro.-Estoy muy bien... Sharon me está acompañando, pero no quiso intervenir, ella también confía en ti...
Chae sonrió. -Eso es lindo de escuchar -dijo.
-Gracias - Mina la abrazó, escondiendo su rostro en el pecho de la otra.- Eres muy linda conmigo, siempre eres muy atenta... A veces te preocupas de más por mí, pero eso igual sigue siendo muy lindo... y también hueles muy bien.
Chae sonrió, sintiéndose muy halagada.
-Minnie- dejó unos cuantos besos sobre su cabeza.- Eres muy tierna, me importas mucho, claro que quiero tratarte como te mereces. Y también hueles muy bien, tu shampoo es de frutas tropicales.
La mayor asintió.
-Chaeng, ¿qué te parece si juntamos las camas y podemos dormir juntas?- pregunto mina sin una pizca de vergüenza
-Tendrás todo lo que quieras - respondio a la pregunta y volvió a dejar besos sobre su cabeza.
Se separaron de su cómodo abrazo para juntar las camas y luego fueron a hacer su cena, al terminar Mina fue a bañarse, y Chae aprovechó ese momento para relatar lo que la pelinegra le había contado en su cuaderno.
Tenía lo que su profesor quería, o al menos algo, sin muchos detalles, pero allí estaban, sus traumas infantiles y las razones por las que había surgido cada uno de sus Alters.
Ya no le gustaba escribir tanto en su cuaderno, ya iba más de la mitad de este, ya creía tener lo suficiente para saber que Mina podía hacer una vida perfectamente normal, sin importar cuántas otras personalidades la acompañaran.
Ya se sentía culpable, mal, se sentía que se estaba aprovechando de su relación, de su confianza y de su amor.
Solía repetirse muchas veces que sólo estaba tratando su vida cotidiana, que no tenía nada de malo contar el orden que la mayor tenía para manejar a las personalidades, que estaba bien contar cómo la defendían y tomaban su lugar con algo mínimo, cómo controlaban la salida de alguien más peligroso como Miguri, o como protegían a la niña Minari... Pero igual creía que todo eso estaba mal, debía dejarla ser, o como mínimo, preguntarle a Mina si estaba bien hacer un trabajo contando su trastorno, pero no sabía cómo se lo iba a tomar.
Escuchó el agua de la ducha cerrarse, y se apresuró a guardar el cuaderno en su cajonera, para luego volver a la cama, y esperar la pelinegra con una sonrisa enorme y sus brazos abiertos.
Mina le sonrió ampliamente, de aquella forma pura y bonita que tenía, ya con su pijama puesto, secó un poco su largo cabello con la toalla, y fue hasta sus brazos para acurrucarse en ellos, para dormir cómodamente.
Abrazada a Mina se sentía un poco menos culpable.